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Lo que escondías tras los googles por Reitsuki Mitsukuri

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Notas del capitulo:

Último capitulo Buuuu a mi me gustan las historias mas largas, pero ya era tiempo de darle fin, disfruten del capitulo y no se preocupen que haré mas y mas fics de esta pareja, para que ya no sea una pareja incomprendida. Sin mas retraso ¡Enjoy!


PD: ya saben que no me pertenecen ni la serie ni los personajes y yaoi yaoi yaoi bla bla bla etc etc etc...

Lo que escondías tras los googles: Capítulo 4


 


La espera se volvía eterna, no quería ni podía quedarse quieto por más tiempo, se puso de pie y preguntó una vez más si el rubio ya podía tener visitas, a lo que la mujer, ya molesta por todas las veces que había sido interrumpida por el mismo chico con la misma pregunta, terminó por decirle que si no esperaba como debía ser lo sacarían del lugar. El castaño al ver que su amigo volvía a impacientarse se apresuró a arrastrarlo hasta el asiento y repetirlo con nuevos ánimos que debía dejar que los médicos hicieran su trabajo en paz y que por mientras deberían ir a comer algo, pero el de cabello claro se negó, otra vez. Satoru resopló casi al borde de su paciencia y se dejó caer en el asiento contiguo echando la cabeza hacia atrás y perdiéndose en la blancura del techo se durmió.


El de la capa miró a su amigo con la intención de entablar conversación, a ver si de ese modo lograba calmarse, pero al notar los sonoros ronquidos del de marrones ojos apoyó la cabeza entre sus manos aburrido. De la nada un hombre con aspecto de doctor, el padre del accidentado, salió y habló con la enfermera y hacho aquello se alejó desapareciendo entre los pasillos; Yuuto imaginó que preguntar una novena vez no sería tan malo, así que se encaminó con lentitud y se apoyó en el mesón.


-Ya puedo ver a Gouenji? –Pero esta vez su voz sonó media temblorosa y su rostro se veía tan preocupado y triste que aquella señora suspiró y se compadeció de él.


-Tú de verdad que eres persistente, el doctor ha dicho que no quiere que el paciente tenga visitas, pero has esperado tanto tiempo que no podría decirte que te vayas, te dejaré entrar por durante unos minutos, pero a cambio me prometerás que no le dirás a nadie –El de cabello largo sonrió ampliamente y asintió, luego lo condujeron hasta una sala y, abriendo la puerta, la mujer le habló por última vez –No te quedes mucho, debe descansar.


-Si, gracias –Kidou avanzó y entró sin titubear, pero al posar su vista en el chico que estaba recostado y con los ojos cerrados las piernas le temblaron, llegó hasta la camilla y le acarició el rostro con su mano derecha, ante el tacto el oji-negro se removió y despertó, el estratega sintió que no era buena idea despertarlo, pero el error ya había sido cometido así que se quedó quieto mientras el rubio se orientaba.


-¿Kidou? ¿En dónde estoy? –Una mueca de dolor se apoderó del chico cuando intentó levantarse, el de los googles le obligó a recostarse otra vez y carraspeó un poco como si quisiera hablar pero no encontrara las palabras.


-Deberías quedarte quieto, estás en el hospital, te caíste por las escaleras, yo…lo lamento tanto, fue mi culpa ¿No es así? –El goleador estrella intentó hacer memoria y bajó un poco la vista, acababa de aparecer entre sus recuerdos la imagen de el chico de capa sobre su capitán. Le vino a la mente también la determinación que tenía antes de caer, el deseo de comprender lo que sentía y éste era un buen momento como para resolver de una buena vez lo que le pasaba por la cabeza.


-¿Podrías hacerme un favor? –El aludido miró algo confuso al otro, pero asintió un par de veces, haría todo lo que estuviera a su alcance a cambio de hacer sentir mejor al herido -¿Te quitarías los googles para mí? –Kidou se quedó de piedra, ¿Por qué razón le pediría que se quitara los googles? ¿A caso querría golpearlo en la cara? De igual modo lo hizo y abrió lentamente los ojos para encontrarse con los de Shuuya, que le observaban meticulosamente, sintió cómo esa intensa mirada le atravesaba y su rostro se sonrojaba, tuvo que desviar la vista, al segundo después el rubio suspiró llamando su atención una vez más –Lo sabía, ayer cuando te vi a los ojos perdí la cordura, no sé cómo lo haces pero hay algo en tu mirada que me vuelve loco…y me hace desear tocarte –En ese mismo instante un escalofrío le recorrió la espalda al de la capa, Gouenji deseaba tocarlo…no sabía cómo reaccionar ante tal declaración ¿Qué harían si la persona que les gusta les dice algo como eso? Sentía vívidamente el palpitar de su corazón y sus mejillas estaban rojas haciendo que tuviera un aspecto de indefenso animalito –Acércate Kidou, quiero comprobar algo


Todo el cuerpo le temblaba de miedo, nervios y emoción, se acercó un poco hacia el otro, lo suficiente como para que éste le tomara de la mano y lo atrajera hacia su cuerpo. El estratega quedó sentado en la camilla, con la cara del de ojos oscuros apenas a unos centímetros de la de él; posteriormente el mayor se inclinó y juntó sus labios en un profundo beso, ingresando en la húmeda cabidad del de cabello largo y posando una de sus manos en la nuca del mismo para acercarlo hasta más no poder. Allí se entretuvo danzando con la dulce y cálida lengua de Kidou, quien perdido en el placer del contacto abrazó por el cuello al rubio, que soltó un alarido de dolor dando por terminado el beso.


-¡Gouenji yo…! Per-perdón –El chico herido tranquilizó al nervioso chico y le abrazó haciéndolo descansar sobre su pecho.


-¿Te das cuenta de lo mucho que me alteras? Nunca me había pasado antes, pero te veo y no puedo evitar sentirme mal cuando le sonríes de la misma manera a alguien más…cuando…cuando abrazaste a Endo y le dedicaste la misma expresión de cariño me sentí mal conmigo mismo, porque yo creí que era importante para ti. De todos modos no te estoy pidiendo nada más que me escuches y me dejes decirte todo lo que has causado con una simple mirada de tus ojos al descubierto… ¿Estás seguro de que no es un arma hipnotizante o algo por el estilo? Porque me hace sentir tan avergonzado decir todas estas cursilerías –La melódica risa del chico inundó la habitación haciendo que Yuuto se calmara, cuando el delantero dejó de hablar supuso que era tiempo de decir algo, de confesarse así como ya había hecho su "amigo" Carraspeó intentando ordenar las ideas, pero no dijo ni pio cuando sintió que Shuuya volvía a besarlo, esta vez se convirtió en un beso más tierno, sin tanta demanda, sino caricia. El de la capa sintió que se elevaba, se sentía tan bien el contacto entre ellos que no se detuvo hasta que se les acabó el aire –Lo lamento, si me decías que no entonces me habría arrepentido de no haberte besado por última vez…


-¿De qué hablas, no crees que si no me gustara que me besaras te hubiera empujado hace ya bastante? Así como tú dices que yo te…hipnotizo, tú también me atraes, contigo todo es diferente, no sé cómo explicarlo, pero cada vez que me tocas se me nubla la mente, te lo juro ¡Ya deja de reírte! …Me da vergüenza… -El rubio no había podido evitarlo, el de los googles se veía tan tierno con la carita roja y estando tan nervioso que era inevitable que se riera.


-Oye…prométeme que seré el único que te vea a los ojos cuando no lleves las gafas ¿Ok? No quiero que vayas por ahí atrayendo a otros tipos.


-¿Por qué? – ¿No era algo obvio? Gouenji sintió que se le caía el orgullo, pero respondió de todos modos ante la estupidez del chico.


-Porque me pondré celoso.


Al momento siguiente la enfermera entró al cuarto y le dijo al de cabello claro que no podía quedarse más tiempo, se despidieron con un dulce roce de sus bocas y se miraron por última vez antes de que el menor volviera a esconder sus extraños pero tiernos ojos tras los googles.

Notas finales:

El fin, gracias por haber leído los 4 capítulos de este, mi primer fanfic, espero reviews (ok no) Ojalá que les haya gustado, Hasta otra

Bye bye!

By: Reitsuki Mitsukuri 


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