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=¿Estás Loco?= por Ddai

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Notas del capitulo:

Pareja: AgonxHirumaxAgon [Así como lo leen. Los AMO JUNTOS son la pareja más sexy y explosiva que hay XD para mi] Con un poquito de AkabaxKotaro, que también son muy lindos juntos.


Renuncia: Nada es mío, los personajes son de sus respectivos autores, solo los tomé prestados y un rato para entretenimiento de nosotros los fans sin fines de lucro.


Resumen: Después  de decirles a sus amigos y familiares que estarían saliendo. El rubio oyó en su entrenamiento del día siguiente que Yamato dijo que ese día verían cosas interesantes, por lo que Hiruma decidió que no había razón para defraudar a su emperador y no hacer lo que había planeado desde el día anterior: Demostrarles a todos que Agon era de su propiedad, aunque el moreno pensara que sería al revés…


Definiciones: Unko: Según el manga Unko es “caca”. Amefuto: AMErican FOOTball, es la forma de referirse en Japón a este deporte.

 


= ¿Estás Loco? =


“La Tentación y Lujuria son dos Demonios que van de la Mano”


.


La más Sanguinaria y Sádica  melodía de Amor que se ha hecho Réquiem


.


¿Qué si estaba loco? Bueno, es algo que cualquiera con sentido común podía notar, después de todo andaba con todas esas armas y explosivos, como si de juguetes se tratase, por todos lados. Era algo que todos sabían que nadie le había preguntado de frente, por miedo seguramente. Claro que esta vez esa pregunta no tenía nada que ver con su comportamiento delictivo, era por la persona con la que había decidido pasar su tiempo… Y en verdad que estaba jodido, él sabía que si se los decía eso iba a pasar…


— ¡¿Estás loco?!—Musashi y hasta Kurita le preguntaron una vez más, viéndolo como si le hubiera salido otro cabeza, joder que ya había sido muy molesto decirles la primera vez…


—Esta es la tercera vez que me preguntan—declaró el rubio, comenzando a molestarse, ni siquiera Mamori lo había jodido tanto—Y eso era algo que estaba claro desde el principio…—refiriéndose a su insanidad mental desde luego, reventó la bomba de chicle, tratando de evitar el impulso de dispararles, solo porque era una plática seria, estaban en casa de Kurita, era en donde se reunían para verse de vez en vez y saber cómo iban en sus vidas ahora…


—Hiruma, sé que no debería meterme pero…—


—Entonces no lo hagas, viejo…—lo interrumpió, no quería ningún sermón, tampoco pedía su aprobación, solo se los estaba diciendo porque eran sus amigos, casi como hermanos… Musashi no dijo más, no tenía caso hablarle a alguien que no quería escuchar


—Siempre he creído—los otros dos lo miraron, esperando a saber qué diría—Que Agon kun y Hiruma se podían llevar bien, como cuando eran amigos—Hiruma sonrió, sabía que Kurita se refería al tiempo en que se hizo la primera libreta de amenazas—Además de que hacen un equipo increíble—como cuando habían jugado contra Estados Unidos—¡Me alegra saber que seguirán juntos, porque eso te hace feliz, Hiruma!—lo dijo de todo corazón, sonriendo, provocando una sonrisa en sus compañeros, incluso Musashi reconoció que era cierto, esos dos tenían una química increíblemente compatible…


 Debía ser la “Maldad”, el pateador estaba casi seguro… ¡Santo Dios! Musashi estaba seguro de que el infierno celebraba y el cielo estaba preocupado de si en verdad el destino había decidido unir aún más  a ese par de demonios desalmados…


— ¡Deja de ser tan cursi, maldito gordo!—disparó a sus pies, pero a Kurita no pareció importarle…


— ¡Además Hiruma ha estado enamorado de Agon kun desde la secundaria!—declaró con toda alegría, el rubio nunca lo había dicho pero el guarda línea lo sabía con toda seguridad. Esa información sorprendió al pateador, él sabía que Hiruma tenía un cuidado especial de Kongo Agon, pero siempre había creído que era porque se trataba de un tipo peligroso con un increíble talento natural…


— ¡No digas idioteces, maldito gordo!—el rubio gritó, disparándole más a su mejor amigo, parecía muy, pero muy molesto...


—¡¡Lo siento!!—Kurita estaba llorando de terror, tratando de huir de la lluvia de balas…


—Así que es cierto…—Musashi sonrió, esperando que Agon correspondiera a los sentimientos del rubio de la misma manera…


— ¡Claro que no!—bramó el otro, sin dejar de disparar, claro que el tenue rosado de sus mejillas no lo estaba ayudando, no se preocupó de fingir con ellos, estando con su familia ya no sentía la necesidad de fingir… Y bueno, no era cierto tampoco, Agon le gustaba en ese entonces, pero no había estado enamorado de él, pensó que Kurita lo había entendido cuando dejó la oportunidad de entrar a Shinryuji y se quedaron los tres en Deimon…—¡Ustedes, jodidos idiotas!—dejó de disparar, mirándolos duramente, pero con una sonrisa demoníaca en su rostro—Es solo por conveniencia…—sabía que no le iban a creer y no le importaba—No andes inventando tonterías, jodido gordo y tú—se dirigió a Musashi—Ni se te ocurra hacerle una visita al jodido rastas—sabía que el pateador sería capaz de hacerlo y Agon… Bueno, el de rastas disfrutaba de golpear a quien sea solo porque sí… Y seguro que le daría gusto moler a golpes a su mejor amigo solo porque sí…


Después de eso se retiró de ahí, tenía algunos pendientes que hacer y planear una estrategia de entrenamiento para ese patético grupo de idiotas que le había tocado en la reserva, con excepción de Akaba. Sabía por qué no los dejaban jugar, a él por ser un peligro, al pelirrojo porque se la pasaba con cierto chico aficionado a peinarse, el ex bando no había declarado su homosexualidad abiertamente pero no era ningún secreto tampoco que andaba con Sasaki Kotaro y ese idiota que tenían por entrenador, además del sesenta por ciento del equipo, no estaba de acuerdo con que un gay estuviera jugando, pero no lo podían sacar, después de todo Akaba era un jugador talentoso, fuerte y veloz…


Se rió estrepitosamente al pensar que si se enteraban que él iba a salir con el Dios violento, Agon, seguro que querrían quemarlo en leña verde… Que interesante sería eso… Dio algunos disparos al aire, recordando aquella vez, hacía poco menos de dos meses, que se habían “visto” en las duchas, sí, pudo haberlo detenido ¿Pero cuál era el punto de parar algo que había querido? Y luego que golpeara a los idiotas de tercero, eso había salido muy bien…


—Kekekekekeke—se rió de nuevo, disparando al aire, se le estaba ocurriendo un “gran plan” para darles una lección a esos estúpidos…—¡¡¡¡YA— HA—!!!!—ahora solo tenía que provocar a Agon para que hiciera justo lo que había planeado…


.


Durante el entrenamiento le tocó de nuevo ese grupo que no tenía verdadera pasión por el juego, ya no se diga por ganar, lo bueno era que estando acostumbrado a eso y pudo dirigir a su grupo decentemente, Akaba era de gran ayuda, lo reconocía. Lo peor venía cuando querían cargar contra él, pero esos pobres idiotas que lo habían intentado fueron aplastados por Agon, aun cuando estaban en el mismo equipo…


—*Jodido rastas estúpido…*—pensó el rubio, ya le había dicho que no quería que hiciera eso, él no necesitaba una nana… Pero en el fondo estaba feliz, eso significaba que Agon lo quería, joder, no debería estar pensando en esas cursilerías… ¡Estaban en medio de las prácticas!...


Luego el que se fue sobre de él, a saber porque si era lo que quería o si era orden del otro QB, fue el propio Agon, quien cuidaba de no lastimarlo, aunque se le fuera encima con todo su peso y fuerza… Y de paso tocándolo inapropiadamente cuando podía sin que nadie más lo notara, claro que el rubio podía sentir esas manos en su trasero, o en sus piernas, aunque eran toqueteos muy breves…


Luego de derribarlo lo halaba del casco, ayudándolo a ponerse de  pie sin que pareciera algo nada íntimo…Después venía su discusión y luego el silbato del entrenador sonó, o reanudaban la práctica o los expulsaría…


— ¡Jodido rastas!—le grito, sin dejar de sonreír— ¿Cómo demonios llamas a ese jodido movimiento malditamente lento taclear?—no estaba hablando en clave, ya le había dicho que no era necesario contenerse o eso no sería entrenar…


— ¿AHHHHH?—él se dio la vuelta, para estar frente a frente, ambos pretendía mirarse con superioridad—¡¡Lo dice el idiota que ni siquiera pudo esquivarlo!!—no, él lo sabía, pero igual había visto al rubio entrenar más de dos horas adicionales al día, para mejorar, así como los moretones que le dejaba ser aplastado por los titulares en sus entrenamientos y nada lo cabreaba más que alguien que no fuera él marcara esa piel…


— ¡Eso es porque eres tan débil que ni siquiera vale la pena esquivarte!—se estaba provocando como si fuerana comenzar a golpearse, pero tal como sus amigos sabían, no había verdadera animosidad ahí, esos dos simplemente disfrutaban de retarse…


—Esa es, en definitiva, la melodía de amor más tétrica y violenta que he visto…—comentó Akaba como si nada, solo para que sus compañeros lo oyeran… Sus caras de incredulidad, entre la de Banba, Ikkyu, y Taka habían sido muy graciosas—Fuu, parece que Yamato tenía razón, el ritmo de todos se pondrá muy interesante…—


Ese pequeño pero significativo comentario provocó que Hiruma apretara la mandíbula y que Agon estrechara su fiera mirada sobre de él, y, pese a la incredulidad, todos los demás se sintieron aliviados de no estar en sus zapatos…


—Hut, hut, hut—el balón en manos de Hiruma y lanzó un pase largo, esta vez Agon no había ido contra él, el que lo había hecho era Banba, órdenes de QB… Los otros también se sintieron aliviados de no ser el ex Taiyo… Hiruma se levantó como si nada, sonriendo de esa manera tan siniestra.


—Ya que tienes tiempo de estar pensando en idioteces—se refirió a Akaba—Creo que ya podrás concentrarte en recibir un maldito pase, jodido pelirrojo…—


—…Esa no es mi posición…Es como que quieras cambiar una melodía clásica por una cumbia—comentó con suavidad, algo le decía que su vida estaba en peligro.


—Ese es el punto, jodido pelirrojo, mientras ellos lo crean es igual—sonrió aún más, eso no era una estrategia, era una trampa…


Pero no fue evidente hasta después de tres jugadas exitosas, en donde Akaba solo pretendió ser receptor, y en donde había avanzando suficientes yardas, en la cuarta jugada sin embargo, una patada para hacer que se pelearan por el balón, el pelirrojo había tenido que correr por el balón y Agon lo había golpeado…


—…Que tipos tan aterradores…—comentó Banba, para ellos, que los conocían, era evidente que la trampa no había sido solo para el juego…


—Y ponerse de acuerdo sin cruzar palabras…—completó Taka, sintiendo pena por Akaba, Agon era una bestia…


— ¿Están seguros de que no son verdaderos demonios?—bromeó Yamato, arrepintiéndose de lo dicho cuando esos dos volvieron a mirarlo—Siento que tengo que hacer mi testamento…—dijo con una sonrisa.


—Si yo fuera tú no bromearía con eso…—Ikkyu se puro serio—Si lo que Akaba dijo es verdad, yo creo que debería pedir una transferencia de país…—y las miradas siniestras ahora fueron hacia él…—O mejor sigo entrenado…—compuso de inmediato, no queriendo ser el blanco de Agon…


— ¿Qué tanto murmuran?—Agon les gruñó, mientras caminaban a sus lugares—Aun hay muchas basuras que aplastar…—


—Creo que voy a retractarme…—comentó Akaba mientras iba a su lugar—Es la más Sanguinaria y Sádica  melodía de Amor que se ha hecho Réquiem…—sonrió, sabiendo que ese réquiem sería para él si no se callaba, pero era muy entretenido ver a esos dos negándose a reconocerlo…


—Siento admiración por tu espíritu Suicidad—Yamato sonrió a Akaba, recordaría mandarle flores a Kotaro esa misma noche para el funeral del pelirrojo…


Contrario a lo que habían creído, no hubo más ataques en contra de Akaba, el pelirrojo de todas formas estaba atento, el que no lo mataran sobre el campo podía significar que lo crucificarían después en donde nadie pudiera oírlo… Yamato le sonrió en condolencia, como todos los demás…


—Llevaré flores a tu tumba—comentó Yamato, palmeando el hombro de Akaba, mientras entraban a los vestidores…


—Te prometo que le hablaré de tu valentía a todo el que pregunte…—dijo Ikkyu, pareciendo triste.


—Llevaré algún libro de música a tu tumba, estoy seguro de que lo extrañarás—Taka siguió el discurso, mientras pasaba a su lado.


—Le recordaré a Sasaki kun que deben enterrar tu guitarra contigo…—esta vez, sorprendentemente, fue Banba el que le dio su mensaje de “aliento”.


—Podría pensar que están deseando que suene mi Réquiem…—Akaba sonrió, tratando de no tomárselo enserio, pero la sonrisa siniestra de Hiruma y la mirada asesina de Agon lo hicieron dudar… Sin embargo, un mensaje a su celular lo hizo olvidarse de todo…—*Espérame, estoy yendo*—era de Kotaro, no recordaba que hubiesen quedado de verse ese día, pero estaba feliz de verlo de nuevo…


Entraron a las duchas, casi todos ellos, estaba por oscurecer y nadie quería irse muy tarde a casa, claro, excepto Hiruma, que estaba en la entrada del vestidor, esperando a alguien, estaba un poco mortificado, si llegaban tarde tendría problemas, Agon era un maldito estúpido celoso, ya lo había notado, además de que su plan se echaría a perder…


Ya en los vestidores se oía la plática aburrida de algunos jugadores, el capitán que estaba criticando a los reservas y el caer del agua, los titulares se bañaban primero, luego los demás, pero las regaderas eran suficientes para casi todos asique, por lo general, no habían problemas…


De repente las puertas se abrieron, dejando el paso libre para un grupo de personas que iban entrando, al frente de ellos estaba Hiruma Youichi, venia con: Unsui quien parecía un poco consternado, Kotaro que venía con Jully y Mamori, que tenía la cara más roja que un tomate, Musashi, que se había quitado de su trabajo solo para ir a ver que quería el rubio, Kurita, Marko, Gao, Kid incluso y quien no se sentía muy a gusto invadiendo ese lugar, desde luego que Shin y Takami también estaban ahí… ¿Qué hacían todos ellos ahí dentro? Era lo que se preguntaron la mayoría…


—¿Teníamos visita?—preguntó Banba mientras que Akaba miró hacia la puerta, enrojeciendo ligeramente, jamás se imaginó que su novio iba a estar ese día mientras se bañaba, bien que no era la primera vez que lo veía, pero… Esta vez se sentía muy extraño… Todos los demás parecían petrificados…


— ¿Qué estamos haciendo aquí?—preguntó Jully, tratando de contener su sonrojo, mientras veía a Kotaro, quien casi había sufrido de una hemorragia al ver a Akaba mojado—¡Kotaro! ¡Resiste, Kotaro!—le gritó, llamando a la tención de todos…


— ¿QUÉ DEMONIOS SIGNIFICA ESTO, HIRUMA?—el capitán del equipo se dirigió al rubio quien, como de costumbre, solo lo ignoró mientras caminaba hacia Agon…


—Oi, Agon, vine a tomarte una foto—Hiruma se dirigió al moreno al tiempo que se recargaba en la pequeña puerta transparente que tenía la ducha, celular en mano, Agon no parecía enterado de nada, no se había dignado a mirar cuando la puerta se abrió ni cuando oyó el alboroto…


—No puedo creer que se lo haya preguntado como si nada…—susurró Ikkyu, mientras Taka y Banba solo asintieron, su capitán seguía gritando, pero nadie le estaba prestando atención…


— ¿Qué quieres qué, Idiota?—Agon se giró hacia él, para ser sorprendido por un beso del rubio, corto, rápido y un poco salvaje… No se lo podía creer, simplemente era… Ilógico… Pero ese rubio estaba loco.


—Ya lo tengo…—sonrió, dándose la vuelta, sin mirar a nadie, todos se habían quedado de piedra en ese lugar, estaba punto de llorar de risa al notar los ojos a punto de salirse de todos sus conocidos, la de Kid era la más graciosa, su quijada había descendido mucho más allá del piso.


—¿A DÓNDE CREES QUE VAS?—Agon rugió, saliendo de la regadera sin molestarse en cubrirse nada, jalando del brazo al rubio, los del equipo sonrieron, seguro que el rubio estaría diez metros bajo tierra esa noche…


Agon tomó a Hiruma de la cabeza, agarrando su nuca con fuerza, besándolo frente a todos como si estuvieran ellos dos solos, poniendo una de sus manos sobre el trasero del rubio, el cual no pareció sorprendido, le devolvió el beso al moreno con tanta ferocidad como lo estaba recibiendo, poniendo sus manos sobre la cintura desnuda de Agon, sonriendo al recordar que su novio no estaba vistiendo absolutamente  nada en ese momento…


—Te veré afuera, jodido rastas…—dijo el rubio tras despegarse de esos labios, sonriendo siniestramente, ninguno de los dos había olvidado en dónde estaban y no querían ser expulsados por “Exhibicionismo exagerado sobre educación sexual”…


Nadie se movió, completamente conmocionados con lo que acababan de ver ¡Tenía que ser mentira! Ni siquiera estaban respirando, pasó entre los “amigos” que él mismo había llamado para que vieran su gran despliegue de posesividad y cinismo.


—YA—HA—gritó al momento de salir, haciendo que todos salieran de su estado de autismo, miles de gritos en un solo lugar dejaron sordos a todos, pánico, ira, indignación, sorpresa, nada era suficiente como para describirlo—Y esto es solo el comienzo…. Kekekekekekeke—dijo para sí mismo al momento de meterse un chicle a la boca, se recargó en una de las pareces, a un lado de la puerta de las duchas, para ver salir a la gran mayoría corriendo, aún en ese estado de locura…—Kekekekekekekeke—


—¡Youichi kun!—ahí estaba “mamá gallina” completamente sonrojada, dispuesta a regañarlo por sus travesuras—¿Por qué hiciste algo como esto?—ella le caía bien, la mayoría del tiempo, pero a veces era tan inocente, quizás por ello es que su relación nunca pudo ser y estaba agradecido por ello.


—Bueno, nuestro jodido emperador, “Yamato Kun”—dijo en un tono meloso, imitando la voz de ella, porque sabía que a la castaña le gustaba el antiguo eyeshield—Dijo que quería ver algo interesante y no hay que llevarle la contra al jodido emperador ¿No crees?—siguió mostrando esa sonrisa cínica, ella seguro le echaría todo el sermón…


—¡¡Eres imposible, Youichi kun!—ella le gritó en medio de una ligera rabieta—¿¿Qué vas a hacer si lo expulsan?? ¡Dime! ¿Qué se supone que harás si eso pasa?—definitivamente ella era peor que su madre, al menos a esa última ya no la veía... en cambio a la manager…


—No va a pasar nada, deja de ponerte neurótica—dijo restándole importancia—Preocúpate mejor de pensar que le vas a decir al jodido emperador ahora que lo has visto desnudo…—sonrió al ver la cara de la chica enrojecer aún más, era condenadamente divertido verla cambiar de furia femenina a nerviosa enamorada, con la sola mención del emperador ella se olvidaba de lo que estaban discutiendo…


—¡¡YO NO…!!—Pero antes de que ella terminara los chicos que se habían quedado, entre ellos Yamato, comenzaron a salir, aparentemente repuestos del “trauma”—… ¡Terminaremos esto después!—dijo antes de salir corriendo, más roja aún, si es que eso era posible…


—Kekekekekekeke Esa jodida Manager, se convertirá en una madre insufrible…—esperó pacientemente a que todos salieran, ninguno le dirigía la mirada, tal vez por miedo, otros por vergüenza y unos más porque… Bueno, en realidad no sabían ni qué pensar…


Hiruma entró a las regaderas, sabiendo que ya nadie más entraría, o más les valía no hacerlo, desvistiéndose y poniéndose debajo de la caída de agua, se sentía cansado, le dolía el costillar derecho, en donde comenzaba a formarse un moretón,  había sido de la primera tacleada que había recibido, pero no importaba, en un par de días ni siquiera se acordaría de ello…


Oyó que alguien entró, no necesitaba mirar, solo había una persona lo suficientemente estúpida como para entrar cuando él estaba ahí…


— ¿Qué quieres jodido rastas?—estaba casi frente a él, no iba a dejar que tratara de cogérselo ahí, eso le daría más problemas de los que quería manejar.


— ¿Por qué hiciste lo de hace un rato?—sí, le había seguido el juego, aunque no estaba seguro de la razón que tenía le rubio para hacer eso, después de todo tenía que recordar que estaba loco, muy, muy loco…


—Nada en especial…—contestó con una sonrisa, si se lo decía ahora, seguramente se lo tomaría muy personal y habrían más muertos de los realmente necesarios…—Qué raro de ti que seas tan amable…—comentó al ver que el moreno le había llevado sus cosas…


—No tiene nada que ver con la amabilidad, idiota—aventó la maleta deportiva al piso sin tanta violencia, en una parte en la que no se mojaría nada— ¡Tus malditas piernas son mías!—dijo sorpresivamente— ¡Si se las enseñas a alguien más Te mato!—sonó tétrico, serio, definitivamente no estaba jugando…


—Eres un maldito celoso Kekekekekekekeke—Bueno Agon era ese tipo de “enfermo” que tenía un fetiche como ese, quizás era por eso que  no le había vuelto reclamar  que se quedara a bañarse de último, una razón muy diferente de la suya, que solo era para mantener su reputación de demonio, después de todo no quería que los demás notaran que los entrenamientos también eran pesados para él  ni que tenía consecuencias, como los moretones, en su cuerpo…


Agon notó ese par de moretes nuevos, entrecerrando los ojos bajo el resguardo de sus lentes oscuros, esos malditos bastardos iban a pagar haber marcado lo que le pertenecía, el día siguiente iban a haber más de dos cadáveres en la escuela y lo iba a disfrutar  mucho, no reprimió su sonrisa cargada de malignidad, el rubio lo notó, pero no le dijo nada, lo que ese jodido idiota hiciera no tenía nada que ver con él…


Hiruma salió de las regaderas para los vestidores, completamente vestido ya y con su maleta al hombro, no necesitaba que Agon le hiciera una escena en  ese momento. Todos lo estaban esperando, algunos con mejores caras que otros… Taka  parecía molesto, posiblemente era porque había leído el mismo folleto unas tres veces ya; Yamato estaba conversando tranquilamente con Mamori,  los dos parecían estar muy a gusto juntos a pesar de que ella había estado muy nerviosa por lo ocurrido hacía un rato; Ikkyu estaba platicando con Banba, Akaba y Kotaro,   los cuatro se veían muy animados, seguro estaban hablando de algún partido porque no había nada que esos tuvieran en común aparte de su deporte favorito…


Cuando el demonio rubio entró al vestidor todos se le quedaron mirando, esperando a que dijera algo, no es como que les fuera a dar una explicación, el infierno se congelaría primero, pero querían saber qué es lo que iba a decir el chico que se atrevió a hacer evidente su preferencia sexual frente a todo un muy enfadado equipo de Amefuto…


— ¡Muy bien, terminó el show, todos pueden irse a sus jodidas casa ya!—sonrió, mientras mostraba su fila de dientes puntiagudos y golpeaba suavemente su hombro con su metralleta favorita, como si estuviera a punto de comenzar a disparar contra todos ellos, lo cual no estaba muy errado…


Todos tragaron con dificultad, el rubio no era una persona muy paciente que se diga cuando daba alguna orden… Se despidieron de inmediato, saliendo con relativa tranquilidad, al menos por esa tarde todo parecía haber terminado bien…


—Tú no, jodido pelirrojo—lo dicho por el rubio hizo que todos lo miraran, preguntándose que había hecho el pobre de Akaba, aparte de esos comentarios en el entrenamiento—¡¡Qué demonios esperan!! ¡¡Estoy hablando con el jodido ojos rojos no con ustedes!!—disparó contra todos una ráfaga de balas y luego se detuvo, mirándolos amenazadoramente, si desobedecían habría otra lluvia de balas contra ellos…


Salieron en el acto, deseándole buena suerte al pelirrojo. Kotaro se quedó ahí, mirando a  su novio, había oído las peores cosas del QB rubio, aun cuando el propio Akaba le había dicho que no era tan malo, por lo que no deseaba dejar a su novio solo con él…


—Está bien, no tomará mucho tiempo—Akaba le sonrió tranquilamente al pelinegro, esperando que no se fuera aponer neurótico, Kotaro podía ser una persona imposible, más de lo normal, cuando quería.


—Mmm Te esperaré afuera, aunque lo que haces no es inteligente…—declaró con cierta mortificación, entraría a volver por su novio si no salía en menos de cinco minutos, un segundo más tarde y podría hallar solo su cadáver  en pedcitos…


—Esto es solo entre el pelirrojo y yo, Agon…—Hiruma dijo con seriedad, sin su típica sonrisa, lo cual no le gustó al de rastas, aunque eso al rubio no le podía importar menos.


El de rastas salió con un gruñido, dándole a Akaba una única mirada asesina, el pelirrojo entendía el mensaje, si se metía, en cualquier sentido, con el demonio rubio tendría a un demonio mil veces más violento reclamando su cabeza… En serio, algo debía estar mal en el mundo si esos dos tipos tan tétricos estaban juntos…


—Después de hoy todo se va a poner jodidamente peor—el rubio se refería, como Akaba se imaginó, a su escena con Agon en las regaderas—Asique espero que no pongas jodidos pretextos y salgas a jugar bien, ningún estúpido tiene derecho a decidir si podemos o no jugar solo por con quienes queremos coger…—sonrió, mientras se metía un nuevo chicle a la boca, tenía más de una hora sin mascar uno y ya lo extrañaba…


—Eso no es algo que tengas que decirme—Akaba lo miró seriamente, tratando de entender cómo funcionaba la mente del rubio, pero claro, eso era una tontería, el rubio estaba loco—Tampoco era necesario Traumatizar a todos los que estaban ahí, mucho menos ir a buscar a otros más…—eso último lo dijo con especial intención, había sido terriblemente embarazoso que su novio  hubiera estado presente…


—No cuestiones mis métodos jodido pelirrojo, solo enfócate en los resultados—en ese momento sacó una bolsa de entre sus cosas, sacando un paquete negro, no muy grande y cuyo contenido era suave—Ten—se lo tiró y Akaba lo atrapó son problema—Es lo que me habías pedido—sonrió al ver la expresión de asombro del pelirrojo, mientras que sus mejillas se teñían de un muy tenue rubor, seguramente provocado por su pervertida imaginación…—Que te diviertas Kekekekekekek—salió del lugar, pensando en que ese sería un buen material de chantaje más adelante…


Al momento de salir se había cruzado con Kotaro, quien, como niño bueno, estaba esperando a su novio en la entrada de los vestidores…


— ¿Dónde está Akaba?—el pateador fue un poco más rudo de lo normal, pero al rubio no le importó, solo le sonrió mientras lo miraba de arriba abajo con descaro, aunque Kotaro decidió ignorarlo…


—Deberías ir por él, ese jodido pelirrojo parecía que iba a desangrarse…—se burló, viendo la cara de terror que estaba poniendo el  pelinegro…


—¡¡¿¿Qué le hiciste a Akaba, maldito demonio??!!—quiso agarrar al rubio por el cuello de la camisa, pero Agon le atrapó la muñeca antes de que lo lograra…—¿¿Qué diablos quieres tú??—


—Vete si no quieres morir, basura…—la mirada asesina del de rastas petrificó unos segundos al pelinegro… Lo único peor que meterse con Agon era querer tocar su propiedad sin su permiso…


—Ve a buscar a tu jodido novio, jodido estúpido—le sonrió a Kotaro de esa manera siniestra antes de darse la vuelta e irse de ahí, aunque no estaba yendo hacia la salida de la universidad…—Vámonos jodido rastas, tengo hambre—no miró atrás, sabía que su novio se iría con él… Lo que menos necesitaba ahora era un Kotaro muerto, por cierto, estaba notando que la palabra muerte, y todas sus conjugaciones, eran demasiado frecuentes con Agon en la misma oración…


—Tch—Agon soltó a Kotaro bruscamente, quien entró a buscar al pelirrojo de inmediato—¿Qué tanto mirabas a esa  basura?—quería jalar del brazo al rubio, pero si lo hacía seguro que el QB le metería un par de balazos en una zona dolorosa, ese idiota tenía una inútil precisión cuando quería ser violento…


— ¿Qué? ¿Celoso?—sonrió burlonamente al girarse un mínimo para ver el ceño fruncido del otro, ese maldito lucía muy sexy, ya sea enojado o sonriendo maniáticamente…


—¡Quien iba a estar celoso de ti?—lo empujó, aunque con menos fuerza con la que lo hubiera hecho antes—¡No digas estupideces, Idiota!—Hiruma solo siguió riéndose como un maniático, siguieron caminando hasta su destino en silencio, era extraño para algunos pero muchas veces ellos no necesitaban palabras para ponerse de acuerdo y menos cuando querían tener sexo…


Llegaron al techo de uno de los edificios de más atrás, habían subido las escaleras sin prisas, después de todo no quedaba nadie que los fuera a molestar…


Apenas cerraron la puerta Agon agarró al rubio por la espalda, besando su cuello posesivamente mientras le aflojaba el cinturón, simplemente la paciencia no existía para y menos cuando su cuerpo era dominado por el calor. Hiruma no lo detuvo, ya lo conocía lo suficiente como para intentarlo, era mejor dejar que el moreno saciara su sed fetichista…


Los pantalones negros cayeron al piso, junto con la ajustada ropa interior que usaba el QB. El rubio fue puesto contra una de esas paredes del pequeño cuarto que había en la azotea, su camisa negra de calaveras le cubría apenas lo necesario y su saco, del mismo color, era solo unos centímetros más largo. Hiruma se recargó en la pared, inclinando su torno ligeramente para adelante, sonriendo de aquella manera en que mostraba sus dientes al tiempo que el moreno sacaba su celular, para tomarle unas foto más a sus piernas, debía de tener como unas veinte que le había tomado tan solo en una semana…


—Estúpido fetichista—murmuró, sin inmutarse, mientras que solo fotografiara de su cintura para abajo no le importaba.


—¡Cómo si tu no tuvieras fetiche por tus armas, idiota!—guardó su celular, mientras acariciaba los delgados muslos del rubio con lentitud, sintiendo como su virilidad se endurecía casi al instante—Mas te vale gritar mucho esta vez….—sonrió, se abrió el pantalón para sacar su hombría, quería estar dentro de él en ese mismo instante.


—Sigue soñando—se apoyó en la pared, viendo como el otro untaba una gran cantidad de lubricante en su pene, era casi seguro que no estaba pensando en prepararlo antes.


Agon cargo al rubio, el cual rodeó su cintura con sus piernas, dejándole el paso libre, sujetándose de sus hombros, apretando la mandíbula al sentir el miembro del moreno abrirse paso dentro de su cuerpo, su cuerpo atrapado entre el muro y su amante… El moreno fue entrando lentamente en él, dándole unos segundos para irse acostumbrando, disfrutaba de los jadeos del rubio, cuya boca estaba casi sobre su oreja, no solía gritar como quería pero sus quejidos, casi inaudibles, eran una delicia para sus oídos.


Comenzó a moverse cada vez más y más rápido, mordiendo el hombro del rubio por encima de la tela. Hiruma cerró los ojos, jadeando más agitado, ese idiota podía ser una bestia pero no cabía duda que tenía experiencia en dar placer a otros, en especial cuando movía sus caderas de aquella manera que lo hacía ver estrellas, casi de forma literal. Unos minutos fueron suficientes para que ambos llegaran a la cúspide, respirando entrecortadamente.


Abrazó a Hiruma con más fuerza, pegándolo todo lo que podía contra su cuerpo, el rubio dejó su cuerpo lazo, dejándose sostener hasta que sintió que no podía respirar, el moreno estaba comprimiendo con mucha fuerza sus costillas…


—Me vas quebrar, idiota…—apenas pudo murmura las palabras en un quejido, sintiendo como  la presión disminuía casi de inmediato, a veces creía que la intención del de rastas era matarlo de forma lenta y agonizante.


—Te pasa por ser tan débil, idiota—lo fue soltando, despacio, saliendo de su interior. Vio al rubio ponerse de pie, mirándolo fijamente, no pudo resistirlo y se inclinó para besarlo, jamás lo admitiría pero le fascinaba sentir esos filosos dientes de piraña arañando su boca y ni hablar de cómo se sentía sobre su lengua.


El moreno tomó las manos del otro, para pegarlas al muro, manteniéndolo en ese lugar, sin dejar de besarlo, no había nada que lo excitara más que someter a ese Demonio, fue bajando por su cuello mientras sus manos recorrían sus brazos, hasta llegar a su pecho, bajando mientras acariciaba su silueta por encima de la ropa… Se hincó frente a él, para lamer el interior de aquellos muslos. Hiruma jadeó, tratando de gemir, ese jodido rastas tenía una lengua deliciosa que encendía su sangre con solo unos roces.


Fue lamiendo la blanca y sensible piel y sus manos recorrían aquellas piernas que lo enloquecían, francamente las curvas de las piernas de las mujeres lo seguían enloqueciendo, pero las de ese rubio eran algo completamente diferente, tentadoras, malignamente tentadoras… Sus manos llegaron hasta detrás de las rodillas blancas, para luego ir subiendo, lentamente, mientras volvía a morder el interior de su muslo, dejando que la piel se pusiera morada, solo él tenía derecho de marcarlo… Las manchas púrpuras sobre esa piel solo serían dejadas por él y por nadie más…


—Jodido celoso—murmuró el rubio en un jadeo, cerrando los ojos, exhalando pesadamente, eso de verdad dolía, pero le gustaba, tal vez era un masoquista, al menos un poco, después de todo—Detente ya, jodido rastas, vas a roerme hasta el hueso…—Agon lo miró, sonriendo de esa manera que le indicaba que justo eso pretendía, pero Hiruma fingió no enterarse, solo se inclinó hacia él, para morderle una oreja en “pago” por esa marca que, estaba seguro, se pondría de un color púrpura verdoso en un rato.


El de rastas se levantó de inmediato, mientras que el rubio dejaba caer su saco detrás de él, sonriendo de esa manera que decía “tengo un plan preparado”, extendió con los pies su saco, sin mucho cuidado, mientras se daba la vuelta y ponía las manos contra la pared, mientras arañaba el muro se fue inclinando, dejando a la vista aquello que sabía el otro no podría resistir, mucho menos después de su primer tiro


El moreno se relamió los labios al mirar al rubio hincarse, sobre su saco, mientras dejaba su perfecto trasero expuesto para que él pudiera mirarlo… Su sangre comenzó a correr de nuevo, tan caliente que le quemaba las venas. Aquel pequeño orificio del rubio estaba dejando escurrir ese líquido blanquecino de su propia semilla, bajando lentamente por una de sus piernas… Agon se acercó a Hiruma de inmediato, acariciando lujuriosamente toda la carne que tenía a la mano, hincándose detrás de él, sin dejar de mirar aquel tibio, delicioso y tentador orificio, del cual seguía aún emanaba lo último de su “primer tiro


—Nssht…—Hiruma dio un respingo al sentir uno de los dedos de su amante invadiéndolo, sonrió maliciosamente, a eso era lo que él llamaba “sacrificar un peón para matar al rey”


El moreno estaba usando su dedo medio derecho para penetrarlo, metiendo y sacando, logrando que el otro se estremeciera ligeramente, comenzó a hacer círculos, bordeando la pequeña circunferencia, logrando robarle unos gemidos al otro, casi inaudibles como siempre. Comenzó a estirar esa delicada piel despacio, introduciendo dos de sus dedos, abriéndose camino rápidamente. Jamás creyó que esa piel pudiese llegar a ser tan elástica y morbosamente acariciable…


Sacó sus dedos para introducir sus dos dedos índices, estirando el esfínter del rubio suavemente, colocando su miembro justo enfrente, ahora sujetando sus caderas nuevamente, mientras se introducía en aquella cavidad. Hiruma jadeó, apretando la mandíbula, le gustaba el cómo se sentía, pero jamás dejaría que el otro pudiera oírlo gemir complacido, primero muerto, él ya tenía las manos en el piso, sobre su prenda negra, cerrando los puños, sentía su cara ardiendo, otra de las razones para no darle la cara cuando tenían sexo era esa, el calor dl momento hacia que su piel clara enrojeciera más que la del otro, que estaba bronceado…


Agon subió la camisa de Hiruma para poder rozar su columna vertebral son sus dedos, logrando que el otro se estremeciera un poco más, era apenas un toque “fantasma” que lograba hacer gemir al rubio un poco más audible de lo normal, sabía que odiaba hacerlo y con más razón deseaba oírlo…


—Grita—le susurró contra la piel, corriendo sus manos a los costados del cuerpo de su amante, abrazándose a él mientras iba aumentando el ritmo de su vaivén, lamiendo su piel expuesta, rozando su vientre y disfrutando de sus gemidos contenidos… Era cálido y blando por dentro, como áspero y venenoso por fuera—Grita…—volvió a susurrarle contra la piel humedecida, sabiendo que su única respuesta serían esos jadeos entrecortados, no importaba lo que hiciera, el rubio era muy terco y nunca lo complacía…


Las manos del moreno llegaron a su sexo, comenzando a masturbarlo mientras sus envestidas aumentaban, Hiruma apretó con más fuerza sus puños, encorvando más la espalda hacia adelante. Agon gemía roncamente, sujetándose a ese delgado cuerpo en el momento en que sus sentidos se perdieron en la nada, desvaneciéndose en el éxtasis por unos momentos…


Ambos acabaron respirando agitadamente, esperando unos pocos minutos para reponerse, sentados frente a frente, mirándose sin hacerlo, recorriendo el cuerpo del otro con la vista, desde ese punto el rubio estaba en desventaja, todo lo que vestía era su camisa negra de calaveras y estar en desventaja nunca fue algo que le agradara…


—Desvístete…—comentó el rubio al momento en que se puso de pie, estaba buscando algo en su maleta, era su turno, sacrificar unos “pocos” peones para vencer, era el momento de reclamar esa victoria…—O te desvestirán en la morgue…—se giró hacia su amante, mientras sujetaba un par de armas en las manos, ambas eran pistolas largas y gruesas… Agon solo lo miró mientras sonreía de lado, hasta él sabía que era mejor no discutir con él en estas ocasiones, en donde si no lo complacía ese maldito se ponía furioso y lanzaba balas de verdad


—Joder, eres un desgraciado malnacido, idiota—no le gustaba ceder, pero no al menos no era un rifle “mata elefantes” esta vez… ¿Por qué demonios había tenido que escoger a un freak de las armas como amante?— ¿Qué te hace pensar que un idiota como tú me puede ordenar algo, Idiota?—se le quedó mirando, sin levantarse, ver al rubio prácticamente desnudo, con esas dos armas en las manos era sumamente excitante…


Un tiro que quedó a solo dos centímetros de su virilidad fue su respuesta, había un agujero en el piso y el de rastas estaba seguro de que esa no había sido una salva...


—Tengo más de veinte buenas razones para que cooperes, y mi “pequeña” Carabine tiene más setecientas…—sonrió mientras lo miraba desde arriba, tal vez no sería muy justo pero era jodidamente adictivo poder tener el control sobre ese tipo—Tú decides…—Agon se desabrochó el cinturón, sacándose los pantalones casi al instante—Kekekekekekekeke, los que cooperan viven más…También la camisa…—el de rastas le dedicó una mirada asesina pero obedeció, toda su ropa quedó amontonada a un lado de él…—Kekekekeke Ten…—le arrojó la pistola de su mano izquierda, que era la más larga y gruesa de las dos—No está cargada con balas de ningún tipo—además de que tenía el seguro puesto—Ya sabes qué hacer con ella…—ya que no era la primera vez… Y Agon lo recordaba muy bien…


—Eres un idiota fetichista—susurró al momento de agarrar la pistola, se sentía extraña, pero más ligera de que una real, posiblemente esta era algún juguete del rubio desquiciado.


El moreno agarró el botecito de lubricante que había quedado tirado por ahí, tomó una cantidad considerable y se recostó contra la pared, untando el líquido viscoso en su entrada, debía reconocer que se sentía bien, mejor de lo que había pensado nunca pero definitivamente el prefería seguir siendo el semental, comenzó estirar la piel despacio, de ahí había adquirido la práctica, ante la atenta mirada de su amante, a quien ya comenzaba a ponérsele dura de solo imaginárselo. Agon reprimió un quejido al momento de acercarse ese maldito juguete a su entrada, sabiendo que no se había dilatado lo suficiente, pero no quería alargar ese momento en lo absoluto, contrario a otras veces, Hiruma no lo le hizo ir más despacio, parecía estar ansioso porque se apurara de hecho….


Agon levantó sus caderas ligeramente, logrando que la punta del cañón quedara justo en su entrada,  metiéndosela despacio, JODER que dolía como el infierno cuando su esfínter se estiraba tanto sin preparación, no creyó que fuera a ser tan difícil puesto que no la vio tan gruesa… Finalmente pudo introducirla lo suficiente, jadeando pesadamente, manteniendo sus piernas separadas, podía ver que su amante estaba a punto de estallar, tenía el falo más duro que una roca…


—Siéntate—él dio un paso hacia adelante, impaciente por empezar, ya quería poder sentir a ese moreno por completo…


— ¿Acaso estás enfermo, Idiota?—casi le gritó, imaginándose que de hacerlo se iba a sentir mucho peor que la última vez…


—Tú sabes que sí…—sonrió disparando de nuevo, esta vez pasando a muy corta distancia de su pierna derecha.... —Siéntate…—no se acercó a hacerlo él mismo porque entonces el otro tendría la ventaja si le quitaba el arma…


Agon obedeció, anotando mentalmente desquitarse de esta, sí, sintió una pequeña punzada, pero joder, después de eso el puto juguete había tocado ese sensible punto en su cuerpo que lo gemir involuntariamente al mismo tiempo que su virilidad se despertaba, ante lo cual el rubio soltó una pequeña risita


—Vas a agradecérmelo, jodido rastas…—se acercó a él, sacando el cargador del arma y dejándolos caer, no le dio tiempo al moreno de pararse, se sentó en su regazo, quedando frente a frente…


—Maldito desquiciado—susurró el moreno, sujetando las caderas del rubio para ayudarlo a acomodarse, sintiendo la gloria de su apretado y húmedo interior…


El rubio se acomodó, abrazándose del moreno, pasando sus brazos por el cuello del de rastas, jadeando sobre su oreja, mientras Agon lo agrazaba con fuerza, mordisqueándole la oreja, jugando con aquellos piercings negros…


Hiruma comenzó a moverse, valiéndose de sus fuertes piernas, más y más rápido, hasta que de nuevo sintió que todo se desvanecía a su alrededor… Agon se dejó caer ligeramente hacia atrás, apoyándose en la pared, respirando agitadamente…


Se quedaron abrazados, sin decir nada varios minutos, hasta que el rubio se levanto. Sacó de su maleta deportiva una botella de agua, tirando el contenido encima de su torso y espalda, mientras jadeaba, el agua estaba un poco frían aún…


Agon lo miró atentamente, sintiendo que su cuerpo le decía que tenía que levantarse y derribar al rubio para ponerse entre sus piernas, pero estaba ya algo cansado y adolorido… Hiruma utilizó su camisa negra para secarse y limpiarse, después de todo ya la había usado. Se dio cuenta de que el moreno lo miraba hambrientamente y sonrió, el plan había funcionado a la perfección…


— ¿Qué tanto me miras, jodido rastas?—sí, estaba sonriendo de esa manera maliciosa mientras comenzaba a vestirse…


—Maldito Idiota—susurró mientras se levantaba, habiendo dejado tirada la estúpida pistola que ese demente le había obligado a usar esa vez…—No podrás caminar en una semana…—él también comenzó a vestirse, estaba oscuro y tenía que leer un estúpido libro para su estúpida clase de literatura con ese aún más estúpido profesor estirado…


—Ya veremos quién no se levanta mañana, Kekekekekekeke—recogió sus armas, colocando las balas “reales” en la única que cargaba consigo que las contenía, aunque, la verdad, esa pistola solo contaba con cinco balas de verdad, las demás eran salvas con sangre falsa… Pero Agon no tenía porque saberlo ¿Verdad?...


Caminaron a la salida, sin preocupase de si estaría abierto o no, después de todo, seguro que podrían salir por la fuerza o sin ella… Caminaron a casa del moreno, porque el rubio quería hacerle una visita a su cuñado, solo para ver su cara de terror, desconcierto y vergüenza luego de lo ocurrido esa tarde en las regaderas…


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Notas finales:

 

Bueno esto fue todo, espero lo hallan disfrutado, tal vez haya una tercera y última parte, pero bueno aún tengo pendientes que hacer y no sé cuándo podré subirlo ^^ cuídense ^^


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