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Sentimientos Egoístas por Zafira

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Notas del capitulo:

Gracias por sus comentarios, y lamento la tardanza, entre lo de mi cumpleaños, el trabajo y más trabajo... no me daba el tiempo para levantar la actualización...

 

Capítulo 4º: La Pérdida

 

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Perezosamente abrió los ojos, temía que todo hubiera sido una especie de sueño, pero el sentirse en esa abrigada prisión le hizo notar que todo había sucedido realmente… cuando se encontró con ese amplio pecho no pudo evitar sonreír, pues la vida al fin le estaba sonriendo a él…

¿Listo para volver a casa? – preguntó en un susurro el mayor, a lo que el más joven simplemente asintió… - En ese caso, debemos alistarnos ya… - y dicho eso cargo en sus brazos el cuerpo mas menudo y se dirigió hacia el cuarto de baño…

¿Cómo hicieron para llegar hasta aquí? – el oji esmeralda preguntaba mientras era suavemente enjabonado por el adulto…

El Sabio fue a buscarme, y con ayuda de Shinou nos trasportamos aquí… después fue el hermano del maou quien nos trajo a este lugar – respondió tranquilamente el mazoku, aunque en aquellos momentos estaba de cualquier manera, menos tranquilo… quizás desesperado era la forma más correcta de describirse…

Entonces, debo agradecérselo a su Eminencia… y a Shinou – cuando ambos se asearon y vistieron, Adalberto, con las ropas que había traído puestas, y Wolfram con unas que Shori acababa de acercarle, salieron de la habitación…

Espero que hayan descansado bien – Murata los estaba esperando en el pasillo, su expresión no era de haber descansado muy bien, parecía bastante preocupado…

¿Ocurre algo su Eminencia? – Wolfram lo miró un tanto preocupado, esperaba que Yuuri no fuera el motivo de la inquietud del moreno – Es Yuuri…

Tenemos un problema… - comenzó a decir el Sabio.

¿Él se niega a ayudarnos a volver? – pregunto él oji esmeralda, preguntándose cómo regresarían a Shin Makoku si Yuuri no les ayudaba…

No… de hecho después de hablar con él, terminó por aceptar enviarlos al reino demonio… el problema radica… en que él ya no piensa hacerlo nunca más… - esas palabras sorprendieron a ambos rubios, aunque más al menor…

Pero… él es el Rey… - se quejó quien fuera el prometido del maou – No puede simplemente decidir no volver… - la expresión del joven demonio era molesta, su energía estaba nuevamente en los niveles máximos.

¿A dónde va, von Bielefeld?... no es muy prudente que ustedes se vean – Tanto  Murata como Adalberto no esperaron la reacción del tercer hijo de la ex maou, pues este se dirigió sumamente exaltado a la habitación en donde Yuuri lo había llevado el día anterior.

Cuando abrió la puerta se encontró con la imagen del poderoso maou observando por la ventana, cuando se volteó Wolfram pudo ver como uno de los ojos de su antiguo prometido tenía forma normal… aquello le intimidó ciertamente, pero se mantuvo firme…

Te esperaba… - susurró el moreno…

¡¿Qué es eso de que no vas a volver Yuuri?… no puedes abandonar Shin Makoku, que hay del pueblo y de Greta, no puedes abandonar a Greta! – el rubio había soltado exaltado…

¡Y lo dices tú, que la dejaste por irte con ese idiota! – ahora era Yuuri el que se mostraba ofuscado, más cuando vio a Murata en compañía de Adalberto tras su ex prometido…

¡También te espera tu prometida, Yuuri… ¿o acaso la has olvidado?! – aquellas palabras habían sido un golpe bajo, él había dejado a Yuuri, pero no a Greta, con ella siempre se comunicaba.

Esa mujer no tiene importancia para mí… y Greta… deberás explicarle tú, porque he decidido no volver – el maou sonrió de lado al notar que sus palabras afectaban a su ex prometido, no podía resignarse a perderlo, aquello era algo que simplemente no podía aceptar.

Nuestro pueblo te necesita… no puedes simplemente dejarlo, ¡eso es muy egoísta Yuuri! – el oji esmeralda temblaba de rabia, que pasaría con todas las alianzas que se habían formado si el moreno no volvía…

¿Egoísta?... es posible que si… tú puedes dar respuesta a todas tus inquietudes y a toda esa gente… solo hay una persona que podría atarme a Shin Makoku… no tengo que decir quién es… – Adalberto frunció el seño con rabia, su avance fue detenido por el sabio que no sabía cómo actuar ante la actitud de su amigo, pero aquello era algo en lo que solo Wolfram debía intervenir…

Se quedó mudo por aquellas palabras, su mente simplemente dejó de funcionar… su cuerpo comenzó a temblar sin que pudiera evitarlo, Shin Makoku era lo más importante tanto para él como para toda su familia, cómo podía permitir que ella estuviera en peligro, un nuevo maou escogido por los nobles, no garantizaría que los acuerdos sean respetados, no por ellos, sino por los aliados humanos. Yuuri era un símbolo para todos ellos, era la promesa de paz entre ambas razas…

Apretó con fuerzas sus puños cuando su esmeraldina mirada buscó la suya, había angustia en ella, dolor… sabía sin necesidad de escuchar palabra alguna que la decisión ya estaba tomada, y que él perdía...

Tú ganas Yuuri… volveré contigo, y me quedaré a tu lado…

---*---

Como era de esperarse, ni bien pisaron Shin Makoku, Adalberto se marcho acompañado de su padre… Waltorana no ocultó su enfado por lo que consideraba un chantaje cruel, más a pedido de Wolfram se guardó todos sus otros comentarios. Yuuri se había disculpado con su prometida, rompiendo inmediatamente después con ella… Murata simplemente observaba preocupado todo lo que ocurría, sólo en una ocasión había intentado hablar nuevamente con su amigo, pero como en su intento en la tierra, el moreno rey no escuchaba razones… estaba demasiado feliz por haber recuperado a su joya… tanto que no se percataba de que esta se estaba opacando.

Geika… ¿puedo hablar con usted? – Ulrike se aproximó al Sabio con respeto… cuando este asintió continuó hablando – Estoy preocupada, Alteza… la llama de su excelencia está cada vez más débil…

Lo sé, Ulrike… parece que el príncipe malcriado sí le entregó su corazón  a alguien más... y Shibuya no puede soportarlo – respondió el peli oscuro… una pequeña figura también escuchaba atenta, su expresión se volvió sombría aunque después sonrió maliciosamente.

Mientras aquello ocurría en el Templo, en el castillo Pacto de Sangre, una peli verde chequeaba nuevamente la temperatura de su amigo… mordió con preocupación su labio al tiempo de mirar al General de su nación…

¿Y bien? – Gwendal había ido a verificar que su hermano estuviera bien, ahora que su tío había tenido que volver a sus tierras, justo después de que Yuuri anunciara que su boda sería en un par de semanas… había encontrado a Wolfram totalmente helado, lo cobijó mejor con las mantas y se quedó con él, pero su condición no mejoraba, es más, empeoraba…

Sus niveles de maryoku están alarmantemente bajas, señor… debemos informarle al maou, le he hecho todos los estudios, él está bien físicamente… es como si se sintiera frío… él está triste – concluyó entonces la joven… - Está así desde que el señor Adalberto se fue…

Conrad no había pronunciado palabra alguna, su hermano había cambiado tanto desde que dejó Pacto de Sangre… y aunque le dolía admitirlo, jamás lo había visto más feliz que en aquella fiesta, entre los brazos del antiguo prometido de su amada Julia…

Y así pasaron más días, la condición del demonio de fuego no mejoraba, el maou comenzaba a impacientarse, su poder de nada servía para sanar a quien amaba… aunque estaba seguro de que cuando el mazoku se resignara a la pérdida del heredero de los Grantz, volvería a él amorosa y sumisamente.

¿Cómo te sientes hoy? – Yuuri había ingresado con una bandeja de alimentos para su prometido… el rubio lo miró tristemente, más no dijo nada… Yuuri lo observó comer todo lo que le había traído, aquella imagen frágil no era muy común en el rubio y aunque le molestaba imaginar que era la nostalgia hacia la ausencia de Adalberto, no podía negarse que en esa condición se veía incluso más deseable…

Yuuri… - susurró el rubio y el moreno se sintió feliz de escuchar su nombre de aquellos labios… - Yo me entregué a él… sabes…

Aquellas palabras habían sido una daga en su pecho, su mirada se hizo fría y una poderosa sensación de ira se apoderó de su cuerpo, pero logró controlarla, pues aquello era algo que él ya sabía… lo supo desde que Wolfram entrara en aquella habitación en la tierra…

Eso ya yo lo sabía, mi príncipe… ¿es la culpa lo que te tiene en este estado? – el moreno se sentó junto al menudo cuerpo en el lecho, al tiempo de rodear con sus brazos al tembloroso ex príncipe a fin de cobijarlo…

Es culpa… - susurró el oji esmeralda derramando silenciosas lágrimas… esa afirmación le sacó una sonrisa al soberano – Es culpa, por haberlo dejado – la sonrisa de Yuuri se borró al instante de escuchar aquellas palabras, pero no rompió el abrazo…

Cuando estemos casados… haré que lo olvides… acepto que todo esto es culpa de mi estupidez… tú volverás a mirarme solo a mí – selló aquellas palabras con un beso demandante, al tiempo en que su maryoku dormía a su rubio prometido…

Cuando el maou salió de la habitación fue que una pequeña figura rubia apareció en la cabecera del lecho…

Le daré una última oportunidad a nuestro rey, mi descendiente… perdóname…

---*---

No estaba despertando y su temperatura era cada vez más reducida, lo que llenaba de preocupaciones a todos, Yuuri no se había separado de su lado desde que amaneció, sus ojos no podían apartarse del semblante cada vez mas azulado de su prometido… frunció el seño con rabia al escucharlo susurrar el nombre de su rival, ya que incluso en su delirio solo lo llamaba a él…

Deja de pensar en él, Wolfram… es en mí en quien debes pensar – murmuró intentando contener su frustración, al tiempo en que sujetaba con más fuerzas una de las manos del convaleciente.

Yo podría conseguir eso… mi maou – la voz de Shinou se hacía eco en la habitación…

¡Shinou… ¿qué quieres decir con eso?! – Yuuri se había puesto de pie buscando con la mirada al primer maou, su corazón comenzó a latir presuroso en su pecho.

Que yo, mi querido maou, puedo hacer que mi descendiente vuelva a amarte solo a ti – comentó en tono divertido el rubio apareciendo justo alado del ex príncipe…

¡Entonces hazlo! – soltó exaltado el moreno…

Mis poderes tienen limitaciones mi maou… vine hasta aquí porque mi sabio me comento de la delicada condición de mi descendiente… y yo puedo salvar su vida – Shinou acarició delicadamente los cabellos de Wolfram, su mirada era cálida y amorosa, como lo sería la mirada de Cherry sama…

¿Qué esperas entonces…? – soltó entonces el vigésimo séptimo maou – ¡Debes salvarlo!

A eso iba, maou… solo puedo con una labor a la vez… - un extraño brillo se dejó ver solo por un instante en la mirada del primer rey – Puedo salvarle la vida a Wolfram… pero no podría lograr que vuelva a amarte, por lo que es probable que debas renunciar a él… sin embargo, tendrás el consuelo de que estará vivo y bien – Shinou se puso de pie mientras iba explicando, caminó en dirección a la ventana y se paró justo en frente, dándole la espalda a Yuuri – O puedo hacer que olvide sus sentimientos por Von Grantz y que te ame a ti… sin embargo, no podré salvarle la vida y es casi seguro que morirá, pues está demasiado débil… aunque por supuesto… morirá amándote a ti…

¡Eso no es justo Shinou… perderé a Wolfram sin importar cual sea mi decisión! – El de mirada oscura sujetó con amabas manos su cabeza… mil y un pensamientos corrían por su cabeza, a su mente llegaron como una avalancha de  recuerdos de él con Greta y Wolfram, cómo le explicaría a su hija…

Es lo que puedo darte, mi maou…

Yuuri se aproximó a su amado, le acarició los cabellos mientras amargas lágrimas se escapaban de sus ojos… sentía una opresión en su pecho y le faltaba el aire… se aproximó y beso suavemente los labios fríos de quien antes solo le brindaba calor – Te amo, Wolf… te amo… - una sonrisa satisfecha se formó en los labios del primer rey…

¿Cuál de las dos alternativas escoges? – preguntó una vez más el oji azul, justo en el momento en que Wolfram volvía a nombrar a Adalberto…

Que me ame… - aquellas palabras rompieron el silencio que reinó luego de las palabras de rubio menor – Quiero que me ame…

Shinou bajó su cabeza, mas cuando la levantó había una sonrisa tranquila en su faz… - Que así sea….

---*---

El lamento del maou se escuchó por cada rincón de Pacto de Sangre… la 26ª maou no pudo tampoco contener el dolor y rompió a llorar entre los brazos de sus acongojados hijos… la pequeña princesa no hallaba consuelo en ninguna parte, pero al parecer sólo los brazos de quien fuera su abuela, logró contenerla sólo un poco…

Yuuri aprisionaba el cuerpo del joven demonio de imagen angelical con fuerzas… murmurando disculpas, diciendo cuanto lo amaba… Murata observaba todo en silencio y con la expresión desgarrada… sentía tanta culpa como seguramente lo hacía su amigo…

Lo que pasó en aquella habitación era todo un misterio… entre la servidumbre corre la versión de que el poderoso Shinou se llevó el cuerpo de su descendiente con él al más allá… aunque eso no satisfizo del todo al señor de Bielefeld, no tuvo más remedio que aceptarlo, cuando el propia General Von Voltaire lo confirmó… otros sin embargo decían, que el maou en su locura por la pérdida de su futuro consorte, escondió el cuerpo a fin de venerarlo lejos de las miradas de todos aquellos que alguna vez disputaron su atención…

Nada se sabía de la reacción de aquel que frente al maou no debía ser nombrado… aunque de fuentes fidedignas se supo que los últimos pensamientos del príncipe rubio fueron para su amado maou, era bien sabido que la culpa por la palabra incumplida había desencadenado la enfermedad que cobró la joven vida del tercer hijo, como aquella persona solía llamarlo…

¿Por qué estás tan triste, pequeña princesa? – Shinou había aparecido en la habitación de quien sufría de la manera más inocente, la pérdida de un ser amado…

Shi… nou, mi papá Wolf… ¿dónde… dónde está? – soltó con amargura la niña…

Él está bien, pequeña… - Greta miró un tanto extrañada al diminuto Dios – Lamentablemente mi maou escogido, no superó mi última prueba… se dejó manejar por las emociones más egoístas… yo pensé, realmente… que tomaría la decisión correcta, el precio que pagará será perder aquello que mal amaba – murmuró el rubio, y la niña sonrió al entender la picardía en el mayor – solo para él, su presencia será oculta… para ti y los demás, muy pronto será revelada… deja de llorar, tu sonrisa me alegra los días…

La cristalina risa de la princesa inundó Pacto de Sangre… quizás el bello príncipe la había visitado en sueños, pensaron algunos… sólo uno sabía la verdad… - Shinou, sabía que tenías algo que ver… - Murata sonrió solo un momento, luego su expresión se volvió impasible, mientras orientaba a su amigo, pues gobernar Shin Makoku, era lo mínimo que podía hacer por la memoria de su amor…

---*---

“¡Despierta!”… abrió los ojos cansadamente, le pesaban los parpados, y aunque primeramente los mareos no le dejaban fijar su visión, comenzaron a parar conforme respiraba pausadamente… cuando al fin pudo prestarle atención al sitio en el que se encontraba, se asustó… aquel no era su cuarto… no era Pacto de Sangre… más parecía un templo, pero no era el Templo de Shinou… se puso de pie con dificultad, y se dirigió a la única puerta que había… esta daba directamente con el jardín principal… en definitiva, era un templo…

¿Dónde estoy? – susurró… más justo cuando iba a seguir explorando una imagen muy conocida para él se introdujo en el jardín por la puerta principal…

¡WOLFRAM! – su tío Waltorana corrió a su encuentro y sin más lo estrechó entre sus brazos… - ¡Ohhh Shinou, gracias…!

Wolfram se quedó completamente inmóvil entre los brazos de su tío, la verdad no entendía nada… cuando al fin el mayor se alejo para poder observar a su sobrino, fue que el más joven notó que en la entrada, dándole algo de privacidad a tío y sobrino, estaba Alberos, el padre de Adalberto… por un momento tuvo la esperanza de ver al heredero de los Grantz, pero nada sucedió…

Le costó mucho entender todo lo que su tío le contaba acerca de su supuesta muerte… aunque cuando este le dijo que había soñado a Shinou y que este le había dicho en sueños que debía ir al templo de las tierras Bielefeld, además que aquella misma versión la había dado el líder de los Grantz, ahí comprendió que todo era obra del primer maou.

Se quedó profundamente dormido entre los brazos de su tío cuando iban camino a su hogar… lo cansaron todas las dudas que lo habían asaltado de los motivos de Shinou para hacer todo aquello, aunque suponía que seguramente ya tendría tiempo para escuchar sus respuestas.

Ya en las tierras Bielefeld, y una vez en su cuarto pudo notar lo desmejorado de su aspecto, comenzaba a recordar pequeños pasajes de sus últimos días con Yuuri, se sintió preocupado por las reacciones de su familia y su hija por su deceso,  pero su tío le había asegurado que él mismo se encargaría, una vez que se recuperara completamente, de avisarle a todos de que estaba bien…

Shinou… cuando vendrás a explicarme… ¿qué fue lo que sucedió? – susurró el menor con tristeza…

El no pasó mi última prueba… - murmuró una vocecilla – Si hubiera escogido bien… tú estarías a su lado, amándole como en un principio…

¿Me ibas a someter nuevamente a tú voluntad y a la de Yuuri, Shinou? – Wolfram no volteó a mirar al primer Dios, aunque sabía que estaba tras de sí…

Mi descendiente… si no pensara que él te haría feliz no lo hubiera considerado… - esta vez si ambos rubios se miraron… - Pero ya no me involucraré en tú vida… - por la manera en que Wolfram levantó la ceja, demostró que no le creía una sola de sus palabras al mayor…

Ya no importa… de todas maneras, ya perdí a quien parecía que me quería… - el primer maou desapareció poco después… esa noche el joven demonio no pudo conciliar el sueño… al final todo había sido su culpa… Adalberto jamás le perdonaría el haberlo abandonado, y no podía culparlo, en su lugar, él tampoco lo haría.

Los días fueron trascurriendo rápidamente, su salud estaba un tanto mejor, aunque aún no sentía tanto la necesidad de comer, parecía que todo se había vuelto gris en su existencia… solo la tranquilidad de saber que Greta estaba bien y que sabía la verdad, le dieron más colorido a sus días.  Su maryoku aun no se recuperaba del todo, aunque ya no se sentía tan frío, supuso que era debido a la resignación, pues supo por boca del propio Shinou que Adalberto también había sido informado de su estado por medio de sueños.

---*---

Aquel día en particular, Alberos había llegado con una pequeña comitiva al castillo Bielefeld, por un breve instante pensó que podría volver a ver a quien ya creía totalmente perdido… el mayor pareció adivinar sus pensamientos cuando lo descubrió inspeccionando con curiosidad a toda su escolta…

Mi hijo volvió a tierras humanas… lo hizo el mismo día que volvió del mundo del maou – ni para Alberos ni Waltorana, pasó desapercibido como se apagaron las esmeraldas del menor con aquella novedad…

Entiendo… - susurró retirándose casi después, luego de haberse despedido respetuosamente de su ex suegro.

¿Entonces… no sabe nada de él? – pregunto el tío de Wolfram con el dolor reflejado en sus pupilas por ver sufrir así a alguien tan amado para él.

Nada… es como si lo hubiera tragado la tierra – comento mientras era escoltado por el noble dentro del castillo.

Wolfram, por su parte, miraba perdidamente por la ventana… se sentía solo y muy triste, su vida había cambiado tanto comenzaba a extrañar Pacto de Sangre, aunque no deseaba volver, si quería saber cómo estaba Yuuri… finalmente, él era el único que lo creía muerto…

¿Cuál habrá sido tu decisión?... Yuuri – susurró pensativamente, hasta que un movimiento a sus espaldas llamó su atención, algo tarde, pues una mano se había posado en su boca y un fuerte brazo le sostuvo de la cintura… “¡Yuuri!”… pensó con desesperación, hasta que todo se volvió completamente negro.

Su cabeza le estaba doliendo bastante, era una sensación de dejavú que le hizo sentirse asustado… aunque cuando abrió los ojos se encontró en una especie de habitación con muchas cajas… y él estaba con las manos atadas… intentó soltarse y moverse un poco más, pero su estado un tanto mareado le impidieron hacer mucho.

No supo en qué momento volvió a quedarse dormido, aunque al despertar el escenario había cambiado ciento ochenta grados… la habitación en la que se hallaba ahora era mucho más espaciosa y sus manos ya estaban liberadas… bajó de la cama para explorar mejor el lugar, y se encontró con una nueva sorpresa… de uno de sus pies, más exactamente tobillos, pendía una cadena… fina y larga, pero al fin y al cabo, cadena… que al seguirla con la mirada estaba unida al pilar principal de la habitación.

¡Genial! – soltó frustrado…

**-**

Nuevamente se había quedado dormido luego de sus vanos intentos por romper aquella cadena, se notaba lo furioso que estaba con aquella situación, como lo previó su salud no estaba del todo bien, por lo que no le sorprendió que después de tanto esfuerzo, nuevamente se quedara dormido.

Pero todo su enfado no podía compararse siquiera con el que él albergaba en su pecho… no solamente sentía su orgullo lastimado, también su cordura se había visto amenazado con la noticia de su muerte… deseo como nada la muerte, pues perderla en manos de esta dos veces era demasiado incluso para él.

Lo cargó en brazos y lo colocó cuidadosamente sobre el lecho, acarició con delicadeza su rostro… sonrió ante la situación, pues ahora si no permitiría que nadie lo alejase de él. Salió de la habitación y la serró con llave, después de todo, Wolfram no era su invitado, sino su prisionero. Cuando salió a los terrenos pudo notar que todo estaba listo…

Cuando Shinou lo había visitado en sueños, continuó con su plan inicial… y es que aquel niño estaba muy equivocado si pensaba que él era un buen perdedor, solo estaba preparando todo para guardar su tesoro… le había pedido a su padre para que dijera que no sabía nada de él desde su regreso del mundo del maou... esperó el momento perfecto para llegar a él, y aunque se estrujó en lo más profundo escuchar de sus labios aquel nombre, se contuvo para no lastimarlo.

No podrás quejarte, mi pequeño… he creado una hermosa jaula para tenerte conmigo… - susurró al tiempo en que despedía a sus hombres para que también descansaran. Recorrió por cada rincón del jardín, así como del castillo… para él era simplemente perfecto, se detuvo a contemplar la fuente y su sonrisa se hizo maliciosa… - Me gustaría verte, intentando llegar hasta aquí…

Volvió a su habitación, era la única parte de todo el castillo que no había duplicado, pues no deseaba que recordara momentos con él. Se acercó a su lecho… sabía que mañana tendrían que enfrentarse, hacía una semana que lo había traído a sus tierras, soltó la argolla que unía a su tobillo con la cadena, luego simplemente se retiró.

**-**

Despertó nuevamente en la misma habitación, suspiró resignado… se puso lentamente de pie y notó que estaba liberado de sus cadenas, aquello lo sorprendió… cuando estaba por dirigirse hacia la puerta notó la bandeja llena de alimentos, y como su estómago lo indicó, necesitaba comer algo si quería huir.

Cuando al fin se sintió lo suficientemente satisfecho, y aunque se reprochaba internamente haber consumido aquellos alimentos sin identificar antes su procedencia, ahora se sentía con más fuerzas para buscar una salida… rogó porque las puertas estuvieran destrancadas, y aunque estuve dichoso de que era así, le pareció muy extraño todo aquello.

Una nueva sorpresa… aquel pasillo él lo conocía… y conforme iba avanzando, todo, le resultaba familiar… sin lugar a dudas, aquel lugar era Pacto de Sangre… llegó a la entrada del jardín, vislumbró las flores de su madre, y una opresión en su pecho se fue formando rápidamente…

Yuu… Yuuri – susurró como confirmándose a quien debía su presencia en aquel lugar, al final su ex prometido si se había dado cuenta y había llegado a él.

Lamento desilusionarte… aquí no encontraras al maou – la voz de Adalberto llegó a sus oídos, se volteó lentamente temiendo que quizás solo fuera un mal sueño…

Notó casi de inmediato como todo su cuerpo comenzó a temblar, sus bellas esmeraldas lo observaban con cierto temor, se notaba confuso aunque muy probablemente el paso que dio hacia atrás significaba que mas que confuso estaba decepcionado…

Adalberto… - susurró el menor y sus ojos comenzaron a dejar caer lágrimas de angustia…

Ni siquiera intentes huir – aquello era claramente una advertencia, pero que al parecer Wolfram desoyó, pues comenzó a correr hacia la que sería la salida de escape de ese inmenso castillo… el oji azul simplemente sonrió y lo siguió lentamente con una expresión satisfecha…

Cuando llegó a la salida, su mundo se volvió un nebuloso… un terrible mareo y una sensación de malestar lo embargó, aquella reacción su cuerpo solo la tenía, frente a las piedras houjutsu… unos brazos le impidieron llegar al suelo, casi al instante sintió que era cargado…

No estamos… no estamos… en Pacto de… Sangre – dijo con dificultad el menor… - ¿Cómo?

Construí una réplica del hogar que te vio crecer… así no lo extrañarás tanto... – murmuró pausadamente el mayor, mientras lentamente Wolfram sentía como se iba recuperando del mal estar – Creé una verdadera fortaleza, ni las aguas le servirán para acercarse a ti o a nuestros hijos… y si tu deseo es irte a su lado… la protección houjutsu que coloqué en los límites de estas tierras, no te permitirán abandonarme.

Un silencio muy incómodo siguieron a aquellas palabras, Wolfram no sabía qué pensar o cómo reaccionar… ingresaron a aquella habitación, y seguidamente de haberlo colocado sobre el lecho, Adalberto volvió a acomodarle el pequeño grillete en su tobillo.

Wolfram al verse nuevamente encadenado,  bajó la mirada con amargura… una extraña opresión en el pecho le estaba haciendo difícil respirar… - ¿Me odias ahora, Adalberto? – preguntó y apretó ambas manos sosteniendo fuertemente las sabanas de la cama…

No se puede odiar a alguien que se ama tanto… - respondió el oji azul sin apartar la mirada – Aunque me odies tú, por obligarte a estar aquí conmigo…

Yo no… - dijo instantáneamente el menor, las miradas de ambos se encontraron… Adalberto se aproximó presuroso y asaltó los labios del menor en un apasionado beso que fue contestado con la misma intensidad… - No puedo odiarte…

**-**

¿Y mi tío? – volvió a preguntar, mientras seguía con la cabeza recostada sobre el pecho del mayor…

Ya te dije, que podrás verlos… mi padre sabe de este lugar, traerá a tu hija, a tus hermanos, a tu madre y a tu tío, siempre que quieras verlos… - contestaba con una sonrisa el oji azul, acariciando la suave espalda.

Creí… que te había perdido – murmuró el tercer hijo de la ex maou levantando tímidamente la mirada hacia quien era su amor…

Yo sentí morir cuando me dijeron que tú lo habías hecho… pensé que había perdido demasiado tiempo… mi idea era secuestrarte el día de tu boda y traerte aquí – esa novedad sorprendió al más joven, beso los labios de Adalberto y volvió a acomodarse sobre su pecho.

Perdóname Adalberto… no permitas que me vuelva a alejar de ti – susurró antes de dejarse vencer por el sueño…

No tenía intensiones de hacerlo… - susurró, mientras sus manos cuidadosamente seguían acariciando los cabellos de su niño, tenerlo entre sus brazos era lo más cercano al paraíso, que había experimentado… respiró profundamente para tranquilizarse pues sabía que de no contener sus pensamientos lo poseería nuevamente.

Después de todo, cuanto había extrañado su voz… sus gemidos eran una dulce melodía, pero no tan dulce como lo eran sus labios… y su piel, suave y ardiente… no pudo contener reclamar otro beso al durmiente, una picara sonrisa adornó ese angelical rostro…

Te amo, Adalberto…

Te amo…

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¿Sabes el problema en que nos meteremos si papá se llega a enterar de que estuvimos por aquí? – preguntaba irónico una voz un tanto cansada…

Solo si se entera… además, ¿cómo voy a saber si las dichosas piedras esas me afectan, si no tengo contacto con ellas? – una voz más joven y animada contestaba, y evadía la pregunta hecha por su hermano… - Si tienes miedo, puedes irte… que yo sé cuidarme solo, hermano…

Obstinado… te vas a meter en problemas… y esta vez tu dulce e inocente mirada falsa, no va a salvarte – el mayor observaba enfadado la sonrisa encantadora de su hermano menor… le frustraba darse cuenta que solo aquella sonrisa y esa mirada tan parecida a… - El que te parezcas a nuestro papi Wolfram no va a salvarte del castigo… ¿me oíste, Wolfy…?

Ya Albert… no seas así conmigo… ya no voy a contarte nada si me acusas – el puchero que formó el menor y la tristeza en sus bellas jemas desesperaron al mayor…

No voy a acusarte… solo… volvamos, a ninguno de nuestros papás les gusta que andemos por aquí – unos rayos de sol dejaron ver la azul mirada del mayor, quien cruzó los brazos al tiempo de mirar para otro lado.

Bien… bien… tú ganas… pero déjame tomar algo de agua… estoy sediento – el menor descendió hasta un afluente de agua, observó su reflejo y sonrió al tiempo de introducir ambas manos en el caudal…

Todo sucedió tan rápido, que Albert no tuvo tiempo de reaccionar, sin saber exactamente cómo sucedió, el agua pareció haber arrastrado a su hermano hasta el fondo del riachuelo… cuando saltó tras él, su corazón comenzó a desesperarse, pues no había rastro alguno de Wolfram…

A duras penas logró salir del agua, tosía sin control hasta recuperar por completo el aliento… cuando se sintió mejor, busco a su hermano en la orilla... al notar que nada en el paisaje le parecía familiar una extraña sensación de angustia lo embargó…

¿Dónde estoy? – susurró en ese momento el sonido de unas voces le llamó la atención…

¿Qué tiene de malo la muchacha con la que vas a comprometerte… no te parece bonita? – el oji esmeralda vislumbró a una comitiva formada de unos siete integrantes, lo lideraban dos Soukokus, ambos lucían los colores blanco y negro en sus  ropas.

No me interesa… no voy a aceptar a la que todos consideran aceptable para mí… por eso estamos haciendo este viaje, mi querido amigo… vine a buscar una prometida digna del futuro Maou – respondía uno de los jovenes... pero justo al momento de terminar su oración su mirada se dirigió hacia el lugar en donde el rubio se encontraba - ¡¿Quién está ahí?!

Wolfram sintió que se le paraban todos los pelos en punta,  retrocedió asustado por haber sido descubierto, estuvo a punto de caer luego de haber tropezado por unas raíces, cuando recuperó el equilibrio se dispuso a emprender la huida... o por lo menos eso era lo que deseaba hacer, de la nada apareció lo que parecía ser una serpiente de agua, la que lo rodeó por completo atrapándolo irremediablemente - ¡Noo!

Miren nada más lo que nos trajo el bosque – un joven montado en un impresionante caballo negro se acercó al cautivo…

¡Suéltame! – Wolfram enfrentó la mirada del desconocido… al verlo, sintió que no podía haber tanta diferencia entre la edad de ambos, pero no podía evitar dejar notar que el joven llamaba demasiado la atención, pues hasta sus ojos eran de un intenso negro…

¿Quién eres? – preguntó el otro soukoku acercándose a ambos con una extraña sonrisa en sus labios…

¡Soy Wolfram von Bielefeld – Grantz! – soltó altanero el joven rubio al tiempo que unas poderosas llamas lo rodeaban y lo liberaban de su cautiverio.

El rubio observó intrigado como el joven que lo había capturado descendía de su caballo y se acercaba a él, este no se había pronunciado desde hacía ya un buen rato… ambas miradas se encontraron y justo cuando el demonio de sangre pura iba a preguntar qué era lo que quería… una bofetada casi le hace perder el equilibrio…

Pero… pero… ¡¿por qué hiciste eso?! – el oji esmeralda retrocedió asustado…

Porque no pienso cometer los mismos errores de mi padre… ahora eres mi prometido, Wolfram von Bielefeld….

Pero qué cosa tan divertida… qué dirás mi rey, cuando conozcas a mi descendiente más joven – la pequeña imagen de Shinou sonrió satisfecho… después de todo… su elegido ya había pagado con creces aquellos sentimientos egoístas que le habían hecho perder a su prometido… - Ya es tiempo de que vuelvas a casa, mi hermoso niño… tú, y toda tú familia…

No te cansas de darle problemas a mi papá, verdad Shinou Heika – el otro moreno que fue testigo de la solicitud de mano, fijó su vista en el primer rey, quien sólo le sonrió y desapareció – Parece que el Gran Sabio tendrá que volver a Shin Makoku antes de tiempo…

¡Y QUIEN LE DIJO QUE YO QUIERO COMPROMETERME!

¿Fin?

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado...


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