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final ALTERNATIVO de "Ciel Phanthomhive in a little trouble" por nofynoky

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Notas del capitulo:

Al fin logré actualizar!

de verdad espero que lo disfruten y que la falta de práctica no se note en el capítulo jejeje...

pero bueno... será el primero de una continuación nuevamente complicada... ojalá no les aburran mis nuevos enredos y es que de verdad ni yo me entiendo jajaja no sé como pero creo que no puedo comenzar a escribir nada sin antes intrincarlo todo :S

soy un desastre mental...

jajaja pero espero todo tio de comentarios objeciones y criticas ;) así que con confianza :D

El corazón de Ciel latía desbocado, aquél beso había sido un acto tan repentino e impulsivo que ni él mismo se lo esperaba, nunca había sido muy diestro en materia de expresar sus sentimientos.

Por un momento creyó que saldría corriendo de ahí o quizás esperaría a que se lo tragara la tierra, un cosquilleo le subió hasta las mejillas y su inquebrantable máscara seria e insondable se resquebrajó; estaba seguro de que su rostro expresaba cada uno de los singulares sentimientos que afloraban a él tan rápidamente que no lograba distinguir su verdadero estado de ánimo.

Haciendo acopio de valor miró nuevamente al rubio quien le devolvió la mirada y le sonrió tan sinceramente que no bastó nada más para recomponer a Ciel.

Adoraba que aquella sonrisa fuera únicamente de él y para él; Alois nunca dejaba de reír ni de buscar problemas, pero solamente cuando estaban juntos esa sonrisa tranquilizadora y dulce aparecía, aquella que le aseguraba que nunca sucedería nada malo mientras estuvieran el uno con el otro… aunque tenía muy bien en claro que estando junto a Alois las cosas nunca serían completamente buenas ni tranquilas.

Pero ahora que su confianza había sido renovada por el rubio, se daba cuenta de que nunca más a partir de ese mismo momento soportaría ver que esas preciosas orbes celestes miraran a otro con la misma intensidad con la que lo observaban a él, el tiempo parecía no existir, su única referencia y su todo comenzaban a girar en torno al causante de sus anhelaciones.

Su mente volvió a divagar, sumergido en la inconsciencia de un soñador… estaba hipnotizado por su perfección. Pronto volvió en sí, dentro de lo posible, y comprendió que tampoco podría ver esa misma sonrisa salir para alguien más; y por último cayó en la cuenta de que todo se resumía a que jamás toleraría verlo queriendo de esa forma a otro que no fuera él.

La amargura que le sucedía al simple pensamiento de perderle le invadió, Ciel le dedicó otra mirada y pensativo se mordió el labio inferior, tenía demasiadas cosas por aclarar aún, sin embargo, lo que en esos momentos no podía ni confundir ni obviar, era que no conseguiría seguir reprimiéndose de tal forma.

Con un paso decidido acortó más la distancia que los separaba; Alois, confundido por las inusuales acciones de éste, lo miró completamente extrañado y sin quitar su sonrisa, tan coqueta como siempre lo había sido, retrocedió casi imperceptiblemente al tiempo que el primero se acercaba más.

Pronto Alois descubrió que Ciel se había acercado tanto que no tuvo más opción que dar unos pasos hacia atrás, el pobre rubio estaba liado a más no poder, tanto así que ya comenzaba a pensar que él no era Ciel… después de todo no era algo que él haría ¿o sí?

Sumido en sus ambiguas cavilaciones, Alois no notó la inoportuna baranda de cemento que rodeaba el balcón. Sus manos se apoyaron nerviosamente en ella mientras observaba al chico a quién ya conocía muy bien; por su mente se cruzaron repentinos recuerdos que parecían tan lejanos que llegaba a dudar que le pertenecieran… volvió a posar su mirada en esa piel marmórea y perfecta, esos ojos que lo habían cautivado incluso antes de conocerlo y que ahora lo observaban… a él… y solamente a él.

Un rubor ligero se posó en sus mejillas, había sido completamente desarmado… desde el primer momento, recordaba vagamente cuando había investigado a un misterioso conde que parecía haberse involucrado en la muerte de su hermano pequeño.

Sólo había bastado una mirada para devastarlo… más eficaz que cualquier amenaza y cualquier arma esos ojos habían sido su perdición.

No pudo evitar bufar internamente, todo aquello le era foráneo y ridículo ¿cómo es que había confiado en la palabra de ese demonio tan demacrado y poca cosa? Después de todo lo ocurrido no le había tomado mucho descubrir que Claude había dispuesto de información errada… o más bien, le había engañado directamente para que cumpliera rápidamente con una venganza falsa e inducida.

¡Cuán cerca había estado de haberse convertido en una alimaña presa de aquél despreciable sujeto! Ciel se había convertido en cierta forma en un personaje enigmático, era la única persona que lo desconcertaba y que al mismo tiempo lograba mantener su atención puesta totalmente sobre él, nunca nada ni nadie lo mantenía tan interesado como él lo hacía. Su personalidad lo había cautivado de tantas formas posibles y ya no podía hacer nada… no había nadie en el mundo que pudiera compararse a Ciel, a pesar de ello ese interés que despertaba en él no era nada en comparación a todo ese matojo de sentimientos que sentía sólo con saber que el chico se encontraba cerca.

Si tan sólo se olvidara un poco de la realidad, entonces sabría que lo había conocido desde siempre, que era todo lo que tendría y necesitaría por lo que le deparara el tiempo y la vida. Le conocía tan bien que casi podría predecir sus movimientos y ésa misma era la razón por la cual estaba tan desconcertado… pero quizás, y luego recordó, nunca sabría lo que Ciel haría al momento siguiente… porque jamás terminaría de comprenderle.

Ciel era su misterio, algo que deseaba conocer con todas sus ansias y que nunca llegaba a lograr, su orgullo caprichoso no desaparecía y lo mantenía deseoso en todo momento… pero Ciel era demasiado orgulloso y egoísta como para darle la satisfacción… era el único que jamás le daba en el gusto. Por eso, entre otras cosas,  le admiraba…

Ciel lo fulminó con la mirada una vez más, de arriba abajo, apreciando lo guapo que era y lo improbable que resultaba encontrar tal perfección en el mundo. Inconscientemente se sonrió al pensar en lo mucho que le había cambiado desde la primera vez en que se vieron. Hace unos cuantos meses nunca hubiera pensado ni imaginado siquiera que alguna vez miraría a un chico de esa forma y menos llegar a quererlo tan desesperadamente como lo hacía.

Su mirada volvió a revolotear hasta sus labios que se curvaban perfectamente  en una sonrisa algo nerviosa, la reacción del chico le hacía gracia; una sensación incontrolable embotó su mente y sin ningún atisbo de duda en sus movimientos esta vez, colocó sus brazos a cada lado del rubio para asegurarse de que no tuviera posibilidad alguna de escape.

Por segunda vez se acercó peligrosamente a su rostro, sin embargo no le besó por la única razón de que adoraba ver su cara desconcertada y al borde del nerviosismo.

Ciel no tenía idea de que Alois podría lucir tan indefenso y adorable a la vez, sus facciones eran hermosas y no lo podía negar, pero había algo en él que lo caracterizaba y que nunca había encontrado en nadie más, era simplemente perfecto. Además no por nada era tan cotizado entre las damas de la alta sociedad… aunque dudaba seriamente a que el chico se percatara de ello y por alguna razón ello le agradaba.

Ciel ya lo había comparado antes con un ángel, pero también sabía que su carácter era peor y más cambiante que cualquier demonio y su apariencia sólo era una ayuda más para caer en sus redes de araña… y no le importaba estar atrapado en ellas, ya no luchaba por salir… después de todo prefería romper poco a poco cada uno de los hilos de seda a su alrededor; únicamente para ver la desesperación de la araña y sus vanos esfuerzos por mantenerlo ahí… tal y como estaba haciendo ahora.

-          ¿Quién es el que no puede resistirse ahora? – preguntó Ciel con una mirada presumida y arrogante.

Alois bufó tras la burlona pregunta y desviando la mirada hacia el suelo intentó no entrar en su juego… era tarde, Ciel pudo apreciar un leve sonrojo que le comprobaba la efectividad de sus palabras por sobre cualquier otra cosa.

Haciendo caso omiso al desprecio que Alois hizo con un pequeño ademán, rozó con la punta de su nariz la suave piel de sus mejillas y prosiguió a recorrer lentamente con sus labios hasta su cuello, sintió al primero temblar y reclinar ligeramente su cabeza hacia atrás… sonrió ante su triunfo.

Ninguno de ellos pronunciaba una sola palabra, Ciel porque estaba demasiado ocupado y Alois… bueno, se podría decir que sólo se concentraba e intentaba con todas sus fuerzas no soltar ningún gemido por leve que fuera; sabía a la perfección que Ciel lo estaba disfrutando, que su diversión también estaba centrada en doblegarlo y a que se comiera las palabras de la última vez… se negaba rotundamente a ser vencido.

Si Ciel quería jugar sucio… entonces él también podía.

El rubio ya no podía seguir así pero tampoco se resignaba a ser dominado tan fácilmente, ya estaba en el punto de contener la respiración y cerrar sus ojos con fuerza… si había algo que admitir era que Alois nunca imaginó lo bueno que era Ciel en ello, sentía cada electrizante toque que el otro hacía contra su piel. Un rastro de escalofriante placer dejaba tras de sí cada vez que jugueteaba sobre su cuello de esa forma.

Finalmente su resistencia se había agotado y la única forma que se le ocurría para encubrirlo era pasando sus manos detrás por de Ciel aprisionándolo seductoramente, sorprendido, el pelinegro fue bruscamente dado vuelta contra el barandal, cambiando repentinamente sus papeles.

Alois sonrió confianzudo al haberse hecho con el control, ahora era su turno para doblegar al otro. Sin perder más tiempo envolvió los sentido de Ciel con un beso apasionado, lentamente había comenzado a bajar sus manos desde la espalda del chico y recorriendo todo el trayecto hasta sus muslos, sus piernas se encontraban a cada lado de su propia cintura y pudo sentir cómo se estremecía bajo su tacto y no mucho después un jadeo ahogado por la fogosidad de su beso.

Seguramente podría haberse acabado el mundo alrededor de ellos y jamás se hubieran percatado, cada sonido del exterior había sido acallado por sus latidos y la cabeza les daba vueltas; como si todo lo demás se hubiese desenfocado en una lejanía ilusoria, su único punto de referencia se  había convertido en el otro, lo único que sus ojos veían y lo único que eran capaces de percibir eran las caricias del otro.

Aun sentado sobre la baranda, Ciel pasó sus brazos por el cuello del rubio y acariciando su cabello lo atrajo más hacia, más cerca de lo que creía posible y finalmente enrolló sus piernas alrededor del de cabellos dorados y mirada celeste, notaba cómo sus acciones afectaban al chico.

El beso se ralentizó un poco y en ese momento Alois aprovechó para pedirle permiso a los labios del pelinegro con la punta de su lengua, pasando por la suave comisura de su boca y catando esos dulces labios, cuando al fin comprendió a lo que sutilmente lo instaban, profundizó el beso cálidamente.

Sus manos volvieron a encontrarse con la ya conocida y memorizada espalda del otro; acariciándolo con el amor que era incapaz de expresar en mundanas palabras volvió a bajar y lo levantó con firmeza y con tal sutileza que apenas si sintió el cambio, su trabajo no se había dificultado demasiado puesto que Ciel no parecía querer aflojar ni un ápice sus piernas ni sus brazos que lo sujetaban vigorosamente.

De pronto y como en un ensueño irreal ya habían llegado hasta la cama, Alois se colocó discretamente  sobre el niño de los ojos más profundos y vivos que había visto en su vida. En sus movimientos había tanta delicadeza que Ciel no se dio ni por enterado del cambio de lugar.

Ambos se separaron reacios a terminar de besarse y fue entonces cuando se vieron jadeantes, los dos rieron nerviosos, ya se habían besado varias veces pero aun así cada una de ellas despertaba la misma pasión y emoción que la primera, no obstante y a pesar de esto, cada beso tenía su marca personal.

Con una sonrisa de medio lado y una mirada pícara e interrogante Alois jugueteaba con los botones de la camisa del otro conde hasta que terminó de desabotonarlos con una nueva intensidad en los ojos.

Ciel por su parte le dejaba hacer, disfrutaba de sus jueguecitos, pero le gustaba mucho más ver esas expresiones tan atractivas y cambiantes que el chico acostumbraba a hacer, se veía de alguna manera… sexy.

Los segundos habían comenzado a ser más consistentes en su mente y ello empezaba a impacientarlo un poco, deseaba tenerlo todo y sin esperas ni rodeos, pero el rubio se lo hacía difícil… siempre se lo había hecho difícil.

Alois volvió a besarlo, intuyendo quizás la impaciencia del otro y al mismo tiempo aprovechó para colar una mano por su vientre y pecho proporcionándole un goce que sólo él podría entregarle.

Aquellas corrientes eléctricas que antaño lo recorrían por completo cada vez que Alois osaba a rozarlo mínimamente volvieron con mayor intensidad que antes.

Nunca en su vida se había sentido tan bien, las sensaciones que lo recorrían con cada toque que le suministraba el rubio iban más allá de su imaginación, eran tan intensos que difícilmente lograba tener autocontrol, tanto así que incluso intentaba rehuirlos por temor a lo desconocido. Estaba casi seguro de que su cuerpo mismo no aguantaría otra descarga de semejantes sensaciones.

Su piel se volvía de gallina a cada momento en que el de ojos celestes se le acercaba, Alois posicionado convenientemente sobre él, lo miró triunfal con su típica cara de presumido que colocaba cuando deseaba molestar a alguien… más específicamente a Ciel.

Luego su expresión se suavizó con mayor ternura y lentamente se inclinó hasta su cuello donde comenzó a besarle hasta encontrar el punto sensible donde el chico ya no podría resistirse y en aquél momento supo que lo había encontrado con éxito cuando un jadeo incontenible se escapó de entre sus labios.

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Mientras tanto un ostentoso carruaje se acercaba a gran velocidad por el camino que llevaba a la mansión Phantomhive, el personaje a bordo llevaba una molesta mirada que dejaba entrever su malevolencia. Poco le importaban los otros y nada lo seducía más que el dinero; sólo necesitaba una excusa y el tiempo se agotaba.

Poco a poco se comenzaba a divisar la imponente silueta de la mansión a la que se dirigía, una mansión que le desagradaba por el sólo hecho de saber a quién pertenecía… sin embargo no se hubiera acercado nunca si no tuviera fuertes motivaciones de las cuales ninguna podría beneficiar al conde dueño de tal propiedad.

No obstante la falta de escrúpulos y la avaricia le daban la libertad de hacer lo que le plazca sin ningún atisbo de remordimiento… ahí iba un visitante poco agradable y que no significaba más que problemas. 

Notas finales:

okey... quizás podría haber seguido pero ya eran muchas páginas... les gustó? espero sus reviews! y creo que actualizaré relativamente pronto... ya saben cuánto adoro todas sus opiniones! 

con mucho cariño NofyNoky :) nos vemos!

PD: Algún review? e.e


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