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ACORDE GEMELO por andherezu_rosui

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Séque muchas quisieran estrangularme por tardar e actualizar pero he estado ocupada con esta temporada navideña. Sin embargo aqui me tienen actualizando a rieso de morir por las cuchillas de su indiferencia a mi fic... XD 

Me salio lo Kun fu panda.XD con tanto drama...

Como sea espero que al menos la espera les haya valido la pena y disfruten con el capitulo.

Las cosas se ponen complicadas para mis personajes ojala les vaya bien al finalXD

La actualizacion del siguiente probablemente este para el proximo año. No se traumen ya solo faltan como dos semanas XD

¡Bien a leer!

Capítulo 39 Preparativo para el desastre Parte 3: Cueva del lobo. 

 

Minutos antes en el Chidori, todos los integrantes de Dokuo se preparaban en el cuarto de camerinos el bar abriría en una hora más o menos y tras haber practicado como locos todo el día Kakashi había decidido dejarles descansar. Tsunade y Jiraya habían ido al lugar para conocer a los artistas como les había llamado el mayor pelo blanco en cuanto les tuvo en frente.

Cuando habían escuchado del propio Kakashi que ese anciano que no hacía más que mirar pervertida mente a Konan, Karin y ya de paso a Sai y Kimimaro era en realidad un renombrado director de orquesta en Europa y que la mujer que había llegado de su brazo y prácticamente había enterrado el rostro de su esposo en el piso justo después de ver su comportamiento grosero, era una violinista concertina de igual renombre, ninguno de los presentes podía creerlo.

Tras una sesión de jazz cortesía de los dos mayores en compañía de Kakashi e Iruka, la tarde se fue en un abrir y cerrar de ojos. Yamato y Konan habían empezado a fumar, y para Sai aquel humo era insoportable, por lo que prefería salir de ahí antes de que sus pulmones y sus ojos sufrieran las consecuencias. Había seguido el pasillo que daba al estacionamiento cerca de la salida de emergencia del local, el sonido de los botes de basura cayendo al suelo lo detuvo momentáneamente de abrir la puerta,  espero atento por si escuchaba algo más, hasta que un par de voces desconocidas se dejaron oír. Abrió lo más lentamente que pudo la puerta para ver como Chihane era subida a un vehículo por dos sujetos desconocidos.

La puerta cedió pero ninguno de los dos sujetos le vio simplemente se fueron, logro divisar la matricula del vehículo y memorizarlo al menos tendrían una pista para la policía se dijo impotente.  Sentía que la sangre se le había bajado a los pies, que se negaban a moverse y volver sobre el camino para avisar a los demás, la motocicleta de Chihane, era lo único que había quedado atrás. ¿Qué rayos pasaba? Le tomo otros treinta segundos conseguir moverse, y un minuto más comenzar a correr de vuelta a los camerinos con los demás. ¡Tenía que avisar le a todos!

***

La conmoción fue impactante cuando llego a los camerinos y se encontró con Yamato y Konan, ambos mayores no sabían que había pasado pero el semblante pálido del menor era algo para preocuparse.

-¿Sai que pasa? –Inquirió serio Yamato. - ¿Estas bien?

Konan al ver que el menor no respondía apago su cigarrillo y se levantó para llegar hasta el, respiraba con dificultad y parecía que se desmayaría en cualquier instante. La puerta del camerino se abrió de nuevo, esta vez dejando entrar al resto del grupo. Gaara en cuánto vio la forma en la que Sai se encontraba corrió hasta él y lo tomo de los hombros, asustado.

-¡Sai! ¿Qué paso?- Cuestiono el pelo rojo mirando a los dos mayores. Yamato se puso de pie también apagando su cigarrillo y miro con aprensión al recién llegado. Ellos tampoco sabían que pasaba.

-Nee-san…- Dijo a duras penas el moreno logrando aferrarse a la playera del pelirrojo. Consiguiendo que la atención de todos se centrara en él.  Sentía la boca seca y un espasmo friolento recorrerle el cuerpo, no podría decir nada si no trataba de calmarse un poco, pero sentía que el mundo daba vueltas mientras todos los de Dokuo le miraban con preocupación. ¡Tenía que decirlo! – ¡Chihane-Nee-san fue secuestrada! –Grito desesperado, en un impulso que le robo las pocas energías que aun tenia para sostenerse aflojándole las rodillas, evitando caer solo porque Gaara aun lo sostenía. Su corta oración solo necesito un segundo para ser procesada por los presentes provocando que todos se estremecieran ante su significado.

-¿Que?... –Balbuceo apenas Yamato, tan pálido como Sai.

-¿De qué hablas? ¡Explícate! –Exigió Konan reaccionando a la defensiva. Sin considerar la condición del moreno que apenas lograba mantenerse consciente.

-¡Cálmate Konan! ¡Está asustado! – Ordenó Karin con gravedad, ganándose una mirada arisca de la aludida -¡Tsuigetsu! ¡Agua! – Pidió al pelo blanco cerca de la entrada, que corrió a la barra del bar para buscar lo que pedía. – ¡Por ahora hay que hacer que le vuelva el color! ¡Si se desmaya no nos dirá que paso! – Le dijo a los presentes tomando el control de la situación.- ¡Gaara, recuéstalo en el sofá! ¡Jugo, Kimimaro, vayan al estacionamiento trasero para confirmar! ¡Si ven peligro no salgan! –Dijo la pelirroja con autoridad. Los mencionados asintieron en el acto saliendo por la misma puerta por donde había entrado Sai. Karin se cruzó de brazos y se recargo sobre la pared más cercana adoptando un aire pensativo, nadie dijo nada aunque más de uno de los presentes se había sorprendido al verla dirigir de esa forma a todos.

Un par de minutos después Tsuigetsu volvió con el agua seguido de un preocupado y serio Kakashi.

-Buen trabajo. –Dijo Karin tomando el vaso con agua y hielo en él. Acercándoselo a Gaara. –Has que beba, lentamente. –Le dijo talante y Gaara asintió obligando a Sai a beber el agua poco a poco, el color comenzó a volver a sus mejillas antes pálidas como el papel, hasta que pareció un poco más relajado. Su respiración comenzaba a regularse y parecía menos inquieto mientras dejaba que Gaara lo tranquilizara acariciando su espalda.

-¿Sai? ¿Te sientes mejor?- Indago claramente preocupado el pelirrojo, ayudando al menor a sentarse, este solo le regalo una mueca en un intento de sonrisa.

- Sai… ¿Puedes decirnos que paso? ¿Qué fue lo que viste?- Inquirió un serio Kakashi. Sai miro al pelo plata con desorientación al principio pero lentamente asintió y tras haberse sentado procedió a explicar. Lo que había visto. Todos los presentes parecían claramente afectados, confundidos e impotentes ¿Por qué? Era lo que rondaba sus cabezas.

Jugo y Kimimaro volvieron tras un lapso de tiempo, en el que revisaron y recogieron el casco y las llaves de la motocicleta de la morena, y estacionaban correctamente cerca de la entrada de emergencia. Ver el casco en las manos de Kimimaro fue la confirmación de que lo que Sai había dicho realmente había pasado.

-¿Qué hacemos? ¿Llamamos a la policía?- Inquirió con desesperación Konan.

-¡No! –Intervino Kakashi reflexivo, los presentes lo miraron con desconcierto.

-¡Kakashi-san! ¡Chihane fue secuestrada! ¡No podemos quedarnos sin hacer nada! –Grito Yamato fuera de sí.

-¡Lo sé! ¿Pero ya olvidaste quien es ella? – Refuto Kakashi. En cuanto las palabras taladraron en la mente de todos recordaron que el verdadero nombre de Chihane era Shizune Uchiha.

-¿Estás diciendo que esto es porque han descubierto quien es ella?- Pregunto circunspecto Yamato. Kakashi pareció meditar la respuesta, pero enseguida negó.

-Estoy seguro de que es otra cosa… -Dijo mirando a su esposo que pareció entender de lo que hablaba. Jiraya junto a Tsunade escuchaban todo, ellos también parecían entender de lo  que hablaba Kakashi. El pelo plata miro a todos preocupados y quiso poder decir algo para confortarles así que con una sonrisa algo resignada dijo - No se preocupen, no permitiré que nada le pase… - Los jóvenes presentes miraron con ansia al mayor- La traeré de vuelta porque ella es una importante miembro de mi familia…

-Kakashi…- Susurró Iruka preocupado.

-Sai-chan recuerdas alguna otra cosa que pueda ayudarnos a buscarla. El moreno desorbitó sus pupilas al recordar la matricula del auto. La dijo con voz presurosa y sin titubear, Kakashi solo necesito escucharla una vez para memorizarla y tras pedirle a todos que confiaran en el nuevamente salió de la sala seguido de sus tíos y su esposo. 

-Kakashi ¿Qué piensas hacer? ¡Esto no es algo que se pueda arreglar así nada más! –Decía preocupado el castaño consiente de que aquella situación era más peligrosa de lo que podía siquiera imaginar.

Kakashi siguió su camino ignorando al castaño mientras retiraba el letrero que guardaban detrás de la barra de bebidas y comenzaba a escribir siendo observado por su esposo que le miraba ansioso. Cuando termino de escribir le entrego el pizarrón a Iruka y saco su celular. Debía llamar a su hermano para avisarle de lo ocurrido. Mientras esperaba que se conectara la llamada Iruka vio lo que Kakashi había escrito en el pizarrón.

-“Lo sentimos, pero hoy estaremos reservados”- Leyó y soltando un suspiro fue a colocarlo en la entrada. Lo único que podía hacer ahora era rezar por que lo que sea que Kakashi fuese a hacer saliera bien y pudiese volver a el sano y salvo.

***

Fugaku estaba trabajando en aun en compañía de Rin, la mayoría de los empleados se habían ido hacía ya mucho tiempo. En el escritorio había un sinfín de papeles que revisar, Rin tenía su portátil encendida mientras tecleaba  a una velocidad sorprendente un sinfín de valores. Cuando de repente el teléfono de privado del escritorio comenzó a sonar, muy pocas personas tenían ese número y por algún extraño motivo esta vez ambos hermanos dudaron de responder.

Fugaku levanto el auricular de mala gana, y puso el altavoz. Bajo la mirada suspicaz de la menor que tenía una de sus finas cejas arqueada.

-¿Nii-san?- Se escuchó la voz de Kakashi.

-¿Kakashi? –Preguntó el moreno como para confirmar que se trataba de su hermano.

-Sí, soy yo. –Dijo el pelo plata con un suspiro de agobio que extraño a los dos. – Lamento llamarte así cada vez pero, ha pasado algo.

-¿De qué se trata Nii-san?- Intervino Rin curiosa. 

-¿Eres tú Rin?- La castaña respondió con un elocuente “Si” antes de que un nuevo suspiro del otro lado se dejara escuchar. – Bien eso me ahorra el tiempo… -Dijo más para sí mismo que para sus hermanos el pelo plata. Y retomando su conversación con tono serio agrego.-Shizune… Al parecer fue secuestrada… -Dijo con parsimonia sin detenerse a razonar lo que había dicho, porque después de todo incluso para el decirlo en voz alta resultaba aun un poco chocante. – Lo siento, no quise decirlo así… Pero no hay duda de que es así… -Dijo algo incrédulo.- La única pista que tenemos es un número de matrícula… ¿Puedes rastrearla o algo?

Las palabras de Kakashi,  a oídos de Fugaku sonaban confusas, como si algo estuviese mal en aquella noticia, y sin darse cuenta ni el mismo su rostro fue contrayéndose en una mueca de furia. Rin preocupada, siguió con la llamada. Tomando el número de la matricula que Kakashi le había dado.

-¡Me hare cargo! ¡Nii-san! – Dijo con convicción la castaña.

-¡Te lo encargo! –Dijo Kakashi – Mantenme al corriente, cuando sepas algo.

-De acuerdo. –Acepto la joven viendo con fijeza como su hermano Fugaku destrozaba el trabajo de ese día, al tirar todos los objetos de su escritorio con furia. Desperdigando los papeles que habían estado organizando.

Kakashi del otro lado escucho el ruido seco de los objetos al caer y solo contrajo la cara en una mueca, era obvio que el mayor tuviese esa reacción. Solo esperaba que no hiciera alguna locura. Estaba seguro de que el sabría cómo manejar la situación en cuanto se tranquilizara un poco, y sin más colgó la llamada. Él también debía hacer sus preparativos.

***

Por su parte Rin, volcó su atención en la portátil y tras teclear el número de la matrícula y jaquear algunos sitios gubernamentales de registros al fin dio con lo que ya sabía. El dueño de ese vehículo no era otro que Danzou Shimura.

-¡Ese maldito anciano! –Maldijo Fugaku apretando los puños.- ¡No dejaré que se salga con la suya! ¡Rin! – Llamó a la joven que ya estaba de pie frente a él esperando sus órdenes. - ¡Debo ir por mi hija!

Una sonrisa autosuficiente se dibujó en la cara de su hermana, quien tras presionar un botón cerca de una pared de la sala un compartimiento comenzaba a abrirse ante ellos, un compartimiento oculto del tamaño de su baño  privado de al menos tres por cuatro metros cuadrados iluminado con luces fluorescentes en las orillas de las esquinas del suelo y el techo, cubiertas prácticamente todas y cada una de las paredes con repisas atiborradas de un sinfín de armamento suficientes como para equipar a un escuadrón al completo antes de realizar una encrucijada para cumplir con alguna misión que exigía todas las habilidades de las que pudiesen disponer.

Rin no pudo evitar contemplar con cierto regusto de satisfacción la vista de aquel habitáculo, repleto de lo que seguramente usarían en ese arriesgado trabajo que su hermano estaba dispuesto a llevar a cabo con sus propias manos. Se giró sobre sí misma para ver la misma cara de asombro mal disimulado de su hermano que por primera vez tenía la boca semi abierta de la impresión al ver sus recursos disponibles y con una sonrisa que se le antojo arrogante al fin decidió romper aquel mutismo de sorpresa ante la visión. 

-¿Crees que esto pueda servirnos Onii-sama? – Inquirió con presunción señalando el sin fin del arsenal de aquel cuarto.

Fugaku tuvo que esforzase para cerrar su boca y poder pasar saliva desde su seca boca a su garganta antes de poder volver de su impresión ante semejante espectáculo, el brillo tenue de la pequeña salita llena de armas lo había de una forma poco convencional deslumbrado, orbitando sus ojos por el reducido espacio barriendo y reconociendo algunas armas dispuestas de forma petulante en las repisas iluminadas un par de revólveres K9 llamaron su atención al instante. Se acercó a ellos, con algo similar al deleite los sostuvo en sus manos sintiendo el peso de su envergadura y con una sonrisa más satisfecha que otra cosa al fin pudo responderle a su hermana.

-Sino los probamos, no lo sabremos...  

-Pensé que dirías eso… -Agrego ella con arrogancia. Todo esos “juguetes” les ayudarían a recuperar a su sobrina.

***

Al mismo tiempo Itachi estaba a punto de marcharse de la casa de los Nara, había cenado con el castaño y le había contado más o menos lo que había pasado en la tarde con Deidara, tras una leve charla sobre lo ocurrido con el rubio, Itachi había decidido que era hora de irse. Como era costumbre de ambos Shikamaru salió con él a la puerta, no había siquiera dado dos pasos fuera cuando su celular sonó anunciando una llamada entrante.

-¿Konan? –Se dijo extrañado por el remitente de la llamada, así que contesto.- ¡Dime!

-Itachi…- Escucho su nombre como si la morena al otro lado se esforzara por hablar bajo. Lo que llamo la atención del moreno, que era observado por Shikamaru. – Chihane... Es decir Shizune, fue secuestrada mientras venia al Chidori. –Soltó sin más. Itachi sintió claramente como sus dedos se ponían fríos ante la noticia, recargándose en el marco de la puerta para poder sostenerse en pie. Shikamaru por inercia acudió a socorrerlo sosteniéndole por el torso preocupado.

-¿Sempai? –Le llamo asustado, pero Itachi apenas y lo miro.

-¿Qué está diciendo? –Pregunto turbado.

- Solo tengo un número de matrícula como pista ¿Puedes memorizarla? –Pregunto la joven aun entre susurros.

-¿Konan porque hablas así? ¡Esto es una broma! –Sentencio incrédulo. ¡No podía ser verdad!

-¡Eso mismo quisiera yo! –Refuto exaltada la joven hablando en voz alta sin querer, se suponía que no debían avisar a nadie sobre lo ocurrido ¿Pero acaso Itachi no era su hermano menor? ¡Él tenía que hacer algo! Por lo que modulando su voz al darse cuenta de que nadie le había escuchado. Continuo – ¡Escucha Itachi se supone que no podía llamarte, pero tienes que hacer algo! ¡Ella podría estar en peligro ahora mismo! ¡Solo puedo acudir a ti! ¡Por favor! ¡Haz algo!

-……………-¿Qué podía responder? Se preguntó perturbado Itachi, incluso si Konan se lo pedía ¿Qué podía hacer el con una simple matricula? Nada se respondió a punto de resignarse a lo peor, hasta que sintió el apretón en su brazo. Levanto lentamente su mirada y vio los achocolatados ojos del menor llenos de preocupación. E inmediatamente pensó en que tal vez, solo tal vez Shikamaru si podría hacer algo al respecto. ¡Después de todo el Nara tenía a su sequito de Maid’s con el!

-¡Dime la matricula! –Ordenó con esperanza, mirando al menor que seguía sin entender lo que pasaba.

Ante la palidez inicial de Itachi Shikamaru se había preocupado preguntándose si acaso algo había pasado. Escucho el número que recitaba Itachi mientras hablaba por teléfono y con suplica le pregunto si podía hacer algo para averiguar de dónde venía. Shikamaru pregunto aún en silencio que era lo que pasaba e Itachi dijo sin rodeos tras colgar…

-¡Nee-san fue capturada! ¡Necesito investigar esa matrícula para saber dónde está!- Dijo abatido. -¿Puedes ayudarme? ¿Alguna de esas chicas puede ayudarme?

-No puede ser… - Se dijo incrédulo el castaño impresionado, apenas esa tarde le había advertido a la joven sobre lo peligroso que era estar sola en la calle. Entonces ¿Cómo había llegado a eso? Sin embargo, no perdió la calma. Itachi no estaba para soportar nada en ese momento él debía ser su roca. Tomo su mano y con firmeza lo adentro de nuevo en la casa si Shizune había sido atrapada, eso quería decir que ellos probablemente fuesen vulnerables ahí afuera. Primero deberían asegurarse y después pensar el paso a seguir.

Una vez adentro llamo a Lina con impaciencia, la morena apareció unos segundos después de que dijera su nombre una segunda vez. Se extrañó de ver a Itachi aun en la casa son semblante sombrío y supo de inmediato que algo no estaba bien.

-Lina, dale esto a Samui dile que investigue la fuente. ¡Es urgente! – Apuro el menor, entregándole un papel con la matricula del vehículo a la morena. Lina no replico ni pido explicación alguna sino que se dispuso a hacer lo que le había pedido.

Shikamaru se sentó con Itachi en el sofá a la espera de que Samui pudiese encontrar la ubicación de la morena.

-¡No te preocupes Sempai! ¡Te prometo que la encontraremos! –Le dijo con convicción al moreno que lucio aliviado al escucharlo. Tal vez el pensamiento de que había prometido algo imposible cruzo por la cabeza del Nara pero ante la mirada esperanzada de su querido Sempai no podía hacer más que cumplir su promesa… ¡No!  Rectifico ¡Debía cumplirla!

***

Al norte de la ciudad, el vehículo donde Shizune era transportada había llegado a su destino. Las puertas de la mansión Shimura habían sido abiertas de par en par para dejar pasar el auto. Danzou estaba muerto de expectación por recibir su “paquete” pronto tendría en sus manos a aquella joven que de antaño había despertado como nadie su libido.

Esa noche la disfrutaría, sin reparo, ahora ella era su nueva muñeca. El pago por la ofensa que su padre había cometido. Ella sería su medio de venganza. La más deliciosa venganza. Pensó extasiado mirando el rostro inconsciente de su joven cautiva, saboreando de ante mano su recompensa. Una sonrisa malévola se dibujó en su cara al tiempo que pasaba su lengua sobre sus labios extasiado con solo la visión de la piel blanca de aquella muñeca…

Uno de los sujetos que tenía en sus brazos el cuerpo de la Uchiha tembló ante la visión del anciano frente a él. Sin embargo no dijo nada y siguió al hombre con la chica en brazos, sintiendo algo similar a la pena al contemplar su rostro porcelano dormido. Conociendo a su jefe, mientras ella durmiera no haría nada, así que susurro en su fuero interno “Ojala no despiertes…”

***

Tras haberse armado y realizado un plan estratégico para poder entrar en la casa Shimura Fugaku al fin decidió que era tiempo de implementar el plan. Era plenamente consciente de lo que Danzou quería y haría una vez que su hija estuviera en su poder, no podía darle tiempo a que lo consiguiera. Rin iba al volante, a su lado Fugaku se ponía un par de guantes negros que protegerían sus manos el mayor tiempo posible, bajo su saco sobresalían los dos revolver a cada costado de su cuerpo, en su cinturón un par de granada de humo que en su momento debía brindarles ventaja táctica colgaban tintineantes cada vez que el auto hacia un giro brusco por las calles.

Con forme se acercaban a su destino programado en el GPS, Rin se preguntaba con preocupación más que otra cosa si su plan nada razonable y poco prudente los ayudaría a alcanzar su objetivo. Entendía perfectamente lo que su hermano sentía al emprender aquella misión suicida de cierto modo en pos de recuperar a su hija ¿Pero en verdad ellos dos podrían hacer algo al respecto? Fugaku se había negado a aceptar a la ayuda de Shikaku y los Hyuga, negándose incluso a informarles de la situación. Entendía, pero sus dudas e incertidumbres poco a poco ganaban terreno en su mente, conducir era como respirar para ella pero de cierta forma ahora ante la visión de la autopista para llegar a su tan ansiado destino el trayecto no estaba resultando tan placentero.

Ya eran más de las dos de madrugada,  tres horas habían pasado desde que supieron del atentado a su sobrina, cuando su Audi 4x4 negro se estacionó a una cuadra de la casa Shimura escondido estratégicamente en un callejón. Desde hacía al menos unos veinte minutos se habían mantenido expectantes y alertas a los movimientos del lugar ocultos tras las sombras del callejón y lo suficientemente cerca para poder vigilar la seguridad de la entrada.

Rin tenía unos binoculares de precisión nocturna sobre sus pupilas chocolates observando sin bajar del auto, a los guardias en la entrada. Eran seis y se veían imponentes, cada uno equipados con carabinas de corto alcance nada propias de un montón de guardias. Uno de ellos tenía un radio con el que parecía comunicarse con alguien en el interior de la mansión cada cierto tiempo. Al parecer Danzou sabía que no tenía mucho tiempo antes de que la noticia del secuestro de Shizune llegara a oídos de su hermano.

El trabajo había sido tan apresurado y poco discreto que no notaron al valioso testigo que en cuestión de minutos pudo dar el informe de la captura, Rin no pudo evitar reírse irónicamente para sus adentros al contemplar que los tipo en la puerta la doblaban en tamaño y su vestuario no era para nada apropiado para la “ofensiva” que se llevaría a cabo en cuestión de minutos. Danzou no se esperaría ese ataque tan pronto, no contaba con ello, al menos no esa misma noche. Sin embargo, veía las probabilidades de éxito cada vez más y más reducidas conforme veía los puntos clave de la mansión.

Aun si pudiesen deshacerse de los seis tipos de la entrada estaba segura de que en interior habría más, quizá el doble o triple de sujetos armados y un sin número de asesinos fuertes en combate mano a mano, si de algo era admirable Danzou era de la capacidad de elegir subordinados, la mayoría criados en las calles y con una lealtad indudable hacia él, estaba segura de que tendrían que matar a todos antes de siquiera poder tocar un cabello de ese anciano. Comparado con eso, solo eran ellos dos, motivados por la urgencia de poner a salvo a un valioso miembro de su linaje, sin embargo seguía siendo insuficiente. Mientras más lo veía más pensaba que aquella incursión deberás parecía un suicidio, una fuerza de dos contra un ejército de cientos. Aquella mansión desde el preciso instante en que derribaran al primero de los seis tendrían al menos un minuto sino es que menos en batir al resto y entrar en la casa para avanzar al menos una mitad del tramo del patio que separaba la entrada del portón a la casa, que al ser tradicional y de tatami era como un laberinto si no sabías el lugar donde buscar. Suspiro con lo más parecido al desaliento.

 -Onii-sama... - Dijo llamando al moreno mirando aun al pelotón de guardias en la entrada. - Sigo pensando que es una mala idea haber venido solos...

- ¿Tienes miedo?- Cuestiono el moreno fijando su vista en la misma dirección, pero más con determinación que con preocupación. La miro de reojo sopesando las posibilidades y finalmente dijo.- Si quieres pudo hacerlo solo.

- ¡No es eso! ¿Pero, qué pasa si no lo conseguimos?- Indago ella con incertidumbre.- ¡Por mucha ventaja que tengamos por ser nosotros, el número de enemigos es incalculable! ¡Si lesionan a alguno estamos perdidos! –Dijo con arrebato.

Fugaku la miro silencioso, antes de decir - ¡Eso no pasara!

Intercambiaron miradas y ella al final suspiro resignada, no haría que su hermano cambiara de opinión. No cuando ella había preparado toda la artillería que llevaban en el asiento trasero.

Chasqueó los labios alejando la frustración, y se tomó un segundo para respirar hondo y mentalizarse para lo que venía. ¡Qué pasará lo que tenga que pasar! Se dijo a modo de augurio, esperando que todo saliera bien para ellos.

– Onii-sama…- Hablo justo antes de dar un brinco asustada al escuchar un toqueteo en la ventanilla tras ella. ¿Los habían descubierto? Se giró casi con cautela para ver a su inesperado invitado, descubriendo un par de ojos ónice que la observaban con seriedad y curiosidad. Sus ojos se dilataron por la descarga de adrenalina en su cuerpo y la confusión le embargo cuando escucho a su desconocido invitado preguntar.

-¿Rin?- Escucho amortiguadamente la voz del desconocido tras el cristal del vehículo. Cuando ella al fin pudo asentir vio con gesto embobado la sonrisa de lado que le regalo en un gesto familiar que ella reconocería en cualquier lugar, era inconfundible y casi una marca registrada muy propia de los pocos de su linaje. - Un placer… Soy Kakashi… - Se presentó el ahora conocido peli plata, dejándola a la deriva cuando se vio abrumada por esa insólita beldad que destilaba casi por sus poros ¿Él era su hermano? Quiso preguntar pero fue frenada al escuchar la voz irritada del moreno a su lado.

-¡¿Qué haces aquí?!- Apuntó la voz ronca de Fugaku cuestionando a la defensiva al recién llegado, que sonrió más abiertamente si se podía dejando entrever los dientes parejos y blancos que poseía.

Rin no se giró para comprobar el ceño fruncido que seguramente tendría el mayor en ese momento, en cambio se quedó mirando en trance el rostro sonriente de su nuevo hermano mayor ¿Por qué nadie le dijo que era un adonis? Se preguntó absorta y un leve sonrojo se tiño sobre sus mejillas al ser consiente del magnetismo que desprendía el mayor sin ser consciente. Recordó entonces que Fugaku una vez le había dicho que Kakashi era un hombre hermoso, y ella pensó altiva que esa cualidad no era nada nuevo entre su estirpe, pero ese hombre junto a su ventana no podía ser solo llamado hermoso y aceptarlo así como así.

-Es muy cruel de tu parte, no invitarme a jugar, Nii-san...- Respondió Kakashi en son de queja, sosteniéndole la mirada al mayor que después de un rato pensando resoplo molesto. Rin solo pudo seguir el intercambio entre los mayores pero mirando con fijeza solo al recién llegado.

Kakashi se dio cuenta de que su pequeña nueva hermana le miraba como un mosquito a la luz, no esperaba que su curiosidad por al fin conocerse le llamase tanto la atención, aunque ciertamente esperaba que ese encuentro se diera en otras circunstancias. Sin embargo agradecía que ella se hubiese mostrado tan comunicativa cuando le había pedido informes de lo que Fugaku estaba planeado hacer. Era una suerte que hubiese sabido llegar al lugar y percatarse del muy bien disimulado escondite de sus dos hermanos.

-¡Esto será peligroso! ¿Lo entiendes?- Le informo Fugaku en un vago intento de hacerlo desistir de ir con ellos. Kakashi le miro achicando la vista para poder apreciar mejor su cara en la oscuridad del callejón.

-Lo sé, estoy preparado.- Respondió serio.

-¡No podré garantizarte salir vivos! –Le dijo con inquietud y Kakashi supo que lo decía enserio pero aun así… - ¿Aun así quieres venir?- Dijo de nuevo saliendo al fin del auto.

-¿Y perderme de la diversión?- Respondió irónico sosteniéndole la mirada decidida al mayor. Fugaku no pudo evitar sonreír mordaz, al recordar que Rin había intentado convencerlo sin éxito de volver antes. Tras intercambiar acuerdos mutuos de manera silenciosa, Kakashi enfoco su mirada en la joven en el interior del vehículo y abrió la puerta.

La castaña salió del auto ayudada por la caballerosa mano de Kakashi, Fugaku le dedico una mirada significativa pidiendo su ayuda con Kakashi, pero por toda respuesta recibió solo una sonrisa desatenta. Ella no quería rechazar la ayuda del recién llegado y Fugaku golpeo el capote del auto con cierta frustración.

- Ahora sabes lo que se siente. - Declaro Rin divertida, comprendiendo aquel gesto, orgullosa de que su Audi negro amortiguara el golpe sin causar ningún ruido demasiado evidente.

-¡No molestes! - La calló acercándose a Kakashi depositando una mano en su hombro. - Cuento contigo Kakashi...

- Déjamelo a mí, Nii-san...- Respondió confiado el peli plata siguiéndolo rumbo a su destino.

***

Lina había vuelto con la información que el Shikamaru le había pedido. Itachi estaba a punto del colapso nervioso y en cuanto la morena apareció le arrebato el papel que traía en las manos con los datos de la ubicación de Shizune.

-Este lugar… - Susurro al reconocer el lugar. No tenía dudas, era la casa del informante de su padre Danzou Shimura. ¿Acaso su padre había mandado a secuestrar a su hermana? ¿Quería desaparecerla de nuevo?

-¡Sempai sé lo que estás pensando pero creo que te equivocas! –Intervino Shikamaru más serio de lo que jamás había visto el moreno. Itachi le miro con desconcierto.

-¡Pero! –Intento refutar confundido y Shikamaru le detuvo.

-¡Confía en mí! ¡Sempai! ¡Tu padre lo último que busca es dañarles! –Dijo con inflexión e Itachi se maravilló ante esa nueva faceta de determinación en el menor. Con dudas aun asintió en acuerdo, Shikamaru no podía estar equivocado. Sin embargo, no tenía dudas del sujeto que tenía a su hermana en ese momento así que iría por ella.

- Tengo que irme… -Hablo con recelo, pues sabía que Shikamaru le detendría si no se daba prisa y contrario a lo que esperaba oír del castaño.

-No… Tenemos que irnos Sempai… -Dijo con una sonrisa afectiva.

Ante tal respuesta Itachi desorbito sus ojos, Shikamaru no le impediría ir pero tampoco le dejaría ir solo.  Lina como un fiel guardián se colocó a la derecha de su amo y con una sonrisa alentadora le comunico a Itachi lo que ya sabía.

-La traeremos de vuelta Itachi-sama. -Dijo solemne la joven.

-¡Prepara a todas! – Imperó el Nara sin titubeo alguno en su actitud. Lina se inclinó tras aceptar la orden.

- ¡De inmediato! –Agrego para salir de la habitación sin demoras.

 

Fue solo cuestión de minutos lo que le llevo a la joven maid reunir y organizar a las doncellas de la casa Nara. 

Veinte maid en total, diecinueve de ellas repartidas en grupos de cuatro y uno de tres, todas ellas formaban parte de la escolta que ayudaría a Itachi a recuperar a su preciada hermana. Vio con incredulidad a las cinco filas de maid recibir órdenes de Lina como soldados entrenados, sus miradas mostraban una determinación perenne sin rastro de miedo en sus ojos. Cuatro de las chicas cargaban unos estuches negros de al menos un metro asidos  por la correa al hombro, a diferencia del resto de chicas estas cuatro jóvenes parecían menudas en comparación incluso más jóvenes que el resto.

Cuando Itachi se atrevió a preguntarle al Nara si esas chicas podrían pelear, el joven sonrió enigmáticamente dejando con un desconcierto a Itachi. Volvió su mirada al resto de jóvenes percatándose que una de las chicas aquella que había atendido a Shikamaru cuando se desmayó y tratado a Shizune esa misma tarde también estaba en las filas. Apenas la había reconocido ya que sus gafas gruesas ya no estaban sobre su tabique dejando a la vista sus ojos violetas, su melena rubia había sido inconfundible. Sin duda era ella ¿Ayuda médica? Se preguntó un segundo antes de percatarse de que la joven no cargaba con más que una pequeña mochila colada en la pretina de su blanco mandil. Dudaba que ahí hubiese vendas o medicinas para primeros auxilios para todas ellas. 

-Ella estará como ayuda médica verdad…- Comento sus inquietudes al menor- ¿No crees que es un poco…? -Decía cuando escucho una leve risita proveniente del castaño ¿Había dicho algo gracioso? Se preguntó confundido una vez más ¿Porque Shikamaru parecía tan templado? ¡Él estaba aturdido, y ansioso! Reconoció para sí mismo un segundo después, pero Shikamaru no cambio su expresión en ningún momento ni siquiera intento explicarle el motivo de su risa era como si esperara que el supiera el motivo. Entonces se tomó un momento para pensar, buscando en sus recuerdos aquello que parecía resultarle gracioso al menor. Nada.

Aquel sentimiento de inquietud que se había instalado en su pecho tras recibir la noticia de su hermana le había impedido razonar con mente fría, no podía concentrarse y ver lo evidente para Shikamaru. Lo intento de nuevo. Sabía que las “chicas” de Shikamaru eran más que simples domésticas, pero ver a la dirigente de todas Lina- chan con aparentemente nada en las manos era sin duda curioso ¿Pelearía mano a mano con posiblemente tipos que usaban armas de fuego? La cuestión era sin dudas algo que cualquiera se podría preguntar, las demás jóvenes enfiladas apenas lucían algún armamento. ¡Ni siquiera iban vestidas con equipo de protección! ¡Por Dios! ¿Algo se le estaba pasando por alto? Quiso volver a saciar sus dudas preguntándole al menor pero al ver la seriedad solemne con la que contemplaba ahora a sus doncellas prefirió desistir de la idea.

Giro su mirada observadora una vez más a todas aquellas jóvenes, cada una de ellas ataviadas con sus  uniformes negros y blancos que las definían como lo que eran maid al servicio de la casa Nara, ¡Ni siquiera se habían cambiado de ropa! Aunque sea dicho dadas las circunstancias no había tiempo para eso y Lina las había reunido en menos de diez minutos a todas pero ¿Enserio pretendían ir a una batalla vestidas así?

Sintiéndose por un segundo estúpido llevo una mano a su cien apretando su ceño en post de concentrarse un poco. Cuando como una epifanía al fin había entendido aquella sonrisa enigmática de su castaño, el pensamiento llego rápido a su mente divagante,  su materia gris al fin había decidido ponerse a trabajar deduciendo algo que obviamente se había negado a ver todo ese tiempo. Todas las doncellas al servicio de Shikamaru eran ante todo sus guardaespaldas, ¡Un escuadrón elite entrenadas para matar! ¡Asesinas! Pensó aturdido ¡Que torpe! Se dijo segundos después, ¡No eran simples asesinas!

Esas jóvenes, solo hacían lo que podían para cumplir con los deseos de su amo y podían hacer lo impensable por ese cometido. Aun si se vieran obligadas a ayudarle en esa campaña suicida en la casa de un mafioso. ¿Shikamaru estaba al tanto de que podían morir muchas de esas chicas? Volvió su vista al castaño que al parecer percibió su repentina ansiedad como de costumbre, y sin embargo le sonrió con un gesto de entrega, una vez más a ojos de Itachi, Shikamaru era un chico fuerte. Sabía que las cosas podían salir mal, pero su discernimiento le decía que también podían ir bien, y eso era lo que le permitía estar a su lado en ese momento.

Enlazo su mano con la del menor buscando transmitirle sus sentimientos de adoración y gratitud, en verdad no podía imaginar lo que estaría haciendo el si se hubiese marchado solo. Shikamaru le regaló un leve apretón en reconocimiento, estaría con Itachi hasta que todo eso pasara, recuperaría a Shizune para él.

 

Lina apareció ante ellos en ese instante, informándoles del “plan a ejecutar” entregándole a Shikamaru una especie de comunicador explicándole su uso, más unos prismáticos. Al principio Shikamaru pareció disconforme con su tarea pero no objeto nada, consciente de que era la mejor manera. Lina se apartó de ellos para dirigirse al volante de uno de los vehículos de los que disponían con tres chicas en su interior esperándola. Shikamaru viajaría con él.

-Es una locura ¿Lo sabes? – Le dijo antes de que el menor abriera la puerta de su deportivo.

-Locura o no. Lo haremos juntos, Sempai – Respondió con una mirada tan serena y una convicción que Itachi solo pudo corresponder con una sonrisa llena de cariño.

-Está bien, pero prométeme que te mantendrás a salvo. – Dijo el con inquietud.

-No tengo que prometértelo. –Dijo con cierto tono de gracia. – No estaré en peligro desde donde Lina y las demás me pondrán. No te preocupes, te protegeré desde las alturas.

El plan era fácil, Shikamaru junto con cuatro de sus maid se posicionarían en puntos de tiro, donde el castaño estaría a salvo y les brindaría apoyo estratégico y táctico desde aquel lugar, mientras él y las demás se infiltran en el lugar. Fácil pero quizá no tanto, aunque…

-Tienes razón…- Aceptó el moreno observando a dos jóvenes maid con los estuches que ahora sabía que contenían rifles de precisión que se sentaron en los asientos traseros de su auto, ellas irían con Shikamaru desde el principio. –Vámonos.

***

Al fin habían decidido iniciar la emboscada. El trio tras haber proporcionado a Kakashi un medio de protección para sus manos y después de explicar el “plan”. Que parecía de todo menos un plan aceptable, pues “atacar” e “improvisar” era lo único que Fugaku había dicho como respuesta al pelo plata. Kakashi le miro pensando un momento que le tomaba el pelo pero esa seriedad que lo caracterizaba le había sacado de su error. Suspiro mientras se ponía los guantes de  neopreno revestido con 15 milímetros de grosor, Iruka se pondría como loco si supiera lo que estaba a punto de realizar como actividad de convivencia con sus hermanos. 

Cerró y abrió sus manos comprobando el ajuste de los guantes, no le evitarían una rotura de hueso pero era mejor que nada se dijo para tomar las granadas de humo que Fugaku le había proporcionado. Su objetivo derribar y eliminar si no quedaba de otra a los seis perros de la entrada. Lanzo con toda la fuerza que pudo la granada tras quitar el seguro. La emboscada comenzaba en ese mismo instante.

Había llegado justo al frente de la gran mansión antigua de Danzou, los guardias que permanecían en la entrada no los habían visto gracias a la niebla que se había formado por que la noche era fría. El plan era entrar a la fuerza y encontrar a Shizune.

 

El plan era fácil pero no habían decidió como hacerlo, desde el momento en que atacaran a los seis guardias frente a la puerta, contarían con al menos treinta segundos antes de que un número mayor de guardias se movilizaran con el único objetivo de matarlos. Fugaku intercambio miradas con sus dos hermanos, decidiendo atacar los tres al mismo tiempo.

Sin ninguna palabra se lanzaron en una carrera sigilosa hacia sus adversarios, Kakashi al ser más rápido fue visto primero, aventó sin detenerse una granada de humo hacia sus adversarios, creando una densa nube e humo que le permitió seguir hasta acercarse a ellos. Una segunda granada aventada por Fugaku un par de pasos tras el alcanzo a detonarse en el aire nublándole la vista al resto de oponentes.

Los disparos no se hicieron esperar, pero entre la nube de humo Kakashi pudo acercarse de lleno al primer guardia de la derecha sin darle oportunidad de poder dispararle, una máscara cubría la mitad de su cara permitiéndole moverse sin dificultad por el humo.

Un destello azul fue lo único que el sujeto pudo ver justo antes de perder la conciencia, al recibir una descarga eléctrica del dispositivo que Rin le había proporcionado a Kakashi en forma de protección adicional. El segundo más cerca del pelo plata cayo tan rápido como el primero, un tercero tuvo la oportunidad de disparar sin mucho tino antes de que un tiro cruzara por su cabeza dejándolo frio al instante.

Kakashi desorbito los ojos al ver que quien había disparado había sido el Mayor, la impresión le duro poco al ver cómo sin más se giraba para acabar con los otros tres que aún se escuchaban toser un par de metros a su izquierda. Tres disparos fue lo único que escucho mientras el humo se disipaba, cerró los ojos tragándose el desconcierto de ver a Fugaku matar a sangre fría a esos hombres, y pensó que después de todo no estaba ahí para jugar.

Su hermano no dudaba en matar para recuperar a su hija, él no debía dudar tampoco para ayudarle saco de su saco la pistola automática que Rin le había dado y sin más disparo una bala a cada uno de los tipos que había dejado inconscientes en el suelo, asegurándose de que no se levantarían para disparar a él o sus hermanos cuando estuvieran distraídos.  

Rin llego última y busco la ubicación de la cámara de seguridad, disparándole con su pistola. Vio con amargura a su hermano disparar el arma a los dos sujetos que había noqueado, sintiéndose mal por obligar a su hermano a hacer aquello.

-Nii-sama… -Le llamo con incertidumbre. Kakashi se giró hacia ella y aún bajo la máscara Rin pudo ver que sonreía, antes de decir.

-No te preocupes… Los protegeré a ambos… -Dijo con certeza de que aquello era sincero. Rin sintió que la amargura de su boca se disipaba tras escuchar esa frase, asintiendo, ella también los protegería. Miraron con detenimiento la silueta del mayor frente a la puerta justo cuando el humo se había disipado al fin esperando a que el dijera algo.

 

- ¿Listos?- Les pregunto Fugaku sin quitar su vista de la entrada cerrada a los dos menores. Rin respondió comenzando la marcha, abriendo la puerta sin detener su carrera, antes de decir

- Las damas primero... Onii-sama…

– ¡Vamos Nii-san! –Le siguió Kakashi tocándole el hombro al pasar junto a él a un paso menos rápido que la castaña. Fugaku sonrió para su fuero interno. Sabía que después de esa noche sus hermanos no serían los mismo pero estaba feliz de que aun si tenían que hacer esa clase de cosas por el siguieran llamándolo “Hermano”.

Salvaría a su hija, y volvería con sus hermanos a casa… Esa noche acabaría con los monstros de su pasado, y seria libre al fin… Con ese pensamiento siguió a sus dos hermanos a la cueva del lobo…

 

Continuará…

Notas finales:

¡Bueno ahi esta! ¿Meresco un RR? Eso fue lo unico que le pedi a santa para nevidad... Que me dejen RR...

Bueno nos vemos y Gracias por leer.

¡Felices fiestas!


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