Sasuke caminaba por la plaza de Konoha, se apoyó en un árbol y se puso a pensar mientras observaba las nubes al puro estilo de Shikamaru.
El idiota de Naruto parecía diferente… ¿podría ser que ya no lo veía como antes? Ese pensamiento lo enfureció, no había nadie que no cayera rendido a sus encantos naturales y el molesto rubio no sería la excepción.
Pero aquello sólo suponía un problema… si ya no estaba sujeto a sus antiguos sentimientos podría decir la verdad en cualquier momento… un revoltijo se armó en su estómago, si la vieja Tsunade se enterara, sería un grave problema.
Además de todo eso estaba seguro de que el kazekage no tenía idea de eso… de hecho ¿cómo es que el mismo kazekage había llegado a salvarlo en ese momento…? Y es más, ¿Por qué razón habría venido él en persona a Konoha?
Había demasiadas preguntas rondando en la cabeza del azabache que definitivamente no quería meterse en problemas con dos kages a la vez… ni mucho menos con el maldito sociópata de Gaara.
Todos concordaban, o al menos muchos, en que Gaara había cambiado y que ya no era el mismo de antes… al igual de como creían que él mismo, Sasuke Uchiha, era diferente a cuando se había marchado sediento de venganza.
Ésa era la razón por la que no creía en el supuesto cambio del pelirrojo… él mismo era la prueba de que dijeran lo que dijeran… la gente nunca cambiaba.
Incluso si habían pasado tantos años para ganarse la confianza de todos, había sido capaz de ocultar su oscuridad interior a la perfección. Naruto no arruinaría sus planes…
Sasuke atrapó un pensamiento al vuelo… Naruto había tenido oportunidades de sobra para revelar el pequeño secreto y no lo había hecho… ¿acaso había algo en eso que perjudicara a Naruto?
Comenzó a pensar en una respuesta y antes de siquiera elaborarla una voz lo desconcentró.
- Hola Sasuke-kun… - decía una chica de pelo rosa inclinada sobre su cara, de no ser porque sabía controlar sus emociones, se habría espantado por tal inesperado chillido, o saludo… después de todo eran lo mismo ¿no?
- Hola Sakura… - le respondió desinteresado el azabache, estaba enfadado por la abrupta interrupción de la chica.
- ¿Cómo te fue con eso…? – le preguntó sentándose a su lado.
- Del asco… no funcionó – le dijo sin aparente emoción en la voz.
Sakura chasqueó la lengua, era de esperarse que Naruto no fuera a caer de nuevo con la misma trampa, incluso siendo alguien como Naruto era demasiado obvio que no debí acercarse a Sasuke de nuevo.
El silencio reinó entre los dos, Sakura lo miró de reojo… Sasuke se encontraba a su lado al fin, no le importaba cómo ni si era verdadero, pero ambos cooperaban juntos tras un propósito, sonrió.
- ¿qué sucede? – le preguntó sasuke molesto.
- No es nada… ¿crees que funcione si intentamos lo mismo, pero con una táctica diferente? – le preguntó la chica con un tono demasiado dulce, tanto que provocó escalofríos en él, ¿cómo podía decir algo con un sentido tan malévolo y hacerlo sonar tan bien?
Quizás ella no se daba cuenta, pero lo que decía era cierto y bastante cruel… lo que la de pelo chicle acababa de decir tenía mucho sentido, tenía la sensación de que eso era una pista importante que luego usaría para resolver lo de Naruto… el por qué no le había dicho a nadie.
Pero de eso se preocuparía luego, cuando tuviera tiempo de pensar concentrado, nunca pensó en ello… pero la chica se estaba convirtiendo en una buena pieza dentro de su propio juego.
- ¿cómo planeas cambiar la táctica? O más bien… ¿de verdad planeas hacer lo mismo? – preguntó Sasuke con renovado interés… a veces las mujeres resultaban muy buenas estrategas en estas cosas.
- Aun no lo sé… primero debemos preocuparnos de cómo hacer para evitar que Naruto sea Hokage. – le respondió con s típica voz dulce acompañada de una sonrisa y sin previo aviso se levantó tirando de la mano de Sasuke.
Eso era… la chica acababa de completar una parte de su enigma y poco a poco las cosas comenzaban a tener forma dentro de su oscura mente.
Sin darse cuenta cómo, acababa de aceptar una invitación para ir de compras… y eso lo aterrorizó, ir de compras con una chica era de locos… sobre todo si se hablaba de Sakura.
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- Creo que… creo que estoy… - Gaara volvía a observarlo a directamente después de haber desviado esa mirada tan penetrante que tenía. El pelirrojo jugueteaba con sus dedos buscando la mejor manera de decir aquello, pero se le hacía imposible terminar esa frase de corrida.
Naruto lo miró interrogante, apremiándolo a que siguiera.
- Vamos baka… díselo rápido. – una vez más el Shukaku metía sus narices en lo que no le incumbía.
- Cállate… ¿pero qué quieres que le diga…? No sé lo que estaba diciendo… las palabras sólo salieron de mi boca sin pensarlo… - le respondió Gaara entrando en pánico por no saber qué hacer ahora que se encontraba en esa situación…
- No puedes ser más idiota, Gaara… ¿realmente no sabes? Estoy seguro de que yo entiendo mejor tus sentimientos que tú mismo… - le dijo el Shukaku casi que riéndose.
- Hmn… no te metas – le respondió irritado el pelirrojo, era cierto que no entendía mucho sobre esas cosas, pero no eran tan difíciles de comprender ¿no? – no necesito que me lo restriegues en la cara… además no creo que sean muy difíciles de adivinar… - prosiguió el chico.
- No me digas… entonces ¿porqué no se lo dices? Si es que es “tan fácil” para el chiquillo listo… - le dijo el Shukaku burlándose descaradamente.
Gaara ya se había enfadado por la desfachatez del demonio en burlarse de él y estaba a punto de contestarle una sarta de cosas que ni el Shukaku hubiera estado muy cómodo oyendo… es más habían veces en las que el malhumorado jinchuuriki era capaz de darle escalofríos incluso a un demonio como él, pero se salvó por los pelos, el mapache *como le llamaba Naruto* había sido interrumpido por éste.
- ¿Que crees que estás qué…? – preguntó impaciente el rubio al ver que Gaara sólo lo miraba sin decir nada.
- Creo que estoy…etto… no tiene importancia… - se apresuró a contestar el fosforito.
- Ah… eso no es justo… - le respondió el rubio haciendo una mueca de disgusto que lo hacía lucir muy tierno y adorable
- ¿qué cosa es injusta? – preguntó Gaara con verdadera curiosidad.
- El niño tiene razón… eres muy injusto, Gaara… - le murmuró otra vez el demonio, haciendo que un aura asesina apareciera alrededor del pelirrojo, en ese momento el shukaku decidió que era preciso alejarse y dormir.
- Nandemonai… - le respondió Naruto suspirando, no le agradaba cuando el otro se guardaba las cosas para sí… y en especial esta vez le había sentado mal, no tenía ninguna idea de en qué terminaría la frase que Gaara le diría, pero algo le decía que querría oírlo.
- Como sea… - dijo Gaara resignado, tiró de Naruto y lo colocó sobre su espalda con maestría.
- Eeh! ¡Shotto…! – dijo Naruto mientras era cargado por el otro.
- No me vengas con que puedes pararte solo ni mucho menos caminar. – sentenció el pelirrojo a lo que Naruto prefirió guardar silencio.
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- Etto… ¿Gaara…? – preguntó el rubio con cautela luego de un rato de caminar sin rumbo por la aldea, curiosamente la ruta que había elegido el pelirrojo estaba despejada y sin gente curiosa a la vista.
Hace poco que el chico había vuelto a caminar y es que no podía esperar para bajarse de encima del pelirrojo… no es que le molestara demasiado, de hecho ese era el gran problema… le gustaba demasiado como para que fuera normal.
El rubio ya había estado a los hombros de otras personas en alguna que otra ocasión, pero aquello nunca le había sucedido… una vez más le preocupaba que sus latidos le delataran, por no mencionar cuando el pelirrojo le hablaba y las respuestas simplemente se enredaban al salir de su boca.
- Mmm…? – fue todo lo que obtuvo por respuesta de parte del otro.
- ¿es mi idea o… viniste a Konoha sin un lugar donde quedarte? – le preguntó al fin, llevaban bastante rato vagando y tenía la sensación de que el pelirrojo no tenía idea de a dónde dirigirse.
- Pff… claro que no… - le respondió Gaara no muy convincente, Naruto lo miró con cara de no creer ni una palabra y por fin el mapache confesó. – bueno… la verdad es que no… pero en eso estoy… - le contestó de forma rápida y quitándole importancia… algo así como para intentar que pasara desapercibido aquél tema, le avergonzaba comportarse tan atolondrado… siendo que nunca actuaba así.
- Lo sabía… - le dijo el rubio suspirando, ahora deberían encontrar un lugar donde el mapache pudiera quedarse.
Una idea fugaz se le vino a la cabeza… no, no lo era… había sido una voz, un susurro casi inaudible que por poco confunde con la voz de su propio subconsciente… pero era una voz que reconocería en cualquier lugar.
- ¿qué tal si lo invitas a tu casa…? – Naruto se detuvo en seco… no podía creerlo, ¿de verdad esa voz era de…? No pudo continuar la pregunta, simplemente era demasiado impactante haberla escuchado justo en ese momento… algo totalmente inesperado.