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Sentimientos Egoístas por Zafira

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por sus reviews, al final no seran tres, seran 4 capis, pues la conti que tengo planeada ya es la ultima parte... este capi ya me salio medio largo y era llenarlo mucho de eventos seguirlo hasta el final...

Ojala les guste...

Capítulo 3º: El Rapto

 

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¿Te sientes nervioso? – un oji azul abría la puerta de la recámara ingresando en ella, él ya vestía su piyama – Espero que no estés pensando dejarme plantado y huir

Me descubriste justo cuando iba a escapar por la ventana – el tono utilizado por el menor era de broma, sonrió cuando su prometido se sentó sobre el lecho en donde él ya estaba descansando.

Pues… entonces debo alertarte de que he mandado redoblar la vigilancia… especialmente bajo tu balcón, así que, a menos que puedas volar… por ahí no vas a poder salir – Adalberto sonrió al ver el puchero que formaba el menor antes de sonreír y acurrucarse entre sus brazos.

¿Por qué tanta vigilancia? No planeo huir – Wolfram habló serenamente al momento de levantar la vista hacia el rostro del mayor – Me gusta estar aquí… contigo.

Daba gracias a Shinou porque la boda ya fuera al día siguiente, el heredero de los Grantz realmente desconfiaba de su fuerza de voluntad para seguir conteniendo los deseos que con cada día se volvían más intensos… y en especial, cuando Wolfram con cada día que pasaba se volvía más y más cariñoso…

Si sigues besándome así… no podré contenerme… y juro que te tomaré esta misma noche – susurró el mayor al momento en que los labios de ambos se separaron en busca de aire…

Entonces, ya no voy a besarte – había un cierto brillo pícaro en los esmeraldinos ojos del menor… - Que sería al fin y al cabo lo más correcto… ¿Verdad tío?

Adalberto reaccionó casi instintivamente, se puso de pie alejándose de Wolfram, y volteándose comenzó a murmurar explicaciones… más, en la puerta de la habitación no había nadie… y las carcajadas del demonio más joven daban fe de que había sido víctima de una broma…

Muy gracioso… muy gracioso – susurró el oji azul intentando recuperarse del susto…

Ojalá hubieras visto tu expresión… el poderoso Adalberto von Grantz… le teme a mi tío – Wolfram retrocedió más en la cama cuando notó las intenciones del demonio mayor de cobrarse la broma, pero sin parar de reír…

Adoro tu risa… - murmuró el rubio colocándose justo sobre el ex príncipe, quien rodeando con ambos brazos el cuello de quien lo aprisionaba, besó nuevamente sus labios apasionadamente.

Tienes que ir a tú cuarto… si mi tío llega, no va a ser nada divertido – aunque el menor intentaba ser  razonable el calor en sus mejillas y los latidos acelerados de su corazón le impedían actuar conforme a sus palabras… es que sin ninguna duda, su nuevo prometido besaba bastante bien…

No, no lo va a ser…  solo esta noche más… y serás solo para mí – Wolfram solo vio salir a su prometido  en silencio… se abrazó a sus piernas, esas últimas palabras le hacían tener sentimientos encontrados… por una parte la esperanza de ser amado de esa manera por alguien y la segunda, el temor… pues que iba a suceder si no podía corresponder ese querer con la misma intensidad…

Un largo suspiro escapo de sus labios,  con un gesto el fuego de las velas se apagó… esa sería la última noche que durmiera solo, iba a casarse, y se sentías ansioso y feliz… seguramente los invitados llegarían desde temprano, sus hermanos, Greta… y claro… también el maou y su prometida. Aunque la verdad, no se sentiría ofendido, si estos últimos faltasen, después de todo, aún no sabía cómo había tomado Yuuri la novedad de su boda.

Supongo que bien… o ya se habría manifestado de alguna forma – susurró sintiendo un aire frío que le hizo estremecer – Espero que mis hermanos no permitan, que haga una escena durante mi boda… no… Yuuri no haría una cosa así… supongo que ya está más calmado.

Dirigió su vista en dirección a la ventana… entraba un viento demasiado frío, por lo que se puso de pie y se acercó a ella… rió al recordar las palabras de Adalberto de que había redoblado la vigilancia…

Lo más correcto… - Wolfram nuevamente reía al recordar la expresión del mayor cuando le hizo pensar que su tío había llegado a la habitación…

¡Lo más correcto sería obedecer a tú rey! – una mano negra le cubrió la boca, mientras que su cuerpo era aprisionado por un brazo… la impresión fue tan grande que no le dio tiempo a reaccionar… y menos, cuando extrañamente, se sentía demasiado cansado como para hacerlo…

---*---

Sentía su cabeza pesada, cuando abrió los ojos tuvo que cerrarlos de inmediato, estaba mareado, a duras penas se puso boca abajo… respiraba por la boca con fuerza al tiempo en que reunía valor para volver a abrir los ojos… poco a poco fijo su vista, levanto la cabeza y pudo notar que no estaba en su cuarto… se sentó sobre la cama y  solo necesito ver la fotografía sobre aquel escritorio para saber que aquel, no era Shin Makoku…

Ya despertaste… me alegro, comenzaba a preocuparme – Yuuri lo observaba desde la puerta, vestía con las ropas que solía usar cuando venían al mundo humano, lo observaba fijamente… en su mirada se podía ver cierta diversión, quizás por el desconcierto que demostraba el mazoku.

¿Qué estoy haciendo aquí? – logró articular el rubio, y un nudo en su garganta comenzaba a formarse - ¿Cuánto tiempo estuve dormido?

Un día… una semana en Shin Makoku probablemente – habló el moreno acercándose al demonio con imagen de ángel – Y estás aquí… porque yo te traje – una sonrisa de superioridad se formó en el rey maou al notar como su ex prometido retrocedía en el lecho para evitar su cercanía – Supongo que a estas alturas… Adalberto ya debió de haberse dado cuenta de que lo dejaste plantado… más que vigilar tu balcón, debió vigilar los baños… ¿no crees, Wolfram?

Yuuri… - el rubio no sabía cómo reaccionar, estaba totalmente paralizado… no quería creer aquello, todo debía ser una pesadilla… una muy mala pesadilla – Esto no puede estar pasando – susurró mientras sostenía con ambas manos su cabeza y cerraba los ojos…

Solo te cargué en mis brazos y te lleve hacia la tina del baño, fue muy conveniente que la hayan dejado llena de agua… vi tentada mi paciencia cuando tuve que esperar que ese idiota te dejara al fin solo – la voz del moreno sonaba fría, como si quisiera gritar el reclamo y no lo hiciera solo para que nadie más supiera que estaba molesto – Pero ahora estás aquí… y hasta que me prometas por tu honor que permanecerás a mi lado, no vas a volver a Shin Makoku.

¿Qué? – ahora si Wolfram había levantado la mirada, no podía creer que aquellas palabras las hubiera pronunciado Yuuri - ¡No puedes hacer esto! – dijo levantando un poco la voz - ¡NO TIENES NINGÚN DERECHO A HACERLO!

¡MÁS RESPETO CON TU REY! – soltó enfadado el moreno.

¡NO ESTAMOS EN SHIN MAKOKU… AQUÍ NO ERES MI REY! – el rubio se sentía descontrolado, jamás se vio a si mismo faltándole así al respeto al maou, ni siquiera cuando eran prometidos…

¡Empieza a acostumbrarte, Wolfram… yo soy el único que puede llevarte a tu mundo, así que vas a tener que comportarte más amable!… a mi no me molestaría tenerte para mí exclusivamente aquí – Yuuri había tomado de las muñecas al demonio al momento de hablarle… se sentía enfurecido, el no esperaba que el rubio reaccionara tan negativamente…

Yuu-chan, Wolf-chan… ¿está todo bien? – la madre de Yuuri habló tímidamente, mientras observaba un tanto sorprendida la escena que se pintaba frente a ella…

Está todo perfecto, madre – respondió el moreno sin apartar la mirada del demonio ni tampoco soltarlo… - ¿Verdad, Wolf?

¡Es mamá, Yuu-chan! – dijo casi por inercia la mujer… más su mirada no se despegaba de quien era, según ella, su otro hijo…

¡Wolf… mamá hizo una pregunta! – el oji oscuro increpo  al mazoku, había un cierto brillo intimidatorio en su mirada que puso más nervioso al demonio.

Todo está… bien – susurró el ex príncipe, aunque sentía enormes deseos de gritarle la verdad a la mujer para que le ayudase…

Aunque no muy convencida, aquello pareció satisfacer la curiosidad de la señora Shibuya, que al irse simplemente dijo… - ¡La comida ya va a estar lista… Wolf-chan ha de estar hambriento!

Ahí dejé la ropa que vas a usar… espero que te comportes frente a mis padres, recuerda lo que te dije – Yuuri salió después de acariciar el rostro del rubio, sonrió al ver la expresión de angustia en su ex prometido… lo que le indicaba, que había tomado muy enserio su amenaza.

Cuando la puerta fue cerrada ya no pudo contener más las lágrimas que escapaban de sus ojos, una espantosa sensación de desesperación se apoderaba de su pecho… aquello no estaba bien… Adalberto no le perdonaría una traición, y menos haber huido de su matrimonio…

No puede ser… no puede… Adalberto… Adalberto…

---*---

¿Y qué te hace pensar que mi hermano se fue contra su voluntad? – aquella pregunta era algo que rondaba su cabeza desde aquella mañana en que su padre le había dicho que Wolfram no estaba por ninguna parte… lo había buscado como loco, pero estaba seguro que la vigilancia había sido excelente, no huyó de la habitación… solo el comentario de la pequeña princesa le hizo recordar que al ingresar al baño había encontrado la tina repleta de agua, y el agua era el elemento del maou… y él tenía el poder de trasportarse por medio del vital líquido.

¡Lo sé… tú lo conoces mejor que yo… sabes que él no faltaría a su palabra de esa manera! – luego de haber ordenado una búsqueda exhaustiva por todo el país, tuvo que aceptar que las palabras del heredero de Grantz tenían razón… la ausencia del maou también era muy coincidente… - ¿O acaso me equivoco, lord von Voltaire?

¡No… pero también es cierto que Wolfram ama al maou… quizás accedió a irse con él! – había dolor en la mirada de ese poderoso mazoku, él podía leerlo… pero no podía creer que su niño se fuera sin enfrentarlo antes, no después del tiempo que habían pasado la noche anterior…

¡Tal vez, él amó al maou… pero estoy convencido que también comenzaba a sentir algo por mí! – Gwendal, y quien lo oyera, podía notar la desesperación en su voz… Adalberto se había enamorado de Wolfram… y por lo que su propia madre comento, el brillo de las gemas de su hermanito indicaban que lo correspondía… - ¡POR QUÉ TE CUESTA CREERLO!

¡Adalberto, cálmate por favor! – Waltorana había interrumpido la discusión – Gwendal… hace más de una semana no sabemos nada de mi sobrino, ni del maou… tu viste como reaccionó durante la fiesta… él será nuestro rey, pero Wolfram es tu sangre… debes de querer saber, tanto como nosotros, si él está bien…

La imagen del orgulloso noble dejaba notar su cansancio y preocupación, habían buscado a Wolfram casi hasta debajo de las piedras, ahora tenían la teoría de que Yuuri lo había llevado a su mundo… pero la única persona que podía confirmarlo, se negaba a hablarles…

Los días pasaron sin más novedades… Adalberto se sentía destruido, no podía entenderlo, aquella mujer que fuera en la actualidad la prometida del maou también estaba sumida en la vergüenza, pero al parecer no le importaba mucho… su padre estaba preocupado por él, y es que él podía ver el gran desprecio que comenzaba a sentir nuevamente hacia ese malnacido dios que lo único que buscaba era hacerle la existencia desgraciada.

Primero Julia… y ahora él… ¿por qué?...

Murata observaba a cierta distancia a aquel mazoku, no podía creer que Yuuri al final cumplió con su amenaza, aunque cabía la posibilidad que con el tiempo que estuvieran pasando juntos, ellos dos se reconciliasen… “Lo siento lord von Grantz… pero Wolfram nació para pertenecerle al maou elegido por Shinou”…

Geika… ¿qué sucedería si su excelencia ama a lord Grantz? – la pequeña sacerdotisa preguntó también fijando su atención en el noble… - Al menos hay que tener la certeza, para que así el señor Adalberto dejara ir sus sentimientos… la duda es el peor de los males…

Como siempre… tienes razón… iré a ver que todo esté en orden…

---*---

¡Ken-chan! – gritaba una mujer emocionada al abrir la puerta…

¡Buenos días señora Shibuya! – saludaba educadamente el muchacho, quien ingresaba a la casa como siempre lo hacía…

¡Es Miko… ¿buscas a Yuu-chan?! – la castaña iba revoloteando por la casa alegre, Murata simplemente asintió y sin decir más se dirigió al cuarto de su amigo… - ¡Yuu-chan tuvo que salir! – la escuchó decir, pero no era a él a quien el moreno quería ver… toco la puerta, pero sin esperar respuesta abrió.

La habitación estaba a oscuras, supuso entonces que Yuuri había salido con el noble mazoku, hasta que le pareció notar a alguien en una de las esquinas del cuarto… encendió la luz y ahí lo vio…

¡Von Bielefeld! – Murata se había acercado presuroso al demonio, estaba totalmente cubierto por un cobertor… todo su cuerpo estaba helado, lo atrajo a sus brazos y lo sintió comenzar a moverse… - Excelencia… ¿qué le sucede?

Geika… por favor, quiero ir a casa, Geika – susurró el tercer hijo de la ex maou de Shin Makoku…

¡Estás enfermo! – Murata se puso de pie, tomado en brazos el frágil cuerpo que desesperado buscaba calor… - ¿Dónde demonios esta Shibuya? – jamás en su vida se había sentido tan molesto, el descendiente de Shinou debía ser mejor cuidado… - Te llevaré a casa, tranquilo…

¡Vaya… entonces es una suerte haber llegado ya! – Yuuri observaba fríamente la imagen frente a él, se enfrentó con altanería a la mirada molesta de su estratega… - ¡Murata… me preguntaba cuando vendrías!

¡Tienes responsabilidades en tú reino, Shibuya… cuando volverás a cumplirlas! – el de piel más clara sintió el agarre de las manos del ex príncipe en su ropa - ¡Von Bielefeld también debe volver ya!

Wolfram está enfermo Murata… como habrás notado ya – habló con serenidad el maou, acercándose al rubio – Ahora venía de hablar con Bob y con Shori… me llevaré a Wolfram allá para que este más cómodo…

No… - dejó escapar el mazoku – Alteza… quiero ir a casa…

Pero Wolf… sabes exactamente lo que tienes que hacer para que eso suceda – Yuuri no lo soportó más, se acercó a Murata y le quitó de los brazos al rubio… - Solo permite que mi maryoku llegue a ti y dejarás de tener frío – esa vos era mucho más fría, el sabio se sorprendió de ver tan molesto al maou…

Wolfram es un súbdito fiel, mi señor… pero creo que la añoranza es el único motivo de su enfermedad – el de gafas había hablado firmemente, solo por un instante pudo ver los ojos del joven príncipe… estaban opacos, demasiado tristes y fríos…

Te creería si no hubiera intentado huir en dos ocasiones… no me es fiel… se ha permitido olvidarme, y eso es algo que no admito… seguirá aquí hasta que olvide por completo a ese maldito – el maou cargo en brazos al rubio y se dirigió a la puerta, donde lo veía un sorprendido Shori – Debemos irnos ya…

¡No puedes obligarlo, Maou… eso es algo que Shibuya no consentiría! – la firmeza en la voz del sabio dejaba claro su total desaprobación con aquello…

Pero si fue idea mía, Murata… no te interpongas, Wolfram me pertenece…

¡Hermano de mi amigo… Shori… Wolfram debe volver a Shin Makoku! – el joven tomó del brazo al mayor…

¿Qué fue lo que le sucedió?… antes el se cansaba de profesar su amor a Yuuri – el próximo maou de la tierra mostró su desconcierto… después del último intento del demonio de huir, su hermano se había acercado a él para contarle su desesperación… de su dolor ante el rechazo del que fuera su novio, y de que estaba seguro que aquella actitud era influencia del tío del demonio…

Tú lo has dicho, hermano de mi amigo… se ha cansado de profesar, ahora él apostó a un nuevo querer… el problema es que Yuuri no lo acepta, incluso cuando él ya se ha comprometido con otra mujer – sus palabras dejaron en shock al mayor… que sólo reaccionó al escuchar el llamado de su hermano…

---*---

Observó con detenimiento la habitación en la que ahora estaba, Yuuri había ido a buscar algo para que comiera, no sin antes advertirle que estaban en un piso muy elevado y que sería una estupidez intentar escapar por la ventana… aquello había dejado de ser una pesadilla para convertirse en un infierno… las palabras de su ex prometido le habían roto el corazón… pues él sabía el tiempo que estaba trascurriendo, y como este corría en Shin Makoku… era casi seguro que Adalberto no solo lo odiaría ahora, sino que seguramente ya lo había reemplazado… el maou incluso se metía en sus sueños, por lo que ya ni en ellos podía estar en paz con los recuerdos de  aquellos últimos días en que conoció lo que era la  verdadera felicidad.

Aquí estaremos más cómodos, sin la intromisión de mi madre a quien siempre acudías para huir de mí – Yuuri bajaba sobre la cómoda una bandeja de comida… - También permanecerás aquí el tiempo que deba ir a Shin Makoku – la mirada del rubio se quedó fija en la del moreno – Tú no irás… a menos que me demuestres que puedo confiar en ti… quizás hasta podríamos casarnos aquí, para evitar cualquier murmuración en el reino… me gusta bastante esa idea…

Eso no va a pasar, Yuuri… no puedes mantenerme aquí indefinidamente, mi familia va  a reclamar mi presencia… o les piensas decir que no me llevarás porqué no te da la gana – Wolfram hablaba contenidamente, no deseaba explotar… pues sabía que en parte, era eso lo que buscaba el moreno.

Les diré que estas feliz con mi madre y padre… que mi mundo te gusta mucho, que quieres aprender de él… que me amas, y aun no puedes enfrentar a Adalberto para pedirle perdón – el de cabellera oscura se sentía frustrado, pero no iba a darse por vencido, tarde o temprano Wolfram se rendiría a él… - Por eso yo se lo pediré en tu nombre…

Ya basta, por favor Yuuri… yo quiero irme a casa… por favor – las lagrimas volvían a caer, se sentía extremadamente indefenso, la última vez que intentó huir el maou le había dado un gran susto, desde ese día sus fuerzas ya no eran las mismas… realmente el rey demonio era muy poderoso…

Tu casa, tu hogar… está conmigo, prométeme que te quedarás a mi lado y olvidarás a Adalberto… de igual manera, dudo que él te perdone – el 27º maou no mostraba emoción alguna ante esas lágrimas, aunque en realidad lo lastimaban, pues sabía que no eran por él sino por su causa.

¡PUES LE PEDIRÉ PERDÓN DE RODILLAS SI ES NECESARIO… LO AMO Y NO VOY A RENUNCIAR A ÉL POR UN CAPRICHO TUYO! -  Wolfram cayó sobre el lecho después de recibir aquella bofetada, inmediatamente había sido aprisionado por el cuerpo del moreno en la cama, quien se mostraba realmente fuera de sí…

Veremos si él te acepta después de esto – Yuuri sujetó amabas manos del rubio y las ató por el cabecero de la cama…

¡Yuuri! – llamó desesperado el demonio intentando zafarse…

Vas a ser mío… - soltó sujetando por el mentón al rubio de mirada esmeraldina – No… tú siempre has sido mío…

---*---

¡Ken-Chan… ¿ehh?... ohhh un amigo nuevo de mi Yuu-chan! – Miko estaba ciertamente un tanto sorprendida pero se recuperó casi inmediatamente…

Señora Shibuya… él es Adalberto von Grantz, necesito que me diga donde esta Yuuri – Murata mostraba una expresión seria, pero no era nada comparado con la expresión del demonio a su lado…

¡Vaya, amigo de mi hermano, volviste más rápido de lo que esperé! – Shori observaba con desaprobación al menor, su vista se fijó entonces en el mazoku que lo acompañaba… él ya lo había visto en algunas ocasiones, pero algo le decía que en esta ocasión no venía en plan amistoso.

¡Shori… llévanos en donde Yuuri se llevó a Wolfram, por favor! – el sabio estaba preocupado, ni el propio Shinou se mostraba tranquilo, no le gustaba aquella actitud posesiva y egoísta del rey demonio…

¿Qué te hace pensar que lo haré? – el moreno mayor dijo con firmeza, después de todo, decirles en dónde estaba sería como traicionar a su hermanito…

¡Sabes que cuando Yuuri vuelva en sí, jamás se perdonara el haberle hecho daño a Wolfram… y sabes que en el estado en el que está, es eso mismo lo que hará! – Murata tenía una extraña opresión en el pecho, no debían seguir perdiendo el tiempo…

¡Mira… será mejor que hables de una vez o no respondo! – Adalberto había permanecido callado demasiado tiempo, y su paciencia estaba rozando peligrosamente el límite tolerado…

¿Y qué tiene que ver este en todo esto… por qué no vino alguno de los hermanos de Wolfram? – Shori se estaba quedando sin argumentos… recordó la expresión de angustia del rubio al dejarlo con Yuuri en aquel departamento…

¡Yo soy el prometido de Wolfram… e íbamos a casarnos antes de que tu hermano lo secuestrara! – esas palabras no solo dejaron sin habla al moreno mayor, sino también a la mamá de este, que justo se acercaba a ellos para ofrecerles algo…

¿Mi Yuu-chan le hizo eso a Wolf-chan? – susurró entristecida… ya le parecía a ella que Wolfram estaba raro…

¡Shori! – el menor miraba con insistencia al mayor de los Shibuya… - ¡dinos yaaaa…!

¡Bien… vamos entonces!... mamá por favor, espéranos aquí, te llamaré  cuando arreglemos todo esto – y dicho esto se dirigió a la salida con el sabio y el rubio detrás…

El viaje en auto fue muy silencioso, Adalberto miraba con desconfianza tanto el vehículo como todo lo que se apreciaba desde la ventana… pero no hizo ningún comentario, estaba demasiado ansioso y preocupado…

Llegaron a un edificio imponente, cuando Shori pasó por la puesta era saludado muy respetuosamente por el guardia y la recepcionista, subieron por el ascensor, al quedarse en uno de los pisos superiores, fueron directo a una habitación… el moreno mayor iba a tocar hasta que le pareció escuchar algo, que lo dejó a él y a sus acompañantes paralizados…

El primero en salir del estupor  fue Adalberto que de una patada, casi tira la puerta…

---*---

Yuuri prácticamente le había desgarrado las ropas, de nada estaba sirviendo sus intentos por detenerlo, para que dejara de pretender patearlo le había abierto sus piernas y las había colocado a ambos lados de las caderas de moreno, sus muñecas se sentían adoloridas pero de igual manera seguía luchando, movía la cabeza de un lado a otro para que no lo besara, pero con el fuerte agarre que tenía sobre su mentón ya no pudo evitar el beso.

Deja de resistirte – murmuró el maou al tiempo en que descendía sus labios por el níveo cuello – No deseo hacerte daño… esta será nuestra primera vez juntos… la primera de muchas.

No quiero... no lo hagas Yuuri… uhmmm – presionó su mandíbula para evitar emitir aquellos sonidos, su cuerpo no podía estar traicionándolo así… - Por favor, no…

De nada le valían a Wolfram sus súplicas, el de ojos negros no tenía pensado detenerse, uno de los motivos por lo que le había pedido a su hermano que lo ayudara con lo del departamento era justamente por eso… en su casa, con su madre pendiente de ellos a cada rato, le era imposible someter al orgulloso príncipe… después de que le perteneciera, ya vería en Shin Makoku los trámites para reclamarlo como esposo.

Sus manos recorrían habidas cada parte de la piel expuesta del rubio, le gustaba en demasía su olor, el sabor de su piel… y esos gemidos que se le escapaban a pesar de sus esfuerzos por contenerlos…

Wolfram… deja de engañarte, es a mí a quien amas… y sólo a mí me amarás – murmuró el moreno al tiempo en que lamía y succionaba sus tetillas…

Uhmm… - gimió el oji esmeralda, y nuevamente intentó soltarse de sus ataduras, tenía sus ojos fuertemente cerrados, no deseaba que sucediera… - Ya no te amo Yuuri… voy a odiarte si me haces esto… ¡Ahhh! – abrió sus ojos cuando sintió que su intimidad comenzaba a ser profanada por el maou… su mirada se encontró al fin con la del rey, se lo notaba enojado…

Ya veremos que sucede cuando me sientas por completo en tu interior, mi demonio de fuego… escucharé de tus labios gemir mi nombre – soltó con frustración, mientras su poder los rodeaba a ambos…

¡Yuuri… no…! – las lágrimas caían por sus mejillas dándole una imagen mucho más tentadora, al perecer del rey demonio - ¡Tengo miedo, Yuuri… no lo hagas!

Un fuerte sonido los alertó, el moreno volteó y pudo observar que la puerta había sido violentada, y por ella ingresaban Adalberto, su hermano y Murata… al encontrarse con la mirada del rubio oji azul, una ira emanó de él contra el mazoku…

¡TÚ ERES EL ÚNICO CULPABLE! – soltó y su energía se convirtió en ataque contra Adalberto, Shori había intervenido para evitar que llegara al rubio por lo que se puso de pie dispuesto al contra ataque, pero tanto Murata como su hermano se le abalanzaron para impedírselo… - ¡TRAIDORES!

¡Shibuya… nadie te ha traicionado excepto tú mismo! – el de gafas más joven soltó mientras intentaba contener con su poder el de su amigo - ¿Qué no te das cuenta… ibas a hacerle daño a von Bielefeld?

¡Yo amo a Wolfram… él me pertenece! – soltaba frustrado… Shori lo estaba sujetando de los brazos, solo cuando notó que Adalberto se aproximaba al lecho, intento nuevamente soltarse…

¡Eso no es amor, Shibuya… es egoísmo… tú tuviste tu oportunidad, y la tiraste al viento... Hay una mujer esperándote en Shin Makoku a la que le prometiste matrimonio ¿no lo recuerdas?! – Murata se colocó frente al campo visual del  maou… sus palabras dejaron fríos al joven, quien dejó de luchar por liberarse - ¡Von Grantz, lléveselo de aquí!… Shori… por favor…

El hermano mayor de Yuuri asintió, y se dirigió a la puerta… Adalberto se había acercado a Wolfram, quien se ocultaba el rostro con las hebras de sus cabellos, tenía las piernas más juntas a fin de ocultar en algo su desnudez… no había parado de llorar, aunque de manera silenciosa, todo su cuerpo temblaba aún… el mayor sacó una daga de su bota y liberó sus manos, cubriéndole con la manta del lecho, lo cargó en brazos y se dispuso a salir de la habitación, siguiendo al otro peli oscuro que ya lo estaba esperando para escoltarlo…

---*---

Los habían dejado en una habitación, la última de aquel pasillo, y también la más distante de donde habían quedado el sabio y su maou… Adalberto depositó sobre el lecho al menor, fijó su atención en cada parte de la habitación, antes de dejarlos Shori le había indicado dónde era el baño y cómo debía hacer para que saliera agua… así que lo primero que hizo  fue cargar de agua aquella tina.

Wolfram aún se encontraba encogido en un rincón de la cama, cuando el mayor se acercó pareció querer alejarse un poco más, aunque eso Adalberto no lo permitió, pues lo atrajo hacia sí y cargándolo en sus brazos lo llevó en dirección al baño, ahí descubrió su cuerpo y lo introdujo al agua, mientras él se sentaba en el piso, sin apartar su mirada de la figura que aún no levantaba la cabeza para dejar ver su rostro…

Déjame solo… - susurró el menor aún sin moverse…

¡No! – dijo de manera tajante el mayor, al tiempo en que con una de sus manos comenzaba a humedecerle la espalda - ¡No voy a volver a dejarte solo! – sus palabras tuvieron el efecto que deseaba, pues el de mirada esmeraldina por fin se dignó a mirarlo… sus ojos estaban totalmente anegados en lágrimas – No llores… no lo tolero…

Siento tanta vergüenza… no quiero que me veas… - el joven rubio soltaba quebrado, mientras los sollozos se le escapaban igual que las lágrimas de sus ojos – Es mi culpa… debí ser más fuerte… yo lo lamento, perdona…

Le desgarraba el alma cada una de aquellas palabras, y más al sentir cuanto le dolían al más joven, por lo que para callarlas, tomó los labios del menor con los suyos en un apasionado beso… una de sus manos descendían por la espalda del ex príncipe mientras con la otra le sostenía de la nuca para que el contacto no se rompiera.

Cada día que había pasado desde su desaparición habían sido un completo martirio, una feroz lucha interna entre la preocupación de lo que pudiera pasarle a su prometido a manos del maou y la posibilidad de que Wolfram se haya marchado con él por voluntad propia… a pesar de haberse mostrado ante todos seguro de que esa última opción no era la correcta, la verdad era que si le pesaba que pudiera ser cierta… las noches eran casi un recordatorio constante de soledad, de que a quien le había entregado su cariño no estaba a su lado… y que tal vez, lo estuviera engañando en aquel preciso momento.

Me hacías falta… demasiada falta… - murmuró cuando, a causa de la falta de aire, se habían separado, para luego volver a besarlo aunque esta vez con mayor urgencia.

Al separarse nuevamente, tomó la esponja y el jabón, y comenzó a limpiarse, Adalberto fue un momento en dirección al cuarto trayendo consigo una bata que se puso una vez que se hubo bañado completamente… se sintió un poco mejor ahora que ya no sentía el olor de Yuuri sobre su piel, y entre los brazos del oji azul, parecía que todo muy pronto estaría bien… y que volvería a su hogar…

Yo pensé que me odiabas… dolía pensar eso – susurró el menor cuando se sentaba sobre el lecho, mientras Adalberto también lo hacía, solo que en el suelo... la cabeza del mayor reposaba sobre las piernas del oji esmeralda…

No podría odiarte… enloquecí, es cierto, pero de la impotencia por no saber cómo hacer para llegar hasta ti – Wolfram acariciaba las hebras de cabello del oji azul…  cuando el mayor dijo todo aquello levantó su rostro, con una de sus manos acarició las mejillas del menor y acercándolo hacia él, volvió a besarlo.

Se puso de pie sin romper el contacto, y mientras subía lentamente a la cama, iba recostando al oji esmeralda sobre el lecho y quitándole la bata… esta vez iba a llegar todo lo lejos que el menor le permitiera, más bien, no iba a permitir que se negara…

Adalberto… - gimió el ex príncipe mientras sus brazos rodeaban el cuello de quien comenzaba a recorrer  con los labios su cuello… sus miradas se encontraron un momento… la esmeraldina parecía asustada, aunque la firmeza de la azulada le dio confianza…

Te haré el amor Wolfram – declaró el mazoku mayor, a lo que el menor simplemente asintió…

Se sintió asustado por aquella afirmación, y aunque una parte de él deseaba negarse, otra le cuestionaba con qué derecho lo haría… después de todo, considerando la situación en la que fue encontrado con Yuuri, era lo más evidente, que el mazoku mayor reclamaría su revancha… pero imaginarse aquello como el cobro de una falta le hacía sentirse descompuesto… sintió su cuerpo ligeramente frío cuando se vio desprovisto de las prendas que lo cubrían. Las manos que comenzaron a recorrer su cuerpo eran cálidas y ásperas, cerró con fuerzas sus ojos cuando la humedad de aquella boca dejaba rastros sobre su pecho…

Uhmmm… - sonrió al escucharlo gemir, los temblores en su cuerpo le daban la certeza de su temor… así como sabía que su actuar podría ser seriamente cuestionado, pero no podía contenerse más… después de todo, él debía ser su esposo ya a esas alturas, y si no lo era, era a causa del capricho del maou… - Adalberto…

Me detendré si me lo pides… pero en lo posible, me gustaría continuar – susurro mientras bajaba por el vientre del joven dejando rastros de su saliva por él…

Te amo Adalberto… no tengo miedo… si eres tú…

Aquella declaración había sido suficiente para despertar el deseo en el mayor y desatar todas sus pasiones reprimidas, tomó los labios del menor en un beso demandante, sin perder tiempo fue despojándose de sus prendas, pues le estorbaban… mientras Wolfram comenzaba a besar su cuello y descender  hasta su pecho, lo sujetó por los cabellos para levantarle el rostro, para poder reclamar nuevamente sus labios… a pesar de que el lugar no le parecía el más apropiado ni las circunstancias,  al escucharlo gemir… todo se volvió perfecto…

*///*

Sentir aquella piel rozar con la suya, esa calidez, su aspereza… la sensación de humedad debido al sudor, su olor... todo, absolutamente todo le gustaba, Adalberto era sin duda un hombre apasionado y atrayente… con un cuerpo escultural, poderoso en todo sentido… pero amable… entreabrió con dificultad sus ojos para buscar con la mirada al mayor, este parecía estar esperando eso, pues lo besó nuevamente en los labios, mientras una de sus manos descendía por su costado hasta llegar a su muslo, la que acarició y la colocó al costado de de sus caderas…

Sonrió al escuchar ese suave suspiro, y comenzó a descender nuevamente por ese pecho hasta llegar hasta su ombligo, lo lamió sin apartar la vista de su rostro… - Ahmmm – sus ojos se habían abierto inmediatamente después de que tomara con su boca su miembro ya erecto – Adalmmmm…to – intentó quejarse el menor, lo que consiguió que sonriera nuevamente.

Los dedos de sus pies se retorcían al tiempo en que con sus manos sujetaba con fuerzas de las almohadas… casi por instinto quiso cerrar sus piernas, pero Adalberto no se lo permitía… se sentía totalmente acalorado, no solo sus mejillas se sentían calientes, todo su cuerpo…

Sintió los  dedos de sus manos enredarse por sus cabellos… murmuraba palabras ininteligibles que sólo podían significar una cosa…. Pero él no estaba dispuesto a complacer en eso a su prometido… succionó una vez más aquel miembro con lo que logró su cometido… lo besó nuevamente en los labios… se veía totalmente cansado, intentando por todos los medios recuperar el aliento.

Hermoso… ninguna palabra te describe mejor… - susurró el oji azul al momento de volver a besarlo en sus labios… - Te amo… - musitó cuando le dejó recuperar el aire…

Quien le hubiera descripto alguna vez como se sentía la felicidad, se había quedado corto… no pudo contener las lágrimas que se escurrían por sus mejillas… sonrió al notar que el poderoso mazoku tenía totalmente pintadas sus mejillas de rojo, tomó con ambas monos aquel rostro y lo acercó al suyo para poder besarlo nuevamente… la fricción entre sus  vientres le hacía suspirar, abrió los ojos con sorpresa al sentir como era invadida su entrada…

¡Ahhh! – se quejó sin apartar su mirada de la del mayor… quien ni siquiera parpadeaba para no perder el contacto… tragó saliva con dificultad – Ahhyy… Adalberto…

Tranquilo… prometo ser cuidadoso… confía en mí – murmuró el mayor al tiempo en que introducía otro dígito más en la virginal entrada… lo besó nuevamente para distraer sus atención, y fue el turno del tercer dedo…

Ahhhmmmm – lo besó nuevamente para acallar el gemido… pero sintió que todo aquello superaba su resistencia… le metió las uñas en la espalda al tiempo en que doblaba los dedos de sus pies… - Duele…

Sabía que el grosor de su miembro superaba en mucho el de sus dedos, por lo que haciendo uso de todo su autocontrol, fue introduciéndose lentamente, mientras besaba el rostro de su niño, quien parecía tener muchos problemas para soportar la invasión – Relájate, amor… prometo que esta es la parte más difícil…

Y Adalberto tenía razón… por lo menos eso pensó el menor cuando esa sensación de molestia y dolor se fue convirtiendo rápidamente en algo más… tan fuerte y primitivo que se sonrojaría seguramente de solo recordarlo más tarde… enredó sus piernas por las caderas del mayor para profundizar aún más su unión… mientras se besaban con desenfreno… la piel húmeda se volvía escurridiza bajo sus manos y el sabor salada de la piel era el afrodisiaco perfecto que le instaba a querer más de su pareja… - ¡Ahhhhmmmm!

Cuando se vino entre ellos, sabía que muy pronto él lo seguiría, especialmente cuando sintió más estrecho a Wolfram alrededor de su miembro… solo resistió unas cuantas estocadas más antes de terminar en el interior del de cabellera dorada… - AHHH… - al liberarse intentó no dejarse caer sobre el menudo cuerpo de su niño, se recostó a un costado intentando él también recuperar el aliento… se colocó de costado para observar como lentamente aquel con la imagen perfecta de un ángel se dejaba derrotar por el sueño, sonrió mientras lo atraía a su cuerpo en un posesivo abrazo… - Mío… eres mío ahora…

Notas finales:

Bue... lo dicho, como me vienen costando los lemon, ni lo relei la verdad, ojala haya gustado


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