Dos malditos años esperando, entrenando, intentando hacerme más fuerte.... Lo había conseguido después de todo, o eso creía. Toda mi fuerza, mi voluntad y demás cualidades que se esperaban del futuro mejor espadachín del mundo, se desvanecieron en un abrir y cerrar de ojos cuando dijo esas simples palabras. Tenía que ser una maldito broma, verdad? Tenía que estar jugando conmigo, no podía ser cierto...
-Lo siento chicos... En serio... Desearía poder ir con vosotros...
-Que estas tratando de decir Sanji-kun?
-Cuando esta en ese infier... Hace un par de semanas recibí un carta. Yo... tengo que volver a casa.
Las caras de todos fueron cambiando de la alegría del encuentro a la sorpresa, comenzando a mostrar los primeros signos de tristeza en la cara de las chicas.
-Es una broma!!! Verdad, Sanji? Eres nuestro nakama!! Además como tu capitán yo no...
-Luffy...
No pudo decir una palabra más, solo escondió su mirada de nosotros durante unos segundos, como si tratara de contenerse.
-No es un adiós, si? Volveremos a vernos!! Además siempre podéis venir a verme, verdad? El Baratie siempre estará abierto para el rey de los piratas y sus....
-Suficiente.
No podía soportarlo! No era una maldita broma, pensaba dejarnos... pensaba dejarme! Después de todo lo que pasó antes de separarnos, después de hacerme creer que yo le importaba...
-Marimo yo...
-Te pediría que me olvidaras, pero parece que no hace falta, verdad?
Acaba de perder los estribos delante de todos, me había dejado al descubierto... Pero que importaba ahora? Después de todo el final estaba ya escrito no? Salí de allí sin mirarle, entrando en el barco y cerrando cada puerta que pasaba de golpe, descargando un poco de mi frustración. En cuanto llegué a mi cuarto y oí el sonido de la puerta al cerrarse... me vine abajo, temblando como una simple hoja. No me lo había dicho directamente, no había oído ese nombre de sus labios... Pero no era tan tonto como para no saberlo. Esa otra persona que había rondado entre nosotros desde el inicio, la que me hacía perder los estribos y perderme en los celos, según él sin razón. Como podría llamar lo que teníamos? Realmente no lo sé... Amantes? Pareja? Solo sé que todo sucedió en una noche de fiesta, con mucho alcohol de por medio. Hubiera estado bien si quedara solo ahí, podría haberlo dejado pasar... Pero continuo, cada vez más seguido, haciéndose costumbre... Hasta que ambos dijimos lo que no habíamos querido admitir, el motivo de que esa noche me dejara llevar por él sin poner la mínima resistencia... “Amor... Realmente puedes olvidarme tan fácilmente? Puedes dejarme atrás sin más?” Golpeé el suelo con fuerza, intentando convencerme a mi mismo de quedarme en el lugar en donde estaba, de no salir detrás de él aunque notara que estuviera a punto de ahogarme de solo pensar lo que venía.
-Zoro...
Su voz sonó al otro lado de la puerta, casi como un susurro, como si la voz no quisiera salir de su garganta... Sin embargo para mi fue como un grito que recorrió mi cuerpo, agarrándose en mi pecho como si fuera a explotar en cualquier momento.
-Se que estas ahí.
“Que esperas de mi? Que te diga adiós con una sonrisa en la cara? Que te desee suerte con él? Como si pudiera hacer algo así, imbécil!! Confié en ti... Fui un jodido idiota que confió en que podía ser diferente contigo, que no tenía que continuar solo.”
-Ábreme...
Los golpes comenzaron a sonar, cada vez más fuertes, cada vez más rápido...
-Por favor... ábreme...
Su voz comenzaba a entrecortarse... “Estás llorando cocinero? Eres tú el que ha decidido por los dos!! Por que te crees con el derecho de hacerme sentir así?”
-Zoro... Zo...ro...
-Es por él, verdad? Por Tetsuo...
Silencio es la única respuesta que recibí desde el otro lado de la puerta. “Por que será que me jode tanto tener razón? Solo un amigo? Un hermano par ti? Desde el día que volviste a encontrarlo, tenía que haberte alejado de él.” Aun podía recordar la mirada de ese chico cuando nos encontramos con él, como me miraba como si mi sola presencia le molestara... Incluso recuerdo lo que me dijo antes de despedirnos de él, tan claramente como si acabara de ocurrir de nuevo, como si estuviera delante de mí, riéndose, maravillándose con su jugada, con haber ganado el premio... “Deberías alejarte de él. Diga lo que diga, haga lo que haga, es mi querido hermanito... Si le llamo vendrá a mi sin dudarlo. Así que deberías hacerte a la idea, si? Tomalo como un préstamo hasta que consiga mi objetivo... Sanji y yo, tu sobras, entendido?” Me levanté del suelo, apoyando mi cuerpo en la puerta para alzarme. No era tan simple, no podía serlo! “Lo que siento... lo que él siente... No puede ser todo una mentira!! No pienso aceptarlo!!” Abrí la puerta, encontrándolo sentado en el suelo, con su espalda apoyada en la puerta y con su inseparable cigarro en los labios. En cuanto notó la falta de apoyo se giró hacia mi. “No puedo dejarte marchar... NO QUIERO!!!” Lo agarré del cuello de la camisa, metiendolo conmigo en la habitación.
-Zoro!!
La puerta se cerró, solapando el sonido del golpe con el que hizo su cuerpo al dar contra la pared.
-Niégalo... Vamos hazlo!!!
-Yo...
-Sigues siendo el mismo, no puedes haber cambiado joder!!
-Esto no tiene nada que ve con cambiar, solo es que el tiempo...
-Lo sé! Se que pasaron dos años!! Pero aún así...
Solté el agarre, mientras la frase que rebotaba en mi mente era incapaz de salir de mis labios. “Pero aún así... te amo.”
-Me imaginaba que reaccionarías así... Pero por otro lado esperaba ver al viejo marimo gruñón, mandándome a la mierda con alguno de esos apodos...
Levante mi vista, encontrándome con su sonrisa. Quizá era mejor así? Quizá era yo el único que seguía atado al pasado? Mi mente comenzaba a querer desecharlo todo, a ignorar lo que el resto de mi me decía y darle lo que me pedía...
-Solo dime adiós, si? Como siempre, dormitando sobre cubierta, o mientras estas en uno de tus estúpidos entrenamientos...
Solo fue una milésima de segundo, algo que para cualquiera pasaría desapercibido, pero para mí no.
-No.
-Marimo, se que debería haber...
-Deja de mentirme.
-Si no quieres entenderlo, lo siento... Pero yo no puedo hacer nada más.
-Puedes decir la verdad.
-Mari...
-Deja de esconderte de mi!!
En cuanto pase mi mano por su cabello, dejando sus ojos al descubierto, comprobé que no me equivocaba, que no era él único que todavía deseaba ese pasado juntos.
-Suéltame!!
Con cada intentó de zafarse mi cuerpo se aceraba más a él, cortandole cualquier escapatoria, haciéndole afrontar lo que parecía dispuesto a negar a toda costa.
-Mirame de una maldita vez.
-NO!!
Le sujete de la barbilla, dejándolo al descubierto.
-Dilo.
-Zoro...
-Dímelo y te diré adiós.
Evité que se escondiera de nuevo, clavando mis ojos en los suyos, impidiéndole que esquivara mi mirada.
-Vamos, es simple Sanji...
-Yo no te...
-Es que acaso no puedes?
Acerqué aún mi rostro más al suyo, dejando nuestros bocas a unos pocos centímetros.
-Yo... yo no...
-Tus ojos no me mienten...
Uní nuestros labios, sintiendo como su cuerpo parecía intentar detenerme. Su resistencia se diluyó rápidamente, dejándome vía libre para saborear y devorar cada rincón de su boca. Dos largos años... La sensación de perderlo... Todas esas emociones parecían convertirse en la pasión que guiaba mis manos, colándose bajo su ropa. Me separé de él para respirar, sin dejar de acariciar su cuerpo, sin dejar de intentar grabarle a fuego en su piel todo lo que sentía.
-Puedes intentar negarlo, puedes tratar de engañarte a ti mismo... Pero eso no hará que esto desaparezca.