Capítulo nº2: "En menos de lo que canta un gallo"
El sol había salido por completo hace unos minutos, y su hermano todavía no llegaba. Sabía que esas reuniones privadas con el Coronel tocaban su desempeño durante los últimos meses, por lo que era una reunión bastante extensa, pero sentía que ya era hora de que Ed apareciera. Además, se había esforzado en prepararle desayuno, y ya que no podía comérselo él mismo, esperaba que su hermano pudiese con semejante festín.
Ser una armadura era difícil de asimilar, aún después de los años que habían transcurrido desde que su cuerpo se había perdido por culpa de la alquimia. O mejor dicho, por culpa de su irresponsabilidad, por su infantil deseo de volver a ver la sonrisa de su madre.
"No, mi cuerpo no volverá buscando culpables de lo ocurrido. Debemos seguir adelante, y conseguir lo que hemos perdido. Estancados en el pasado no lograremos nada".
Lentamente se sentó en una silla junto a la ventana para ver a su hermano llegar, y apenas pudo ver una sombra acercarse a la puerta, Al se levantó de golpe y abrió la puerta antes de escuchar que la tocaran, pero al abrir, se encontró con algo inesperado...
*****
Sin ninguna prisa, Ed estaba por llegar a su casa, pensando en qué le diría a su hermano, sabía que jamás se tragaría el cuento sobre la "reunión privada" con Roy, Al era inocente, pero no estúpido.
Buscó en su bolsillo la llave para entrar, pero después de unos segundos recordó que la había olvidado sobre su cama antes de salir y tratando de parecer calmado, dió unos ligeros golpes sobre la puerta con su automail.
- Hermano, al fin llegaste. Tengo algo que decirte, ha venido...
- Lamento la demora, Al. ¿Hiciste desayuno? ¡Me estoy muriendo de hambre!
- Pero, hermano, escúchame, ha venido...
- ¡Vaya, mira este banquete! Es una lástima que no puedas probar ni un bocado, de seguro te alegraría saber que cocinas de maravilla.
- Hermano, será mejor que te des la vuelta- susurró Al, sabía que su hermano no le prestaría atención con tanta comida frente a sus ojos.
A pesar de haber desayunado en casa de Roy, la caminata lenta y tediosa lo había dejado sin muchas energías. Ya estaba estaba un poco sudado, y su vista estaba nublada, de seguro se desmayaría si no comía algo pronto.
- ¿Acaso no tienes modales, Acero?
"Maldición, hijo de... No podías dejarme en paz". Con el corazón acelerado a punto de salirsele por la garganta, Ed buscó con lentitud al hombre de aquella voz que provenía detrás de su espalda. En efecto, cuando se hubo dado vuelta por completo, observó lo que no quería ver. El coronel Roy Mustang estaba sentado en el sofá del salón, y a su lado, como un perro fiel a su amo, estaba la teniente Riza Hawkeye, su eterna enamorada. En ese momento, Ed sintió un cosquilleo por todo su cuerpo, y entrecerró los ojos. No sabía qué le hervía más la sangre: que Riza estuviese sentada junto a Roy ignorando que éste sería capaz de dar su vida por ella, o que Roy estuviese sentado junto a Riza ignorando lo que había hecho la noche anterior pensando en ella.
- Buenos días, Coronel. Espero que usted haya tenido una buena noche, yo personalmente no la pasé nada mal.
- Lo que hagas de noche es asunto tuyo, a mí no me incumbe en absoluto. Además, vengo por un tema bastante delicado. Te sugiero que pongas atención.
"Mierda, eres un desgraciado. ¿Cómo puedes tener esa mirada como si nada hubiese pasado entre nosotros? ¿Cómo carajo logras mirar a Riza con los mismos ojos los que me miras mientras me haces gritar tu nombre?". Tratando de calmarse, Ed pasó su mano por su cabello y se sentó frente a Roy. Si ese bastardo era capaz de actuar como si nada, entonces él también podía hacerlo. Debía hacerlo.
Mientras Al se sentaba junto a Ed, éste miró de reojo una carpeta que alguna vez fue blanca, pero de seguro que con el paso del tiempo había adquirido ese tono amarillento. ¿Tendría acaso esa carpeta alguna pista sobre aquella piedra de color escarlata que destruyó Xerxes en una noche? ¿Podría ser que finalmente podrían recuperar sus cuerpos originales?.
- Es la ficha del doctor Hans Romney. Tú y tu hermano viajarán a Xing para investigar sus estudios.
El corazón de Ed comenzó a latir más lento, y su respiración casi no se percibía. No era primera vez que viajaban, pero era la primera vez que eran enviados a otro país. ¿Quién era ese tal Romney y por qué era tan importante investigar a un extranjero? La mirada de Roy no ayudaba en nada, le estaba gritando a través de sus ojos que algo importante iba a pasar...