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Adulterio por urumelii

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Notas del capitulo:

waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, estoy de vuelta!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

perdon por la mega tardanza ahora si pasé

pero es que entre problemas de salud, dos trabajos, dos bandas, amigos y novio, no me queda mucho tiempo u_u pero ya estoy escribiendo mucho para no dejarlas colgadas.

me tardé aun mas porue uve que reescribir el final, según las peticiones de todas, me gustócomo quedó y estoy satisfecha, espero les guste!!

perdon!!!!

lean!!!

Paró el auto dos cuadras antes de llegar a la iglesia, apagó el vehículo y le pegó repetidas veces al volante, asustando a Aoi de sobremanera. No tenía ni una sola idea de que esperar, no habían hablado en todo el trayecto, no habían hablado absolutamente de nada. Y ahí estaba el hombre de sus sueños luciendo como un desquiciado contra el volante.

Le pegó una última vez y suspiró con rudeza, negó con la cabeza sin mirar al menor, quien lo veía atentamente – no puedo llevarte conmigo – dijo finalmente, sonaba resignado, serio; como si Aoi desde un principio le hubiera pedido que lo llevara.

El menor alzó una ceja, por más que lo deseara no entendía a que venía el comentario – Uruha….yo… - ¿Qué se suponía que debía de decir?

-le he estado dando vueltas todo este tiempo. Tratando de encontrar una manera de resolver esto sin lastimar a nadie. Pero creo que no hay forma – miró hacia la iglesia, parecía estar pensando demasiado. Lucía unas ojeras incluso mas pronunciadas que las de Aoi, se veía cansado y harto. Por primera vez el menor pareció notar la diferencia de edad que había entre ellos – no puedo llevarte conmigo – volvió a decir.

-¿a dónde vas? – preguntó con la voz temblorosa y por primera vez el castaño lo miró, minutos que parecieron horas.

 Uruha acarició su mejilla con suavidad – no tengo idea de lo que estoy haciendo –lucía confundido, incluso sonaba de esa forma – Aoi no sé que me has hecho, no puedo dejar de pensar en ti. Me estoy volviendo loco, pensé que podía controlarlo pero resulta que no puedo, traté de alejarme toda esta semana pero sólo logré sentirme peor porque no te tenía cerca – suspiró – sé que es una locura lo que estoy diciendo, nos conocemos desde hace tan poco. Todo ha pasado tan rápido y ahora…. – volvió a ver hacia la iglesia -….tengo que caminar hacia el altar con una mujer a la que no amo, casarme pensando en ti – sonrió amargamente – y sólo sé que no puedo hacerlo – negó desolado.

Aoi sintió un hueco en el estomago, similar al que se siente cuando vas en un montaña rusa, no sabía cómo reaccionar, ni que decir. Claro que era exactamente lo que quería, pero no de esa forma. No había pensado en cómo se sentía Uruha con tantas presiones sociales sobre él, no había pensado en Hitomi y como sería para ella casarse con alguien que no la amaba, ella no merecía eso, merecía ser feliz. Y por supuesto él también quería ser feliz – no te cases – dijo sin pensar captando la atención del otro – aunque no estemos juntos – agachó la cabeza conteniendo las lagrimas.

-Aoi…. –Uruha le levantó la cara tomándolo de la barbilla –no entiendes lo que quiero decir. No me voy a casar – de nuevo ese hueco en el estomago – pero por mas que lo intento no encuentro una forma en la que esto acabe bien. Le romperé el corazón a tu hermana – bajó la ventanilla y prendió un cigarro. Temblaba con el solo hecho de llevarse el vicio a la boca – toda esta farsa ¿para qué? Ni siquiera te puedo tener a ti – le dio una bocanada.

- Uru…si no te casas no podrás ir a América – dijo con un hilo de voz

El castaño siguió sin mirarlo, su mirada permanecía fija en la iglesia – no pienso ir a América – Aoi no pudo evitar sentirse feliz – tampoco pretendo quedarme aquí – confesó mirándolo fijamente – no creo que me queden buenas referencias después de lo que voy a hacer, buscaré suerte en otro lado, tengo un poco de dinero ahorrado, me será suficiente para sobrevivir sin trabajo mientras me vuelvo a establecer….-.

Aoi comenzó a negar con la cabeza – no, no quiero que te vayas. Llévame contigo – lo tomó del brazo aferrándose firmemente y entendió porque Uruha había dicho lo que había dicho desde el principio.

-eres menor de edad Aoi, podrían acusarme de secuestro y encarcelarme – explicó abrazando al menor y besando su frente.

-en poco tiempo cumpliré diecisiete – trató de objetar.

-debes tener mínimo dieciocho – le acariciaba el cabello – además, no tengo nada que ofrecerte, pronto me quedaré sin trabajo y el dinero que tengo no será suficiente para los dos. No te llevaría lejos de tu familia y no creo que Hitomi quiera verme después de hoy – sonrió de lado.

-Uru…- se le quebró la voz – por mas loco que suene, creo que te amo, no me dejes – comenzó a sollozar.

Le volvió a besar la frente – no digas esas cosas pequeño, no lo hagas mas difícil de lo que ya es – se aferró fuerte – siento demasiadas cosas por ti, no sé si sea amor pero sé que has cambiado mi vida, lo suficiente para que quiera dejar de engañarme a mi mismo. Lo suficiente para que esté dispuesto a abandonar todo y darte todo lo que tu mereces – dijo tranquilizándolo y tirando el cigarro por la ventana.

Aoi se detuvo por un momento - ¿a qué te refieres? – había dicho que no lo llevaría con él, ahora decía que le daría todo lo que merecía.

-si te dijera que me esperaras ¿lo harías? – sintió que pasaron horas después de la pregunta.

-¿regresarás por mi? – fue lo único que pudo decir.

-en cuanto tengas dieciocho. Claro, siempre y cuando quieras estar conmigo y….- no terminó puesto que el menor se le había abalanzado abrazándolo por el cuello.

Se dieron el primer beso del día, fue efusivo pero tranquilo, ninguno de los dos quería llevarlo a algo mas. Cuando por fin se separaron, Uruha abrió la puertita de la guantera, sacó un par de sobres y se los tendió a Aoi – necesito que le des esto a Reita – señaló el sobre amarillo – él sabrá qué hacer, este… - señaló el sobre azul – es para ti – el menor se sonrojó en exceso y asintió calladamente.

Uruha volvió a besar los labios del menor, esta vez con mas intensidad. Aoi sintió que ese era el beso de despedida y el suspiró que el castaño soltó una vez que se terminó lo confirmó – debo hablar con tu hermana –dijo al final.

Aoi abrió mucho los ojos - ¿no te vas a ir así? – preguntó sin poder creerlo.

El mayor negó – por mucho que quisiera evitarlo, debo enfrentar mis problemas y estos asuntos, es lo menos que Hitomi merece – abrió por fin la puerta del auto. Cuando estuvieron afuera, Uruha lo besó delicadamente una última vez y se encaminaron juntos a la iglesia….

-x-

-¡¡Mamá!! – gritó emocionado corriendo hacia la cocina donde se encontraba su progenitora.

-Yuu ¿Por qué gritas? –parpadeaba varias veces tratando de mantener el paso de hijo quien saltaba por toda la habitación con un papel en la mano.

-ya llegó – dijo dando saltitos señalando el papel. Su madre se puso pálida de pronto – ¡¡me aceptaron!! – volvió a saltar esta vez abrazando a la mujer.

Debido al escándalo su padre entró a la cocina - ¿Qué les pasa? – encontró a su esposa y a su hijo saltando felices.

-¡¡Me aceptaron!! – gritó emocionado.

Su padre sonrió – felicidades – dijo con sinceridad.

-no puedo creer que mi hijo será doctor – dijo la mujer emocionada – un doctor en la familia – sonaba totalmente complacida – a ver si así te vuelves mas serio y te quitas ese cabello rosa, imagínate que te dirán en la escuela – no estaba enojada pero aprovechó la ocasión para recalcar el desagrado que sentía por el cabello de su hijo.

Aoi infló los cachetes – no me dicen nada hasta que esté en el hospital tendré que volver al negro. Al menos eso fue lo que me dijo Reita – frunció el ceño.

El padre de Aoi giró los ojos – otra vez ese tal Reita, no puedo creer que sigas frecuentando a esas personas –dijo con desdén.

-si no fuera por esas personas, como les dices, no hubiera entrado a la facultad de Medicina. Además son mi amigos – ya estaba acostumbrado a los comentarios de parte de su padre. Así que ya no se molestaba en defenderlos.

-le diré a tus hermanos las buenas noticias – su madre desvió el tema agarrando el teléfono.

Aoi miró la carta de aceptación con ensoñación, estaba muy orgulloso de sí mismo; jamás hubiera creído que entraría. Es más, ni en sus sueños mas locos hubiera pensado que sería medico, hasta que Reita comenzó a enseñarle diferentes cosas de su trabajo, fue entonces cuando la curiosidad comenzó a crecer. Tenía sus ventajas tener amigos mucho mayores que él, incluso ahora que contaba con veinte años, seguía sintiéndose un niño a su lado.

Una sensación incomoda se instaló en su pecho, esa necesidad de compartir sus logros con una persona que ya no estaba y que nunca estaría a su lado. Uruha nunca había regresado, lo había esperado tal y como había dicho, pero él jamás llegó.

Al principio, el castaño le había dado un sobre con todos sus teléfonos y direcciones, para que no perdieran el contacto, hablaban muy seguido, pero a medida que fue pasando el tiempo, las llamadas se hicieron menos frecuentes, las conversaciones mas cortas, hasta que un momento cesaron por completo. A Aoi le había costado demasiado asimilar ese distanciamiento, así como le había costado superar a la persona que alguna vez amó, porque para él siempre sería amor.

Hitomi por su parte no la había pasado mejor, le costó mucho trabajo superar el hecho de que el castaño la hubiera dejado en el altar, casi un año. Cayó en una profunda depresión que pudo superar hasta que aceptó ir a terapia para poder superarlo. Unos meses después de que Aoi cumpliera dieciocho años, Hitomi conoció a un hombre con quien terminó casándose. Su hermano nunca había sido capaz de decirle la verdad, aun se sentía culpable de todo lo que le había pasado a Hitomi, incluso si ya habían pasado años de aquello y porque ya no le veía un sentido, es decir, si Uruha no estaba en su vida, no le veía el caso darle explicaciones.

Algo bueno había salido de todo aquello, después de que el castaño se marchara Aoi siguió frecuentando a Reita y Kai, quienes además de Ruki, se volvieron sus amigos mas cercanos, aun con la diferencia de edad.

Suspiró mientras su madre parloteaba en el teléfono, miró a su padre que se servía una cerveza y un poco nostálgico salió de la cocina. Se preguntó si algún día superaría realmente a Uruha, pues aun no pasaba un día sin que pensara en él. Claro, había estado con algunos mas, no demasiados, había vivido su vida justo cuando entendió que el mayor no regresaría, pero aun así, pensaba en él y en su interior no perdería la esperanza.

Su celular comenzó a sonar en ese momento, no le sorprendió ver que era Kai quien marcaba – si diga – contestó alegremente.

-dime que ya llegó – dijo sin saludar.

-pues………- se hizo del rogar.

Se escuchó un ruido de molestia – ándale rosita, dime si ya llegó – dijo rápidamente. Se notaba  que estaba manejando.

Frunció el ceño – no me digas Rosita – hizo un puchero – y sí, ya llegó y ¿Qué crees? – le contó lo de la aceptación y pudo jurar que Kai casi choca por el grito que pegó.

-ok, le hablaré a Reita al hospital e iremos a cenar  ¿de acuerdo? – también sonaba emocionado.

-de acuerdo – colgaron en ese momento.

No cabía duda que su vida cambiaría muy pronto.

-x-

-queremos una botella de su mejor vino – dijo Reita sin ninguna preocupación. Habían ido a un restaurante muy elegante. Lo que le llamaba mucho la atención a Aoi, puesto que ninguno de los tres lucía adecuado para ese lugar – y tengo con que pagarlo, no me veas así – tuvo que decirle al mesero, no cabía duda que era difícil para las personas ver a Reita como el importante cardiólogo que era, seguramente no veían mas allá de su aspecto raro con la bandita en la nariz y el peinado estrafalario. Claro que Aoi no se quedaba atrás con la perforación en su labio y su cabello rosa brillante; probablemente el más normal era Kai y eso porque era profesor de jardín de niños, sino tal vez sería igual de llamativo.

-ahora si, cuéntanos todo – prosiguió Kai una vez que el mesero se marchó.

Aoi se alzó de hombros – no hay mucho que contar, es decir, me aceptaron. Mis padres me ayudaran con la colegiatura, pero hasta ahí, dicen que yo mismo debo buscarme el departamento para vivir y esas cosas – torció la boca – no sé que tan fácil sea – en realidad lucía un poco perturbado.

Reita negó – Osaka no es tan caro, y nosotros te ayudaremos ¿verdad mi amor? – Kai asintió enérgicamente.

-no podría pedirles eso – esos dos ya habían hecho suficiente por él como para pedirles aun mas cosas.

-tonterías – agregó Kai – tenemos un pequeño departamento en Osaka – sonrió satisfecho – puedes quedarte ahí hasta que encuentres algo mejor – el tono de voz que utilizó le hizo saber a Aoi que no podría negarse – ¿cuándo te vas? – el mesero llegó con la botella de vino y las entradas que habían ordenado. Les sirvió y se fue asintiendo con la cabeza.

El chico de cabello rosa le dio un pequeño sorbo a su copa – me tengo que ir a finales de mes, para ver las inscripciones, la compra de material y todos eso – suspiró al pensar todas las cosas que estaban pendientes por hacer.

-aun no puedo creer que serás medico – negó Kai – al parecer tomarte un año de descanso te hizo bien, por un momento pensé que no volverías a la escuela – comió un poco de pan.

-la verdad yo también, es decir, no sabía lo que quería. Estaba muy confundido y deprimido por…- se calló tragando amargo.

Reita torció la boca, estaban al tanto de lo que había pasado entre Uruha y él, puesto que el castñao se los había explicado en la carta que les había dejado años atrás – no pienses en eso ahora. Alegrate, serás un excelente medico y no es por presionarte pero si escoges la cardiología como especialidad, tendrás un trabajo seguro y…. -.

-Rei – lo regañó su pareja – no presiones al muchacho, ya bastante tienes con que vaya a estudiar medicina, no le metas mas ideas en la cabeza – se dirigió a Aoi – tu estudia lo que tu quieras, como tu quieras – le dijo con seguridad.

-no sé que haría sin ustedes – sonrió.

-morirías – respondió Reita, ganándose un golpe de Kai.

-x-

El tiempo pasó mas rápido de lo que había pensado y sin darse cuenta ya se encontraba en Osaka camino a su nuevo departamento. La verdad estaba un poco enojado con Reita y con Kai, pues a pesar de que habían dicho que lo acompañarían para que se instalara, a la mera hora lo habían dejado solo en una ciudad que no conocía. Sus padres por su lado, lo ayudarían hasta la próxima semana, pues estaba confiado en que sus amigos lo ayudarían y ahora se sentía asustado, si debía ser sincero.

Caminó por la que supuso era la calle correcta, ya había tenido que pedir indicaciones tres veces y ahora estaba seguro que por fin iba por el camino correcto. Afortunadamente sólo cargaba una mochila en su espalda, puesto que sus demás cosas ya habían sido enviadas al departamento, una semana antes.

Se sintió aliviado al ver el enorme edificio que ahora sería su hogar, no podía creerlo, esos dos se cargaban un dinero impresionante si podían tener un departamento así sin siquiera vivir en él. Dudó poder encontrar algo mejor que eso.

-disculpe –dijo acercándose a uno de los dos guardias de seguridad – me llamo Yuu Shiroyama – hablaba tímidamente – voy a vivir en el departamento 701 y….- estaba un poco sonrojado.

Al guardia se le iluminó la cara al escuchar el numero del departamento – por supuesto joven Shiroyama, lo esperábamos, por aquí – lo dirigió hacia los elevadores – la puerta del departamento se ve al instante que baje del elevador, es el único de ese piso, no hay pierde – le dijo alegremente.

Aoi abrió mucho los ojos ¿de qué tamaño era esa cosa para que fuera el único del piso? Trató de no pensar en eso y se concentró en como cambiaban los números a medida que iba subiendo. Suspiró largamente, no podía creer que realmente estaba ahí. Ciertamente estaba feliz de lo que había logrado y de lo que esperaba para su futuro, de pronto se dio cuenta que no necesitaba a Uruha para eso, lo había comprendido.  A eso era lo que le llamaban madurez, tal vez.

El elevador al fin se detuvo, Aoi bajó sin ningún problema mirando fijamente la puerta frente a él, tenía las llaves en la manos, temblaba ligeramente al tratar de meterla llave para abrir el departamento. Sin embargo antes de que pudiera abrir, la puerta se abrió por si sola.

Aoi casi se va para atrás al ver quien se encontraba del otro lado – Uru…- fue incapaz de pronunciar el nombre debido a su asombro. El castaño le sonrió, vaya, ya se había olvidado de esa sonrisa - ¿qué haces aquí? – tartamudeó sonrojado.

-cuando supe que habías aplicado para la universidad de Osaka pedí mi traslado para acá – explicó como si fuera lo mas normal del mundo.

El pelirrosa no podía salir de su asombro, ahí estaban los dos parados en la puerta de su nuevo departamento - ¿cómo te enteraste? – era obvio que había sido el mismo Reita quien había interferido en la situación – además, pude haber fallado – entrecerró los ojos.

-yo sabía que lo ibas a lograr, no lo dudé ni un momento – dijo con tranquilidad.

-¿Por qué haces esto? Me abandonaste, no fuiste por mi – las lagrimas que se habían rehusado a salir por mucho tiempo, se estaban acumulando en sus ojos.

Uruha negó, estaba recargado en el marco de la puerta con los brazos cruzados – no pude – fue su única respuesta, pero ante la expresión del menor supo que debía explicarse mejor – Aoi, las cosas no me fueron sencillas desde el principio, para cuando cumpliste dieciocho apenas acababa de encontrar un trabajo estable. Es cierto que dejé de hablarte, pero me daba vergüenza no poder conseguir lo que te había prometido, pero jamás me alejé completamente de ti. Me mantenía al tanto con  Reita, quien me hizo el favor de cuidar de ti durante este tiempo – siguió hablando de manera calmada – después, perdiste el camino Aoi, no sabías lo que querías, no estabas viviendo tu vida esperanzado en que yo volviera y me sentía fatal, porque me costaría tiempo. Yo quería que siguieras, que vivieras y disfrutaras mientras podía estar contigo – le acarició suavemente la mejilla.

-¿y crees que te aceptaré tal cual? ¿cómo si no hubiera pasado nada? – espetó sin alejarse del contacto.

El mayor asintió – te amo – dijo con absoluta sinceridad – y estoy seguro que tu también – le tomó la mano.

Aoi apretó fuertemente las llaves con los puños, tratando de contener el llanto – te extrañé estúpido. Nada te habría dañado llamarme de vez en cuando, que supiera que estabas conmigo. Nada te hubiera costado…- se le cortó la voz.

-si te hubiera ido a buscar a tus dieciocho, no estaríamos donde estamos ahorita – le secó las lagrimas con el pulgar – yo estaría matándome por darte lo mejor y tal vez no hubiera conseguido el trabajo maravilloso que tengo ahorita y es muy obvio que tu ni siquiera estarías estudiando. Tal vez te hubieras puesto a trabajar para que nos alcanzara el dinero. No podría vivir con eso ¿no lo entiendes? Tenía que pasar así, ahora puedes estudiar, dedicarte a lo que quieres, porque ahora sabes lo que quieres y yo tengo lo que quiero. Bueno, excepto a ti – sonrió de lado.

-tonto – no pudo decir mas. En el fondo sabía que lo que Uruha decía tenía sentido, pero no quitaba el dolor que había significado que no fuera por él. Aunque ya lo había perdonado, el hecho de tenerlo en frente le revolvía sentimientos que pensaba tenía enterrados.

-te prometo que ahora será diferente – le besó las manos – seremos felices juntos, sin ocultarnos, sin deberle nada a nadie – le aseguró.

Aoi ladeó la cabeza – mis padres….- dijo con pesar.

Uruha negó – hablaremos con ellos y si les cuesta trabajo aceptarlo, al menos estaremos juntos – sonaba tan seguro, que le transmitía la misma seguridad al menor.

-mi hermana – trató de objetar de nuevo.

El castaño sonrió de una manera agradecida – así que mantuvo su promesa –dijo en un suspiro. Aoi lo miró sin entender – Hitomi sabe de lo que pasó con nosotros –casi se desmaya al escuchar aquello – se lo dije el día en que me fui. Le expliqué todo, le dije la verdad – le explicó.

Y entonces entendió porque ese año, el año en que su hermana se deprimió no habló con ella. El chico siempre pensó que era parte de la misma depresión, jamás se imaginó que ella supiera la verdad, la admiró de pronto. Que fuerte debía de haber sido que a pesar de estar destrozada, respetó a su hermano mayor y finalmente lo había perdonado, porque estaba seguro que había pasado.

-además Hitomi tiene ahora la vida que siempre quiso y deseó con una persona que la ama como se debe – no era una pregunta, era una afirmación.

-también has hablado con ella ¿verdad? – a estas alturas ya nada le sorprendía y no se inmutó cuando el castaño asintió – nunca te alejaste –dijo al fin.

-te amo –volvió a decir. Haciendo sentir a Aoi una calidez en su pecho que le resultaba reconfortante, aquello que le había faltado todos esos años, ya estaba con él.

Sonrió –también te amo – lo miró sonrojado.

Uruha se hizo a un lado permitiéndole el paso a su nuevo departamento – bienvenido a casa – a su nueva vida, juntos.

 

 

 

Notas finales:

que tal? les gusto?

ami si *O*

es un buen final, trate de que todos quedaran bien parados XDD

la verdad es que el final que habia escrito era muy diferente urha se quedaba con hitomi y se iba a america...creo que este esmejor XD

estoy trabajando en hacer una actualizacion de todos los fics para reponer que me este tardando tanto, espero poder >.<

en fin, gracias por leer este pequeño experimento, me gustó como slaio aoi uke XD

espero a uds tmbien. 

en fin, nos vemos y gracias por leer!! :D 


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