27º ENCUENTRO, DUDA, OPORTUNO Y MISTERIO
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--------------------------------------------------------- Narra Zoro -----------------------------------------------------
Caminé con apresurados pasos, malditas calles, pareciera como si se movieran a propósito para lograr que me pierda. Aunque parece que la suerte está conmigo ahora, no sé exactamente cómo pero llegué al paradero, no necesitaba perder más tiempo, ya había desperdiciado lo suficiente mientras intentaba llegar aquí. Así que decidí tomar un taxi, le dije el lugar y subí para poder llegar a tiempo.
Mientras viajaba, observaba las calles mojadas, algo despejadas, seguro debido a la lluvia que atestaba en estos momentos. Cerré mis ojos para intentar relajarme un poco, pero eso parecía imposible, con todo lo que me estaba sucediendo, me parece algo realmente difícil relajarme y tomármelo a la ligera, lo único que debo hacer es pensar en lo que realmente interesa.
Llegué a mi destino, pagué el taxi y me bajé apresurado, miré a todos lados para asegurarme de que alguien no me siguiese. Estaba frente al puente, subí las escaleras mientras observaba el piso algo turulato. Una vez estuve en la parte superior, caminé por lo largo del puente, donde sólo pude ver una delgada silueta que sostenía un paraguas, vestida de casaca morada. Aparte de mí, era la única persona presente en todo el puente, por lo que supuse que de seguro ella era la indicada.
Me acerqué a ella sigilosamente, estaba mirando perdidamente hacia abajo, parecía ida. Al parecer se percató de mi presencia, porque cerró los ojos con fuerza para luego girarse y observarme directamente a los ojos, no me molesté en evitarla, también la observé con determinación. Sí, ella era la mujer de aquella vez, su parecido con Kuina es inconfundible, parece ella, solo que con unos cuantos años de más.
- Realmente, no sé porqué no me sorprende que enserio vinieras – me dijo seria
- Soy alguien con determinación, jamás retrocedo a mi palabra
- Lo sé…. – sonrió ligeramente – acompáñame, si sigues vestido así, con este clima, de seguro pescarás un resfriado y toda tu chulería de ir a rescatar a tus amigos se irá por la borda – me dijo sarcástica – además, para que puedas ir a irrumpir en la guarida de Laffitte, al menos necesitas memorizarte el lugar
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------------------------------------------------------------ Narro yo -----------------------------------------------------
El sonriente moreno se encontraba conversando por facebook con alguien, sus mejillas se pintureaban de un ligero color carmín y bebía de vez en cuando un zumo de fresa que apoyaba en el escritorio de al lado. Ya había terminado sus deberes, bueno, según él; así que decidió relajarse un “ratito”, pero ya habían transcurrido cerca de 4 horas desde que empezó a conversar con aquella persona, que de alguna extraña manera, aceleraba los latidos del moreno haciéndolo sentir una alegre adrenalina de vez en cuando.
Un hastiado pecoso entró a la habitación de manera brusca, logrando que la puerta se estrellara contra la pared al abrirla. Buscó con juzgantes ojos a su hermanito, hasta que lo divisó sentado al frente de la computadora, acompañado de esos múltiples y rítmicos sonidos que emitían el presionar de sus dedos con las teclas al escribir apresuradamente. Bufó molesto y cruzó sus brazos mientras ticteaba uno de sus pies, demostrando que se impacientaba con el pasar del tiempo.
- ¿Hola? ¡Llamando a Luffy! ¡¡¡Oye!!! – espetó hastiado el mayor logrando que el menor diera un respingo de sorpresa al escuchar como le gritaba su hermano
- ¡Ha! Ace…... ¿cómo estás? – dijo el menor luego de recuperarse de la sorpresa, pero aún sin quitar su mirada de la pantalla de la computadora
- Como que… como estás, creí que habíamos quedado con que tú lavarías la ropa de esta semana, yo ya me encargué de eso la semana pasada; además, hay trastes sucios y estoy seguro que deben ser tuyos, cuando me fui a trabajar, no había trastes ahí… y también ¡mira! ¡como puedes estar tan tranquilo con todo este desorden! – resondró el pecoso a su hermanito, de alguna manera tenía razón, las prendas del menor estaban regadas por variados lugares de la habitación, la cama se encontraba desacomodada y muchos cuadernos eran vistos abiertos en distintos lugares
- -3- tranquilo Ace… ya lo arreglaré más tarde
- Nada que mas tarde – llevó una de sus manos a su frente – ahorita mismo lo haces, apaga ese aparato y no lo prendas hasta que termines
- Pero no puedo, estoy hablando con alguien >:( - reclamó el menor
- Eso me tiene sin cuidado, voy a preparar la cena y cuando regrese, no quiero seguir divisando todo este desorden
- ¬3¬ ¡malo! – le gritó el menor antes de que el mayor se retirara
El pecoso bajó las escaleras molesto, estaba irritado desde el encuentro con esa peli rosa jovencita y explotó cuando llegó a casa y encontró todo hecho un fiasco. Llegó a la cocina y se dispuso a preparar la cena; pasaron unos cuantos minutos, el pecoso logró romper 3 platos, aún no caía en cuenta el porqué sus movimientos eran tan torpes. Chasqueó los dientes y limpió lo que había causado, un poco mas calmado, reflexionó sobre el como había tratado a su hermanito, era cierto que el menor estaba omitiendo algunas de sus obligaciones, pero sintió como si hubiera venido dispuesto a desquitarse con él, y eso no era justo desde ninguna perspectiva. Así que se dispuso a preparar algún platillo que sea del agrado del menor para compensar su mal comportamiento. Mientras preparaba lo propuesto, algo ocupó su mente durante un largo rato – Aquel… ¿era Zoro? – preguntaba para sí mismo, ya que, mientras caminaba por las calles de regreso a casa, le pareció ver a su peli verde amigo en el puente, era cierto que estaba encapuchado, pero por unos instantes pudo divisar aquel rostro y lo poco de su cabellera que lo caracterizan – de repente no era él – afirmó aún dubitativo – que rayos haría en ese lugar con este clima – algo le inquietaba, pero prefirió creer que había confundido a su amigo con otra persona.
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El pelirrojo joven se encontraba corriendo por las mojadas calles, se le estaba haciendo tarde y no quería hacer esperar a su pareja; la vista era un poco dificultosa debido a que la copiosa lluvia cubría casi todo espacio libre en el lugar. Chasqueó los dientes antes de resbalar y caer al mojado piso y salpicar uno de los ostentosos charcos que se habían formado por variados lugares de la calle – genial – espetó irritado luego de levantarse y observar sus manos mojadas y parte de su casaca empapada, de seguro, ese día se resfriaría. Aún así, nuevamente se echó a correr, estaba a solo una cuadra del hospital, así que no permitiría que algo pequeño como eso lo detuviese.
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- ¡Basta! – reclamó el moreno antes de intentar correr hacia la puerta y salir del consultorio
Pero el mayor lo jaló de los cabellos, haciéndolo caer al suelo; aprovechó la oportunidad y se montó encima del menor, con unas ansiosas manos acarició sus piernas.
- ¡Qué hace! – espetó el ojeroso con aversión, intentó quitárselo de encima pero sus manos fueron dolorosamente acorraladas contra el suelo por el mayor
La mano que el mayor tenía libre comenzó a colarse por debajo de la prenda del moreno para luego empezar a acariciar bruscamente aquella tierna anatomía que hace algún tiempo lo atraía. Con fiereza pellizcó uno de los pezones logrando que el menor se entumeciera de dolor y asco.
- Sólo este favor delicioso joven – le susurró cerca del oído antes de apretar más el agarre de sus manos
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El pelirrojo mayor se encontraba caminando sosegada y relajadamente por los pasillos del hospital, a esas horas, no era de extrañarse encontrar desolados los pasillos y sentir el silencio invadirlos por completo. Ojeó disimuladamente algunas de las habitaciones, donde se encontraban descansando algunos pacientes, aunque se sentía algo culpable al haber salido de la suya sin autorización; ya cuando lo descubran, le regañarán seguro. Rió bajito ante aquella posibilidad y decidió despreocuparse de aquello; llegó a la zona de consultorios, a esa hora ya no había doctores en ellos, pero algo inquietó y llamo su atención, a lo lejos se escuchaban unos quejidos y ruidos extraños; bueno, no era que le importase mucho o que aquello necesitara de su atención, pero la curiosidad acrecentaba cada vez más, así que decidió ir en busca de aquellos sonidos y husmear cual era el causante.
Caminó algo impaciente por el largo pasillo hasta que dio con el consultorio de donde provenían los ruidos. Se asomó con sigilo, pero lo que vio definitivamente no lo pudo dejar pasar; el que parecía ser el doctor estaba montado en lo que pudo reconocer como uno de sus alumnos, aún si no fuera uno de sus alumnos, debía hacer algo; y por como el menor forcejeaba con tenacidad pudo deducir que el mayor lo intentaba someter.
- ¡Oiga usted! – gritó el pelirrojo mientras azotaba la puerta contra la pared - ¿¡Qué cree que está haciendo!?
La presencia del pelirrojo alarmó al doctor, y de alguna manera alivió al menor; de un tirón, el pelirrojo apartó al joven moreno de su agresor y le sonrió reconfortantemente.
- Profesor Akagami – dijo el ojeroso aún con sorpresa mientras sus manos temblaban intentando de recuperarse del susto causado
- ¿Le hizo algo alumno Trafalgar? – preguntó el de rojizos cabellos esperando una respuesta negativa por parte de Law
- No
- ^^ uff… llegué a tiempo ¿no?
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El joven pelirrojo había pasado esperando afuera del hospital durante un rato, a estas horas, su moreno ya debería haber salido. Tenía frío y estornudó anunciando su resfriado – Tsk – chasqueó los dientes, no esperaría más tiempo afuera, así que decidió ingresar al hospital, en recepción preguntó sobre el ojeroso y le dieron una referencia sobre donde podría encontrarle – iba hacia el consultorio del doctor Lucci, no estoy segura de si seguirá ahí – dijo amablemente la señorita – gracias – musitó el pelirrojo – suba al segundo piso, a la derecha y luego a la izquierda, ahí están los consultorios – remarcó la señorita suponiendo que el joven no sabría donde se ubicaba el lugar. El joven solo se limitó a asentir e ir donde le había indicado.
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El pelirrojo mayor intentó detener al doctor pero su estado no le permitía hacer mucho que digamos, el mayor de los pelinegros lo empujó bruscamente y para su suerte apretó en la zona afectada del contrario, logrando que se entumeciera un poco por el dolor y así poder salir del consultorio.
Pero el pelirrojo salió junto con el otro aún adolorido, más no pudo alcanzarlo por su algo deteriorado estado.
- ¡Atrápenlo! ¡Intentó violar al enfermero Trafalgar! – gritó a todo pulmón el pelirrojo mayor dirigiéndose a Law como enfermero debido a que, dentro de ese hospital, eso desempeñaba el joven
- ¿¡Que quiso violar a quien!? – exclamó el joven pelirrojo quien recién doblaba hacia ellos para segundos después estrellarse con el doctor quien intentaba huir de la escena
De un violento agarre, Kidd cogió de la camisa al mayor, quien le propinó un violento golpe en la cara logrando que este sangrara ligeramente por los labios. Pero la juventud muchas veces favorece, el joven aún después del golpe no soltó al mayor y lo tumbó al piso.
- ¡Alumno Eustass! ¡Que sorpresa! – exclamó el mayor de los pelirrojos mientras se acercaba al par
- ¿Que intentó qué? – cuestionó el menor
- In…. Intentó violar a Trafalgar .____.U – contestó dudoso el pelirrojo mayor
Una horda de golpes por parte del menor comenzaron a atestar al doctor en distintas partes de su cuerpo.
- ¡Desgraciado!
Con susto, el profesor intentó detener a su impulsivo alumno más de alguna manera, creía que el doctor se merecía todos esos golpes y más.
- ¡Basta Kidd! – gritó el menor de los pelinegros quien recién llegaba, antes de abrazar desde atrás el torso al mencionado para intentar detenerlo
- ¿¡Lo defiendes!?
- ¡No! Pero no quiero que te ensucies las manos
El profesor solo observaba la escena con algo de asombro, aquellas muestras de afecto por parte de los menores no era de simples amigos, sonrió al comprender la situación. Inmediatamente, con todo el ajetreo y escándalo formado, llegaron varias enfermeras y algunos doctores, entre ellos Paulie, el primo del moreno, a husmear lo sucedido.
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- Maldito bastardo – musitó aquel rubio con cólera al pelinegro doctor que ya era apresado por un policía
- Tranquilo Paulie u-u por suerte, no pasó nada malo – intentó tranquilizar el ojeroso a su primo
- Mas le vale, ya arreglaremos cuentas en la comisaría – dijo el rubio antes de retirarse
- .___. Hoy si que ha sido un día bastante extraño para mí – dijo Shanks
- O.o! profesor Akagami, ¿usted no debería estar en su habitación?
- Ha! Pero si fuera así, tal vez ahorita estuvieras siendo ultrajado por ese doctor u_u – intentó defenderse el mayor
- Agradezco que no fuera así – intervino el menor de los pelirrojos mientras tomaba de la cintura a su pareja
- n///n yo mejor me retiro, estoy cansado – dijo el profesor antes de retirarse de la escena
- Vamos a casa – dijo el joven pelirrojo
- Primero tengo que marcar mi hora de salida u.u
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--------------------------------------------------- Sigo narrando yo u.u ----------------------------------------------
- ¡Maldito!
El mayor tocaba con lascivia al menor aún por encima de la ropa, mientras deleitaba su olfato con el suave y delicado aroma que desprendía el rubio.
- Que…. Que sucede Sanji-kun – preguntaba con miedo la dama antes de morderse los labios por la impotencia
El rubio decidió no responderle, no quería que la damisela se enterara de lo que ese depravado le estaba haciendo, sabía que era lo que le harían, o a donde intentaba llegar aquel sujeto, y aún con las pocas esperanzas que le quedaban, intentaba aferrarse a la idea de que alguien o algo detuvieran aquello. Tragó saliva desesperado, no, definitivamente no quería que aquello pasara, después de todo, cualquiera le tiene miedo a una violación.
El sujeto se esmeró en tocar el delicioso cuerpo del menor e intentó abrir sus piernas, mas el rubio se resistió a que lo llevara a cabo; con un ágil movimiento, dio una patada que oportunamente dio en el rostro el mayor.
- Maldito mocoso – espetó fastidiado – voy a enseñarte a obedecer
Golpeó con un fuerte puñete en el estómago al menor logrando que se retorciera y gritara por el dolor.
- ¡Sanji-kun! – gritó la damisela alarmada
- ¡Cállate! Ya te llegará el momento a ti también
El mayor volteó al rubio y de un brusco movimiento bajó sus pantalones, lamió uno de sus dedos con ansiedad y lo dirigió hacia la entrada del menor.
Oportunamente, y para alivio de ambos jóvenes, alguien entró con brusquedad a la habitación, azotando la puerta contra la pared.
- ¡Qué coño crees que haces Van Augur! – gritó con notable incomodidad aquel de pálida piel
- Laffitte, dijiste que el rubio podía ser mío
- Sólo si estoy de humor, jamás te autoricé de que los tocaras, ¡apártate de mis trofeos!
- ¡Infeliz! Recuerda que no los hubieras capturado sin mi ayuda
- ¡Me importa un bledo lo que opines! Vamos a arreglar cuentas afuera
Uno de los hombres del jefe se acercó al menor para luego acomodarle la ropa. Lo miró con incomodidad y luego se retiró, cerrando la puerta de aquella habitación, nuevamente dejando a los jóvenes solos.
- Sa… Sanji-kun… ¿estás bien? – preguntó la peli azul con temor
- Si Kuina-chan, no me hicieron nada
- Gracias al cielo – susurró la dama antes de romper a llorar siendo escuchada silenciosamente por el joven rubio
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El pelirrojo y el moreno se encontraban caminando a apresurados pasos por las empapadas calles, se mantenían en silencio. El ojeroso aún estaba algo asustado por lo que le había estado a punto de suceder; y el pelirrojo estaba aún malhumorado.
- Me hubieras dejado partirle la cara a ese infeliz – reprochó en susurro el pelirrojo
- No vale la pena Kidd…
El blanquiñoso chico tomó la mano del otro para luego besarla suavemente, logrando que el ojeroso se tensara un poco.
- Estuvieron a punto de profanar a quien amo, claro que vale la pena
- …………….
Se abrazaron fuertemente, dejando que la lluvia empapara sus siluetas; refugiándose el uno con el otro y luchando solos contra el amenazante frío que atestaba el ambiente. Cerraron suavemente los ojos antes de unir sus labios en un ligero y suave beso, en el que solo juntaron sus labios dulcemente.
Un inoportuno llamado al celular de Kidd interrumpió el momento, el pelirrojo chasqueó los dientes y sacó el celular, era su padre, así que era mejor contestarle.
- Hola….
- ¿Dónde estás? – preguntó alterado el mayor desde la otra línea – ¿está tu amigo Zoro contigo?
- ¿He? No…. Estoy con Law… ya voy de regreso a casa
- ¿Entonces ese joven no está contigo?
- Hm… no…. ¿por qué lo preguntas?
- Su padre llamó hace un rato, dice que hoy Zoro vendría para hacer un trabajo contigo
- ¿Mn? – se alertó, no había ningún trabajo que él recuerde. Pero conociendo a su peli verde amigo, algo debe estar pasando, y lo usó como mentira para salir; dedujo rápidamente el pelirrojo, enserio aquella estrategia era demasiado común y aún los padres siguen cayendo ciegamente en ella – no estoy enterado de aquello
- Ok, llamaré al padre de ese joven y tú, vuelve pronto
Colgó el teléfono y miró serio a Law, empezó a encajar algunas ideas que vagaban en su cabeza; Sanji no había ido a trabajar hoy y Zoro lo usó de excusa para salir de casa… ¿se estarían viendo a escondidas?... No, ellos les contaron que al menos el padre de Zoro ya sabía de su relación, asi que… ¿por qué mentirle?...
- ¿Sucede algo Kidd? – preguntó el ojeroso
- Hmm…... te contaré algo, y luego me dices que opinas…
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Continuará... .___. ...