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Lo que escondías tras los googles por Reitsuki Mitsukuri

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Notas del capitulo:

aquí dejo el segundo capitulo de mi pequeña y corta historia. Enjoy!


PD: Ni los personajes ni la serie me pertenecen, pero los tomo prestados para ideas yaoi 

Lo que escondías tras los googles: Capitulo 2


 


El día después de aquel beso se convertiría en una pesadilla para Kidou, ya que desde la mañana comenzó a notar que hasta su hermana Haruna lo evitaba, sus compañeros del club de fútbol se hacían los desinteresados, pero aún así no se acercaban ni le dirigían la palabra.


Para mayor problema el rubio no había asistido a clases, lo sabía porque se había sorprendido a sí mismo observando largamente el pupitre desocupado, se reprendió por el hecho de sentirse tan desolado sólo porque allí no estuviera Gouenji. A mitad de la clase pidió permiso para salir y se fue caminando, calmada y lentamente se paseó por los pasillos subiendo y bajando escaleras, mirando por cada ventana que se le ponía en el camino y simplemente pensando en qué hacer, después de todo debía arreglar su obstaculizada vida y sin más, que los problemas se esfumaran. Si, soñar era lindo, pero no por eso el estratega se daría por vencido tan fácilmente.


El timbre que marca los lapsos de receso entre clases rompió tan abruptamente el silencio que el de la capa no pudo evitar pegar un brinco, sacudió la cabeza y se encaminó a hacer su primera jugada que era bastante obvia. Apuró el paso para llegar a la entrada de su salón y esperó pacientemente reclinado contra la pared continua a la puerta, entonces reconoció esa alegre y estúpida risa y se tensó un poco preocupado por el resultado de su plan. Endo llevaba bajo el brazo un balón y caminaba con rapidez, quería ir a jugar, aunque fueran unos minutos, con sus amigos.


El grupo de jugadores salió por la entrada y avanzó sin prestar atención al de los googles, el cual se aprovechó de eso para unirse a la masa en movimiento, llegaron a la cancha y armaron grupos, Yuuto fue escogido al final, como ya lo había supuesto, pero nunca imaginó que en todo el juego nadie fuera capaz de pasarle el balón ni una vez, frustrado se giró en redondo y desapareció en el edificio. Una vez dentro buscó un lugar para estar solo, estaba atónito, aquellos que hace unos pocos días habían sido tan agradables, con los que había jugado y conversado desde que se había unido a Raimon ahora le daban la espalda con una facilidad que le hacía pensar en si de verdad eran sus amigos. Caminaba, casi sin moverse, por el último piso de la escuela, su única compañía allí era el silencio que desde que se supo su interés sexual no lo había abandonado; maldijo por lo bajo que las personas fueran tan superficiales y poco razonables, si él no había elegido que le gustaran los hombres…simplemente había pasado y no podía remediarlo ni anteponerse gustos que no existían en su corazón. Cansado de todo se dejó resbalar hasta el suelo y se abrazó las rodillas escondiendo el rostro, la oscuridad sólo le trajo imágenes del goleador estrella y eso lo molestó incluso más que antes, aunque para sus adentros bien sabía que deseaba verlo y que estuviera a su lado igual que el día anterior.


Una lágrima se le escapó sin que lo notara, algo en su estúpida cabeza le decía que tal vez, sólo tal vez, si lloraba el rubio aparecería allí para secar su rostro y sonreírle para que no se derrumbara, pero como era de esperarse, nada ocurrió, salvo que el torturado corazón del chico se oprimía de tristeza y le causara un nudo en la garganta que no le dejaba ni gritar de rabia. Golpeó el piso mientras se preguntaba ¿Qué demonios había hecho para merecer ser excluido de ese modo? ¿Por qué razón no podían ser un poco más tolerantes? Si después de todo el ser homosexual no dejaba de hacerlo persona. Escuchó pasos a lo lejos y levantó el rostro, al girarlo hacia el lugar del que se suponía provenía el sonido se encontró con el capitán del equipo. Pensando que lo más probable era que su presencia allí le molestara al otro se puso de pie y caminó en sentido contrario, ya que a nadie le gusta ser ignorado más de diez veces en el mismo día.


-E-espera…Kidou –El castaño había avanzado un par de pasos y extendía una de sus manos como si quisiera alcanzarlo. El aludido se detuvo pero no volteó, no tenía ánimos de ser insultado a la cara, por lo que se limitó a esperar allí.


¿Qué quieres, Endo? –Su voz sonó más fría de lo que él mismo quiso, pero no le importó, tan solo esperó por la respuesta, a estas alturas sin esperanza de nada. El silencio se extendió por durante un tiempo que le pareció eterno al del cabello claro, cansado y aburrido se giró mientras iba reclamando la indecisión del chico, pero no alcanzó ni a decir "¿Vas a hablar?" cuando notó lo cerca que el otro estaba, tenía la cabeza gacha y se veía triste, suspiró abatido ante la imagen de perrito mojado que tenía el de la banda naranja –¿Qué ocurre Endo? –Esta vez su tono se dulcificó a medias provocando que el otro le mirara con una media sonrisa.


-La verdad es que no se cómo empezar, lo…lo siento mucho Kidou –Al del cabello largo le recorrió un escalofrío por la espalda, había deseado que alguien fuera tan humano como para disculparse con él y nunca pensó realmente que alguien lo haría, pero ahora estaba un poco más calmado, tener al capitán de tu lado debe alivianarte bastante las cosas. Sin pensar en lo que hacía se lanzó a los brazos del chico que se sorprendió y cayó al piso con todo y estratega, no fue de importancia, ya que ahora podía contar con él…o al menos creía que nada importaba, lo pensaba hasta que a lo lejos vio lo que por durante todo ese día había estado esperando, los oscuros ojos del día anterior, el rubio cabello…si, allí estaba y ahora lo miraba con una mezcla de angustia y enojo.

Notas finales:

Gracias por haber leido ¡Hasta el próximo capitulo!


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