Naruto no creía lo que veía… era el lugar más hermoso que cualquier otro que había visto, definitivamente el chico no tenía mal gusto para vacacionar.
Caminaron por un sendero que llevaba hacia adentro del magnífico lugar, Naruto le seguía de cerca, pero no le gustaba ir detrás del otro…
Lo observó aun algo amurrado, desvió la mirada del alto chico que caminaba delante suyo y observó por el costado del angosto camino. Había un pequeño barranco que iba a la par con un suave río.
Tenía curiosidad por saber hacia qué lugar llevaba aquella serpiente de agua, había visto parajes sublimes y sin comparación… suponía que nada podría sorprenderlo ya.
Un recuerdo fugaz le cruzó por la mente… el último lugar hermoso que había visitado había sido el mismo en el que Sasuke lo había engañado.
Su mirada se opacó al instante y su entusiasmo había sido borrado del mapa con tal facilidad que le llegaba a parecer irreal el que hace un rato atrás se hubiera sentido dichoso.
Había mucha gente circulando por el lugar, al parecer era bastante visitado, llegaron a una pequeña caseta que parecía ser una recepción muy rustica.
Entraron sin vacilar, las miradas se voltearon a ver a Gaara, pero él parecía simplemente no percatarse... esas miradas tan descaradas molestaron al zorrito.
Ignoró por completo esa extraña sensación e hizo caso omiso, siguió sigiloso al mayor, Naruto parecía pasar desapercibido ante las hipnotizadas miradas de los otros.
- Hola… pareces nuevo aquí… te gustaría que te enseñara unas cuantas cosas interesantes…? – le preguntó la pelo azul con una voz sugerente.
Una chica de pelo azulado y curvas bastante pronunciadas se le acercó inmediatamente a ellos… o más bien a Gaara, y con una sonrisa claramente coqueta le ofreció hacerle un “tour” a él.
- No… gracias… creo que puedo ir por mí mismo… - le respondió él con mucha naturalidad y con ese tono de siempre, que le daba un aura seria y atractiva.
- Oh… ya veo… no olvides que me encontraré aquí para cualquier cosa que se te ofrezca… - le respondió ella, guiñándole un ojo y dándose media vuelta.
Él ni se dio por aludido y siguió caminando muy seguro de sí mismo, era muy difícil acercarse a Gaara, siempre estaba esa sensación de estar muy lejos de él… era inalcanzable en tantas maneras diferentes.
Ante la actitud de esa “desagradable” mujer, Naruto no pudo evitar gruñir molesto a lo que recibió una mirada extrañada y fugaz por parte del otro.
Finalmente Gaara se había negado a la oferta de la mujer y había seguido tranquilamente su camino… esa indiferencia ante todo… era una actitud que siempre le llamaba la atención al rubio.
No conocía a nadie que se comportara de esa forma… sólo Sasuke se asemejaba a su forma de ser… pero había algo que los diferenciaba enormemente y que no tenía idea de qué era… sacudió la cabeza intentando sacarse de la cabeza todos esos pensamientos… debía olvidar al azabache a como dé lugar.
Gaara se había fijado en las reacciones tan curiosas de ese zorrito, no tenía idea de porqué había actuado así cuando la mujer se le había acercado… y como no lo comprendía, dejó de darle vueltas al asunto.
De pronto Naruto salió de su ensimismamiento y echó un vistazo al lugar en donde se encontraban.
Estaban en un lugar rodeado con enormes paredes de rocas naturales, estaba lleno de recovecos con aguas termales, unidas entre sí por un tranquilo río que se movía silencioso y a paso lento por el lugar.
Ya no quedaba mucha luz de día y la gente se estaba comenzando a retirar del lugar, el único sonido audible entre aquellas paredes era el rítmico correr del agua.
Tan impresionado estaba que no notó el momento en que Gaara había desaparecido, caminó admirando la inmensa belleza de las turquesas aguas. Poco a poco algo inusual comenzó a aparecer en medio de esos entrelazados ríos de aguas termales.
La luz se había ido junto con el sol, dando paso a una luz azulada y muy brillante… no, no eran antorchas…
El rubio caminó impresionado y totalmente emocionado… una sustancia que jamás había visto en su vida iluminaba el fondo de las aguas con más intensidad que nada… un celeste resplandeciente le otorgaba al lugar un ambiente mágico.
Caminó dando saltitos entre roca y roca, admirando sin cansarse la hermosura del lugar… cuando de repente quedó completamente embobado con lo que veía… a todo aquello que había pensado imposible de embellecer más… se había transformado en nada frente a lo que sus ojos veían…
Gaara estaba de espaldas a él que lo miraba con la boca abierta, el pelirrojo llevaba el pecho descubierto, y se bañaba en medio de una enorme posa con dos grandes cascadas por cada lado.
La azulina luz del fondo del agua resaltaba la lustrosa piel del chico, Naruto seguía la línea de cada uno de sus músculos al mover sus brazos… quería memorizar cada uno de sus detalles, no se detuvo a pensar en ningún momento acerca de porqué no podía dejar de verlo…
Gaara disfrutaba plenamente del lugar, era justo lo que necesitaba… ya no quedaba nadie más que él en el lugar, ¿cómo comprender que esas personas se fueran antes del mejor momento de aquél lugar?
No importaba… disfrutaba mucho más estando solo… decidió relajarse aún más y comenzó a juguetear con su arena… la movía sin esfuerzo alguno, de un lado para otro, dejando que ésta fluyera a su antojo.
Para el colmo de Naruto, su figura de adoración había decidido comenzar a enredar su arena en flujos que se entrelazaban alrededor suyo… era demasiado…
La dorada arena reflejaba la iluminación del agua y revoloteaba alrededor del intocable y perfecto cuerpo del que había sido su salvador.
Completamente hipnotizado por la imagen, Naruto, sin pensarlo comenzó a caminar hacia donde se encontraba Gaara… una extraña sensación se apoderó de él…
No era sólo eso que siempre sentía al ver al pelirrojo… era algo más, algo que no era del todo agradable ni tampoco le molestaba, simplemente era extraño…
Ignoró por completo aquello y siguió avanzando, sin darse cuenta de que estaba caminando sobre el agua y que eso sólo lo hacían los ninjas… no los animales…
Gaara seguía en su propio mundo, nada lo molestaba y eso era bastante inusual últimamente…
Se volteó al notar un chakra diferente, no vio a nadie.
De pronto su vista se fijó en un punto más bajo… era el zorrito anaranjado que estaba caminando sobre el agua…
Toda la arena que estaba siendo manejada por él perdió el control drásticamente… ¡un zorro que hasta el momento había considerado como eso… un simple zorro… estaba caminando sobre el agua!
Aquello lo había tomado por sorpresa y no pdo evitar retroceder ante el avance del otro, hasta toparse con la pared de roca a sus espaldas.
Una expresión muy extraña estaba impresa en el rostro del animal… Gaara se había quedado sin habla.
Naruto ya se había acercado a Gaara lo suficiente como para poder ponerle nervioso, por alguna razón eso le agradaba…
Sus actos estaban fuera de su propio control… nada le importaba en ese momento y nada lo haría detenerse para lo que fuera que hiciera… ágilmente se encaramó de un salto sobre el doblez que se formaba en la roca…
De esta manera quedó a la altura de la cara de Gaara, quien no había movido un solo músculo… el pelirrojo sólo le siguió con la mirada, de forma que en algún momento habían quedado nariz con nariz…
La extraña sensación de antes había vuelto a Naruto, pero esta vez con mayor intensidad… volvió a ignorarla…
Sin darse cuenta, su cuerpo había comenzado a cambiar… sus patas se estaban transformando en manos… su cuerpo se agrandó y sus pies volvieron a la normalidad.
Sin previo aviso, Gaara se encontraba frente a un rubio de unos ojos azules que combinaban con la maravillosa iluminación del agua… esos raros y hermosos ojos resaltaban sus rasgos… la nariz respingada y fina del de ojos azules topaba con la suya propia… y de alguna forma que no logró comprender el chico estaba encaramado a su cuello… demasiado cerca.
Ambas miradas se encontraron, verde y azul se mezclaban entre sí… observándose profundamente como si el tiempo no existiera.
Sus pupilas estaban dilatadas y ninguno se movía de su lugar… una sensación de calidez, diferente a la de las termas en las que se encontraban, los envolvieron placenteramente.
Esas miradas se conocían, pero ninguno de los dos se daba por enterado.
Un leve sonrojo se asomó a las mejillas de Gaara, sin embargo el rubio estaba eclipsado, completamente perdido dentro de esos ojos…
Como si de pronto se hubiera despertado de un sueño, el de ojos verdes reaccionó… estaba a menos que sólo pocos centímetros de un chico que se le había aparecido de la nada y ambos estaban medio desnudos… o eso quería pensar el pelirrojo…
Atónito… no podía articular palabra y sus labios se movieron como si de pronto un grito fuera a escapar por ellos, Naruto podía sentir el calor de esos labios tocar su tersa piel… no era del todo consciente de ninguno de sus movimientos y sus bocas se encontraban a la misma altura…
Sin previo aviso y sin siquiera quererlo, la arena reaccionó por el pelirrojo y separó a Naruto tirándolo al agua de golpe, aprovechando también para tirar a Gaara.
¡¿Dónde había quedado el zorro que había rescatado?!
Había estado a punto de… de… no podía ni siquiera terminar la frase… sólo sabía que frente a él ya no había ningún zorro…