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UNDERWORLD por RHYO-DARCK

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Notas del capitulo:

Nah!

¡Por fin pude cumplir con una fecha de entrega! :'D (Le consta a quien me tiene en FB), pues despues de un tiempo, aunque  eso si, mucho menos que la vez anterior. Les traigo el siguiente capitulo, que ya esta comenzando a ponerse bueno y llegando por fin a donde todos queremos *O*

Trataré de dar mi mayor esfuerzo, para subir capitulo dentro de la fecha, o quizas reducir el tiempo. Nada me haria mas feliz que continuar rapidamente. 

Mientras tanto, espero que lo disfruten, y que si tienen tiempo, se pasen por algunas de las paginas bajo mi cuidado (?), haber si así le doy uso >XD

http://ask.fm/RhyoDarck

http://agonia12.deviantart.com/

https://www.facebook.com/rhyo.darck      (Mensaje Previo)

 

¡Disfruten el capitulo!

 

 

Weird.- Extraño, raro. 

UNDERWORLD

Capitulo seis.

Weird.

 

 

 

Naruto se aseguró de colocar el libro en su lugar, en la tercera pila del estante. Era el segundo diario que terminaba de leer y aun no encontraba algún dato particularmente interesante, comenzaba a pensar que, quizás Sasuke tenía razón y lo único que encontraría en cada una de las páginas de los diarios de los caídos, seria simple y sencillamente una historia triste. Soltó un suspiro casi con pesar, ahora viendo los nombres en los costados de los encuadernados que se encontraban frente a él. Estaba indeciso si continuar en ese anaquel ó aventurarse en los primeros libreros, que pertenecían a generaciones más viejas.

 

– ¿Naruto-kun? –El repiqueteo de la voz entrando en la habitación vacía de personas, se duplicó un par de veces en las esquinas.

 

– Estoy por acá, cejotas… –Informó Naruto, reconociendo al instante la voz de Rock Lee. Los pasos en la piedra parecían ser gotas de agua cayendo en algún lago oscuro– Busco algo para llevar a la habitación, antes de que vengan a apagar las antorchas-ttebayo…

 

– ¿Cuantos diarios has leído hasta ahora? –Lee apareció al principio del pasillo que los enormes cajones de madera, que hacían la función de libreros, creaban en la habitación– Yo realmente no había visto a alguien tan interesado en esto, bueno, aparte de Itachi-san y Deidara-san… –Llegó al lado de Naruto. El rubio tenía un brazo cruzado por su estomago, mientras los dedos de su otra mano jugaban sobre sus labios, mostrando indecisión– ¿Qué esperas encontrar?

 

– Bueno, la verdad es que, busco un diario de cazador… –Volteó a ver a Lee, que había levantado la vista, para leer los lomos de los libros, como si le ayudara a buscar– Pensé que si leía esto, encontraría algunos consejos… –Rock Lee volteó a verlo, mostrando una mueca confundida. Naruto sonrió– Tu sabes, alguien que hubiera escrito sobre sus experiencias, alguna manera de cazar mejor, escapar mejor, estrategias y esa clase de cosas… –Frunció el ceño– Sólo he leído dos y ninguno de ellos decía nada de eso…

 

– Es porque nadie escribe de esas cosas, Naruto-kun… –Naruto levantó las cejas. Lee se cruzó de brazos, regresando su mirada a los estantes. Un aire triste se visualizó sobre su rostro– La obligación de escribir un diario, quizás nació para que las personas que vivían dentro de estas paredes, registraran su día a día, tal vez para contar a las generaciones futuras lo que tú buscas… –Soltó un suspiro– Pero, dudo en verdad que alguien siquiera lo haya considerado… tu sabes, cada uno de nosotros pensamos en miles de cosas en un sólo día, y plasmar aquello que consideramos mas importante en nuestros diarios, rara vez tiene que ver lo que nos rodea… –Rock Lee bajó la mirada y sonrió. Al ver la mueca inconforme de Naruto, dejó escapar una risita– Lo que quiero decir, es que nadie va a ser tan frívolo como para escribir estrategias ó tácticas… escribimos lo que sentimos, lo que pensamos… a lo que tememos y lo que nos preocupa… a nosotros nos interesa la vida que llevamos, los detalles pequeños, las miradas que recibimos, las palabras que intercambiamos… tengo 19 años, y en mi diario ni una sola vez, he escrito sobre mis cacerías. ¡Ah, pero sí que he escrito sobre mis travesuras! –Se rió estruendosamente.

 

– Entiendo… –Susurró. Bajó la cabeza, ligeramente decaído– Nunca lo había considerado desde ese punto de vista…

 

– Bueno, tú eres un caído… –Soltó. Su tono de voz más animada– No llevas aquí poco más de dos meses, y aun no estás acostumbrado del todo, así que es normal que tengas otras prioridades… –Palmeó la espalda de Naruto– Conforme vaya pasando el tiempo, quizás también vaya cambiando un poco tu manera de pensar sobre esto, y entonces verás porque para nosotros es más importante dejar visto en estas hojas, quienes fuimos realmente, aquí. –Señaló su sien. Sonrió. Naruto asintió.

 

– De acuerdo, gracias, cejotas… –Lee se rió, aun causándole gracia ocasional el apodo de Naruto le había puesto– Ah, por cierto, ¿Venías a decirme algo, no es así? –Tomó un cuaderno cualquiera y comenzó a caminar fuera de los pasillos. Lee exclamó, recordando a que había bajado a las bóvedas.

 

– ¡Cierto, venía a decirte! –Colocó una mano a un costado de su boca, denotando secreto– Salimos esta noche, tu y yo, hacia el prado donde encontramos el viñedo.

 

– ¿Era hoy? –Agrandó los ojos. Ambos comenzaron a subir las escaleras.

 

– Si, perdona que no te lo dijera antes, estaba tratando de convencer a Sai que llevarte no era una mala idea, tu sabes, él lo descubrió así que se mostraba un tanto indignado… –Asintió para sí mismo– Pero ahora todo está bien. –Naruto juntó sus labios en una ligera mueca ausente. Lee se preocupó– ¿Qué pasa, es un mal momento? –Naruto giró los ojos hacia él, abandonando de golpe lo que sea que hubiera estando pensando.

 

– ¡Ah, no! –Negó, presuroso– Al contrario, me viene perfecto… no he hecho mucho en estos días, más que leer y cuidar al Teme, aunque es sólo cuando no está en la enfermería… –Su voz se cubrió de un aire irritado que Lee no alcanzó a percibir. Naruto apretó el diario en sus manos– Estoy tan necesitado de aventura, que te seguiría al fin del mundo, cejotas… –Lee soltó una carcajada, llevó una mano al cabello de Naruto, desordenándolo.

 

– Dices cosas graciosas, Naruto-kun… –Llegando al final de la escalinata, doblaron hacia el camino que daba a la escalera principal– Asegúrate de estar listo, pasaré por ti en la noche, no vayas a dormirte ¿De acuerdo?

 

– No he estado en este mundo lo suficiente, como para que me dé sueño al anochecer-ttebayo… –Dio un vistazo rápido en dirección al pasillo que llevaba a la enfermería. Se alejó de ese pensamiento, por el momento– ¿Tengo que llevar algo?

 

– No es necesario, antes de salir pasaremos por la cocina por un poco de agua…. –Volteó a ver a todos lados. Al verificar que no había nadie cerca que lo escuchara, se acercó a Naruto nuevamente– Te aseguro que te vas a sorprender de algo que voy a mostrarte, sólo pocos cazadores lo han descubierto… –Naruto saboreó el interés en su paladar– Esta noche. –Volvió a prometer Rock Lee. Le dio a Naruto una mirada significativa, entonces tomó su propio camino, hasta perderse en los corredores.

 

Naruto dejó escapar un suspiro entusiasta. Después de días de interminable aburrimiento, al menos aquellos días donde no se encontraba corriendo por su vida afuera o entrenando con el arco hasta caérsele los brazos. Por fin tenía la oportunidad de conocer algo interesante. Quizás estaba maquilando ideas con altas expectativas, viniendo del mundo donde ahora pertenecían y que estaba lleno de reglas y restricciones que aseguraban solamente continuar con vida. Lee se mostraba emocionado por cosas comunes e insignificantes, cosas que para él no eran una novedad, pero para alguien nacido en ese sitio, un simple viñedo de fruta, era algo memorable.

 

Dirigió sus pasos hacia el pasillo de la enfermería y entonces, sus hombros cayeron con desgano. No es que tuviera algún problema con la habitación, después de todo, ahí se encontraba su amiga Sakura, con quien había comenzado una divertida relación de amistad. Sakura era temperamental, gritaba mucho e intentaba golpear a Naruto ante la menor torpeza, pero era justamente por eso, que la consideraba divertida. Su otro motivo alegre por el cual ir a la enfermería, era porque Sasuke también estaba ahí.

 

A tres días de su castigo impuesto por Itachi, Sasuke había estado bajando a la enfermería para ayudar a acomodar los frascos, costales de flores de la recolección, e incluso mover los estantes. Cuando terminaba con esa labor, se dirigía hacia la cocina, entonces Naruto tenía que ir y acompañarlo en sus deberes, por petición, por no decir favor por parte del hermano mayor Uchiha, dado que cuatro días atrás, Sasuke se había involucrado en una pelea con Nagato, líder de expedición de un grupo de cazadores, que algunos llamaban “The Specialist”, por tener la reputación de ser el grupo mejor capacitado, sin mencionar su record perfecto de botín en cacerías. Nagato era un sujeto peligroso que guardaba rencor hacia Uchiha Itachi, y ahora a su hermano menor. Naruto ya había sido testigo de la frialdad de Nagato cuando los abandonó a Sasuke y a él durante su primera salida, lo que le decía que no sólo era un bastardo, sino también un sujeto del cual mejor no convenía toparte a solas, debido a que siempre cargaba con él una navaja de cazador. Naruto volvió a suspirar.

 

– Y nadie duda ahora que, si el Teme y ese se llegarán a encontrar por error, estaríamos haciendo el funeral para Sasuke… –Murmuró de mala gana. Detuvo sus pasos cuando la puerta de la enfermería apareció frente a su rostro. Escuchó una risita sofocada en el interior. Eso le hizo recordar, el motivo por el cual últimamente, odiaba ir a la enfermería.

 

Levantó la mano y empujó con delicadeza la puerta. Ino estaba susurrándole algo a Sasuke en el oído, antes de que el rechinido de la puerta abriéndose, la hiciera separarse de él de forma disimulada.

 

– Ah, ¿Viniste a llevarte a Sasuke-kun a la cocina, Naruto? –Ino sonrió hacia el rubio en el marco de la puerta. Naruto levantó la comisura de los labios en una sonrisa falsa y notoriamente forzada, haciendo una ligera inclinación de cabeza hacia Ino, en forma de saludo y asintiendo a su pregunta–… Oh, que lastima… –Lamentó en un ronroneo.

 

Yamanaka Ino tenía 19 años y era lo que cualquier persona podría describir como: Una bella tentación. De piernas largas, esbelta cintura, pechos sinuosos, labios sensuales, largo cabello rubio y juguetones ojos azules.  Ino era un monumento a la belleza femenina en su más salvaje expresión. Naruto sólo había visto chicas como ella en las portadas de revistas extranjeras para caballeros. Naruto hubiera quedado fácilmente enamorado por esa combinación peligrosa de apariencia angelical y aura que llamaba al sexo, sino fuera por su pésima personalidad, definida simplemente, en la mente de Naruto como; Arpía jugadora.     

 

– Iré enseguida contigo, Dobe... sólo déjame terminar de guardar esto. –Naruto volteó a ver a Sasuke, tenía un gordo frasco entre los brazos que antes no había notado en su rápida ojeada. Sasuke maniobró con el frasco hasta las escaleras de madera que usaban para alcanzar las partes superiores de los anaqueles. Subió con cuidado hasta llegar al último peldaño y quedar a la altura del estante, con poca dificultad reposó ahí el botellón de vidrio ligeramente violeta, hasta que lo acomodó de forma segura entre los demás recipientes– Terminé. –Anunció. Ino dejó escapar un sonido complacido desde la esquina de la enfermería. Sasuke bajó de un salto las escaleras, sacudiéndose las manos. Volteó a ver a Naruto y le sonrió– Vámonos de aquí.

 

– Música para mis oídos… –Susurró Naruto. Le devolvió la sonrisa a su mejor amigo– Andando esclavo, aun le quedan dos días a tu castigo, no es tiempo para holgazanear… –Bromeó, al mismo tiempo en que intentaba aguijonear. Sasuke frunció el ceño, desapareciendo su sonrisa y volviendo a su estado de humor usual.

 

– ¿Quién dijo que estoy holgazaneando, Usuratonkachi? –Gruñó. Naruto entrecerró los ojos con molestia, se dio media vuelta y salió de la enfermería sin despedirse, seguido de Sasuke.

 

– ¿Si, verdad? ¿Quién dijo que estabas holgazaneando? –Soltó con sarcasmo. Sasuke se tensionó mientras caminaban hacia la cocina.

 

– Naruto… –Llamó con calma– ¿Hay algo que quieras decirme? –Naruto se detuvo en seco y se dio media vuelta, encarando a Sasuke, con el ceño fruncido.

 

– ¿Y tú? –Retó. Sasuke levantó una ceja, diciéndole mudamente que no entendía de lo que hablaba. Naruto apretó el libro que llevaba en su mano– “No creo que sea el mejor momento para eso”, ¿Te suena conocido?

 

– ¿De qué hablas? –Preguntó, pero Sasuke ya sabía a qué se refería Naruto– Ni siquiera me has dicho porque estas tan molesto, y de la nada… –Vio como Naruto rodaba los ojos y volvía a girarse para caminar a la cocina. Sasuke lo siguió, tratando de cubrir sus bases– Naruto, no soy psíquico. Si no me hablas, no sabré a lo que te refieres… –Trató de que su voz fuera lo más diplomática posible, aun cuando por dentro, Sasuke se gritaba mil veces hipócrita.

 

– Ah, ahora me vas a decir que estas ciego, y que casualmente no te das cuenta de lo que Ino está haciendo… –Habló en un gruñido– Dejándote hacer de sus caricias “Accidentales”, dejándote susurrar en el oído, permitiendo estar a solas con ella… –Sasuke apretó los ojos un segundo en auto reprensión, ¿Cuándo Naruto había visto todo eso?, se suponía que estaba siendo discreto– Si pocos días atrás, te pregunté claramente si te gustaba Ino, y dijiste que no. ¡Dijiste que no! –Hizo a un lado la cortinilla de la entrada a la cocina de un golpe.

 

– Entiendo de lo que hablas ahora, pero yo no he hecho nada… –Aún, pensó. Inmediatamente sacudió la cabeza, deseando darse un golpe a sí mismo, admitiendo en el fondo de su racionalidad, que el dejar que Ino avanzara, era una estupidez de las grandes. Pero él no podía hacer nada, cuando su instinto como hombre ya había accedido a ser complacido, hasta cierto punto– Así que no tienes porque enojarte. –Sentenció.

 

Naruto no volteó a verlo, perdiéndose en el interior de la cocina. Sasuke se llevó la mano a la frente y se echó el flequillo hacia atrás con preocupación. Entró a la cocina, y vio a Naruto saludar a una mujer mayor. A esas horas del día, donde el tiempo de la comida del medio día ya había terminado, las mujeres simplemente limpiaban el desorden anterior, antes de iniciar los preparativos para la comida de la tarde. Preparar porciones tan grandes que alimentasen a los más de doscientos habitantes de la fortaleza, que a veces se servían más de una vez, dejaba poco intervalo de tiempo en el que las encargadas de la cocina pudiesen descansar, antes de empezar a cortar vegetales, alistar utensilios e ingredientes.

 

Sin que se lo pidieran, Sasuke caminó hasta el final de la habitación y tomó el canasto repleto de cuencos sucios, se las ingenió para sujetar con fuerza las orejas del canasto. Quizás los cuencos de madera eran livianos, pero cuando se juntaban tantos dentro de un recipiente, llegaban a pesar cerca de cuarenta kilos, y eso que sólo se trataba de uno de los dos canastos. Apoyó el peso sobre sus rodillas, para después enderezar la espalda y poder cargar el canasto hasta la altura de su estomago, Sasuke comenzó a salir lentamente de la cocina, no sin antes darle una mirada a Naruto, que le daba la espalda, limpiando las cenizas del fogón.

 

¿Había metido la pata?, era obvio que así había sido, el problema para Sasuke en ese momento, sería encontrar la manera de hacer que Naruto perdiera la pista de lo que iba a suceder de ahora en adelante, o quizás, hacerle creer que todo lo que le había dicho hasta ahora, no era más un simple malentendido.

 

…¿Estoy equivocado?...

 

Ver la rabia en los ojos de Naruto, dejaba a Sasuke sintiéndose igual a un asesino que insistía en ser inocente. Pero no era como si en verdad estuviese haciendo algo malo, o equivocado. Simplemente estúpido, al menos, estúpido teniendo en cuenta la situación en la que ambos se encontraban, y en mandar de una patada las palabras que él mismo había dicho tan sólo unos días antes. Pero otra verdad era que, si en verdad iban a permanecer en ese mundo hasta el día en que se pudriesen de vejez y murieran, entonces lo que estaba haciendo, sucedería tarde o temprano. Salió hacia el exterior por la puerta del comedor, dejó en el suelo el canasto y lo tiró del mango hacia una esquina donde estaba una pequeña pileta de algunos treinta centímetros de altura por sobre el suelo, formando un rectángulo de 50x35 centímetros. Al igual que los baños de la fortaleza, el agua corriente que ascendía y descendía, facilitaba e higienizaba de alguna forma, el poder lavar los recipientes donde todos comían. Se sentó en una esquina de la pila, arrastrando con desgano la canasta e ir enjuagando los cuencos, uno por uno. Distraídamente, levantó los ojos al suelo, pensando nuevamente en que lo que hacía era una locura, pero que ya era demasiado tarde como para dar marcha atrás.

 

Luego de terminar con su labor, Sasuke llevó de vuelta el cesto a la cocina.  Con una pierna arrastró la cortina de la entrada, tratando de no trastabillar al maniobrar con el voluminoso canasto. Entró a la habitación y caminó hacia la esquina, dejando el primer cesto en el suelo, con malhumor se puso de pie con el otro en manos, aunque sintiéndolo más liviano en comparación. Cuando giró hacia la entrada, notó que la ausencia de Naruto en la cocina. Una mujer se acercó al final de la habitación, sonriendo en forma de saludo y dirigiéndose al estante de la pared para tomar cosas.

 

– Disculpe… –Llamó. La mujer volteó a verlo– ¿Sabe a donde fue Naruto?

 

– Bueno, dijo que como habría más personas aquí hasta que la comida terminara, entonces no era necesario que te acompañara.... y entonces se fue a algún lado… –Informó con naturalidad, alcanzando un costal pequeño, sobre la repisa. Al ver como la mujer parecía enterada del ‘Porqué’ Naruto acompañaba a Sasuke a diario, le hizo recordar que en ese lugar, no parecía haber secretos para nadie. La mujer se acercó con discreción a Sasuke, llamando su atención. Ella tenía una expresión preocupada– Es la primera vez que te deja solo… y no parecía estar muy bien, ¿Acaso se pelearon? –Sasuke no estaba acostumbrado a dar explicaciones a nadie con respecto a sus asuntos personales, así que simplemente negó con la cabeza, comenzando a salir del lugar.

 

– No, todo está bien, gracias… –Sonrió con ligereza, tratando de ocultar su incomodidad. Y entonces salió hacia el comedor, para terminar con su tarea, hasta que volviera a la cocina y continuara con otra. Apretó los dientes, sabiendo claramente que Naruto estaba molesto con él, pero eso lo resolvería mas tarde.

 

 

 

 

 

Naruto levantó la vista hacia las columnas arqueadas del otro extremo del ala. Era impresionante como a pesar de estar en ese sitio cerca de dos meses, aun no conociera la fortaleza por completo. El comedor, su habitación, la habitación de Itachi, la enfermería, las bóvedas, la sala de reunión, los baños, las termas, la cocina. Esos eran los únicos lugares a los que asistía con frecuencia, y podría dirigirse sin error allí, incluso con los ojos cerrados. Pero las alas contrarias eran sitios inexplorados para él, hasta ahora. Por lo cual, después de subir a su habitación a dejar el nuevo diario que había tomado, se aventuró a explorar un poco, en vista que había dejado de lado a su amigo. Estaba furioso con él, por lo cual deseaba distraerse.

 

Curioseó las diferencias en las estructuras, a comparación con la primera sección del castillo, como si aquellas habitaciones y corredores, hubiesen sido construidos por alguien diferente. Y según lo que Naruto podía ver, así había sido. El no era experto en arquitectura, ni mucho menos, pero era claramente reconocible como el color de la roca era distinto, mas azulado, pulido y liso. Las paredes no eran firme roca tallada, sino bloques cincelados y colocados sobre el peso de la tierra, al igual que el piso de los pasillos. Caminó a ciegas, con la cabeza levantada, tratando de que sus ojos capturaran hasta la más mínima diferencia, avanzando entre los pasillos y las columnas arqueadas. Entonces, cuando la luz del exterior ya no se filtraba por las ventanas, volvió su atención al frente, indeciso de caminar al interior del pasillo o no.

 

– Una mirada no hace daño-ttebayo… –Se dijo a sí mismo– Además, Itachi no dijo nada acerca de no ir a las otras habitaciones…

 

Avanzó silenciosamente, viendo al final del pasillo una pared que se dividía, seguramente con más cubículos en ambas direcciones. Cuando llegó al final del corredor, se topó con algo diferente. Del lado izquierdo estaban dos estantes que tenían charolas maderadas, cuando se acercó a ellos, vio que el interior estaba lleno de agua y muchas hojas de papel fino dentro, como si fuera una especie de tanque, y más atrás, una serie de cortinillas donde hojas colgaban, secándose. A la derecha, había el pie de una escalera, que iba hacia el inferior del castillo. Naruto a esas alturas se preguntaba, cuantos sótanos poseía la fortaleza y que tan profundo pudieran llegar. Pero más importante, ¿Cuánto tiempo les habría tomado construir un inmueble tan complejo, partiendo desde sótanos hasta columnas? ¿Cómo fue que descubrieron que el territorio que rodeaba la fortaleza era seguro? ¿Cuántas personas habrían caído, como para ser usadas con el propósito de crear ese refugio?, Naruto también se preguntó, si algún día obtendría por lo menos, una respuesta. Quizás los primeros diarios pudiesen ser de utilidad, o quizás no, después de todo, nadie le garantizaba que en verdad la primera generación había iniciado con la tarea.

 

No lo meditó mucho antes de dar un paso en dirección a la escalinata. Posó una mano en la pared fresca mientras descendía en pasos silenciosos, la roca de esa ala, parecía no crear eco, en comparación con los escalones que lo guiaban a las bóvedas de los diarios. En el primer descanso, se comenzó a preguntar si en verdad debía de estar en ese sitio, le parecía raro que a esas alturas, no hubiera ninguna luz de antorcha que alumbrara el camino. Apretó los labios, vencido por la curiosidad, bajando más. No hubo segundo descanso, sólo un doblez en forma de espiral, que terminaba por tragar cualquier vestigio de luz que alcanzara a colarse. Justo cuando pensó que la retirada era mejor opción, el olor penetrante del aceite quemándose, le llegó a las fosas, anunciándole que, una antorcha estaba cerca. Fue cuando continuó con ese descenso en espiral que logró ver el primer fulgor, tomando confianza y avanzando ahora sin vacilar, sólo para darse cuenta que, había llegado al final del recorrido.

 

Naruto tardó en acoplarse a esa luz tenue, y comenzar a tomarle forma a las masas negruzcas en la oscuridad. Caminó hasta pasar del fuego, que sólo lo encandilaba, y entonces distinguió una pared, tapizada por hojas de papel, llenas de bocetos y dibujos. Abrió la boca, acercándose hasta el muro, no podía creer lo que veía, eran dibujos trazados con carboncillo, con sombras y detalles, que casi los hacía parecer una fotografía en blanco y negro. Pero no era el exquisito talento lo que le impresionaba, sino la clase de figuras que representaban. Levantó la vista hacia una hoja en particular, mojó sus labios con nerviosismo, dando un paso hasta que su mano alcanzó al dibujo. Lo analizó con la mirada, cada línea y borde, no había error.

 

– Esta es… –Dudó un segundo, pasándose un trago de saliva. Acarició el bosquejo con los dedos–…Esta es mi escuela… –Murmuró, atónito.

 

– ¿Quieres decir que está bien hecho? –Naruto saltó en su sitio, pegándose de espaldas a la pared. Volteó a todas partes, encontrando oscuridad–… Oh, perdona… No quise asustarte… –La voz sonó suave y pacífica. Naruto dirigió los ojos hacia donde él creyó que provino el sonido, manteniéndose aun con su posición amenazada– Tu eres Naruto-kun, ¿No es así?... yo te conozco…

 

– ¿Quién eres? –Cuestionó. Su voz aun mantenía un ligero temblor– ¿Dónde estás?

 

– Estoy aquí. –Sonó divertido–… Debes tranquilizarte, no soy ningún fantasma… aunque parezca uno… –Un ligero sonido de pisadas suaves y en seco, hicieron que Naruto concentrara toda su atención hacia el frente. La luz en la antorcha tembló, como si amenazara con apagarse. Unas manos blancas salieron de la oscuridad, moviéndose suavemente de arriba a abajo, como si trataran de calmar a un animal. La sombra tras la antorcha dejó salir un cuerpo de adolecente, delgado y pálido. Un rostro cincelado en una sonrisa extraña, le dio a Naruto un escalofrío– Hola, me llamo Sai… es la primera vez que tengo el placer de hablar contigo, ya que no suelo subir durante el día… –La memoria de Naruto, dio de golpe con ese nombre, identificándolo.

 

– ¿Tu eres Sai? –Relajó su cuerpo en cuanto vio al joven asentir– ¿Tu eres el que dibuja las portadas en los diarios?

 

– Si, ahora lo hago yo… –Dio un paso vacilante, como si tratara de no asustar a Naruto de nuevo– Aunque era un trabajo que solía hacer mi padre, y la madre de mi padre, y el padre de la madre de mi padre…

 

– Entiendo, lo ha hecho toda tu familia… –Sin pensarlo, sonrió– ¿Dijiste que me conoces? –Ladeó la cabeza. Sai asintió, su rostro congelado en una sonrisa. Recordándole a Naruto, las sonrisas de los maniquíes.

 

– Lee-kun me ha hablado de ti… También Itachi-san… –Caminó hacia un escritorio que Naruto no había notado, comenzando a mover las hojas atiborradas en su superficie, buscando algo– También conozco a Sasuke-kun… –Agarró una hoja y la levantó en dirección a Naruto, para que viera el dibujo en ella– ¿Ves? –Mostró. Allí había un rostro que Naruto conocía a la perfección, aun cuando difería por ciertos detalles, que simplemente Naruto no podía saber decir cuáles eran. Por todo lo demás, era un excelente retrato hablado de Sasuke– También tengo uno tuyo… –Dijo y comenzó a buscar un poco más, hasta levantar otra hoja que tenia, efectivamente, dibujado el rostro de Naruto, aunque su cabello era menos rebelde y las marcas de sus mejillas eran desiguales– Ahora que te veo, entiendo lo que quería decir Itachi-san… eres realmente difícil de dibujar, pero ahora que he visto tu cara, será más sencillo. Sasuke-kun es muy parecido a Itachi-san, así que él no fue un problema, aunque me gustan más las caras como la tuya, son entretenidas de hacer. –Desvarió alegremente.

 

– Espera, eso quiere decir que… –Se acercó hacia el escritorio, con fascinación– Esos dibujos, ¿Los hiciste antes de conocernos? –Sai asintió– ¡Impresionante! –Señaló las hojas de la pared– Entonces, ¿Esos también?...

 

– Itachi-san y Deidara-san… me han contado mucho sobre su mundo… –Sus ojos reflejaron admiración– Le pedí que me describiera como era, donde vivían, que era lo que hacían, que comían… le pedí que me diera hasta los más pequeños detalles, para entonces, poder verlos también… –Naruto confirmaba sus palabras. La pared estaba repleta de parques, casas, edificios, centros recreativos, mascotas, restaurantes, incluso las cosas más sencillas, como hidrantes y farolas de luz–…Esta es la única forma que tengo para conocer sobre lo hay mas allá de estas murallas…

 

La enfermedad de Sai era cierta, de una triste manera. Rock Lee había mencionado, la aversión que las personas tenían con respecto a su incapacidad, simplemente porque ignoraban cual era su verdadera naturaleza. El padre de Sai había muerto hacía años, y las únicas visitas que las personas realizaban, era para renovar el dibujo en sus diarios, pero incluso eso, podría ser cada par de años. Lee podría ser el único amigo que Sai poseía, y era quizás la explicación de porque parecía no saber cómo comportarse cerca de las personas. Naruto no quería ser parte de esas ignorantes personas, él estaba dispuesto a ser amigo de Sai, igual que Lee. Naruto sonrió, sintiendo simpatía.

 

– Entonces, ¿Quieres que yo te platique un poco? –La mirada de Sai pareció iluminarse. Naruto no sabía si era debido a que alguien le haría ver más de ese mundo el cual parecía fascinarle, o porque había alguien más dispuesto a brindarle su sincera compañía– ¡Ah! –Advirtió– Pero prepárate porque, soy muy malo dando explicaciones, ¿De acuerdo?… –Se carcajeó, llevando ambas manos detrás de la cabeza. Sai pareció sonreír de forma más natural.

 

– Eso no importa… –Expresó– Yo sabré interpretar cualquier cosa que quieras compartirme…

 

– Muy bien, pero primero… –Señaló la antorcha– ¿Te importaría poner más luz?, es que este sitio me da miedo… –Su rostro se volvió infantil y asustadizo.

 

Entonces Naruto, vio a Sai reír de verdad.

 

 

 

 

 

Sasuke dejó escapar un resoplido de enojo. Después de ayudar en la cocina, se retiró a bañarse antes de que las personas comenzaran a llegar al comedor, y así evitar toparse con personas indeseadas. Específicamente, pensando en cierto tipo de cabello casi naranjado, por el cual Itachi le había castigado. Abrió la puerta de par en par, dejando que el vapor se escapara, el sonido del agua cayendo de la pileta, se escuchaba más fuerte debido de la ausencia de voces, risas y ruidos de otros. Los baños estaban completamente vacios para esas horas. Sasuke había comido antes, así que decidió tomar un baño antes de tener que subir a su cubículo.

 

Se sacó la camisa por la cabeza, y caminó hasta estar cerca de las termas, comenzando a desvestirse. Había tenido tiempo para pensar acerca de qué decirle a Naruto en cuanto lo viera, pero entonces decidió, que darle explicaciones a su mejor amigo, sólo haría que sospechara más de él, puesto que nunca lo hacía. Cerró los ojos cuando se introdujo en el agua caliente hasta los hombros, alcanzó una cubeta de la orilla y la zambulló, entonces la sacó para echarse el agua en la cabeza. Recargó su espalda en una de las orillas, y estiró su brazo hasta tomar uno de esos horrorosos y ásperos jabones. Distraídamente, comenzó a lavarse. Así se supone que debía de ser un baño, silencioso, privado y relajante. A pesar de estar acostumbrado a compartir duchas, por los baños públicos y la escuela, Sasuke aun así prefería la intimidad, la gente pululando a su alrededor podía llegar a molestarle con mucha facilidad. Todos dentro de la fortaleza se trataban con familiaridad, como si no conocieran en lo absoluto las reglas básicas del respeto, entre ellas incluidas, el espacio vital de una persona.

 

Naruto también era de esa manera, por lo cual no le pareció extraño que rápidamente se hubiese identificado con algunos de los jóvenes que vivían tras esas murallas. Y era justamente el rubio, quien atravesaba el espacio vital de Sasuke sin la mayor importancia, siempre había sido de esa manera, por lo cual, para ellos dos, era natural, hasta cierto punto. Sasuke dejó caer la cabeza, apoyando ambos brazos a la orilla de la pileta, recordando la sorpresa que se había llevado un par de meses atrás, cuando Naruto le había dicho que decidía estudiar administración empresarial y el motivo por el cual hacerlo. Naruto quería ser parte de la compañía que sus padres habían dejado, mientras que Sasuke había estado hojeando información sobre las carreras de ingeniería, recapacitó en ese instante. Sin pensarlo dos veces, Sasuke fue con Naruto a sacar su ficha de examen, a la misma universidad y la misma carrera, olvidando por completo sus ideas anteriores. Al principio se había convencido que se debía a que de cierta manera, su mejor amigo tenía razón, y ellos debían velar por el patrimonio de su familia, aunque en ocasiones, se preguntaba si la verdadera razón, había sido por lo extraña que le parecía la idea de un futuro donde ambos estuviesen separados.

 

Sasuke sentía en ocasiones la obligación de cuidar de Naruto, que comprendía a la perfección todo lo que había pasado cuando murieron sus padres, porque él había sido una víctima de ello igualmente. Recostados en la misma cuna de pequeños, asistiendo a la misma guardería, al jardín de infantes, compartir salón en todos los años de primaria, secundaria y preparatoria, para que de la nada, volteara al pupitre de al lado, encontrando a algún extraño. Meneó la cabeza. Era inaceptable si quiera pensar en ello, además, Naruto le había hecho recordar el sueño que tenía cuando era pequeño: Trabajar al lado de su padre y su hermano, en la imponente empresa que las familias Uchiha y Uzumaki habían fundado. Aunque años después, su padre había muerto y cuatro años luego, Itachi entraría a la carrera de leyes, haciendo que Sasuke olvidara su sueño. Hasta que Naruto le hizo imaginarse un nuevo sueño, donde ambos dirigían la cabeza de la compañía, de forma que sus padres hubieran podido sentir orgullo.

 

Volteó a ver sus manos, y como la piel de sus dedos se encontraba suave y arrugada. Se le había pasado el tiempo entre recuerdos. Se levantó, caminando hasta su ropa y secándose con su camisa, cuando llegara a la habitación se pondría ropa limpia. Se cambió rápidamente y salió de los baños, había pasado mucho tiempo desde que Naruto lo dejó en la cocina, y no sabía que encontraría en la habitación, donde era casi seguro que se encontraba, ya que había decidido no darle explicaciones sospechosas ni comportarse más de manera delatora, necesitaba tantear su terreno, ahora más que nunca. En cuanto salió al pasillo principal, escuchó ruidos provenientes del comedor, que le indicaban que la comida de la tarde había terminado y los comensales comenzarían a salir. Corrió escaleras arriba, pues con su suerte, bien podría ser Itachi quien saliera del comedor y lo viera, no quería otro sermón o castigo, así que lo mejor era desaparecer. Abrió la puerta de su cuarto y lo encontró vacio. Frunció el ceño, quizás las cosas con Naruto se pondrían peor de lo que creía.

 

– ¿Dónde has metido tu trasero, Dobe? –Murmuró. Fue hacia la esquina del cubículo donde se encontraba el improvisado closet, tomó unos nuevos pantalones y playera, entonces se cambió rápido, apilando la ropa sucia en el canasto de al lado.

 

Caminó, rodeando la mesa, notando el detalle de un nuevo diario sobre la mesa. Muchas veces le había dicho a Naruto, que su intento por encontrar algún manual de sobrevivencia en esos libros era inútil, pero como siempre, tercamente insistía. Se sentó en el banquillo, alcanzándolo con los dedos y arrastrándolo de la orilla contraria, hasta tenerlo frente a él. Lo levantó, leyendo el nombre.

 

– Sugihara Riku… –Murmuró– Tiene una cara como de niña… –Sonrió. El diario era lo suficientemente grueso, como para decirle a Sasuke que no había muerto muy  joven, pero las facciones del hombre en la portada, eran finas.

 

 El dibujo tan delicadamente hecho, miraba hacia el frente, al igual que todas las portadas, pero aun así, era diferente de alguna forma. Habían detallado el brillo de sus ojos grandes, los extremos de los labios levantados, como si estuviera conteniendo una sonrisa, y las hebras de su flequillo. El sujeto, para tener tales rasgos en él, seguramente debió parecerse mucho a su madre. Sasuke entendía eso, ya que él poseía rasgos igualmente estilizados, porque los había heredado de su madre, aunque no llegaba a verse tan delicado y juvenil como el tal Riku. A pesar de que Itachi y él guardaban cierto parecido, por su obvia naturaleza de hermanos, aun así su hermano mayor parecía reflejar mas facciones heredadas de Uchiha Fugaku, su padre. Abrió el diario en las hojas de en medio, sin mucho interés, pero decidido a perder su tiempo en otra cosa que sólo aburrirse acostado sobre la cama.

 

Hoy me escondí todo el día en la sala de tejido, no tenía el valor para verlo, aun no puedo creer que me haya dicho esa clase de cosas… siempre supe que pasaba, pero nunca creí que yo también llegaría a esconder un secreto… si mi padre se enterara, me repudiara de nuevo como cuando le dije que no quería ser uno de los cazadores… ni siquiera se lo he contado a mi hermano…

 

– ¿Secretos en este sitio? –Sonrió, irónico– No me lo creo, seguramente se trata de una tontería. –Continuó leyendo.

 

Chisato me dijo que era normal, que no era nada malo, que ni siquiera me imaginaba cuantos de mis amigos hacían lo mismo que nosotros, pero es que las mujeres son tan pocas, no nos dejan opción, quizás Chisato tiene razón, pero no dejo de tener miedo, besarnos es algo a lo que puedo acceder… pero no sé si pueda aceptar lo que me pide… de todas maneras ¿Cómo haces el amor con otro hombre?...

 

– ¡¿Qué?! –Gritó, impresionado. Volvió a leer el último párrafo, asegurándose que no se había equivocado– Maldición, Usuratonkachi, ¿Qué pensabas trayendo esto? –Meneó la cabeza, estaba seguro que Naruto aun no lo había leído, de lo contrario, lo hubiera encontrado, aun leyéndolo en la habitación. Nadie se perdía algo como esto.

 

Casi con demencia, comenzó a adelantar hojas, leyendo sólo los primeros párrafos, para ver si había una pista que él y ese tal Chisato realmente lo hubieran hecho. Pero en todas las páginas hablaba de trivialidades, sin dedicarle muchos párrafos a la situación, continuando con el tema de tener miedo, una y otra vez. Cerca de las treinta paginas recorridas, Sasuke comenzó a pensar que, era muy probable que Chisato se cansara de esperar, y simplemente había abandonado, hasta que un pie de página le llamó la atención.

 

Hoy me dijo que tomara una decisión, él no ha compartido cubículo desde que murió su compañero de cacería, me dijo que esta noche esperaría por mí, que el hecho de ir a su cuarto, sería la respuesta, porque me pregunto si quería que continuáramos juntos. Yo en verdad lo quiero y lo paso bien a su lado… ya me decidí. Iré.

 

– Dios santo. –Suspiró, pasmado como quien lee un libro donde su personaje favorito muere al final. Dejó el libro sobre la mesa un segundo, debido a la impresión– ¿En verdad fue? –Volvió a tomarlo, pasando a la siguiente página.

 

Me dolió. Me dolió mucho, tanto que tuve que ir a la enfermería… Taeko-chan se dio cuenta, le rogué que guardara el secreto, tal y como Chisato me contó, muchos hacen esto… Taeko-chan me lo confirmó, pero me dijo que no podría decirme quienes eran, tampoco quiero saberlo…

Chisato vino a verme después de la primera ración de la mañana, dijo que había estado preocupado por mí, después de que había sangrado tanto… ¡estaba preocupado por mi! Lloré por eso, porque me hizo decirle que no importaba si dolía, lo haría de nuevo con tal de verlo feliz… Chisato me dijo que estaba feliz y que aunque él nunca decía cosas como estas, por mi lo haría… ¡Me dijo que me amaba! Yo nunca creí que él algún día me…

 

– Que asco. –Cerró el libro de golpe– ¿Ahora se convirtió en telenovela? –Sasuke bajó el libro a la mesa y lo hizo a un lado. Ese tal Riku era un afeminado, escribiendo tonterías– Entonces… como hay pocas mujeres, los demás… –Meditó. Parecía tener cierta lógica y sentido, la pregunta ahora era, ¿Seguía ocurriendo, incluso ahora?

 

Era posible. Increíblemente posible. Negó con la cabeza varias veces, lo mejor sería no pensar en ello, de lo contrario estaría viendo con ojos de sospecha a cada hombre que veía, preguntándose si él también se revolcaba con un hombre o si aquel otro también lo hacía.

 

– Carajo… –Ahora podía comprender algunas cosas, no era de extrañarse que la cercanía entre ciertos grupos de hombres fuera demasiada y a nadie pareciera importarle, pero Sasuke siempre asumió que era debido a la crianza juntos, jamás otra cosa. Incluso los más jóvenes eran así, aquellos con quienes Naruto parecía llevarse tan bien. Siempre platicando, siempre riendo, siempre abrazándose, siempre tan cerca– ¡Mierda! –Se levantó de su lugar, haciendo que la silla cayera de espaldas– ¡Ese idiota! ¡Tengo que advertirle!

 

La puerta se abrió, dejando entrar al rubio, como si hubiera sido invocado. Sasuke dio un salto, vio hacia la ventana, viendo que la noche estaba por caer, después a Naruto que entraba como si nada, ignorándolo. Seguramente aun estaba molesto con él, pero eso a Sasuke no le importaba, por ahora, había algo más importante. Se alejó de la mesa, dando zancadas, hasta encontrarse cerca de Naruto, en el centro de la habitación.

 

– ¿Dónde te metiste todo el día? –Regañó. Naruto le sacó la vuelta, yendo hacia la mesa. Sasuke le siguió– Naruto, te estoy hablando… –Gruñó, al ver que su mejor amigo fingía estar entretenido con algunas irregularidades de la madera de la mesa, sin prestarle atención– ¿Me estas evitando? –La pregunta era estúpidamente obvia, pero Sasuke sabía que tenía que hacerla, si lo que quería era que el Uzumaki escupiera lo que tuviera que decir. Al momento, Naruto dejó caer su mirada molesta en él.

 

– ¡Claro que estoy haciéndolo, estúpido! –Refunfuñó.

 

– ¿Qué vas a hacer si Itachi va a supervisarme y me encuentra solo? –Atacó por la parte más importante– Si los primeros días estabas a mi alrededor, según tu, tratando de cuidarme… 

 

– ¿Qué acaso no fuiste tú el que me dijo que podía cuidarse solo? –Naruto entrecerró sus ojos, casi rutilando de furia– ¿O que, ahora me pedirás que sea tu guardaespaldas, gatito miedoso? –Sasuke apretó las manos, tratando de pasar el insulto por alto. Naruto bufó– Además, no me necesitas como tu sombra, después de todo, ya tienes a alguien que se arrastre junto a ti…

 

– ¡Maldición, Naruto, estás haciendo un escándalo de esto! –Se llevó las manos a la cabeza, echándose el flequillo hacia tras, desesperado– ¿Acaso no entiendes que no tiene sentido lo que dices?

 

– Si, seguramente todo fue mi imaginación. –Ironizó mordazmente– Ve y muérete, Sasuke.

 

– Suena como si estuvieras celoso…. –La voz de Sasuke salió baja y fiera– Mírame a los ojos, Naruto… ven y dime si es verdad que no estás interesado en Ino, porque justo ahora, pareciera que sí.

 

– ¡Yo no voy a caer por una trepadora como esa! –Lo señaló, ofendido– Así que descuida, ‘Amigo’, nadie va a quitarte a tu princesita de hielo… –Dio vueltas por su lugar, como si fuera león enjaulado, buscando la manera de no arrojarse contra su víctima– Tu debes de entender porque estoy enojado Sasuke…

 

– No puedo entenderlo si no me lo dices…. –Trató de razonar, tranquilizándose de nuevo. Aunque Naruto no parecía cerca de poder estarlo– Si no te gusta Ino, y no te molesta que revolotee por todos lados, entonces no tengo la menor idea de que pueda ser lo que te tiene tan loco…

 

– Estoy enojado por ti, bastardo… –Se quedó quieto al fin, fulminando a Sasuke con la mirada– Porque soltaste mierdas hasta el cansancio sobre tu odio a este mundo, me dijiste a mí y sólo a mí, tus esperanzas por regresar algún día a nuestro hogar, en cómo no era el momento de pensar en tonterías, sino en cómo sobrevivir a esto… ¡En cómo solo nos teníamos el uno al otro y debíamos cuidarnos entre nosotros! –Los parpados de Naruto cayeron un poco– Me lavaste el cerebro haciéndome creer que nuestra prioridad aquí sería pelear, porque según tú… soy lo único que te queda…–Sonrió con ironía– Muy bonitos discursos, Sasuke… pero ¿Qué crees?, se fueron a la mierda en cuanto los olvidaste al ver un par de buenas piernas… –Sasuke sintió un puñetazo con cada palabra, y una apuñalada de remordimiento al ver la mirada triste de Naruto. Lo había defraudado.

 

Ambos se quedaron viendo a los ojos, tensionando el ambiente. Sasuke jugó rápidamente con la idea de dejar todo su ridículo plan atrás, si un ligero roce de placer temporal le costaba la confianza de Naruto, estaba dispuesto a darse por vencido. Se odió a sí mismo cuando otro pensamiento breve le hizo recordar, que la furia de Naruto nunca era permanente, al igual que el mercurio, Naruto volvería con él mas temprano que tarde, porque como había dicho, sólo se tenían el uno al otro. Entonces, un pensamiento neutral pareció tener más lógica: Hacer lo que tenía que hacer con Ino, y después terminar todo. De esa forma, obtenía lo que quería, en lugar de enfadar a Naruto con facetas que no eran necesarias. Entre más rápido mejor. Antes de decidirse por alguna de aquellas opciones, o pudiera abrir la boca para decir algo que hiciera que Naruto le perdonara, alguien llamó a la puerta.

 

– ¿Naruto-kun? –La voz de Rock Lee, acabó con la tensión, pues hizo que ambos perdieran contacto visual, cuando Naruto caminó hacia la puerta para abrirla– Hola, ¿Estás listo? –Sonrió. Entonces notó la posición rígida de Sasuke y en como Naruto parecía tener el rostro crispado. Volteó a verlos consecutivamente– ¿Todo bien? ¿Es un mal momento?

 

– Para nada, cejotas… –Dio un vistazo a Sasuke, con un ligero desprecio– Como siempre, llegas en el momento perfecto. Vámonos. –La frase descolocó a Sasuke, quien juntó ambas cejas.

 

– ¿Irse? ¿A dónde? –Cuestionó. Lee abrió la boca para responder, pero fue interrumpido por Naruto, que levantó la mano.

 

– Me iré con el cejotas esta noche, lo demás no es asunto tuyo… –Lee retrocedió en su lugar, entendiendo ahora la situación. Sasuke se irritó con la contestación de Naruto, llegándole a la mente, lo que antes quería advertirle.

 

– ¡Tu no vas a irte de noche con este tipo, a quien sabe donde! –Vociferó, levantando un dedo, como si estuviera prohibiéndole a su hija fugarse con un delincuente– ¡Da un sólo paso fuera del marco y te meto a rastras, Naruto!

 

– ¡¿Y tu quién demonios te crees para decirme que es lo que puedo hacer o no, maldito?! –Contestó rápidamente. Lee decidió entonces entrar al cubículo de prisa, cerrando la puerta tras él, antes de que las voces de sus amigos fueran escuchadas por otras habitaciones y entonces se enteraran de su escape. Aunque aun así, estaba sorprendido por el espectáculo que ambos jóvenes hacían. Naruto volvió sus manos puño– ¡Si tú haces lo que quieres, entonces yo también!

 

– ¡Tu, grandísimo idiota! ¡Ni siquiera sabes lo que haces, o a lo que te estás exponiendo, no tienes ni una maldita idea de lo que este sujeto te haga luego! –Lee abrió la boca de impresión, comprendiendo al vuelo lo que Sasuke había querido decir. Pero Naruto no comprendía aun nada, por lo que el comentario de Sasuke le había parecido fuera de lugar por completo.

 

– ¡¿Acaso te has vuelto demente?! ¡¿Estas escuchándote decir estas estupideces?! –Naruto se acercó a Sasuke de manera peligrosa, tanto, que puso a Lee nervioso– ¡¿Tienes una maldita idea de lo que estas siquiera insinuando?!

 

– ¡El que no tiene una maldita idea eres tú! –Ahora ambos estaban gritándose cara a cara– ¡Nunca haces caso de las advertencias, y el único jodido momento cuando sientes el peligro, es cuando ya está por patearte el trasero!

 

– Escúchame, y escúchame con atención, Uchiha Sasuke… –Naruto de la nada había agravado su voz y casi sacado en un susurro lúgubre, sorprendiendo a ambos pelinegros. Lee porque nunca había visto a un Naruto más iracundo, y Sasuke porque sólo una vez, había visto a Naruto así en el pasado– Vuelve a decir una palabra que intente detenerme de salir con mi amigo, como si tu hasta ahora estuvieras limpio de traiciones, y entonces te prometo que voy a estrangularte, desgraciado…

 

– Ya te he dicho que no he hecho nada… –Se recuperó, encarando a Naruto, manteniendo el mismo porte– ¿De qué maldita traición hablas? –Volvieron a verse a los ojos, casi reflejándose en ellos debido al brillo que la emoción de la ira creaba.

 

– Naruto-kun, no iremos de excursión esta noche. –Ambos chicos voltearon a ver a Lee, que estaba serio, hablando en serio– No es el momento para divertirse, si tu y Sasuke-kun están teniendo problemas…

 

– ¡No, cejotas! No le hagas caso a este tipo, no pasa nada… –Se separó de Sasuke, caminando hacia Lee. Pero él negó con la cabeza, viéndolo con tranquilidad y madurez, un rasgo que no demostraba a menudo– Pero…

 

– Podemos ir a ver el viñedo en otro momento, pero por ahora, ustedes dos tienen que hablar. –Palmeó la cabeza de Naruto– Quizás la próxima vez, Sasuke-kun también pueda venir… –Levantó la vista, viendo a Sasuke, y le mandó una sonrisa, que demostraba que nada de lo que había dicho le había afectado, y no tenía rencores– Lo leíste, ¿Verdad? –Le preguntó a Sasuke, quien sólo desvió la mirada, sabiendo a que se refería. Lee volvió a sonreír– Te equivocaste en esta ocasión…–Volvió a ver a Naruto, que tenía la cara confundida, porque no entendía a que se referían– Arréglenlo… buenas noches. 

 

Lee cerró la puerta tras él, dejándolos a solas de nuevo. Sasuke en ese momento, sentía que había metido la pata como nunca antes, era una suerte que Rock Lee no se lo había tomado a pecho, y se sentía humillado porque le había echado en cara que estaba equivocado, con respecto a sus intenciones con Naruto. Naruto se meneó en su lugar, aun mirando a la puerta, no quería encarar a Sasuke, ni tampoco hablar con él, a menos, no en ese momento, donde aun se encontraba molesto.

 

– ¿Dormimos? –Preguntó Sasuke, rompiendo el silencio. Naruto, giró la cabeza, levantando ambas cejas.

 

– ¿Ahora? –Recién había anochecido, aunque pensó que quizás Sasuke lo que menos quería era seguir peleando. Era mejor si ambos hacían algo donde no necesitaran hablar. Sasuke se encogió de hombros, y se sentó en la cama.

 

– Estoy cansado… –Se quedó viendo como Naruto parecía considerar la propuesta. Dejó escapar un suspiro de alivio, en cuanto vio a Naruto acercarse a él, sentándose a su lado– Dejaré de permitirle hacer lo que quiera… –Murmuró, refiriéndose al hecho de que Ino siempre se le pegara. Naruto asintió, satisfecho.

 

– Yo te diría algo también, pero no tengo la menor idea de que fue lo que le quisiste decir al cejotas… –Giró sus ojos para voltear a ver a Sasuke, pero él estaba mirando hacia otra dirección, aun así, Naruto notó sus orejas enrojecidas. Eso le hizo sacar una ligera sonrisa– ¿Qué era de lo que hablaban?

 

– Nada. Sólo un grave error mío. –Volteó disimuladamente, pero fue descubierto por Naruto. Su amigo estaba sonriendo, así que no pudo evitar corresponderle la ligera sonrisa– Sólo dime que dejarás de traer diarios…

 

– ¿Es la culpa de los diarios? –Frunció el ceño, reclamando.

 

– Sólo dilo. –Cortó. Naruto chasqueó los dientes, y asintió de mala gana. Todo fuera por la paz– Bien, con eso me conformo… –Se dejó caer de espaldas a la cama, rodando hasta quedar cerca de la pared, su lugar. Naruto hizo lo mismo,  y fue cuando sintió todo el cansancio que esta pelea le había provocado.

 

– Bastardo, eres… agotador… –Bostezó, al mismo tiempo que se estiraba.

 

– Digo exactamente lo mismo de ti. –Dejaron escapar una risita sincronizada, acomodándose en su sitio para dormir.

 

 

 

 

 

Naruto abrió los ojos por alguna razón. Frunció el ceño al encontrar todo oscuro. Recostado boca abajo, sintiendo su brazo colgar fuera de la cama, le extrañó despertarse de madrugada, quizás a consecuencia de haber dormido tan temprano, pero entonces sintió que era lo que lo había despertado. Sasuke estaba inquieto en su lado de la cama, moviéndose. Naruto estaba por darse la vuelta para reclamarle que le dejara dormir, cuando lo escuchó soltar un ligero jadeo. Abrió los ojos entonces, reconociendo el tipo de movimiento que ocurría tras de él.

 

Era normal. Después de todo, él también era hombre, entendía la necesidad de liberar tensión de Sasuke pero, ¿En la misma cama?, aquello le había shockeado. Se preguntó en ese momento, si era la primera vez que Sasuke hacia eso, después de todo, no se había despertado antes, y con la falta de privacidad dentro de la fortaleza, era comprensible que después de todo este tiempo, Sasuke hubiera llegado a su límite. Naruto aun no había pasado por la ansiedad, porque había estado entrenando diariamente, ayudando a Sasuke y prácticamente caer muerto al dormir, además de que se encontraba entretenido entre las pláticas con los jóvenes o leyendo los diarios. Pero Sasuke estaba castigado y tenía más tiempo libre entre sus tareas de castigo. Naruto se sintió un poco culpable, porque quizás este era el motivo por el cual Sasuke no detenía las cosas que Ino hacia, seguramente estaba desesperado.

 

Apretó los labios, tratando de pasar la situación por alto. Cerró los ojos, tratando de dormir de nuevo, aunque antes de lograrlo, sintió su rostro enrojecer al escuchar otro jadeo.

 

Cuando Naruto volvió a abrir los ojos, había luz en la habitación que le indicó que ya había amanecido, se dio media vuelta en su mismo lugar y vio a Sasuke dormido. Se veía tan tranquilo y relajado, que Naruto no pudo evitar recordar lo que había descubierto la noche anterior. Si algo como esto hubiera pasado un año atrás, Naruto no hubiera dudado en descubrirlo y burlarse de él, pero en esta ocasión, sentía que no tenía ningún derecho. Al menos no después de una pelea como la que habían tenido el día anterior, sin mencionar lo susceptibles que se encontraban desde que habían caído a ese mundo. Nadie puede adaptarse así de rápido a la realidad de no volver nunca atrás, a donde se encontraban sus amigos, todos sus conocidos y las cosas que les recordaban a su pasado, aderezando con gracia, que afuera de las murallas se encontraba una cantidad descomunal de bestias salvajes y monstruosas que mataban sin dudar cualquier cosa que se moviera.

 

Suspiró, cansado. Naruto decidió entonces ponerse de pie, según cómo veía la luz aun clara, aun no era hora de que sirvieran el desayuno, así que se acercó al closet y tomó una de las telas que usaba como toalla para el cuerpo. Tomaría un baño rápido, quizás para cuando terminara, Sasuke ya habría despertado, con cuidado abrió la puerta de madera, apretó los dientes cuando la escuchó rechinar y volteó a ver a su amigo que seguía durmiendo, salió de la habitación prácticamente a hurtadillas. Ya afuera en el pasillo, caminó con toda libertad hacia la planta baja, mientras bajaba las escaleras, percibió los ligeros movimientos que venían de la cocina, donde las mujeres seguramente hacían los preparativos para la primera ración. Mañana podría ser el último día de castigo para Sasuke, eso si Itachi consideraba que su hermano menor, ya había brindado suficiente servicio a la comunidad de la fortaleza. Naruto se preguntó, si las intenciones de Itachi, aparte de darle una lección a Sasuke se debía a que quería resguardarlos de las cacerías por un tiempo, o simplemente, motivar a su hermano menor a relacionarse con más personas del castillo.

 

Llegó al cuarto de baño, escuchando el movimiento del agua, probablemente alguien estaba tomando un baño matutino al igual que él. Naruto entró, doblando a la izquierda, donde estaba el pozo de agua fría, encontrando a la persona madrugadora.

 

– Itachi. –Llamó alegremente. Itachi giró su cabeza enjabonada y sonrió– ¿Siempre te levantas tan temprano? –Caminó hasta llegar a donde Itachi había dejado su ropa, quedando sólo en interiores. Naruto comenzó a quitársela también.

 

– Tengo que hacerlo, hay que supervisar las cosas desde antes del desayuno… –Se arrojó una cubeta de agua, casi deshaciéndose del jabón de su cabello largo, apenas pasando sus hombros– Pero, ¿Qué hay de ti? ¿Y Sasuke?

 

– El Teme sigue durmiendo… –Bajó la mirada, concentrándose en sumergir un balde de agua en el pozo– Ayer dormimos bastante temprano, así que yo ya no tenía más sueño, pero él parecía estar cansado…

 

– Ya sólo le quedan estos dos días para que su castigo termine… –Volvió a arrojarse agua– Naruto, sé sincero conmigo… ¿Crees que haya aprendido algo? –Naruto lo miró, ladeando la cabeza– Yo no he estado pendiente de él, al menos no tanto como hubiese querido, he hablado con las mujeres de la cocina y me dicen que hace sus tareas antes de que se las pidan, pero sigue sin entablar alguna clase de relación con ellas u otro joven que no seas tú…

 

– ¡Lo sabía-ttebayo! –Itachi respingó en su lugar. Naruto sonrió, apuntándolo con el dedo– Algo así pensé que podrías estar haciendo, a sabiendas que Sasuke es un amargado, este castigo tuyo no es más que una tapadera para que haga amigos… –Itachi sonrió apenado, había sido descubierto por nada más y nada menos que Naruto.

 

– No es que me moleste que se lleve bien contigo, sólo pienso que debería de poder hacer el mismo esfuerzo con los demás… aquí es necesario, ya se los había dicho. –Naruto asintió, enjabonándose la cabeza. Itachi entonces recordó algo– Pero al parecer, tiene buena relación con Sakura e Ino, ¿No es así? –Naruto dejó de sonreír de súbito– ¿Naruto?

 

– ¡Ah, sí, sí, sí! ¡Se llevan bien, Sakura-chan es bastante divertida-ttebayo! –Jugó nerviosamente con su cabello, haciéndose peinados graciosos, usando la espuma– Todo el tiempo dicen que les ha ayudado mucho, ahora gracias a Sasuke, han movido el mobiliario y la enfermería tiene más espacio, también que encuentran las cosas más rápido… –Rió tontamente. Itachi levantó una ceja, confuso.

 

– ¿Pero? –Se aventuró a preguntar, estando atento a los movimientos y gestos de Naruto, que le dio la espalda para mojarse la cabeza y quitarse un poco la espuma– ¿Hay algo malo?

 

– No, para nada. –Volvió a vaciar un balde encima de su cabeza– Al menos ya se lleva bien con alguien, ¿No?... eso no tiene nada de malo, todo está perfecto… ¡Ay, me cayó jabón en el ojo! –Itachi se acercó a él, alcanzando un mechón de su largo cabello.

 

– Haber, déjame ver… –Le quitó las manos de la cara para que dejara de frotarse los parpados– Necesito que te quedes quieto, estos jabones caseros irritan mucho si te tocan los ojos… –Con una mano le levantó el mentón, y con la otra usó el mechón de su cabello para frotar el ojo, pues solían decir que aquello servía– Intenta abrirlo…

 

– Todavía me arde… –Dijo, abriendo el ojo poco a poco. Veía borroso, apenas distinguiendo a un Itachi frente a él.

 

– Quizás si le soplo un poco… –Meditó. Entonces soltó el mechón de su cabello para abrir el parpado de Naruto, su otra mano aun levantándole el mentón. Se acercó para ver mejor la zona rojiza, entonces puso sus labios a la altura y sopló un poco. Naruto gimió quedamente, adolorido por la picazón.

 

– ¡¿Qué estás haciendo?! –Itachi y Naruto respingaron ante el grito que resonó en la habitación vacía. Vieron a Sasuke en la entrada del cuarto del pozo de agua, casi horrorizando su mirada.

 

Sasuke se había despertado hacía pocos minutos atrás, encontrando el lugar a su lado vacio. Preocupado de que Naruto aun siguiera molesto con él, decidió buscarlo antes de que sus tareas del día comenzaran, notó que faltaba una toalla y asumió que había tomado un baño. Bajó tranquilamente las escaleras, caminando hacia las termas, cuando llegó, pudo escuchar voces en el interior así que entró como si nada. Lo que nunca pensó Sasuke que pasaría, era encontrar a su hermano mayor dándole la espalda, sujetando a Naruto e inclinándose hacia él, ambos semidesnudos y empapados. Pero el colmo fue el quejido que su amigo había dejado salir, erizándole lo vellos del cuerpo entero. Fulminó a su hermano con la mirada, Naruto era el equivalente a un segundo hermano menor, era como si le hiciera esas cosas a él ¿Cómo se atrevía?, Itachi y Naruto estaban sorprendidos, por la intempestiva entrada de Sasuke y su grito sin sentido.

 

– A Naruto le cayó jabón en el ojo… –Contestó Itachi, confundido– ¿Por qué el escándalo? –Frunció el ceño, viendo como Sasuke movía sus ojos rápidamente hacia Naruto, como si quisiera corroborar lo que le había dicho.

 

– ¿Qué te traes desde ayer, bastardo? –Graznó Naruto, parpadeando varias veces, su ojo irritado comenzó a lagrimear, eliminando de a poco la irritación– Itachi, tu hermano ha estado actuando como loco, ayer también le gritó tontería al cejotas… –Acusó. Itachi reprendió a Sasuke con la mirada.

 

– ¿Eso es verdad, Sasuke? –Se cruzó de brazos, imponiendo su autoridad– ¿Se puede saber, el porqué?

 

– Yo… –Estaba hasta el cuello. Sasuke no tenía una excusa que lo librara de lo que había hecho. Ese estúpido libro era el culpable, por su causa ahora creía que todos en la fortaleza eran violadores en potencia, incluyendo a su hermano. Aun cuando recordaba que Itachi había tenido varias novias, y el hecho de que quería a Naruto como parte de la familia, como para que de la nada se volviera su atacante sexual. Se sintió completamente estúpido, y se limitó a bajar la cabeza– Lo siento… he estado algo… perdón.

 

Naruto bufó, dándose la vuelta para terminar su baño. Itachi se acercó a Sasuke sigilosamente, pues él ya había terminado. Vio como su hermano menor mantenía la cabeza gacha, arrepentido.

 

– ¿Qué te tiene tan alterado? –Preguntó con discreción. Sasuke lo miró a los ojos, e Itachi vio como estaba inquieto por algo.

 

– No es nada serio… –Se sintió enrojecer. Decirle que estaba así de nervioso por las teorías tontas de un libro el cual desconocía siquiera a que generación del pasado pertenecía, le haría sentir más humillado– No me hagas caso… –Itachi levantó una ceja, no muy convencido. Para después comenzar a secarse, para ponerse su ropa.

 

Itachi sacudió su cabeza, agitando su cabello para que el exceso de agua cayera. Miró de soslayo como Sasuke comenzaba a desvestirse, para tomar un baño rápido también. Se apresuró a ponerse los pantalones, no quería interrumpir nada. Pues estaba casi seguro que Sasuke trataría de disculpar su error con Naruto, a su manera. Y tenerlo ahí de espectador, sólo provocaría que frente a él, no actuara a como lo hacía cuando estaban Naruto y él solos. Itachi conocía a su hermano, y por más peleas e insultos, sabía que también entre ellos se daban un trato especial, reservado para ocasiones como estas.

 

Salió de la habitación sin hacer ruido, pero antes de irse por completo, volteó a atrás. Sonrió al ver a Sasuke vaciar un cubo de agua fría sobre Naruto que estaba enjabonándose, tomándolo por sorpresa. Se dio media vuelta, escuchando reclamos y gritos, pero no regreso a ver que sucedía, ya lo sabía, esas eran sus reconciliaciones.

 

 

 

 

 

Naruto soltó un suspiro y levantó la mano para tocar la puerta, se quedó en esa posición un segundo, y volvió a bajar la mano. Quería preguntarle a Itachi algo, antes de bajar a pasar por Sasuke a la enfermería, donde gracia a dios, también estaba Sakura, por lo que no tendría que preocuparse por si en verdad Sasuke cumplía con su palabra. Estaba nervioso, en ese momento dudaba si sacar el tema en cuestión era correcto, o si de alguna forma significaba una violación a la privacidad de Sasuke. Tomando valor, volvió a levantar la mano, esta vez, dando ligeros golpes en la madera.

 

– Adelante. –Escuchó decir. Naruto lentamente abrió la puerta, asomando la cabeza en la habitación– Ah, eres tú, Naruto… pasa.

 

Naruto entró en la habitación, Itachi se encontraba recostado en el respaldo de la silla, frente a su mesón, escribiendo algunas cosas. A Naruto a veces le daba curiosidad, que era lo que tanto hacia Itachi como líder de la fortaleza, debido a que siempre parecía ocupado. Itachi le indicó que se sentara, haciendo un movimiento de mano hacia el asiento libre frente a él.

 

– Es raro que subas al tercer piso, ¿Necesitas algo? –Preguntó amablemente, adoptando ese papel de líder. Naruto se sacudió nervioso en su sitio, y entonces Itachi dejó la plumilla de lado– Sabes que puedes decirme cualquier cosa… –Dijo, dejando su posición de lado y mostrándose solamente fraternal, dándole más confianza al rubio.

 

– Bueno, quería preguntar algo… pero no sé muy bien si está bien decirlo… –Itachi asintió, indicándole que continuara– Verás, ya somos grandes y todo eso… y ambos somos hombres, ¿Cierto? –Itachi sonrió ante lo evidente, pero dejó que Naruto hablara– Yo sólo me preguntaba… digo, ha pasado mucho tiempo, hemos pasado por mucho estrés y es normal que uno quiera… aliviar la carga un poco…

 

– ¿Esto es una plática sobre sexo? –Asumió rápidamente. Naruto saltó en su lugar, coloreando sus mejillas. Itachi sonrió– Tranquilo… entiendo que puedas estar confundido, puesto que dudo que Iruka-san haya tenido esta clase de platicas contigo… aunque ya debiste de haber visto lo necesario en la escuela.

 

– Yo… no es que tenga algo que no entienda, o algo así… –Volteó hacia otro lado– Mas bien, era una duda… –Se rascó la mejilla, con incomodidad, pensando– Bueno, pongamos un ejemplo hipotético…

 

– Muy bien… –Aceptó. Naruto tomó aire, y entonces lo dejó ir.

 

– Digamos que de la nada, a un sujeto le entran ganas durante la noche… pero lamentablemente tiene un compañero de habitación, ¿Está bien de alguna manera que, sin importarle su presencia, se masturbe junto a él? –Itachi se quedó en silencio, impresionado. Era obvio que eso no era un ejemplo hipotético, carraspeó un poco y se aventuró a preguntar.

 

– ¿Tú has hecho eso durante la noche?

 

– ¿Qué?, ¡No! –Enrojeció de nueva cuenta. Itachi creía que él era el del asunto, en este punto, si le decía que era Sasuke de quien hablaba, creería que era otra tapadera– ¡Es un ejemplo, ejemplo!

 

– Naruto, es normal que tu cuerpo tenga necesidades, pero creo que es poco prudente que no consideres el lugar y con quien estas… –Razonó.

 

– ¡Maldición, no se trata de eso! –Se estiró los cabellos. Entonces se puso de pie, nervioso– ¿Sabes qué?, ¡Olvida lo que te dije! ¡Olvida ese estúpido ejemplo, debí saber que era una mala idea preguntar al respecto! –Comenzó su retirada de espaldas.

 

– No debes de avergonzarte de algo natural, sólo que pienses que si Sasuke llegara a despertarse mientras tu estas en ello, estoy seguro de que se enojaría… –Naruto gritó histérico, Itachi ni siquiera lo escuchaba. Corrió hacia la puerta, saliendo de inmediato. Itachi se quedó meditabundo, quizás debería de hablar con Sasuke al respecto también. Pensó.

 

– ¡Son hermanos! ¡Sin duda son hermanos! –Pisoteó con fuerza mientras bajaba los escalones, haciendo berrinche– ¡Mira que creer que soy yo el que hace esas cosas! ¡Noticia de último minuto, líder, tú hermano es el pervertido! –Sentía que tenía ganas de gritar de frustración. Siempre había considerado a Itachi como un hombre diplomático y sumamente inteligente, pero por primera vez en su vida, sólo lo consideraba un gran idiota.

 

Lo mejor sería hablar con Sasuke, pero si sacaba el tema, estaba seguro de que Sasuke se enojaría o lo negaría. Ya había visto que las situaciones hipotéticas no surtían efecto, así que debía de pensar en otra cosa, con la cual iniciar el tema. Se detuvo en la segunda planta, aun era temprano para recoger a Sasuke, así que debatió entre ir a su cubículo para leer el diario pendiente, ahora que Sasuke por alguna razón le había pedido que dejara de llevarlos, ó bajar a ver a Sai. La balanza se movió de prisa y bajó a la planta inferior, para ir a la otra ala de la fortaleza, iría con Sai.

 

 

 

 

 

Sakura se sonrojó cuando Sasuke rozó su mano por accidente mientras colocaban nuevas etiquetas en los frascos. Sin embargo Sasuke, ni siquiera había notado ese simple toque de dedos meñique, concentrado en su tarea.

 

– Creo que este era el último… –Pegó una etiqueta en un frasco, y volteó a ver a Sakura– ¿Hay algo más que quieras que haga?

 

– No, eso era lo que quedaba pendiente, realmente has hecho demasiado en pocos días… –Bajó de un salto la escalera de madera, y se sacudió los shorts cortos que había estado usando desde que Sasuke iba a ayudar a la enfermería– Tomemos un descanso… –Sugirió– Tienes que aprovechar antes de que Naruto venga por ti, Sasuke-kun… –Se sentó en el escritorio y sacó un termo.

 

– ¿Eso es té? –Preguntó con interés. Sakura asintió– ¿Puedo probar un poco?

 

– Claro que si, Sasuke-kun… perdona, no sabía que te gustaban los tés, así que no te ofrecí nada… –Alcanzó del estante un par de vasos pequeños, sirviendo el líquido– Normalmente a nadie le gusta mucho…

 

– A mí me gustan. –Se sentó en el asiento frente a la pelirosa, aceptando el vaso– Mi madre era conocedora, casi fanática me atrevería a decir… cuando era pequeño, me enseñó a realizar la ceremonia del té, aunque ahora ya casi no recuerdo, es algo que debe seguirse practicando… –Llevó el vaso bajo su nariz, olfateando. El aroma le pareció agradable, aunque dulce– Recuerdo que siempre bebíamos un té diferente cada día, cuando me tocaba prepararlo a mí, nunca podía sorprenderla, ella distinguía sólo por el olor cada clase, sabía cientos de memoria… –Sorbió con ligereza, degustando– Este es bueno… –Apremió.

 

– ¿Verdad que si? –Sonrió con alegría– Es la receta secreta de Ino, aun no me quiere decir que es lo que le pone, la muy egoísta… –Se rió quedamente. Sasuke dejó caer la comisura de los labios, el nombre de Ino le hizo recordar su ausencia, y también, el plan que había decidido para no molestar más a Naruto. Terminar rápido– Si en verdad te gustó tanto, puedo decirle que te prepare un poco…

 

Sasuke estaba a punto de declinar, cuando la puerta de la enfermería se abrió. Ino llegaba, con una cubeta pequeña de agua, pues habían dicho que comenzarían a triturar un poco de las flores azules que habían conservado en el sótano frio, y comenzar a mezclar ingredientes para el ungüento. Le mandó una sonrisa a Sasuke, quien sólo volvió a voltear hacia a Sakura, prácticamente ignorando a la rubia. Ino frunció el ceño, pero se recuperó al instante. Reparó en lo que su amiga estaba haciendo.

 

– Sakura, tonta… ¿Estas hurtando mi té de nuevo? –Reclamó con falso enojo. Sakura se rió desde su lugar, encogiendo los hombros– Ya te dije que sin importar cuánto cates, jamás sabrás el ingrediente secreto…

 

– Algún día lo haré, no tengo prisa… –Bebió el té de su vaso, casi con descaro, jugando a provocar a su amiga– Ah, por cierto, aquí tienes otro admirador… –Señaló a Sasuke– A Sasuke-kun le gustan los té… y dijo que el tuyo es bueno…

 

– ¿Eso dijo? –Ronroneó. Sakura asintió, sirviéndose de nuevo, perdiéndose el intercambio de miradas que se habían dirigido– Si quieres puedo darte un poco… –Entrecerró sus ojos con intención. Sasuke estaba atento a sus mensajes subliminales– Pero me toma tiempo prepararlo, tendré otro termo listo para esta noche, ve a recogerlo a mi habitación… –Sonrió. Y ahí estaba la señal que Sasuke había esperado, al parecer Ino también estaba cansada de sólo jugar preliminares.

 

– ¿Ir a tu habitación, está bien eso? –Trató de sonar natural, debido a la presencia de Sakura. Pero Ino era igual de lista, o al menos, experimentada, pues en el aire también entendió, cada una de sus miradas.

 

– ¡Por supuesto! –Se echó su cabello hacia atrás– Sakura y yo compartimos habitación, así que no te preocupes, nadie pensara que es inapropiado, ¿Verdad, Sakura? –Ino sabía de sobra que a su amiga le gustaba Sasuke, por lo que no se negaría a una visita a su habitación. Sonrió con malicia, cuando vio que Sakura asentía con la cabeza, sonriendo.

 

– Claro, es más, te hare un dibujo de donde se encuentra… nosotras no estamos en la segunda planta como ustedes… –Tomó un trocito de papel cualquiera, comenzando a dibujar líneas y escribiendo indicaciones– La fortaleza es distinta de noche, ya lo sabes… así que no vayas a irte para otra parte… –Estaba emocionada.

 

– Bien, entonces… –Murmuró, Sasuke, recibiendo la nota de Sakura– Entonces ahí estaré… –Una mirada fugaz a Ino, fue suficiente para que ella sonriera, complacida que su invitación hubiera sido aceptada, después se encargaría de Sakura.

 

– Entonces te estaremos esperando… –Volvió a caminar hacia la puerta de entrada– Iré por los aceites a la habitación, Sakura… no olvides traer las flores… –Y entonces se fue.

 

– ¡Oh, cierto! –Se levantó de su lugar, presurosa– Aun no he subido ninguna de las flores, iré al sótano por ellas…

 

– Entonces lo mejor será que yo vaya a la cocina, Naruto ya tardo demasiado… –Se echó el papel a la bolsa frontal del pantalón. Augurando que todo por fin terminaría esa noche.

 

– Pues vamos juntos, al fin que vamos por el mismo pasillo… –Rió, acompañando a Sasuke a la salida.

 

Ino volvió poco después, llevando una rejilla con aceites. Encontró a Naruto caminando hacia el pasillo de la enfermería, seguramente buscando a Sasuke. Le dio alcance, viendo como se detenía frente a la puerta, mirándola un momento, como si esperara algo. Naruto tenía una espalda bastante varonil, la camisa que llevaba ese día, ajustaba sus hombros de manera tentadora, Ino se preguntó cómo no había notado eso. Naruto era apuesto, y llamativo, pero era opacado por el porte de Sasuke, así que pensó que era natural que no hubiera reparado en él como se debía, no mientras estuviera junto al moreno. Sonrió con malicia y caminó suavemente, hasta estar lo suficientemente cerca, como para susurrarle al oído.

 

– ¿Escuchando a escondidas? –Musitó, juguetona. Con gracia observó el respingo de Naruto– Ah, lo siento… –Pestañeó, tratando de lucir inocente.

 

– No, está bien, solamente no te escuché llegar… –Sonrió ligeramente– Vine a recoger a Sasuke, es todo…

 

– Ya lo sé… –Se adelantó, para entrar a la enfermería, que estaba vacía. Escuchó a Naruto entrar después de ella– Que extraño, parece que no están aquí, ni Sakura ni Sasuke-kun…

 

– Quizás el Teme ya se fue a la cocina… –Especuló. Ino vio su intención de marcharse y actuó rápido.

 

– Ah, perdona, Naruto… –Llamó, consiguiendo la atención del rubio y evitando su partida– Sasuke-kun ya se fue, y no alcanzó los recipientes de la parte de arriba… ¿Podrías bajarlos por mi? –Se llevó las manos al pecho, adquiriendo la apariencia de una dama en desgracia. Naruto se encogió de hombros.

 

– Claro, no hay problema… ¿Cuál frasco? –Se acercó a ella, tratando de ver cuál era el botellón que antes había señalado.

 

– Este de aquí… –Se colocó a su lado, señalando un recipiente al azar. Naruto asintió, estirándose en su lugar, casi estando sobre Ino, aunque no era consciente de ello. Ino entonces lo vio mejor, ahora que estaba tan imponente y alto. Sonrió– Me gustan tus ojos. –La frase hizo que Naruto volteara a verla de prisa, notando la posición en la que se encontraban.

 

– Eh… gracias… –Se separó, haciéndose a un lado para conseguir el dichoso frasco, sin tener que parecer que estaba acorralando a Ino contra el estante– Pero no tienes nada que envidiarme… ¿Qué no también tienes ojos azules?

 

– Pero no como los tuyos… –Dio un paso cerca– Son más claros, y brillan… ¿Los heredaste de tu madre? –Naruto reprimió un gesto de incomodidad, peleando sobre las puntas de sus pies, para alcanzar el botellón.

 

– No. Los heredé de mi padre, de hecho, también el cabello… –Por fin consiguió atrapar el recipiente entre sus manos, y lo bajó. Ino aprovechó que tenía las manos ocupadas, e hizo el osado gesto de peinar el cabello de Naruto hacia atrás. La acción lo dejó congelado en su sitio.

 

– Debió de haber sido… un hombre muy apuesto también… –Entreabrió los labios en un gesto seductor. La reacción pasmada de Naruto la satisfizo, pensando en que lo había impactado con su porte– Tal cual tú lo eres…

 

– ¿Qué estas tramando? –Entrecerró los ojos, casi con odio. Ino se impactó con la respuesta– ¿Qué piensas tú, que todos los hombres caerán en tus engaños? 

 

– ¿Pero de que estás hablando? –Retrocedió, impresionada de lo que le decía. Naruto agradeció que tuviera las manos ocupadas, de lo contrario hubiera manoteado la mano de Ino en cuanto le acarició. La fulminó con la mirada.

 

– ¿Crees que no me he dado cuenta de que estás haciendo justo lo mismo con Sasuke? –Reclamó– Pero pareces no estar satisfecha, como para todavía tener la cara de venir a mí… eres despreciable. –Casi escupió. Ino se mostró perturbada un segundo, pero entonces su gesto cambió a uno de malvada ironía.

 

– Ay, por favor. –Graznó. Se llevó las manos a la cintura, sonriendo de medio lado, con altanería–  Sólo eres un hombre, tendrías suerte si alguien como yo te eligiera… –Se rió, peinando su cabello hacia atrás, dio un paso hacia Naruto, volviendo a acercarse– ¿Acaso no lo sabes?, esto es lo normal… las mujeres somos las que tenemos el honor de disfrutar cuantas veces queramos, de ver la lucha de los hombres por merecernos… –Volvió a peinar el cabello de Naruto. Él apretó el frasco en sus manos, sin poder hacerle nada– Tenemos el control, y eso no va a cambiar. –Murmuró. Vio a Naruto a los ojos, así como su profundo desprecio, aquello era divertido. Ino se inclinó para besarlo, le succionó los labios y entonces se retiró, riendo– Gracias por el bajar el frasco. –Le quitó el recipiente de las manos, como si nada hubiese sucedido.

 

– Estás loca. –Rugió. Se limpió la boca con el dorso de la mano, dándose vuelta con rapidez para salir de la enfermería. Casi podía sentir asco, nunca en su vida había conocido a alguien con intenciones tan superficiales como ella. Gracias a dios Sasuke ya no iba a dejar que ella se le acercara, pensó.

 

Naruto se dirigió a zancadas a la cocina. En cuanto llegara, pensó en buscar alguna cosa para llevarse a la boca, lo que sea con tal de sentir que de alguna forma se hacía limpieza de paladar, llevándose lejos cualquier rastro que le hubiera dejado Ino. Apartó la cortina con brusquedad y entró al cuarto, su mirada localizó a Sasuke en seguida, que tenía una especie de mazo dentado y se encontraba golpeando un pedazo enorme de filete. Caminó hacia allí.

 

– Usuratonkachi, ¿Dónde te metiste?, tuve que venir aquí, escoltado por Sakura. –Naruto llegó hasta donde estaba y le arrebató el mazo– ¡Oye! –Reclamó, pero no pudo decir más, de la nada Naruto comenzó a golpear la carne como si estuviese chiflado– ¡¿Qué estás haciendo?! –Intentó quitarle el mazo.

 

– ¡Hazte a un lado, Uchiha, necesito esto! –Se zafó de las manos de Sasuke y volvió a golpear la carne con todas sus fuerzas. Se sentía bien desquitar sus ganas de asesinar sobre algo. Se movió por todo lo largo del filete de casi un metro, magullando la carne sin piedad– ¡Si, toma esto, desgraciado! ¡Muere! –Se rió con emoción. Sasuke se cruzó de brazos, rindiéndose a la idea de poder detener a Naruto, no estando así de histérico.

 

– Estás loco, Uzumaki… –Sonrió en cuanto vio a Naruto comenzar a reírse como villano de película gore– Será mejor que le des vuelta, o comeremos carne molida de un solo lado. –Naruto pausó su improvisada masacre, para tratar de voltear el pedazo que debía pesar cerca de veinte kilos– Haber, déjame ayudarte.

 

– Esto es a lo que le llamo liberar frustraciones… –Comentó, regocijado– Hasta me siento más ligero… como si flotara…  

 

– Suenas como un pervertido. –Se rió, dándole la vuelta al filete del todo– Hay mejores formas de liberar tensión sin que tengas que involucrar mazos, sangre y carne… –Sugirió en picara broma. Y el comentario golpeó a Naruto con el recuerdo, casi olvidaba que tenía algo que reclamar.

 

– ¿Ah, sí? ¿Cuáles? –Comenzó a azotar la carne de nuevo. Sasuke pareció quedarse mudo, aquella pregunta no se la había esperado– Tú pareces ser el experto, así que deberías de conocer métodos...

 

– Sólo era un decir. –Musitó.

 

– Sasuke… ¿No has sentido, ya sabes, ganas de hacer eso? –Habló en voz baja, tanteando el terreno. Sasuke lo vio a los ojos, casi con pánico, su mente pensando en la posibilidad de haber sido descubierto su plan con Ino.

 

– ¿De qué hablas? –Se arriesgó a preguntar.

 

– De masturbarte. –Sasuke se sintió aliviado por un segundo, para ser abofeteado en el siguiente– He escuchado por aquí que, es algo difícil encontrar lugar donde hacerlo… –Mintió. Naruto en ese momento, sólo intentaba sonsacarle la verdad a Sasuke, en cuanto se delatara, le contaría lo que sabía.

 

– Alguien me contó una vez, que tenían el mismo problema en los dormitorios de la escuela… –Trató de salirse por la tangente, con un ejemplo real– Sólo eran hombres y compartían habitación, pero ellos encontraban tiempo en los baños… pero aquí, obviamente es imposible, todo se comparte… –Miró con disimulo a Naruto– ¿Tú has tratado?

 

– Ni hablar. –Contestó sinceramente– He estado tan ocupado en las mañanas con las practicas, y todos estos problemas, como para siquiera haberlo recordado… –Dio un golpe fuerte sobre la carne, y le sonrió a su amigo– Pero ya ves, de repente encuentras algo como esto, y ya ni es necesario…

 

– Sí es necesario… –Murmuró. Sasuke se sintió frustrado, ¿Era el único desesperado?– Sólo una vez escuché de algo como esto, ya sabes, nula privacidad… –Naruto le animó a continuar, mientras él seguía en lo suyo– Según escuché por rumores, los que asistían a los campamentos deportivos, se quedaban a dormir juntos y a ir en parejas o grupo a todas partes… día y noche.

 

– ¿Y ellos que hacían-ttebayo? –Preguntó con verdadera curiosidad. Quizás en ello, Sasuke pudiera encontrar una respuesta.

 

– Lo hacían juntos… –Declaró. Naruto dejó caer la quijada.

 

– ¡¿Quieres decir, entre ellos?! –Las mujeres voltearon a verlos al escuchar el grito. Sasuke le chistó con enojo, para que bajara la voz. Naruto estaba con los ojos abiertos, se acercó a su amigo– ¿Estoy en lo correcto, te refieres que ellos se… tocaban?

 

– Tal y como lo escuchas. –Cotilleó– Eso me lo dijo Nakamura de primera mano, ¿Lo recuerdas?

 

– Si, si. –Asintió con rapidez– Era un Kohai que estaba en el club de Béisbol. No puedo creerlo... –Estaba asombrado– Espera, dijiste de primera mano… eso quiere decir… –Sasuke asintió.

 

– Si, él también lo hizo… –Sacudió su cabeza con incredulidad– La verdad es que, yo no supe que decirle cuando me lo contó… simplemente no pude imaginarlo. Se suponía que era sólo para relajarse, pero oí que algunos lo hacían por otras curiosidades…

 

– Sasuke, tu estuviste en el club de arquería… –Retrocedió dos pasos– Era un club deportivo…

 

– ¡¿Qué quieres decir, estúpido?! –Le arrebató el mazo de una vez por todas– ¡Ni se te ocurra sugerir que alguna vez el club de arquería hacía eso, te recuerdo que no teníamos campamentos!

 

– No lo entiendo… ¿Entonces porque haces eso cuando yo estoy…? –Se tapó la boca. Pero había sido muy tarde, se le había escapado. Sasuke tenía una cara estática en ese momento– Eh… Nada, no dije nada. –Levantó las manos, sacudiéndolas con nerviosismo, pero Sasuke ya había sido noqueado con la evidencia.

 

– Oh, dios… –Sasuke sintió que las piernas por poco le fallaban. Se recargó en la barra, sin saber que decir, no podía creerlo. Levantó la vista hacia Naruto, enfadándose– ¿Desde cuanto tu…?

 

– Bueno… –Sonrió con nerviosismo– Sólo anoche, te lo juro… anoche me desperté de madrugada porque dormimos muy temprano, y entonces… lo siento, Sasuke, yo no quise descubrirte ni nada de eso…

 

– Te lo suplico, Naruto, no digas nada mas… –Se cubrió el rostro con una mano– ¿No estás enojado?

 

– Bueno, sinceramente me sorprendió un poco que te importara un comino que estuviera durmiendo a tu lado… –Frunció el ceño. Sasuke enrojeció hasta las orejas, si tan sólo Naruto supiera que la primera vez se había aferrado a él mientras lo hacía, obligándolo a imaginar que sus toques eran de mujer. O que la segunda vez, había sido porque Naruto le había echado uno de sus muslos encima, y que entre el movimiento, lo había despertado. Aquella vez Sasuke en verdad había estado furioso con Naruto, aun cuando haya sido sin querer por alguno de los dos, pues ambos habían estado dormidos. Pero luego Sasuke tuvo que encargarse del problema. No. Eso jamás se lo diría– Pero es normal, y no hay porque sentir que es algo malo… sólo procura tener más consideración, bastardo. No en la cama. –Concluyó, comprensivo.

 

– Mierda, Naruto… no sé qué decirte. –Agradeció con la mirada. Si le hubiera pasado a él y hubiera sido cualquier otro, sin lugar a dudas lo habría golpeado con el mazo de carne, por andar haciendo actos impúdicos a su lado. Afortunadamente, era Naruto.

 

– No tienes que decir nada… –Guiñó con maldad– Pero bueno, ya sabes que también está la opción del ‘Juego en equipo’ por si aun quieres… –Bromeó, riéndose desde el fondo de su estomago.

 

– Eso no pasará, gracias. –Levantó una mano, rechazando la invitación. Las comisuras de sus labios levantándose, pues Naruto había aligerado el ambiente con esa broma. Le regresó a su amigo el mazo dentado, para que siguiera divirtiéndose con la carne. Naruto parecía tan entretenido, que no resistió la tentación de hacer lo mismo, recogiendo otro mazo, golpeando con entusiasmo.

 

 

 

 

 

El sol tenía tiempo oculto, volviendo el cielo noche. Naruto se arrojó a la cama, estirando su cuerpo después de otro día de trabajo, la toalla de su cabeza cayó extendida sobre las sabanas. Como hacían cada noche antes de ir a dormir,  Sasuke y él habían tomado un baño.

 

– Naruto, no dejes la toalla húmeda sobre la cama… –Reprendió, Sasuke. Sacudiendo su cabello con otra de las toallas, quitando el exceso de humedad– O al menos si lo haces, quítala de mi lado de la cama… –Naruto de mala gana se sacó la toalla bajo él y la dejó caer en el suelo. Se revolvió en su sitió, sintiendo las gotas de agua caer por su cara– Naruto, sécate el cabello de forma apropiada, aquí hace frío de noche…

 

– Ya voy, madre… –Contestó, socarrón. Sasuke frunció el ceño, pero le dio la espalda, ignorando el comentario mientras se cambiaba de ropa– Ah, olvidé que Sakura-chan quería hablar conmigo… –Se sentó de golpe en la cama. Luego se recostó de nuevo, con pesar– Ni hablar, iré mañana…

 

– Yo tengo que ir a recoger un té antes de ir a dormir, si quieres le aviso que no irás… –Se peinó el cabello con los dedos, teniendo cuidado en sus palabras.

 

– ¿Irás al cuarto de Sakura-chan? –Preguntó sin mucho interés– Supongo que es mejor si voy contigo, para que me diga lo que quería… –Comenzó a sentarse de nuevo, bostezando. Sasuke se puso en guardia, tratando de que no arruinara su plan.

 

– Estas cansado… –Observó– Has estado en el campo de tiro a diario, es mejor que te quedes aquí, yo iré por el té, no te preocupes… –Naruto bostezó de nuevo y asintió a la sugerencia. Sasuke soltó un suspiro de alivio en su interior, él quería terminar con el juego minado pronto.

 

– Ve antes de que apaguen las antorchas… –Se acomodó en la cama.

 

– Aun falta para eso, no tengo prisa… –Mintió. Pero si Naruto lo percibía nervioso o apurado, intuiría que algo no andaba bien, y entonces llegaría a deducciones sospechosas– ¿Cuándo fue que se toparon tu y Sakura? –Curioseó, últimamente había notado que se llevaban bien, como si fueran viejos amigos. Eso no era muy normal en Naruto, al menos, no con mujeres, él tenía más popularidad entre los hombres, amigos.

 

– Cuando estaban sirviendo la cena… fue mientras tú todavía estabas en la cocina, porque no habías terminado con tu plato… –Explicó. Sasuke dejó escapar un sonido de entendimiento. Naruto de pronto soltó una risita, como si hubiera recordado algo– Es muy agresiva, esa Sakura-chan… me sale natural hablar con ella, como si fuera otro amigo hombre. Pero si le digo eso, sé que me golpeará… –Se rió.

 

– Deberías tratar mejor a las mujeres, Usuratonkachi… –Sonrió– No debes tratarlas igual que a los amigos, de lo contrario se incomodarán…

 

– Habla el experto. –Se burló.

 

– Bueno, he tenido más novias que tu… –Sonrió de medio lado, con malicia– Así que si.

 

– Bastardo. –Gruñó. Lo señaló con un dedo– No te creas mejor que yo, sólo porque has tenido más novias, al menos yo duraba más con ellas… –Retó.

 

– Eso era porque yo me aburría… –Presumió, victorioso. Naruto volvió a gruñir, irritado– Pero bueno, eso no nos sirve de nada… –Pidió tregua.

 

– Maldito Casanova de cuarta… –Dijo entre dientes. Se giró en su sitio, dándole la espalda a Sasuke. El pelinegro no pudo evitar sonreír, divertido. Si tan sólo Naruto supiera cuantas compañeras de la preparatoria se habían fijado en él, entonces no tendría de que estar enfurruñado.

 

El problema de Naruto, radicaba en su hiperactividad. Sasuke aun recordaba cada primer día de clases. Naruto era llamativo con su apariencia extranjera y para muchas de las jovencitas, el ideal del cabello rubio y ojos azules, hacía que lo relacionaran con un príncipe, hasta que abría su bocota. Naruto era todo lo contrario a un príncipe, era rebelde, extrovertido, escandaloso y con la tendencia de meterse seguido en problemas. Mientras que Sasuke era reservado, estudioso y con gustos más tradicionales, su porte arrogante y la manera analítica en la que resolvía las cosas, lo terminaban caracterizando como el perfecto hombre japonés. Y ese era el porqué, pasaban su atención de Naruto a él, aun cuando su mejor amigo fuera el primero en causar impacto. 

 

Aunque al mismo tiempo, en cuanto apariencia, ambos estaban en lados opuestos de la balanza, así que Sasuke suponía que todo era cuestión de gustos. Porque mientras él fuera popular con las mujeres, Naruto tenía muchos amigos, que lo seguían como si fuera la cabecilla de alguna tropa. Claro que tenía mucho que ver con las tonterías que diariamente tramaba o se le ocurrían, y como todo el tiempo estaban juntos, Sasuke también era parte de las aventuras, manejándose como el rey en las sombras, aquel que controlaría al rubio, en caso de excederse.

 

– Regresaré en un momento… –Anunció, antes de salir de la habitación. Afortunadamente Naruto parecía estar a punto de caer dormido, por lo cual si se retrasaba, no lo notaría.

 

Caminó por el pasillo, sacando el croquis de la bolsa frontal de su pantalón, donde le decía donde estaba la habitación que Ino compartía con Sakura. Fue cuando reparó en ese detalle, ¿Qué harían con respecto a Sakura?, meneó la cabeza, despreocupándose. Seguramente Ino ya tenía planeado algo, de lo contrario, no le habría arrojado la indirecta tan de prisa. Dobló hacia las escaleras, bajándolas con cuidado de no hacer mucho repiqueteo, no deseaba despertar a nadie, aun cuando sabía que era poco probable que sucediera.

 

Se detuvo en el descanso, cuando vio a Sakura al pie de la escalera, comenzando a subir. La pelirosa levantó la mirada al notar también los pasos de alguien más, sonrió con educación. 

 

– Buenas noches, Sasuke-kun… –Saludó en voz baja. Sasuke bajó hasta llegar al mismo escalón que ella.

 

– Buenas noches, ¿A dónde vas a estas horas? –Sabía que debía ser la señal de que el terreno estaba libre, pero era mejor asegurarse. Sakura sonrió apenada.

 

– Bueno, iba a hablar con Naruto en cuanto terminaran sus labores, pero me dijo que iría a la termas… –Jugueteó con sus manos, nerviosa– Como no lo vi después, pensé que seguro se debe haber olvidado e iba a verlo… ¿Ya está dormido?... si es así… –Sasuke interrumpió, deprisa.

 

– Entonces date prisa, porque parecía tener sueño… –Le sonrió, causándole un sonrojo– Si subes ahora, alcanzaras a hablar con él…

 

– Si, eso mismo haré, gracias… –Sasuke asintió. Viendo como Sakura subía las escaleras un poco más aprisa. Entonces él mismo se dio prisa en llegar a su destino, se detuvo un segundo bajo una de las antorchas para tratar de ubicarse correctamente, y entonces emprendió la marcha.

 

Desconocía cuanto tiempo tenía, pero lo mejor era no desperdiciarlo. Aunque por un momento dudó, ¿Qué era tan urgente que hablar, para que Sakura no esperara hasta mañana?, meneó la cabeza, aquello no le incumbía. Aunque Sakura estaba muy conversadora últimamente con Naruto, y no sólo eso, el encuentro de hoy, le hizo entender que también le contaba cosas privadas, secretos. ¿De dónde esa confianza?, aunque según Sasuke sabía, algunas mujeres usaban a sus mejores amigos de confidentes, en lugar de ir con sus mejores amigas, quizás ese era el caso.

 

Pero, ¿Sólo dos meses y ya eran confidentes?, eso sí era extraño. Debía admitir que Naruto daba ese aire de confianza, siempre era tan sincero con las cosas que decía que no era de sorprenderse que una mujer se sintiera atraída a eso. No, pero ese no era el caso, ¿verdad?, Naruto había dicho que Sakura sólo era una amiga mas, como otro amigo hombre, para colmo. ¿Y Sakura?, ¿Qué pasaba si Sakura veía a Naruto de otra forma?, esa era una historia diferente, pensó. Sakura entonces debía de tener que sentarse a esperar que el idiota distraído de Naruto se enterara de lo que sentía y entonces volteara a verla, pobre chica.

 

Volvió a concentrarse en lo que sucedía en ese momento, él no debería porque involucrarse de mas en como Naruto rechazaría a Sakura. Y no es que no fuera el tipo de Naruto, o al menos eso creía. Al menos, no era el tipo de Sasuke, era cierto que parecía inteligente y siempre que ellos dos platicaban entremedio de los quehaceres, podían seguirse mutuamente el hilo de la conversación, pero era demasiado pesada en ocasiones. Aunque, si le gustaba Naruto, entonces posiblemente se comportara con él de otra forma. Ah, pero Naruto siempre mencionaba lo agresiva que era, y que peleaban con frecuencia, donde ella terminaba golpeándolo todo el tiempo. Así no se comportaba una chica enamorada con el hombre que le gustaba.

 

Entonces Sasuke recordó, que muchos de los niños de primaria, molestaban a las niñas que les gustaban, sólo porque no sabían cómo acercarse a ellas y querían atraer su atención, ¿Era este el mismo caso?, se preguntó. Pero como las cosas continuaran así, Naruto dejaría de ver a Sakura como mujer, y la vería más y más como el amigo hombre con el que la comparaba. Entonces, posiblemente un día, si Sakura terminaba por declararse lo suficientemente tarde como para que Naruto olvidara el hecho de que era mujer, muy probablemente la chica recibiría un puñetazo en el ojo. Sasuke se rió en voz baja, imaginándose la escena. Entonces frunció el ceño al darse cuenta que, se había sumergido demasiado en esos pensamientos de nuevo.

 

No era momento de pensar en eso. Volvió a ver el dibujo y se orientó un poco, estaba cerca. Aspiró profundamente, estaba haciendo lo correcto, y si no era así, de todas maneras terminaría esa misma noche. Le hizo sentir raro que no se sintiera emocionado, o por lo mínimo, nervioso. Se suponía que iba al encuentro de una mujer para tener sexo, era la primera vez que hacia algo como eso, debería estar ansioso, no indiferente.

 

Se detuvo enfrente de la puerta adornada con dibujos de flores. Fue en ese momento donde Sasuke ya no estaba tan convencido como antes. No era una mujer a la que le importara con quien se acostaría por primera vez, las cosas tontas como la virginidad, no eran tan trascendentales, simplemente que ya no se sentía tan motivado. Levantó la mano y tocó dos veces. La puerta se abrió casi de inmediato. Ino estaba vestida con un camisón ligero sin mangas, el escote llegaba al nacimiento de sus senos sin sostén y el largo de la tela a poco más de medio muslo. Llevaba el cabello suelto, rozándole las caderas. Pero aun así, Sasuke no dejó de lado esa desazón que sentía.

 

– Tardaste demasiado… –Dijo en su característico ronroneo, sonriendo con presunción– Por un momento creí que no vendrías…

 

– Me distraje. –Confesó.

 

– Ya no mas… –Se abalanzó hacia él, tirándole los brazos al cuello, haciendo que se inclinara lo suficiente y entonces atacarlo con un beso.

 

Por inercia Sasuke la apretó de la cintura, pegándola a su cuerpo. Tal y como había imaginado, Ino tenía experiencia en esto. Ninguna mujer hacia propuestas del tipo que ella había hecho, sin antes saber lo que le esperaba. Sasuke había jugado con la idea varias veces, pero no fue hasta esa tarde que la invitación final se hizo, que lo corroboró.

 

Ino soltó un jadeo y entonces Sasuke abrió la boca, intensificando el beso. Iba a demostrarle que él también sabía de estas cosas, no era como los demás hombres de la fortaleza que, a causa de la escases de mujeres, no sabían siquiera lo básico que tenía que hacerse. Sasuke había estado cerca de tener sexo muchas veces, simplemente que la ocasión nunca terminaba por presentarse. Avanzó hacia el interior del cuarto, cerrando la puerta de una patada, mientras volvía a restregarla contra su pecho.

 

Ino intentó meter su lengua en la boca de Sasuke, pero él no la dejó, quien dirigiría las cosas ahí sería él y nada más. Sasuke ladeó su cabeza, obligándola a que ella inclinara hacia atrás la suya, y entonces la invadió. Raspó su lengua contra la de ella, recorriendo su boca sólo lo necesario, sintió un pinchazo de ego cuando la escuchó gemir. Se separaron en busca de aire, y Sasuke atacó su cuello, acariciándolo con los dientes.

 

– ¡Tú ya lo has hecho! –Gimió Ino, sorprendida y complacida al mismo tiempo. Sasuke levantó su mirada y se acercó a su oído.

 

– Yo vengo de un mundo diferente al tuyo, no lo olvides… –Le susurró gravemente, antes de mordisquearle la oreja, haciéndola temblar. Sasuke no había tenido sexo aun, pero no iba a corregirla.

 

Dieron pasos a ciegas hacia la cama, y cayeron en ella de forma estrepitosa. Una vez estando encima, Sasuke entonces decidió apoderarse de la situación por completo. Dirigió sus manos hasta sus piernas, acariciándolas de forma ascendente, levantándole el camisón. Ino no se quedó quieta y se sentó, deteniendo su avance para obligarlo a sacarse la camisa por la cabeza.

 

Ino aprovechó la ocasión para recorrer el pecho masculino con sus manos, paseándolas por todas partes, apenas oprimiendo los dedos. Cuando Sasuke se reclinó sobre ella, no tuvo más remedio que seguir con su espalda. Estaba encantada, Sasuke era mucho más de lo que se había imaginado, era agresivo y sabía lo que hacía. Le gustaba la forma en que la tocaba, ni muy suave ni muy brusco, apretaba sus manos sobre su cintura y las giraba en un masaje que por poco la volvía loca. Gimió, arqueando su cuerpo y alcanzando sus hombros, bajó la cabeza para repartirle pequeños besos en el pecho.

 

Sasuke entrecerró los ojos, tratando de sentir las caricias que estaba recibiendo, encogió un ojo cuando sintió bajar los besos hasta su estomago. Miró hacia abajo, viendo como Ino parecía tan concentrada en besar, pero nada más. Quizás no era tan conocedora, al menos no como para que ella si quiera pensara en hacerle una felación, aun cuando la posición que ambos tenían lo demandaba. La probabilidad de que en ese mundo no practicaran aquello por ignorancia, no le pareció tan descabellada. Rodó los ojos, si ella no iba a hacer un mejor uso de la boca, entonces no le servía de nada que estuviera ahí abajo. Encorvó su cuerpo, alejándose de ella y quedando a su altura para besarla en la boca de nuevo.

 

Se reclinaron en la cama y Sasuke se aventuró a tocarle los senos. Los masajeó por sobre la tela, todavía ocupado en besar a Ino en la boca y en el cuello, no se distrajo ni cuando sintió la pierna de ella engancharse tras su espalda, empujándolo hacia abajo. De rodillas todavía, Sasuke estuvo tentado a recostarse sobre ella de una vez, pero si lo hacía, entonces no podía tocarla. Sin más remedio, decidió entonces que debía sacarle fuera la ropa.

 

Ino sonrió seductoramente cuando sintió las manos de Sasuke de nuevo en sus piernas, esta vez levantando la tela del vestido sin más preámbulo. Levantó los brazos cuando la tela llegó hasta su cabeza, ayudándole a sacársela de encima. El breve escrutinio de Sasuke sobre su figura desnuda y su nulo gesto de sorpresa, hizo que Ino se excitara mas, pues no cabía duda que el pelinegro ya había visto a mujeres antes de esa forma, nada era novedoso.

 

Ino tenía mejor cuerpo del que Sasuke se había imaginado, le recordaba a una actriz de una película para adultos. Llevó sus manos al botón de su pantalón y lo desabrochó de inmediato. Apenas tuvo tiempo de bajarse el zíper, cuando las piernas de Ino se enlazaron en su cintura, tirándolo hacia abajo, casi cayendo sobre ella. Se sostuvo con ambas manos, escuchando la risa juguetona de ella, sintió como la rubia le hacía girar el rostro para ser besado de nuevo. Volteando hacia un lado, mientras se besaban, Sasuke reparó en la segunda cama de la habitación, y en la dueña de ella, recordando que no tenían todo el tiempo del mundo. Con esfuerzo, sacudió su cabeza para que dejara de besarlo, para advertirle.

 

– Hay que darnos prisa, Sakura regresara pronto… –Ino volvió a besarlo. Volvió a retirarse– Hey…

 

– No te preocupes por ella… –Bajó sus manos hasta los pantalones de Sasuke, luchando por hacerlas entrar bajo la tela– Tu sigue…

 

– Ella sólo fue a hablar con Naruto… –Se dejó hacer– No creo que nos dé mucho tiempo… –Ino se rió.

 

– Si sólo hubiera sido eso, ya hubiera vuelto… –Le echó los brazos al cuello, acercándose a su oído– Quizás ellos también estén haciendo lo mismo… –Ronroneó.

 

Sasuke se tensó en su sitio, parpadeando un par  de veces, sorprendido. Ino volvió a besarlo con insistencia, pero él ya no podía sentir la misma calentura que hacía unos minutos. El golpe de esas palabras había sido duro, no se imaginaba a Naruto haciendo tal cosa, no después de lo que le había dicho el día anterior, y su obvia rabia por distraerse en esas cosas. Pero él había roto sus propias palabras antes, mintiéndole descaradamente a Naruto y haciéndose el inocente, ¿Quién no le aseguraba que él estuviera haciendo lo mismo?, Ino le mordió debajo de la oreja, distrayéndolo un poco. Bajó lo suficiente, repartiendo besos, y se llevó un pezón a la boca, escuchando el gemido de la rubia. Apretó los ojos un segundo, sintiéndose traicionado. No, Naruto no era así, recapacitó. No era como él, que a veces hacía las cosas con actos impuros detrás.

 

Aprovechando su distracción, Ino le dio vuelta a sus cuerpos, sentándose a horcajadas sobre él. La miró arquear su cuerpo, viéndolo desde su altura con ojos hambrientos, acariciándose los pechos ella misma. Cuando se inclinó hacia él de nuevo, todas las cortinas de su cabello le nublaron la vista. Como un reflejo condicionado, Sasuke movió sus manos hacia los hombros de Ino, a punto de apartarla, pero no lo hizo. Sasuke entonces se sintió extraño, rodeado de ese color de cabello al que estaba tan acostumbrado ver. Si tan solo fuera más brillante y no tan pálido, era mejor un tono más oscuro, como el de la mantequilla derretida o el ámbar bajo el sol, entonces sería un cabello precioso.

 

– Sasuke-kun… –Susurró. Colocó las manos sobre el pecho masculino y se inclinó para verlo a los ojos, a unos segundos de llegar a lo que había querido.

 

Sasuke la observó con detenimiento, pero no pudo verse reflejado en sus ojos. Eran un azul muy opaco como para lograr ese efecto, a ese que estaba tan acostumbrado. Los ojos de Ino eran de un azul penetrante, como la parte profunda de los océanos tempestuosos. No era un bonito azul. A Sasuke le gustaban más los azules brillantes, claros y alegres, como el azul de un buen cielo despejado y limpio. Como el azul que tenía Naruto en sus ojos.

 

Ante ese pensamiento, automáticamente Sasuke sintió que algo andaba mal. Sintió las manos de Ino sacar su miembro de entre la tela y se alarmó. Desconcertado como estaba, e incapaz de concentrarse, Sasuke ya no estaba convencido de querer seguir.

 

– ¿Por qué no estás…? –Escuchó la voz confundida de Ino y volteó a verla– Sasuke-kun… ¿Por qué no estás listo, pasa algo malo?

 

Sasuke frunció el ceño, no comprendiendo lo que Ino le decía. Bajó la vista y se dio cuenta de que había perdido su erección, ya no sentía ningún rastro que le dijera que hubiera estado siquiera estimulado. Agarró a Ino de los hombros y la bajó de su regazo, para incorporarse de inmediato.

 

– ¿Qué estás haciendo? –Reclamó al rubia– Sasuke-kun, ¿Qué haces? –Enfureció en cuanto vio como el Uchiha se acomodaba los pantalones.

 

– Me estoy largando. –Buscó su camisa con la mirada, encontrándola cerca de los pies de la cama.

 

– ¡No puedes hacerme esto! –Chilló, golpeando el colchón con sus puños– ¡No puedes irte así como si nada!

 

– No creo que tu y yo pudiéramos hacer esto de todas maneras… –Se puso su camisa de nueva cuenta, alisándola sobre su pecho, para que no se viera tan revuelta– Esto no volverá a repetirse, y no me acercaré mas a ti… –Ino soltó un grito de frustración. 

 

– ¡Pensé que podrías ser bueno haciendo esto, pero me equivoque! –Vio a Sasuke con ira– ¡Ni siquiera puedes ponerte duro, eres un inútil! –La mirada de Sasuke cayó sobre ella como un halcón.

 

– Yo no tengo nada de malo… –Habló en voz baja, molesto– Mas bien eres tú la que no puede hacer que siquiera me ponga de humor…

 

– ¡Lárgate de aquí, idiota! ¡Estúpido! –Agarró la tela de su camisón y se la arrojó, rabiosa. Sasuke la atrapó en el aire, como si nada– ¡No vengas a mí rogando luego! ¡Desaparece!

 

– ¿Pero qué dices? –Sonrió con sorna, dejando caer la prenda al suelo, con indiferencia– Tú fuiste la que vino desesperada tras de mí, recuérdalo…

 

– ¡Vete! –Vociferó casi histérica. Sasuke se encogió de hombros y se dio la media vuelta, abriendo la puerta, saliendo de la habitación.

 

Se recargó en la pared, exhalando de cansancio. Una parte de él se alivió de no haber cometido semejante locura, pero otra, la más insana, le reclamó que probablemente no volvería a tener una oportunidad como esa. Se despejó la frente de su flequillo, que rápidamente volvió a su lugar y entonces caminó hacia afuera del pasillo. A medida que avanzaban sus pasos, comenzaron a ganar velocidad.

 

Casi corriendo salió hacia el pasillo principal, doblando hacia donde encontraría la escaleras. La cabeza le daba vueltas mientras sentía una sensación extraña de pesadumbre en el pecho. Llegó a la escalinata y brincó los peldaños de dos en dos, casi resbalando cerca del primer descanso, pero no se detuvo, hasta que llegó al final y entonces se apoyo en sus rodillas, jadeando.

 

Giró su cabeza hacia el pasillo que lo llevaría a su habitación y las palabras de Ino resonaron tras sus oídos.

 

…Quizás ellos también estén haciendo lo mismo…

 

Sasuke no sabía si debía de ir a su cuarto ahora mismo, no quería imaginarse que posiblemente, encontraría a su mejor amigo en una situación como esa. Pero al mismo tiempo, si iba hacia allí y veía a Naruto teniendo sexo, entonces le reclamaría con las mismas palabras que él le había dicho. Entonces ahora los dos serian traidores y entonces no tendría que sentirse culpable, después de todo, ambos habían hecho lo mismo. Ambos habrían faltado a su palabra.

 

Pero no era como si Sasuke quisiera excusarse detrás del desliz de alguien más, o quizás sí, en realidad ya no estaba seguro. Lentamente caminó hacia el interior oscuro del pasillo cuyas antorchas habían sido extinguidas no hace mucho. Se sentía como en una película de terror, donde sabía que encontraría un monstruo detrás de la puerta, pero aun así iba a investigar.

 

No había ni una sola luz detrás de las rendijas de los cubículos cercanos, todos debían de estar profundamente dormidos a esas alturas de la noche. Había pasado mucho tiempo en la habitación de Ino, el hecho de que Sakura no haya regresado, cuando sólo iba a hablar con Naruto, era lo más sospechoso de todo. Quizás así era como Ino y Sakura hacían las cosas, quizás mientras Ino invitaba a uno de los hombres, Sakura subía a entretener al otro. Apretó las manos, haciéndolas puño. No debería de sonar tan descabellado, después de todo, si Sakura e Ino eran amigas tan cercanas, debía de ser por algo más, aparte de su cercanía en edad.

 

La imagen que tenía de Sakura, se estaba destruyendo a cada paso que daba cerca de su cubículo. No le importaba que tan inteligente pareciera, o lo buena amiga que parecía ser de Naruto. Nunca le perdonaría si ella estaba envuelta en el plan y su intención era engañar a su amigo.

 

Llegó por fin, y se detuvo a unos pasos de la puerta. Debajo de ella se apreciaba la luz de vela, sin sombras paseándose ni mucho menos. No había ruido, ni sonido de voces. Rechinó los dientes, no debería de estar tan silencioso, si se suponía que estaban charlando.

 

Sasuke se quedó quieto, y entonces escuchó una ligera risita del interior. Los vellos de la nuca se le erizaron de enojo y sin pensarlo un segundo, abrió la puerta de golpe.

 

– ¡Oh, que susto! –Dijo Sakura. Sasuke rápidamente recorrió la habitación con la mirada.

 

Naruto estaba sentado en la cama, en una infantil posición de loto. Tenía abrazada la sabana con la que se cubrían, vuelta bolita, viendo a Sasuke con las cejas levantadas, aunque tranquilo. El gesto de su boca le indicaba que había estado riéndose hasta que entró. Sakura estaba sentada en una silla del mesón, a casi tres metros, con las manos en el pecho, por la impresión de verlo entrar tan intempestivamente. No había nada fuera de lo normal, ni ropa en el suelo, ni desorden en las cosas, o siquiera algún signo de que se hubieran acercado más de cómo estaban. Sasuke se sintió, por segunda vez en el día, por tercera vez esa semana, que estaba enrojeciendo de humillación. Aunque al menos, en esta ocasión, no había hecho acusaciones falsas.

 

– Dios, casi olvido que deben dormir… –Sakura se levantó del asiento, sonriendo– Se me fue el tiempo platicando, perdona Naruto…

 

– No te preocupes, Sakura-chan… a mi también se me olvido que el Teme andaba afuera… –Se rió, abrazando mas la sabana, en gesto divertido.

 

– Si, pero Sasuke-kun ya está aquí, seguro que quiere que lo deje dormir… –Se peinó su cabello– Y a ti también, hasta te interrumpí cuando estabas por dormirte… será mejor que me vaya.

 

– No te preocupes, Sakura-chan… no me interrumpiste ni nada, seguí teniendo sueño todo este tiempo… –Sonrió con torpeza, llevándose una mano tras la cabeza. Sakura corrió hacia él, dándole un fuerte golpe en la cabeza.

 

– ¡¿Quieres decir que todo lo que te he dicho ha sido aburrido, idiota?! –Lo zarandeó del cuello de la camisa. Sasuke levantó una ceja, aquella era una Sakura que no conocía, nunca actuaba así frente a él.

 

– ¡Perdona, no quise decir eso, Sakura-chan! ¡Sólo no quería que te sintieras culpable-ttebayo! –Rogó, asustado. Aunque en el fondo estaba divirtiéndose. Sakura lo soltó, bufando, entonces recordó que Sasuke estaba allí, parado perplejo en el marco de la puerta. Tosió, avergonzada, alisándose la falda con nerviosismo y sonriendo apenada.

 

– Disculpa que haya armado tanto escándalo, Sasuke-kun… –Se sonrojó– Ya me voy… –Naruto se rió y Sakura volteó a verlo con enojo– Adiós, tonto… –Dijo, y entonces caminó hasta la puerta.

 

Sasuke se hizo a un lado, viendo como ella le hacia una despedida con un movimiento de cabeza, y entonces salió, cerrando la puerta tras ella. Sasuke pudo comprender con totalidad, después de ese espectáculo, que quería decir Naruto con que Sakura era como otro amigo hombre, nunca se había imaginado tal grado de agresión. Era completamente nada femenina. Naruto se rió, llamando su atención.

 

– Esa Sakura-chan… –Se regocijó– Si hubieras tenido una novia como ella, hubiera interrumpido todas sus citas, con tal de estarla molestando… es bastante divertido…

 

– Deberías decir más bien, si tu hubieras tenido una novia como ella… –Tanteó. Naruto dejó escapar una risotada.

 

– ¿Pero de que hablas?, como si no supieras que Sakura-chan está loca por ti…

 

– ¿Qué? –Agrandó los ojos. ¿Sakura gustaba de él y no de Naruto?, aquella revelación era un golpe bajo a su consciencia después de todas las cosas malas que había pensado de ella. Naruto levantó las cejas, incrédulo.

 

– No juegues, ¿Estás diciéndome que no te habías dado cuenta? –Sasuke meneó la cabeza– Bueno, tiene sentido si sólo la has visto actuar toda princesita contigo, pero yo que sé cómo es en verdad, me di cuenta de inmediato… –Le envió un guiño de aprobación al Uchiha– Pero así es como es, le gustas y todo…

 

Sasuke encontró incomodo que Naruto pareciera tan accesible con la posibilidad de que considerara los sentimientos de Sakura, cuando se había vuelto una pesadilla el hecho de que viera como coqueteaba con Ino. Quizás se había equivocado con sus teorías.

 

– ¿Te gusta Sakura? –El mismo se sorprendió que la pregunta saliera de su boca. Naruto parecía bastante calmado, sin haber notado su cambio.

 

– Me gusta, Sakura-chan… pero sólo como amiga… –Sonrió, recostándose en la cama y acomodándose en su lugar– Es demasiado fuerte como para que considere eso de salir con ella, no sobreviviría a sus golpes más allá de un mes… –Bromeó. Sasuke sopló la flama de la vela y entonces vació la cera en el frasco.

 

Sasuke caminó hacia la cama. Se sacó los tenis y brincó a Naruto, para acostarse en su lugar a lado de la pared. Se recostó boca arriba, viendo a través del tragaluz de cuarzo, la distante noche. Pensativo, acerca de lo que había sucedido en todo ese día, se prometió a si mismo dejar de pensar en tonterías, ya había llenado su cuota de estupideces como para una vida entera.

 

Naruto bostezó sonoramente. Sasuke ladeó su cabeza, viendo a su amigo dándole la espalda, contoneándose graciosamente en su lugar mientras se arropaba en su lugar, se le quedó viendo sin ser consciente, mientras meditaba. La ventana estaba abierta, dejando que la brisa inundara la habitación, provocando que Naruto se frotara a sí mismo, tratando de darse calor, puesto que si cerraban la ventana, el cubículo sólo se llenaría de humedad, entonces decidió darse la vuelta, con la intención de acercarse a Sasuke, para no sentir tanto frío, le sonrió al toparse con su mirada fija.

 

– Me acercaré a ti, porque hace frío… –Advirtió, arrastrándose hasta estar cerca de su amigo, que no dijo nada por impedirlo. Sasuke estaba viéndolo fijamente, así que frunció el ceño– ¿Qué? –Preguntó, curioso.

 

– Nada. Creo que me gusta el color de tus ojos… –Confesó sinceramente. Más aun cuando pudo verse reflejado en ellos sin problemas, era agradable ese color, tranquilizador, único. Naruto rió, sonrojando sus mejillas.

 

– ¿De qué hablas, de repente? ¡Es el mismo color que he tenido siempre! –Su risa alcanzó sin dificultad a sus ojos, haciéndolos brillantes. Sasuke sonrió, maravillado.

 

– Si, pero no me había dado cuenta que me gustaba… –Rió, alcanzando uno de los mechones de cabello del flequillo de Naruto, tirando ligeramente de él– Eres tan llamativo. –Entrecerró sus ojos de forma juguetona– ¿Qué, no me regresarás el cumplido? –Bromeó.

 

– No, tus ojos son bastante aburridos… –Le sacó la lengua. Sasuke frunció el ceño. Eso sólo le hizo reír más a Naruto– Bueno, tienes algo que me gusta… –Se sinceró. Sasuke inclinó una ceja, con curiosidad– Me gusta tu cabello. –Dijo.

 

– ¿Mi cabello? –Repitió, extrañado– Mí cabello no es especial, es negro y lacio… todos los japoneses lo tienen así. –Naruto negó con la cabeza.

 

– No, el tuyo es diferente… de alguna forma… –Se acercó hasta Sasuke, y levantó una mano que fue a peinar el flequillo de Sasuke, llevándose también uno de los mechones que caían al lado de su rostro– El tuyo no es un negro común… –Naruto acarició el cabello hacia atrás, con la mirada fija en él– Cuando hay poca luz, como ahora… no se mira simplemente negro… es como el negro de la noche, con un toque azul muy oscuro. –Explicó, sonriendo.

 

– Mi madre lo tenía de ese modo… –Murmuró, recordando que el cabello negro de Uchiha Mikoto, poseía un extraño toque de reflejos azulados. Cuando Sasuke era niño, le gustaba ver a su madre cepillarse– No me había dado cuenta que yo también lo poseía… –Sus ojos se llenaron de nostalgia.

 

– Bueno, es porque no creo que tengas mucho que hacer, mirándote en un espejo con media luz… –Volvió a sonreír. Volvió a peinar el cabello con suavidad, viendo como los parpados de Sasuke caían un poco a cada roce–  Y ¿Sabes?... el hecho de que lo tengas tan lacio, lo hace bastante suavecito…

 

– ¿Es por eso que lo cepillas con tus dedos cada que puedes, sabiendo lo mucho que me causa sueño? –Reclamó débilmente.

 

– Si. –Admitió. Su sonrisa se volvió burlona– Me recuerda a los pelos de un gato. –La ceja de Sasuke tembló.

 

– Muérete. –Se dio media vuelta, escuchando la risa de Naruto. Sintió las dos manos del rubio hundirse en el cabello rebelde de su nuca, y acariciarlo sin cuidado– ¡No soy un maldito gato!

 

– Tama~ –Canturreó. Nombrando el nombre más común que se les ponía a los gatos. Sasuke gruñó, más enojado– Sólo estoy jugando, no te enojes…

 

– No te conozco, no me hables. –Se enfurruñó. Se arropó mejor, sintiendo a Naruto pegándose cerca de su espalda, pero aun dejando espacio, como era normal. Aun seguía riéndose, despreocupado.

 

Sasuke entrecerró los ojos, la risa de Naruto aun resonando. Sonrió, no pudiendo combatir con esa contagiosa alegría que Naruto parecía sacar a borbotones, quitándole cualquier enojo o recuerdo agrio. Sasuke comenzó a quedarse dormido, sintiendo la tibieza tras su espalda. Algo de lo que había sucedido esa noche se sentía como si, de pronto, hubiera dado un paso hacia otra parte. Algo que desconocía por completo, pero que era sumamente importante, quizás lo más importante de su vida.

 

– Buenas noches, Sasuke… –Dijo en medio de un bostezo. Y casi enseguida, suspirar dormido.

 

– Buenas noches, Naruto… –Murmuró. Sintiéndose de pronto, inseguro de sí mismo.

 

Mañana sería, por fin, su último día de castigo. Entonces podría salir de las cuatro paredes de nuevo, para que de esa manera, pudiera meditar con claridad, todo lo que le había sucedido. Entre la desconfianza que sentía por cada hombre en esa fortaleza que se acercaba a su amigo, sin saber antes sus intenciones, hasta la manera irracional en la que su cerebro pareció aborrecer la idea de ver a Naruto sucumbir por alguien. Se preguntó si era el mismo sentimiento de traición que experimentaba Naruto, de ser así, todos los gritos que le había lanzado eran comprensibles, lógicos.

 

Pero aun así, algo recóndito en la mente de Sasuke, se agitó inquietamente, haciendo una pregunta que se hizo eco, y que el sueño borró.

 

…Pero si no fue un sentimiento de traición... ¿Qué fue?...

 

 

 

Continuara….

 

 

 

Notas finales:

Nah!

Apuesto a que muchas quisieron matarme, ¿Eh?  ¬u¬, les deb{i de haber metido un susto con todo este asunto de Ino, pero ya saben que yo nunca haría algo que las molestara... tanto. (>XD)

Bueno, por fin la cosa se esta poniendo interesantemente confusa, tal cual como van las cosas, alguno de los dos de repente se dará cuenta, que esa manera de restringirse el uno al otro, es quizas por diferentes razones.

Pero no revelaré mas de lo necesario. A cambio, espero que hayan disfrutado el capitulo, y espero verlas por aca en el siguiente. 

Un beso a todas por su paciencia y su consideracion de venir a leer aqui, a cada entrega.

 

 

¡Dejen Reviews!

 

 

 

RHYO DARCK. 


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