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Rojo Fantasía por Glax Trancy

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Notas del capitulo:

Capitulo 2, disfruten x3



 

 

 

Amarillo, rojo... Verde. Lentamente los colores del semáforo iban cambiando, mientras mi ansiedad incrementaba con cada segundo. Sólo era mi hermanito. Entonces...

... ¿Por qué me ponía así? 

Tal vez es producto de mi imaginación. Aunque no negaré que le extrañé en demasía. Sus chistes tan extremedamente malos, fatales, diría yo. Te hacían reír con solo ver su rostro al contarlos. Arien tenía varias cualidades que lo hacían el hermano perfecto. Lástima que me tocara por gemelo un idiota como Angello y no él.

Me pregunto... ¿Habrá crecido mucho? ¿Su cabello estará más largo o corto? Tendrá... ¿Novia?

Entre tantos pensamientos tontos, llegué al aeropuerto. Se supone que la llegada de mi hermano era a las 16:00. Y yo, llegué 2 horas antes. No tenía nada mejor que hacer y si corría con suerte, conseguiría el número de alguna chica linda de esas que sobran en un aeropuerto tan concurrido como este. 

Bajé del auto y con mucha pereza caminé hasta adentrarme al establecimiento. Habían pasado 3 años y 9 meses exactos desde que Arien se marchó a Suiza. Según nos dijo nuestra madre, Arien le contó en una llamada de las que solía hacer, que regresaría 5 años después. Al parecer, su regreso fue mucho antes, pues se adelantó 2 años. 

Compré en una mini tienda cercana, algunos dulces, chocolates y una mini tarta de manzana y algo de beber. Si iba a esperar, tenía que estar cómodo. Luego de pagar me dirigí hasta un conjunto de 5 sillas de metal, una al lado de la otra y me senté en el medio. Tenía vista clara de todo el aeropuerto, así que claramente divisé a una chica. Castaña, piel oscura, ojos negros y una linda figura. Ella me sonrió, haciendo unas señas con la mano y luego siguió con su camino. Su nombre era Elise. Llevaba ya 1 año tonteando con Angello y el nos presentó. A mí como "el gemelo traído por el mismísimo satán" y a ella como su "novia".

Fue cuando recordé el día en que Angello se marchó. Fue 6 meses luego de que Arien se fuera a Suiza. Lo único que nos dijo a mamá y a mí, se limitó a un simple: "Tengo que seguir con mi vida". Por obvias razones, yo continué viviendo en casa de nuestra madre. La partida de Arien le afectó bastante, y al saber lo de Angello, se puso mucho peor. Decidí quedarme con ella, luego de que me confesara que no quería perder a todos sus hijos.

Tal vez por esa razón, casi se desmaya de felicidad al saber del regreso de Arien... Me froté las sienes. Todo este asunto me tenía estresado, sin importar lo que hiciera, desde hace 1 semana, que mi hermano llamó para confirmar que regresaría, no he logrado pensar en cosas que no sean él. Maldito mocoso. Como lo extraño...

Suspiré recargándome del asiento, saqué una gomita de mi bolsillo y recogí todo mi cabello en una coleta baja. Tenía un inmenso calor, y mi cabello no ayudaba mucho. Mamá y Angello siempre me recriminaban el no cortarme el cabello. A diferencia del mal cortado cabello de mi gemelo, el mío llegaba a mi cintura. Al vernos de espaldas, eramos totalmente distintos, pero si nos colocaban frente a frente, se notaba que eramos gemelos. Ambos de cabello negro y lacio, ojos color ámbar y la misma tonalidad de piel que nuestra madre: Pálida. El cabello y los ojos, lo heredamos de nuestro padre. Mamá nos sabía reconocer, por una pequeña marquita que yo poseo en la parte izquiera de mi labio superior la cual ella llamaba "instinto materno" pero de no ser por esa cicatriz, ni ella nos reconocería. Sólo Arien nos sabía reconocer antes de que yo obtuviera cicatriz causada por una de mis locas aventuras en peleas callejeras... 

Por el contrario Arien no se parecía a nosotros en nada. La única cosa que nos sabía hermanos, era que los 3 poseíamos un lunar casi cuadrado en el bajo vientre. Recuerdo cuando se lo vi por primera vez, fue en la piscina que tenemos en el patio. Él nunca se bañaba con nosotros siempre fue el tipo de niño tímido que usaba abrigos hasta en la playa, así que ese día me sorprendí al verlo sin camisa y con sólo un short. Fue cuando divisé su lunar.

En la gran Tv que estaba frente a mí, comenzaron a pasar una película. "Alladin". Estaba justo en la parte donde la princesa conoce al ladrón... Fue entonces que recordé el día que Arien, Angello y yo, la vimos. Hasta el día de hoy, siempre he querido un monito como ese que llevaba el ladrón. Arien amaba esa película, y todos los días le pedía a mamá un tigre azul. ¿Acaso existen los tigres azules?

Estaba sumergido en mis pensamientos de padre "orgulloso" cuando una leve ráfaga rojiza llamó mi atención. Busqué de nuevo esa mancha con la vista, y la divisé charlando con un guardia. Era una chica de no más de 1.50, quizás 1.60cms. Su color de piel era bastante pálido, su cintura estrecha en la cual se ceñía una ajustada camisa, dando paso a un cinturón negro que intentaba ajustar más el pantalón (si era posible que estuviese más ajustado a esas piernas tan sexys) marcando un redondeado trasero y unos inusuales botines afelpados y hasta esponjosos que se usan para la nieve.

Rojo... Era su color de cabello. Un rojo bastante intenso, jamás había visto algo así; la roja cabellera le llegaba más abajo de los hombros, tocando su espalda. Siempre tuve debilidad por las pelirojas, y esta no era la excepción.

Me quedé atónito mirándole por otro rato, hasta que se giró y se quedó allí, como detallándome. Lentamente comenzó a caminar hasta donde yo me encontraba, con 2 enormes maletas en sus manos, y fue cuando vi algo que me dejó aún más helado y sorprendido...

-¡Angello! -Gritó antes de lanzarse a mis brazos, abrazándome tan apretadamente, que casi no pude respirar.-

-A.. ¿A-Arien? -No podía creerlo. Pero lo que se me hacía aún peor... ¡¿Acababa de llamarme Angello?!

-Claro, tonto. ¿No reconoces a tu hermanito? -Hizo un leve puchero y centró sus azules orbes en mí.-

-Al parecer eres tú el que no reconoce a sus hermanos. Soy Itszván, no Angello. -Vale, acababa de comenzar la charla con el pie izquierdo, pero me cabreó al 1000% que me llamara por el nombre del imbécil de mi gemelo.-

-Ah -exclamó poniendo un semblante serio- eres tú. Pensé que sería Angello el que vendría por mí.

-Sí, soy yo. Lamento decepcionarte, pero tu "amado" Angello, ya no vive con nosotros. -Ante esto último le vi fruncir el ceño y desviar la mirada.-

-Eso ya lo sé. Pero ayer cuando hablamos, me dijo que vendría por mí. En fin, ya, vamos. Tengo hambre.

Un momento... Acaso... ¿Acaba de decir que habló justo ayer con Angello? ¿Con qué frecuencia hablaban? Y... ¿Por qué a mí nunca me habló? Ni siquiera preguntaba por mí al hablar con mamá...

-¿Me estás escuchando? -Su voz y su mano agitándose insistentemente frente a mis ojos me hicieron reaccionar.-

-¿Qué? ¿Qué quieres?

-Te dije que pasemos a comprar algo de comida, muero de hambre.

-Ni 10 minutos de que llegaste, y ya comenzaste a joder. Muévete, enano.

Me di la vuelta dispuesto a caminar cuando escuché como se aclaraba la garganta. Me giré y le miré, tenía los brazos cruzados.

-¿Ahora qué?

-Esto. -Señaló su equipaje.- ¿No piensas ayudarme?

-No. Ya estás bastante grandecito. 

Y dejándole con la palabra en la boca, salí dirigiéndome hasta el estacionamiento. Arien llegó poco después, y abriendo la puerta trasera, aventó como pudo las valijas haciendo bastante ruido.

-¡Eh! ¡Cuidado con los asientos! Son importados y de cuero. ¿Entiendes?

-¿Y a mí qué? Vamos, quiero ir a McDonald's o algún lugar donde pueda comer algo. -Se sentó en el asiento del copiloto, y mantuvo la mirada fija en la ventana. Tenía la cabeza sostenida en su mano derecha, mientras la izquierda reposaba en su muslo.-

Todo el camino se hizo en silencio, y, aprovechando que el semáforo estaba en rojo, le miré discretamente. Aunque su cuerpo seguía siendo pequeño y afeminado, había cambiado bastante, empezando por su cabello. Entonces recordé lo sucedido en el aeropuerto y lo observé de nuevo. Sus piernas se marcaban de una manera muy sensual en ese pantalón y... Un momento; ¿que rayos estoy diciendo? Debo estarme volviendo loco.

Recosté la cabeza en el volante, dándome bofetadas mentales, cuando de repente sentí sus manos tocando mi pierna. Levanté la mirada y el me veía como si necesitara un manicomio.

-Verde. -Señaló el semáforo.-

-Ah, claro.

Seguí en marcha hasta el McDonald's más cercano. Arien seguía siendo de pocas palabras, definitivamente cambió sólo por fuera. O eso esperaba...

Llegamos al dichoso lugar, y luego de bajarnos y poner la alarma del auto debidamente, entramos. Sólo se encontraban 2 familias y una pareja con niños, más los empleados. Genial, me gusta la calma. Caminamos hasta la barra y yo pedí la hamburguesa más grande que ví, con todos los ingredientes.

-¿Usted que va a ordenar? -Le dijo el chico que nos atendió, mostrando una sonrisa un tanto extraña.-

-Yo quiero... Hmm... -Puso su dedo pulgar bajo su barbilla y el índice sobre sus labios, entrecerrando los ojos, mientras miraba el letrero con los alimentos y precios.- Quiero una hamburguesa simple, sin mayonesa, con extra de cebolla y sin carne.

Ah claro... Una hamburgesa... ¡¿Sin carne?! ¡¿Acaso se volvió loco?!

-De bebida quiero una pepsi y las papas que sean grandes por favor. -Sonrió de manera coqueta y luego me miró.- Tu pagas.

Y sin más se fue a sentar a una mesa un poco apartada. No me quedó más que pagar, como no llevaba efectivo, tuve que usar mi tarjeta de crédito. 

Al finalizar la transacción, fui a sentarme a su lado. Él miraba por la ventana y jugaba con un envase destinado para las salsas. Lo mordía y luego se relamía los labios lenta y hasta seductoramente. Si no fuese mi hermano, creería que intentaba seducirme...

-Aquí tienen sus órdenes. -Dijo el mismo muchacho colocando 2 bandejas con las respectiva comida. Antes de irse, le sonrió coquetamente a Arien, y pude notar como al dejar unas cuántas servilletas en la mesa, rozaba su mano "accidentalmente".

Arien sólo sonrió levemente y le soltó un muy bajito "gracias". ¿Acaso ese hombre intentaba ligarse a mi hermano? Osea... Es MÍ hermanO. Un chico. Y él también es un chico.

-¿No vas a comer? -Arien logró interrumpir mis pensamientos de nuevo. Me miraba mientras le daba una mordida a su alimento.-

-Asentí y empecé a comer.- ¿Qué le comes a eso? Es decir, no tiene carne. ¡Una hamburguesa sin carne! ¿Qué tiene? -Le arrebaté la comida de las manos, ignorando sus quejas y levanté el pan superior. Pan, queso, mostaza, pepinillos y muuucha cebolla. ¿Eso era todo?- ¿Eso es todo? -Le devolví su hamburguesa ante su mirada molesta.-

-¿Qué más necesito? A diferencia de tí, yo no como cadáveres de animales. Con esto me basta. -Y cruzando los brazos se metió varias papitas a la boca.-

-¿Eres vegetariano? Veo que en ese internado enseñan más que matemáticas. -Le dije en tono burlón.-

Él frunció el ceño.

-Sí, enseñan bastantes cosas. Y yo soy vegetariano desde que me salieron los dientes. -Siguió comiendo, parecía ofendido-

-Ah, ¿En serio?

-Sí. De ser Angello, lo sabrías. No me conoces para nada.

Y ya comenzó de nuevo. 3 años y 9 jodidos meses fuera de casa, sin vernos y aún seguía comparándome con mi hermano. Pero debo admitir que eso me dolió, realmente no le conocía como debería.


Terminamos la comida sin decir nada, y Arien pasó todo el camino a casa en silencio. Cuando al fin llegamos a nuestro hogar, ya había uscurecido, de seguro mamá ya se encontraba en casa.

-Holaaa~ Ya llegamos. -Dije abriendo la puerta, y efectivamente, mamá salió casi como un cohete al encuentro de su hijo menor.-

-¡Arien querido! -Mamá lo estrujaba entre sus brazos.- ¡Como has crecido! ¡Y que guapo estás! Ese color de cabello, ¿a qué se debe? ¿Es el cambio sorpresa del que me hablaste?

Arien asintió sonriendo. Así que también con ella hablaba así de sus cambios. ¿Por qué conmigo era diferente?

-¿Tienen hambre? Les puedo preparar algo para cenar.

-No, ya comimos. No te preocupes má. -Sonreí.-

-Está bien. Supongo que quieres descansar, ¿no? -Dijo dirigiendo ahora su mirada a mi hermano, el cual asintió.- Me imagino, estas tantas horas de viaje de deben dejar fatigado...

-Madre, ¿y Angello?

-Hoy no pudo venir. Me dijo que tenía mucho trabajo hijo, ya sabes como es el jefe de tu hermano. Exigente hasta morir.

-Entiendo... Oye, Itszván. -Con que por fin se acordaba de mi existencia.- ¿Puedes traer mi equipaje? Estoy muy cansado para ir yo... -Le vi hacer puchero.-

-Sí, hijo. Anda, tu hermano está muy cansado por el viaje. Es más, ve y busca sus cosas y la subes directo a su habitación, y tú Arien, cuéntame todo sobre Suiza. 

Y sin más, se llevó a mi hermano a la cocina. Genial, quedé como el burro de cargas oficial de la familia. Fui hasta el auto, tome el equipaje y con un poco de dificultad subí hasta su habitación. ¿Qué demonios cargaba ese niño? Tenía 2 valijas del tamaño del mundo, y cada una pesaba una galaxia entera. Como pude llegué al segundo piso, y resoplando por el cansancio, entré a su habitación. Seguía intacta, pero olía totalmente a lavanda y cosas extrañas que usaba nuestra madre para limpiar.

Lancé ambas maletas a la cama, y una de ellas se abrió. Vislumbré toneladas de ropa y accesorios de uso diario y una caja... ¿Una caja? La tomé entre mis manos, era una caja negra un poco grande. En la parte superior tenía la figura de una mujer con curvas MUY pronunciadas pintada en color rojo y más abajo, igual en color rojo, se leía un perfecto "XXX +18".

-¿Qué haces? -Instintivamente solté la caja, vaya susto me pegó el idiota ese.-

-¿No sabes tocar? -Intenté ocultar la caja bajo una camisa, sin mucho éxito.-

-¿No sabes que revisar las cosas que no son tuyas es de mala educación? -Caminó hasta mí.- Y esta es mi habitación, no necesito to... -De repente sus mejillas se tiñeron de un rojo casi tan intenso como su cabello mismo- ¡¿Q-Qué haces con e-eso?! ¡No lo toques! -Me empujó y cerró la maleta tan rápido como pudo.-

Lo descubrí. De seguro guardaba pornografía en esa caja y le avergonzaba que yo le descubriera.

-Cálmate, no la abrí si es lo que te preocupa. Deja los gritos, mamá se va a asustar.

-Ella salió. Me dijo que necesitaba hacer una cosas con la señora Beatriz.

-Ah, ya. Bueno entonces me voy.

-¡Espera! -Tomó una de mis muñecas y yo voltée para verlo.- Necesito un favor tuyo ya que Angello no está. 

-¿Y por qué no lo esperas? Si tanto te molesta que sea yo...

-No puedo esperarlo. Necesito esto para mañana, por favor. -Y me miró con esos ojos grandes y azules que me hicieron sucumbir inmediatamente, como cuando tenía 8 y quería galletas extra.- 

Suspiré. -Está bien, ¿qué necesitas?

-Primero, necesito que me jures que no le dirás nada a nadie. -Me miró seriamente.-

-Sí, sí lo juro. 

-¡No! Hazlo bien. -Y alzó su dedito. "La promesa del meñique" inquebrantable entre los hermanos Rourke. También lo hacíamos de pequeños, Angello, él y yo. Cuando alguno de los 3 cometía una travesura y no queríamos que mamá se enterara.- 

-Bien. -Crucé mi meñique con el suyo.- Lo juro por mi vida, o sino que me coma un tiburón luego de caer de un noveno piso después de ser abaleado por un Vampiro y mordido por un Zombie. ¿Ahora me dirás?

El sonrió de medio lado y se fue hasta sus cosas, de donde sacó un papel finamente doblado.

-Necesito que firmes esto, para luego ponerlo en un buzón y que lo envíen mañana mismo a Suiza. -Me entregó dudoso el papel.- Lo haría por e-mail, pero la directora lo quiere materializado. Dice que todo se puede falsificar mediante el internet.

-Está bien, lo firmaré. -Tomé el papel en mis manos, y lo fui desdoblando lentamente y al comenzar a leerlo, mis ojos se abrieron exageradamente y mi boca también al leer el título de ese papel.-


 


"Acta de Expulsión"

Notas finales:

Bueno, gracias por sus reviews, lamento no poder responderlos, pues actualizo mediante mi celular y no se porque no me deja responder. 

 

Respecto a lo que me preguntaron, nop el fic va a tener mas de 3 capitulos, pero el numero 3 va a importar y se leera mucho por aqui. 

 

De nuevo gracias por sus comentarios y ya saben:

 

Si les gusta, dejen Reviews



si no les gusta igual dejen reviews x3

 

Nos leemos luego.


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