Había estado nervioso, y era raro. ¿Por qué debería de estar nervioso? Era una simple salida con alguien que había conocido… ¡El día anterior!
Miraba atentamente el techo de su habitación y por más que quisiera concentrarse, su mente le jugaba una muy mala pasada. Y la verdad era que sí se había dado cuenta como aquel chico de ojos y cabellos castaños bastante claros (Fuji podría jurar que era rubio) lo miraba, y es que, se sabía que Fuji no era para nada tonto, nadie podía engañarlo. Y eso era lo que le molestaba de sobremanera, cuando no pensaba en Tezuka, pensaba en el chico (quien era casi cuatro años mayor que él) de la tienda de mangas, ¡y ni si quiera sabía su nombre!
Bueno, ahora si lo sabía y ese día saldría con él. Se removió incesantemente sobre su cama. ¿Por qué no lo había pensado dos veces?
Bah, no tenía nada malo salir con amigos, ni con “amigos” que había conocido hace solo algunas horas. Se levantó con pereza a cepillarse los dientes rápidamente para luego salir con aparente tranquilidad.
Llevaba alrededor de cinco minutos en las afueras de la tienda de mangas, cuando ve cruzar la puerta a Yukina con una gran sonrisa en el rostro.
- ¡Syusuke-san!
- Konban wa Yukina-San – Sonrió Fuji, se le hacía raro ver que el otro lo trataba con tanta familiaridad.
- Ya dije que solo me digas Yukina – Dijo haciendo un puchero infantilmente – Bueno, ¿nos vamos?
- Hai.
- ¿Dónde te gustaría ir Syusuke-san?
- Etto… Cualquier lugar estaría bien
- ¿Te parece si vamos al cine?
- Por mi no hay problema – Fuji, al ver la cara de Yukina no muy convencida, le sonrió; este le devolvió la sonrisa y siguieron caminando tranquilamente.
Habían entrado a ver una película de terror. “Actividad Paranormal 3” por elección de Fuji. Iban el la parte final y Yukina hace mucho tiempo que tenía los ojos cerrados mientras que el tensai reía con avidez.
- No entiendo cómo es que te puedes reír Syusuke-San – Mencionó Kou abriendo sus ojos pausadamente y aferrado a un brazo de éste.
- Fufufu – Rió el tensai – Ya terminó Yukina, ya nos podemos ir.
- ¿En serio? ¡me alegro! – Suspiró – Ne Syusuke-San, ¿no te dio miedo la película?
- En lo absoluto – Sonrió – Si yo estuviera dentro de una de ellas, lo más probable es que sea el fantasma o el asesino – Yukina lo quedó mirando seriamente.
- Das miedo Syusuke-San – Se miraron y rompieron a reír, sin duda el ambiente comenzaba a hacerse mas familiar.
- Eres un sádico Syusuke-San – Sonreía Yukina, escuchando atentamente al tensai, quien le relataba todas las bromas y venganzas que les hizo pasar a sus amigos cuando aún era un estudiante de Seigaku. Fuji se limitaba a sonreír al verlo.
- Bien, creo que hasta aquí llego yo, gracias por todo Yukina - Dijo deteniéndose frente a su casa.
- No hay de qué Syusuke-San, me alegra haber pasado la tarde contigo – Y de pronto, toda la familiaridad de hace unos momentos se esfumó formando un incómodo silencio.
Fuji había dado un paso hacia delante para estrecharle la mano al chico vendedor de mangas shoujo, éste, le tomó la mano y lo atrajo para darle un tierno beso en los labios.
El tensai abrió los ojos enormemente ¿tan rápido? Es decir, ¡se habían conocido la noche anterior por dios! Pero ni el mismo se dio cuenta cuándo puso sus brazos alrededor del cuello de Yukina y le correspondía el beso poco a poco mientras el otro rodeaba su cintura con sus brazos.
El hecho de que estuvieran frente a la casa del tensai lo obligó a separarse.Yukina sonrió y lo volvió a besar tiernamente.
- Eiji me dijo que podíamos ir a su casa mañana por la noche y me dijo que te diga ¿Quieres ir? – Habló Kou cuando ya se hubiesen separado.
- Claro, ahí estaré.
- Ni hablar, te pasaré a buscar a las ocho para que nos vayamos juntos – Dijo con una voz infantil.
- Está bien… - Yukina se acercó y lo besó para despedirse.
- Nos vemos mañana Syusuke-San.
- Jaa ne Yukina.
Entró a su casa hecho un manojo de nervios, aquel tipo estaba logrando desequilibrarlo por completo, haciendo que, durante todo un día se olvidase de Kunimitsu. Esto estaba mal, iba muy mal a los ojos del tensai; el hecho de haberse dejado llevar lo confundía de sobremanera, pero quizás, ya no había vuelta atrás. Era eso o en realidad le gustaba Yukina y no quería ir vuelta atrás.