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ACORDE GEMELO por andherezu_rosui

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Notas del capitulo:

Buenas chic@s he tenido algunas dificultades para escribir los capitulos de este fic pero igual espero que les gusten como van quedando estoy publicando a las 2:16 de la mañana porque desgraciadamente en el dia no hay hora para hacerlo.

Espero que disfruten este capitulo esta un poco corto y raro y quizas algo triste pero espero que lo difruten. Creo que el titulo se presenta solo. Tambien,
queria agradecer a todas las lectoras por la paciencia y apoyo que me dan son unas santas... Muchas gracias por los RR adoro leerlos infinidad de veces. Aunque aun no he hecho tiempo para hacerlos los respondere todos y cada uno.
En fin... ¡¡A leer!!

Capítulo 54 Soledad…

 

-¿Estas segura de que estarán bien? –Cuestionó Itachi por enésima vez a una cansada Shiho, que en ese instante se encontraba terminado de colocar a los gemelos una intravenosa por donde se le aplicarían sueros y vitaminas que contrarrestarían la deshidratación y desnutrición voluntaria a la que se habían sometido ambos en la última semana.

-Estoy completamente segura Itachi-sama.- Fue lo único que respondió la rubia de vuelta por enésima vez.

Estaba consciente de que Shiho era excelente en su trabajo y era absurdo que alguien como ella se equivocara de diagnóstico. Pero, estaba algo perturbado y molesto con su padre. Y no podía evitar que sus emociones se descontrolaran como lo hacían en ese instante. Escuchó a Shiho soltar un suspiro cuando termino de recoger todo lo que había usado y acomodaba las almohadas de los gemelos que dormían placidos uno junto al otro para después dirigirse al baño para deshacerse de los materiales usados.

La actitud de la muchacha le hizo entender que sí preguntaba una vez más lo mismo, ella perdería la cabeza y terminaría por echarlo de la habitación. Así que decidió guardarse sus reprensiones, lo último que deseaba era incomodar más a la joven maid al punto de terminar fuera de la habitación, aunque no la culparía sí lo hacía… Después de todo con quien él necesitaba desquitar su frustración ni siquiera estaba ahí.

Se suponía que su padre se quedaría con los gemelos mientras él iba por Shiho, pero se llevó la sorpresa de la ausencia de su padre al volver en compañía de la rubia maid. Se frustro al pensar que quizás el trabajo nuevamente había logrado que su padre decidiese que ellos podían esperar. Y francamente eso comenzaba a molestarle con creces.

Ahora sus hermanos parecían adquirir color en sus mejillas conforme la medicina entraba en sus torrentes sanguíneos así que permitió que la doncella se retirará tranquila sin más acusaciones con su diagnóstico.

-Con su permiso Itachi-sama…-Se despidió Shiho con una breve reverencia hacia él, que simplemente respondió con un asentimiento de cabeza poco entusiasta. Espero hasta que la joven salió de la habitación y la puerta estuvo cerrada para al fin dedicarse a sus pensamientos.

Se sentó, sobre la orilla de la cama que los gemelos ocupaban observando con detenimiento las respiraciones tranquilas de sus sueños inquietos. Se preguntaba ¿Qué demonios era lo que debía hacer con esos dos? ¿Cómo podría explicarles todo sin lastimarles más? Era evidente que una conversación no les llevaría a ningún lado. Ni siquiera sí se trataba de Shizune sabía si podría cambiar algo. Sobre todo desde aquella noche cuando les encontró vagando a oscuras en la mansión, desde ese día supo que la depresión de sus hermanos no haría más que empeorar.

No podía decir que no entendía su reticencia, él mismo muy en el fondo se sentía herido por todo lo que había pasado. La impotencia de saberse ignorante, sobre lo que su padre mantuvo oculto de ellos todo ese tiempo, por el bien de todos ellos, era algo chocante de asimilar. Tanto que lo hacía sentirse tan inferior que muchas veces tras pensarlo hubiera querido estamparle un golpe o dos a su padre. Pero sabía que aquellos golpes sólo servirían para alimentar aquella impotencia que sentía, hasta que caía en cuenta de que la culpa no había sido totalmente de su padre y un aquel sentimiento de inferioridad se apoderaba de él cuándo eso ocurría.

Se reprochaba así mismo su falta de atención. Su ceguera voluntaria hacia las acciones de su padre, la forma desentendida en que lo vio todo ese tiempo, como si no fuese su problema. Sabía que ese precisamente era su peor contrariedad, porque de alguna manera inconsciente siempre creyó que ningún padre podía ser tan cruel como lo era el suyo. Sin embargo, fue más fácil para él simplemente resignarse y cerrar los ojos, decidió no ver más allá del acto cruel de su padre al dejarles de lado.

Muchos “hubiera” se formaron esporádicos en su mente, y una sonrisa algo patética se apodero de él al contemplar a los gemelos… Ellos sin duda eran unos chicos muy desafortunados en ese momento... No sólo habían perdido la realidad de un día para otro, sino que también se habían perdido a ellos mismos. Estaba seguro de que no había dolor más grande que saberse culpable del dolor del otro, de la frustración por no poder salir por ellos mismos del hoyo oscuro donde habían caído, para intentar sacar al otro.

Sin duda, los gemelos habían terminado de esa manera tan lamentable porque por primera vez, no podían tolerar el dolor del contrario. Y el había sido tan estúpidamente ciego al no ver lo que parecía tan evidente desde el primer día que se separaron, fue estúpido no darse cuenta de que por primera vez ellos necesitaban a su hermano mayor, y él no reparó siquiera en que era así…

-Lo siento…- Les dijo y con cariño golpeo levemente las frentes de ambos con la punta de los dedos, en un gesto que solía hacerles desde que ambos eran muy niños y que se había convertido en un hábito que demostraba al menos para él que sus palabras eran sinceras.

- Nunca quise dejarles lidiar solos con todo esto… Estoy seguro de que Shizu-Nee tampoco les negará nada de lo que quieran saber. Cuando estén listos para escuchar lo que ella tiene que decirles espero que puedan comprenderlo todo. Así que por favor no construyan más barreras en sus corazones… Todo será más fácil si no lo hacen… No sean crueles al encerrarse en sus propios mundos…

Fue todo lo que dijo. Y sin más se levantó del lado de ambos y salió de la habitación. Decaído  y con una carga enorme sobre sus hombros al sentirse responsable por aquella situación tanto como su propio padre...

*

Mikoto siempre se preguntó ¿Cómo era posible que siguiera siendo tan inútil? A pesar de los años… Nunca  podía hacer nada para aliviar o consolar a nadie...

Nunca había podido hacer nada por ella misma, por sus hijos o por Fugaku… Siempre había sido cobarde, pues prefería huir cuando todo se volvía oscuro a su alrededor…  Siempre había sido caprichosa, pues culpaba a todos de lo miserable que era menos así misma… Siempre había sabido lo mentirosa que era, pues todo el tiempo prefirió esconder  lo débil que era bajo una falsa sonrisa... Siempre huyendo… De todo y todos los que por su causa sufrían…

Incluso ahora… Quería huir pero…. Había visto a Fugaku…

Hacia mucho que no le veía con esa mirada en la cara... Aquella mirada dolorosa en sus ojos oscuros, hacía que luciera angustiado y al borde de un abismo. No comprendía que había en aquella habitación que dejaba atrás para caminar rumbo a su despacho que lo había provocado de aquella manera.  El ni siquiera la notó al pie de las escaleras cargando una bandeja con el desayuno que había preparado para él y Shizune. Así que curiosa, decidió asomarse sigilosamente descubriendo a sus gemelos dentro.

No tuvo que adivinar para saber qué era lo que había herido a Fugaku… Era consciente de lo mucho que los gemelos los odiaban a ambos, así que preocupada le siguió hasta el despacho donde seguramente se habría retirado para estar sólo.

Al llegar, no se atrevió a tocar la puerta… Y se quedó viéndola hasta que al fin se había decidido a mirar dentro en vez de anunciarse. Algo dentro de su pecho le decía que era mejor de esa forma, era como si inconscientemente supiera que Fugaku  no querría que viera lo que ocurría con él dentro y terminaría echándola si se anunciaba... Así que con cuidado entreabrió la puerta y se asomó en la rendija para observar en silencio lo que Fugaku hacia… 

Descubrió a Fugaku mirando a través de la ventana que daba al amplio jardín desde su despacho con gesto ausente, su camisa estaba desarreglada y su cabello lucia en iguales condiciones, desde su posición en la puerta, apenas podía diferenciar sus gestos pero podía reconocer desesperación y tristeza en su porte…

Fácilmente ella podría terminar de entrar al lugar y preguntar ¿Qué pasaba? Pero estaba segura de que Fugaku ni siquiera la miraría antes de pedirse que se ocupará en sus propios asuntos. Por lo que no se había atrevido siquiera a empujar más allá de la breve rendija que la puerta le había permitido entreabrir sin hacer ruido.

Sin embargo aquel miedo a ser rechazada antes de siquiera ofrecer su ayuda había sido mínimo hasta que le escuchó suspirar con pesar y golpear con frustración contenida la mesa de madera junto a la ventana en la que se había recargado…

¿Qué había pasado? Se preguntó junto a un sobresalto al inesperado golpe. Pensó en el día de anterior cuando Fugaku parecía distinto, casi… Feliz… Sin embargo, el hombre que se encontraba en aquel despacho parecía todo lo contrario por algo que ella no terminaba de comprender. Deseo ir corriendo a consolarlo cuando vio cómo se dejaba caer en el suelo mientras sostenía su rostro entre sus manos, pero nuevamente suprimió aquel impulso totalmente en shock al comprender lo que había causado aquel desmoronamiento.

Dilato su propia mirada incrédula por un segundo de ver lo que en ese momento el hombre que amaba hacia… Llevando sus manos a su propia boca para callar aquel gemido lastimero que se formó en su garganta al ver caer las primeras gotas cristalinas salpicar el suelo. Su propio pecho ardió en dolor, sus propios ojos se llenaron con tristeza y su propio cuerpo sintió el leve temblor de la aprensión causado por  aquella significativa escena… Una escena que no espero ver jamás… Una escena donde Fugaku estaba llorando…

Aquellas  lágrimas cristalinas resbalaban por las mejillas pálidas de su esposo copiosamente sin poder ser contenidas a pesar de que las manos de Fugaku se empeñaban en estrujar sus ojos para contenerlas…

Mikoto apretó un poco más sus propias manos sobre su boca en un acto que buscaba contener el sollozo que quería escapar de su garganta al contemplar la lastimera apariencia de Fugaku en ese momento, intentando parpadear muchas veces para evitar que aquel ardor en sus ojos se convirtiera en llanto también. Pero no ayudaba lo que hiciera para contener aquella triste agonía de saberse inútil para ayudar al hombre que amaba…

No entendía porque, pero sus ojos habían sido como una fuente que se rompía… Al ver a Fugaku expresar tan llanamente su dolor, algo en ella se había roto. Las lágrimas ahora también cubrían su rostro, mientas impedía que sus labios dejaran salir algún sonido, contemplo a Fugaku sin ser capaz de poder acercarse y consolarle, alargando aquel sufrimiento en el moreno, sintiéndose estúpida, inútil y cobarde…

Escondiéndose tras la puerta temerosa de lo que pasaría ahora. Segura de que ella sería incapaz de poder hacer nada para confortarle. Reprimiendo hasta el dolor en su garganta al contener su propio llanto, porque era consciente de que por más que quisiera compartir las penas de su esposo… Era demasiado tarde para ella...

Porque incluso si deseaba abrir aquella puerta y correr hasta aquel Fugaku deshecho y abrazarlo… Los errores de su pasado, se lo impedían… Así que al menos se permitiría estar “cerca” en una muda compañía para su amado, permitiéndose llorar a su vez al ser tan incompetente y cobarde…

Fugaku debía estar muy dolido y en el límite, para haber terminado llorando sólo en aquel lugar, y ella no podía hacer nada más que observarlo en silencio, derramando lágrimas revueltas en su propio pesar y miedo. Preguntándose una y mil veces ¿Qué propósito tenía que hiciera aquello? Buscando una y mil excusas que le permitieran estar ahí sin merecerlo. Preguntándose ¿Cuál era el propósito de quedarse oculta tras la puerta? No encontrando más respuesta que el deseo de permanecer junto a Fugaku el tiempo que fuera necesario para que él lograra recuperarse de lo que sea que fuera lo que le había llevado al límite. Dispuesta a esperar un milagro y algo de valor para conseguir salir de su escondite y poder consolar a su amado… A sabiendas de que era imposible para ella conseguir abrir aquella puerta que la separaba de él, a sabiendas de que nunca podría intentarlo siquiera. Porque su destino era ser siempre una espectadora en su propia vida y eso era algo que hacía tiempo había aceptado… Desde que había sido consciente de lo que había provocado… Ella sabía que no tendría otra oportunidad…

Pero… ¿Acaso no era suficiente pago el haber perdido a una de las personas más valiosas que tenía? ¿Acaso ella no había sufrido suficiente también? ¿A cuánto más debía renunciar para ser perdonada? ¿Qué era lo que necesitaba para poder al fin tener el valor de arreglar sus errores? ¡Que! Eran las preguntas que asaltaban su mente mientras se rendía y ella misma se dejaba caer rota e insignificante frente a aquella puerta que al parecer aún era muy pesada para que ella pudiese abrirla, con la poca entereza que tenía. Sintiéndose insignificante y débil, sabiéndose cobarde y miedosa, deseo que Fugaku no escuchara los sollozos que aún se esforzaba por esconder… cerro los ojos en un vano intento por evitar que más lagrimas cubrieran su cara, con tanta desesperación que no escucho la puerta abrirse… Sólo cuando sintió un dulce tacto en sus mejillas intentando secar sus lágrimas supo que Fugaku la había descubierto.

-¿Por qué me seguiste Mikoto? – Le pregunto sin ocultar su voz afectada por la amargura de su propio llanto. Ella solo le observó sin saber que decir. - ¿Por qué sigues aquí? ¡Deberías irte y abandonarme! ¿Porque no me odias y me dejas? ¡Sería más fácil para ti de esa forma…! ¡No tendrías que sufrir nunca más! – Le dijo con voz lastimera que contradecía lo que sus manos hacían al rodearla en un firme abrazo que parecía decirle con agonía “¡No lo hagas!”

-Fugaku…- Le llamo ella con pena correspondiendo aquel trágico abrazo.

-Yo ya no quiero hacerte sufrir… Por eso te lo pido… Vete y déjame solo tú también…- Ella removió su cabeza en negativa a sus palabras. Se alentó a sí misma y reunió valor para responderle con voz atropellada y llorosa.

-Mentiroso… Tú eres el único que está sufriendo aquí… Yo solo he estado huyendo… Y no quiero eso, no más…- Le tomo el rostro y se forzó a si misma a mirarlo a los ojos para decirle lo que estaba sintiendo al verlo así.- No puedo consolarte… No sé cómo… Pero no quiero irme de tu lado… No tengo derecho a estar junto a ti pero… No quiero perderte… no puedo permitirme volver a perder a alguien que quiero…

-¿Cómo puedes seguir amando a alguien que te ha hecho tanto daño? – Le pregunto Fugaku con tal solemnidad que ella no supo que decir por un segundo. Hasta que junto su frente con la suya buscando en su corazón las palabras adecuadas que pudieran responder aquella pregunta, hasta que finalmente dijo.

-No es posible controlar algo como el amor… Fugaku… No importa el dolor, mientras exista a posibilidad de estar juntos… Si hay esperanza de que así sea… Yo no puedo dejar de desear estar a tu lado… Porque en este mundo tu eres lo único que me queda… Y me rehusó a perderte...

Tras aquellas palabras trémulas de su voz, un suave beso fue lo que recibió en respuesta. Tan delicado, que sintió que era como si fuera la primera vez que la besaba. Sintió la mano cálida de Fugaku sobre su mejilla y se permitió aceptar aquel beso. Dejo salir sus lágrimas una vez más al pensar en lo doloroso que sería compartir su secreto con él, y mientras ese beso duraba rezaría para que el valor que había reunido no la abandonara para ser capaz de mostrarle a Fugaku aquel diario que ocultaba sus más impuros sentimientos. Temblando ante el simple hecho de saber que su destino era incierto aún…

Rezaría por ser capaz de cambiar… Por ser capaz de permanecer junto al hombre que amaba más que a nadie en ese mundo… Al único ser que no podía permitirse perder… Al único ser que era capaz de entender su soledad… Fugaku tenía en sus manos el futuro que le deparaba a ella… Y eso más que ninguna cosa… La hacía temblar…

Continuará…

 

Notas finales:


Bueno ahi esta es un cap algo nose.... XD
Al menos espero que me regalen un RR por el jejeje.
¡Nos leemos para la proxima!


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