28º ABSORTA SITUACIÓN
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- ¿Aló? – contestó el peli verde mientras caminaba por las empapadas calles al lado de la peli azul señorita
- ¿Zoro donde estás? – preguntó desde la otra línea el pelirrojo joven con evidente tono de preocupación
- En mi casa
- No mientas, tu padre llamó al mío preguntando por ti…
- …………… “mierda” – pensó el moreno
- Ni se te ocurra colgar
- Qué es lo que quieres
- Saber donde estás y…. el porqué Sanji no fue hoy a trabajar
- No te incumbe
- Sanji es mi amigo, y no es pecado preocuparse por las amistades
- No pienso contarte nada
- ¡Oye! ¡Zoro! no puedes ser egoísta… déjanos ayudarte – reprochó el ojeroso arrebatándole el celular a Kidd
- No podrían hacer nada, déjenme, estos son mis asuntos
- Zoro escuch… - el peli verde colgó el celular y lo apagó, dejando al ojeroso con la palabra en la boca; si sus amigos lo habían llamado, en cualquier momento su padre haría lo mismo
- ¿Quiénes eran? – preguntó con interés la mujer
- Amigos que estaban preocupados
- Al parecer ya se enteraron de que todo esto no es normal……
- No importa, mientras no sepan los detalles de esto, estarán bien, no quiero involucrar a mas gente
- ¿Cómo son tus amigos?
- Hmmm ¿para qué quieres saber eso?
- Curiosidad…
- Bueno, uno es un rebelde sin causa líder de una banda de más mocosos rebeldes, pero es buena persona; el otro es un nerd y últimamente buen amigo de Sanji, algo testarudo pero también gentil y el otro… pues… no sabría que decir de él, es un joven con problemas amorosos jajajajaja
- Interesante….
- ¿Mn?
- Que tienes buenos amigos, y al parecer los quieres mucho
- Jajajaja nada de sentimentalismos ahora, estamos en una situación crítica
Llegaron a un barrio algo pobre y de aspecto peligroso; la peli azul lo guió hasta una plomiza casa de dos pisos, abrió la puerta con una de sus llaves; todo estaba oscuro, así que prendió la luz, aunque alumbraba poco, al menos se podía distinguir como estaba administrado el ambiente.
- Siéntate – invitó la dama al peli verde señalándole uno de los sillones
El ambiente era pequeño, pero igualmente cómodo; el moreno se sentó en uno de los sillones, bajó su capucha revelando así por completo su inusual cabellera. La dama se metió dentro de una habitación para luego sacar dos tazas con té caliente; invitó una al joven y la otra la bebió con parsimonia antes de subir las escaleras indicando que el moreno se quedara ahí sentado.
Bajó al rato con dos cartulinas que a la vista se veían algo viejas; se sentó frente al peli verde y las extendió sobre la mesita de centro.
- Esto es el mapa de la casa donde se esconde Laffitte, tiene dos pisos, y son vigilados por….
- ¿Cómo obtuviste esta información? – interrumpió el joven con curiosidad
- Lo hice yo misma, cuando aún era estropajo de él, me encargué de estudiar el sitio con la esperanza de algún día poder escapar con algunos secuestrados… pero las cosas… resultaron diferentes
- …………
- Bien, no tenemos tiempo que perder, te llevaré yo misma hacia ese lugar, pero no entraré… ya depende de ti mismo como saldrán las cosas…
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- Se… señor Koshiro – pronunciaba bajito el peli negro que se encontraba descansando en la cama
- Bon Clay, usted sabe que confío mucho en vuestra persona ¿verdad? – dijo el mayor con tranquilidad
- Claro
- Dime… ¿Cómo es que terminaste en este estado? – preguntó sin impaciencia, pero aún así logrando que el joven se tensara
- Pu… pues… una pelea callejera…
- Sabe que confío en usted mucho por la sinceridad que me ha demostrado en todos estos años, vuestro padre sabía que su persona jamás me defraudaría – atacó inteligentemente el mayor, logrando que el menor sintiera culpa
- Señor…
- Habla de una buena vez mocoso – un rubio y alto hombre se encontraba parado en la puerta de la habitación con los brazos cruzados
- Se…. Señor Zeff… - el menor se tensó el doble de lo que ya estaba, ambos padres se encontraban interrogándolo de manera algo hastiosa
- Señor Kuroashi, es un gusto verlo – saludó el peli negro mayor con ese sosegado tono que lo caracterizaba
- Un gusto y un pepino, ¿Dónde está mi hijo? Hoy no llegó a trabajar y los testigos de la escuela confesaron que lo vieron salir con tu compañía y la de otra niña más… ahora me doy con la sorpresa de que mi hijo y esa niña están desaparecidos y tú te encuentras hospitalizado, esto es un maldito lío – reprochó impaciente el rubio padre
- No quiero ni imaginar como los hizo confesar – susurró el menor
- ¿Disculpe?
- Ha! Bueno, yo… yo… no sé si deba decírselos
- Joven Bon Clay, usted aprecia mucho a esos jóvenes ¿cierto?... y estoy seguro de que es consciente de que nosotros también… no haremos nada que lo perjudique… confíe en nosotros… - dijo sosegadamente el peli negro
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- ¡Maldición! – gritó molesto el pálido hombre tirando todo lo que se encontraba sobre su escritorio
Sus hombres sabían que estar cerca de él cuando estaba de mal humor no era una buena idea, así que disimuladamente salieron de la habitación; el alvino había tenido una desagradable discusión con su segundo al mando y recientemente había recibido la noticia de que uno de sus negocios había fracasado. Necesitaba desquitarse con alguien, pero no cabía en cuenta de quien podría ser, además de que sus subordinados lo habían dejado solo; y ya se imaginaba el porqué. De la nada, una macabra sonrisa se depositó en su rostro; se levantó de su asiento y salió de aquella habitación comenzando a caminar por los oscuros pasillos en dirección al cuarto donde se encontraba el rubio y la peli azul jovencita.
Abrió la puerta con impaciencia y la estrelló contra la pared, logrando tensar a los jóvenes que aunque no pudieran observarlo con sus propios ojos, el aura desprendida era pesada y en cierta forma, aterradora, alertándolos al momento.
- A ver… ¿a quién me voy a comer primero? – preguntó con impaciencia – la jovencita no está mal ¿he?... muy bonita
El rubio se tensó al escuchar las palabras de aquel hombre, no, él jamás permitiría que tocaran a una damisela y mucho menos en su presencia.
El sujeto se acercó a la señorita con ansiedad, para luego acariciar su rostro y cabellos lentamente, logrando que la dama temblara de nervios y miedo en su mayoría, comenzando a quejarse en susurro mientras acurrucaba sus piernas a su pecho.
- ¿A qué le temes? – susurró sarcásticamente – solo será un rato… - besó la mejilla de la menor mientras esta se mordía los labios para no dejar escapar sus lágrimas
- Kuina-chan… e… ¿estás bien? – le pareció absurda su pregunta, aquel tipo había dado por evidente que deseaba hacerle algo a la jovencita – se… sea quien sea… deje a Kuina-chan en paz… ¿qué es lo que busca?... si desea dinero…
- Dinero ya no es lo que busco de ustedes al menos – dijo serio mientras se apartaba de la dama – la persona que se encargaba de mantenerlos a salvo les ha fallado… ahora solo busco saciar mis ansiedades con ustedes, mis nuevos juguetes; ojalá no se rompan tan fácilmente – se paró frente al rubio – mejor te pruebo a ti primero…
Jaló de los cabellos al rubio y besó sus mejillas, aquella piel era exquisitamente tierna y tan jovial, eso de alguna manera impacientaba al mayor. Pero no contaba con mucho tiempo; así que decidió hacer la tortura rápido, la hora corría y debía atender otros asuntos. Desabrochó la camisa del rubio y pellizcó bruscamente los rozados pezones; causando asco en el menor, quien a pesar de querer gritar y quejarse hasta hartar al mayor, se mantenía serio mientras respiraba con miedo, no quería asustar a la jovencita.
- Ha… ya veo… no quieres que la señorita se entere de lo que te hago ¿verdad? – se echó una carcajada de sorna – igual y se entera
Jaló de los cabellos a la peli azul y con un bruco movimiento, sacó la venda de sus ojos, quienes aún se encontraban algo llorosos – vas a observar atentamente lo que le va a pasar a tu amigo, porque la próxima vez, será tu turno – la dejó sin cuidado y nuevamente tomó al rubio de los cabellos
El celular del sujeto comenzó a timbrar – tsk – espetó molesto, bajó la bragueta de su pantalón y liberó su miembro, siendo observado temerosamente por el joven y la dama – tienes suerte, esto será rápido si colaboras – el rubio desvió su azuleja mirada hacia los ojos de la dama, aquella le dedicó una preocupada mientras su semblante se quebraba
El mayor obligó al menor a abrir su cavidad bucal y de una sola vez introdujo su miembro en esta, el rubio no pudo contener una expresión de asco y repugnancia, a lo que fue jalado por sus cabellos con brusquedad. El pálido sujeto comenzó a embestir la boca del menor con aspereza, quien solo se limitaba a cerrar con incomodidad sus ojos rogando que la damisela no observara aquella escena.
Kuina se mantenía miedosa, solo se limitaba a observar aquella penosa escena, temía que si desviara la mirada o si cerrara sus ojos, aquel sujeto le hiciera peores cosas para lograr que lo viera.
La impaciencia se apoderaba del sujeto, así que embistió con tosquedad la boca del rubio, logrando ahogarlo y hacer que su cavidad comenzara a dolerle – No te atrevas a morder – espetó, al ver la intensión del menor por torturar con ira al pálido mayor
Se estaba ahogando, no solo por lo brusco que resultaban las embestidas a su boca, sino también porque aquel sujeto jalaba sus cabellos, obligándolo a engullir aquella virilidad que asqueaba en sobremanera al menor.
El pálido sujeto se corrió, retiró su hombría del menor mientras este tocía con asco y escupía aquel semen que atestaba su boca – fui considerado contigo – sonrió con sarcasmo y se retiró de la habitación. El joven intentaba recuperar su semblante, se sentía humillado, pero de alguna manera, pudo haber sido peor, y agradecía que no hubiera sido así. Desvió su mirada hacia la damisela, quien lo observaba asustada y triste.
- Ya pasó Kuina-chan cog, cog,…. No se asuste – intentó tranquilizar a la jovencita que aún se encontraba temblando
- …….. – ella cerró sus ojos y respiro profundo, comenzando a sumirse en sus pensamientos intentando no alterarse
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- Este es el lugar joven – indicó la mujer al peli verde
- Bien…
El par se encontraba a las afueras de aquella casa, de plomizas paredes y aspecto lúgubre; estaban escondidos por si alguien salía de esta y así evitar que los reconozcan, al menos a la dama. Ya había pasado cerca de 3 horas, en las cuales, la mujer le indicó las posibles habitaciones donde se podían encontrar sus amigos; porque ella conocía en cierta manera a Laffitte, y sabía donde suele esconder a sus “trofeos”; aconsejó ciertos lugares por donde debería tener cuidado y aquellos en los que perdería su tiempo buscando. Con suma determinación, el moreno captó todo lo que pudo; sabía que su orientación era mala, aunque nunca lo hubiera querido aceptar, pero en una situación así, era necesario considerar aquellas cosas.
La mujer le entregó un mini-mapa elaborado ratos antes para que sirviera de guía al moreno, lo miró fijo a los ojos y sonrió con misterio; dentro de ella rogaba por que las cosas salieran a favor del menor, por alguna extraña razón, aquel joven le había caído muy bien, y sería una verdadera lástima que tanta valentía fuera fácilmente aplastada por aquel repugnante sujeto.
- Tenga mucho cuidado, y ni bien encuentre a sus amigos, sáquelos de ahí, no eche a perder su oportunidad dirigiéndose a enfrentar a Laffitte, ese sujeto suele jugar muy sucio – dijo seria la mujer para luego entregarle una pistola
- No necesito eso
- No sea tan orgulloso, entiendo a los espadachines, en mi juventud estudié kendo; pero uno no puede echar a perder oportunidades así, y más si sabes que solo cuentas con una sola, si en algún momento necesitaras usarla, no dudes – escondió el arma en los tobillos del menor – suerte
El peli verde chasqueó los dientes algo resignado, miró ansioso hacia la casa y se dirigió a esta con determinación. “Mas te vale no haberles tocado un solo pelo, o te vas a arrepentir”
Mientras veía al peli verde alejarse, de uno de sus bolsillos sacó su celular y el del moreno – te olvidaste esto – sonrió divertida por el descuido del menor y se dispuso a revisar con rapidez lo de su interés…
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Continuará... ú.ù...