-No esperaste.
-Con esta lluvia, salía mejor ir a casa por un paraguas ¿no crees?
-Hace mucho que no llovía de esta manera.
-Lo sé.
-será mejor buscar un sitio donde esperar que pase. –Se sacó su chaqueta, -Póntela, estas temblando.
-Gracias.
-No es mucho y también esta mojada, pero podría abrigarte… busquemos un sitio mejor.
-¿Y tú?
-Caminemos.
Fue un silencio abrumador. El frio era bastante y mas para el que solo estaba con lo puesto, ya que le había pasado la chaqueta a su compañero; notó que este comenzaba a cojear.
-¿Estás bien?
-Parece que me torcí corriendo de la lluvia. –sonrió.-No es nada… -llegando a la estación volteó a verle. – Mi casa es la que esta más cerca, mi hermana debe estar preocupada porque no eh vuelto.
-Vamos, te dejaré en tu casa.
-Está bien. –sonrió nuevamente.
Al llegar vio como Fuji era regañado por su hermana y de inmediato envió a ambos a sacarse esa ropa húmeda y a ponerse algo seco. EL cuarto estaba ordenado pero vacio, viendo a lo más las maletas de su compañero quien buscaba un par de toallas y algo de ropa seca.
-Se que te quedará un poco chico pero úsalo mientras se seca tu ropa.
-Si.
Se sacó sus gafas y se cambio para arriba, al voltear un poco se percató de que su compañero estaba sacándose la polera; su abdomen perfecto y delgado, goteando por los restos de lluvia que caían de su cabello hacia su pecho. No pasó mucho para que su compañero se percatara de que le observaba.
-Deberías terminar de cambiarte o resfriarás.
-Lo sé… iba a pedirte algo para los pies.
De inmediato buscó un par de calcetines y se los pasó para luego vestirse rápidamente. Golpea la puerta su hermana y entra con dos tazas de leche caliente para que calentara el cuerpo un poco, luego le dijo a su hermano que tenía una llamada de su madre que estaba de viaje haciendo los trámites para su traslado.
-de seguro olvidó algo, ya bajo a llamarla. Quedas en casa Tezuka.
Bebió lentamente puesto que su mente estaba concentrado en aquel cuarto que ahora lucía frio. Notó un par de papeles en el escritorio y los miró. Eran un par de exámenes médicos.
-Espero no haber tardado mucho. –dijo su compañero al entrar.
-¿Qué te pasó en el tobillo?
-Ah, veo que leíste eso… no es nada, solo tengo que cuidarme un poco.
-¿Hace cuanto que estas lesionado?
-Puedo correr normalmente durante un rato. Pero aun me quedan un par de meses de recuperación para que el hueso se una bien.
-¿Por eso no venias?
-Si… estaba cruzando y no noté que había un auto a toda velocidad. –se sacó el calcetín exhibiendo una operación reciente. –Mi tobillo quedo roto, pero tiene arreglo.
Se acercó a su compañero y observó aquella marca. -¿Y así querías jugar? –se había molestado un poco al saber lo descuidado que estaba siendo con aquella lesión.
-Pensé en Alemania antes que América; pero oí muy buenos comentarios de cierto doctor.
-Ya veo…
-Tezuka… -vio como el de gafas le vio como preguntando un ¿qué? – Antes de irme… quisiera…
-Sobre lo que ha pasado últimamente… -se sentó. –no tienes por qué preocuparte.
-¿Qué?
-Lo ocurrido en mi casa, y después… si no te tomé en cuenta era porque… tenía la mente en otras cosas, solo eso… no era que no quisiese que anduvieras cerca.
-Aun así… Tezuka lo que pasó en tu casa… -agarró los papeles y los metió en una carpeta para luego guardarlo en su maleta. –quizás sea mejor que me vaya a América por un tiempo por eso también.
-¿A qué te refieres?
-Me gustas Tezuka… más de lo que imaginas.
El silencio invadió el cuarto creando una atmosfera bastante desagradable; Fuji no quería ser odiado por él pero si no lo decía iba a enloquecer. Necesitaba oír una respuesta la cual no oía.
-No te pido que me correspondas ni nada, solo quería que lo supieras antes de que me fuera. Quiero poder volverte a ver a la cara y que seamos los amigos de siempre, pero si no me voy no creo ser capaz de lograrlo.
Tezuka volteó dándole la espalda y se quedó callado viendo hacia la ventana.