-Has estado evitándome en la práctica, ¿hice algo mal? –Aun que ya sabía la respuesta, pero quería oírla de sus labios, el de lentes no respondió. –Ya veo… Los chicos irán a comer sushi más tarde, no iré así que no te preocupes y ve con ellos. –Por un instante el de gafas quiso decir algo pero se mantuvo callado e inexpresivo, hasta que Fuji se despidió. –Tengo que pasar a comprar unas cosas para la cena, así que continúa solo… adiós.
Había veces en las que le pedía que le acompañara pero sabía que el de gafas no quería en este momento estar con él.
Fin del flashback.
Ya hacia una semana de ello y tenía que regresar solo a casa. Extrañaba que le conversara o en los pequeños detalles que mantenían su amistad, si bien Fuji era quien más se esforzaba en mantenerla, Tezuka solo le había sido leal en una promesa, que cuando se recuperara de su lesión jugaría contra él, promesa cumplida hace un tiempo. Al llegar a la casa, pensó en llamarle, pero no lo hizo.
Así pasó otra semana, sin noticias de él; no había ido a las prácticas ni a clases; Tezuka ya comenzaba a sentirse preocupado. Esa tarde pasó por fuera de la casa, no vio luz, quizás no había nadie.
-<> -Desaparecer dos semanas sin aviso alguno, preocupando al equipo y a él.
Luego de hacer los trámites que debía hacer, fue a tomar el metro; antes se había dirigido en autobús, ya que el recorrido de este pasaba por la casa de Fuji. -<> -pensó y se subió al metro.
Esa noche, su teléfono móvil sonó muchas veces; pero Tezuka no lo había escuchado; al percatarse de que tenía llamadas perdidas y luego de reconocer el número, decidió devolver la llamada.
-“¿Diga?”
-Buenas noches.
-“¿Tezuka-kun?”
-Si; tengo una llamada de tu hermano.
-“¿De Syu-chan?... espera ya te lo paso, el pobre no se ha sentido muy bien”.
-Gracias
-“¿Aló?”
-Tenía una llamada tuya.
-“Ah… eso… quería saber cómo habían estado las practicas, llamé a Oishi pero no contestó”
-Bien.
-“Ya veo”
-Tu hermana dijo que no te sentías bien.
-“Un resfrío, además que el pie me molestaba un poco… ya estoy mejor”.
-Supongo que irás a la práctica.
-“No creo que pueda, me iré de viaje unos días… no se preocupen, en cuanto vuelva me pongo al día”
-Ya veo.
-“¿Tezuka?”
-¿qué?
-“no… no es nada… bueno nos vemos en unos días”
Y así fue, Fuji apareció luego de unos días, algo delgado y pálido. Fue directo al trote y con su sonrisa tan característica y se acercó a Tezuka susurrándole al oído:
-Tengamos un partido.
El de gafas tendió a sorprenderse un poco pero no se negó.
-Te espero a la salida.
Adelantó al capitán para luego no hablarle en el resto de la práctica. Al finalizar, Inui se acercó al sonriente y le preguntó algo que dejó impresionado a todos.
-Fuji-sempai. Dicen que te transferirás a un instituto en América ¿es cierto?
-Como siempre, no se te escapa ninguna. –Respondió sonriente.
-¡Fuji-sempaiiiiiI! ¡No te vayas!!! –se acercó un lloroso Eiji.
-Es un buen internado y hay club de tenis por lo que podré seguir jugando.
-Ya veo… -Respondió fríamente el capitán. –Pues da lo mejor de ti allá.
-Gracias.
-¿Cuándo serás transferido? –Preguntó Oishi.
-Mañana. Ya dejé todo listo.
Eso fue algo repentino para todos y en especial para Tezuka quien solo tendió a correr la mirada. La tarde siguió normalmente y quizás algo triste, más para cuando la lluvia hace presencia sin tregua alguna; mirar por la ventana era casual, pero esta vez resultaba distinta, triste y algo rabiosa dependiendo de cada uno. Contando las horas para aquel juego, el último en contra de su mejor amigo, su amado amigo, aunque sentía rabia consigo mismo después de aquella vez. Un mensaje interrumpe en su mente:
“Con esta lluvia, no jugaré contigo.
Espérame a la salida”
Sintió rabia -<< ¿para qué quiere que le espere? ¿Para hablar?>> -No estaba preparado para hablar aun, por eso jugar era la mejor opción, y ya que está lloviendo; no será posible hacer todo más cómodo para él.
Para el capitán fue de la misma forma, sabía que hablar no sería fácil; pero Fuji se iría mañana, su amigo más leal, pero también el que posiblemente le causara sus mayores confusiones. Al salir no lo vio en ningún lado, pensó que no le habría esperado y se dispuso a caminar. Al llegar a la esquina, notó que en la otra se encontraba Fuji refugiándose de la lluvia; su cabello estaba mojado y tiritaba a causa del frio, el día había estado despejado durante las prácticas y por ende nadie había traído chaqueta ni paraguas. Decidió acercarse.
No quería hablar las cosas y por ello no esperó a que el capitán saliera de clases; se apresuró en correr bajo la lluvia y llegar rápido a casa; Para su desgracia la lluvia cada vez era más agresiva y tuvo que refugiarse en una esquina y aguantar un poco el frio. Cuando vio al de gafas caminar hacia él; con su cabello empapado y su ropa en igual estado, frente a él; no quería verlo, no quería hablarle.