Al volver de sus pensamientos vio que Tezuka estaba vestido, apunto de cruzar la puerta y salir. Momento de aclarar las dudas.
-Tezuka-buchou…-llamó seriamente, levantándose del asiento. El aludido volteó, expectante y alerta por el cambio de actitud del regular.
– ¿Por qué hace esto? ¿No sería más lógico que exigiera otra clase de pago? – preguntó, tratando de mantenerse calmando, aun cuando sus sentimientos ahogados chocaban contra sus dientes. Estaba frustrado, aunque no lo mostrase.
El aludido no respondió de inmediato, tal vez pensando que decir. Al ver que no aún no contestaba, decidió aventurarse con otra pregunta.
– ¿Y qué me dice de Fuji-senpai…? ¿Le exige la misma clase de pago o algo peor? – su interior ardía en fuego, la ira empezaba a brotar sutilmente; pero mantenía su expresión indiferente, regulando su tono de voz.
Kunimitsu se le acercó un paso, Ryoma no retrocedió. Sus miradas fijas se encontraron, analizando la expresión del otro. El mayor soltó un amargo suspiro.
–Sabía que esto pasaría, pero fue más pronto de lo que pensé– le respondió al chico –La razón por la que hago esto es sencilla pero no la más inteligente: poder obtener a Syuusuke– el o’chibi no entendía por no decir que le sorprendió la aclaratoria; si a quien quería realmente era a Fuji ¿que tenía él que ver con todo eso? Justo cuando iba a preguntar, Tezuka se apresuró a responder, previendo su duda. –Tu figuras en todo esto por una razón, le gustas a Fuji, eres un estorbo para mí– le espetó fríamente. El chico no se esperaba eso ¿le gustaba a su senpai de Seigaku? ¿A ese retorcido y extraño senior? ¿Cómo era posible? además, le estorbaba a su capitán y no deportivamente hablando pero ¿por qué?
Al verle de frente, la respuesta le cayó como un rayo.
–No es de mi especial agrado pero Fuji-senpai gusta de mi…–miró a su buchou y tragó saliva, temiendo la respuesta – y Tezuka-buchou gusta de…—el capitán continuó su respuesta, casi en declaración –él– lo miraba fríamente, de la misma manera en que corrige a los novatos en los entrenamientos.
– Lamentablemente se fijó en ti antes de poder hacer algo–
–Pero yo no… – repuso el o’chibi algo perturbado –Sé que no sientes nada por él–cortó la frase de Ryoma –pero igualmente eres un estorbo para mí– dijo escuetamente.
–Aún no entiendo de que va todo esto– explotó Echizen, esa pregunta que tenía guardada le quemaba la lengua –¡¿Qué diablos tengo yo que ver en todo esto?! – la rabia que sentía le hacía querer golpear a Tezuka, su paciencia tocaba el límite pero la violencia no era una opción. El sentido común le decía que estaba más que claro quién ganaría en un uno a uno: un chico de séptimo contra uno de noveno. Decirle a alguien y pedir ayuda no era una opción, no podría excluir su parte de la culpa.
–Es simple– respondió tranquilamente Kunimitsu – Los dos tienen algo en común: son tercos, a su manera– miró al chico, este parecía no entender. –Ambos son ambiciosos y tercos, pidiéndome que les entrenara aun sabiendo que somos rivales aún dentro del mismo equipo- hizo una pausa esperando alguna reacción del otro, éste solo asintió –Continúa– pidió el novato.
–El punto es que tienen un patrón en común, sé que son orgullosos como para dejarse hacer simplemente, por lo que decidí mantener en secreto toda esta situación. Pero también son competitivos y sus objetivos son tan fuertes como su terquedad– se sentó al lado del chico, que permaneció de pie al cercano al banquillo.
–Yo deseo a Syuusuke y él te desea a t, imagínate como se sentiría él al saber que hago exactamente contigo lo que él quiere hacerte– una amarga sonrisa se extendió por su rostro. –La verdad, somos igual de retorcidos –entrecerró sus ojos castaños – Ya que no puedo tenerlo, me conformo con sólo sentirme dentro de él. Aunque sea sólo carnal, aunque te hayas visto involucrado en todo esto– elevó la mirada hacia la ventana, el brillo de la luna se reflejaba en el cristal de sus lentes.
–Fuji-senpai aceptó tener relaciones contigo cómo forma de pago, con la excusa de acercarme a mí ¿cierto? – su tono reflejaba calma, al fin comprendía perfectamente todo y de cierta forma volvía a ser el chico serio y seguro de antes.
– …te usa como mediador– continuó Echizen, quien volteó para quedar cara a cara con Tezuka. Al fin, la imagen del Ryoma que hace poco Kunimitsu no veía, se presentaba acosándolo con afirmaciones que hace tiempo alguien como él debía haber pensado. De haber dicho, más que todo.
–Ciertamente…–una sonrisa propia de él tenista mayor se curvó en sus labios –Eres inteligente, Echizen– concluyó Tezuka.
El chico le devolvió la sonrisa, mucho más concentrada. Algo ponzoñosa.
–Y déjame decir algo mas–apuntó, dejando en suspenso la frase hasta retener toda la silenciosa atención de ese par de ojos castaño miel sobre sí –Deberás encontrar otra forma de acercarte a Fuji-senpai, porque renuncio a tus clases-.
Se anticipaba a una aclaratoria como aquella.
–También me esperaba esto- dijo Kunimitsu sin perder su amago de sonrisa –Eres un chico predecible, Echizen Ryouma, pero no subestimable-
–Predecible no– corrigió –…tenaz, si– su miraba reflejaba todo lo que quería decir ni más, ni menos –Ya no necesito tus clases, aprendí lo suficiente, me encargaré del resto para vencer a mi padre– se dio vuelta para dirigirse a la puerta, con la mano en la perilla, hizo un último comentario.
–Por cierto…creo que te irá bien con Fuji-senpai, tienes dotes de conquistador aunque no parezca y en cierto modo se ven bien juntos…pero quien sabe– dijo con aire burlón y seguro, característicos del pequeño genio de Seigaku. Abrió la puerta y justo antes de cerrarla, dejó audible en el aire su más característica línea –Mada mada dane–
A la mañana siguiente Ryoma se presentó temprano a clases, ese día no tenían práctica del equipo así que Sakuno y Tomoka aprovecharon para invitarle, obligarle, a comer helados juntos. Horio se infiltró en esa salida, arruinando los planes de la nieta de Ryuuzaki, junto con Kachirou y Katou.
Al final del quinto período, en la entrada del campus de Seishun Gakuen se encontraban los estudiantes de noveno gradeo. Divisó a Tezuka y a Fuji cerca de la salida.
Se acercó a sus Capitán de equipo, levantó la mirada hacia su senpai, con la mano en los bolsillos; éste le devolvió el gesto. Ryoma pudo notar que llevaba su bolso de tenis a la espalda.
– ¿Van a practicar? – inquirió el chico, en ese instante se acercaba lentamente Syuusuke, con su bolso a la espalda y su típica y por demás indescifrable, amable sonrisa.
–Las clases no han terminado– respondió Kunimitsu con una leve señalización con la mirada hacía el tensai. A lo lejos, Fuji saludó al novato elevando su mano, y éste le devolvió el gesto con un ademan de cabeza.
El tenista bajito pasó por un costado hacía la salida, susurrando cerca de Tezuka, inquisitivamente –Ve por él– sin necesidad de dar nombres, sabía perfectamente a quien se refería. Echizen salió a paso lento con las manos en los bolsillos, detrás de él corrían Sakuno y Tomoka “– ¡Espera Ryoma-kun! –” gritaron al usonimo, y más atrás de ellas corrían Horio y sus amigos.
– ¿Qué tanto hablabas con Echizen-kun, Tezuka? Es raro verte entablar conversaciones seguidas– Preguntó tranquilamente el otro senior, arqueando levemente una ceja –Nada importante– respondió sin prisa saliendo del campus, hizo un amago de sonrisa para sí y se adelantó. Syuusuke se quedó atrás algo confundido “¿Y a este que le pasa hoy?” Pensó por un momento, mientras Tezuka analizaba para sus adentros todo lo vivido y por vivir.
Fuji alcanzó al otro por el camino, pensando que algo era distinto en su amigo; un cambio que para Tezuka, era mucho más de lo que Fuji creía. Un cambio que le anticipaba “Hoy se lo diré”.