30º RESCATE
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- Co… ¿Cómo se supone…?
- Tu querida amiga llamó a mi celular… .__. Al principio nos asustamos… u_u pero luego comprendimos la situación…
- La… ¿Law también está aquí?
- No, se suponía que yo me encontraría con él en la comisaría.… .__. Pero preferí venir a divertirme jajaja… además de que los chicos decidieron ayudarme -w-
- Ha… mierda…. Esto duele – dijo el peli verde agarrándose el hombro izquierdo, antes de pararse
- .___. Te dispararon… obvio que duele
- ¡Kidd! Esta casa está llena de muchos mafiosos D: (xD) - dijo un joven de larga cabellera rubia quien ingresaba a la habitación
- Zoro debemos salir de aquí…
- Pero aún no he dado con Sanji ni Kuina…. Y…
- ¡Ha! cierto…... ¡entonces a buscarlos rápido!
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- Oye…. Kuina…. No sé si será mi imaginación pero…… creo que hay un alboroto ahí afuera…
- No creo que sea tu imaginación Sanji-kun… también he escuchado alboroto… parece que se están librando peleas…
- Ha! Aquí están…. – dijo un hombre algo herido, quien acababa de entrar a la habitación – nos vamos linduras – cogió a Sanji de los cabellos mientras otro entraba para llevarse también a Kuina
- ¡Espera!... a… ¿A dónde se supone que nos llevan? – preguntó algo temeroso el rubio
- Surgieron inconvenientes inesperados linduras… nos vamos antes de que al jefe le arrebaten sus trofeos…
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- Menuda estupidez en la que andan metidos u__u – espetó el rubio mientras ingresaban a la comisaría
- Lo que aún me sorprende es que mi hijo no me haya tenido las confianzas como para decírmelo – dijo algo nostálgico el de pelos negros, quien acompañaba al otro y se dirigían a recepción
- ¡Digo que es cierto! – gritaba el ojeroso quien hace unos minutos llegó al lugar – no se puede perder tiempo D:< - necesitaba que los policías ahí presentes tomaran el caso lo más pronto posible
- O.o Oiga…. ¿usted no es uno de los amigos de mi hijo? – dijo curioso el mayor de rubios cabellos, luego de que ambos padres se acercaran a recepción y pararan al lado del moreno joven
- Señor Kuroashi…. Señor Roronoa…. Que… que hacen…
- No se preocupe jovencito -w-…. Ya estamos totalmente enterados de la desgracia… venimos a reportarlo y que nos ayuden a encontrar a mi hijo – musitó el mayor de negruzcos cabellos
- A nuestros hijos – espetó el otro padre
- Yo…. Yo sé donde están…... – dijo algo apresurado el menor
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Aún con el lastimado hombro, el peli verde recorría la casa con increíble velocidad y talento; era una verdadera sorpresa que su pelirrojo amigo y su sequito de seguidores estuvieran en esa casa, al menos tenía el camino algo mas libre. Se encontró con un par de hombres más, pero los atravesó fácilmente con una de sus katanas, dejándolos inconscientes y cruzando al otro lado.
- ¡Niii-saaaaan! ¡Niii-saaaaaaaan! – escuchó tenuemente a lo lejos, se exaltó, aquella era la delicada voz de su querida hermana
A pesar de su mal sentido de orientación, decidió aventurarse y perseguir la débil señal que el destino le brindaba. Recorrió pasillos y abrió puertas, hasta que sintió aquel llamado un poco más notorio y fuerte.
- ¡Kuinaa! ¡Sanji! – llamó esperanzado
- ¡Niiii-saaaan!
Ahora lo sabía, estaba cerca y no se detendría; aunque el dolor en su hombro se acrecentaba en sobremanera y perdía sangre. Caminó un poco más, bajó escaleras y llegó a un nuevo ambiente, era una sala algo angosta; pero aquello no fue lo que tensó al peli verde, sino, fue una opresión en su sien derecha. Alguien le estaba apuntando, se removió ligeramente antes de girar levemente su rostro.
- ¿Tan cobarde eres como para no atreverte a atacarme directamente? – espetó el peli verde con molestia
- Listas palabras jovencito, pero el peso de la culpabilidad no causa efecto en mí – dijo sosegadamente en sujeto
- ¡Niiii-san! – gritó la peli azul jovencita, quien era traída a rastras por uno de los hombres
- ¿Zo…. Zoro? – preguntó suavemente el rubio, después de todo, ni uno de los dos podían verlo, sus ojos estaban vendados
- ¡Sanji! ¡Kuina! – dijo el peli verde, sus latidos se aceleraron, estaba tan cerca
- ¿Te crees muy listo no jovencito?.... ¿sabes? Me agrada esas agallas tuyas al atreverte a irrumpir en mi casa… fabuloso ¿no?...
El mayor se colocó delante del moreno, aún sin bajar su arma, le sonrió sarcásticamente mientras le observaba con curiosidad; el moreno joven, con un astuto movimiento pateó la mano que le apuntaba e intentó cortarle en el pecho. Pero el sujeto era listo también; y al parecer, bastante hábil, seguro debido a su suma delgadez que lo hacía más ligero.
- Listo…. Listo…. Me agradas cada vez más mocoso
- Jefe, hace un rato que el señor Van Augur no aparece – informó un hombre que ingresaba al lugar por la puerta opuesta donde estaba el moreno joven
- Tsk… ese inútil… no desistan a la orden, incendien esta maldita casa – ordenó el mayor para que luego su subordinado se alejara
- ¿Van a que?.... – preguntó el menor alarmado
- Claro joven, mi casa está echa un fiasco gracias a ti… ya no la quiero……
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- ¡Oi Kidd! ¡Estos tipos están bañando la casa en gasolina! – gritó el chico de larga cabellera rubia
- ¡Mierda! ¡Sácalos a todos de aquí entonces! – ordenó el aludido desde el segundo piso
- ¡Y ustedes!
- ¡Nos encontraremos afuera! – espetó esto último antes de llevarse a rastras al hombre de marrones cabellos
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Un golpe en la cara mareó al menor, intentó cortar de un tajo al sujeto pero fue retenido por uno de los dos hombres al servicio de su contrincante; recibió una patada en el estómago antes de estremecerse; aunque sacó fuerzas y forzó el agarre, cogió una de sus katanas y traspasó el pecho de aquel que segundos antes lo apresaba. El rubio joven había logrado desvestir su mirada y liberarse de aquel trapo que le evitaba observar, empujó al hombre que evitaba su libertad e intentó pararse; como pudo, pateó el pecho de este y de un cabezazo logró que aquel se distrajera. El moreno joven se percató de aquello y corrió a ayudar a su amado, de un taje terminó con su contrario y se dispuso a desatar al rubio; pero un golpe en su espalda interrumpió su labor, se giró para ver como aquel que rato antes apresaba a Kuina, intentaba golpearlo con un palo mientras el jefe de aquellos intentaba retirarse. Golpeó con el mango de su katana al tipo y corrió en busca del jefe de sus problemas; se tiró encima de él y le dio de lleno un golpe en el rostro, el mayor, de una patada logró apartar al peli verde y empezó a buscar su arma, la cual con el impacto había soltado.
El moreno agarró uno de sus pies y lo arrastró hacia él, quiso clavarle su katana en el estómago pero el mayor giró sobre el piso y pateó de lleno en el hombro izquierdo del joven, atinándole justo en la herida, logrando que este se retorciera de dolor, puesto que, aún se mantenía la bala dentro.
- ¡Oi Zoro mira! D: ¡El profe Van Augur era uno de estos putos mafiosos! – dijo el pelirrojo llevando a rastras a aquel hombre – el muy maldito quiso dispararme u__u .…. Ha, siempre quise tratar así a uno de mis profes (xD)
Pero el blanquiñoso joven se quedó algo sorprendido al ver a su moreno amigo desangrarse poco a poco mientras se tocaba la herida de su hombro izquierdo, aquel que llevaba a rastras ya estaba inconsciente, lo dejó tirado y decidió ir en ayuda del peli verde. El mayor corrió a la sala nuevamente e intentó coger de los cabellos al rubio, quien aún sin estar libre, intentó defenderse.
El pelirrojo levantó al peli verde, este último se apoyó en él para lograr recuperar la compostura, esa herida le dolía horrores – Ellos están en esa sala, debemos sacarlos…. Ha! Incendiarán la casa… - detuvo sus palabras cuando vio las acrecentantes llamas expandirse por los pasillos, al parecer aquella tarea ya se estaba llevando a cabo.
“Salgan con las manos en alto, están rodeados” – se escuchó por un altavoz desde afuera, aquello no solo tomó por sorpresa a los jóvenes, sino también a los pocos integrantes que quedaban en la casa
- ¡Mierdaaaa! – se escuchó resonante y furioso al jefe de aquellos que temblaron con miedo, sabían que estaban en una situación nada favorable
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- Como dije, menuda estupidez en la que andan metidos u___u – dijo el padre de rubios cabellos
- ¿Cómo pueden estar tan sosegados sabiendo que sus hijos se encuentran dentro de esa casa? Y encima ¡se esta incendiando! – replicó el ojeroso
Los tres habían llegado al lugar en uno de los autos de policías, aún estaban dentro de este, ya de seguro les dejarían salir cuando todo se haya solucionado.
- Ese idiota de Kidd – dijo el ojeroso en susurro mientras observaba la casa incendiarse
Aunque los padres no se mostraban exteriormente aterrados, realmente estaban preocupados.
- ¡Oigan chicos! ¿Aún hay gente en la casa? – preguntó uno de los policías al joven de larga cabellera rubia, quien hacía afuera con otros jóvenes esperando
- ¡Si, aun adentro se encuentran amigos nuestros! – contestó aquel
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- ¡Zoro esta casa se cae en pedazos! ¡No me extrañaría que explosionara, he visto muchos galones de gas en los cuartos traseros! – exclamó alarmado el blanquiñoso pelirrojo
- ¡Maldición! – corrió en busca del tipo, no lo dejaría escapar – llévate a Kuina y a Sanji de aquí…
- No me jodas, no irás a buscar a ese sujeto en el estado en el que estás – volteó a ver como los otros jóvenes se ahogaban en el humo y hostigoso calor del ambiente – ¡Al carajo! Si no regresas te juro que iré al infierno y te traeré a rastras de vuelta
- Je… que cariñoso amigo – sonrió de medio lado antes de perderse por el pasillo
- Maldición – cogió a los ahogados jóvenes para retirarse del lugar, aunque el camino no estaba nada libre y a decir verdad, le costaría lo suyo salir de ahí
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Lo encontró en un cuarto intentando abrir la puerta; el peli verde aún conservaba una de sus tres katanas; aquello le apenaba, pero no era momentos de pensar en otros asuntos. El mayor se giró al caer en cuenta de la presencia del otro; era en vano intentar abrir aquella puerta, además de que las llamas no tardarían en alcanzar la zona y el sofocante calor se acrecentaba con cada segundo que transcurría.
El menor estaba dispuesto a acabar con aquel ese mismo día, el mayor lo miró con impaciencia y odio; se acercó a él e intentó tumbarlo para poder salir, el menor, sin perder la postura lo jaló de los cabellos e intentó tajarle el pecho de un solo corte. Pero el pálido le atinó una potente patada en el torso logrando liberarse del agarre de sus cabellos, estaba desarmado pero aún contaba con un viejo bastón que llevaba en la cintura; lo sacó y dio de lleno con el al rostro del moreno peli verde, quien algo aturdido retrocedió.
El mayor intentó hincar el bastón en la herida del moreno, pero este los evitaba a toda costa, sabía que un golpe ahí lo lastimaría en sobremanera; con su espada logró forcejear con el bastón del pálido sujeto.
- ¿Es una obsesión la tuya el eliminarme verdad? – dijo con agitada voz
- Solo me aseguro de que no vuelvan a dañar a mis seres queridos
Aquel pálido hombre sonrió de medio lado, estaba agotado y sin más, sabía que la policía se encontraba fuera… sus posibilidades de escapar eran probablemente pocas, sus hombres lo habían abandonado y ahora se encontraba entre la espada y la pared, pero su orgullo no le dejaría rendirse de manera simple. Intentó atinarle un golpe al moreno joven, mas el otro esquivó aquel intento, entonces decidió intentar una vez mas hincar la herida del peli verde; lo logró, el menor se retorcía y agarraba la zona afectada mientras el observaba gustoso su tortura, nuevamente hincó y lo empujó al suelo, pateó su torso antes de liberar una navaja de sus bolsillos y con esta cortarle la yugular. Estaba tan absorto en sus pensamientos que no se fijó cuando el moreno se removió y de un rápido movimiento tomó su katana y de una sola le tajó todo el torso y parte del pecho del pálido sujeto, pero aquel corte fue leve, incapaz de matarlo.
Las llamas ya se hacían presentes en las paredes; mala fue la suerte del sujeto al retroceder y quedar parado frente al moreno, perdió el equilibrio y cayó en las esquinas que ya se incendiaban considerablemente.
Gritó de dolor, las llamas se apoderaban lentamente de su cuerpo mientras cocían sin compasión aquella pálida piel, hiriéndola de manera desesperante para el sujeto; Zoro salió corriendo del ambiente, dejando al otro agonizante, si se quedaba un rato más, de seguro acabaría igual o peor que aquel sujeto; le dolía la herida y su visión se hacía ligeramente borrosa.
El fuego alcanzaba desesperadamente varios puntos de la casa, pero el lugar que menos convenía para aquella, eran unos cuartos traseros donde ya hacían galones enteros de gas, dispuestos a explosionar si el fuego les provocaba.
El peli verde joven recorrió los pasillos con apresuro, el fuego impedía su caminar, así que en varias ocasiones tuvo que doblarse y tomar otro rumbo; hasta que llegó al punto donde, estaba totalmente perdido. Respiró agitado y con ahogo, tosió desesperado mientras sus ojos buscaban alguna salida. Lo único que pudo divisar fue una empañada ventana al fondo de uno de los pasillos, no lo dudó mucho tiempo antes de dirigirse con decisión a aquella que de seguro sería su oportunidad de salir.
Llegó a ella y con el mango de su katana rompió los vidrios de esta; afuera se alarmaron al escuchar el llamativo sonido de las lunas siendo rotas. El fuego iba a alcanzarlo, así que de un solo movimiento decidió tirarse de esta, por suerte, era de primer piso, así que la caída no fue muy dolorosa. Aún en su frágil estado decidió levantarse y correr por el callejón donde había aterrizado, no se perdió debido a que solo contaba con un camino; salió por este, encontrándose con policías, quienes lo alumbraron con sus linternas, empañando su vista ligeramente, cuando se supo a salvo, sonrió de medio lado antes de que él, y todos los espectadores presentes se crisparan, estremecieran y echaran al suelo. La parte trasera de la casa explosionaba estrepitosamente, logrando que las llamas y el humo salieran disparadas y los vidrios de las ventanas terminaran de romperse.
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- Llévenselos al hospital – escuchó el moreno joven
- Sa…. Sanji…... Ku… Kuina – susurró aún con las pocas fuerzas que le quedaba
- ^^ ellos están bien joven, logró su objetivo, salvarlos… ahora descanse
- Quiero verlos…
- Los verá… pero descanse…
Los bomberos ya habían llegado al lugar, se encontraban apaciguando el fuego y las ambulancias estaban presentes ingresando a los afectados en sus interiores. Una de ellas llevaba al peli verde chico dentro, este último descansaba apaciblemente, ya estaba mas calmado.
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Continuará... -w-...