- Etto… ¿Gaara…? – preguntó tímidamente, Naruto.
- ¿qué sucede kitsune? – le dijo Gaara distraído.
- Me llamo Naruto… - le respondió el rubio mirándolo con cara de pocos amigos y una venita en la sien.
- … - Gaara lo ignoró completamente a lo que Naruto resopló.
- Como sea… ¿no has encontrado donde dormir, verdad? – le preguntó tanteando terreno.
- Sí Naruto, ya encontré… de hecho estoy justo yendo a mi lujosa nueva casa… - le dijo con sarcasmo el mapache.
- Pff… siempre tan temperamental ¿no? Deberías relajarte un poco Gaara… - le dijo mientras él le dedicaba una mirada asesina de las que sólo él era capaz de reproducir.
- ¿A dónde quieres llegar? – le preguntó al fin, no entendía por qué diablos se le estaba dando tantos rodeos a lo que fuera que iba a decir.
- Pues… etto… tal vez quisieras quedarte en mi casa…? – le dijo jugueteando con sus dedos.
- ¿Eso era todo…? – le preguntó Gaara, Naruto lo miró algo avergonzado y el pelirrojo sacudió ligeramente la cabeza… tanto le costaba invitarlo a quedarse en su casa?
- Si… pero antes, creo que deberíamos comprar algo de comida… - le dijo riendo nervioso el de ojos azules.
- Uff… está bien… - le dijo con tono cansino el chico, no le agradaba demasiado ir de compras.
Finalmente decidieron ir a comprar unas cuantas cosas para sobrevivir en la casa de Naruto… todo lo que había de comer eran unos cuantos ramen desde quizás cuando.
Caminaron calmadamente por entre la muchedumbre que se aglomeraba para alcanzar las mejores ofertas.
Naruto parecía todo un niño pequeño admirando las nuevas mercancías traídas de novedosos lugares… Gaara lo miraba con gesto aburrido, a lo que Naruto no parecía importarle… aunque en realidad estaba bastante entretenido observando al rubio con sus infantilismos repentinos y su enérgica actitud.
Un instante bastó para que el mundo dejara de girar para Gaara, Naruto lo llevaba de la mano hacia algún lugar del que no tenía idea… su mano era suave al tacto y le hacía sentir pequeñas cosquillitas en el estómago.
Sin saber por qué se sentía de esa manera, Gaara volvió a dirigirle la mirada al rubio que sonreía y tiraba de él, arrastrándolo entre todo el tumulto de gente.
Era demasiado radiante como para ser verdad, en ése momento lo único que era capaz de observar era a Naruto…
Poco a poco el tiempo comenzó a pasar y así como los minutos avanzaban, Gaara se iba llenando de bolsas y cajas de compras que el rubio le iba cargando encima a medida que avanzaban, sin ninguna consideración, el chico iba de allá para acá comprando todo lo que le parecía apetitoso…
Al poco tiempo, a Gaara se le había esfumado todo sentimiento de felicidad por estar al lado del rubio… no podía creer lo compulsivo que era el chico comprando y enseguida comprendió que no había sido buena idea haberle dicho que comprara lo que le apeteciera… y con su dinero…
Lo buscó con la mirada para llevárselo de ahí, aunque tuviera que tirarlo de una oreja… ya tenían todo lo que necesitaban y de sobra, pero no lo encontró.
Se acercó a una tienda en la que había una chica bastante linda atendiendo y Gaara caminó hasta ella…
La pobre chica que estaba poniendo cuidadosamente unas tazas sobre unos estantes, estuvo a punto de tirarlo todo en cuanto vio a aquél apuesto y atractivo chico caminando hacia ¿ella? Se colocó demasiado nerviosa y con manos temblorosas dejó caer toda la caja con tazas de porcelana carísimas. En un inútil intento por atraparlas, la chica que se encontraba subida en una escalera, perdió el equilibrio y calló aparatosamente con escaleras y todo.
Al ver esto, Gaara, sin pensarlo atrapó a la chica en el aire con un brazo y el resto de las cosas con su hábil arena.
La chica parecía casi febril de lo roja que estaba… casi viendo estrellitas por estar en los brazos de su salvador y mucho más porque éste era el chico más apuesto que había visto… tenía una intensa mirada de un verde incomparable.
La chica, tartamuda y temblorosa colocó los pies en el suelo al cabo de un rato, no cabía en sí de la alegría, definitivamente no podía tener mejor suerte aquél día…
- Disculpa… ¿podrías cuidar estas cosa por mí mientras busco a un amigo? – le preguntó Gaara, haciendo que la chica asintiera demasiado enérgica.
- Gracias… - le volvió a decir el pelirrojo ya que ella no parecía reaccionar, en seguida le pasó las bolsas y salió a buscar a Naruto.
La chica de la tienda no se hizo esperar a que Gaara saliera de la tienda para correr a contarles a sus compañeras lo que recién le había sucedido y a decir verdad no había sido demasiado discreta a ojos del kazekage.
Naruto caminaba buscando alguna cosa interesante en aquél lugar, sin darse cuenta de que Gaara ya no lo seguía… era bastante despistado.
Sasuke iba saliendo de la tienda donde Sakura acababa de comprar un nuevo vestido y ya estaba más relajado después de cerciorarse de que ya no lo observaban. Para su mejor suerte, divisó a cierto rubio a un par de tiendas más allá… a pesar de que recordaba lo que había dicho Sakura, quería vengarse un poquitito con Naruto, además parecía encontrarse solo…
Miró disimuladamente hacia atrás, Sakura seguía conversando con el vendedor así que caminó despreocupadamente hacia su presa, con las manos en os bolsillos y mirada altanera.
El rubio estaba de espaldas a él, mirando unas cuantas cosas de ningún interés para el azabache, apoyó una mano sobre la mesita de muestra a un costado de Naruto, el rubio se sobresaltó ligeramente y le dirigió una mirada sorprendida.
Le gustaba asustar de vez en cuando al rubio, con el jutsu que había usado estaba más vulnerable que nunca… sonrió maliciosamente.
- Hola Naruto… gusto en volver a verte… - le dijo con voz monótona y fría.
- Que pena que el gusto no sea para los dos… - le respondió él y dándose media vuelta se dispuso a marcharse.
- Espera… que no he terminado… - le dijo el moreno reteniéndolo firmemente de un brazo, Naruto le dirigió una mirada envenenada.
- Suéltame… no creo que te arriesgues estando en medio de tanta gente… - le dijo dando un tirón a su agarre.
- ¿Lo crees? La verdad es que nadie está mirando y nadie se fijará… - le respondió con suficiencia y apuntando con un movimiento de cabeza.
Naruto miró rápidamente a su alrededor… era cierto, todos estaban demasiado concentrados en alcanzar los mejores productos con los mejores precios, sobretodo las chicas y entre todo aquél bullicio, nadie se percataría si es que Sasuke decidía llevárselo a la fuerza.
Naruto comenzó a sentirse nuevamente un inútil por no poder defenderse solo y un idiota por haberse alejado de Gaara, volvió a dirigirle una mirada asesina al Sasuke que había comenzado a acercarse peligrosamente a lo que Naruto comenzó a retroceder inconscientemente.
El moreno se disponía a tomar a Naruto por la fuerza, cuando de pronto el rubio sintió unos brazos que lo apresaban de la cintura y alguien que apoyaba su mentón en el hueco formado por su cuello.
El súbito contacto lo sorprendió, pero era agradable y no le infundía miedo… miró sigilosamente al dueño de ése inesperado abrazo y los colores se le subieron todos de una a su rostro…
Sasuke chasqueó la lengua molesto, estaba harto de ser interrumpido por aquél pelirrojo en tantas ocasiones, lo miró con odio y Gaara le respondió de igual forma.
Gaara sujetaba a Naruto por la cintura en un gesto posesivo y que dejaba bien en claro que con él no debía meterse.
- Como siempre… desde que te conocí supe que eras un problema… - le dijo al pelirrojo con veneno en sus palabras.
- No me importa tu opinión Uchiha… no eres más que la sombra de tu hermano. – le respondió enojado el fosforito.
Sasuke se enfadó más que nuca y dispuesto a encarar a ese idiota se acercó con paso firme listo para atacarlo cualquier momento, Gaara ni se inmutó, pero Naruto se tensó bajo su agarre y pudo sentirlo.
- ¡Sasuke! …pero mira con quién te viniste a encontrar! – casi gritó una voz chillona y bastante conocida para el rubio y el moreno, la presencia de esa chica le hastiaba, pero no podía negar que había llegado justo a tiempo para detener al prepotente de su ex mejor amigo.
- Sakura… - le respondió con irritación en la voz.
- Gaara… que gusto encontrarte aquí… - le dijo con la mejor de sus sonrisas y una voz demasiado amable.
- Hola… - fue toda respuesta que pudo obtener del serio chico que no soltaba a Naruto de aquél posesivo y territorial acto. A Gaara no le afectaba demasiado la presencia de la pelo chicle, nunca le había agradado demasiado, pero tampoco la odiaba, sin embargo pudo sentir la tensión en el aire y la molestia reflejada en el cuerpo del rubio. Así que decidió que era momento de irse, aunque no supiera la razón de su incomodidad no permitiría que él estuviera más tiempo entre esas dos personas.
- Nosotros ya nos íbamos… sayonara. – dijo el pelirrojo sin aparente emoción en la voz y al fin saliéndose del abrazo comenzó a caminar junto al rubio que le siguió al instante. Naruto se sintió vacío al deshacer el contacto con el tibio cuerpo de Gaara, el pelirrojo lograba sorprenderlo en cada momento… por alguna razón siempre lograba llegar justo a tiempo para salvarlo, pero prometía que apenas se recuperar ya no dependería más de su ayuda…
Sakura le sonrió y con un gesto de mano se despidió, a simple vista era una chica muy dulce, pero al parecer tenía una doble personalidad demasiado diferente. En cuanto los chicos estuvieron fuera de su vista se volteó a mirar a Sasuke con expresión severa.
- Te dije que la táctica del plan debía ser diferente… - le reprendió enojada.
- Lo sé… - le dijo Sasuke esperando por su ataque de histeria que misteriosamente logró reprimir.
- Uff… estuvo cerca… si no llego a tiempo, lo lías todo… - le dijo aun enojada.
- Como digas… ya vámonos. – volvió a decir Sasuke dándose media vuelta y caminando a paso firme y pesado.
Ahora lo comprendía más claramente, Naruto no había dicho nada de lo que le habían hecho porue no le convenía… tal vez fuera porque había sido demasiado débil ante Sasuke o tal vez porque… había algo que ocultaba.
Sasuke se llevó una mano al mentón, pensativo… definitivamente la opción primera no le convencia demasiado, pero eso de que Naruto ocultara algo tras ese gorrito que andaba trayendo y ese aspecto diferente que lucía… no sabía qué había cambiado, pero era diferente… ocultaban algo y estaba dispuesto a sacarlo a la luz.
Tal vez Sakura tuviera razón… la táctica estaba mal… pero podría lograrlo de la misma forma, una sonrisa casi macabra se asomó a sus labios… ya tenía el plan perfecto… sólo faltaba contárselo a Sakura.
Naruto y Gaara, por su parte, caminaban hacia la tienda donde había dejado encargadas las compras, apenas entró en el local, la chica salió casi corriendo con todas las bolsas en el regazo… tan atolondrada iba que por poco pierde el equilibrio y cae… claro que Gaara, siempre atento, la tomó nuevamente.
La chica se sonrojó, el rostro de Gaara estaba a unos centímetros del de ella y la tenía tomada en un abrazo que fácilmente se podría pasar por romántico, con un rápido ¿te encuentras bien? Y una respuesta entrecortada de afirmación, se separaron.
El chico de cabellos rojo intenso, no notó la mirada asesina que el rubio le dirigía a la chica y observaba la situación con bastante enojo… vaya a saber por qué, pero Naruto se sentía enfurecido con aquella chica que se atrevía a “caer” en los brazos de Gaara.
La chica estaba demasiado conmocionada, tanto que no reaccionó a nada y se quedó pasmada… no sólo por el hecho de haber estado por segunda vez en los brazos del apuesto pelirrojo, sino que además, su amigo que los observaba con una expresión extraña, era tan apuesto como el otro.
Gaara se despidió amablemente y volvió con un, extrañamente, silencioso Naruto…
Llegaron a la casa de Naruto, y entraron sin cruzar una palabra, ya había notado la insistente ley del hielo que le estaba haciendo el rubio, pero tampoco había insistido en el tema.
Naruto encendió las luces y suspiró, el departamento era pequeño y acogedor, había un desorden descomunal, pero nada de eso parecía importarle demasiado al pelirrojo que con toda confianza caminó hasta la mesa de la cocina y dejó las bolsas sobre ésta.
- Ya sé que no es como a lo que estás acostumbrado… pero ésta es mi casa… - le dijo Naruto hablando por primera vez desde que fueron a aquél local.
Gaara lo miró con ninguna expresión en especial y caminó hasta el sofá, donde se tiró pesadamente, rendido por tanto caminar cerró sus ojos y se dejó descansar.
Naruto lo miró un instante con detenimiento, era muy guapo… no podía culparlo de que las chicas lo persiguieran tanto… era delgado y muy buen formado, su ropa ligera resaltaba su atractivo natural y para qué decir de su cabello intenso como el fuego y sus ojos inconmensurables, de formidable belleza.
- ¿Te gusta? – preguntó Gaara con los ojos aun cerrados, tomando pr sorpresa a Naruto.
- ¿A… a qué te refieres? – preguntó nervioso por la inesperada pregunta.
- A lo que ves… - le respondió sin más el pelirrojo haciendo un mohín.
- Eh… eh… - fue lo único que pudo responder, Gaara lo había descubierto observándolo.
Su fosforito lo miró lascivamente y se sentó, apoyando el mentón sobre su mano.
Pensó en las palabras dichas por Sasuke… por alguna razón le daba la sensación de que escondían algo más que sólo lo que saltaba a la vista.
Siempre hacía alusiones al pasado, a veces tenía la sensación de tener vacíos importante en sus recuerdos, ¿podría ser que Sasuke supiera de eso? ¿sería que tal vez conociera algo que él no?
Dejó esos pensamientos de lado y miró detenidamente a Naruto, se sentía muy cómo con el rubio, casi como si le conociera desde antes… una punzada de dolor le atravesó la cabeza, esos eran temas prohibidos en su mente, una mueca de desagrado se le escapó ante aquél dolor y Naruto lo notó.
- ¿quieres que te muestre algo? – preguntó inocentemente al chico frente suyo, tal vez de esa manera se sintiera más cómodo ahí.
- ¿qué cosa? – volvió a preguntar Gaara.
- Sígueme… - le dijo el kitsune caminando hacia la ventana.
Gaara lo miró incrédulo, el chico estaba saliendo por la ventana de un segundo piso a esas alturas de la noche y le pedía que lo siguiera… de un momento a otro lo vio parado sobre el tejado que estaba a un par de metro de la ventana y en seguida se olvidó de todos esos pensamientos que había tenido… así como también olvidó el cansancio…
Saliendo cuidadosamente siguió a Naruto en medio de la noche, iluminada sólo por una media luna perfecta, a un lugar que sólo conocía Naruto…