Las sospechas entre las fans de la banda y los medios no se hicieron esperar, como tampoco el berrinche del vocalista porque según él: “Estaba harto de que esa bola de lunáticos le trataran de acosar todo el tiempo”.
Pronto no les quedó más que inventar una enfermedad tras otra para que se perdiera el interés en ello como cada vez que mentían respecto a algo y desaparecer de la escena hasta que “mamá Kyo” al fin dio a luz a su adorable criatura en paz.
Y después de aquello regresando a hacer lo que más amaban: Tocar música. Sólo que ahora acompañados por un nuevo espectador y fan #1 de nacimiento.
~.~.~.~.~.~.~.~.~.~4 A ñ o s d e s p u é s ~.~.~.~.~.~.~.~.~.~
El rubio bajito caminaba por los pasillos de aquella institución llena de niños ruidosos, ansiosos por ir a casa, y sus padres que pasaban por ellos. Lamentablemente para él tenía que entrar más allá de lo que acostumbraba en aquel lugar y todo gracias a la llamada que la directora le había hecho hace unas horas alegando que debía recoger a su hijo en la dirección ya que tenía una plática pendiente con él.
Pasó la puerta de la oficia no sin antes tocar, pero eso sí, sin esperar respuesta. Y fue hasta donde su pequeño hijo le esperaba con la mirada gacha frente a la mesa de la anciana que ponía las reglas en ese lugar. Kyo se sentó al lado del infante y posó una de sus manos sobre las negras hebras de su cabello.
- ¿Qué hizo Takara ahora? –Cuestionó clavando sus ojos en la mujer detrás del escritorio.
La directora le miró con un poco de desaprobación. Ese hombre jamás le había agradado ni un poco: por como andaba por ahí lleno de tatuajes y maleducando a los pobres jóvenes con su extraña música.
- Al parecer tuvo una pelea con uno de sus compañeros señor Niimura y, como ya debe de saber, ese tipo de conductas son desaprobadas por las políticas de la escuela. No podemos permitir… -Comenzó la perorata de la señora en la que ambos frente a ella, padre e hijo, tuvieron que escuchar hasta el final y prometer que eso no volvería a suceder nuevamente.
Una vez “libres” caminaron en silencio hasta la salida, el más pequeño aún mirando el suelo mientras tomaba la mano de su progenitor. Kyo le miró un momento y pudo notar perfectamente que su hijo se sentía culpable por todas las veces que él iba a parar en aquella oficina.
- ¿Hay algo que tengas que decirme? –Preguntó el mayor con un tono mucho más relajado, como siempre que hablaba con el niño.
- Lo siento Papi. Sé que no me debí pelear –susurró éste levantando su acuosa mirada y secando las lágrimas que amenazaban con caer de sus ojos con el dorso de su manita libre- Pero es que Masamoto dijo que tú cantabas feo y que le dabas miedo...
- ¿Eso dijo? –preguntó bajando su mirada hacia el más pequeño con una sonrisa en los labios. Al parecer sólo había salido en defensa de su padre- ¿Y tú crees que canto feo o te doy miedo?
El pelinegro negó rápidamente con la cabeza.
- ¡Dir en Grey es la mejor banda que existe! –Exclamó alzando sus brazos al aire- Y es imposible que tú me des miedo papi, si yo te quiero mucho –Se abrazó a una le las piernas de su padre.
- Bien, pues esa es la única opinión que me interesa –le aseguró Kyo tomando al niño en sus brazos para después acomodarle sobre sus hombros- Así que deja a los demás decir lo que quieran y no vuelvas a pelear con ninguno de ellos…
Takara asintió ya mucho más contento al notar que Kyo no estaba enojado con él.
- ¿Oye papi? ¿Crees que mi tío Totchi tenga ya listo mi traje para el festival? –Comenzó el infante animado- Porque es mañana…
- Por supuesto que lo tendrá Taka –respondió el mayor
- ¿Si vas a venir, verdad papi? –Los ojos suplicantes del menor se clavaron sobre el vocalista.
- ¡Claro que sí! ¡No me lo perdería por nada! Y ya verás que serás mejor pollito de toda la clase.
Y los dos soltaron una carcajada justo antes de subir al auto que les llevaría a casa.
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Ya entrada la noche el rubio vocalista se revisaba frente al espejo una y otra vez. En un par de horas tendrían que salir a una celebración en la que Dir en Grey haría una leve aparición junto con otras bandas.
El sonido de una mano tocando la puerta le hizo voltear.
- Adelante –respondió.
Por la puerta entraron el alto guitarrista ahora pelinegro, con el que vivía hace un par de años, tomando de la mano al pequeño niño que no cabía en sí de felicidad. Al principio de todo se había negado rotundamente a mantener una relación distinta a la que siempre habían tenido, pero con el tiempo fue cediendo, más por su hijo que por otra cosa. Aunque en realidad el trato entre ellos no era realmente diferente.
- ¡Ya estamos listos Waru-chan! –Exclamó el mayor.
- ¿Seguro que no pudiste contactar a la niñera? –Se dio la vuelta.
- No, parece que se fue de vacaciones –Explicó Ando mientras encogía los hombros y soltó la mano del infante. Quién corrió hasta el cantante y le rodeó con sus brazos.
- Entonces supongo que ya es hora de irnos –Se resignó el vocalista tomando a su hijo entre sus brazos. Y los tres salieron en su auto hacia el evento.
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El menor jugaba aburrido con sus pies, esperando a que sus padres aparecieran por aquella puerta.
Al principio no habían tenido problema para cuidar de Takara, pero llegada la hora de ser su turno para presentarse en el escenario, tuvieron que dejarle en el camerino bajo el cuidado de su manager. Pero éste en ese momento parecía demasiado ocupado con una llamada importante. Tanto que no notó cuando el pequeño a su cuidado se escabulló por la puerta resuelto a ir en busca de Tooru.
Caminó por el lugar, no pudiendo evitar que cada minuto una cosa nueva captara su atención, todos parecían ocupados en algo que el apenas y alcanzaba a comprender. Sólo sabía que el sonido de la voz de su padre cantando le llegaba a lo lejos y que si lo seguía, llegaría hasta donde estaba él.
Pero no tardó en perderse por los pasillos, totalmente desorientado. El pánico le invadía y, al saberse sólo y sin a quien acudir, rompió en llanto.
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Cerca de ahí un pelinegro con mechones rojos caminaba en busca de sus compañeros de banda. Muy pronto sería su turno y no tenía idea de dónde se habían metido. Dobló en la esquina y por poco y choca contra un niño que lloraba desconsolado llamando a su madre. Estuvo más que tentado a ignorarle y seguir adelante, pero no lo hizo. La conciencia no dejaría de remorderle si sólo se daba la vuelta y se iba. Él no era una persona cruel.
- ¿Estás perdido? –le preguntó en cambio.
El menor levantó su mirada acuosa y un brillo de reconocimiento recorrió sus ojos.
Se encontraba en la sala de su casa junto a sus padres. Papá veía uno de esos programas musicales para mostrarle su nuevo PV, mientras Kyo intentaba concentrarse en escribir cosas en un dialecto que sólo él entendía. Takara se recargó en el más alto de los tres, aún esperando.
Así que para disipar un poco la impaciencia comenzó a prestar atención al televisor frente a él.
Y justo la persona que en aquella ocasión había aparecido cantando en la pantalla, era la que tenía hablándole en ese mismo instante.
- Vamos -le dijo el mayor tendiéndole una mano para que la tomara y así poder guiarlo.
Takara la tomó y siguió sus pasos, secándose tanto las lágrimas que aún amenazaban por caer, como las ya adornaban su cara, con la mano que aún tenía libre.
- Usted es Ruki-san vocalista de Gazette ¿Verdad? –se atrevió a decir mientras avanzaban.
- ¿Me conoces? –le miró el rubio con curiosidad. No era como si no fueran conocidos, pero no creía serlo a tal grado de que un niño de 4 años le idolatrara. Este afirmó con un movimiento frenético de la cabeza.
- Siempre papá dice que tienen buen sonido y cosas así –comenzó a mecer su mano sintiéndose feliz nuevamente- Pero los demás siempre lo regañan.
- ¿Entonces, a tus padres les gusta la música? –trató de seguirle la conversación en lo que seguían avanzando. Deseando poder encontrar pronto a los padres del niño, o bien alguien con quien fuera seguro dejarlo y que éste se encargara del asunto. Además, prefería mil veces tener al niño feliz y parlanchín, que llorón y escandaloso. Sin darse cuenta poco a poco fue interesándose más en lo que el niño decía hasta comenzar a sentir simpatía por él.
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- ¿¡CÓMO MIERDA PUDO PERDERLE DE VISTA!? –Le gritaba colérico el cantante a su manager, al llegar a su camerino y no encontrar a su hijo por ninguna parte.
- Lo siento Kyo –decía este- pero en primer lugar no debiste haberlo traído…
- Por favor Tooru –Daisuke le tomó por los hombros y lo alejó de su manager, al darse cuenta que los curiosos, incluso de otras bandas, comenzaban a aglomerarse fuera de su estancia- Ven, mejor busquemos a Takara.
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- Mañana es el festival en mi escuela –decía alegremente al cantante- si quiere puede venir a verme.
- Tenlo por seguro –dijo Ruki mirando hacia el frente al toparse con una muy pequeña multitud entre la que pudo distinguir a dos de sus compañeros, aunque un poco más apartados del resto. Todos murmuraban cosas.
- ¡Hey! ¡Akira, Shima! –les llamó agitando su brazo en lo alto para que supieran que era él.
- Taka-chan –habló el más alto de todos- Kai nos mandó a buscarte.
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Sí, está hecho una bola de nervios porque no estabas en ningún lado –esta vez fueron palabras del bajista- Pero, ¿Qué es eso que traes ahí? –señaló al menor que acompañaba a Takanori.
- ¡Qué lindo! ¿Un minifan de Gazette? –cuestionó con emoción el castaño poniéndose a la altura de éste y revolviéndole por completo el cabello.
- No, lo encontré perdido y le ayudo a encontrar a sus padres –dijo con simpleza el vocalista- ¿Pero qué se supone que pasa aquí?
- Parece que alguien molestó a su majestad Kyo –se burló Akira mientras Takashima se reincorporaba.
- Sí, nosotros sólo pasamos buscándote y le oímos gritar –secundó el castaño.
Justo entonces por el umbral de uno de los camerinos apareció un rubio bajito acompañado por sus otros compañeros de banda. Y les miró fijamente a ellos. Asustando un poco a Ruki cuando sin más, abandonó a sus compañeros y se dirigió hacia él con paso rápido.
Incluso antes de que Kyo llegara, el niño que había olvidado aún sostenía se soltó y salió corriendo hasta el otro cantante saltándole encima para abrazarle. Pero lo más sorprendente para los tres músicos de Gazette, fue que éste relajara su gesto y le correspondiera con un abrazo aún más fuerte. Llegando a su lado también los otros miembros de la banda que veían a ese par completamente aliviados.
- No vuelvas a hacerme tal cosa Takara –Decía el cantante revisando que a su hijo no le haya pasado nada. Viendo hasta que cada uno de sus cabellos estuviera en su lugar.
- No papi –Le respondía este a su vez estrechándolo también- Te lo prometo.
Compartieron una sonrisa y frotaron sus narices en un gesto cariñoso. Y justo cuando el vocalista de Dir en Grey estaba a punto de dar la vuelta para poderse ir, éste cayó en cuenta de los otros tres que les observaban y una dura mirada se posó sobre ellos.
- ¡Mira papi! Él es Ruki –Comenzó a hablar el niño aún en sus brazos antes de que alguno de los adultos dijera algo, señalando a Ruki con emoción- fue él quien me ayudó a encontrarte…
- ¿En serio? –Kyo seguía sin apartar sus ojos del pelinegro.
- Sí –respondió Ruki, aún sin poder digerir del todo las emociones que se revolvían en su estómago al presenciar la escena- Pero no fue un problema, ya sabe, es un niño muy lindo…
- Bueno, gracias –dijo el mayor y sin más, siguió su camino junto a sus cuatro compañeros y algunos miembros de su staff que se les unían.
Mientras tanto, los otros músicos observaban incrédulos cómo éstos desaparecían por el largo pasillo hacia una de las salidas.
- ¡Vaya, si esto ha sido muy extraño! –Soltó Reita- Hasta dan escalofríos.
- A mí me pareció tierno –le peleó Uruha- aunque también un poco extraño.
- Mejor vayámonos antes de otra cosa pase y Kai entre en una crisis.
Ruki asintió a lo dicho por el bajista, aún sin decir una palabra y les siguió igual, en completo silencio. No pudiéndose sacar de la cabeza la imagen de Kyo y su ¿Hijo? Y la calidez en su pecho que esta traía consigo.
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Kyo se encontraba sentado en la primera fila de aquel escenario, esperando junto a Toshiya a que su pequeño apareciera. Ambos, con una cámara de fotos lista para entrar en acción. La idea original había sido que los tres miembros restantes del grupo también le acompañaran, pero decidieron que era mejor así, después de todo tenían bastante trabajo en casa y ya con ellos allí era suficiente para llamar la atención. No es que nadie haya visto a Kyo andar por ahí un par de veces pero Toshiya si que podía resultar una novedad.
Tooru se acomodó mejor en su asiento y aprovechó para observar un poco a la multitud que parecía más alborotada de lo normal. Y es que unos asientos atrás, alguien más aparte de ellos se escondía tras el “astuto” disfraz que toda celebridad utiliza para no llamar la atención: unas enormes gafas de sol.
Le reconoció de inmediato, como al parecer también hicieron todos a su alrededor. Pero… ¿Qué demonios hacía ese chiquillo ahí? Y es que no todos los días veías a un músico famoso en el festival escolar de tu hijo.
La música empezó a sonar y los pollitos salieron a escena. Entonces la atención del rubio se vio centrada nuevamente en el niño que bailaba alegremente con un esponjoso traje de pollo. Aunque la respuesta a la pregunta que quedó en el aire le llegó en el momento en que su pollito, ya al final de su acto, saludó a alguien más aparte de ellos.
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Una vez que los padres comenzaron a reunirse con sus hijos, Ruki se levantó de su asiento, notando perfectamente las miradas que le seguían, y se acercó hasta dónde el otro par de músicos y Takara yacían.
En el instante en que sus pies se detuvieron frente a ellos, pudo sentir a su corazón acelerándose con una sola mirada de cerca al rubio, que ahora mismo se tomaba fotos con su hijo, y maldijo por lo bajo al temer que éste se diera cuenta y preguntara el porqué de su nerviosismo. “Solo saluda a Takara y te vas de aquí” le dijo una voz una voz en su mente.
- ¡Ruki-san! –le llamó Takara desde donde estaba.
- Hola Taka –saludó, terminando de dar los pasos que le faltaban y le abrazó- ¡Qué lindo te vez hoy! –le alagó sintiendo en su espalda la mirada asesina que Kyo le mandaba.
Pero al parecer Toshiya notó como la ira de “madre sobreprotectora” estaba emanando de su amigo, así que discretamente se acercó a ambos y cargó al menor de todos sobre sus hombros. Alejándole del otro músico.
- ¡Qué sorpresa verte por aquí! –Habló Toshiya tratando de lucir amable y aligerar un poco las cosas- Gazette no debe tener mucho trabajo hoy.
- No, nos estamos tomando un descanso –mintió a sabiendas de que sus amigos debían estar matándose ensayando en el estudio y maldiciéndolo a él por no asistir- ¿Y cómo les va a ustedes?
- Bien, trabajando en el nuevo álbum…
- ¿Nuevo álbum, eh?
- Sí –esta vez fue Kyo quien cortó la conversación- Ahora si nos disculpas, tenemos que irnos… -Dicho lo cual se dirigió hasta donde Toshimasa listo para tomar a su hijo y llevárselo de ahí.
- Fue un placer verte Ruki –Se despidió Toshiya al mismo tiempo que bajaba al infante para entregarlo a su paranoico padre.
- Despídete Takara –le ordenó Tooru tomándolo en sus brazos.
- Adiós Ruki-san –Se despedía el niño sin dejar de mover su manita a medida que su padre le llevaba a la salida junto con el bajista. Y le correspondió con un gesto igual. Quedando con una extraña sensación de vacío al verles desaparecer completamente de su campo de visión.
No quería regresar a casa y mucho menos ir a ensayar, pero debía escoger entre una u otra. Miró a su alrededor, como si de esa manera mágicamente fuera a aparecer una tercera opción mucho mejor, pero no fue así. Y se dirigió con pesadumbre a su auto, con la idea de que era mucho mejor escuchar el reclamo de sus compañeros que el pasar el resto del día sólo, al menos de esa manera tendría algo más en que pensar, y apartaría al rubio vocalista de su cabeza.
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La puerta del departamento se abrió y de inmediato el pollito saltó de los brazos de Kyo y corrió a buscar a su papá para contarle cómo le había ido, dejando sólo en la entrada a los dos mayores.
- ¿Qué fue lo que pasó antes Kyo? –cuestionó el bajista.
- ¿De qué me hablas? –evadió este haciéndose el desentendido mientras cerraba la puerta tras de sí.
- ¡Vamos! Llegó un momento en que de verdad me preocupó que algo le pasara a Ruki por las miradas de odio que le lanzas.
- No me gusta como mira a Takara –Explicó.
- ¿A Takara? –Toshiya se sorprendió por eso.
- Sí, que tal si se trata de algún tipo de psicópata pedófilo y le quiere hacer daño –decía serio Niimura.
- ¿Bromeas verdad?
- No.
Entonces el bajista estalló en una carcajada que no consiguió más que fruncir el ceño de Kyo.
- ¿Hacerle daño a Takara? –Decía Toshiya entre una risa y otra- Pero si yo creo que al único al que quiere hacerle cosas “malas” es a ti.
- No me jodas Toshiya –exclamó molesto, entendiendo perfectamente el doble sentido del otro.
- ¡Pero es cierto! ¿Acaso no lo ves?
- ¿Ver qué Totchi? –les interrumpió Daisuke, quien se acercaba hasta ellos. Tomando a Kyo por la cintura y acercándolo hasta estar a pocos centímetros de distancia y depositar un beso en su frente.
- Nada Dai-suki ¿Quieres ver las fotos que le tomamos a Takara? –le dijo Toshiya saliéndose por la tangente. Y se lo llevó hasta la sala con el fin de enseñarle las fotos, no sólo a él, si no también a los otros dos miembros restantes de la banda que se encontraban allá sentados.
Mientras tanto Kyo pensaba en lo dicho por el bajista.
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- Ruki –habló Uruha antes de dar un sorbo a su taza de café- Kai se molestará por lo de hoy…
- Lo sé –susurró este mirando sin mucho ánimo a su rebanada de pastel- Pero ni yo mismo sé qué me está pasando…
- Tal vez muy dentro de ti existe un fanatismo reprimido hacia Dir en Grey, y por lo mismo ahora acosas a su vocalista –sugirió el castaño volviendo a dejar la bebida sobre la mesa.
- ¡Claro que no Shima! –Se indignó el bajito- ¡Yo no estoy acosando a nadie!
- Lo sé Taka-chan, sólo quería que te relajaras un poco.
- No necesito relajarme –su tono de voz se volvió más serio- Necesito un consejo y mi mejor amigo no está siendo de mucha ayuda. –le recriminó, a lo que Uruha le hizo una expresión de disculpa y una seña para que continuara- ¿Qué se supone qué debo hacer si siento cosas raras por alguien que creo que me odia?
- ¿Quieres tirarte a Kyo? – El vocalista casi se muere de vergüenza con eso pero en cierto modo tenía razón. Uruha espero a que el otro respondiera con un asentimiento - Bien, entonces pídele una cita. Igual no pierdes nada. Si tienes suerte aceptará y podrás ser feliz, si no la tienes y te odia, tal vez sólo se niegue y te odie aún más.
- Ahora veo por qué te van tan mal cuando sales con alguien –Se burló Takanori- ¡Ojalá las cosas fueran tan fáciles cómo dices!
- Pero sí que lo son –Continuo hablando Takashima tratando de olvidar el comentario hecho sobre su vida amorosa- Sólo es cuestión de que tomes una decisión sobre qué hacer… espera, ¡Tengo una idea! –gritó triunfal.
- ¿Una idea? –el alma de Takanori se le vino a los pies, ninguna idea de Uruha podía ser del todo buena tratándose de algo como eso.
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Los chicos ya se habían retirado a casa hace unas cuantas horas y Takara había caído rendido sobre su cama del cansancio incluso antes de que el sol terminara de ponerse en el horizonte. Y ahora era su turno, pensó Tooru.
Momentos antes de que se sumergiera en la comodidad de su cama, unos fuertes brazos le apresaron por la espalda en un cálido abrazo.
- Estoy cansado Die –se excusó el vocalista conociendo la verdadera intención detrás de ese abrazo.
- Vamos Tooru –se rió el más alto- ¿A qué no adivinas que quiere Takara para navidad?
- Si pudiera adivinar te lo diría… -le dijo sin mucho ánimo.
- Un hermanito –le susurró cerca de su oreja justo antes de que su lengua se comenzara a deslizar por su cuello.
- ¿Un hermanito? –Kyo se removió entre los brazos del más alto- ¿Cómo se le ocurre?
- Tal vez se siente solo –le excuso el otro, sacándole al menor un gemido cuando sus escurridizas y frías manos se colaron por debajo de su playera recorriendo su piel.
- Pues tendrá que conformarse con una bicicleta –dijo Kyo conteniéndose lo más que podía.
- No creo que sea tan mala idea ¿Sabes? –detuvo su acción de mala gana
- ¡Por supuesto que lo es! –Alegó el rubio- ¿Cómo se supone que le voy a dar un hermanito?
- Eso es obvio Tooru ¿No me digas que aún crees que los niños llegan con la cigüeña después de haber dado a luz a uno? –se burló Daisuke.
- Me refiero a que no es el momento de darle un hermanito–soltó- No es como si tuviéramos algún tipo de relación cómo para…
- ¡Claro! Tres años viviendo juntos y otros tantos de conocernos y no tenemos ningún tipo de relación –Le recriminó el pelinegro soltándole al fin con algo de brusquedad.
- No hagas dramas Daisuke –pidió el rubio sentándose al borde de su cama.
- Olvídalo. Dormiré en la sala… -Espetó cansado de que el otro le recordará que no eran nada en cada momento que veía la oportunidad. Tomó su almohada bajo el brazo y salió de la habitación dando un portazo.