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Amo a un dragón por minima

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Notas del capitulo:

Un capitulo más, espero que se entretengan tanto como yo escribiendolo

Se removió entre sueños, sintiendo contra su piel que algo suave lo tocaba, era peludo y cubría todo su cuerpo, así como también estaba bajo su cuerpo, y esa cosa peluda también era cálida, era como estar en una de las cuevas de un volcán, cálido y cómodo, pero a pesar de eso algo estaba mal, él no estaba en un volcán, el volcán más cercano estaba en su hogar y se había ido para no recibir otra golpiza de él, fue ahí que recordó todo lo que había pasado y a cierto joven humano de ojos llenos de vida, verdes como los prados en verano y primavera.

 

 

 

Abrió los ojos, encontrando que no estaba en el mismo lugar que había caído, ese lugar estaba más despejado, no había tantos árboles y estaba algo sumido en el suelo, incorporándose un poco más noto que había un pequeño lago, tal vez encontraría peces ahí, muy pequeños pero peces a fin y al cabo, se sentó, ahí noto al fin que era lo que lo mantenía tan cómodo y tibio, eran pieles de animal, como la que usaban los humanos para cubrir sus cuerpos, ya veía porque la utilizaban, eran cómodas y servirían para protegerte y mantener tu cuerpo tibio en lugares donde no hubiera cuevas volcánicas como en su hogar.

 

 

 

Además de esa cama y cobija de pieles, noto que su cuerpo olía un poco raro, como a hiervas y algunas partes de su cuerpo estaban envueltos con retazos de tela, de ahí despedían esos extraños aromas, y fijándose mejor de ahí le ardía un poco, eran las partes donde las ramas y rocas habían golpeado su cuerpo en su aterrador y forzoso aterrizaje la noche anterior.

 

 

 

Era extraño, pero no sentía que esas cosas fueran malas, se levantó, aparte de esos retazos de tela blanca tenía otro más grande cubriendo sus extremidades inferiores, un pedazo de tela negra, no se pegaba a su piel pero asemejaba su forma, esto, se parecía mucho a las cosas que utilizaban los humanos, y hablando de humanos, ¿Dónde estaba aquel de ojos verdes?

 

 

 

Bien, era claro que alguien había hecho todo aquello, esas cosas no habían aparecido así como así, ni tampoco él se había movido solo, y el único sospechoso que le apareció en la mente fue ese joven de ojos verdes, aunque pensándolo un poco, tal vez le pudo contar a alguien sobre él, y ahora cuando menos se lo esperaba lo atacaría para matarlo, ante esa idea paranoica le entro un poco de pánico, extendió nuevamente sus alas, se tenía que ir volando, pero de nuevo un agudo dolor lo ataco, su ala dolía horrores, tanto que cayó de rodillas, estaba seguro que se había fracturado su ala.

 

 

 

Tomo una gran bocanada de aire tratando de aminorar el golpe de dolor, de nuevo su razón le grito que si no podía mover sus alas no podría volar, si no podría volar no podría largarse de aquel lugar, y si no se largaba de ese lugar muy pronto encontraría pronto su final en alguna de las garras de esos humanos.

 

 

 

Bien, si no podía volar, tenía que hacer algo para evitar que lo terminaran cortando hasta desangrar, en esa forma suya, tan parecida a la humana no creía tener tantas oportunidades, además de no estar tan acostumbrado en ella para pelear, así que regresaría a su forma más bestial, cerró los ojos y sintió como el fuego dentro de él se movía inquieto, las llamas envolvieron su cuerpo y sintió como su cuerpo empezaba a cambiar nuevamente, el sonido de las telas rasgarse no le inquieto, era lógico que al crecer su cuerpo aquellas cosas se romperían, al abrir sus ojos estaba en cuatro patas, tenía ya su cuerpo de dragón y las telas que lo cubrían, o lo que quedaba de ellas se estaba quemando sobre su cuerpo o tiradas en el suelo bajo él, si lo llegaban a atacar estaba seguro que podría dar mucha más pelea con ese cuerpo.

 

 

 

El ruido de tierra y piedras caer lo puso en alerta, miro para todos lados, había algunas rocas lo suficientemente grandes para ocultar su figura, se escondería ahí hasta que viera quien sería su oponente.

 

 

 

 

 

Resbalándose y casi cayendo a tropezones bajo por la pendiente de aquel lugar, su tío no se había percatado de su ausencia, seguramente pensó que se había levantado muy temprano y se había adentrado en su pequeño rincón de taller a hacer sus cosas, mientras tuviera su desayuno preparado era prueba suficiente de que seguía con vida.

 

 

 

Antes de que su tío despertara había regresado rápido a la aldea, ido a su casa y tomado todo lo que creía necesario para curar al chico dragón, alias “furia nocturna”, regreso al lugar a donde creyó que estaría más seguro, por suerte casi nadie paseaba por los bosques por lo que pasó desapercibido, primero coloco las pieles en el suelo, agarro las gazas y un ungüento curativo y comenzó a curar ese cuerpo después de colocarlo sobre las pieles, finalizando aquello procedió a colocarle unos pantalones viejos de su padre, cortarle un agujero en la parte trasera fue un requerimiento para que le quedaran bien.

 

 

 

Después de sanarlo mejor que pudo y vestirlo, espero a que su sonrojo disminuyera un poco y que su cerebro acabara de procesar lo que estaba haciendo o hiso, lo curo, lo llevo a un lugar que creyó seguro, lo puso cómodo e incluso después de ponerle los pantalones lo arropo con otra manta de pieles, seguramente eso no estaba bien, no, no y no, se supone que esas creaturas eran sus enemigos, seguramente le cortarían el cuello si tenían la menor oportunidad, y él ayudaba a uno, no estaba seguro si estaba haciendo bien o mal, según todo lo que le habían enseñado esas bestias eran monstruos desalmados, pero cuando lo vio, ahí tirado y herido, cuando sus ojos chocaron supo que esa cosa tenia alma, tenía miedo y luego llegaba la resignación en ellos, estaba aceptando que él lo iba a matar, pero no pudo, en realidad no lo deseaba, no creía ser capaz de acabar con esa vida que estaba sufriendo.

 

 

 

Bien, tal vez se arrepentiría, tal vez no, esperaba que no por completo, pero si ayudaba a esa cosa, la ayudara bien hasta que creyera que por fin se podría largar de su vida por si solo y hacer como si nunca hubiera hecho todo eso, que en todo su pueblo seguramente tomarían como una abominación, eso solo había ayudado a dejarle ya claro algo en su mente, jamás llegaría a ser el vikingo que hubiera querido que fuera su padre, tal vez si se resignaría a ser el herrero del pueblo, o largarse a un lugar en una búsqueda de algo que aún no sabía que quería, aun no lo tenía bien definido.

 

 

 

¿Por qué le pasaban ese tipo de cosas?, no tenía idea, tal vez era un juego cruel de los dioses, pero no ganaría nada por quejarse, mientras no se enterara nadie, especialmente su padre o tío, todo saldría bien, o tan bien como podría salir esa clase de situación tan absurda.

 

 

 

Dejo el cuerpo inconsciente de “furia nocturna” y se encamino al pueblo nuevamente, tenía apetito, y seguramente esa cosa también lo tendría cuando despertara, iría a comer algo rápido, y de pasada traería algo de comer, si comía bien, recuperaría más pronto sus energías, y entre más pronto las recuperara más rápido se iría.

 

 

 

Después de un rápido desayuno y agarrar un gran pescado crudo se largó de nuevo al bosque, al llegar a ese escondite suyo donde había dejado inconsciente al de alas negras no lo encontró, las pieles estaban en el mismo lugar, pero el chico dragón no estaba, acercándose más y haciendo un rápido análisis pudo ver que había pedazos de tela chamuscados cerca del improvisado lecho, no tuvo que pensarlo mucho o dudarlo para saber qué había pasado, cuando llego a escuchar un ligero gruñido ya sabía con qué cosa se toparía.

 

 

 

-Veo que ya te levantaste…- de entre unas rocas vio como salía de su escondite aquella bestia, al parecer sus suposiciones habían sido correctas y esa creatura había cambiado de forma nuevamente.

 

 

 

Evito con todas sus ganas tragar duro cuando esos ojos enormes y afilados lo miraron fijamente, sabía que si hacia algún movimiento brusco este fácilmente podría saltar sobre él y acabar con su persona en menos de lo que dijera dragón, a pesar de lo peligroso de la situación se mostraba tranquilo, absurdamente tranquilo y consciente de todo lo que ocurría tanto a su persona, ese dragón negro e incluso de los ruidos de los árboles.

 

 

 

Miro al joven humano, había regresado, solo y con ningún arma a la vista, pero eso no quería decir que fuera completamente inofensivo, por eso se mantenía ahí, con cautela, esos ojos que le sostenían la mirada le llamaban poderosamente la atención, ¿era posible tener esos ojos?

 

 

 

-¿Tienes… tienes hambre?- alzó el pescado, solo un poco, quizás ni un par de centímetros pero suficiente para llamar la atención de esa creatura, que aparto la mirada y observo con apetito el pedazo de carne.

 

 

 

Tal vez estaba cometiendo estupidez tras estupidez, y aun así no paraba, estiro su brazo, sosteniendo de las briancas al dichoso pez, los ojos del dragón se fijaron en aquella jugosa comida, no había comido hacía tiempo y su estómago exigía atención, así que sin pensarlo mucho le arrebato el pescado y se lo devoro de un solo bocado, Hiccup llego a pensar que le arrancaría los dedos, pero a pesar de la rapidez y brusquedad no le hiso nada a su mano que había apartado justo después de que le quitara el pescado.

 

 

 

Por un momento pareció olvidar que no estaba frente al enemigo, solo le hacía caso a la sensación de estómago lleno, la presencia del muchacho curiosamente se confundía con el bosque, pareciendo ser una parte más de ese lugar.

 

 

 

Agito las orejas ante ese pensamiento, levanto la cabeza y miro de nuevo esos ojos que estaban expectantes, no debía divagar de esa manera ni bajar la guardia, ese menudo cuerpo a pesar de lo frágil que parecía ser podría representar algún peligro, por lo que sería mejor mantenerse apartado de él, por lo que dio media vuelta rápidamente y se alejó lo más que pudo, no creía necesario atacarlo si este aun no lo había atacado, aunque sospechaba que tenía algo que ver con esa cosa que lo golpeo mientras estaba volando, aun así no quería matar a alguien si no era estrictamente necesario.

 

 

 

No hiso nada para evitar que se apartara, no iba a negar que se sentía más cómodo teniéndolo más lejos de su persona, aunque también se sentía un poco decepcionado, ya que si no se ganaba al menos un gramo de la confianza de esa cosa no podría ayudarlo fácilmente, pero no lo culpaba, él en su situación reaccionaria de la misma forma, pero viendo el lado positivo si no lo había atacado aun o arrancado la mano junto al pescado era algo bueno.

 

 

 

Observo ese cuerpo escamoso, negro como la noche más oscura, el ungüento ayudaría a que no se infectaran las heridas, esperaba que el que le había puesto fuera suficiente ya que no creía que dejara que estuviera tan cerca de él como cuando estuvo inconsciente, en su cuerpo de humano había visto rasguños y moretones, y los había tratado lo mejor que pudo, eso de la sanación no era su fuerte, pero tenía un poco de experiencia por golpes propios, más de esas heridas no pudo ver más, esperaba que lo que había hecho fuera suficiente y un poco de comida le regresaran las fuerzas para que se largara pronto, volando.

 

 

 

Momento, no había revisado las alas, había tenido tantas cosas en la mente que se había dado cuenta de ese pequeño detalle, bien, si las alas estaban mal las cosas se complicarían un poco más, suspiro, como ya se había dicho antes no servía de nada quejarse.

 

 

 

Por un buen rato se le quedo observando a esa creatura, cuidando de no invadir su espacio personal, parecía estar mucho mejor que esa mañana, había dormido hasta medio día y comido un gran pescado, ahora estaba recostado tomando una siesta, y hablando de siesta, él no había dormido nada desde ayer y estaba muy cansado, dio un par de bostezos y sintió como si sus parpados habían adquirido mayor peso, la adrenalina que lo había mantenido despierto todo ese tiempo ya se había agotado y un cansancio lo empezó a embargar, con cada pestañeo se volvía un poco más difícil mantener los ojos abiertos, y sin darse cuenta, recargado en una roca se quedó dormido.

 

 

 

Agito sus orejas, el humano había dejado de hacer ruido, ¿se habría ido ya?, levanto su cabeza de entre sus patas, no, no se había ido, aún seguía ahí, pero estaba acostado en el suelo sin moverse, curioso se acercó al humano inconsciente, notaba que su respiración era más suave, sus ojos estaban cerrados, ya no veía ese verde tan llamativo, el pequeño tenia las rodillas ligeramente flexionadas, acostado de lado y usando uno de sus brazos para apoyar su cabeza mientras que el otro sostenía un palito de madera, ladeo la cabeza al notar que no muy lejos del inconsciente humano había unos garabatos en la tierra, y si sus ojos no lo engañaban esas imágenes se parecían mucho a él, lo había dibujado.

 

 

 

Era algo curioso lo que había hecho, ninguno de sus colegas en su hogar hacia ese tipo de cosas, los humanos eran seres curiosos, este era un ser curioso, y descuidado, se había quedado dormido ahí, y aunque no se consideraba un experto en los humanos, sabía que no tenían los sentidos tan desarrollados como sus congéneres, por lo que no se percataría de la llegada de alguna amenaza mientras estuviera dormido, mientras pensaba eso se acercó un poco más al cuerpo del joven, percibiendo cierto aroma agradable en él.

 

 

 

Tan cerca estaba del muchacho que su respiración removía sus hebras cafés rosando con su nariz y de las mejillas del muchacho, sintiendo una ligera comezón en la nariz aparto su rostro para soltar un ruidoso estornudo, cosa que despertó al muchacho, sus ojos sobresaltados observaron que el dragón estaba muy, pero muy cerca, prácticamente encima de él.

 

 

 

Ambas miradas se encontraron nuevamente, ambas muy sorprendidas, y ante puro reflejo no pudieron evitar gritar de sorpresa y retroceder al instante, Hiccupchoco con la roca que estaba en su espalda golpeándose sin querer la parte de atrás de la cabeza, eso le dejaría un chichón, y “furia nocturna” de una forma un poco hilarante había caído de espaldas, golpeando sin querer su maltrecha ala, volteándose rápidamente gruño de dolor.

 

 

 

-Hey… ¿te encuentras bien?-

 

 

 

Voltio rápidamente al escuchar la voz del de ojos verdes, vio preocupación, preocupación sincera en esos ojos, pero aun así le gruño y se apartó cuando vio su mano tratar de tocarlo.

 

 

 

-Hey, hey, no voy a hacerte nada malo…- alzó los brazos como mostrando que estaba desarmado, por muy amenazador que se mostrara esa bestia y que se estaba regañando mentalmente por seguir haciendo ese tipo de cosas, simplemente no podía dejarlo así como así si este había mostrado claramente que estaba herido –mira, tal vez no sea de tu agrado pero soy la única ayuda que tienes…- no sabía si hablar funcionaria pero era una forma de que él se sintiera un poco más tranquilo y centrado.

 

 

 

Miro al muchacho frente a él, tal vez cometería una estupidez pero algo le decía que no se arrepentiría.

 

 

 

Para el asombro de ambos los dos se acercaron simultáneamente, Hiccup estirando su mano y “furia nocturna” acercando su hocico, ese fue el primer roce que marcaba el inicio de la confianza entre ellos, la mano del humano era pequeña y cálida, el hocico del dragón era suave y su respiración le hacía ligeras cosquillas a su piel.

 

 

 

Sintiendo un poco más de confianza Hiccup decidió dar el primer paso, “furia nocturna” no retrocedió pero estaba nervioso y alerta, cuando el joven humano se posiciono a su lado pudo apreciar a la perfección el rostro preocupado y arrepentido del muchacho, eso le removió algo en su interior, los dedos del humano apenas acariciaron la superficie dañada de las alas tratando de ser lo más cuidadoso posible, no era un experto pero esta se veía mal, dudaba que en ese estado pudiera volar, para cualquier vikingo encontrar a un dragón que no pudiera volar era una gran ventaja, una gran oportunidad para matarlo, mientras que él creía que esto de que se largara tomaría más tiempo, había creado una gran arma con ese cañón suyo, luego se debatiría en desmantelarlo o no.

 

 

 

Metió su mano en su chaleco de piel, el dragón gruño pensando que eso era sospechoso, así que se movió lento y con cuidado al sacar una pequeña botella, ahí tenía un poco de ungüento, se unto un poco en la mano y acaricio con extremo cuidado la piel que se notaba más raspada del ala, “furia nocturna” con un poco de dudas se dejó hacer, a pesar de que no confiaba del todo algo le decía que ese joven humano no podría hacerle daño, si este lo había traído hasta ahí, lo había puesto en un lugar cómodo y cálido, he incluso le había traído comida, teniendo todas esas y más oportunidades para matarlo y no lo había hecho, eso decía que o era muy tonto por no aprovechar todas esas ventajas que tubo o que en realidad no lo quería hacer, de todas formas se mantendría alerta por si las dudas.

 

 

 

-Esto es todo lo que puedo hacer por el momento… sabes, no sé si me entiendas o no, pero yo realmente… yo lo siento- como ya lo había dicho antes, no creía que lo pudiera entenderle pero necesitaba hablar y desahogarse un poco –lo siento, después de todo esto a fin de cuentas fue mi culpa-

 

 

 

No sabía que más le sorprendía, que un humano le pidiera disculpas a un dragón, enemigos supuestamente mortales, o que este admitiría su culpa, aunque eso solo confirmaba sus sospechas, quizás lo más increíble es que con esas palabras confirmaba que en ese chico no detectaba nada de malicia o aquel instinto asesino que normalmente podía observar como en los humanos cuando los había enfrentado.

 

 

 

Ante los ojos de Hiccup por segunda vez vio como el cuerpo de dragón era envuelto por unas llamas que habían aparecido de repente para luego disminuir de tamaño y dejar ante él el cuerpo de un hombre, un hombre con las mismas alas del dragón, una cola al final de su columna, un hombre que se estaba incorporando y dejaba ver su mirada fija en él, unas pupilas negras y afilados, rodeadas de un color amarillo verdoso que se confundía con el verde de los ojos que debería ser blanco en un humano.

 

 

 

Ya lo había visto una vez pero eso no le quitaba el hecho de que se había quedado totalmente asombrado, tenía los ojos completamente abiertos de la sorpresa, mirando al otro par que lo observaban.

 

 

 

-Está bien… gracias- una voz gruesa salió de aquel hombre de piel pálida dejando aún más sorprendido al joven que apenas podía reaccionar.

 

 

 

-Hablas…-

 

 

 

-Si…-

 

 

 

-Hablas…-

 

 

 

-Si-

 

 

 

-Hablas...-

 

 

 

-Si… creo que ya lo dije-

 

 

 

-Pero… ¿Cómo?-

 

 

 

-Pues de la misma forma que tú...-

 

 

 

No lo podía creer, no solo tenía a un dragón con cuerpo de humano delante de él, sino que también podía hablar y al parecer también lo podía comprender, esto cada vez se estaba volviendo cada vez más sorprendente.

 

 

 

-Achup…- el estornudo de “furia nocturna” lo saco de sus pensamientos, estaba empezando a bajar la temperatura, la tarde estaba avanzando y con ella la llegada de las brisas frías del anochecer, brisas que empezaban a acariciar aquel cuerpo desnudo.

 

 

 

Un sonrojo sin permiso se apodero de sus mejillas al darse cuenta de ese pequeño detalle que se le había escapado, desvió de inmediato la mirada, no es que jamás hubiera visto a un hombre desnudo, con su padre y tío se había bañado algunas veces en las tinas calientes en invierno, otras veces cuando era más pequeño con otros niños en el rio en verano, cuando estos no se preocupaban por molestarlo y hacerle bromas pesadas, pero estando frente a este no podía evitar sentir las mejillas arder.

 

 

 

Para el hombre dragón esas reacciones le parecieron extrañas pero a la vez curiosas, ladeo un poco la cabeza, no sabía que la piel de los humanos podían adquirir ese tono, iba a tocar la mejilla del muchacho por pura curiosidad cuando este le extendió su chaleco peludo.

 

 

 

-¿Podrías cubrirte con esto?-

 

 

 

Toco aquella prenda que tenía una similar textura al de las pieles en que había despertado, la toco para olerla, tenía el curioso aroma del muchacho.

 

 

 

-¿Por qué?-

 

 

 

-Es algo incómodo hablar con alguien desnudo… incómodo para mí-

 

 

 

-¿Incomodo?... ¿eso es malo?-

 

 

 

-incomodo, es algo que no gusta o agrada a las personas- explico al ver que a pesar de que hablara y pareciera comprender, algunas palabras no las entendía del todo.

 

 

 

Ladeo la cabeza de nuevo, parecía un ademan que hacia cuando parecía razonar algo, miro de nuevo la prenda, luego al muchacho, de nuevo la prende y de nuevo al muchacho.

 

 

 

-Hace rato no te incomodaba que anduviera desnudo- dijo haciendo referencia a cuando estaba en su forma de dragón.

 

 

 

-Esto es diferente…. Ahora, ahora estas así-

 

 

 

-Es malo este cuerpo- más que pregunta era una afirmación, de una u otra forma había llegado a esa conclusión, al decir esto su mirada se pareció oscurecer un poco, no pudo evitar recordar el trato diferente que le daban sus demás congéneres por esa otra apariencia suya, no creía que un humano lo tratara diferente, el mismo sabía que era raro.

 

 

 

-No, no creo… es cosa de humanos- dijo como restándole importancia y tratando de ser obvió –mira, los humanos no andan por ahí sin ropa-

 

 

 

-Esas cosas que utilizan encima de sus cuerpos-

 

 

 

-Aja, y ahora tú tienes una apariencia similar a nosotros, lo que quiero decir es que ahora con esa apariencia deberías usar ropa, sirve para mantenerte abrigado, es mejor que utilices ropa mientras estés en esa forma, además dentro de poco habrá mucho más frio y te caería mal si no tienes nada que te cubra, aun estas algo débil por lo de la caída y eso, que te enfermaras agravaría más tu situación… ¿los dragones se enferman?-

 

 

 

Ladeo la cabeza nuevamente, ese humano hablaba mucho, era eso o el hecho que casi no hablaba con nadie, menos con un humano, por lo que tardo un poco en razonar todo lo dicho por este, usar ropa era algo bueno.

 

 

 

-¿Cómo se pone?-

 

 

 

-Deja te ayudo-

 

 

 

Hiccup se acercó al otro, tomo de nuevo su prenda entre sus manos, ya completamente erguido el hombre frente a él fácilmente le sobrepasaba en tamaño por cabeza y media, casi dos, era muy alto, eso y que él no era muy alto, también noto que tenía un cuerpo musculoso y delgado, muy diferente al de su padre o tío que eran muy robustos pero a la vez fuertes, se inclinó un poco a la altura de la cadera tratando de evitar a toda costa ver el miembro que estaba a unos centímetros de él, con cuidado y tratando de no hacer algún movimiento brusco enrollo su chaleco que cubriera esa precisa zona.

 

 

 

-Listo-

 

 

 

-¿Por qué tienes ese color?- roso las mejillas sonrosadas con las puntas de sus dedos cuando el muchacho castaño se incorporó al terminar su tarea.

 

 

 

-¿He…?-

 

 

 

-Ese color en tu cara-

 

 

 

-Nada… es por el frio- se apresuró a responder, no iba a admitir que estaba avergonzado –y ¿Cómo te sientes con esa cosa?- dio un paso hacia atrás para ver su trabajo y apartarse del contacto de esas manos.

 

 

 

-Me siento… cómodo- era verdad, ya no sentía tanto frio como hace un momento.

 

 

 

-Y… ¿Cómo es que puedes hacerlo?- el dragón volvió a ladear la cabeza -¿Cómo es que puedes cambiar de apariencia?-

 

 

 

Se lo pensó un buen rato en responderle o no, también como explicarlo, después de unos largos minutos se decidió.

 

 

 

-Pues… es algo que puedo hacer, mis ancestros lo podían hacer, yo también lo hago-

 

 

 

-Ancestros… ¿entonces todos los dragones pueden hacer esto?-

 

 

 

-No, no todos lo hacen, mis ancestros fueron de quienes me concibieron y los que concibieron a ellos-

 

 

 

-Entonces vendría siendo tu familia… ¿eres el único que puede hacer esto?-

 

 

 

-Ya casi queda ninguno como yo, somos muy pocos los que podemos cambiar así-

 

 

 

-Fascinante…- aunque poca información estaba descubriendo cosas fascinantes, jamás se hubiera imaginado que un día estuviera frente a un dragón que pudiera cambiar de forma y además hablar con él, una fría corrió nuevamente por el lugar, la tarde seguía avanzando –creo que me tendré que ir pronto-

 

 

 

-¿A dónde?-

 

 

 

-Tengo que regresar con los míos, no te preocupes, no le diré a nadie de ti, estarás seguro en este lugar hasta que te recuperes, casi nadie pasea por los bosques, menos en esta época del año-

 

 

 

-¿Por qué me ayudas?-

 

 

 

-Ya lo dije ¿no?, fue mi culpa que terminaras en ese estado, lo menos que puedo hacer es ayudarte-

 

 

 

-Entonces. Si me estas ayudando ¿Por qué me atacaste?-

 

 

 

-Quería comprobar si podía ser un verdadero vikingo… al parecer no lo soy, soy un raro entre mi pueblo- el dragón miro sorprendido al joven, inevitablemente se sintió identificado con este cuando dijo esa frase -Te sugiero que duermas en las mismas pieles que despertaste para que estés más protegido mientras duermas en la noche, regresare mañana en la tarde para traerte un poco de comida, buenas noches-

 

 

 

El de ojos verdes se marchó dejando a “furia nocturna” solo, este se acercó al lecho de pieles, estaba comenzando a enfriarse el aire, se recostó entre estas y coloco encima una de estas pieles, ese humano había admitido que lo había atacado, pero también lo estaba ayudando, también se notaba preocupado, era la primera vez que estaba con un humano tan cerca y noto que no era tan desagradable como hubiera imaginado, también tal vez tenía que ver que ese humano diferente, así lo sentía, durmió pensando en él, su situación empezaba a sentir que no estaba del todo mal.

 

 

 

+++

 

 

 

Eran increíbles los límites que podía llegar el aburrimiento, al despertar al día siguiente recordó su situación, ya se sentía mejor que el día anterior, la cosa que le había puesto el humano sea lo que fuera había ahuyentado el dolor, al menos la mayoría, si movía su ala izquierda se sentía a morir, por lo que era mejor no intentar moverlas, recordando que el humano llegaría hasta en la tarde busco con que entretenerse, primero se asoleó un poco, eso lo relajo y mantuvo ocupado por un buen rato, hasta que las copas de los arboles impidieron que los rayos del sol llegaron a su pequeño claro, después decidió que buscaría algo de comer, y el pequeño lago fue lo primero que se le ocurrió en donde buscar, se llevó una decepción al ver que no había ningún pez en el, en cambio se enteró que las aguas eran tibias, alguna vez escucho de los dragones más ancianos que las islas nacían de volcanes, que pareciendo vomitar fuego y lava surgían de repente, esta lava se enfriaba de las aguas del mar, creando así las islas, los volcanes las mayorías de las veces morían después de dar a luz estas islas, otros permanecían latentes como en su hogar, aunque también dejaban pequeños rastros de su existencia, pequeñas muestras de su existencia, al parecer ese pequeño lago era lo último que quedaba de lo que alguna vez fue el volcán que la formo.

 

 

 

Se entretuvo un rato con este lago, mojo sus pies, se imaginó que sería agradable nadar en ese lugar, pero por el momento no le apetecía, después exploro el lugar, tierra, rocas, mas tierra, un poco de pasto y uno que otro árbol viejo, hubo uno perfecto para colgarse de cabeza con su cola y tomar una siestecita, después de eso no encontró más con que entretenerse que pensar y pensar, pensó en su hogar, nadie lo buscaría, de eso estaba seguro, a pesar de ser una especie de comunidad cada quien estaba por su lado, vivían juntos, interactuaban, pero era muy poco común que alguien buscaría a otro si este desaparecería por mucho tiempo, cada quien intentaba sobrevivir a su manera, excepto los que decidían unir sus existencias, pero él no tenía a nadie así en su hogar, tal vez ya lo tomaran por muerto.

 

 

 

Pensó también en ese humano tan singular, creía que todos ellos eran iguales, asesinos despiadados y horribles, en cambio este parecía inofensivo, aunque aún no bajaba la guardia por completo con él, algo le decía que no sería capaz de hacerle algo malo, era más probable que él pudiera lastimarlo con un solo golpe de su cola que el humano con su puño, hasta creía que este estaba consciente de esto, pero aun así se le acerco aunque le hubiera gruñido y fuera peligroso, no es que lo atacara sin razón alguna, claro que se defendería si este trataba algo raro, pero jamás atacaría a otro así como así, ese no era su estilo.

 

 

 

Aparte del comportamiento inusual en el joven, otra cosa que le llamara poderosamente la atención en él eran sus ojos, no sabría cómo describirlo, pero cada vez que le sostenía la mirada podía ver la claridad y la vida en ellos, simplemente le gustaban, así como ese aroma tan singular que había podido detectar en este, ¿Cómo es que había llegado a pensar que le agradaba algo de un humano?

 

 

 

-Hola… ¿Dónde estará?-

 

 

 

Escucho la voz del joven humano, por fin había regresado, no pudo evitar con esto sentirse bien.

 

 

 

-Ha… ahí estas, te traje más pescado- el día no le pudo parecer más largo, ese día hizo lo de su rutina normal, el entrenamiento lo dejo molido, esta vez consistió en que tenía con luchar con uno de sus compañeros, y le tuvo que tocar con Astrid, definitivamente últimamente no tenía buena suerte, para no hacer una gráfica descripción de lo que le hizo ella simplemente lo describiría como una de las peores palizas que haya tenido en su vida, al perecer no le había agradado que lo hubieran elogiado el otro día, por un momento pensó en no ir a ver ese día al dragón, pero su conciencia le dijo que cumpliera con lo que se supone que iba a hacer.

 

 

 

Vio al muchacho, tenía uno que otro raspón y sus ropas estaban llenas de tierra, no parecía ser un buen aspecto para un humano, pero más que eso lo que parecía más fuera de lugar en ese muchacho, a pesar de no conocerlo a la perfección, es que su mirada parecía opacada, más oscura de lo usual, no le agradaba no ver ese brillo usual de vida en esos ojos.

 

 

 

-¿Qué te paso?-

 

 

 

-Nada… un entrenamiento en el que no me fue bien del todo, aquí te traje algo de pescado- antes de que siguiera insistiendo más puso la cesta te paja tejida en el suelo y vertió su contenido en el suelo, más de una docena de pescados de diferentes tamaños y colores que llamaron la atención de inmediato la atención del dragón.

 

 

 

Se acercó al montón de pescados y cuando iba a tomar uno retrocedió de inmediato gruñendo y con los pelos erizados, a Hiccup le sorprendió y extraño ese comportamiento, el otro día parecía muy satisfecho con el pez que le dio y ahora parecía repudiar los que les trajo como si fueran las cosas más malas del mundo, se acercó curioso a los pescados, estaba seguro que estos estaban frescos y no había ninguno podrido, lo único que parecía no encajar era el cadáver de una víbora de mar, la alzo sin miedo, ya estaba muerta después de todo, ante ese acto “furia nocturna” gruño con más fuerza, al parecer eso era lo que lo tenía alterado.

 

 

 

-Con que no te gustan las alimañas… es comprensible, a nadie le gustan este tipo de cosas, pero no te preocupes, ya está muerta, a veces este tipo de cosas se meten en las redes de pesca con los demás pescados…-

 

 

 

-¡Aleja esa cosa!, ¡Suéltala, suéltala!-

 

 

 

-Ya, ya… listo- arrojo el cuerpo inerte negro y amarillo de la pequeña alimaña –jajaja es extraño jajaja es increíble que le tengas miedo a esa clase de cosas, fácilmente podrías calcinarla si quisieras-

 

 

 

“Furia nocturna” frunció el ceño, no es que estuviera molesto por ese tono que parecía de burla y juguetón, sino que estaba confundido por aquel sonido que soltaban los labios de aquel humano, parecían el canto de un pájaro lleno de vida, le agrado y aún más al ver que él brillo de aquellos regresaban con ello.

 

 

 

-Perdón por reírme, pero me parece muy gracioso este hecho, perdón si te ofendí o te hice enojar- dijo al ver el ceño levemente fruncido del mayor frente a él.

 

 

 

-No, no lo estoy, es solo que no sé qué es ese sonido que salió de tu boca, parecía como el canto de un pájaro-

 

 

 

-¿canto de pájaro…? Yo no creo que suene como eso- no sabía si tomar como insulto o como alago lo que le acababa de decir su interlocutor –respondiendo a tu pregunto ese sonido se llama risa, es algo que uno hace cuando algo le parece gracioso o se está muy alegre… ¿nunca te has reído?-

 

 

 

-No… creo que jamás-

 

 

 

Ante aquella respuesta no pudo evitar sentirse algo triste, no podía imaginar a alguien que nunca hubiera reído alguna vez, hasta el guerrero más fuerte, serio y fiero de su aldea reía al menos en las noches de juego en la taberna, recordó a su madre, ella alguna vez le dijo que la risa uno de los mejores regalos que habían entregado los dioses a los humanos.

 

 

 

-¿Por qué pones esa cara?- de nuevo el brillo de esos pareció disminuir, era oficial, no le gustaba cuando esos ojos perdían su brillo aunque fuera un poco.

 

 

 

-Nada… solo estaba pensando, supongo que si nunca has reído tampoco has sonreído-

 

 

 

-¿Y qué es eso?-

 

 

 

-Pues esto- los labios del humano hicieron una mueca, como una curva que armonizaba con sus demás facciones, el dragón al verla trato de imitarlo más sus sonrisa parecía un intento de a ver que tanto podía mostrar sus dientes, los cuales la mayoría eran filosos colmillos, otra característica de dragón que al parecer había quedado en su forma humana, pero en vez de provocar miedo en el muchacho le pareció hilarante aquella mueca y no pudo evitar reír nuevamente –perdón, no está del todo mal, solo trata de mostrar tanto los dientes… si, así se ve un poco mejor-

 

 

 

-Se siente raro-

 

 

 

-Supongo que así se debe de sentir si no se está acostumbrado a sonreír… come un poco, seguro tienes mucha hambre- no fue necesario que lo repitiera dos veces para que se fuera directo a los pescados y empezara a comerlos a mordiscos a pesar de estar crudos, después de un rato de comer el de cabellos negros se dio cuenta que el otro no probaba bocado alguno por lo que le extendió uno de los pescados que estaba comiendo –no gracias, ya comí, en serio… de acuerdo, un bocado- agarro el pescado por toda la insistencia que mostraba el de cabellera negra, además de que pensaba que lo tomaría como un insulto y regresarían a un principio de su relación, ya habían avanzado mucho como para dar un retroceso, cerró los ojos fuertemente y le dio una mordida al dichoso pez, tuvo que usar gran parte de su autocontrol para no terminar devolviendo el pedazo de pescado crudo que comió, al menos era mejor que algunos de los platillos que habían hecho sus tutores -…rico, ya estoy muy lleno, gracias-

 

 

 

No paso mucho tiempo para que todo el pescado que trajo terminara siendo una pequeña pila de huesos, colas de pescados y cabezas roídas. Mientras “furia nocturna” se daba su pequeño festín, Hiccup se encontraba acomodando algunas cosas en el suelo, pequeñas varas de madera y metal, cuerdas, alambres y tela.

 

 

 

-Creo que esto podría funcionar… hey acércate- llamo al dragón que estaba tratando de sacarle un ojo a una de las cabezas de pescado, una de las partes favoritas para comer, ante el llamado se acercó al muchacho dejando para después esa pequeña tarea –creo que ya sé cómo ayudarte con tu ala-

 

 

 

-¿Cómo?- ladeo la cabeza de nuevo, un ademan que a Hiccup le empezaba a parecer muy curioso en esa creatura.

 

 

 

-Estoy casi seguro que te fracturaste el ala, lo que significa que es muy probable que uno o varios de tus huesos se hallan roto en ella-

 

 

 

-Eso… eso no suena bien-

 

 

 

-No, no es muy bueno, investigue un poco, además que tuve una situación similar con el dedo de mi tío y me toco ayudar a curarlo…- el recuerdo de hace varios años atrás de como a su tío le cayó su propio maso en su otra mano al ver a una de las mujeres más bonitas del pueblo pasar por la herrería y distraerse, su dedo doblado de una manera anti natural y el pedido orden de su ayuda a sus ocho años, no era de sus mejores recuerdos pero creía que en esa situación ayudaría lo aprendido en esa ocasión –te pido por favor que confíes un poco en mí, al menos en esta ocasión para lo que voy a hacer, te prometo, te doy mi palabra que lo que hare es para ayudarte-

 

 

 

-Está bien… me dejare hacer con lo que me quieras hacer-

 

 

 

-Ok…- pensó que sería más difícil convencerlo pero el acepto de buenas a la primera, no sabía si sentirse feliz o presionado, solo esperaba hacer un buen trabajo y hacerlo lo menos doloroso posible –primero siéntate por favor, así será más fácil, bueno, para mí ya que estas muy alto… ahora procederé a limpiarte tu ala y ponerte un ungüento que te adormirá un poco el dolor- mientras explicaba procedía a decir todo lo que estaba diciendo, trataba de sonar relajado a pesar de que estaba un poco nervioso, mojo un paño con agua y lo paso con cuidado por el ala, ahí sintió cierto surco imperfecto en el relieve de esta, estaba seguro que ese era el hueso roto, aparte de este curioso surco de percato que las alas eran suave y temperatura propia, era claro que era una parte más de este ser, y como él se encontraban vivas. Saco una almeja, o las conchas de una almeja, en su interior había una especie de crema más espesa que el ungüento usado el día anterior, lo unto en esa ala con todo el cuidado que podía tener, era ciertamente algo irónico, que manos acostumbradas a trabajos tan rudos como era el de trabajar en una herrería pudieran ser tan delicadas en sus movimientos, firmeza y delicadeza, una extraña combinación para un perfecto balance.

 

 

 

Eran relajante, sumamente relajante aquellas caricias, jamás pensó que las manos de un humano podían ser así, imagino que no sería difícil acostumbrarse a estas caricias si venían de ese muchacho.

 

 

 

Después de un rato en que el de cabellera negra casi parecía que ya estaba por quedarse dormido las caricias cesaron.

 

 

 

-Bien… creo que con esto será suficiente-

 

 

 

-¿Ya terminaste?-

 

 

 

-No, termine de colocarte el ungüento… ahora viene lo feo, tendré que acomodar el hueso, lo cual no será muy agradable, creo que sería bueno que muerdas esto mientras  hago esto- le extendió un rollo de cuero grueso, el dragón miro extrañado esa cosa –en serio, póntelo en la boca, eso ayudara un poco, lo que hare será acomodarte el hueso y después pondré unas varillas para que no se vuelva a desacomodar-

 

 

 

Dudándolo un poco se puso el cuero en la boca, eso lo estaba poniendo nervioso, sintió de nuevo las manos del humano sobre su ala, Hiccup $$$ se lo pensó un rato antes de hacer su movimiento, un par de veces había visto esta clase de operación y a los ocho años con su tío debió hacerlo, se dijo que trataría de evitar hacer esa cosa de nuevo, y ahí estaba, seis años después se encontraba a punto de acomodar un hueso, no con su tío o con otro humano, un dragón, que loca se estaba volviendo la vida, tomo una gran bocanada de aire, entre más rápido sería mejor, tendría que ser un solo movimiento, seco y limpio.

 

 

 

Movió rápido sus manos, se escuchó un ligero ¡CRACH!, y el grito ahogado le pareció poco cuando la cola de dragón se movió rápido golpeando sus piernas y tirándolo en el suelo, ya golpeado en el suelo y con un futuro moretón en su pierna derecha pensó que no había salido mejor de como se lo hubiera imaginado.

 

 

 

-La buena noticia es que ya paso lo peor… creo yo- se levantó y sacudió un poco de tierra extra en su ropa –si te sirve de consuelo, ese era el único hueso roto que tenías, además que no fue tan grave y reaccionaste mejor que muchos vikingos a los que he visto fracturarse un hueso-

 

 

 

-Creo… creo que me trague esa cosa que me diste-

 

 

 

-Oh… emms, no creo que te pase nada malo, es piel de animal… eso espero-

 

 

 

-¿Ya terminaste?-

 

 

 

-No… no pongas esa cara, solo pondré unas varillas para que no se mueva el hueso… sino lo hago y si se llega a mover el hueso tendré que hacer esa cosa dolorosa de reacomodarlo de nuevo- el dragón gruño por lo bajo, este gesto le pareció como el de un niño pequeño refunfuñando, extrañamente tierno y gracioso, cojeando un poco se dirigió a donde tenía las demás cosas en el suelo, tomo las varas de madera y metal, la tela y la cuerda y alambres, se encamino de nuevo al ser de alas negras que no se notaba muy seguro el ser tocado de nuevo por ese pequeño humano, que al parecer no era tan inofensivo como comenzaba a creer –te di mi palabra, nada de lo que hago y hare es para dañarte- alzando de nuevo las manos, como su señal de estar desarmado, aunque esta vez tuviera cosas en la mano, unos palos y tela, aparentemente inofensivos.

 

 

 

Miro esos ojos verdes y sus dudas parecieron despejarse un poco, volvió a darle la espalda y se sentó en el mismo lugar que le indico en un principio, solo esperaba no sentir más dolor o mínimo que no le diera esa cosa que dijo que era cuero, era duro pero para su dentadura fue fácil masticarlo, y como autoreflejo ya en su boca lo trago, no le había gustado la textura o sabor. Las pequeñas y diestras manos se posicionaron de nuevo en la zona dañada, se estaba hinchando un poco pero el ungüento parecía ya estar haciendo efecto, tomo las varitas, la tela y demás cosas, con delicadeza y firmeza procedió a hacer una especie de entablado, cuando se sintió satisfecho con su trabajo dio unos pasos hacia atrás, el más alto voltio su cabeza, viendo la parte de su ala herida envuelta en estas cosas que hacían cierta presión pero sin llegar a molestarle tanto en realidad.

 

 

 

-Con esto te será más fácil curarte… aunque no estoy tan seguro cuanto tiempo se tarde en soldar tu hueso- mientras decía eso se sentó en el suelo y sobo su pierna derecha, la fuerza de esa cola era increíble.

 

 

 

-Te lastimaste…- más que una pregunta era una afirmación, no pudo evitar sentirse mal por ello, se acercó y sentó frente a él.

 

 

 

-No es nada, probablemente se haga un moretón pero no es un hueso roto, con un poco de ungüento no dolerá nada y se curara pronto- saco de nuevo la almeja que ya tenía casi nada pero suficiente para su golpe.

 

 

 

-No fue mi intención… yo no quería golpearte-

 

 

 

-Lo sé, lo sé, no te preocupes, a comparación de tu ala esto no es nada-

 

 

 

-Pero aun así es algo… lo siento- 

 

 

 

Un silencio embargo ese ambiente, no era desagradable pero ninguno de los dos podría definir que era con exactitud, tal vez la sensación que los embargaba era que se estaba empezando a acostumbrar de la presencia de uno y del otro, estuvieron un rato así hasta que el de ojos verdes se quitó su bota, remango su pantalón he iba a comenzar a ponerse el ungüento.

 

 

 

-¿Puedo intentarlo?-

 

 

 

-¿He…?-

 

 

 

-Ponerte esa cosa-

 

 

 

-Está bien- lo dudo un poco pero acepto, si él le había demostrado un poco de comienza lo menos que podía hacer era responder ese gesto.

 

 

 

Hiccup le extendió la almeja para que la tomara y así lo hiso, agarro de una vez todo lo que quedaba en ella entre sus dedos y comenzó a untar la crema en la piel que empezaba a lucir amoratada de la pierna, a comparación de las caricias suaves del muchacho estas eran algo torpes pero sin llegar a ser bruscas, las manos pálidas del mayor eran algo frías pero en contacto con la piel del menor se empezaban a entibiar.

 

 

 

-Esta cosa huele extraño- comento por fin el de alas negras después de un rato de silencio.

 

 

 

-Así debe de oler la medicina-

 

 

 

Cuando ya creyó ser suficiente “furia nocturna” aparto la mano y dejo que el otro acomodara la tela de su pantalón y se pusiera su bota, tan entretenido estaba con esto Hiccup que tal vez por eso no se dio cuenta que el chico dragón se había inclinado un poco en dirección a él, por lo que cuando sintió el ligero aliento del otro sobre sus cabellos se sorprendió mucho, para su gusto estaba demasiado cerca de él.

 

 

 

-Hueles rico- comento como si nada, provocando un inmediato sonrojo el de ojos verdes.

 

 

 

-Ni se te ocurra comerme- dijo más como lo primero coherente que pudo formular su mente que fuera lo que en realidad pensaba, que le dijera eso sí que no se lo esperaba,

 

 

 

-¡Claro que no!, yo jamás comería un humano, yo prefiero el pescado- dijo algo ofendido, conocía a uno que otro dragón que habían llegado a devorar a un vikingo o alguna extremidad de estos, además de él, ese si tuviera la oportunidad se devoraría un barco entero, y lo detestaba, acabaría con varias vidas sin remordimientos así como así.

 

 

 

-¿Entonces por qué dices que huelo rico?-

 

 

 

-Porque es verdad, hueles como a almendras y vallas silvestres, huele bien…-

 

 

 

De nuevo vio ese color tan peculiar en las mejillas del humano, le pareció un poco extraño, aun no hacia tanto frio. A Hiccup le confundían los comentarios de ese dragón y más el reaccionar de esa manera, de nuevo no sabía si sentirse ofendido o no, definitivamente nadie en su vida, excepto su madre, le había dicho que olía bien o de esa forma, mejor decidió que lo dejaría como que los dragones eran extraños, así eran, o al menos este.

 

 

 

-Tu nombre…-

 

 

 

-¿He?-

 

 

 

-Aún no se tu nombre…- el de melena negra lo miro extrañado y ladeando la cabeza –la forma en que te llaman tus congéneres-

 

 

 

Hiccup simplemente lo pregunto, dándose cuenta n el proceso que no sabía cómo llamarle y dudaba mucho que su verdadero nombre fuera “Furia Nocturna”.

 

 

 

-Pues creo que era algo así como Ghojufgshri Gaurfuihk… como lagartija negra…- respondió después de dudarlo un poco.

 

 

 

-Eso suena más a un apodo que un nombre… ¿así te llamaban tus padres, quienes te concibieron…?-

 

 

 

Sus padres, hace mucho que no pensaba en ellos, los perdió siendo muy joven, cuando apenas aprendía a valerse por sí mismo, los extrañaba, pero no podía hacer nada por su perdida, fue por una noche de tormenta en que ellos habían salido a buscar alimento y nunca regresaron más, muriendo probablemente por la salvaje tormenta que azotó aquel día.

 

 

 

-Praxedes… así me llamaban ellos-

 

 

 

-Bien, Praxedes… aunque ya sea un poco tarde, un gusto en conocerte, mi nombre es Hiccup-

 

 

 

+++ 

Notas finales:

Ya saben, los comentarios son bien recibidos


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