Takashima entro corriendo al baño…bueno lo más rápido que pudo. Sus piernas no daban para más. Justo cuando se cerró la puerta tras de sí, volvió a abrirse de golpe. Un hombre de mediana edad, el cual llevaba un traje color mostaza, lo acorralo contra la pared.
-Espere!!! ¿Qué le pasa?!!- el hombre no dijo nada, solo comenzó a besar con fiereza al menor- Takashima lo alejo de el de un empujón y se limpió los rastros de saliva con el brazo.
-Tu novio…me dijo que estabas bueno, pero no pensé que tanto-
-¿Mi novio?...Akira?!-pregunto sorprendido
-Así es, coopera por favor no me gustaría hacerlo por las malas –
-Pero no…-el hombre volvió a acorralarlo. No quería pero…Akira.
Akira se iba a enojar si no hacia lo que quería. Comenzó a llorar pero sin hacer ruido. Tampoco quería molestar a aquel señor. Se veía incluso más agresivo que Akira. Tenía miedo.
El hombre le quito la parte inferior de la ropa y entonces el hombre sonrió al ver el juguete que el pequeño castaño llevaba en su interior. Lo jalo haciendo que el menor gimiera. Los dos se miraron a los ojos, con expresiones muy diferentes. En el menor sus cejas estaban juntas por la preocupación y los ojos están húmedos, con varias lagrimas siendo soportadas por los parpados. El hombre lo miro con lujuria e instantes después le arrancó un beso.
Shima lloraba sin parar, pero trataba de aguantar las lágrimas lo más que podía. Por lo menos el tipo se puso preservativo.
-Parece que te ha preparado muy bien- dijo el hombre al notar también la presencia del lubricante- ese chico tiene definitivamente alma de empresario, siempre intentando complacer al cliente- menciono con una sonrisa mientras se abría el cinturón y el pantalón dejando ver su erección. Le dio la vuelta al menor y levanto una de sus piernas.
Shima nunca había estado con otro hombre que no fuera Akira. No sabía por qué Akira le hacía eso. Solo se dejaba hacer para que el mayor terminara pronto y lo dejara en paz. Sintió el pene de aquel hombre dentro de él. Akira lo tenía, por mucho, mucho más grande. Sin embargo el tipo parecía disfrutar.
Movió las caderas ligeramente, por inercia, gesto que el hombre tradujo en placer, así que continuo ferozmente, pero….siempre hay un pero.
Cuando un hombre se excita necesita pensar por segundos en cualquier otra cosa, el partido, los amigos, su madre…para mantener la erección por más tiempo…de otro modo se corren muy pronto…
El hombre terminó un poco defraudado de sí mismo, claro está pero como el pequeño no tenía la culpa de su eyaculación precoz solo le ato un nudo al preservativo y se lo arrojo junto con el dinero.
Shima se no se paró. Estaba confundido. Ni siquiera se había corrido. No se había excitado. No nada!! Su pene estaba dormido incluso. Tal vez era que no lo quería. Que lo hacía a la fuerza. Pero el cuerpo reacciona a los estímulos. Se puede tener orgasmos aun en una violación.
Después de pensar un poco se dedicó a recoger su ropa. Y recogió dinero junto con el preservativo.
-¿Dinero?- entonces lo armo todo en su cabeza. Ahora más que tristeza sentía furia. O tal vez las dos conjuntas.
O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O
Akira observaba a su alrededor. Se encontraba en la parte del estacionamiento. Las personas salina a veces por duplas o completamente solos. Se sentía culpable. Pero ¿Por qué? Siempre hacia de Takashima lo que quería y viceversa, incluso era más común que el menor se aprovechara de él. Pero todo eso le daba un muy mal sabor de boca.
Miro hacia el frente. Entonces se encontró con una de esas desagradables alucinaciones. La respiración le comenzó a fallar. Le aterraban. Puso la cabeza entre sus rodillas e intento respirar correctamente y las náuseas surgieron de repente. Entonces se dio cuenta de que lo que hacía estaba mal. Esas voces…esas visiones siempre se presentaban cuando le hacía algo malo al castaño.
Incluso cuando era pequeño….
El parque estaba cubierto por nieve.
Akira se encontraba llorando en medio de este.
Shima podía ver claramente el aire que exhalaba convertido en vapor cada vez que respiraba. Caminaba lo más rápido que la nieve le permitía. Se sintió feliz cuando por fin llego a su objetivo. Abrazo a Akira por a espalda, y por el espasmo que le dio, debía estar muy asustado.
Aki-chan dame un beso- el mayor no paraba de llorar y se guía mirando hacia abajo-aki solo dame un beso-volvió a repetir colocando sus manos en la cadera del mayor para girarlo lentamente. Akira solo atino a moverse en pequeños pasos.
-Lo siento-dijo entre lágrimas
-No me importa aki-chan, no me ha dolido tanto, además no se lo voy a decir a nadie, Akira solo bésame-
-Pero si te he hecho daño!!, mira cómo te he dejado la mejilla!!-
-Diré que me he caído!!, además estabas asustado-
-Demo…-
-Akira para de llorar y has lo que yo diga!!- el mayor paro en seco pero aun lo recorrían numerosos escalofríos – así está mejor- sonrió shima abrazándolo - bésame…-
El mayor se tragó un quejido producido por la culpa pero no podía hacer nada más que obedecer. Miro a shima detenidamente, el cual había cerrado sus ojos dejando sus húmedos labios entreabiertos. No lo pensó más. Se acercó lentamente y junto sus labios. La lengua del menor pidió autorización para violar sus defensas y él lo permitió.
Suave y húmeda. Era la batalla que estaban librando ambos. Después de unos minutos shima se separó para respirar. Sin embargo no lo hizo de manera brusca, lo hizo pausado, sin dejar de mirar a Akira.
-Vamos a casa-
-¿Eh?-respondió débilmente
-Vamos a casa, hace frio y quiero que me beses más en mi cuarto- el mayor asintió y dejo que shima lo llevara de la mano hasta su casa. No lo dejo dormir. Hizo que lo besar toda la noche.
Siempre lo perdonaba. No importaba que hiciera. Pero si esto había sido demasiado. ¿Entonces qué pasaría? Le dio miedo averiguarlo pero tenía que ir. Tenía que ir por el pequeño. Se levando de la banqueta y entro al centro comercial
Mientras se colocaba su ropa entre lágrimas. Se escuchó la puerta abrirse. Giro sobre sí mismo asustado. Y lo vio. Con una mirada de tristeza y culpa que no sabía si creer.
-Terminaron pronto…-dijo tímidamente
-Como te atreves?!!, eso valgo para ti?! 8000 yen-
-Cálmate Takashima- se paró Akira poniendo las manos al frente en gesto de hacer que el menor se calmara- déjame te explico. Pronto cumpliré los 16 años. Tenemos dinero para vivir maso menos bien por unos meses mientras encontremos un empleo, pero hay que ser precavidos- mientras decía todo esto se acercaba paso a paso al pequeño castaño.
-A ti solo te importa el dinero, tú no me quieres!! –
-Cálmate shima no seas tan melodramático – Akira lo tomo por los hombros e hizo que lo mirara todavía hipando y escurriendo lagrimas- shima yo te amo, precisamente por eso lo hago, me gustaría hacerlo yo, pero…no creo que nadie quiera tirar conmigo- admitió mirándolo con dulzura- solo es un pequeño sacrificio, uno muy pequeñito shima comparado con lo que obtendremos después. Podremos estar juntos para siempre, llenos de felicidad, viviendo solos, follando como conejitos, trabajando duro para mantener nuestra independencia y en la gran capital, aquí no hay nada y allá lo habrá todo, anda deja de llorar- le dijo quitándole algunas lágrimas de los ojos-Ohhh vamos shima- el mayor volvió a tomarlo por los hombros mirándolo fijamente a los ojos- lo siento ¿me perdonas? por favor…-el mayor se acercó lentamente al menor e intento besarlo.
-NOOO!!!-grito el menor empujándolo- NO TE VOY A CREER MÁS!!, POR MÍ, PUEDES IRTE AL MISMÍSIMO INFIERNO!!, MAL NACIDO ENFERMO!!-Akira parecía algo asustado por la actitud del menor- no te me vuelvas a acercar, vete a donde quieras, no me incluyas. Es en serio cuando te digo que no te quiero volver a ver…-dicho esto salió llorando de ahí.
Corrió fuertemente hasta que se dio cuenta de que el mayor no lo perseguía. Se detuvo en un cruce. Ya era de noche. Las luces de los autos parecían relampaguear mientras pasaban con gran velocidad.
-No puedo volver a besarte Akira- se dijo a sí mismo.
Tenía miedo.
Porque lo único que podía retenerlo a su lado eran sus besos. Si lo hubiera besado en ese momento él hubiera hecho lo que a Akira le viniera en gana. No podía. No podía negarse a nada cuando se trataba de él. Eran sus besos y nada más. Tal vez esos labios tenían la culpa de que ni siquiera se excitaba con alguien más.
Cuando el semáforo se puso en rojo. Avanzó. Camino hasta la estación del tren. Pasó su tarjeta por el lector y cogió el tren que iba a casa.
Como siempre el vagón iba casi vacío. Solo había cuatro personas más. Unos ancianos en la parte de adelante y un muchacho vestido de negro que leía el periódico acostado en los asientos.
Ahí, sentado como estaba analizo su propia miseria. Todo lo malo que le pasaba siempre lo permitía el.
Akira…Akira…- a shima le gustaba despertar al mayor por las noches. Si estaba demasiado cansado simplemente lo abrazaba y le decía “duérmete ya shima” y se dormían acurrucados. Había veces en que lo besaba hasta altas horas de la madrugada solo porque él se lo pedía…pero había otras en que lo miraba asustado y lo aventaba lejos de él. Ese día fue como esas veces, pero fue algo más que un simple aventón.
Se levantó hasta quedar sentado y se le quedo mirando, se llevó una mano a l cabeza completamente asustado y cuando shima intentó acercarse a él, el mayor se fue sobre el y comenzó a golpearlo. Shima lo llamo una y otra vez por su nombre y solo fue hasta que su nariz comenzó a sangrar que el mayor se detuvo.
Parecía salido de un trance. Miro a shima llorando con el pijama hecha tirones, cubriéndose la cara.
Yo…lo siento shima – se jalaba el cabello como si estuviera por perder la cordura. Había veces en que el mayor no era el, y eran esas veces cuando más le daba miedo. Pero no podía hacer nada. No podía decírselo a nadie. Se lo había prometido. Él lo había aceptado así como era. Era su culpa. Era por su adicción a los besos.
Shima lloro todo el camino. Lloraba incluso mientras caminaba de la estación a su casa.
Entro corriendo no quería que su hermana lo viera y le empezara a preguntar. Como sucedió tan rápido, esta solo lo miro por segundos y giro de nuevo su cara a la televisión.
Pasaron varios días. Takashima y Akira solo se veían accidentalmente en la escuela. Shima apenas le dirigía la mirada. Se iba hacia otro lado o fingía no verlo. Era evasivo. De verdad que no podía ni mirarlo, o le entrarían ganas de besarlo. Era adicto desde que tenía ocho años. Como podría cambiar sus viejas costumbres tan rápidamente. Rayaba en lo enfermo. Lo puros recuerdos de sus besos le producían la necesidad de masturbarse.
Uno de esos días bajo por un vaso de agua a oscuras. La ventana de su cocina daba con la de él comedor de Akira. Y por extrañas casualidades del destino este se encontraba ahí.
Lo observo detenidamente.
Estaba sentado con dándole la espalda. Usaba una playera interior de tirantes blancas. La luz hacía que tanto la prenda como él estaban llenos de sudor.
Akira también tomaba un vaso de agua mirando hacia el suelo. Después de esto la hermana de Akira entro a la cocina, pareció decirle algo, luego ella abrió el refrigerador y saco un jugo de caja.
Iba a salir cuando Akira le tomo de la mano. Entonces Takashima pudo ver la expresión de su rostro. Parecía preocupada, agonizante, tenía algunas lágrimas. La hermana pareció mirarlo con compasión y se acercó. Comenzó a agarrarle el cabello de manera dulce. La cara de Akira estaba justa en el escote en v abierto en la pijama rosa satinada de su hermana. Pero no se veía para nada rara la imagen, ni aunque un malpensado la viera. La expresión de Ai era dulce como la de una madre. Se separaron por momentos y Akira le dijo algo. La hermana sonrió, tomo su jugo y antes de salir de la cocina le dijo algo con una enorme sonrisa. En la cara de Akira también se instaló una leve sonrisa. Luego este pareció mirar hacia abajo. Se empino el vaso entero de agua bebiéndose el contenido y luego salió de la cocina apagando la luz.
Esa expresión en Akira….no la había visto desde hace algunos años
Al día siguiente vio a Akira sentado en una de las banquitas del jardín de la escuela. Parecía algo deprimido y miraba fijamente hacia un punto perdido. Uno de los pocos amigos de Akira se acercó a él por la espalda y este se levantó muy asustado.
-¿Que tienes?-
-Nada, es que no he dormido muy bien estos días-
-Mmm si es raro, ni siquiera te has dormido en clases, aki no te estarás enfermando?-
-No, no es eso yo…-Akira se dio cuenta de que lo observaban y solo le dedico una sonrisa tierna y triste. Shima solo atino a devolverle una llena de rencor falso, por orgullo más que por gusto.
El chico que estaba con él también lo miro
-Me habías dicho que habían tenido una discusión ¿tan fuerte fue?
-No…no es eso-
-No estoy tan convencido, mira cómo te mira, pero bueno…ah mira se acerca-
-Hiro-kun podrías ir a otra parte-
-Como usted ordene mi lady- dijo burlonamente
-Lo digo en serio…-
-Ahh bueno, nos vemos en clase akira- se despidió algo asustado
-Vaya…pensé que no me volverías a hablar…-
-No es por nada en especial, solo te vez algo raro,¿ has estado teniendo tus alucinaciones otra vez?- el mayor asistió un poco cohibido.
El mayor enarco una ceja- hace tiempo que no lo hacías-
-Lo se….es algo raro….yo todo soy raro ¿que te puedo decir?…-
-Bueno eso es todo me voy, solo quería saberlo-
-¿Por qué pareces tan enojado de repente? ¿Pensé que estabas preocupado?- el menor se dio la vuelta indignado
-Porque pensé que no podías dormir en las noches por mí, pero como siempre, es solo porque estas mal de la cabeza Akira- dijo algo herido y venenoso yéndose de ahí rápidamente.
-No parecías tan preocupado de mi locura cuando me pedias que te follara Takashima!!-grito enojado empezando a respirar dificultosamente
-A ti no te importaba que yo estuviera loco- murmuro para sí mientras se volvía a sentar para calmar su respiración.
Su madre y su hermana lo miraban raro. Siempre estaba con Akira. Salían a todos lados. Se les haca extraño que dejara de salir de casa. Pensaban que era una pelea momentánea entre amigos únicamente.
Un día bajando por un simple vaso de agua escucho las voces de las dos mujeres que vivían con él. La plática se veía interesante así que se sentó en las escaleras solo para escuchar. Pronto esa platica lo aterro.
-Ai-chan dijo que midori-san había muerto….se suicidó al parecer-
-Midori-san?, la que vivía en Tokio? pero por qué? Tenía una carrera tan exitosa y una familia encantadora-
-Mmm sí, pero al parecer estaba un poco toca discos, y el vivir en Tokio la enfermo más, dicen que es un mal genético, la hermana de la abuela de ai-chan también se suicidó por lo mismo, dicen que tienen miedo de que Akira tenga lo mismo-
-Bueno ya sé que el niño es un tanto raro y un poco violento y problemático pero no es como para que lo tachen de loco-
-Yo pienso lo mismo pero kaede-san está muy preocupada, ai-chan dice que cuando termine este trimestre, a mediados de marzo, se lo llevara a un clínica a en hokkaido –
“Pero si nadie lo sabía ¿Cómo? Solo el sabia…¿Cómo era posible? Akira no se lo decía a nadie más que a él”
Subió lentamente las escaleras. Sin hacer ruido alguno. Cuando llego a la parte superior de de la escalera bajo rápida y estrepitosamente por esta. Al llegar abajo se lleno de oxigeno los pulmones y abrió la boca.
-Mama! Yuki! Voy a casa de akira! Me quedare a dormir ahí esta noche!-
-Ahh Takashima!, si bueno, vendrás en la mañana por ropa o te la llevaras?-
-Vendré por ella en la mañana, me llevo las llaves-
-Shima salió corriendo de ahí azotando la puerta. Dejando a las dos sentadas todavía en la sala.
-Mama ¿está bien que mi hermanito pase tanto tiempo con él?-
-Han sido amigos toda la vida, no veo porque no, además pronto ya no podrán pasar tanto tiempo juntos que daño le podría hacer-
Shima apenas cruzo la puerta comenzó a derramar gruesas lágrimas.
-¿Akira a ti te da miedo todo eso que vez?- Le pregunto dejándose besar el cuello por el mayor
-Sí, me da miedo- le dijo mientras repartía suaves besos-¿está bien que lo hagamos ahora? Tu tía está de visita y tu cabecera siempre está golpeando contra la pared-
-No…hagámoslo en el piso-
Se bajaron al piso y apenas Akira lo toco el castaño se corrió gimiendo fuertemente
-Shima ¿estás bien?- se escuchó la voz de su madre a través de la puerta
-Ahh…si mamá, es solo que Akira me ha pateado la entrepierna y me he caído de la cama- ante esta extraña afirmación el mayor comenzó a reírse a carcajadas
-Muy bien niños ya duérmanse- dijo algo cansada, y pronto la sombra de sus pies debajo de la puerta desapareció
-¿Eso es lo mejor que se te ocurrió?¿ Una patada en las bolas?-
-Perdona por no decirle “lo siento mamá solo he tenido un orgasmo, es solo que me has escuchado hasta ahora porque me he guardado todos mis gemidos pasionales para que no me escuchen mis ancestros y por supuesto tu”
El mayor solo se empezó a reír de una forma extraña y loca y luego beso al menor dejándole una sensación extraña, se abrazó a este y empezó nuevamente a besarle el cuello se detuvo unos segundos entre risas.
-Shima tus ancestros siempre están a un lado tuyo…ellos saben que te hago cosas malas y me miran enojados cada vez que te follo, cada vez que te beso- le mordió el lóbulo de la oreja-tu padre dice que nos vamos a quemar en el infierno por ser unos putos homosexuales- siguió repartiendo besos pero esta vez en los hombros – dice que por tu culpa se ha colgado de un árbol con una cuerda, dice que no puede creer que carne de su carne disfrute de actos tan impuros y más siendo tan joven, dice que nos vio cuando me besaste en la cocina y que por eso se mató- Akira no paraba de reír histéricamente.
Esa noche no pudo dormir porque tenía miedo.
Tenía mucho miedo de Akira y de su locura
Toco el timbre de la casa. Pero nada parecía moverse dentro de la casa, así que toco bruscamente la puerta. Se abrió de repente dejando ver a Akira que llevaba unos bermudas y el pecho desnudo.
-Shima?...que haces aquí? Estaba dormido…-Akira noto las lágrimas del menor y se quedó estático-por qué lloras?- shima trataba de aguantarse. Tenía varios gritos atorados en la garganta. Y de un momento a otro toco el rostro del mayor-shima ¿Qué tie…-shima comenzó a besarlo suavemente y luego se separó-shh…shima estás loco?- Akira lo jalo del brazo para que entrara a la casa con un poco de rudeza- ¿Cómo se te ocurre hacer eso en la puerta de la casa? ¿Y si nos hubiera visto alguien?-
Shima pareció fundirse, cayó al suelo con tanta suavidad y lentitud que parecía sincronizado con un bello pianissmo . Akira se preocupó al verlo en el suelo
-Shima¿ qué tienes?- bajo lentamente para no
-Aki no quiero perderte…haz conmigo lo que tú quieras, véndeme aunque sea por 500 yen no me importa, solo vámonos de aquí, los dos juntos. Te prometo que nunca volveré a decir que no a nada. Me acaban de pagar hace dos días y no me he gastado nada, guarda el dinero. Vende uno de mis riñones y la mitad de mi hígado. No me importa. Pero vámonos los dos juntos.- Takashima se limpiaba las lágrimas que no paraban de salir con las mangas de su sudadera roja.
-Siento lo de la otra vez…-dijo Akira tratando de levantarlo con suavidad
-Ya te dije que no me importa-shima se quitó la mano de la cara y trato de besarlo pero Akira lo quiso esquivar y el beso se quedó en la comisura derecha del mayor-solo bésame Akira…solo quiero que me beses para toda la vida. No me importa que tenga que sacrificar, solo quiero tu boca-
-¿Estas consciente de lo que estás diciendo shima?- el menor asintió sin dejar de ver los delgados y rozados labios del mayor.
-Bésame Akira…-el mayor sujeto fuertemente sus brazos. El también a veces sentía que tenía que frenarse a sí mismo. Especialmente con shima. Pero como siempre terminaba cediendo a los bajos instintos del menor. Siempre lo hacía. Juntaron sus labios y era como si miles de explosiones se llevarán a cabo en ese momento. Entre beso y beso caminaban lentamente hasta la habitación de Akira que se encontraba en el primer piso.
Shima se sentó en la cama y se quitó la sudadera y su pantalón de mezclilla
-¿A qué hora regresa tu madre?-
-A las once y mi hermana a las 10….¿tendremos tiempo?-
-Tu siempre me haces correrme pronto…eres tú el que siempre tarda mucho en quedar satisfecho…-dijo abriéndole la bermuda al mayor.
La bermuda y la ropa interior se deslizaron rápidamente por las afiladas y escurridas caderas del mayor.
A Takashima le brillaron los ojos de solo ver el nacimiento del vello púbico del mayor y que decir de lo que estos reflejaban cuando vio el miembro de este totalmente erguido.
-Cómelo….yo sé que tú quieres – el menor no espero ni dos segundos. Lo hundió en su boca y comenzó a succionarlo fuertemente.
Akira solo lo miraba. De vez en cuando le levantaba varios de sus cabellos, pues estos se quedaban pegados a su cara.
-Basta shima…déjame besarte- el menor lo miro un poco desde abajo. Saco el miembro de Akira lentamente y luego subió hasta quedar los dos a la misma altura.
Le gustaba la forma en que lo miraba Akira. Siempre que pasaba caminando por la calle hombres y mujeres volteaban a verlo. Shima odiaba como lo veían de otras personas, pero había algo en los ojos de Akira que lo hacían sentir bien. Porque Akira no miraba a todo el mundo, no veía a otra gente. La mayoría del tiempo estaba demasiado ocupado para hacerlo o simplemente no le importaba la otra gente para hacerlo.
La tenue luz amarilla del foco pequeño de la habitación de Akira incluso daba un aire romántico a la situación. La piel de Akira se veía morena y brillante a pesar de ser blanco. El espejo que estaba detrás de él reflejaba su espalda adornada con un bello lunar.
Pasó sus brazos por el cuello de Akira y se besaron. Akira con un poco de timidez hizo lo mismo en las caderas del menor y ambos se dejaron caer en la cama.
Los dos estaban sentados en el metro en su respectiva esquina en el metro, sus hermana estaban asientos más adelante haciendo el mismo ruido que de costumbre y entonces a Takashima le salió una pequeña sonrisa y se decidió a picarle la costilla a el mayor que solo veía fijamente al suelo. Estaba en una de sus acostumbradas ensoñaciones, las cuales no les gustaban a ninguno de los dos. Después de tenerlas el mayor siempre se ponía violento o muy callado.
-Akira…-Takashima le sonreía y Akira solo lo veía un poco asustado
-¿Qué pasa?, ¿Por qué me miras así?-
-Porque quiero un beso, dame un beso Akira-
-Nuestras hermanas podrían vernos- dijo tímidamente
-No me importa bésame-
-Pero…-
-Hazlo…-ordeno en voz baja
El mayor enfoco sus ojos y miro hacia adelante, al ver que sus hermanas no paraban de hablar le dio un beso fugaz al más pequeño, produciendo en el mismo un leve sonrojo.
-¿Por qué siempre me haces hacer estas cosas tan vergonzosas?-
-Porque así no puedes ver ni oír lo que no quieres - dijo sonriéndole