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Yo nunca... por Altair

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Notas del capitulo:

¡Lo siento mucho por tardar tanto! ewè Es empezar las vacaciones de verano y desconecto de todo. Pero este capítulo trae algo interesante... así que espero que compense el tiempo de espera c:

Kotetsu POV

Me desperté solo en la cama. Bunny no estaba.

Ayer le había confesado que me había enamorado de él. No había sentido tantos nervios desde el día que le pedí a Tomoe que se casara conmigo. Pero todo fue bien. Al menos, por ahora. Él parece una persona muy fría, pero a lo largo de toda la tarde de ayer, pude comprobar que en realidad es muy cariñoso. De ese tipo de personas que de verdad se preocupa por su pareja. Seguramente también de las que haría cualquier cosa por ella, aunque se vea perjudicado. Pensé que ya había pasado la parte más difícil, y que ahora que ya estábamos saliendo juntos, todo sería más fácil. Y bajé a buscar a mi conejo.

Cuando llegué a la sala, Bunny estaba hablando por teléfono, caminando nervioso por toda la habitación, todavía en pijama.

-¡Ya le dije que no puede ser! (…) Lo entiendo, pero… (…) No, claro que no. (…) Ah… Le repito que es imposible. (…) No, no es por el dinero. (…) Escuche, ya dejé bastante claro que sin Kotetsu yo no volvería a ejercer, y tal y como están sus poderes, no creo que él regrese. (…) ¡No puedo hacer eso! No es por su decisión, ¡es que él no-

Entonces se dio cuenta de que estaba en la sala.

- … No está en condiciones –bajó el tono de su voz; podía notar algo de culpa en su mirada-. ¡Y sin él no pienso regresar! (…) Ah, está bien, pero mi respuesta seguirá siendo la misma. Adiós –colgó-.

-¿Quién era?

-El señor Lloyds –se sentó finalmente en el sofá; yo lo acompañé-. Por lo visto, Apollon Media está pasando por un mal momento y quieren que vuelva a trabajar para ellos… Deben estar pasando por una crisis bastante grande si me suplican de esa manera –sonaba absolutamente desinteresado, y su voz estaba en un nivel más bajo que de costumbre-.

-¿Y por qué no aceptas?

-¿E ir sin ti? No podría hacer eso. Somos compañeros.

-Escucha Bunny, tú mismo lo dijiste. Mis poderes no son los de antes y entorpecería demasiado, pero tú eres joven. Y ya salvaste Sternbild más de una vez –le tomé de las manos y le sonreí-. ¿Por qué no volver a ayudar a la ciudad? Al fin y al cabo, eso es en lo que un héroe debería preocuparse: en hacer el bien, no en quien lo acompaña.

-Bueno, entiendo tu punto, pero…

-Piénsalo. ¿No crees que merece la pena ayudar a los demás?

-Yo no soy como tú… Me convertí en héroe para vengar a mis padres, no porque me interesara ayudar a los demás –dijo casi gritando, en tono dolido-. Supongo que pensarás que soy egoísta… pero es la verdad –su mirada estaba vacía-.

- …

-Además, probablemente ni siquiera fuera por eso. Quizás todo fue por causa de la influencia de Maverick. Ese hijo de-

-Ya, tranquilo. Maverick está muerto –puse una mano sobre su hombro-. Ya no estás bajo la influencia de nadie. Ahora puedes decidir por ti mismo. ¿Qué es lo que te gustaría hacer?

- … No lo sé. Pero no quiero volver a Apollon Media sin ti.

-Bunny… –suspiré a modo de reprimenda-.

-Lo siento, no puedo. Lloyds va a volver a llamar mañana, pero le voy a decir que no igual. Mira, déjame tranquilo por hoy, por favor –sonó muy molesto y cortó la conversación para marcharse a la cocina a por un café-.

Bunny estaba algo raro. Siempre ha sido bastante terco conmigo, pero hoy además de eso parecía asfixiado, de alguna manera. Por momentos se perdía en su mundo, sin atender a nada más. Parecía entrar en reflexiones muy profundas. Pero después de un rato, volvió a la sala para disculparse.

-Lo siento por lo de antes… Es que hoy… es el aniversario de muerte de mis padres y… bueno, ya sabes.

Quizás metiera la pata presionándolo antes. Normal que estuviera raro, eso lo explicaba. La muerte de sus padres había sido una experiencia muy traumática… Debería estar apoyándolo, en vez de soltarle sermones sobe ayudar a los demás.

-Oh, lo siento mucho. No me acordaba…

-Ey, esto es solo cosa mía, no tienes por qué sentirte mal.

-De eso nada; eres mi pareja, es normal que me preocupe.

Se sorprendió y se sonrojó un poco. Seguro que no esperaba una aceptación tan grande. Ni yo mismo lo esperaba, lo dije sin pensar.

- … Gracias.

Supuse que hoy necesitaría un cariño extra, así que le di un abrazo.

-No te preocupes, está bien.

Kaede despertó de ahí a poco. Ya no tenía fiebre, así que estaba tan activa como siempre. Y más hoy, que es Nochebuena. Por la tarde comencé a preparar la cena, pero antes de poder poner la carne al fuego, Bunny entró en la cocina y comenzó a hablar conmigo.

-Kotetsu, ¿te importa si salgo un momento? Volveré pronto para ayudarte a preparar la cena y todo lo demás.

-Claro, ¿a dónde vas?

-Bueno… quería ir un rato hasta el cementerio.

-¿Quieres que vaya contigo?

-No hace falta.

-Oh, venga, déjame ir contigo. Siempre haces estas cosas solo, pero ya no lo estás, ¿vale?

- …Está bien –se sonrojó-.

Le explicamos a Kaede que teníamos que salir un momento. Ya era mayor y no íbamos a estar mucho tiempo fuera, así que no me preocupé mucho, es una chica responsable. Aún así, no pude evitar recordarle algunas cosas.

-No toques la cocina mientras no estamos. ¡Y no le abras a nadie! Adiós.

-Papá, ya soy mayor –dijo molesta-. Chao.

Nada más salir, una horda de reporteros nos empezó a acosar con preguntas de todo tipo. “Barnaby, ¿es cierto que llevas todos estos días aquí? ¿Estáis saliendo juntos? ¿Volveréis a trabajar como héroes?” Y otro montón de preguntas que prefiero no mencionar. Nos las apañamos para meternos en el coche antes de que Bunny reaccionara de alguna manera. Justo hoy está muy sensible, y su manera de reaccionar ante las cosas cuando está así suele ser agresiva… Ya estaba más que harto de ellos.

Un buen rato después, y tras parar en una floristería, ya estábamos en el cementerio. Había comenzado a nevar. Yo permanecí unos pasos por detrás de la tumba de la familia Brooks, mientras Bunny se arrodillaba frente a ella para dejar las flores. Lo escuché sollozar. Pude presentir que estaba próximo a derrumbarse. Me arrodillé y lo abracé.

-Los echo de menos…

-Lo sé… ¿Estás bien?

-Sí… Vámonos.

Dijo de pronto, poniéndose en pie y deshaciendo mi abrazo. Volvimos al coche sin mediar palabra, pero él me había tomado de la mano. Era la primera vez que hacíamos esto fuera de casa… 

-Por cierto –comenzó a hablar una vez en el coche de camino a casa-, no te pregunté antes. ¿Kaede todavía cree en Papá Noel y esas cosas?

-Oh, no… Culpa mía, jeje. Un año volví a casa por Navidades y me disfracé, pero me pilló. No preguntes cómo, ni siquiera yo lo entiendo.

-Bueno, los niños no son tontos. Tarde o temprano se darían cuenta.

Tras eso, la tarde pasó tranquila. Salvo por el pequeño revuelo que se formó cuando regresamos. Más y más preguntas. Y nosotros nos negábamos a responder, por si acaso. Bunny me ayudó con las preparaciones como había prometido. Eso le ayudaba a mantener la mente despejada.

Después de una cena larga, llegó la hora de abrir los regalos.

-Kaede, este es mi regalo –le ofrecí un pequeño paquete cuadrado y plano-.

Mi niña lo abrió.

-Oh, ¡es el nuevo CD de Blue Rose! ¡Y firmado! ¡¡Gracias papá!!

Admito que me aproveché un poco de mi vieja gloria como héroe y le pedí a Karina que lo firmara, pero ella parecía encantada.

-Ahora el mío –Bunny le ofreció un paquete un poco más grande-.

No tenía ni idea de qué le había comprado. La curiosidad me golpeó. Kaede abrió el paquete con ilusión. Era una muñeca. Al menos le había comprado algo normal. Ya temía que le hubiera comprado una de esas maquinitas de juegos.

-Ah, es muy bonita. ¡Gracias, Barnaby! –sonrió-.

-De nada -le sonrió de vuelta-. Viejo, mi regalo.

De sabe dios dónde, Bunny sacó un paquete algo más grande que el de la muñeca de Kaede, y me lo entregó con un poco de nerviosismo.

-Es una tontería, pero espero que te guste.

Lo abrí con cuidado, no era una caja, y la superficie era irregular y blandita. ¿Ropa? Abultaba demasiado para eso. Cuando conseguí retirar el papel de regalo, pude ver un trozo de tela verde con forma de tigre sonriente.

-El año pasado tú me regalaste el conejo… así que ahora yo te regalo el tigre a juego.

Solté una pequeña carcajada que Bunny se tomó a burla, pero en realidad me había hecho ilusión.

-Muchas gracias –le sonreí-. Y en cuanto a tu regalo… –bajé lentamente mi tono de voz, pensando en ello-.

-¿No me digas que te olvidaste de él?

-¡No! Te lo daré… más tarde. Pero tienes que esperar un poco, ¿sí?

-Está bien… Más te vale que sea bueno.

-Lo será… espero.

Enseguida mandé a Kaede a dormir. Ya era tarde. Después de un rato recogiendo la sala, Bunny y yo también nos fuimos a acostar. Pero antes…

-¿Y mi regalo? –preguntó una vez arriba-.

-Sí… Siéntate y cierra los ojos.

Bunny lo hizo.

Me senté junto a él y tomé aire. No estaba completamente seguro sobre esto, pero era uno de esos momentos en los que hay que echarle coraje y seguir adelante. Alcé ambas manos para llevarlas hasta su cabeza y lo besé tiernamente, aunque con algo de nerviosismo, que seguramente él notó. Lo tumbé en la cama.

-¿Kotetsu?

-No abras los ojos –le pedí. Sentía que podría morirme de vergüenza si me veía haciendo algo como esto-. Tu regalo…

 

Barnaby POV

- …soy yo –me susurró finalmente en la oreja; su voz sonaba quebrada-.

Abrí los ojos y me incorporé ligeramente, incrédulo. Kotetsu estaba encima de mí, completamente colorado.

-¡P-pero no me malinterpretes! No voy a llegar hasta el final. Solo… –intentaba explicarse-.

Me sentía irremediablemente feliz. Si bien hace tan solo unas horas me sentía el ser más miserable del planeta, Kotetsu había logrado cambiar eso en tan solo un minuto mal contado. Podía notar su inseguridad y sus nervios, pero a pesar de todo, tenía esa mirada obstinada que te daba a entender que no iba a cambiar de idea. Tan cabezota… Mi cabezota.

-Está bien, no te preocupes, haz lo que mejor te parezca –le besé-.

-Vale… pero ten paciencia. Es la primera vez que hago esto.

Entonces Kotetsu atacó mi cuello. Lamía temeroso mi piel, bajando poco a poco. Al mismo tiempo, desabotonaba la elegante camisa de cuadros que me había puesto para la cena. No creía que él fuera capaz de llegar tan lejos por su propia cuenta. Cuando mi pecho y abdomen estuvieron al descubierto, Kotetsu pareció echarse un poco hacia atrás, como asustado por seguir, como si no fuera a ser capaz. Lo tomé de una mano.

-Eh, ¿estás bien? Si quieres podemos parar y seguir cuando-

-No, estoy bien.

Y comenzó a repartir besos por mi pecho, bajando otra vez lentamente. Me había acostado con bastantes hombres, pero ninguno de ellos me hizo sentir lo que Kotetsu logró con tan solo el roce leve de sus labios contra mi pecho. Mi corazón ardía. Esta vez había amor de por medio. Él alcanzó mi ombligo y, sorpresivamente, metió su lengua dentro.

-¡Ah…! –gemí sin querer-.

-¡Lo siento! ¿No te gustó? –preguntó entre preocupado y asustado-.

-No, no es eso. Es solo que… me sorprendió.

Kotetsu, menos preocupado por lo que acababa de pasar, pero todavía muy nervioso, volvió a introducir su lengua en mi ombligo, para luego bajar un poco más… Notaba cómo sus manos temblaban al máximo cuando se posicionaron sobre el cierre de mis pantalones. Uf, teniéndolo a él encima mía de esa manera hacía que mi excitación creciera. Kotetsu lo notó y creo que por culpa de eso se puso más nervioso si cabe.

Desabrochó el pantalón, suspiró y deslizó lentamente una mano bajo mis bóxers. Al encontrarse con lo que buscaba, tragó saliva y el carmín de su cara subió un tono de intensidad.

-¿Sigues estando bien con esto? –estaba deseando que siguiera, pero lo primero era él-.

-S-sí…

Comenzó a acariciar, todavía sin saber muy bien qué hacer. Al final bajó mis pantalones y ropa interior para dejar paso libre. Mi tigre se avergüenza un poco, pero no se detiene.

-Si no te gusta, dime que pare –continúa con las caricias en mi miembro-.

¡¿Cómo no me iba a gustar?! Aunque no tuviera la mejor técnica, ni de lejos le iba a decir que se detuviese. No ahora.

- … No pares –le supliqué finalmente con un suspiro-.

Kotetsu nunca había tenido experiencias homosexuales. Sé que ahora mismo esto debe de ser muy extraño para él, e incluso quizás esté muy nervioso o algo asustado, por eso no me gustaría forzarlo, pero se siente tan bien…

-Lo siento, igual no lo estoy haciendo bien –confesó tímido-.

-Claro que sí, solo hazlo como te lo harías a ti mismo.

Quizás sonaría DEMASIADO obvio, pero cuando tus sentidos están nublados por el placer y tu compañero está medio paralizado por los nervios, cualquier ayuda vale. Kotetsu siguió el consejo y comenzó a mover su mano tal y como lo haría consigo mismo. No lo hacía mal. Y el placer iba en aumento. Así seguimos un buen rato sin mediar palabra, hasta que…

-Bunny, quiero ir un poco más lejos…

-¿A que te…? Oh…

No me dio tiempo a preguntar. Antes de imaginarme siquiera lo que pasaba por la cabeza de mi tigre, él se había agachado y había pasado la lengua por mi glande.

-Kotetsu…

Jamás pensé que fuera a llegar tan lejos. Su mirada mostraba determinación, pero seguía temblando como un flan.

-No tienes por qué hacer esto si no quieres.

-No, sí que quiero. Al fin y al cabo, eres mi novio, ¿no?

Ahora el que se había puesto colorado era yo. Kotetsu bajó de nuevo y empezó a lamer toda la extensión, tan despacio que se estaba volviendo tortuoso. Algún suspiro se me escapó por el camino. Kotetsu se detuvo para abrir la boca y meterlo dentro. Nada más hacerlo, miro hacia mí con expresión perdida. El verlo mirándome de esa manera con mi miembro en la boca hizo que me subiera la presión sanguínea. Él, en respuesta, viendo que yo reaccionaba bien, empezó a subir y bajar. Algunos gemidos salieron de mis labios, dándole a entender que iba por buen camino. Él observaba mis reacciones muy atento, con los ojos bien abiertos y un leve rubor que todavía no abandonaba sus mejillas. Llevé mis manos hacia delante, para posarlas sobre su nuca. Él cerró los ojos con fuerza, seguramente pensando que iba a hacer más presión, pero como dije antes, forzarlo era lo último que haría. Me limité a acariciar su pelo. Kotetsu relajó su expresión y siguió con su cometido durante un rato.

-Ah, ¡para! –ordené; él se detuvo-.

-¿Qué pasa?

-Estaba a punto… Pero no quiero terminar todavía –pude notar como su cara volvía a tener el mismo tono que un semáforo en rojo-. Ahora te toca a ti.

-¿Qué? ¿A mí? –balbuceó nervioso-. No hace falta, es tu regalo.

-Precisamente. Ahora eres mío.

-Oye, Bunny… –se quejó preocupado-.

-Tranquilo, no voy a llegar más lejos que lo de ahora.

-P-pero tú vas a… –asentí-.

Me incorporé y senté en la cama. Kotetsu también estaba sentado, aunque no por mucho tiempo. Lo tumbé de un empujón leve y quedé encima de él, tal y como mi tigre había hecho antes conmigo. Ataqué el cierre de su pantalón, sintiendo su persistente nerviosismo. Lo desabotoné y lo bajé lo suficiente como para dejarme acceso a él. Ya comenzaba a estar duro. Sonreí lascivamente.

-¡Hey, Bunny! No es necesario que hagas-

Cayó en cuanto notó mi cálida boca abrazar su miembro.

-Oh…

Se paralizó. Cuando recobró el sentido, estiró todo su cuerpo, inundado por las sensaciones, como queriendo escapar de un placer infinito, o por lo menos buscar un punto de apoyo para aguantarlo. Se decantó por abrazar la almohada, que ahora reposaba en su pecho. Que reacciones tan inocentes. ¿De verdad este hombre era diez años más mayor que yo y tenía una hija? Bueno… también hay que tener en cuenta que seguramente no había hecho este tipo de cosas con nadie desde que murió su mujer, años atrás. No paraba de suspirar y gemir y llamar mi nombre, una y otra vez. Su miembro ya estaba completamente duro en mi boca, y se aferraba a la almohada cada vez con más fuerza.

-Ah… Bunny, me voy a venir –dijo con esfuerzo-.

Me detuve. Él suspiró. Lo agarré de un brazo y lo ayudé a sentarse de nuevo en la cama.

-Tengo una idea. Acércate –le pedí-.

Él lo hizo, sin saber muy bien lo que venía a continuación. Confió en mí. Se acercó poco a poco, yo hice lo propio, pero yendo más lejos, juntando ambos miembros, para masturbarlos a la vez. Mi tigre se quedó sin respiración por unos instantes, para luego arquear su espalda y soltar de una vez el aire que había contenido sobre mi cuello. Mi corazón latía fuerte, así que muy probablemente el de Kotetsu estaría a punto de estallar.

-B-Bunny… –llamó con voz temblorosa-. Me vengo…

Y tras advertir, aumenté la velocidad. Kotetsu gimió justo antes de soltar sus fluidos entre nosotros. El líquido llegó hasta mi miembro también, mojándolo de manera exquisitamente excitante. Tras eso, yo estaba también a punto. Kotetsu aún temblaba de placer mientras yo seguía masturbando a ambos, aunque no hizo ni un solo movimiento que me diera a entender que quería apartarse. Al contrario, se pegó más a mí. Y así llegué a mi orgasmo un rato después. Evidentemente, también nos manché a los dos. Ahora estábamos cubiertos con el fluido del contrario y el nuestro propio también, mezclándose ambos. Notaba la mezcla deslizándose desde la punta a la base, escurriéndose lentamente. En la cima del éxtasis, llevé una mano hacia ambos miembros y con un par de dedos recogí ese líquido y me lo llevé a la boca. Kotetsu entonces reaccionó y se apartó un poco.

-¡¿Qué haces?! –me preguntó sorprendido-.

-Probándote –se sonrojó-. No estoy haciendo nada malo.

-Ya, pero es… es raro –desvió la mirada-.

-¿No te da curiosidad probarlo? –paseé una mano por mi estómago, donde había caído una gran cantidad de fluido, manchando mi mano de manera generosa en el proceso y luego ofreciéndosela sugerentemente-.

-¡No! –se negó tras un pequeño momento de ensimismamiento-. No. De momento no tengo tanta curiosidad.

-O sea, que quizás más adelante sí.

Kotetsu no sabía donde meterse. Simplemente rodó la mirada al no saber qué contestar. Mientras tanto, yo lamía mi mano manchada de manera lasciva, asegurándome de que él veía como tomaba todo el líquido.

-¿Seguro que no quieres? –le sonreí picarón; una gota cayó entonces de la comisura de mis labios-.

Mi tigre se abalanzó sobre mí y me besó con pasión, tumbándome en la cama y quedando él encima. Sin duda él es más fuerte que yo en nuestro estado normal. Me paralizó la sorpresa, pero pronto le seguí el juego. Bajé mis manos hasta su cintura, y de ahí escurrí una única mano hacia su trasero. Kotetsu agarró esa mano antes de que llegara a su destino y la llevó de vuelta a la cintura. Entonces se separó.

-Pues no estaba tan mal… –dijo tras apartarse algo tímido, limpiando una mancha blanca del borde de sus labios-.

-Vaya… –eso me había dejado sin palabras; no me esperaba que fuera a atacarme así. Sin duda Kotetsu era una caja de sorpresas-.

Me miró tiernamente y, aprovechando que yo estaba debajo, me dio un leve beso en la frente. Se retiró y cogió el paquete de pañuelos que había sobre la mesilla. Comenzó a limpiarse.

-Dame uno.

Me entregó el pañuelo y yo hice lo mismo. Los tiramos a la papelera de su habitación y nos pusimos el pijama.

-¿Y bien? ¿Qué tal? –le pregunté tras cambiarnos, ya que aunque había respondido bien a los estímulos, todavía no me había confirmado con palabras que le gustó-.

-Bien… Increíble –me dio un leve beso en la mejilla-. Aunque era mi regalo, acabaste haciendo eso… Ahora me siento mal, debería haberte comprado algo.

-No te preocupes, no soy materialista. Prefiero invertir en experiencias que en bienes. Y tú me has dado la mejor en mucho tiempo –lo abracé, aspiré su aroma-.

-Oh… Bien entonces. Pero por Reyes te compraré algo.

-Ahá…

Contesté como si hubiera perdido el interés en seguir la conversación, pero la verdad era que me caía de sueño. Los papparazzi seguían agolpados a las puertas de casa de Kotetsu, y cada vez que salíamos nos rodeaban y acosaban. Lidiar con eso era agotador. Y yo ya estaba casi en mi límite. O nos dejaban en paz, o rodarían un par de cabezas. Pero de momento, lo que más me interesaba era descansar un poco. Tanto lío con la prensa rosa nos había dejado exhaustos. Todavía no me explico cómo hemos logrado ocultarle a Kaede todo esto, teniendo en cuenta que sale por televisión cada dos por tres…

-Bunny… Tienes sueño, ¿verdad? –preguntó al tiempo que acariciaba una de mis mejillas; asentí-. Ven, vamos a dormir.

Sutilmente hizo que me tumbara en la cama. Las mantas ya nos cubrían y Kotetsu me abrazó por la espalda.

- … Te quiero –no sé si fue por la falta de sueño o porque un acto como el anterior debe de ir acompañado de su pequeña confesión, pero no pude evitar callármelo-.

-Jaja, con qué me sales ahora… Lo sé, yo también –me apretujó como si fuera un peluche-. Anda, intenta dormir un poco; sé que estos días no pudiste por culpa del tema de los papparazzi.

-Sí…

No recuerdo en qué momento dejé de conversar con él… Quizás incluso haya dicho algo más después de eso, pero no mucho más tarde ya me encontraba durmiendo. 

Notas finales:

Muahaha, voy a ser mala ê_ê Voy a haceros esperar un poco más para saber quién será el seme y quién el uke xD En fin, espero que este pequeño adelanto de lemon os gustara ê_ê ¡Y más drama viene en camino! Hasta el próximo capítulo c:


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