Ya había llegado a su aldea, era de noche y nadie se encontraba fuera de sus casas. Las noches en el desierto eran absolutamente heladas, sin embargo Gaara se encontraba caminando sin polera y con un pequeño bulto en sus brazos.
Llegaron a su casa, estaba vacía y silenciosa… según Gaara, nada interesante, pero era enorme.
Apenas llegaron, fue a bañarse con agua caliente y a cambiarse de ropa… hacía un frío de muerte y él venía todo empapado.
Salió de su baño a ver cómo estaba su nueva mascota… pero no se había movido de su posición, lo cual le preocupó… llevaba así desde que lo había encontrado y quizás cuanto tiempo había estado ahí.
Gaara nunca había tenido nada a su cargo, excepto la aldea, pero nada que dependiera tanto de él… se preguntó si a lo mejor necesitaba comida e intentó darle algunas cosas… bastante novedosas a decir verdad, pero fue inútil… al menos el chico lo intentaba.
Al cabo de un rato, sin obtener resultados, se rindió y lo llevó la baño para lavarlo… estaba asqueroso e incluso tenía cosas pegadas en su pelaje.
Una vez terminada la labor, acomodó al zorrito sobre su cama, ya lo había lavado y no tenía ni barro ni otras cosas de procedencia dudosa… Gaara se sentó, se estaba estrujando los sesos para saber si debía hacer algo más por esa “cosa”.
Éste se removió incómodo cuando lo dejó de lado, era la primera reacción perceptible que tenía… el pelirrojo se acercó curioso hasta donde estaba el otro, no tardó demasiado en percatarse de que tenía una pata rota y en seguida fue a buscar unas vendas y cosas para curar a su zorrito… intentó curarlo de muchas formas, estaba de lo más concentrado ingeniándoselas para “arreglarlo”, pero finalmente no tardó demasiado, Gaara resultó ser excelente colocando las vendas sin molestarlo.
Esperó a ver si despertaba, pero parecía dormir más profundamente que antes, tal vez porque ahora estaba más cómodo.
Se sentó en el suelo a la orilla de la cama, su nueva “cosa” dormía plácidamente y tenía unas orejitas que llamaban mucho su atención… era una escena de lo más bella, probablemente Temari y algunas otras, habrían pagado por verla… Gaara tenía el mentón apoyado sobre la cama y molestaba al kitsune toqueteándole las orejas… sí, definitivamente el pelirrojo nunca había tenido una mascota.
Poco a poco el cansancio comenzó a recaer sobre el joven kazekage, desde que había vuelto a dormir, se le había vuelto un vicio… podía dormir horas y nada lo despertaba…
Temari y Kankuro estaban convencidos de que dormía por todos los años que no lo había hecho…
En seguida se recostó en su cama y apenas apoyó la cabeza, cayó dormido al lado del zorro. La cama de Gaara era enorme y su habitación no se quedaba atrás, además era la más apartada de la casa.
No era de sorprender que sus dos hermanos prácticamente vivieran ahí… a pesar de tener sus propias casas… típico… los mayores siempre se aprovechan del más pequeño…
El sol había comenzado a salir y le daba de lleno en la cara al pelirrojo de forma insistente, había olvidado cerrar las cortinas… se daba vueltas sobre la cama una y otra vez buscando oscuridad, pero para su mala suerte el ventanal era enorme.
Intentó darse la vuelta una vez más y sin previo aviso cayó de golpe al suelo. Después de aquél porrazo, definitivamente no había despertado de muy buen humor.
Gaara gruñó por lo bajo, había comprado una gran cama precisamente para que no le sucediera eso…
Parecía casi un sonámbulo caminando hacia la cocina por algo de comer, se había olvidado por completo de su mascota nueva.
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Naruto despertó con los primeros rayos del sol, la cabeza le dolía a mares y no recordaba muy bien lo que le había pasado, prefirió dejarlo para después… lo importante en ese momento era que su estómago le estaba reclamando como nunca antes…
Abrió los ojos perezosamente y se fijó en que no estaba en su habitación… ni en su cama…
Se sobresaltó al darse cuenta de que estaba durmiendo al lado de alguien y lo peor es que era un chico y un completo desconocido…
Intentó moverse, pero su brazo le dolía, se fijó bien y vio que estaba vendado… desvió la mirada nuevamente y como si de un balde de agua fría se tratara cayó en la cuenta de que su brazo en realidad era una pata de zorro.
Se levantó de un salto sin preocuparse siquiera por el dolor de su brazo ni de sus heridas… ¡se había convertido en zorro!
Intentó hablarle a Kurama, pero no le respondió… estaba profundamente dormido, de golpe recordó lo que había pasado el día anterior y la furia mezclada con la tristeza e impotencia se apoderaron de él.
Comenzó a desesperarse, odiaba a Sasuke, no podía creer lo que había hecho… se sentía idiota, un verdadero idiota!
De pronto el chico a su lado se movió repentinamente ¡lo iba a aplastar! Naru saltó como pudo de la cama y apenas llegó al suelo ruidosamente… reaccionó.
Tal vez aquél chico estuviera relacionado con Sasuke, estaba en peligro y aún no recuperaba ni su propio chakra…
Corrió y se escondió bajo un enorme y alto mueble, o quizás sólo le parecía demasiado grande porque ahora él era pequeño. Esperó a que el otro despertara… al principio vigilaba cada uno de sus movimientos, pero al cabo de un rato parecía como si fuese a dormir por toda la eternidad.
Hasta que al fin parecía haber despertado, pero no… el muy idiota se había caído de la cama, el pobre Naruto ya no podía más de la risa, no paraba de reír de la cara del chico al despertar por el porrazo.
Al fin se levantaba y podía verlo mejor… toda la alegría se le fue de repente, era el mismo ninja de la otra noche… el que había estado a punto de matarlo.
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Gaara no llevaba más que unos bóxer… después de todo no había nadie en su casa, el pelirrojo era bastante reservado y por nada del mundo se pasearía así delante de nadie.
Había sacado un refresco del refrigerador y ya volvía despreocupadamente a su habitación. Se quedó parado en el umbral de la puerta apenas vio las mantas que le había puesto al apestoso… ¡se le había olvidado! Corrió a mirar a toda velocidad… la verdad es que rogaba por no encontrar una plasta en su cama… o algo que alguna vez había sido un zorro…
Lo estaba buscando desesperadamente cuando sintió un pequeño ruido, venía de debajo de su clóset… se acercó sigilosamente hasta donde había escuchado el ruido, se agachó a mirar por debajo y efectivamente ahí se encontraba.
Estiró el brazo para sacarlo y el zorro sólo le gruñó ferozmente, mostrando toda su hilera de filudos dientes perfectamente blancos. Gaara sólo hizo caso omiso e intentó nuevamente, pero el kitsune se resistía y pegaba arañazos a diestra y siniestra.
Finalmente el pelirrojo perdió la paciencia con el antipático zorrito, le dirigió una mirada asesina y lo obligó a salir con su arena… el kitsune se resistía con dientes y garras literalmente… en cuanto el pelirrojo lo tomó, fue arañado salvajemente por él.
No había sido precisamente un encuentro que se llamaría amistoso…
Al poco tiempo Naruto se dio cuenta de que el ninja no pensaba dañarlo… o no al menos en su forma de zorro y aprovechando comenzó a hacer cuanta cosa se le ocurría en esa interesante casa… claro que no lo hacía adrede, pero su instinto más juguetón se había despertado y casi no podía evitar comportarse como un verdadero zorro. De hecho se sentía como si estuviera olvidando ser humano…
Gaara ya se había cansado de seguir al kitsune de un lado a otro, evitando que rompiera cosas… el pobre estaba que perdía los nervios… no comprendía cómo es que ese pequeño animal tenía tanta energía.
Ya habían pasado dos días desde que rescató al pequeño y parecía haberse recuperado completamente, a Gaara no le parecía un zorro común… no le gustaba comer cualquier cosa, lo único que le aceptaba era el ramen y de vez en cuando tenía actitudes bastante extrañas…
Sabía que debería de devolver a su “problema”, como él lo llamaba, al lugar donde pertenecía, pero sin quererlo ya se estaba encariñando.
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El apuesto kazekage se había tomado unas pequeñas vacaciones… toda la aldea de Suna hablaba de ello, sabían que el kazekage era muy serio… y siempre llevaba una barrera consigo, a pesar de las admiradoras que tenía, nunca ninguna de ellas lograba acercarse lo suficiente.
Y el que el kazekage tomara vacaciones era una oportunidad perfecta para acercarse al pelirrojo…
Lamentablemente él no había dicho a dónde iría… dejando decepcionada a varias de las chicas… ¿y porqué no decir que algunos chicos también?
…
Volvía a su casa después de dejar todo arreglado en su oficina, la cosa con pelos… como Gaara llamaba al zorrito, ya lo tenía estresado, no le dejaba hacer nada de nada… pensando en que Gaara adoraba dormir…
Por lo que, aprovechando que sus hermanos no estaban, decidió ir de vacaciones a algún lugar… nadie podría reprocharle nada, nunca se tomaba ni unas vacaciones cortas. Era la oportunidad perfecta.
Sacó un montón de envases de ramen y los preparó todos, los dejó a un lado de la cocina dentro de un gran bol y junto a ella puso un montón de agua. Se levantó y admiró su “gran trabajo” dejaría al zorro con comida suficiente para que sobreviviera mientras él tomaba unas vacaciones…
Se encaminó a su habitación y comenzó a hacer sus maletas.
Naruto observó con curiosidad eso que Gaara le había servido… era mucho incluso para él… el amargado chico, según Naruto, nuca era muy cariñoso con él, ni con nadie más según había visto en esos días.
Seguramente estaba tramando algo… lo siguió hasta su habitación y lo encontró haciendo una enorme maleta…
Ah NO! si piensa dejarme aquí abandonado está muy equivocado! Pensó el rubio cabreado porque lo iban a dejar tirado mientras el otro se iba de vacaciones…
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Gaara entró a la habitación que le habían dado en ese lujoso hotel, era grande y parecía muy cómoda. Tenía un enorme ventanal frente a la cama que daba hacia el paradisiaco y extraño lugar.
Tenía una geografía famosa por lo rara y hermosa que era, el lugar estaba situado justo frente al lago, de hecho la habitación de Gaara quedaba sobre el agua, sujetada por palafitos muy estilizados.
Había arrendado el lugar precisamente porque era muy relajante y nadie lo molestaría, una lancha estaba amarrada a la baranda de la escalera que bajaba hasta el agua.
En ella podría ir fácilmente hasta las famosas termas al otro lado del lago, asó como también podría conocer la cascada de la que todos hablaban.
Dejó sus cosas a un lado y abrió su maleta para sacar su traje de baño… ya quería probar el agua, en su aldea no habían piscinas ni nada parecido…
Apenas abrió el cierre de su maleta un zorro saltó de ella, intentando tomar aire. El pobre de Gaara quedó tan sorprendido que se quedó sin habla.
Apenas pudo reaccionar, frunció el ceño y comenzó a despotricar contra el zorro… pensaba haberse librado de su pequeño problema… pero últimamente parecía que el zorrito se le aparecía hasta en la sopa.
Naruto refunfuñaba internamente contra el malhumorado chico, ¡pero si él sólo había querido ir de vacaciones!
Se lo merecía… además no quería encontrarse solo junto a sus recuerdos… no quería por nada del mundo recordar a Sasuke.
Luego de un rato de que Gaara le estuviera enviando miradas de odio a Naruto, se levantó y tomó sus cosas… y antes de salir aprovechó de agarrar al zorro y bajar de un salto sobre la lancha.
Naruto estaba bastante sorprendido por la acción tan repentina del pelirrojo. Una extraña sensación le recorrió el cuerpo, al igual que la primera vez que se habían visto… podía sentir el tacto de la suave y marmórea piel de Gaara a través de su pelaje.
Miró hacia arriba, Gaara tenía el pelo de un rojo muy intenso, era alto y sus ojos eran profundos y hermosos, el verde aguamarina parecía resplandecer bajo los rayos del sol. Naruto tragó fuertemente, algo iba mal… su corazón palpitaba ferozmente, ¿acaso ahora le estaba dando taquicardia?
Fijó su vista nuevamente al frente, la lancha había comenzado a rugir bajo sus pies, o más bien patas. Estaban listos para partir a algún lugar del que no tenía idea. Pero aquella sensación tan extraña no terminaba por desaparecer… había estado mucho tiempo ya con él… pero de pronto esas sensaciones se habían instalado en él y no parecían querer marcharse.