El rubio no parecía percatarse de su presencia y sinceramente no le gustaba la efusividad que usaba con el castaño… ni tampoco la mirada con la que el tal Kiba lo observaba.
Un sentimiento extraño se despertó en él…
- Eso se llama celos… Gaara Kusottare*. – dijo una voz en su interior… nuevamente el shukaku introducía sus narices en lo que no le incumbía.
- ¿de qué hablas baka? – le respondió irritado el pelirrojo.
- Pues de ti… ¿o lo vas a negar? – le preguntó con una voz maliciosa.
- Tsk… no sé de qué estás hablando… - dijo Gaara negando al demonio.
- No te hagas… ¿o es que acaso no te das cuenta? – continuó el otro, molestándolo con su tono.
- … - el pelirrojo había optado por guardar silencio ante las absurdas palabras de éste.
- Hey… Gaara… ¡no me dejes hablando solo! – le alegó el irritado Shukaku al ver que el chico le hacía la ley del hielo como siempre.
- … - Gaara seguía inmutable, antes se molestaba en contestarle, pero después de un tiempo conviviendo con sus incoherentes ideas descubrió que no sacaba nada con discutir y que lo mejor era simplemente dejarlo hablar.
- Odio que hagas eso maldito mocoso idiota… - le dijo por última vez el irritado demonio y aburrido de intentarlo se calló.
Naruto seguía conversando con el castaño, demasiado entusiasmado para su gusto… resopló nuevamente decidido a irse de ahí.
- Oh! Naruto… ¿qué le sucedió a tus dientes? – Kiba le preguntó intrigado al rubio mientras se acercaba más a su boca, cuando Naruto reía a carcajadas por las bromas de éste.
Apenas Kiba dijo aquél comentario, Naruto se silenció inmediatamente y cerró la boca de inmediato… de verdad que no se atrevía a decirle a su amigo lo de la transformación, además alguien podría escucharlo.
- Oh vamos! ¡No seas así! ¿qué les hiciste? Estoy seguro que esos colmillos eran incluso mejores que los de Akamaru… - decía Kiba intentando que el rubio le mostrara.
- Wof… - akamaru había lanzado un ladrido de molestia, no le agradaba que su amo dijera que los dientes de un humano eran mejor que los suyos…
- No… no es nada… - decía el rubio con la boca lo más cerrada posible.
- Vamos… muéstrame… - insistía el otro realmente curioso.
- No, no creo que sea… - Naruto había comenzado a decir cuando fue interrumpido por los dedos de Kiba que intentaban abrirle la boca a como dé lugar.
- ¡Chotto…! – volvía a decir el rubio intentando quitárselo de encima.
- ¡quédate quieto Naruto! Así no puedo ver nada. – le decía como si nada, el más moreno.
- Wof wof – ladraba Akamaru como si dijera a Naruto que obedeciera… en la mente del cachorro no cabía que el rubio no supiera hacer algo tan simple como mostrar los dientes… después de todo el blanco y enorme perro lo hacía a menudo.
Naruto estaba todo complicado con las manos del otro intentando abrirle la boca e imposibilitándole huir… era una escena completamente anormal.
Gaara los miró incrédulo… y un suspiro de resignación salió de entre sus labios… después de todo era Naruto…
- Esta vez no pienso salvarte, Naruto… - dijo más para sí que para el otro… ese problemático rubio no lo escucharía de todas formas.
Se dio media vuelta y comenzó a caminar relajado por el verde bosque, era muy tupido y húmedo… tan diferente a Suna, pero le agradaba.
- ¡kiba ya te lo dije, dattebayo! – le dijo el rubio a su amigo que no aguantaba la risa por las reacciones del otro.
- Bueno, bueno… pero no seas tan malhumorado. – le decía Kiba aun riendo.
- ¿yo malhumorado? ¡¿crees que es normal andar metiéndose en la boca de otros?! – preguntó el rubio casi que rompiéndole los oídos al castaño.
- Pff… como sea… nos vemos luego Naruto. – le dijo de pronto, recién había recordado su misión… la que había abandonado al ver al ruidoso rubio vivo… y apenas se despidió desapareció entre los arboles, seguido por Akamaru.
- Eso estuvo cerca… - suspiró para sus adentros - ¿no es cierto, Gaara? – preguntó el rubio buscándolo con la mirada y no encontrando a nadie aparte del silencio y el piar de las aves.
- ¿Are…? – se preguntó el rubio extrañado por la repentina desaparición del pelirrojo al tiempo en que se rascaba una mejilla.
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Gaara caminaba desprevenido por el bosque, pensando en lo que le había dicho el shukaku.
En ese momento el demonio dormitaba en su interior, otorgándole su merecido descanso… por alguna razón el pelirrojo siempre terminaba rodeándose de “ruidosos” que no le dejaban ni un momento de paz.
Miró el cielo despejado que se dejaba ver entre las ramas de los arboles, el azulado le recordaba a…
- ¡Gaara! – una ruidosa voz interrumpió su momento de paz, se volteó rendido a no tener momentos de paz y se encontró con el rubio que corría hacia él a gran velocidad.
- … - el pelirrojo no le respondió nada y esperó, preparado para que Naruto lo arrollara con fuerza, como siempre.
- ¡al fin te encuentro… no tienes idea de cuánto te he buscado! – decía Naruto regañándolo por haberse marchado.
- Pues no parecía como si me quisieras ahí… - le respondió Gaara serio como siempre…
- Eso no es cierto… dattebayo! – dijo el rubio a la defensiva.
- Pss… sólo cállate, kitsune… eres muy ruidoso. – dijo Gaara mientras seguía caminando.
- Hey!! Mi nombre es Naruto Uzumaki…! Y no soy ningún kitsune… - decía el rubio haciendo una pequeña rabieta por el sobrenombre que le habían dado.
- ¿ah no? – preguntó el pelirrojo mirándolo de arriba a bajo, sabiendo que Naruto tenía un par de orejitas, una cola y unos colmillos ocultos.
- … - Naruto lo fulminó con la mirada sin saber qué decir.
- Volvamos… apuesto a que estás agotado… nunca tienes cuidado de nada… - le regañaba al corroborar sus niveles de chakra.
- Hump… no eres más que un mapache con mal carácter… - le respondió despechado por haber perdido ante el pelirrojo… dicho esto le sacó la lengua y se adelantó pisando fuerte… igual que un niño pequeño que hace una rabieta.
- ¡Oye Naruto! …no te pases… y encima no soy ningún mapache… - le dijo inmediatamente el otro… odiaba cuando le decían sobrenombres… haciendo una leve mueca de enfado, pero por alguna razón, cuando era Naruto quien se los decía no le parecían tan malos.
Naruto suspiró cuando el otro había comenzado a caminar nuevamente y sin pensarlo él lo siguió.
Gaara lo miró de reojo, tenía el presentimiento de que el rubio había hecho demasiado por un día y temía por sus niveles de chakra.
Y no se equivocaba, el rubio se había vuelto casi pálido y sus labios no tenían el color saludable y vivo de siempre.
- ¿estás bien Nar…? – antes de terminar la frase el chico se vino abajo. – kuso… - murmuró Gaara y con su arena detuvo la caída.
El kitsune se había desvanecido de un momento a otro y todo por esforzarse demasiado.
Intentó revisar su chakra, pero algo lo sorprendió… se le hacía imposible saberlo, sus niveles subían y bajaban de manera vertiginosa, impidiéndole analizarlos de cualquier forma.
Apoyó a Naruto en la hierba y dándole pequeños golpecitos en la cara intentaba despertarlo.
- Naruto… eh! Despierta… por favor! – le decía Gaara casi que desesperándose, estaba a punto de salir a buscar ayuda con el rubio a los hombros.
Sin previo aviso, Naruto abrió los ojos lentamente haciendo que el pelirrojo se relajara un tanto.
- ¿qué pasó? – preguntó de inmediato intentando levantarse, Gaara se lo impidió con una mano sobre su pecho.
- Quédate ahí… es una orden… - ante la autoritaria y seria voz del mayor, Naruto obedeció sin pensarlo… se aguantaría las ganas de levantarse sólo porque temía por su integridad física… el pelirrojo parecía como si fuera a matarlo en cualquier momento si osaba a levantarse.
Naruto se volvió a tumbar y lo miró con ojos interrogantes.
- Te desmayaste, Kusottare… - le dijo el otro sin más.
- Ya me encuentro mejor… deja que me levante… - Naruto volvió a intentarlo y fue detenido por los hombros.
- Naruto… eres increíble, no luces nada bien, ¡estás así por ser tan testarudo e idiota! – le dijo Gaara sin poder contenerse. El rubio lo miró fijamente y luego intentó pararse nuevamente, corriendo a Gaara con una mano.
- Ya te dije que puedo hacerlo… - dijo parándose rápidamente, el pelirrojo lo miró expectante, sabía que no podría ni dar un paso en sus condiciones.
Naruto se tambaleó peligrosamente y perdió nuevamente el equilibrio… Gaara alcanzó a agarrarlo justo a tiempo y lo miró levantando una ceja.
- Kusso… - murmuró Naruto enfurruñado.
- Así que… nos vemos, creo que podrás ir a tu casa por tu cuenta ¿no? – Gaara se levantó después de dejar al rubio sentado contra el tronco de un árbol y se dispuso a marcharse.
Naruto lo miró incrédulo y observó como éste se alejaba lentamente.
- ¡Gaara…! – el rubio no pudo evitar llamarlo antes de que siguiera avanzando, el fosforito lo miró con esa típica mirada que siempre le dirigía… una sensación extraña se instaló en su estómago, igual como si callera al vacío… esa sensación que siempre le daba cuando se acercaban demasiado y que no tenía nada que ver con las vueltas que le daba la cabeza.
- ¿si…? – preguntó con toda calma el más grande.
- No… no es necesario que te vayas… - le dijo el rubio algo sonrojado.
Gaara rio por lo bajo con una sonrisa torcida que lo hacía ver de infarto y comenzó a caminar hacia el rubio nuevamente.
Llegó hasta su lado y se acuclilló frente a él… demasiado cerca… si seguía estando con aquél pelirrojo, Naruto estaba seguro de que terminaría dándole un infarto muy pronto, a juzgar por la frenética carrera de latidos en su pecho… y es que ya llevaba dos veces en el día en que su corazón amenazaba con salírsele del pecho y toda la culpa la tenía Gaara.
Esos ojos verde aguamarina lo observaban directamente… y como si el tiempo se hubiera detenido, el crujir de los árboles meciéndose con el viento, el piar de los pájaros y todo el resto del mundo… se habían silenciado momentáneamente, nada parecía realmente estar en aquél momento… ningún sonido interrumpía aquello, excepto el insistente latir de su corazón.
- Naruto… tengo algo que decirte… - le dijo el mapache visiblemente nervioso, pero completamente sereno.
Aquellas palabras dejaron sin habla a Naruto, no estaba muy seguro de lo que vendría a continuación, pero al parecer su corazón si, se encontraba en un frenesí casi irreal…
Esperó con toda la atención del mundo puesta en su fosforito, quiso hablar, sin embargo no pudo articular palabra…
- Creo que… creo que estoy… - Gaara volvía a observarlo a directamente después de haber desviado esa mirada tan penetrante que tenía. El pelirrojo jugueteaba con sus dedos buscando la mejor manera de decir aquello, pero se le hacía imposible terminar esa frase de corrida.