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En Blanco por Saime Rossette

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Notas del capitulo:

¿Estás soñando? No, no lo estás. Bueno, no sé. Quizá hay algún lector zombie por aquí.

Pero en cualquier caso, esto es real. Esto está pasando. En Blanco finalmente llegó a su final. Después de dos años desde la publicación del primer capítulo. Me pregunto si debí haber esperado hasta Navidad. 

Bueno, aquí está. Creo que me siento realmente feliz de haberlo terminado y a la vez me siento un poco triste por lo mismo. Han pasado muchas cosas este año. He conseguido muchos logros universitarios de los que estoy muy orgullosa, pero siempre tuve la espinita de este fic ahí.

Finalmente ha llegado a su fin. Gracias por acompañarme en este loquísimo viaje. Gracias por haber abordado el barco desde el inicio y haber llegado hasta el final. Gracias por haberte unido a medio fic y también siento mucho por esas personas que decidieron abandonar el barco. Mil disculpas.

DEEP BOW

Aquí está el final.

En Blanco 7

 

Desvió la mirada de los papeles que leía en esos momentos para así poder ver la hora en el reloj sobre su escritorio. Soltó un pesado suspiro y se frotó el rostro con la mano izquierda antes de presionar sus dedos pulgar e índice en el puente de su larga nariz.

 

No cabía duda que se sentía sumamente agotado. Faltaban unos minutos para que el reloj marcara las tres de la mañana y él seguía en su oficina revisando casos que no irían a juicio hasta el siguiente mes.

 

Aflojó el nudo de su corbata y se puso de pie. Una vez erguido sintió los músculos de la espalda sonar dolorosamente. Llevaba semanas en aquella misma rutina. Trabajando hasta la extenuación en su oficina en casa hasta que su cuerpo exigiera descanso.

 

Arrastró los pies hasta salir de su oficina, apagando las luces en su camino.

 

Al estar frente a la puerta de su habitación se detuvo con la mirada perdida en la contrariedad de su mente y en sus recuerdos.

 

 

La espera se había hecho aterradora. Deseando que lo que significase ese trozo de papel no provocase su separación.

 

Kyuhyun había permanecido encerrado en la habitación que ocupaba antes de trasladarse a la de Siwon. Miraba largas horas aquella fotografía. Confundido, casi como aquel día en el que había despertado desorientado en ese mismo lugar.

 

Por otro lado, Siwon pasaba los días preocupado por Kyuhyun. Esperando a que el menor saliera de la habitación para así poder asegurarse de que comiera algo. Compartía las mismas preocupaciones que este, pero sabía que debía mantenerse firme y brindarle seguridad.

 

 

Después de largos segundos sacudió la cabeza para salir del estupor en el que se encontraba. Abrió la puerta y se adentró a la oscuridad de su habitación. Realizó su rutina diaria y cuando por fin se recostó en su cama ya eran casi las tres treinta de la mañana.

 

Dejó caer sus párpados pesados en espera de que el sueño le envolviera y así poder descansar por lo menos las tres horas que faltaban antes de que el sol apareciera tras las cortinas de la ventana.

 

 

- ¡hyung!- exclamó Siwon al abrir la puerta de entrada. Leeteuk se encontraba del otro lado con un rostro agotado. Había pasado largas noches en la oficina tratando de encontrar la información que Siwon y Kyuhyun temían.

 

Ambos habían esperado casi una semana para que el mayor se presentara ante ellos y les brindara la respuesta a la pregunta que tanto temían pronunciar. ¿Quiénes eran la mujer y el bebé en la fotografía?

 

 

Sintió que tan sólo había parpadeado cuando el sonido estridente del despertador le obligó a abrir de nuevo los ojos enrojecidos por la fatiga. Dejó caer la mano sobre el botón para así poder desactivar el endemoniado aparato y aunque intentó conciliar el sueño una vez más, supo que se le haría imposible.

 

Se mantuvo los siguientes minutos con la mirada perdida en el techo de su habitación. Tratando de desviar su mente de cualquier pensamiento, sólo concentrándose en los declives y montículos imperfectos del cimiento.

 

Se puso de pie y comenzó con la rutina que seguiría el resto del día como los días y semanas anteriores. Así su vida se había sumido una vez más en la monotonía. El silencio asfixiante de su casa sólo era llenado por el eco de sus pasos.

 

 

- Tiffany Cho- anunció Leeteuk, entregándole una carpeta a Siwon. Kyuhyun se acercó alarmado para mirar lo que decían las hojas- 24 años, vive en Seúl, ha estado buscándote desde hace más de un mes.- continuó el mayor- Es tu esposa.- Las palabras resonaron en ambos pares de oídos.- Perdóname, la ley me obliga a localizarla y ya se dirige aquí a Busan.

 

Cuando Leeteuk abandonó la vivienda sintió que era el peor amigo de todos. Había intentado dar palabras de apoyo, pero sabía que todas serían vanas y no se cumplirían.

 

 

Despachó a uno de sus clientes con un asentimiento de cabeza antes de cerrar la puerta de su oficina en el edificio donde trabajaba. Se sentó una vez más en su silla para así comenzar a trabajar en el nuevo caso que habían puesto en sus manos.

 

El firme toque de unos nudillos contra la ventanilla de cristal en su puerta desvió su atención de su trabajo. Tras el vidrio pudo observar a Leeteuk con los labios torcidos en una expresión vacilante. Siwon se puso de pie para abrirle la puerta.

 

Leeteuk llevaba en sus manos un par de bolsas de papel y una charola con café caliente.

 

- Sora supone que no desayunaste, así que me pidió el favor de cuando menos obligarte a almorzar.- Estiró sus labios en una sonrisa sincera.

 

- Dile que le agradezco el gesto.- Siwon retiró algunos papeles de su escritorio para poder colocar la comida que Leeteuk le había llevado y fue entonces que percibió el hambre que sentía.

 

Tal como Leeteuk había dicho, no había comido absolutamente nada en toda la mañana. Vagamente podía recordar las comidas que había hecho en esas semanas. Su cuerpo había perdido su musculatura considerablemente y si no fuese por las comidas que Sora le mandaba, sus mejillas ya se encontrarían hundidas.

 

 

Tras cerrar la puerta, Siwon se acercó al menor que se encontraba sentado en el sofá con la mirada perdida en algún punto frente a sus ojos. Se colocó de rodillas frente a él y con los dedos pulgares intentó limpiar las lágrimas de las redondas mejillas del menor, sin embargo, más lágrimas seguían brotando de sus ojos.

 

- Won- llamó el menor con voz temblorosa. Sus castaños ojos finalmente le miraron. Siwon sintió su pecho contraerse ante la imagen frente a él. Era hermosa y frágil, pero dolorosa.

 

Entonces comprendió. Pronto se separarían, llegaría aquella mujer y se llevaría a Kyuhyun de su lado. Los apartaría y los haría sumamente infelices.

 

 

Más tarde Leeteuk ya había abandonado su oficina. Siwon, una vez más, trató de concentrarse en el nuevo caso que se le había presentado. Sin embargo una notificación de correo electrónico llamó su atención. Provenía de Heechul.

 

Su extravagante amigo había conseguido alargar sus vacaciones y había permanecido en China por más tiempo del que habían esperado. Leyó el correo con tranquilidad hasta que llegó al final y sintió como su respiración se trababa.

 

Su amigo había adjuntado en el correo las fotografías que había tomado la noche de Navidad. Al menos todas aquellas en las que aparecía él y… Kyuhyun.

 

Apresó su labio inferior entre sus dientes. Había hecho un trabajo magnánimo al no pensar en Kyuhyun y en su ausencia. Como si nunca hubiese estado ahí. Casi se había convencido a si mismo que aquel joven había sido producto de su desequilibrada mente, una jugarreta provocada por la soledad que había vivido los últimos años.

 

No obstante, aquellas fotografías eran las pruebas latentes de que Kyuhyun era real y que ya no estaba más a su lado. 

 

La sensación de entumecimiento que se había instalado en su pecho fue perdiéndose hasta que sólo quedó un dolor crudo y atroz.

 

A pesar del escozor en sus ojos, se negó a cerrar los ojos. Juraba que su memoria jamás habría podido recordar las facciones perfectas de Kyuhyun. Podría jurar, incluso, que aquellas fotografías eran sólo insulsas imitaciones del original.

 

Exhaló un gemido tembloroso. Oh, como extrañaba a Kyuhyun. Su voz, sus enormes ojos, sus labios gruesos y sus mejillas ligeramente regordetas. La suave textura de su piel y aquellos sonrojos que tanto le habían enamorado.

 

 

Sintió las suaves manos del menor sobre las suyas y como su rostro se acercaba al suyo. Los temblorosos labios del menor se unieron a los suyos.

 

Kyuhyun le besó como nunca lo había hecho. Demandante y necesitado. Sus brazos le rodearon presionando ambos cuerpos. Explorando la amplia y musculosa espalda del mayor.

 

Pronto ambos se encontraban sobre las sábanas de su cama. Retirando las últimas prendas que cubrían ambos cuerpos. Sus manos tocaban cuanto pudiesen. Tanteando, sintiendo, memorizando.

 

La primera vez que lo hicieron aquella noche fue desesperado y agresivo. Duró muy poco y les dejó insatisfechos. Las siguientes veces fue más lento, más suave. Entregando todo de sí mismos.

 

El mínimo roce de sus pieles quemaba, los besos herían y las caricias laceraban. Pero lo necesitaban. Sus labios pronunciaban Te amo entre cada beso. No sólo sus bocas, sino sus miradas y sus cuerpos.

 

Aquella última noche, ambos derramaron lágrimas amargas y entregaron sus corazones con la certeza de que nunca los tendrían de vuelta.

 

 

Al final de su jornada, finalmente regresó a casa. Abrió la puerta de entrada dispuesto a seguir con su misma rutina. Sin embargo, le fue imposible. Kyuhyun era lo único en lo que podía pensar. De nuevo, deseó ver las fotografías del menor, las que le había mandado Heechul y las que se habían tomado con su propia cámara.

 

La prueba más clara de la existencia de Kyuhyun llegó la mañana siguiente en una invitación a la puerta de su casa.

 

 

 

 

Cuando finalmente abrió los ojos, fue más por el destello del sol colándose entre las cortinas de la habitación que por sus deseos de empezar el día.

 

Estaba seguro que eran más de las diez de la mañana. El lado derecho de su cama se encontraba frío y vacío, muestra de que su compañera había empezado el día mucho más temprano que de costumbre.

 

Se había prometido a si mismo intentar vivir esa vida, pero le era imposible imaginarse despertar mirando a otra persona que no fuera Siwon.

 

 

Después de una espera tortuosa. Leeteuk finalmente había llegado, esta vez con una mujer pelinegra, delgada y muy bonita. En sus brazos dormía un pequeño niño que lucía más grande que el bebé en la fotografía. Sin embargo, los rasgos eran los mismos, más marcados y más parecidos a los de Kyuhyun.

 

En un principio el rostro de la morena pareció aliviado tras haber encontrado al hombre que tanto había buscado. Sin embargo, tras reconocer la expresión confusa de Kyuhyun, comprendió que aquello que le había dicho el oficial Park, era cierto. Su esposo no podía reconocerle.

 

 

 

Se puso de pie y con pasos indecisos se dirigió hacia el armario. Había vivido ya más de dos semanas ahí y aún no se acostumbraba a la idea de que esa era su casa. Movió la puerta corrediza y revisó entre tantas camisas y sacos de vestir algo que pudiese serle útil ese día.

 

Tomó una camisa sencilla y un pantalón negro de vestir. La primera vez que abrió aquel armario, se había aterrado al ver la cantidad de ropa formal que poseía. Tiffany su esposa había dicho que su trabajo siempre lo mantenía lejos de casa.

 

No le sorprendía que, a pesar de la pérdida de memoria, la mujer se sintiera más que alegre de poder tenerlo en casa las veinticuatro horas del día. Ignorando olímpicamente el nulo contacto físico que tenían o la frialdad con que Kyuhyun le trataba a ella.

 

Soltó un suspiro desganado preparándose para la misma sensación de desconcierto  que sentiría al entrar al baño.

 

 

Tras recuperarse de la impresión. Leeteuk trató de hablar con ella y así poder hacerle un resumen de lo que había sucedido con su esposo el tiempo que estuvo en Busan.

 

Se mordió los labios, mientras sus brazos abrazaban con firmeza al pequeño en sus brazos. No pudo evitar observar a su esposo y al hombre que le había ofrecido hospedaje.

 

No podía negar la enorme gratitud que sentía hacia aquel hombre, Choi Siwon. Sin embargo, había algo que no encajaba en el lenguaje corporal de ambos. Incluso algo le decía que había algo que el oficial Park estaba omitiendo y que era importante.

 

Sin embargo, a pesar de considerarse una mujer suspicaz, no pudo- más bien no quiso- descubrir que era.

 

 

Cuando finalmente salió al comedor, Tiffany, una mujer de poco más de 24, al igual que él, le recibió con una sonrisa cálida y un desayuno recién hecho.

 

Suho, su pequeño hijo de apenas dos años, se encontraba dentro de su corral jugando con unos cubos de colores. Aquella escena frente a él, era lo único que le ayudaba a continuar con sus días en aquella casa.

 

Se acercó al pequeño y acarició con delicadeza los cabellos de su nuca.

 

Tiffany le esperaba en el desayunador. Aquella mañana parecía más alegre de lo normal y realmente no estaba seguro de saber cuál era la causa de aquella felicidad.

 

Desayunó en silencio, mientras la pelinegra le miraba atentamente. Recordó a Siwon haciendo exactamente lo mismo, sin embargo, la persistente mirada de aquella chica parecía irritarle más que causarle sonrojos.

 

- Oppa, finalmente he enviado las invitaciones.- miró como sus labios se estiraban en una hermosa sonrisa y como sus ojos cerraban ligeramente. Devolvió la sonrisa titubeante, esperando a que ella se sumergiera en una conversación consigo misma acerca de todas las personas que invitaría a la fiesta de cumpleaños que le estaba organizando a él.

 

Personas a las que ni siquiera podía recordar.

 

Mientras Tiffany se entretenía con sus planes, haciendo llamadas, eligiendo los colores de los manteles y cosas que, en esos momentos, no le parecían del todo importantes a Kyuhyun; él decidió ir a la sala de estar a observar a Suho.

 

Sentía una culpa tremenda al no poder encajar en aquella casa, en aquel estilo de vida y en aquella ciudad. Había prometido que lo haría, que lo intentaría, pero le parecía imposible. Quizás el problema era que ni siquiera lo estaba intentando.

 

Todo le parecía mal, errado. Nada encajaba, todo le parecía injusto. Era como si hubiese caído en un agujero negro hacía otro universo donde todo era disparatado. No cantaba, no jugaba, no leía novelas, no cocinaba, no vivía.

 

Aquello era, no vivía. Pasaba horas sentado en un sillón mirando a un niño que no recordaba y que esperaba le brindara las fuerzas para continuar, pasaba horas sentado en un sillón esperando a que el mundo se acabara, que la tierra se consumiera, se abriera otro agujero y se lo llevara.

 

Incluso antes de perder la memoria, no vivía, sino que pasaba horas tras un escritorio costoso, en una oficina decorada costosamente y en un enorme edificio rectangular y gris.

 

Se mordió el labio inferior y se recostó en el sillón a esperar que las horas pasaran y Tiffany lo llamara para almorzar.

 

 

 

En ese momento - vestido con una camisa blanca de vestir, un pantalón negro y unos zapatos del mismo color, de pie junto a su esposa Tiffany como un muñeco de exhibición, mientras ella saludaba y permitía entrar a cuanto invitado tocara la puerta-  fue cuando se preguntó a si mismo que demonios hacía ahí.

 

Las personas que llegaban le saludaban amigablemente haciendo a un lado el hecho de que Kyuhyun no podía reconocerles. Le saludaban y se presentaban a detalle. Había tanta gente invitada a esa fiesta que realmente ya no podía recordar ni un solo nombre.

 

Tiffany lucía bellísima, todos sus invitados la halagaban. Suho se encontraba vestido como un pequeño hombrecito con un atuendo muy parecido al de Kyuhyun y este se preguntó si no sería ilegal someter al infante a semejante incomodidad.

 

Cumplía 25 años, se suponía que debía estar rodeado de gente a la que amaba, sin embargo estaba acorralado entre un grupo de extraños que creían saber tanto acerca de él. Pero todo lo que decían, todas las historias que narraban era tan torcidas. Él no era aquel sujeto del que hablaban.

 

Después de lo que creyó era una eternidad- aunque en realidad eran sólo un par de horas. Se acercó a Tiffany para comunicarle que se sentía muy agotado y que prefería acostarse a dormir más temprano.

 

No obstante, cuando estaba a punto de tocar su hombro, el timbre de la casa sonó señalando la llegada de algún invitado más.

 

Kyuhyun tuvo que reprimirse para no dejar escapar un gemido cargado de frustración, camino detrás de ella dispuesto a saludar rápidamente a quien se encontrara del otro lado de la puerta para así poder escabullirse de la fiesta.

 

- ¡Siwon-ssi!- escuchó que exclamaba Tiffany.-  Que alivio que pudo venir hasta Seúl.- El moreno le sonrió vacilante antes de responder.

 

- Para nada, gracias a ti por invitarme- Siwon levantó la mirada y clavó sus ojos negros en los ojos castaños de Kyuhyun. En aquel momento ambos juraron que el tiempo se había detenido. Tiffany los miró confundida antes de sacarlos de su ensueño.

 

- Oppa, supuse que te sentirías incómodo rodeado de gente que te parece desconocida, así que invité a Siwon-ssi en agradecimiento y para que te sientas más cómodo en su compañía.

 

En aquel momento, Kyuhyun miró a Tiffany con profundo agradecimiento. Ya no recordaba porque la había encontrado tan irritante. Le sonrió unos instantes antes de devolver la sonrisa a Siwon. 

 

La joven sintió de nuevo aquella vibra sospechosa entre ambos hombres. Estudió sus miradas, confundida. Negó con la cabeza y con una sonrisa se excusó con ambos para así poder atender al resto de los invitados.

 

Siwon y Kyuhyun, permanecieron de pie en la entrada, lejos de las miradas de las personas en la casa. Ninguno sabía que decir, quizá porque en realidad no había nada que pudiesen decirse. Sus vidas se encontraban en la misma miseria.

 

- Te e-

 

- No lo digas.- le interrumpió Kyuhyun.- Si lo dices tendré que responderte y no estoy seguro de poder decir esas mismas palabras sin desmoronarme.

 

Siwon asintió tras comprender lo que el menor quería decir. El silencio se alargó y por alguna razón ningún de los dos se atrevió a romperlo.

 

Por un momento Siwon se imaginó a si mismo tomando a Kyuhyun y besándole ahí mismo. Tomándolo de la mano y llevarlo al primer hotel que se topara en su camino y hacerle el amor toda la noche. Se imaginó a si mismo viajando esporádicamente a Seúl sólo para ver al castaño y jurarle cuanto lo amaba a espaldas de Tiffany.

 

 Sin embargo, no importaba lo mucho que se extrañaran o lo mucho que se amaran. Ninguno de los dos se atrevería a cruzar esa barrera. De alguna manera ambos respetaban el compromiso que Kyuhyun tenía con Tiffany.

 

Aquel engaño no le haría bien a nadie.

 

Siwon se acercó a él para abrazarle. Un inocente abrazo que no fue correspondido. Se alejó del menor con una sonrisa triste y observó el temblor en sus labios. De su abrigo sacó un rectángulo envuelto en papel llamativo con un moño un poco aplastado.

 

- Este es mi regalo de cumpleaños para ti. Me gustaría quedarme más tiempo, pero mis padres me esperan.- Kyuhyun aceptó el paquete y lo abrazó contra su pecho.

 

- Está bien- sonrió con sus labios temblorosos, sinceramente feliz de que Siwon al fin decidiera ir a visitar a sus padres después de tanto tiempo.

 

 

- ¡Oppa! Es hora de partir el pastel- le llamó Tiffany.- ¿eh? ¿Siwon-ssi ya se fue?- preguntó sorprendida.

 

- Solo pasó a saludar. En realidad sólo vino a visitar a sus padres que viven aquí en Seúl.- Respondió Kyuhyun cuando estuvo seguro de que su voz no le traicionaría.

 

Entre las risas escandalosas y los flashes continuos de la cámara, nadie se percató del estado vulnerable en el que Kyuhyun se encontraba. Después de que le cantaran y partieran el pastel, Kyuhyun se disculpó con Tiffany y con sus invitados, alegando que se sentía sumamente agotado.

 

A Tiffany le pareció que los ojos de Kyuhyun se encontraban llorosos, pero decidió atribuírselo al cansancio.

 

Cuando finalmente entró a la habitación, tomó el pequeño rectángulo y retiró el moño y la envoltura con suma delicadeza. Al ver lo que contenía sus labios dejaron escapar un jadeo. Era aquel libro que había encontrado en la biblioteca de Siwon, aquel que había obligado a leer a Siwon.

 

Acarició la portada con cariño trazando sus dedos sobre la ilustración del fénix rompiendo la tierra. “Quien quiera nacer tiene que romper un mundo”. Recitó de memoria una de las frases que tanto le habían gustado.

 

No sabía que significado pudiese tener ese libro para Siwon, pero para él había sido un incentivo para conocerse a sí mismo.

 

Levantó la portada del libro para poder acariciar las hojas internas, sin embargo, se detuvo al observar la impecable caligrafía de Siwon en la primera hoja:

 

“Los libros que te tocan el alma, se comparten sólo con las personas que han dejado huella tu corazón.”

 

C. S.

 

Decía el escrito. Se mordió los labios y cerró el libro, pero ya era demasiado tarde. Las lágrimas ya habían brotado de sus ojos cayendo sobre las palabras escritas por Siwon.

 

Abrazó el libro con manos temblorosas y se dejó caer sobre la cama mientras hipaba incansablemente.

 

Cuando Tiffany entró a la habitación después de haber despedido hasta el último de sus invitados, le encontró en la misma posición en la que se había dejado caer. Primero se sorprendió al ver que Kyuhyun no se había colocado ropa más cómoda para dormir.

 

Luego se percató de los rastros húmedos en sus mejillas. Frunció el ceño, sin embargo cuando su mirada cayó sobre el libro que se encontraba en su pecho supuso que aquel sería la razón del estado de su esposo.

 

Lo tomó con suma delicadeza tratando de no despertarle. Examinó el libro durante unos instantes antes de hojearlo. Cuando sus ojos llegaron a la primera página lo primero que notó fue la pulcra caligrafía y las iniciales con las que estaba firmada. C. S.

 

“¿Choi Siwon?” Fue el nombre que se le ocurrió instantáneamente. Luego leyó el corto mensaje y jadeó. En aquel momento todas las piezas cayeron en su lugar.

 

Las miradas, los silencios, todo. Incluso mucho antes de que Kyuhyun desapareciera, el menor jamás la había mirado de la manera en la que miraba a Siwon.

 

Miró a Kyuhyun con los ojos llorosos. Su esposo siempre había sido atractivo, distante y frío. Era tan bello, acarició una de sus mejillas con una mano temblorosa y dejó que las lágrimas recorrieran las suyas.

 

Asentó el libro en la mesa de noche a un lado de la cama y cubrió a Kyuhyun con unas de las sábanas que compartían, tratando de protegerle del frío. Se quedó sentada frente a él toda la noche. Admirando sus delicadas facciones.

 

En la mañana cuando se despertó, sentía el cuerpo entumecido y Kyuhyun la miraba desde la cama con rostro culpable. Trató de ponerse de pie, pero sus piernas dormidas no le sostuvieron, así que Kyuhyun tuvo que ayudarla a sentarse en la cama.

 

Ambos con los ojos hinchados y rojos tras haber llorado hasta que caer rendidos al sueño. Kyuhyun le miraba con ojos llenos de culpa. Sabía que Tiffany había leído la nota en el libro y había atado cabos. Era una mujer lista, Kyuhyun lo sabía bien.

 

- Supongo que no es justo que te retenga aquí.- susurró Tiffany con voz ronca. Sus ojos húmedos  de nuevo.

 

- Te prometí que lo intentaría. Si mi memoria…

 

- Oppa, Kyuhyun. No eres feliz y yo… francamente no creo haya mucha diferencia si te quedas o te vas. No es como si hubieses estado presente todo el tiempo o como si me hubieses prestado la atención que se supone le debes a tu esposa.- Kyuhyun le miró sorprendido.- Debí haberlo supuesto desde que nos casamos o desde que nació Suho. No me amas, nunca me has amado y nunca lo harás. No perdamos el tiempo así.

 

- Suho…- intentó defenderse Kyuhyun. A pesar de no querer estar ahí, sabía que su deber era estar con su familia.

 

- No te preocupes por él, es sólo un bebé aún no es capaz de comprender las cosas que suceden en su entorno. Aunque si gustas seguir viéndole no te lo prohibiré.

 

Ambos se miraron largos minutos. Kyuhyun no sabía que decir y Tiffany creía haber dicho todo lo que se necesitaba decir. Dejar ir al castaño no sería fácil, pero era algo que tenía que ser hecho. Intentar vivir juntos sólo traería más dolor a sus vidas. Era un obstáculo a su verdadera felicidad. La de ambos.

 

- No puedo dejarte así- musitó Kyuhyun. Estaba a nada de aceptar lo que Tiffany proponía, pero el remordimiento, la culpa parecían más fuertes.

 

- Soy una mujer fuerte Kyuhyun. Podré continuar sola, como lo hice mientras no estabas. En cambio, si te quedas, me sumiré… No. Nos sumiremos en un matrimonio que no nos hará bien.

 

Una vez más, la habitación se quedó en silencio. Esta vez reconfortante para ambos. Kyuhyun se acercó a ella y la abrazó. El pequeño cuerpo de Tiffany tembló mientras las lágrimas volvían a caer por sus ojos.

 

Kyuhyun sentía tanto ser el causante de sus lágrimas, pero esperaba, confiaba que ella pronto pudiese encontrar a alguien que causara más de sus bellas sonrisas. Estaba seguro que no tendría que esperar mucho.

 

Tiffany había demostrado ser una mujer con un enorme corazón y Kyuhyun odiaba al Kyuhyun que se había casado con ella por ser un cobarde y usarla de esa manera.

 

 

Pocos días después Tiffany le había ayudado a empacar algunas de las cosas que a él le interesaban llevarse. Se sentía aliviado de que Tiffany no le obligara a llevarse todas esas cosas pertenecientes a su antigua vida.

 

Incluso la joven se había ofrecido acompañarle hasta la casa de Siwon, pero Kyuhyun comprendía lo difícil que podría ser para ella. Aunque le había permitido que lo acompañase hasta la terminal del tren que le llevaría a Busan.

 

Tiffany había hablado con Leeteuk para avisarle de su llegada. El hombre se había sorprendido al escuchar aquello, pero más que nada había sentido un enorme alivio.  

 

A unos minutos de que el tren partiera a Busan. Kyuhyun miró a Tiffany y a Suho. Tal como ella había dicho, el niño no parecía comprender lo que pasaba.

Tomó entre sus manos la pequeña cabeza y depositó un beso en su frente. Se arrepentía un poco por no haber intentado ser su padre. Miró el par de ojos castaños idénticos a los suyos y como empequeñecieron cuando sonrió. Idéntico a su madre.

 

Miró a Tiffany una última vez y la abrazó. Subió al tren y dejó que este le llevara a casa.

 

 

Detuvo su carro unos instantes frente a la reja de entrada mientras esta se abría automáticamente. Una vez abierta atravesó la entrada y condujo hacia el lugar en el que siempre estacionaba su coche.

 

Apagó el motor y tomó su portafolio del asiento del copiloto, lleno de los papeles con el trabajo que había decidido llevarse a casa para revisar el resto de la tarde.

 

Cuando se acercaba a la puerta de su casa, paró en seco al divisar una sombra sentada en las escaleras de la entrada. Enseguida se puso alerta y aferró con fuerza su portafolio dispuesto a defenderse en caso de ser atacado. No por nada su padre había pagado tantos años lecciones de Tae Kwon Do.

 

- Finalmente llegas. Tienes idea del frío que hace aquí afuera- Gruñó el sujeto, por alguna razón la voz le parecía conocida. – Siwon por favor abre la puerta- La persona dio unos pasos hacia adelante hasta que el farol sobre la puerta iluminó su silueta completamente.

 

Siwon dejó caer su portafolio sobre la densa nieve y corrió hacia el castaño que temblaba y frotaba sus brazos tratando de brindarse calor. El impacto fue tan fuerte que dejó a Kyuhyun sin aire unos momentos.

 

El mayor rodeo el cuerpo del menor con sus brazos y cuando Kyuhyun recuperó el aliento sintió que este se le escapaba de nuevo al tener al mayor tan cerca de nuevo.

 

- ¿Qué haces aquí?- la voz de Siwon sonaba estrangulada. Sus manos acariciaban sus mejillas sonrojadas tratando de entibiarlas.

 

- Tiffany leyó el libro y sus sospechas se confirmaron con eso.- La voz de Kyuhyun sonaba tranquila.

 

- ¿Sospechas?- Siwon frunció el ceño. Su rostro pareció culpable una vez comprendió que clase de cosas pudo haber pensado Tiffany al leer el libro.- ¿Te saco de su casa?

 

- ¿Qué cosas dices?- sonrió el menor.- Ella cree que mi felicidad y la suya están en lugares diferentes y quien soy yo para decirle lo contrario.- Siwon apresó su cuerpo entre sus brazos y hundió su rostro en la mata alborotada que era el cabello de Siwon.

 

- ¿Es esto real? ¿No estoy soñando, verdad? Porque me ha pasado seguido estos últimos días- rio torpemente el moreno.- ¡Ow!- Se quejó Siwon al sentir que su brazo había sido fuertemente pellizcado por el menor.

 

- Ahora que quedó claro que no es un sueño. ¿Podemos entrar?- Siwon se disculpó y procedió a abrir la puerta. Recogió su portafolio de donde lo había soltado y ayudó a Kyuhyun con su equipaje.

 

Una vez adentro, Kyuhyun suspiró contento. Finalmente sentía que estaba en el lugar adecuado.

 

Giró su cuerpo para poder mirar al moreno y ambos sintieron como si todas las piezas cayeran en su lugar.

 

Siwon se acercó a él y sin pensarlo depositó un beso en los labios que tanto había extrañado. Estaban fríos y secos, pero más rojos que nunca. Sus labios se amoldaron a la perfección y sus cuerpos enseguida se aproximaron.

 

Entonces concluyeron que aquello era real y que esta vez sería para siempre.

 

(Fin.)

Notas finales:

¿Qué les pareció? 

Para este capítulo quise probar algo nuevo. Espero no haber fallado. Por supuesto y como siempre sus opiniones me requete importan, así que espero puedan decirme que les pareció.

Si lo sintieron forzado (porque he visto muchos fics así, que el autor olvidó que quería hacer con el fic y lo terminó como pudo y... en fin, una atrocidad u.u pero como somos autores, padres, a veces no vemos esos defectos).

También quiero saber si fue lo que esperaban o si no. Si se decepcionaron o si fue más de lo que se imaginaban. No sé, a fin de cuentas, ustedes son los jueces C:

Besos, besos!


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