Mis ojos se abrieron de par en par, incapaces de reclamar nada, de negar lo innegable.
-Zoro...
Sus manos se deshacían de mi ropa con rapidez, rasgándola y abriéndola de forma brusca, dejando espacio para que sus manos me quemaran, para que sus labios me recorrieran. Mis rodillas flaqueaban casi no podían sostenerme. Levanté mis manos hacia el, apoyándolas en su pecho haciendo el ultimo esfuerzo por pararle, por pararme a mi mismo.
-Ahhh!!!
Mi cuerpo golpeo contra el suelo, mientras se subía sobre mi haciendo que me fuera imposible moverme.
-Ni lo intentes... No podría detenerme aunque quisiera.
Sus ojos eran capaces de paralizarme... Como podían demostrarme tantas cosas diferentes? Como podían pasar del amor a la desesperación en un solo segundo?
-Ma...rimo... ahhhh...
Sus manos bajaban mi ropa hasta mis rodillas, dejándome al descubierto ante él, ante sus caricias rudas. Su lengua delineo mi cuerpo, bajando lentamente hasta engullirme por completo. Mi cuerpo se arqueo, gimiendo sin control, deseando que acabara con su tortura de una vez... Pero parecía que no eran sus planes precisamente.
-Vas a dejarme haga lo que haga cierto?
Lo mire desconcertado, encontrando algo que no me esperaba. Su actitud era fría, como si me odiara... Entonces por que podía ver esa lagrima en su rostro?
-Zoro...
Acaricie su rostro con cariño, pidiéndole disculpas con la mirada. Después de todo yo decidí irme, decidí incumplir nuestra promesa... Y estaba teniendo mi castigo.
-Lo siento... Se que no debería, que no tengo derecho, pero yo también sufro como...
-Sufres? Y por que si se puede saber? Eres tu quien va a dejarme!!!
De nuevo la lucidez desapareció de su rostro, dejando solo la desesperación.
-Voy a mostrarte que no podrás olvidarme.
Giró mi cuerpo, dejando mi rostro contra el suelo, usando su mano para alzar mis caderas.
-Voy hacer que te sea imposible borrarme de tu mente... aunque sea por las malas cocinero.
-AHHHH!!!
El dolor me hizo perder el equilibrio, haciendo que todo mi cuerpo chocara contra el suelo. Podía sentir como se introducía en mi interior, como desgarraba todo a su paso, mientras su aliento caliente chocaba contra mi nuca.
-Pude verlo en tus ojos Sanji!
Otra estocada más mientras las lágrimas caían sin control por mis mejillas. “Lo sé... Se que no pude ocultártelo... De veras lo intente!!!”
-Entonces por que? Solo quiero saber por que!!!
Podía sentir el liquido caliente, recorrer mis muslos... “Sangre?” Eso debía ser... Mis sentidos comenzaban a nublarse, la fuerza de mi cuerpo se desvanecía... Alzó mi cuerpo a pulso hasta que mi espalda choco contra su pecho, obligándome a mirarle. Sus movimientos frenaron en seco, incluso pude sentir como sus manos temblaban.
-Sanji.... Sanji!!!
-Yo...
Las palabras parecían atoradas en mi garganta me sentía débil... levanté mi mano a duras penas hasta él.
-Siempre fui un imbécil... Todo esto... es mi culpa...
-No!
Levante mi mirada hasta él, mientras salia de mi interior abrazándome contra él.
-Solo quiero que te quedes... Soy un egoísta....
“Egoísta? Soy yo quien esta haciéndote daño... y aún así sigues culpándote?”
-Marimo.
Seguía pegando su cuerpo al mio, incapaz de levantar la vista para mirarme.
-Zoro.
Se separó de mi lentamente, como si diera por echo que esta era la despedida.
-Solo espero que me perdones...
-Con una condición.
Había conseguido sorprenderle, y eso hizo que por fin se dignara a mirarme a la cara.
-Cumple lo que prometes.
Pude ver como su cuerpo se quedaba estático, como si estuviera haciendo memoria para averiguar a lo que me refería. Me acerqué de nuevo a su cuerpo, lamiendo su cuello consiguiendo que sus manos que aun se mantenían sobre mi caderas temblaran.
-Haz que no pueda olvidarte...
Ni siquiera le di tiempo de reacción solo uní sus labios a los míos, dejando que me diera así su respuesta.
-Sanji... por que...
-No hables...
Levanté mis caderas, introduciendolo lentamente en mi interior, sintiendo como el calor me abrasaba y me hacia olvidar el dolor.
-... ahhhh.... Zoro... hazlo...
Sus manos se perdieron por mi espalda mientras sus caderas se mecían suavemente, entrando y saliendo de mi. Nuestros cuerpos se movían juntos, jadeando y gimiendo nuestros nombres sin descanso, cubriendo nuestras pieles con los besos ajenos... Hasta que sentía su calor inundarme.
-Te quiero... ahhh... Zoro!!
No pude resistirlo dejándome ir sobre él, y dejando mi cuerpo descansar en el suyo. Salió lentamente de mi, tumbandonos en el suelo, acurrucándome en su pecho y cerrando los ojos.
-Descansa.
-No me hace falta.
Se mantuvo despierto un buen rato, como si tuviera miedo a que al cerrar los ojos desapareciera.... pero acabó cayendo dormido irremediablemente. Era el momento de levantarme, de hacer lo que debía hacer.
Abrí los ojos lentamente. Después de todo si me había quedado dormido...
-Pero que... Sanji!!
No estaba a mi lado! Salí a toda velocidad hacia la cocina, rezando para que estuviera allí, para que no me hubiera dejado.
-Mierda!!
Vacía, nadie... Fui hasta la cubierta encontrándome exactamente lo mismo. “No puede ser... Después de todo lo hizo....”
-ZOROOOOOO!!!
Cuando quise reaccionar tenía al capitán sobre mi, con las lágrimas cayendo a borbotones de sus ojos.
-Capitán no es el momento, por favor yo...
-Es malo!!! Es maloooo!!!!
-Luffy te dije que....
-Por que no me da caramelos a mi' Yo los queríaa!!!!!!
Era como hablar con un muro, ese cabeza de goma seguía a lo suyo como si tal cosa...
-Ya te lo dije, no son para ti.
-Lo ves!!! No es justoooo!!!!
-Pero que... Tu no...
A cientos de kilómetros de allí, en un restaurante flotante, un chico se mantenía sentado en la barandilla, mirando al océano.
-Tetsuoo!!!!! OYEEEE!!!
-Eh?
-Dios siempre perdido mirando al mar...
-Estoy esperando, nada más.
El joven sonrió, y continuo mirando al mar, ignorando por completo al hombre que le hablaba.
-No será esto lo que esperabas?
El hombre sacó un paquete de detrás de su espalda. Era pequeño, apenas una cajita de zapatos...
-Y esto?
-Ah, tu sabrás...
Abrió el paquete con curiosidad, rompiendo el papel que lo envolvía sin ningún cuidado. Al conseguirlo se quedo parado, sin saber muy bien que decir o que hacer.
-Dejame ver, si?
El hombre se asomo sobre el hombro del menor, comenzando a reír en cuanto vio el contenido.
-Este chico... Todavía sigue siendo un niño, verdad?
-De que me hablas?
-Sanji-kun!!
-Sanji? Que tiene que ver?
-No es suyo el paquete? Lo siento lo dí por echo...
El joven miraba expectante por una explicación, que el mayor acabo por darle.
-Desde que era un crío siempre hizo lo mismo y la verdad tengo parte de culpa...
-La culpa de que?
-Estos caramelos son los mas dulces del mundo.
-Eh?
-No lo recuerdas? La verdad ambos erais pequeños... Ese idiota tenía la manía de meter la mata y no pedir perdón nunca. Un día discutisteis y se pasó la noche encerrado llorando como un tonto.
-Ahora que lo dices yo...
-Aquella noche hable con él y le dije que las palabras no eran la única manera de pedir perdón, que había otras maneras de “endulzar el corazón herido”. Ese niñato lo entendió mal y te regalo una caja llena de estos caramelos. Desde ese día se convirtió en una costumbre y cada vez que quería pedir perdón él... Testuo?
El hombre paró sus palabras en seco al ver como el joven comenzaba a llorar. No dijo una sola palabra más, por mucho que el mayor insistió. Al final se dio por vencido, dejando al chico solo, con la vista perdida en el agua y las lágrimas cayendo sin emitir un solo sonido.
-Ya entendí Sanji... Lo escogiste a él...