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ACORDE GEMELO por andherezu_rosui

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Notas del capitulo:

Bueno niñ@s les traigo un nuevo capitulo.

Esta algo corto pero el contenido es muy decente.... Creo... XD 

De ante mano gracias por leer...

Capítulo 46 Sólo silencio...

 

No lo era...

Confirmó Izuna en ese momento mirando los ojos ónice de su primogénito. El hijo al que nunca pudo siquiera sostener en sus brazos, el pequeño que le fue arrebatado al nacer. Y a quien no se le permitió siquiera conocer hasta ese momento.

Parecía haber sido acertada la idea de ir a verle después de que Danzou hubiese sido quitado del camino. El rencor que sentía por él y Madara parecía ir menguando mientras se permitía creer en ese hombre en el que se había convertido su hijo. Disfrutaba más el hecho que a pesar de los esfuerzos de su hermano y Danzou, nunca pudieron enjaular el alma de su hijo.

Y ahora que podía al fin confirmarlo con sus propios ojos, contarle lo que había pasado parecía ser lo único que faltaba. No había tiempo que desperdiciar… Al menos a él, no le quedaba mucho. Y Fugaku lo descubrió cuando una sacudida violenta, se apoderó de él mayor en forma de una tos que con cada espasmo, robaba un poco más de su vida.

-¿Qué es lo que pasa? –Preguntó Fugaku alarmado a pesar de la situación. Tomando por los hombros a su madre y llevándole hasta el sofá. Las manos del mayor, cubrían su boca en un frágil intento por contener la tos de la que era presa en ese momento. Tras unos minutos en los que Fugaku no supo cómo reaccionar la tos comenzó a remitir.

Izuna se recargó en el respaldo del sofá algo agotado por el repentino ataque y comenzó a reír divertido al ver la cara asustada de su hijo a su lado. No podía evitarlo, nunca esperó que el chico se convirtiera en alguien tan distinto a Madara. Estaba feliz. Pero también se sentía dolido por no ser capaz de demostrarlo, ni siquiera en ese momento.

-¿Estas bien?-Preguntó Fugaku desconcertado por la extraña forma de actuar del mayor.- ¿Necesitas tomar algo?  

-No. Suele pasar todo el tiempo, últimamente más de lo que quisiera admitir. – Dijo el deteniendo todo movimiento en Fugaku, obligándole a sentarse en el sofá contiguo al suyo.

-¿Estas enfermo?- Inquirió Fugaku a sabiendas de que era una respuesta afirmativa. El rostro serio del mayor se lo confirmaba también. - Es mortal… ¿Cierto? – Concluyó con pena. Izuna al fin asintió ante la pregunta.

-Lo es. Moriré pronto. Pero al menos viví lo suficiente para ver muerto al maldito de Danzou. Y esa es la única cosa que tenía que ver con mis propios ojos antes de morir también. – Comentó burlón por el pensamiento.

-¿Por eso apareces hasta ahora? -Dijo Fugaku claramente confundido.- No lo entiendo.

-Es natural. No sabes nada. – Respondió cansado.

-Tienes razón… No sé nada. Pero no estoy ciego y tampoco estúpido. Ahora sé que eres no sólo mi madre, sino que además tú y mi padre eran hermanos, tu cara…

-Lo sé. Es una desventaja al ser gemelos. – Le interrumpió con la misma actitud condescendiente que había tenido con él desde que habían cruzado palabras.

Ahora Fugaku estaba completamente seguro de que era el hijo de una relación incestuosa y saberlo le causó una serie de sentimientos repulsivos por su persona y por lo que Madara Uchiha representaba en su vida. Pero aun a sabiendas de eso seguía habiendo algo que le impedía sentir rechazo hacia la persona frente a él.

-Oh… Que maravillosa expresión tienes ahora Fugaku... ¿Ahora me odias? –Le dijo él mayor malinterpretando su gesto.- ¿Has cambiado de opinión y te desharás de mí?

-¡Por supuesto que no! –Refutó con indignación. – Tú único pecado me dio la vida. Y aunque tu sangre no ha sido más que una irremediable maldición. Te agradezco que me la hayas dado.

Izuna se quedó boquiabierto mentalmente. Su hijo era una extraña combinación de genes. Por momentos su semblante serio y hasta de cierta forma impasible le recordaban a Madara pero al mismo tiempo le recordaban a sí mismo. Era una fortuna pensó agradecido, pero...

-No lo estarías si supieras como fue concebida. –Aseguró amargo y la mirada lejana en un recuerdo en su mente. – Quería hacerte daño con la verdad si resultabas tan malvado como Madara quería que fueras. Lo que era absurdo si lo piensas bien, porque de ser como el pretendía que fueras seguramente saberlo ni siquiera te hubiese inmutado. –Le reveló sin mirarlo. Fugaku supo que era verdad, la sensación de amenaza al primer contacto se lo había dejado en claro. – Imaginaras que he cambiado de opinión al ver que no era tan así…- Se acomodó un poco más en el mullido sofá y al fin le dedico una mirada que transmitía nostalgia y remordimiento.

-¿Me contarás de todas formas verdad? – Cuestionó el moreno sereno. ¿Qué más daño creía infringirle con lo roto que ya estaba?- Nada de lo que me digas cambiará lo que hecho hasta ahora. Ni lavara la sangre que cubre mis manos. Ni siquiera sé si alimentará el odio que siento hacia mi padre… O aliviará al menos tu dolor. Pero escucharé si es lo que deseas…

Una sonrisa un tanto burlona se dibujó en el rostro del mayor al comprender que Fugaku entendía todo lo que él quería haberle transmitido con aquella mirada. Era un buen muchacho y pensar en vengarse de él, también había sido un desperdicio y saberlo le causó cierto pesar.

-Te lo contaré entonces y no te culparé por odiarme después. – Fugaku quiso protestar una vez más pero el mayor extendió una mano frente a él impidiéndolo.- Escucha primero lo que tengo que decirte y lo entenderás.

Fugaku asintió inseguro entonces y tras haberle pedido a su secretaria que nadie le molestara, volvió a su lugar en el sofá  dispuesto a escuchar la historia de su nacimiento que después descubriría implicaba más que sólo ser el hijo de dos hermanos.

-Cuando nosotros nacimos, fuimos nombrados al nacer como Madara e Izuna, nuestro padre y nuestra madre no eran más que simples amantes. Ella aparentemente tenía miedo de él y huyó al saberse embarazada de nosotros dos, pero cuando nacimos nunca esperó que mi padre supiera perfectamente donde estaba, y por ende de nuestra existencia… Al parecer a mi padre le había venido como anillo al dedo nuestro nacimiento, pues de su matrimonio no había conseguido ningún heredero y de pronto tenía dos. Sin embargo por mi condición –Señaló con desprecio su cualidad de doncel.- Yo ni siquiera fui considerado como una opción… Por lo que tomó a Madara, de los brazos de mi madre al ser el único varón, desechándome a mí por ser un doncel. Yo no era necesario. Así que me dejó al cuidado de mi madre, creo que ella nunca iba a decirme quien era mi padre ni sobre mi hermano, supongo que a su manera solo intentaba alejarme del dolor. De no haber sido porque ella enfermó de gravedad, tal vez mi vida habría seguido como si nada, pero antes de morir y al verme desamparado ella no tuvo más remedio que contarme sobre mi padre y por ende de mi hermano… Al crecer, sin saber que tenía un hermano mayor y que este era mi gemelo, conocerlo fue un completo shock…- Relató con la mirada perdida en sus recuerdos.-  Teníamos la misma cara, e incluso la misma voz… Pero Madara ocultaba dentro de él, oscuridad… En su momento no lo vi, pero de alguna manera lo intuía… Mi padre no tuvo más remedio que aceptarme en su casa al ver que el escandalo se desataría sí la noticia se descubriera por la prensa. Aunque que me hubiese aceptado en su casa no significaba que me aceptara como hijo.  Madara en cambio, se veía inusualmente atraído por mí, así como yo por él, y rápidamente nos hicimos cercanos… Éramos como magnetos, atrayéndose uno al otro. Incapaces de apartarnos, lo que era estúpido, porque la mitad de nuestras vidas no sabíamos de la existencia del otro. – Contó con calma y los ojos llenos de melancolía.- Sin darme cuenta caí en una trampa que yo mismo había tejido. Me enamoré… Y lo hice de mi propio hermano, mi gemelo… Y él aparentemente me correspondía. – Su voz sonó rencorosa al decir aquello.

Fugaku permanecía en silencio escuchando aquella bizarra historia. Pues desde el momento en que él dijo que su padre le amaba también, sonó a mentira.

– Ahora sé que ese pensamiento fue infundado. –Dijo Izuna como si le hubiese leído la mente.- Madara, era el heredero de nuestro padre, y como el había sido educado para no aceptar nada menos que lo mejor, alimentando su soberbia y ambición. Pero al ser  tan ambicioso y encontrar a nuestro padre como único obstáculo para obtener lo que deseaba, fue cuestión de tiempo para que se deshiciera de él. Y el momento fue decidido cuando, mi padre resolvió que debía contraer matrimonio por conveniencia y que de esa manera fuera útil para la familia. Cuando me negué a semejante acuerdo, mi padre levantó su mano contra mí por primera vez y todo bajo la presencia de Madara… “No importa quién sea sí te lastima o te hiere no le guardaré misericordia” había dicho cuando supe de la muerte de nuestro padre por un accidente en coche… Pensé que quería protegerme y que todo era una simple coincidencia. Por eso cuando dijo aquello simplemente me sentí aliviado. Permanecí en la ignorancia por voluntad propia, cegado por el amor que le tenía a Madara. Me dije “Él nunca haría algo malo. Sólo está diciendo eso porque quiere protegerme…” – Dijo lo último con una mueca de asco por sus propios pensamientos de entonces.  

Fugaku sintió pena por él, y quiso ocultarla sin éxito de la mirada de su madre que mantuvo el gesto de desagrado mientras le observaba. Sin embargo ni siquiera al verse descubierto intentó justificarse.

-Ahora sé y tú también, que Madara era un demonio que susurraba dulces palabras a oídos de quienes quisieran oírle. Danzou fue uno de los que gustoso quiso escucharle. Sin embargo ni con todo el amor que pudiese profesarle a Madara. No estaba dispuesto a cruzar la línea que nuestra sangre había trazado desde el principio… “Es mi hermano, mi gemelo. Esta mal sentirme así hacia él” Pensé en muchas ocasiones, aunque Madara no lo veía así, él me quería. Pero no como esperé que lo hiciera y de una forma u otra me tendría y Danzou ayudó a que eso fuera posible… Puso alguna extraña droga en mi comida, nunca lo noté hasta que fue demasiado tarde…

Fugaku sintió deseos de vomitar al escucharle y discernir el resto de la historia. Ahora sabia con claridad a lo que se refería su madre antes. “No lo estarías si supieras como fue concebida” había dicho y tenía razón. Era el producto de una violación…

*

No sabía cómo digerir aquella información. Había comenzado a sudar frio, no podía ni imaginar lo que había sufrido su madre ante tal situación. No podía pensar en nada que pudiese al menos consolarle así que con impotencia decidió callar. Sus palabras sonarían serviles y su madre no buscaba compasión, la mirada opaca y seria que le dedicaba en ese instante eran la prueba.  

- Fue una decepción… Pero ni siquiera así el afecto que sentía por él murió. Sin embargo después de eso le temía, había visto por primera vez la oscuridad que guardaba en su corazón. Entendí de lo que era capaz por obtener lo que deseaba, pero no podía irme… -Dijo con tono ambiguo.- Fui un estúpido al quedarme después de eso. Lo sé. Pero huir era imposible, y quedarme, aunque no era lo más sensato era lo único que podía hacer al saber que tú venias en camino… No tenía manera de cuidarte por mí mismo y al igual que con mi madre él me encontraría a donde fuera…

Casi sintió que había sido el responsable de lo que había tenido que soportar su madre después de ese trágico evento. Pero su ineptitud para encontrar alguna frase al menos que aliviará su dolor le mantuvo callado.

- Comencé a desnutrirme al rechazar los alimentos que me traían, tanto que estuve a punto de morir y perderte, pero temía que Madara intentará tomarme una vez más, drogándome con la comida y lastimarte en el proceso… No podía arriesgarme. Un día Madara vino a mi habitación y trajo con él a una mujer, que dijo, sería mi nueva asistente. Era apenas, un par de años mayor que yo en aquel entonces, y aunque desconfié de ella al principio, pronto entendí que ella no estaba ahí por lealtad a mi hermano… Con el tiempo supe que Danzou la había comprado para mí, por órdenes de mi hermano. Tú la conociste también Fugaku, ella cuido de ti por mí hasta que fue asesinada… ¿Sabes de quien hablo?- Le preguntó y al verle asentir prosiguió.

-Akatsuna Chiyo era su nombre. Había sido vendida por su padre, para saldar una deuda y evitar la muerte. Llegó a mí como mi nueva y única compañía y pronto también se convirtió en la única persona en la que confiaba… Ambos éramos esclavos del mismo demonio, la única diferencia era que yo estaba sentado en la opulencia desde el principio, mientras que ella, todo el tiempo había estado en la inmundicia… Fuera de mi habitación un mundo aparte continuaba, por Chiyo supe que tu padre había contraído nupcias con una mujer heredera de otro país llamada Mito. Ella había aceptado después de que su padre decidiera que un matrimonio con Madara tendría beneficios para ambas familias. Sin embargo esta mujer guardaba un secreto también, y Madara no tardó en descubrirlo, era imposible esconderlo, no cuando su vientre estaba muy hinchado ya, para poder disimularlo. Mito estaba embarazada de otro hombre… Y Madara perdió su interés en ella... Aunque demasiado tarde, para cuando descubrió que Mito estaba embarazada, ellos ya estaban casados… No obstante el embarazo de ella fue lo que Madara necesitaba para que todo saliera de acuerdo a lo que planeaba para ti…- Aseveró con disgusto.- Dejó que Mito creyera, que podía conservar a su hijo en su vientre, pero cuando llegó el momento a ella y a mí, nos fue arrebatada la idea… Mito esperaba trillizos, y debido a eso su embarazo se complicó y ambos terminamos dando a luz el mismo día… Yo te tuve a ti y ella tuvo tres hijos, un varón, un doncel y una niña… Supongo que ella había imaginado que no le permitirían vivir a sus hijos y quizás creerles muertos fue lo que al final consumió su vida... Danzou se había asegurado de que ella creyera que sus hijos morirían, casi al mismo tiempo en que me visitó a mí para llevarme un mensaje de Madara e hizo que Chiyo te llevará lejos de mí lado...

Fugaku notó el leve cambio en su tono y la frialdad que empaño los ojos añejos de su madre sabiendo casi al instante que fue quizás en ese momento cuando Danzou le visitó y  le llevó el mensaje de su padre, lo que al fin consiguió que el afecto que le guardaba a su padre se convirtiera en rencor, al arrebatarle de su lado.

- Aún puedo recordar su sonrisa burlona y su condescendencia al hablarme… “Izuna-sama felicidades por haber dado a luz… ¿Por qué luce enfadado? Aún está delicado. Descansar sería más provechoso para usted que hacer rabietas o ¿Es porque no pudo conocer a Fugaku-sama?” Me preguntó burlándose de mí, aunque gracias a eso fue que pude conocer al menos tú nombre… Ni siquiera eso, me habían permitido elegir para ti… – Le dijo con pena sin mirarlo en ningún momento.- “Izuna-sama hasta usted debe comprender que esto es lo mejor para Fugaku-sama. Mito-sama, la esposa de Madara-sama se hará cargo de criarlo ahora…” Yo le pregunté, sin poder pensarlo demasiado si ella estaba de acuerdo. Pero Danzou no me respondió aunque me dijo “Sí ella aún desea ser madre, tendrá que hacerlo”. Fue cuando me enteré de que los trillizos serian abandonados o en el peor de los casos eliminados eran más frágiles que un bebe normal, habían nacido de forma prematura y permanecerían en incubadoras antes de poder salir pero era muy fuertes y todos ellos consiguieron mantenerse vivos aun sin la incubadora... Sentí la necesidad, de hacer algo por la mujer que cuidaría de ti y la oportunidad me llegó cuando Danzou me dio al fin el mensaje, que había ido a darme desde el principio… “Lo olvidaba… Madara-sama le envía un mensaje.: Ahora que me has dado lo que deseaba, puedes ser libre y dejar la casa. Te recompensaré bien, por él heredero que me has dado y cumpliré un deseo para ti… Esas fueron sus palabras” Me aseguró Danzou. Al principio, no supe como tomarlas, pero pronto decidí que quería para mí a los hijos de Mito. Danzou se opuso por un momento. Pero hizo los arreglos para que los tres pequeños me fuesen entregados al salir del hospital. Un auto había sido preparado para llevarme al aeropuerto, pero nunca lo tomé y escapé de Japón con los tres niños a salvo, y los entregue a su padre legítimo. Quién me ayudó después a esconderme de los ojos de Madara hasta que me creyeron muerto. Sin embargo, nunca consideré que Mito pudiese rechazarte de su lado, creí que al igual que había hecho por sus hijos, ella cuidaría de ti y te mantendría a salvo, pero se quitó la vida cuando tú cumpliste cuatro años… Mi error fue no hacerle saber jamás que sus hijos crecían sanos y salvos con su padre.

Fugaku recordó a la mujer que creía su madre. Era hermosa, de largo cabello escarlata y hermosos ojos amatistas, las pocas veces que estuvo en su compañía, ella lucía una triste sonrisa y le pedía retirarse porque alegaba sentirse enferma. La que siempre había sido constante en su vida, había sido Chiyo, quien también había sido la que le dio la noticia de que ella había muerto. Durante ese momento creyó que la enfermedad que alegaba era la causa, con forme crecía, se dio cuenta de las incontables amantes de su padre y creyó erróneamente de nuevo, que su madre había muerto por esto, indagando más a fondo se enteró de que en realidad había sido suicidio y no una enfermedad la que había acabado con su vida.

Ahora mientras contemplaba a su madre real, un doncel, marcado por las cadenas que su padre había puesto en él, comprendía por qué había sido frio con él al principio. No podía culparle.

-Te abandonó al igual que yo lo hice al rehacer mi vida… Para serte franco, sólo me rendí contigo. Creí que tu padre y Danzou te habían hecho como ellos planeaban… Cuando creciste y te hiciste con esta empresa sinceramente pensé que así había sido. Y no intenté buscarte, ni siquiera cuando tu padre murió en aquel accidente, que estoy seguro Danzou había planeado para que Madara alcanzara su final. Y así subirte al trono que parecía querer que tomaras… “Cría cuervos y te sacaran los ojos” Pensé en aquel momento. Creí que era cuestión de tiempo para que también te deshicieras de Danzou, pero tú no querías al parecer nada de lo que se te había dado... ¿Me equivocó?

-No… -Dijo con voz seca encontrando su voz al fin. Nunca había deseado haber nacido como un Uchiha, nunca había deseado ser el desalmado en el que se había convertido, jamás había querido seguir los pasos de su padre y tratar a sus hijos como lo había hecho. Nunca…

-Te dije que me odiarías… - Agregó Izuna intuyendo el rumbo de sus pensamientos y malinterpretándole de nuevo.

-Y yo te dije que no lo haría aun si te escuchaba.- Aseguró el en respuesta. No tenía caso, se dijo. El pasado no cambiaría nada de las decisiones que el había tomado, y aunque se arrepentía de todas y cada una de ellas, sabía que las tomaría de nuevo sin dudar para mantener el dolor concentrado en él y proteger a sus hijos.

Sin embargo había algo que aún no quedaba del todo esclarecido. Si bien entendía que su madre pretendía vengarse de Danzou en algún momento, la muerte de este era un alivio a ese cometido. No obstante, ¿Cómo se había enterado de todo tan rápido? ¿Acaso le tenía vigilado? Después de todo él mismo había asegurado querer hacerle responsable de las acciones de su padre antes de comprobar, que no había obrado con otras intenciones más que las de proteger a su familia.

-La muerte de Danzou y tu aparición… ¿Es una coincidencia entonces? –Preguntó a sabiendas de que era absurdo

-…-

-Tú fuiste el que dio aviso a los medios de la muerte de Danzou. –Afirmó al no recibir respuesta del mayor. - ¿Por qué lo hiciste?

-¡Porque estaba extasiado! –Dijo volviendo a su actitud fría. – Aquella maravillosa vista debía ser vista cuanto antes por los ojos del mundo.-  Fugaku comenzó a reconocer esa actitud como un método de protección que le permitía a su madre fingir inmunidad a lo que pasaba a su alrededor. – Tras los cambios en la corporación, Danzou parecía muy decidido a vengarse de una manera u otra. Retomando mi búsqueda y encontrando algo más que a mí. De hecho, eso es  lo que me llevó a la mansión Shimura esta mañana. Y lo que vi fue más que espectacular. Supe que eras tú porque te vi salir de ahí en compañía de varias mujeres uniformadas. No había sido mi intención venir aquí pero tu eficacia borrando evidencias había sido impecable. –Le explicó. – Danzou había hecho una búsqueda exhaustiva de todos tus hermanos, hijos de tu padre. Ubicando entre ellos a mis dos hijos que desafortunadamente al igual que yo han heredado mi condición de donceles. El maldito no se dio cuenta de que ellos eran míos y no de Madara pero la información le había sido entregada y mi intención había sido recuperarla.

-¿Tengo dos hermanos por ti? –Preguntó con clara emoción. Izuna asintió.

-Como dije son donceles y también son mellizos. Ahora yo estoy desahuciado así que pronto se quedaran solos. No podía arriesgarme a que Danzou los encontrara y los usara para vengarse.

-¿Querías usarme para protegerlos? – Preguntó dudoso de aquella teoría, el silencio recibió su pregunta pero prosiguió.- No me importa que así fuera. La información de la que hablas aún no la poseo, pero te prometo cuidarlos si así lo deseas.

-¿Por qué querrías hacerlo? ¿Tienes idea de lo que significa?

-Por supuesto. Significa que además de Rin y Kakashi mi padre y tú me han dado más regalos que en verdad agradezco.

Izuna sonrió sin ningún tipo de máscara ahora. En verdad Fugaku era un buen hombre. Y estaba orgulloso de que fuese su hijo. Aunque no tuvo tiempo de hacérselo saber, pues en ese momento un exaltado trio de hombres se abrió paso a la oficina. Entre gritos enfadados y habían llegado hasta su hijo incluso antes de que este lograse ponerse de pie totalmente del sofá.

**

-¡Fugaku! ¡Maldito! ¿Se puede saber que significa todo este estúpido circo que has montado? ¡Los estúpidos reporteros de mierda están afuera de la empresa armando un escándalo mientras tú estás sentado en tu estúpido sofá! - Dijo un exaltado Shikaku sosteniendo a Fugaku de las solapas de su traje, sin prestar atención al hombre sentado en el sofá. No obstante los gemelos Hyuga quienes también habían entrado en el lugar si lo notaron y con palidez en el rostro y gesto desorbitado se quedaron de pie casi en la entrada. La asistente de Fugaku entro un segundo más tarde, pidiendo disculpas por no poder detenerles en la recepción. Pese a sus explicaciones de que el Uchiha se encontraba ocupado en una reunión los tres hombres enfurecidos habían sido imposibles de detener.

Shikaku entonces notó la cara horrorizada de los Hyuga y con parsimonia giro su rostro en dirección al sofá contiguo. Sintió al instante que la fuerza con la que mantenía agarrada las solapas de Fugaku se iba gradualmente hasta liberarle. Fugaku al fin pudo soltar una semi tos tras haber sido liberado del feroz ataque de su mejor amigo.

Izuna sin embargó había dibujado una sonrisa cruel en su rostro, Fugaku pareció notar que hacer aquello divertía al mayor de una forma retorcida. Sabía que esos tres llegarían en cualquier momento, aunque tras el encuentro con su madre no tomo en cuenta más ese hecho.

-Fugaku, parece que estos caballeros insisten en hablar contigo… -Dijo poniéndose de pie lentamente sin apartar la mirada del moreno. – Siendo el caso me retiro por hoy. – Fugaku asintió con seriedad sin decir nada más y le escolto hasta el ascensor privado que le llevaría hasta el estacionamiento donde suponía había dejado su vehículo. Los tres hombres pasmados por la imagen ni siquiera atinaron a reaccionar inmóviles y hasta podría decirse que aterrados.

Mientras esperaban el ascensor Fugaku decidió al fin preguntar.

-¿Volverás a visitarme? –Izuna arqueo una ceja extrañado por la pregunta.

-No lo sé. –Dijo sincero. Tenía que pensar bien en lo mejor para sus dos hijos en el mejor de los casos dejaría que ellos decidieran por si mismos lo que querían. Ser un Uchiha implicaba mucho más que simplemente adquirir un nuevo apellido. Y aunque su primogénito no era como Madara su sombra le perseguía.

-Está bien. No tienes que volver si no lo deseas. Pero sabes dónde encontrarme si es que así  lo quieres.- El ascensor se abrió en ese momento y el mayor entro sin más ceremonia.- Te prometo que cuidare de ellos cuando faltes si eso es lo que desean. Así que prométeme que tú al menos les dirás que pueden contar conmigo… -Izuna no respondió nada pero asintió brevemente antes de que las puertas del aparto se cerraran.

Había omitido decirle muchas cosas a Fugaku, porque mientras mas decía más daño podría hacerle. Era mejor se convenció y con ese pensamiento en mente volvería a casa para pasar el resto de sus días con sus hijos.

***

En el estacionamiento Rin se despedía de Lina. La muchacha debía volver a la casa Nara y asegurarse de que todo marchase bien, entre otras cosas. Prometiendo volver por Rin más tarde para llevarla a casa. Un suave beso en la comisura de los labios de la morena fue todo lo que Rin obtuvo como despedida. Para que esta se marchara con rapidez después luciendo un sonrojo en sus mejillas.

-Es tan linda…- Susurró Rin para sí misma al verla alejarse con una sonrisa ladina en la cara. Al llegar al ascensor le extraño que este estuviera ocupado pero espero de todos modos con paciencia mientras sacaba su polvera y retocaba su maquillaje buscando ocultar un poco la palidez de su rostro por la pérdida de sangre y las ojeras en su rostro por la falta de sueño. Escuchó la campañita que anunciaba el ascensor arribar y mientras guardaba sus cosas de vuelta en su bolso, Izuna salió del aparato y paso a su lado sin que ella pudiese verle completamente el rostro. Aunque le siguió con la mirada hasta que desapareció  entre las sombras del estacionamiento.

-Por un momento creí… -Dijo pensando en voz alta.- Creo que debí dormir un rato más… - Se dijo después desestimando sus pensamientos y atribuyéndolos a su cansancio. Subió al elevador y se preparó para lo que seguramente encontraría al entrar en el despacho.

***

 

Shikaku vio atravesar a Fugaku el umbral de la oficina una vez más y dirigirse a su mini bar para servirse un wiski beberlo y después servir tres más para ellos…

-Beban esto y regresen a este mundo ¿Quieren? –Dijo sarcástico el Uchiha dejándose caer rendido en el sofá.

-Fugaku… Esa persona… ¿Quién demonios era esa persona? –Dijo alterado Shikaku todo su cuerpo temblaba de miedo al recordar aquella gélida mirada. Los Hyuga se acercaron al mismo tiempo hacia ellos para escuchar la respuesta.

-Mi madre…- Susurró cubriendo sus ojos con su brazo en un vano intento de ocultarse de la luz.

-¿Que? – Articuló confundido Shikaku procesando la respuesta.

-¿Estás jugando? –Inquirió incrédulo Hiashi.

-¡Eso quisiera! –Respondió irritado Fugaku.

-¡Diablos! – Maldijo Hisashi, ahora no podría gritarle a Fugaku nada sobre el exceso de trabajo en el cuerpo de policía, y los cientos de muertos que estaban en la morgue.

-No puedo creerlo… Casi me hago en los pantalones al verlo sentado ahí… -Dijo el Nara con seriedad, los Hyuga estuvieron de acuerdo con eso y no dijeron nada para burlarse del comentario como habría sucedido en otras circunstancias.- ¿Quieres hablar de ello? – Pregunto cómo su mejor amigo el Nara tomando de un sorbo el licor en su vaso consiguiendo tranquilizarse un poco con su efecto.

-No. Quiero dormir y dejar que todo se arregle solo…- Comentó con agotamiento el Uchiha. Hiashi entonces tomó el control de la televisión y procedió a encenderla cuando escuchó esas palabras.

-No creo que sea posible Fugaku. –Le dijo con ironía. En la televisión los reporteros apostados en la entrada de la empresa acosaban a cada uno de los empleados que entraban o salían del edificio, preguntándoles cosas extrañas. – Como yo lo veo será cuestión de tiempo para que nos lleven a juicio o nos auditen.

-Estará bien… -Dijo Fugaku.- No tienen nada más que simples suposiciones. – Aseguró confiado. – Shikamaru-kun ha hecho un excelente trabajo con las evidencias.

Shikaku sintió un vena palpitar en su frente ante sus palabras, pero intento contenerse en vez de perder el control y volver al inicio.

-Lo que me recuerda. –Dijo en advertencia.- ¿Se puede saber en que estabas pensando anoche? Sabes que me da igual lo que pensabas ¿Tenias que involucrar a mi hijo en tus actos delictivos?

-Fugaku será mejor que respondas. –Concordó Hiashi con seriedad.- ¿Esa masacre realmente fue obra tuya?

-¡Fugaku!- Instó impaciente Hisashi moviendo al Uchiha de su posición.

-En parte si…- Respondió entonces con voz cansada Fugaku. – Pasaron muchas cosas anoche…

-Pues créenos, estamos dispuestos a escuchar cada palabra. –Aseveró crítico Shikaku. Fugaku soltó un resoplido disgustado ¡Sólo quería un par de minutos para él! ¡Que alguien le salvara de dar explicaciones!

-Shikaku-sama ¿Podría dejar de intimidar a mi Onii-sama? – Cuestionó una femenina voz desde la entrada, ninguno de los presentes se había percatado de que hubiese entrado. De no haber sido Rin sino la joven que le asistía escuchar su conversación podría haber desatado cosas catastróficas. La joven cerró la puerta con seguro antes de seguir su camino hasta el cuarteto de hombres.

Todos los presentes a excepción de Fugaku la observaron meticulosamente. La muchacha lucia diferente, era una extraña combinación entre enfermiza y contenta. La notaron lenta en su caminata y a su vez con un rostro imperturbable.

-¿Qué es lo que te paso? –Inquirió Hiashi dudoso de que en realidad le haya pasado algo a la menor. Ella sonrió con misterio y aseveró después.

-Me dispararon. –La cara de sorpresa fue obvia en los tres presentes.

-¿Y?- Insistió Hisashi esta vez al ver que la chica no añadía más explicaciones.

-¿Necesitan más explicaciones? –Refutó la castaña con extrañeza.

-¡Por supuesto que sí! ¡Esto es una completa locura! – Regaño exaltado Shikaku una vez más. -¡Tenías que ser su pariente! –Se quejó señalando con irritación a Fugaku que se limitó a esconderse más entre sus brazos evitando la luz que entraba por el ventanal en un vano intento por dormir.

-No lo es tanto si te pones a pensar un poco. Las noticias son muy útiles en este caso.- Aseguro la castaña sin intención alguna de burlarse de los mayores que de hecho ya se sentían timados. O en su defecto causarle un ataque cardiaco al pobre Nara.

-¡Demonios! ¿Cómo se supone que saldremos de esta situación? Los paparazis están más que atentos a nuestra compañía. ¿Qué estaban pensando los dos? –Se quejó el Nara una vez más siendo el la voz de la razón. O como los Hyuga solían decirle siendo la mama regañona del grupo.

-¿De alguna forma? –Sugirió Hisashi temiendo que el Nara le aventara algún objeto no identificado por su osadía, obteniendo en cambio una mirada severa de este sin nada más.

-De alguna manera, solo hay que pensar con la cabeza fría.- Aseguró Rin.

-¡Si claro!- Refuto con sarcasmo el castaño.- ¡Como si de repente alguien viniera a salvarnos de la ruina o que digo de la cárcel! ¡Diciéndoles a esos estúpidos reporteros que dejen de jodernos las narices!

En la televisión una imagen de un reportero más se dejó ver anunciando la llegada del último miembro del consejo al que ninguno de los presentes se molestó en recordar hasta que el mismo presentador en la pantalla hizo los honores al nombrarlo.

“En estos momentos  Hebi Orochimaru acaba de llegar a las instalaciones del grupo Uchiha ¿Acaso esto significa que el consorcio Uchiha está confabulando su plan para ocultar los sucesos de esta masacre?”

*

Justo en el momento en que había bajado de su limosina los reporteros se habían arremolinado a su alrededor. Resultaba entretenido para el todo el asunto en realidad. La imaginación de los paparazis era envidiable y francamente le entretenían.

Preguntas como “¿Qué piensa sobre la muerte del señor Shimura? O ¿Cree usted que su asociación con el grupo Uchiha tuvo que ver con la muerte del señor Shimura?” eran preguntas sin dudas muy interesantes. Porque más que nada a él le fascinaba el hecho de vivir en un mundo donde Danzou Shimura no existiera el muy maldito se lo tenía merecido. Y si ese precioso favor se lo debía a Fugaku Uchiha entonces él se lo compensaría de una maravillosa manera.

Había escuchado lo que un osado presentador decía mientras el caminaba a sus espaldas y no había podido resistirse a quedarse de pie a sus espaldas esperando a que el reportero le mirase. El mutismo del resto fue evidente y el hombre joven se giró casi en cámara lenta hacia el repentino mutismo a sus espaldas.

-¡Hebi-sama! –Replico como si estuviese asustado.

-Ha sido muy osado de tu parte hacer aquel comentario muchacho ¿No te parece? –LE inquirió con tono divertido Orochimaru. El joven pareció intimidado por un momento pero enseguida refuto.

-Usted debe entender que es una situación muy sospechosa Hebi-sama. Nosotros solo buscábamos la verdad.- Dijo el joven inspirado señalando al resto de reporteros que estaban inusualmente callados.

-Y entiendo eso.-Aseguro condescendiente Orochimaru guardando sus manos en los bolsillos de su pantalón en un gesto casual. –Lo que no entiendo es porque piensas que esa “verdad” que tanto buscas está en la entrada de la corporación Uchiha.

El rostro del joven reportero y el resto de sus compañeros lucio momentáneamente desconcertado. Y Orochimaru no pudo evitar sonreír  jactancioso.

-Supongo que todos ustedes se basan en alguna clase de prueba incriminatoria ¿No es así? –Comento con tono informal. – ¿O acaso son simples especulaciones? Porque de ser así,  yo no haría comentarios por los que no pueda hacerme responsable después muchacho.

El mutismo de los reporteros fue inminente nadie se atrevió a decir nada más. Orochimaru había tocado un buen punto. Ninguno de los presentes tenia prueba alguna de que los hechos en la casa Shimura tuviesen que ver con la corporación Uchiha, y todos los datos conocidos sobre el asunto señalaban como culpable a alguno de los grupos Yakuza con los que Danzou  Shimura tenía contacto. ¿Quizás aportarse  en la corporación Uchiha no era la mejor de las ideas para ninguno de los presentes?

Orochimaru comenzó entonces su caminata en el más pulcro silencio de los reporteros, no hubo más flashes de cámaras, ningún micrófono acercándose a su rostro de forma acusatoria, ningún intento de pregunta o especulación. Solo silencio.

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Bueno ahi esta el capitulo espero que les haya entretenido un poco pretendia que fuese mas largo pero me parecio que asi estaba bien.

En fin espero les guste y me dejen algun RR

Bye


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