Sanji decide morir.
Parte XXVIII
Sanji Pov's.
Una vez que me disculpe con la mujer rubia, me dio de comer. Ella había dicho que no había problema, pero aun así le había pedido disculpas; para mi era algo imperdonable haberla dejado así como así, sin haberle avisado antes.
–Kokoro-san, usted... ¿Siempre trabajo aquí? –pregunte y voltee a verla. Ella sonrío y tomo algo de la botella de sake, con la cual no salía a ningún lugar. Siempre estaba borracha, y era muy divertida y buena cocinera. Era una buena mujer, y su nieta era una chiquilla muy divertida también, junto con un extraño conejo.
–Por supuesto que no, ¿Crees que pude haber pasado mis 59 años de vida encerrada aquí en este lugar? Pff... Yo era abogada, hasta que después me dijeron que me estaba deteriorando, olvidaba mucho las cosas, al punto de olvidar recoger a mi nieta de la escuela, cumpleaños, cosas que haces, los documentos no estaban listos, incluso olvide que era otro día, cuando me di cuenta que era una semana atrás que había olvidado todo lo que hacia, querido chico, me habían detectado Alzheimer –dijo y tomo mas sonriendo. El lipstick rosa de sus labios marcaban la boca de la botella.
Parpadee perplejo, no lo había esperado, me había tomado por sorpresa.
–¿Y trabajara entonces aquí, definitivo, no? –pregunte cauteloso, pasando un grueso nudo en mi garganta, aunque era un diferente nudo que al de cuando uno lloraba, mas bien era el de la tensión.
–Pues no hay cura para mi mal, supongo que si –dijo y rió. Esa mujer se lo tomaba demasiado a gracia. Si fuese yo, hubiese quedado algo shockeado, por no poder seguir haciendo otra cosa.
–¿Y no esta asustada? ¿No se sentirá mal?... Digo, usted, trabajaba antes de abogada, ¿no es esa la profesión que le gustaba a usted? –pregunte viéndola.
–Querido niño, si algo he aprendido en mi vida, es que hay que disfrutarla, ya sean buenos o malos momentos, estos no regresaran a ti. No estoy asustada, es mas, descubrí que el ser abogada no era mi sueño, mis padres eran los que me habían dicho e inculcado aquello. De que estudiara esa profesión, por que, seria la "profesión del futuro", así que pensaron que como abogada, podría tener una mejor vida que como chef, que es lo que siempre desee ser. Después de que me detectaron Alzheimer, decidí acudir a ayuda. El director Crocodile me ayudo, me dijo que incluso podía ser su chef en el lugar, aunque ello implicara quemar la cocina, o intoxicar incluso, a alguno de sus pacientes, ya que como olvido las cosas, podría ser que se me olvidase algo en la estufa. O incluso, ¡como cocinar! Pero hasta ahora, solo han sido pocas veces en las que he hecho explotar la cocina –rió escandalosamente. Y entonces me quede pensativo.
A ella le habían dicho lo mismo que a mi, le habían hecho lo mismo que a mi. Le habían dicho que ser abogada seria la profesión con la que viviría mejor, una con la que mi futuro seria mejor –aunque no fuese cierto–, y que dejase ese sueño de ser chef. Eramos de alguna forma parecida. Entonces, me pregunte, si éramos tan parecidos, ¿Acabaría con Alzheimer yo también?
No sabría, la muerte aun sigue presente en mi mente, y ella es la única que sabría si moriría de alguna otra cosa que no sea olvidando que estaba a medio mar con tiburones rondando a mi alrededor por así decirlo. O el que se me olvidase respirar. Se que son cosas tontas, que son pensamientos estúpidos, pero incluso aunque lo sean, no puedo evitar que la piel se me erice.
–¿Entonces, no esta asustada? ¿Esta bien con esto? –pregunte de nuevo. De alguna forma, sabría que mi destino podría estar ligado a ella. Que ella podría darme pistas de como cumplir con mi trato con la muerte. Como lograr mostrarle lo que pidió, y como callarle la boca y mantenerla quieta.
Por un momento me sobresalte al estar pensando tan irrespetuosamente de ella, pues seguro que si podía meterse en mi mente y darme advertencias, podría leerme la mente en cualquier momento para saber en que pensaba, ¿por que no?.
–Escucha Sanji, pequeño, debes entender una cosa. Nosotros somos quienes elegimos, incluso cuando parece que no tenemos otra alternativa, nosotros somos quienes nos cerramos ante nuevas cosas, quienes pensamos que no tenemos mas a donde ir. Debes siempre buscar nuevas formas de abrirte a la vida, de ver las cosas. Si antes todo lo veías negativamente, ¿por que no verlo todo positivo? ¿Por que no hacerlo todo con optimismo? Las cosas de ahora, eran muy diferentes a mis tiempos, si eras homosexual, eras como ser brujo, te discriminaban de las peores formas, incluso había lugares en los que en toda la ciudad no podías vivir ni trabajar por ese simple hecho. Pero ahora las cosas han cambiado, y ya seas homosexual, judío o demás, eres aceptado. Habría grupos en los que eres aceptado, y poco a poco se acostumbraran a ti, hasta ser uno de ellos. ¿Entiendes lo que quiero decirte? Uno tiene que vivir la vida como le plazca, por que la vida es corta y nadie te la devuelve. Desatate, sigue tu instinto, sigue tus sentimientos, sigue tu alma, no te guíes siempre por tu fría cabeza, y sobretodo, siempre lucha por algo que amas, o serás un completo idiota –dijo y tomo mas vino. Haciendo que le cayese un poco del vino a su ropa blanca, se vio a si misma y sonrío cuando se dio cuenta que le veía con una ligera sonrisa.
–Digame Kokoro-san... Si usted –carraspee ligeramente, llamando su atención de inmediato. Y proseguí.
–Si a usted le dieran la oportunidad de seguir su vida fuera de aquí, ¿la tomaría, o la dejaría? –pregunte. Esa pregunta era importante para mi. Ademas de que estaba relacionado con lo de la muerte, también estaba enlazado con la decisión que tomaría y le diría a Zoro.
–La dejaría –dijo sin mas. Y volvió a tomar. Aquello me hizo casi parar del susto.
–¿Q-que?... Pero no dijo usted q-... –dije, pero fui interrumpido.
–Escucha tu pregunta, y escucha a quien se la has preguntado, luego piensa en lo que has dicho y reflexiona sobre ello –dijo y después se sentó conmigo en la mesa. Parpadee perplejo.
Bien, la pregunta era, ¿Que hubiese elegido si le hubiesen dado la oportunidad de elegir, de dejarla o tomarla, en cuanto a vivir su vida afuera, no? Y se la había echo a ella. Medite un poco. No entendía, de nuevo lo medite y me lo repetí en la cabeza. Le había hecho esa pregunta a ella, y la pregunta era que si tomaría o dejaría la oportunidad de seguir su vida fuera de aquí.
–No comprendo –murmure viéndola y ladee un poco la cabeza, mientras hacia una mueca.
–Mi vida ya esta terminada, podría decirse, pero aun así no me daré por vencido y haré de mis últimos días un día feliz, no puedo estar amargada toda la vida. Cuando te pase algo malo, cuando veas que nada funciona, recuerda siempre, que simplemente es un mal día, no una mala vida –dijo y sonrió maternalmente. Incluso podía jurar que por un momento vi la silueta de mi madre en ella.
–Eso, bueno, entiendo un poco, pero no responde muy bien a lo que pregunte, no comprendo del todo el por que no salir. Su vida afuera podría cambiar afuera, ¿no es cierto? Entonces, ¿por que no tomar la oportunidad? –le pregunte, ligeramente exaltado.
–Escucha, me has hecho la pregunta a mi, ahora, yo te he respondido, y esa es mi decisión, pero, ¿Tu que piensas, que es lo que tu quieres? Me has hecho aquella pregunta por una razón, una sola y simple razón. Responder tus propias dudas, pero déjame decirte, que es algo que debes decidir por ti mismo, no a base de mis respuestas –sonrió levantándose, adentrandose a la cocina.
La vi alejarse y me hice agua ahí mismo, me desparrame sobre la mesa. ¿Que debería responder entonces? Me sentía depresivo, cansado, y tenia muchas cosas en las que pensar. Suspire, quizás esto es lo que muchos llamaban frustración, me aferraba demasiado a la idea de que alguien mas tomase la decisión, todos menos yo, era algo demasiado complicado. No quería salir, quería quedarme en mi burbuja de comodidad, esta donde me daban de comer gratis, donde me atendían, y me daban medicamentos cada que algo me dolía.
No quería salir. Quería quedarme aquí, con las comodidades de que alguien mas se ocupase de mi, como si fuese un chiquillo, como si de nuevo fuese un mocoso al que tenían que mantener. Si, quería eso. Entonces la voz de la rubia afloró en mi mente, con aquella pregunta "¿Tu que piensas, que es lo que tu quieres?". Ya lo tenia. Yo... Quería quedarme. Me quedaría en este lugar, hasta que por fin muriera, pero al menos, no tendría que morir de alguna otra forma, y quizás algún día me dejarían salir, aunque dudaba llegar a tanto.
Ace Pov's.
La idea que había tenido el enfermero pelirrojo me parecía excelente, por lo que no me opuse ni en lo mas mínimo.
Como que eso de su boda le había pegado duro, pero no me quejaba, ni mucho menos. A Shanks se le ocurrió la idea de llevarme a vivir con ellos, ya que el no quería separarse de Luffy, ni yo tampoco, me ofreció vivir con el, a lo que gustoso acepte.
Me alegraba y me excitaba la idea de que viviría con Luffy, en la misma casa que el. Me emocionaba de tal forma que había salido el día anterior pegando brincos.
Estaba de tan buen humor incluso hoy, que poco me importo que Zoro me jalonease un poco. Le mire, y parecía mas serio de lo normal, pase mi brazo por sus hombros y lo atraje a mi, acariciando su pelo con otra de mis manos mientras sonreía.
–¡Aghh! –se quejo mientras me miraba de reojo. Se soltó de mi algo violento. Quizás estaba de mal humor. Lo miré e hizo una mueca, entonces reí divertido, estaba con otro de sus berrinches, me preguntaba por que seria ahora.
–¿Quien te ha puesto de malas ahora? –pregunte sonriente. Caminamos por los pasillos, y el me siguió al lado de cercas.
–No estoy de malas –dijo cortante. Alce mi ceja y negué aun sonriendo. El no haría que mi humor rosa se fuese. Incluso aunque lo intentase, la noticia de vivir con Luffy, mis imaginaciones me hacían estar de buenas.
–Y yo soy chica –dije mientras me levantaba la camiseta blanca de manga larga y le hacia ver mi pecho. El chasqueo la lengua y rió ligeramente ante ello.
–Anda y dime que te pasa Zoro –dije mientras me acomodaba nuevamente la camisa. El me miro como si fuese alguna clase de espécimen raro del que apenas se sabe algo, y yo solo bufe con pesadez. Este chico podía ser mas cambiante que un crío. El suspiró y solo le seguí el paso cuando intento ir mas rápido; no le dejaría ir así como así, tendría que sacar aquello, se guardaba normalmente las cosas, pero tenia mis mañas para sacárselas. El truco era estar normal y cuando parecía con guardia baja preguntar.
–No es nada, enserio. Pero tú pareces feliz, ¿que te ha pasado para que estés así? –pregunto mientras seguimos caminando. A saber a donde nos llevaba, seguramente querría llegar a un lugar y nos perdía a ambos una y otra vez, pero daba igual, el llegaría de uno u otro modo a su habitación... creo.
–Hmm... nada interesante, solo que quizás salga de aquí pronto –canturree feliz. Paro en seco y me miro neutral.
–¿Y eso? –pregunto mientras solo me alce de hombros y reí para palmearle el hombro, y el sonrió. Seguramente se alegraba por mi, quizás no lo decía, pero yo lo sabia, el se alegraba.
Law Pov's.
Estaba hablando con Ayume, una chica muy simpática, cuando no estaba de malas o algo. En eso llegaron azotando la puerta y ambos dirigimos nuestra mirada a la puerta, donde estaba cierto pelirrojo sudado y parecía de malas. Me preguntaba que tendría ahora.
–¿Que pasa Kidd? ¿Te duele algo, te hirieron? –pregunte sutilmente mientras a paso lento me acercaba. Aquel chico reaccionaba ante la menor cosa así que había que estar mas que alertas con el.
Se acerco y me tiro de la manga de la bata blanca. Ayume lanzo un grito y supe que venia en mi ayuda, pues todos los enfermeros estábamos mas que enterados de que Kidd era un asesino por puro instinto y que debíamos tener cuidado. Y no le había dicho a nadie sobre mi violación; me había incluso curado por mi mismo.
–No te preocupes Ayume, estaré bien, solo hablare con el –la tranquilice y fui jalado por el otro, hasta ser sacado del lugar. Me llevo casi que arrastras con el a las afueras del lugar, donde me puso contra la pared, comenzando a besar mi cuello. En ese momento la pregunta que tanto me había acallado salió sin querer de mis labios.
–¿Por que lo haces? –apenas si fue un susurro, pero sabia que había sido lo suficientemente audible para que el me escuchase. El me miro, frunció el ceño y después puso su frente en mi pecho lanzando un gruñido que me tomo por sorpresa, pues pensé que diría un típico "por que puedo" o un simple "por que quiero".
–No lo se... Simplemente se que se siente bien tu presencia. Se siente bien contigo, y no se por que –murmuro mientras golpeaba la pared y supe que se había hecho daño, pero no me moví para decirle algo, o siquiera reaccionar.
–¿Como debería decirlo?... No se que siento, pero se siente bien cuando hago esto contigo, y me siento tranquilo teniéndote aquí. Cuando me abrazas, y cuando me besas... No soy bueno con las palabras –dijo mientras me atraía hacia su cuerpo y me estrechaba, entonces me puse colorado.
Quizás... ¿Había posibilidad de que el se sintiese como yo? ¿Que debía hacer?
Solo acerté a abrazarlo de igual manera y sentí sus besos en mi barbilla subiendo hasta mi boca, donde lo recibí gustoso, enredando nuestras lenguas.
Dos amantes en un manicomio, donde se siente una misma sensación de extrañes que apenas y se esta sintiendo en plena juventud. Yo solo se que soy uno de esos dos amantes y que el dolor que me hace sentir, aunque sea un poco, me gusta, me hace experimentar extrañas cosas y me agradan.
–Mnn espera, Kidd... Mnnn –apenas si lograba hablar entre cada beso que me daba y ni negaba en recibir. Lo jale ligeramente de los cabellos y me mordió el labio cuando nos separamos ambos. Le mire y acaricie su mejilla con el dorso de mi mano.
–¿Que pasa? –preguntó mientras me miraba curioso.
–¿Que somos? –me atreví a preguntar, y baje un poco la mirada para no tener que soportar la de el. El nerviosismo me tenia loco de la cabeza, su mirada me pondría peor, y era lo que menos quería.
–Mmm... Se mi novio –dijo mientras metió su mano a mi camisa de enfermero y pellizco una de mis tetillas, a lo que me sobresalte y lo pare en seco. Casi suelto un grito ante aquello y el de su parte muy normal con las cosas.
–¿Así de fácil? –pregunte arrugando la nariz.
–¿Que, no quieres? –pregunto mientras sin ninguno consentimiento mi mente le dio una visión de orejas y rabo de perro que se movía de un lado a otro en busca de una respuesta.
–N-no es que no quiera, simplemente que la forma en la que lo dices... –seguro que los dos terminaríamos hechos bolas y todo por mi culpa, era mejor no pensarlo y solo aceptar, ¿no?
–No quiero que nadie mas te toque, eres mío, fui tu primera vez, así como tu la mía con un hombre, déjame ser el único, punto... –dijo dándome un beso de nuevo. ¿Como negarme ante aquello? Solo reí ligeramente antes de asentir. Me arrastro hacia su habitación donde una nueva sesión de besos había empezado.
Kidd Pov's.
Estuve tocándolo, y penetrando aquel hermoso cuerpo cuantas veces pude. Estuve cansado, pero gracias a mis anteriores violaciones ya estaba mejor "entrenado" y el parecía igual no querer parar. Mas a la tercera sesión nos detuvimos y el se ducho en mi baño. Salió vestido tal como había llegado y me sonrío.
–Tengo que salí a trabajar un rato, si quieres cuando venga a cerrar tu celda me meto contigo –dijo alzando su ceja seductor, solo reí ligeramente y asentí.
–Por cierto, si ves a Sanji le das esto, dile que son unas medicinas, y espero le sirvan para unos días mas –dijo mientras me entregaba un frasquito y asentí viendo el mismo, el cual era de un naranja transparente con solo una pastilla dentro. Me pregunte si seria para mantenerlo con vida, o si a eso se había referido, pero antes de poder preguntarle el ya se había ido.
¿Como llegue aquí?... Vaya... Que cosas. Igual, no debía pensarlo mucho o me daría una jaqueca y no quería eso o me pondría de malas. Quizás mientras Law estuviera dentro no me dejase hacerle nada, pero igual le haría una que otra travesura si es que el sueño no me vencía antes.
La puerta se abrió y mire de reojo que era el rubito, y sonreí un poco. Llego a su cama donde se sentó pesadamente. Yo estaba en la mía acostado; salí de mi celda y me acerque, mira do su demacrado rostro. Estaba mas pálido de lo normal, quizás era el cansancio.
–¿Estas bien? –igual preguntarle no estaba de mas. Me miro con los ojos caídos e hizo una sonrisa forzada, solo le palmee el hombro y volvió a suspirar.
–Hombre, ¿tan mal están las cosas? –pregunte para sentarme de un salto en su cama. El negó y paso su mano por su rostro y después por su pelo.
–Solo se me ha revuelto el estomago, no es nada, estoy bien, gracias por preguntar –dijo restando importancia al asunto. Bien, si no iba a decirme a la primera, que se callase, aquello no me afectaba en demasía.
–Kidd, gracias, eres un buen amigo –dijo mientras se daba cuenta de que le había puesto el frasco en su buró. Solo me alce de hombros y fui a mi celda, sin antes murmurar un "fue Law" y cerrar la misma, para echarme en mi cama, con las sabanas puestas.
Sin haberme dado cuenta, las horas pasaron hasta dar alrededor de media noche que fue cuando escuche a Sanji levantarse, e intentar abrir la puerta. Entrecerré los ojos, Law tampoco había regresado, así que estaba abierta, al igual que mi celda.