Cap. 34
POV JongHyun
Últimamente Key está muy deprimido, o sé que hacer. Taemin no nos coge el teléfono, no sabes dónde está, ni siquiera sabemos si sigue en corea o se ha ido al extranjero. Tampoco si después de la vacaciones volverá al colegio o no, y eso nos tiene preocupados, pero sobretodo a Key. No sabe porque el pequeño no le ha dicho nada, cree que no confía en él, y eso le duele.
Ya había pasado una semana y media de vacaciones, era jueves, y yo mañana tenía que irme por la mañana a casa de mi abuela con mis padres a pasar el fin de semana. Aunque me había negado, no conseguí nada. No quería dejar a Key solo, y menos en estas condiciones. Pero no sabía a quién llamar. A Minho no podía llamarle, bastante tenía ya, Onew está triste por lo de HongKi, y no tenemos más amigos íntimos. Solo quedaban dos opciones, o llevarlo conmigo donde mi abuela o dejarle aquí solo.
Pregunté a mis padres y aceptaron, ya sabían de nuestra relación y lo habían aceptado muy bien, el problema ahora es Key.
- amor, oye, ya sabes que yo mañana me tengo que ir – me miró – y no quiero dejarte aquí solo, pero tengo que ir si o si – hice una pausa y me acerqué a él – he preguntado a mis padres y me han dejado que vengas con nosotros, si tú quieres claro.
- Jjong, gracias por preocuparte por mí, pero ya has hecho bastante. No quiero amargarte os últimos días de clase. Estaré bien, siempre he vivido solo, no va a pasarme nada – todo lo dijo sin mirarme – no te preocupes por mí y pásalo bien – dijo volteándose con una sonrisa en la cara, muy falsa he de decir.
- no sé Key, has estado decaído, no quiero que te pase nada.
- no va a pasarme nada, estate tranquilo, y ahora vete a casa, es tarde y estoy cansado. Nos veremos el lunes en clase – se levantó del sofá, se acercó a mí depositando un corto beso en mis labios – te quiero.
- yo también te quiero Key – le abracé con fuerza – volveré pronto – dije antes de irme de su casa en dirección a mi casa.
No sé por qué pero tengo un mal presentimiento, espero que no pase nada.
POV Key
Después de que Jjong se fuera volví a insistir en llamar a Taemin, pero nada. Quizás le he llamado más de 100 veces en estas dos semanas, y nada, ni una vez me contestó. Ni un mensaje, ni una visita a mi casa, nada, absolutamente nada. Estaba triste, decepcionado, pero sobretodo me sentía traicionado.
El viernes llegó, Jjong me mandaba mensajes siempre, diciéndome que me quería y para saber que tal estaba. Yo le contestaba alegremente para que no se preocupara, pero seguía igual de mal.
Era sábado por la tarde, último sábado de vacaciones, y yo, el gran Kim KiBum, estaba en casa, sentado en el sofá viendo una película, sin prestarle mucha atención. Sonó el timbre y corrí hacia la puerta, con la esperanza de que fuera Taemin. Abrí la puerta y me lancé a sus brazos.
- Taemin, te he echado de menos ¿Dónde estabas? Me tenías preocupado – seguía abrazado a él, pero no me contestó, solo me abrazó. Eran unos brazos fuertes, y era más alto que yo. Él, no podía ser Taemin.
- menudo recibimiento gatito – mierda, mierda y más mierda. Lo más rápido que pude me separé de él para entrar en mi casa, pero fue más rápido y entró.
- ¿Qué quieres Siwon? No estoy de humor para hablar con nadie, asique te pediría que te fueras, por favor – estaba intentando mantener la calma y ser civilizado. Pero en cuanto se acercó a mí, agarrando mi mentón, levantando mi cara, y besándome con fiereza no me controlé y le dí un tortazo.
- ¿¡que te crees que haces!? ¡Déjame en paz! – le grité alejándome de él.
- aish, gatito, gatito, ¿no lo entiendes? He venido a verte, hace mucho que no te molesto. Y además, quiero sentirme dentro de ti, eso es todo. Asique deja de hacer un espectáculo y obedece.
- no pienso hacerlo contigo Siwon, me he cansado. ¿No puedes dejarme en paz? La otra vez hice lo que me pediste, ahora hazme tú el favor y vete, no quiero hablar con nadie.
- que pasa, ¿Taemin se ha ido? – le miré mal – si, lo sé todo, el otro día lo ví – le agarré del cuello de la camisa.
- ¿Dónde lo viste? – le grité.
- quizás, si haces lo que te pida, te lo diga – sonrió con malicia – te diré un adelanto, le ví en el bar donde antes trabajaba, parece que ha vuelto al trabajo. Es incluso más estrecho que tú.
- ¿¡QUE!? – grité lo más que pude.
- que pasa gatito, ¿crees que solo lo hago contigo? Pues no, tu amigo es muy bueno, tiene una boca – no aguanté más y le dí un puñetazo en la mandíbula.
- dime que es mentira, no es posible, no – empecé a llorar – Taemin no puede volver a trabajar ahí, no por favor, dime que mientes, ¡dímelo! – le grité con lagrimas en los ojos.
- no sabía que fueras tan celoso Key.
- mientes, estás mintiendo. ¡No te creo!
- que me creas o no, es tú problema, no el mío. Solo quiero sexo, y tú, me lo vas a dar – me agarró y me llevó a rastras a mi habitación. Intenté soltarme, me quejé, pero no me soltó.
Me tiró a la cama, me quitó la ropa rápidamente, agarró mis muñecas y sentí como las ataba y me agarraba a la cama. Estaba inmóvil atado en mi propia cama, y con la mirada lujuriosa de Siwon mirándome atentamente.
- no me has dejado otra gatito, ahora, dame leche, tengo hambre – se acercó a mí y lamió mi cuello.
- déjame Siwon, en serio, no estoy de humor, y ahora menos – le dije serio con cierta tristeza.
- seré breve. Tú tienes que hacer lo que te pida si no quieres que JongHyun se entere de todo. Y puedo hacer más cosas por ti. Puedo ir al bar donde trabaja Taemin y tenerle todas las noches para mí, pero no le haré nada, al menos así nadie lo tocará ¿aceptas? – preguntó.
- está bien – acepte su trato otra vez, se nota que nunca aprendo.
No esperó ni dos segundos que ya estaba preparándome. Se notaba necesitado, y mucho. No gemí, ni un poco, aún seguía en shock por lo de Taemin. Al ver que no le hacía caso me embistió con fuerza, haciéndome gritar de dolor. Estuve gritando, y no de placer precisamente, hasta que se corrió en mi interior.
Se acercó a mí y desató mis manos, dejándome libre por fin. Me separé de él e iba a vestirme pero me tiró de nuevo a la cama.
- esto no ha terminado – me dijo – encima mío – me ordenó.
- ¿Qué? – pregunté confundido.
- quiero que tú te pongas sobre mi y te auto penetres. Es excitante – dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
- no pienso hacer eso – me negué.
- piensa en Jjong… en Tae… - suspiré y me coloqué sobre él – así me gusta gatito.
Poco a poco para no hacerme más daño del que ya tenía me auto penetré, sintiendo el miembro de Siwon en mi interior. Agarró mis caderas y empezó a levantarme y a bajarme, haciendo que su miembro se moviera en mi interior – más rápido gatito – apoyé mis manos en sus hombros y aumenté el ritmo, él me seguía ayudando, era un tanto incomodo.
Después de un rato así, Siwon me masturbó y acabé corriéndome en su mano, y él, por segunda vez, en mi interior. Me quité y ahora si me fui a vestir, con dificultad al andar. Al salir del baño no había nadie, solo una nota en la cama.
Haré lo prometido. Soy un hombre de palabra y no rompo mis promesas, tratos o lo que sea esto. Gracias por lo de hoy, espero que no te duela mucho. Nos vemos.
Maldito Siwon, siempre jodiendome. Odio esto, odio sentirme así, realmente lo odio.
POV JongHyun
Por más que les rogué y supliqué a mis padres, no cedieron, volvería el domingo a la noche, por lo tanto, no podría ir a ver a Key. Tenía tantas ganas de sentirle a mi lado.
Por la mañana rápidamente fui a su casa a buscarle para ir al colegio, y tal sorpresa se llevó que vino corriendo a mis brazos, llorando como un bebe.
- Ya Key, estoy aquí, no llores – le tranquilicé, se emociona por todo este babo.
- es que tenía tantas ganas de verte que me he emocionado – me apretaba fuertemente.
- lo sé, anda, vamos al colegio o llegaremos tarde – asintió, agarró mi mano y fuimos a clase sonrientes.
Al llegar buscamos a Taemin por todos lados, pero no apareció, ni rastro de ese pequeño. ¿Dónde demonios está?
-No va a aparecer – dijo Key – estoy seguro de que no va a aparecer – y lo que aparecieron fueron sus lagrimas – me duele Jjong – señalo su corazón – me duele aquí – se agarró con fuerza a mi pecho y lloró desconsoladamente.
Ya no sabía qué hacer. Verle llorar me partía el alma, me dolía todo su dolor, me dolía. De repente ví aparecer a Minho, que se acercó a nosotros.
- ¿Qué pasa? Key… ¿por qué lloras? – preguntó y Key le miró.
- Minho… Taemin no está – fue y le abrazó, llorando aún más fuerte. Minho tenía los ojos abiertos.
- mejor, así no tendré que volver a verlo – dijo eso antes de separarse de Key y marcharse, pero pude ver perfectamente como una lagrima traicionera salía de sus ojos.
POV Minho
Taemin no ha ido al colegio, debería de estar contento, no lo volvería a ver, pero… me dolía, y mucho, al fin y al cabo, lo sigo amando.
Fui a clase, las horas pasaban, y yo seguía con la misma cara, sin expresión alguna. Necesitaba verlo, solo una vez, sentirlo cerca de mí una sola vez. No me importa si fue por trabajo, pero no quiero que se aleje de mí. Debo de ser masoquista, idiota y mucho más para desear eso.
POV Key
Conseguí dejar de llorar gracias Jjong, le quería demasiado, y él a mí también. El día fue aburrido, se echaba en falta la risa del pequeño, sus pucheros, sus rabietas, su alegría, él faltaba y se notaba.
Una semana pasó y Taemin no apareció. El sábado a la mañana, mi madre me obligó a ir a una zona apartada de la ciudad a por una de sus cremas ya que ‘’solo ahí la venden’’… ella y sus cremas. Vivo solo y aún así tengo que hacer eso.
A pesar de negarme, fui. Cuando llegué me puse a buscar la crema. No la encontraba asique pregunté al dependiente.
- Oye, la crema ‘’SuJu’’ ¿Dónde está? – le pregunté pero al girarse el dependiente me quedé de piedra.
- Key…
- Taemin… - no pude controlarme y le abracé tan fuerte que casi le asfixio.
- me haces daño – me dijo.
- ¿sabes lo preocupado que estaba? ¿Lo mal que me encontraba por tú culpa? – le eché en cara.
- lo siento… - susurró.
- está bien, pero quiero hablar contigo. ¿Cuándo sales? – intentó negarse pero le convencí.
Cuando salió de trabajar me llevó a su casa. No estaba muy lejos del súper mercado, ni muy lejos del colegio tampoco, pero si lejos de la casa de Minho, tampoco estaba lejos de la mía, no sé cómo no le ví antes.
- Bueno, explícame todo – le dije serio sentándome en su sofá.
- está bien. Lo que pasó fue muy simple. Le dije a Minho que todo fue por trabajo, y me vine aquí por órdenes del señor Choi. Me contrataron en el supermercado el lunes, miércoles y viernes por las tardes y los fines de semana por la mañana. He estado trabajando ahí durante las vacaciones. No me sentía capaz de asomar mi cabeza por el colegio y estoy pensando en cambiarme – ante eso me puse a llorar – no llores Key.
- ¿Cómo que te cambiarás? No puedes abandonarme.
- lo siento, pero no puedo ver a Minho.
- Taemin, él está triste, quiere verte, no seas así. Ah, por cierto, Siwon volvió a atacarme – se puso serio – me dijo que vuelves a trabajar en el bar. ¿Es eso cierto? – le pregunté.
- ¡NO! Eso no es verdad. No he vuelto ahí, ya no más. Mi deuda ha sido pagada y no pienso volver ahí.
- ese bastardo me ha mentido, estaba muy preocupado – le abracé – menos mal que estas bien.
- lo siento Key – empezó a llorar en mis brazos y yo continué su llanto.
Después de un rato llorando le convencí para que volviera al colegio. Le será difícil, pero le voy a ayudar. Me despedí de él y me fui a mi casa. Mañana volveré a verle, se lo prometí, pero no puedo llevar a Jjong, él es más débil que yo y se lo dirá, estoy seguro.
Volví a casa y mi madre me regañó por tardar tanto, y que Jjong había llamado a casa. Corriendo subí a mi habitación y le llame.
- ¿Si? – contestó.
- Yeobo, ya estoy aquí, ¿Qué pasa?
- ¿quieres venir hoy a mi casa? No hay nadie.
- claro – dije emocionado – a las cinco estaré ahí.
Ya eran las cinco y me encontraba en su casa, sentados los dos en el sofá, dándonos mimos y cariño, como cualquier pareja normal. Entre risas, caricias y algún que otro beso acabamos en su cama, desnudos, dispuestos a seguir.
Jjong se tumbó en la cama y me pidió algo que no me esperaba para nada ‘’ ¿podrías hacerlo tú?’’ sabía a qué se refería, y no exactamente a ser el uke, sino a que fuera yo quien me penetrara.
Cumplí su deseo, pero cuando estaba a punto de correrme en su mano, y él en mi interior, la imagen de Siwon vino a mi mente y empecé a llorar. Se corrió en mi interior, y al recuperarse me miró. Estaba en una esquina de la cama, abrazando mis rodillas y llorando.
-¿Qué pasa Key? ¿Te he hecho daño? Lo siento – se acercó y me abrazó. No podía dejar de llorar y repetir una y mil veces ‘’lo siento’’ - ¿Por qué lo sientes? ¿Qué pasa Key? Estás muy raro últimamente, ¿algo ha pasado? – negué y volví a negar mil veces, no quería hacerle daño, aunque sé que se lo haría en algún momento.
Me vestí y salí de su casa, llorando, con el alma destrozada. Me sentía la peor persona del mundo. Al día siguiente me llamó una y otra vez, pero nunca contesté su teléfono. Incluso vino a buscarme a casa, pero no le abrí, no podía.
Al día siguiente fui a clase antes, sabía que vendría a buscarme, estaba seguro de ello. Entré en mi salón y me tumbé, hasta que noté una extraña presencia. Miré y ahí estaba Siwon, lo voy a matar.
- ¡eres un maldito! – le grité levantándome de mi sitio.
- hey, tranquilo gatito – me acerqué y le dí un golpe, empujándolo contra la pared.
- ¿por qué me mentiste? Taemin no trabaja ahí, ¡me engañaste! – grité con odio.
- de alguna manera tenía que hacer que me hicieras caso – dijo burlón.
- maldito seas. ¡Te odio! Se acabo… no aguanto más… ¡aléjate de mi!
- ¿Qué? Entonces, ¿quieres que se lo diga a Jjong? – preguntó.
- no hace falta que se lo digas porque voy a decírselo yo en cuanto le vea – dije seguro, pero por dentro tenía miedo, mucho miedo.
- oh, ¿seguro?
- sí, segurísimo. Se acabó, no quiero saber nada más de ti, ya he tenido suficiente. No quiero hacer más daño a nadie. Adiós – iba a girarme pero me detuvo y me besó, intenté separarme pero él tenía más fuerza que yo.
- Key… - mierda, esa voz.
- Jjong… - susurré y vi como se acercó, pasando de mí y dándole un puñetazo a Siwon, después me miró.
- no puedo creerlo, de verdad que no puedo creerlo – dijo con odio – no te vuelvas a acercar a mi – vi como se alejaba pero no pude moverme, me dolía el corazón.
- lo siento… - susurré antes de desvanecer en el suelo llorando.