Sanji decide morir.
Parte IX
Sanji Pov’s.
Yo me estaba muriendo lentamente, ¿Y él me decía que esperase hasta mañana para preguntar y verle? No señor, claro que no, lo que menos tenía en estos momentos era tiempo y paciencia.
Cuando se fue, yo aun estaba sentado, y la silla la había guardado, por lo que no podía ir hacia el chico. Entonces tendría que despertarlo pero… sigo mudo…
……
-¡Ah! ¡Ya cállate, que no me dejas dormir! –grito el chico, mientras se sentaba en la cama. Entonces lo vi. Al parecer la idea de hacer ruido hasta despertarlo para conocerlo dio resultados buenos. No había ventanas, pero la luz que venia del baño –el cual desde que llegue por cierto esta con la luz prendida– me ayudaba a distinguir bien su figura y color de piel, cabello, menos los ojos. Sacudí mi mano, en forma de saludo.
-¿Eh? ¿Tú eres mi compañero? –pregunto. Yo respondí un “mhm” mudo y me vio curioso.
-¿Qué? ¿Te comió la lengua el ratón o por que no hablas? –pregunto burlón. No me enfade ni nada, pues aunque quisiera o no, no podía hablar y el tenia razón.
“Estoy mudo” escribí con letras un poco mas grandes de lo que las había estado haciendo, solo esperaba que el pudiera leerlas. La verdad que no podía comunicarme por otro medio que no fuera la estúpida libretita, pues nadie se molesto en enseñarme como ‘hablaban’ los mudos. Y además, no es como si fuera a quedarme mudo toda la vida… o eso esperaba.
-¿Mudo? Ah, lo siento… espera, ¿Entonces eres sordo? –pregunto mientras negaba con la cabeza y se apuntaba los oídos. Solté una risilla y el me miro. Sabia que los mudos de nacimiento eran sordos, pues de nada les servía escuchar los sonidos si ellos no podían reproducirlos.
“No, no soy sordo” le escribí.
-Ah, mi nombre es Kidd –dijo mientras se levantaba de su cama y se acercaba a los barrotes, donde ponía sus manos en estos y acercaba su rostro hasta recargarlo en el duro y frio metal.
“Sanji, mucho gusto. Perdón por hacerte tener que esforzarte en ver esto” le escribí, aunque enserio quería conocerlo y demás. El negó con la cabeza y rio, con un ligero tono burlón.
-No te preocupes, dime… Sanji, ¿Por qué me despiertas? No es como si pudiera ayudarte dentro de esta cosa –dijo mientras se alejaba de los metales, se sentaba y miraba burlón su propia celda.
“No es eso, es que quería conocer a mis compañeros de habitación… o al menos a uno, ya que el otro no ha llegado” hice una mueca mientras veía la cama al lado de la celda, y en frente de la mía.
-Si, ya veo, no ha llegado el otro, me pregunto si será uno igual de chiflado como con los que venia yo –dijo el en un murmullo que escuche muy bien y pude notar como se abrazó a si mismo, como si tuviera frio, y frotaba sus manos, tal vez si tenia frio. Mire mis pies destapados, Smocker solamente me dejo aquí, no me dio sabanas… ¡Maldita maquina de humo! No me dejo nada para taparme y parece refrigerador aquí dentro.
“Espero que tu tampoco te alejes Kidd” escribí, al enseñárselo me vio extraño.
-¿Y eso? –pregunto mientras se sentaba en su cama y con una sabana tapando sus pies.
“Es que dicen que es mejor no encariñarse con alguien que vivirá poco” le ‘dije’ mientras veía suspirando la libreta. Vi su rostro, y estaba completamente neutral. Trate de ver a través, pero nada, no estaba aburrido, pero tampoco interesado.
-¿Vivirás por cuanto tiempo? –pregunto mientras bostezaba como si nada.
“Dos semanas, mas o menos, según los enfermeros quizás llegue a las dos semanas y media” dije mientras confuso alzaba una ceja. Me preguntaba si la idea de un loco de aquí dentro seria la misma que la de uno que acababa de llegar de afuera.
Entendía por que ellos no querían hablarme ni nada, era por que iba a doler…
Dolía cuando un ser querido moría. Un dolor agudo, que te traspasaba la carne y el corazón propio, sin importarle tus sentimientos. Y aunque sabia que de seguro no habría echo alguna amistad cercana, aun así, ellos me rechazan y no me buscan, así que he decidido hacer lo mismo. Entre menos personas afectadas, mejor la cosa.
Escuche una sonora carcajada e inmediatamente alce la vista hacia el chico pelirrojo.
-¡Si que sois divertidos! –dijo entre risas. ¿Qué? ¿De que me perdí? ¿Por qué se ríe?
Me le quede mirando, hasta que unos momentos después se tranquilizo y lo vi curioso.
-Claro que no dejaría a alguien por algo tan idiota como eso. Además, por lo menos quisiera ser uno de tus últimos amigos Sanji, seria un honor –dijo mientras dejaba caer su espalda en la cama y se acomodaba.
¿Él hablaba enserio? Pero que no… ¿Dolería al ultimo?... Digo, tal vez no vayamos a tener una amistad muy estrecha como se debe, pero al fin y al cabo al ultimo… como quiera le dolerá aunque sea un poco ¿no?
-No te preocupes por los amigos Sanji, yo estoy enfermo, pero no loco, no me importa cuanto te quede de vida, seré tu amigo si así lo deseas –dijo como un murmullo, y momentos después escuche sus leves ronquidos que la verdad si muy apenas se escuchaban. Él dijo “Estoy enfermo, pero no loco” pero si eso fuera real, el no estaría aquí. Al parecer… era un buen chico. No, era un chico grandioso, pero me pica la curiosidad por saber como fue que llego a aquí, aunque este loco o enfermo, aun así quiero que sea uno de mis últimos amigos. Uno real, no uno que por ser popular nos juntamos y ese rollo. Yo quería un amigo real, y se que aquí puedo conseguirlo ¿no?
Gracias Kidd, de verdad…
Shanks Pov’s.
Llegue a donde los enfermeros nos reuníamos para informarnos unos entre otros. Abrí la puerta, eran alrededor de las nueve de la noche, la hora en la que poníamos a todos en sus habitaciones y los encerrábamos. En la mañana levantábamos a todos a las siete como mucho, aunque bien solo era para avisar que ya eran las siete de la mañana, pues había algunos pacientes que como quiera volvían a dormirse. Dependía la persona. Muchas de las cosas que hacemos dependen de la condición del paciente. Como por ejemplo los compañeros de habitación, las horas de salir al patio, la comida, las dosis de medicación, etc.
Al entrar, no había nadie más que mi queridísimo amigo Smocker. Como siempre, fumando dos puros. Me acerque y me senté junto a él, lo mire sonriente.
-¿Y ahora que te trae con tanta energía hasta acá? –pregunto malhumorado, de seguro era por que no ha dormido y esta cansado con todo eso de los nuevos, pues han llegado muchos últimamente.
-Oh, nada, solo estoy feliz, podría decirse… –le dije restándole importancia.
-Tsk… no me contagies tu locura, ¿Qué no se supone que ya debiste haberte ido? –pregunto.
-Ah, si, pero Cocodrilo me dijo que esperara al ultimo nuevo, y que cuidaría de dos –dije con un puchero. Era la primera vez que me ponían con solo un paciente, o en este caso, con dos solamente. Volteo a verme algo confundido y lanzo el humo a mi cara, a lo que lo disperse con la mano y tosí, pues el humo me calaba en la garganta y me tale en los ojos, los cuales se me ponían algo llorosos.
-Sigues siendo un niño Shanks –dijo el sonriendo.
-Claro que no, puedo ser un mes menor a ti, solo eso. Pero aun así, eso no te da derecho a decirme niño –refunfuñe mientras le veía. El sonrió y siguió pensativo.
-¿Qué pasa? –me atreví a preguntarle, aunque seguramente me respondería con un ‘Nada interesante’ o un grosero ‘Que te importa’, dependiendo su estado de animo en estos momentos.
-Mmm no mucho, solo que es raro que hayan de repente muchos chicos que entren al internado, y sobre todo, este internado –dijo pensativo aun. Me sorprendió que me respondiera de buena manera.