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Dormir es mejor por Aminora Thens

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Notas del capitulo:

Bien, elimine el capitulo porque... ¡Nada que ver!

No era la escencia de Axel ni la de los demas personajes, tenia el capitulo completo pero perdi el documento y tambien la computadora fue muy dificl hacerme de una propia.

Tenia ya bastante escrito y todo se habia perdido, ademas hay algunas escenas que no se pueden escribir en un ciber como las de este capitulo.

 

En cuanto a las actualizaciones, lo se no he sido alguien constante pero enserio amo esta historia, le he prometido demasiado y se que no he cumplido pero ahora sera mas facil, estoy haciendo una pagina web, amo Amor yaoi pero es un poco complicado seguir subiendo aqui, le gustaria una pagina web mia?

 

Les adelanto estoy haciendo originales... "Unos cuantos besos" y "Como nosotros" por eso me gustaria lanzarlos en una plataforma propia. ¿Que opinan?

Surimi Yukiro se encontraba hecho un manojo de nervios, hacia más de 4 horas que su pequeño e indefenso rubio había salido de la seguridad de la mansión. Casi le dio un paro cardiaco cuando su fiel sirviente llamo para darle la noticia de que Joey estaba solo en las calles de la ciudad sin protección.

 

Claro que la noticia no solo afecto al peli-gris pues cierto castaño se encontraba presente en el momento del aviso. Sin decir nada Seto salió disparado de la compañía en busca del oji-miel, algo que le aliviaba pues sabía que si alguien podría encontrarlo sería el Ceo, Dragón que pasaría de ser azul a rojo si no encontraba rápido al rubio.

 

Esta era la llamada numero 43 a su celular y Joey seguía sin contestar, no le parecía en absoluto raro haberlo llamado tantas veces después de haber recibido tremenda carta por parte del maniático de su primo.

 

Y no era para menos solo nueve meses y seria todo, los nervios crecían cada vez más hasta que…

 

“Un día más se llena de color

Y tú vendrás llenándolo de amor

 

Ya no me preocupo al caminar porque tu estas aquí

Y pierdo todo el miedo que me da porque tú crees en mi…”

 

 

Su celular lo saco de sus pensamientos.

 

-Hola- contesto-

 

-Yukiro lo encontré, te veremos en la mansión espero que al menos tu personal este atento a nuestra llegada-

 

Colgó sin más antes de que el empresario pudiera contestar.

 

Surimi sintió que el alma le volvía al cuerpo, como amaba a Seto en este momento, saco su celular avisando a Rau sobre la llegada del deportivo que estaba por arribar a la casa.

 

-Pero señor y usted ¿en qué vendrá? -preguntaba un poco preocupado el peli-negro pues su señor también estaba a merced del peligro.

 

-No te preocupes, el chofer de Seto me llevara a casa, tranquilo es de confianza- mientras colgaba y tomaba su abrigo, solo quería ver que Joey se encontrara bien y que su casa estuviera en buen estado pues alcanzo a escuchar los gritos del rubio al ser subido al auto contra su voluntad.

 

No podía imaginar tremenda escena que armarían esos dos si es que empezaban a discutir, lo mejor era llegar lo más rápido posible. Subió a la limosina de Seto y dio indicaciones a Ronald para que lo llevara a la mansión Yukiro.

 

#######################################################################

 

- ¿Kaiba? - fue lo que dijo al ver al Dragon de ojos coléricos en la puerta de la casa de su mejor amigo.

 

- ¿Te divertiste? Parece que tienes mucho tiempo para perder, en vez de concentrarte en lo importante decides tomar el té- mientras miraba en la sala el pastel y las tazas que se encontraban en la mesilla.

 

- ¿De que habl…-

 

Pero no pudo terminar ya que Seto lo tomo del brazo bruscamente sacándolo de una de la casa del tricolor.

 

- ¡Oye! ¡¿Qué rayos te pasa?! ¡No tienes derecho de tratarme así! - el rubio estaba confundido y molesto esas no eran formas de tocarlo.

 

-Yo tengo todo el derecho del mundo, recuerda que eres un perro que solo adopte por compasión así que obedece y entra al auto- ¿¡Qué!?

 

Con gran fuerza se libró del agarre del mayor y camino para entrar nuevamente dentro de la casa.

 

- ¡Lárgate! Yo me iré en cuanto yo quiera tú no eres nadie para darme ordenes- Kaiba no podía pensar bien y la actitud del rubio no ayudaba.

 

Seto tiro del brazo de Joey nuevamente.

 

- ¡Soy tu amo can pulgoso! ¡Solo me debes obediencia a mí! - las cosas no mejoraban.

 

-Kaiba estas siendo demasiado grosero con Joey, esas no son formas de hablarle a un ser humano- los tricolores al ver la situación no pudieron evitar intervenir.

 

-Lo sé, pero recuerda que este no es un humano si no un saco de pulgas de callejón-

Joey se imaginó así mismo como una gran bolsa de papas sucias fuera de un restaurant pensamientos nada usuales ante tal situación.

 

- ¿¡Quién te piensas gato del demonio!? ¡No te atrevas a llamarme así de nuevo! - mientras se removía de la mano de Seto, aunque le costaba trabajo pues el mayor era solo un poco más fuerte que él.

 

La intervención de Yami solo había empeorado las cosas, Seto saco su celular y con mucho esfuerzo logro marcar a Surimi que seguramente estaba a punto de infartarse si no recibía alguna noticia.

 

-Yukiro lo encontré- mientras subía al rubio a empujones al auto.

 

- ¡Oye suéltame! -

 

- Te veremos en la mansión espero que al menos tu personal este atento a nuestra llegada- colgando en el momento mientras cerraba la puerta y ponía seguro para que Joey no intentara escapar.

 

Miro a los tricolores y su cara de desaprobación le importaron poco.

 

-Necesito las cosas de Wheeler- dijo sin más.

 

Yugi solo pudo entrar y recogerlas con mucha preocupación pues las cosas al parecer apenas comenzaban.

 

Salió de la casa con la mochila y los libros de Joey.

 

Seto las tomo, pero cuando estaba a punto de irse.

 

-Disculpa Kaiba ¿Crees que podría acompañarlos? Es solo que estoy un poco nervioso Joey está muy alterado-

 

Seto lo miro incrédulo.

 

-No es necesario Moto, el perro solo está ladrando yo sé controlarlo-

 

Mientras entraba rápidamente al auto dando una patada en la cara al oji-miel que estaba a punto de salir, fue lo suficientemente fuerte como para lanzarlo directo al asiento del        copiloto.

 

El auto arranco dejando a ambos muy preocupados nunca imaginaron que un día tan divertido terminaría en estas condiciones.

 

Aun con el nerviosismo no pudieron hacer nada más que entrar en la casa solo esperando buenas noticias de parte de Joey.

 

En el auto de Seto las cosas no iban mejor pues el rubio trataba por todos los medios de salir del auto incluso en movimiento.

 

- ¡Para el auto! - eran los gritos del rubio.

 

- ¡Guarda silencio! - la tensión entre ambos crecía al máximo y con una velocidad de 120 km por hora la situación era peligrosa.

 

- ¡Que pares digo! - Joey no se daba por vencido detendría ese auto aun si le costara la vida.

 

Kaiba giro bruscamente en un callejón oscuro se adentró y detuvo el auto, esto permitió que Seto pudiera distraer al rubio un segundo mientras se recuperaba del susto y poder sacarlo para darle una buena paliza.

 

La molestia con Joey era más que magnifica, paso 4 horas ¡4 horas! Buscando al rubio por toda la ciudad, en su mente lo peor era poco y para colmo la ira lo carcomía pues se imaginaba que solo por venganza fuera tocado ese cuerpo sagrado que le pertenecía. Eso era su más grande miedo.

 

Jamás había buscado a alguien con tanta desesperación miedo y celos, en su interior sabía que se estaba volviendo cada vez menos cuerdo. Y eso lo mataba…

 

 “Se estaba volviendo loco por Joey…”

 

 -Sal del auto- con su tono frio y tenebroso. Algo que asusto un poco al rubio.

 

-No- fue todo lo que dijo mientras se acomodaba en el asiento.

 

- ¡Que salgas! - volvía una vez más a tomarlo con gran fuerza por el brazo.

 

¿Quién lo entendía? Primero quería salir a toda costa y ahora no se le daba la gana, esto enfureció aún más al Ceo.

 

- ¡Te dije que no me trataras así, no soy un niño! -

 

-Pues parece lo contrario, ¡Te comportas como un berrinchudo caprichoso! - mientras lo guiaba a lo más profundo del callejón.

 

-Fuiste tú el que llego como un demente a la casa de Yugi- los gritos subían cada vez mas de tono.

 

-Yo no desaparecí por más de cuatro horas sin avisar a nadie- mientras lo inmovilizaba en la pared.

 

-¡No tengo porque avisarte a donde voy o con quien estoy! No eres mi niñera- alzando una vez más la voz.

 

- ¡No, si no creas que estaba buscándote por placer! pero las 43 llamadas de Yukiro y su pre-infarto me obligaron a hacerlo, no quiero que mi reciente socio muera por culpa de un desobligado mal agradecido que no puede siquiera contestar el teléfono- esto hizo pensar un poco al rubio.

 

- ¿43 llamadas? – Joey se tensó, Surimi estaba echo un manojo de nervios porque no había contestado una sola de sus llamadas y con lo paranoico que era seguramente lo imaginaba en una bolsa de cuero hecho pure.

 

Se quedó callado no sabía que decir.

 

- ¿Qué es esto? ¿Qué paso con tu energía? Ya no estás tan alborotado como antes- y es que si Kaiba tenía un don era precisamente ese hacer sentir basura a las personas, esta era una de las ocasiones.

 

-No entiendo tanto alboroto, solo fueron unas horas espere a Surimi en la casa lo suficiente, pero como no llego yo supuse…-

 

- ¿Supusiste qué? Que tenías el derecho de hacer tu santa voluntad la hora y día que se te pegue la gana- Joey se sentía cada vez peor y las palabras de Kaiba no ayudaban.

 

- ¡No yo no dije eso! -

 

- ¡No claro que no! Si tus acciones hablan por sí solas- Seto no dejaría tranquilo al rubio pues lo culpaba por esa necesidad tan impresionante que tenia de querer controlarlo a cada segundo.

 

El Dragon lo había logrado, el rubio tenía la mirada dirigida hacia el suelo, eso solo era un signo de victoria para él, ahora sabia uno de los puntos más débiles de Joey y lo usaría en su contra para obtener sus labios, cuerpo y mente una vez más.

 

Sabía que no era la mejor forma de obtener a Joey, pero estaba tan desesperado que haría lo que fuera por probar su ardiente sabor una vez más.

 

Levanto su mentón y guio sus cristalinos ojos a su mirada, los zafiros azules que Joey tanto admiraba.

 

-Lo siento…-

 

-No hables...- mientras se acercaba a sus labios temblorosos.

 

Eso era todo, la tensión se había ido y junto con eso las peleas anteriores que los habían separado.

 

 Poco a poco comenzó a tomar más y más sus labios, ambos se desahogaban en el otro, las preocupaciones, la rudeza y las ofensas estaban siendo llevadas a lo más profundo de ese callejón.

 

Seto se pegó a Joey lo más que pudo y sus manos traviesas rápidamente comenzaron a subir la camisa del rubio para dejar ver esa hermosa piel de porcelana que el Ceo tanto deseaba.

 

El oji-miel solo pudo rodearlo del cuello, lo necesitaba lo ansiaba más que la primera vez, el impacto de sus labios con los suyos era eléctrico, en un movimiento Seto separo de una las piernas de Joey para pegarse aún más a su cuerpo, el beso no se detenía era fuerte y rudo como ellos.

 

El Dragon no lo soporto más y con el gran pesar de separarse de su cachorro, lo tomo de piernas y brazos cargándolo directamente a la parte trasera del auto, lo coloco en los amplios asientos subiendo encima solo para poder tocarlo una vez más, para poder ver su piel dorada y sus finos hombros que lo tenían completamente perdido, comenzó a repartir pequeños besos por las puntas mientras subía y bajaba por su cuello.

 

Era una sensación grave y placentera, Joey no podía siquiera articular palabra alguna las caricias y los besos lo estaban matando del placer, no entendía como unos cuantos toques y besos lograban volverlo loco al grado de no pensar en absolutamente nada.

 

Seto se deleitaba, ¿Cuánto tiempo paso desde que había probado ese sabor vainilla? Su cuerpo se estremecía solo al saber que debajo se encontraba ese objeto de desespero y locura, lo acariciaba con rudeza e inquietud sus largas piernas enredadas en su cadera, lo mataban

 

 Joey lo mataba…

 

Con solo unas caricias y unos besos sentía el mismo cielo combinado con el infierno, ese Dragon de ojos miel era su infierno porque no era suyo como él lo deseaba, no podía tenerlo día y noche ni tocarlo descaradamente cuando quisiera.

 

Dios… ¿Como podría? Era tan difícil soltarlo, si solo con mirar sus mejillas enrojecidas, sentir su piel estremecerse con cada toque mientras su boca no dejaba de hacer ruidos por el placer en el que estaba sumido.

 

-Seto…- decía entre suspiros, el rubio solo podía deleitarse con los fuertes brazos del mayor mientras sus cuerpos chocaban en un baile más que erótico e inquieto.

 

El oscuro callejón de pronto se había convertido en un perfecto cuarto de secretos, ese secreto que habían iniciado solo pocos días atrás.

 

Joey no quería saber nada en este momento lo único que le importaba era ese CEO tocándolo con sus grandes manos , recorriendo su piel, removiendo su cabello mientras lo hacía tocar el mismo Edén.

 

La escena estaba subiendo de tono con ambos con tantas ganas de liberar el estrés causado por ese mensaje tan desafortunado que los había separado por horas haciéndolos discutir al punto de tener que ignorarse por el bien del tratado que tenían.

 

¿Quién era el para permitirse parar esas caricias? No quería, no podía, sus manos estaban atadas a este hombre fuerte y peligroso, si, era peligroso pues lo controlaba de una manera que nunca creyó. Seto Kaiba era su más grande temor, el solo perderlo le causaba terror esas caricias toxicas, reprimidas y salvajes lo mataban de miedo, el no volverlas a sentir lo mataba por dentro.

 

Cuanto sufrió solo hecho de estar separado de el unas pocas horas, lo levantaba como si no fuera nada, lo controlaba, sus piernas subían y bajaban por el movimiento tan rápido que hacia el mayor sobre si, su camisa estaba prácticamente en el suelo del auto, la poca luz dejaba ver sus rubios cabellos, y con ellos los amatistas ojos miel que no dejaban de brillar. La boca semi-abierta los quejidos inundaban el pequeño espacio algo que el Dragon oji-azul amaba, le encantaba verlo así perdido incontrolable de sí mismo.

 

Sin ese carácter tan desenfrenado, tan osco que aún no lograba dominar. Eso le pesaba era un ser tan libre sin nada que guardar, quería tenerlo todo. Mientras lo besaba con desenfreno “DIOS” que sabor que locura.

 

No había ya nada que perder todo había quedado claro entre ambos, la locura los había llevado al siguiente nivel. Se pertenecían lo habían demostrado en estos minutos, Seto retiro con gran desesperación la parte baja de la ropa de Joey mientras se quitaba así mismo la estorbosa ropa que llevaba, lo asfixiaba, el calor lo quemaba. Solo quería chocar con la piel mojada de su amante, miro sus rojizas mejillas era la primera vez que ambos se mostraban tan vulnerables en ese sentido, Joey trato de cubrirse un acto totalmente inútil pues el otro sujeto sus manos llevándolas a la parte trasera de su rubia cabeza.

 

- ¿Qué planeas? - pregunto el menor con la voz tímida, solo quería taparse un poco la vergüenza de ser visto de manera tan descarada pues la mirada azulada de los ojos del castaño lo estaba matando, era una mezcla difícil de emociones, vergüenza, deseo y más que nada inquietud pues como cualquier hombre en esta situación naturalmente algo comenzaba a molestarle debajo de la poca ropa que le quedaba.

 

-Te daré una lección lo suficientemente clara para que entiendas cuanto es que me perteneces- hablo con voz ronca pues al igual que el rubio el mayor se sentía ya bastante excitado por la imagen tan exótica que sus ojos presenciaban.

 

-Seto…- con esa voz tan suave sus temblorosos labios solo deseaban algo en ese momento, probar... probarlo y que lo demás quedara guardado en los asientos de ese auto.  

 

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Surimi estaba a punto de hacer un hoyo en suelo no paraba de caminar en círculos, casi dos horas habían pasado desde que había llegado a la mansión Yukiro con la esperanza de ver a su pequeño rubio de ojos miel sentado en la seguridad de su sala, no tardo más que veinte minutos en llegar desde la Corporación que estaba a casi el otro lado de la ciudad.

 

No le fue difícil persuadir a Ronald de que subiera la velocidad de la limo a 140 km por hora, “Imagina el terrible humor de Seto si llegamos casi una hora después de que nos llamara” El chofer conocía perfectamente el terrible carácter de su señor no por ende había sobrevivido tanto tiempo a su lado. Sin más llevo el auto como si la ciudad fuera una pista de carreras casi ganándose una multa por pasar un semáforo en amarillo-rojo.

 

Los nervios lo carcomían y no era precisamente porque sintiera que le pudiera pasar algo sino por el simple hecho de que esos dos estuvieran juntos en lugar tan cerrado como lo era el auto de Seto, seguro llegarían con la ropa rasgada y las caras golpeadas. Conocía perfectamente el temperamento de ambos y la llamada recibida le daba la idea de que por alguna razón ambos habían peleado durante el día. Como iban a estar quietos sin querer ahorcarse.

 

Y sí que tenía razón en ese aspecto el auto de Kaiba era demasiado pequeño para ambos, no les dejaba espacio para lo que realmente estaba sucediendo.

 

Un sonido se escuchó en la casa, era el timbre de la entrada. Surimi salto del susto pidió al cielo por que fueran ellos y más que nada que estuvieran en una sola pieza.

 

Nina se dirigió a la puerta principal seguida por su desesperado señor.

 

Y si ahí estaban los dos, aunque la escena era un tanto como podríamos decir, extraña…

 

Seto fue el primero en entrar seguido del rubio, y era como el peli-gris lo había imaginado ambos llevaban la ropa desgarrada y desacomodada. Surimi solo pudo saltar hacia los brazos de Joey, no estaba soñando su pequeño estaba ahí.

 

- ¡Por Dios Joey! Me tenías con los nervios hasta los huesos ¿Por qué saliste solo? ¿Qué paso con tu teléfono? ¿Acaso se te cayo? - comenzó con el bombardeo de preguntas.

 

-Tranquilízate Surimi, no paso nada es solo que me quede sin batería, y no salí solo estaba con Yug y su novio ambos fuimos al centro de juegos y estuvimos repasando algunos temas después en su casa-

 

Esto solo calmo un poco a Surimi.

 

-Lamento que te preocuparas tanto por mí no quise causarte ninguna molestia- dijo agachando un poco la mirada.

 

-No te preocupes, creo que yo exagere, pero debemos darle crédito a Seto paso más de 4 horas buscándote por la ciudad- no desaprovechaba la oportunidad de incomodarlos era un castigo para ambos por hacerlo esperar tanto tiempo pues las pequeñas mordidas que alcanzaba a ver en el pecho de Joey, así como también uno que otro rasguño en la espalda del castaño que ahora estaba viendo hacia el jardín de la entrada.

 

- ¿4 Horas, en serio? - mientras trataba de ver al más grande que seguía volteado como si nada pasara.

 

-Me voy, te vere mañana Wheeler, si te retrasas te dejare entendiste…- fue lo único que dijo antes de salir de la mansión.

 

Ronald esperaba afuera, le abrió la puerta, pero este se negó pues venia en su auto, solo le hizo una señal para que lo siguiera.

 

Entro en el auto, se quedó quieto un momento aspiraba el olor que seguía fuertemente impregnado en el aire. Los recuerdos de lo pasado solo hace unos momentos le erizaron la piel, cerro los ojos, lo miraba sonrojado con las manos apretadas, un extraño brillo molesto su imagen, su vista le indico un pequeño objeto en uno de los asientos, una sonrisa se dibujó en su rostro era un botón, estaba seguro que no era de su camisa se había caído al arrancarle la ropa al rubio, sonrió al encontrar un objeto tan interesante, lo guardo en su bolsillo, junto con una noche que jamás olvidaría.

 

Encendió el auto, tomo rumbo a casa estaba demasiado cansado, el día había sido demasiado largo. La noche aún más…

 

 

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 - ¿En serio? – si no fuera porque las palabras salían de la boca de Surimi, Joey definitivamente no hubiera creído todo lo que estos dos habían hecho para localizarlo.

 

-Entiendo la preocupación, pero no crees que es un tanto exagerado tanto alboroto- no era para tanto.

 

Joey no era ningún tonto. Si esto sucedía nuevamente le pediría explicaciones más severas. Tenía que decirle, pero este no era el momento, había demasiadas cosas nuevas en su vida y no quería agobiarlo más.

 

-Tal vez exageramos un poco, me disculpo por eso, ¿Pero cuéntame cómo te encuentras? - el día aun no terminaba.

 

- ¿A qué te refieres? -

 

-Imagino que las cosas no fueron muy bien, por los moretones- ¿Moretones?

 

Dio un salto interno, se había olvidado de cubrirse un poco, era obvio que se notarían.

 

-Parece que Seto fue más rudo de lo normal- para ambos era claro que había sido más de lo que se consideraba normal, Joey había logrado detenerlo de alguna manera para evitar mas complicaciones, siendo sinceros si no hubiera sido por esas llamadas insistentes de Surimi la cosa hubiera llegado a un punto de no retorno.

 

Joey rio nervioso ¿Qué le diría? “Oh si después de casi matarnos en el auto nos besamos y casi estuvimos juntos”

 

Evito contestar argumentando que era hora de dormir.

 

Tenía razón, el día había sido agobiante para la mayoría. Era mejor que terminara de una vez.

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Kaiba taraba de relajar sus alterados sentidos tomando otra copa de vino sin mucho éxito.

 

“Que día”.

 

Pensaba para sí mismo, discusiones, arrebatos, desesperación…

 

El olor del vino no podía eliminar el aroma del rubio en su cabeza, solo lograba que fuera más fuerte.

 

 

… “Te mostrare cuanto es que me perteneces” …

 

 

Abrió los ojos de impacto, su mente perfecta se estaba distorsionando.

 

¿Cuánto faltaba para perder la razón? Tal vez unas pocas caricias más y no lograría contenerse.

 

Se recostó, el sofá era la comodidad que necesitaba para aliviar su tensión. No podía olvidar los besos, toques perfectos y largas piernas. No había nada imperfecto, todo estaba amoldado de manera que el tocaba sin perder detalle.

 

Una piel cremosa, suave, delicada.

 

Brazos fuertes que lo detenían… ¿Qué hubiera sido de ellos si el bendito teléfono no sonaba?

 

Seguramente habría perdido el control totalmente, estaba tan nublado su juicio.

 

Por primera vez en su vida su mente estaba en blanco.

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“Joey…” el cuerpo del rubio se estremeció al sentir la voz de alguien llamarlo.

 

Recostado su piel se erizo por completo, esa sensación era la misma que tenía cuando estaba cerca de Kaiba, sentía aun el recorrido de sus manos sobre su cuerpo… era una desesperación que no podía describir, había algo más en su toque. Sentía arder con cada beso. El aroma de su perfume lo inundaba.

 

Habían pasado unas horas no lograba dormir ni un poco, al cerrar sus ojos, su mente le mostraba todos esos recuerdos que había almacenado momentos atrás, como una mala jugada, tal vez para no olvidar ni el más mínimo detalle.

 

Si solo lo hubiera tocado un poco más…

 

La noche era larga y corta al mismo tiempo. Quería descansar, pero al parecer el castaño de zafiros azules le había quitado algo mas que besos. Se había llevado con el…

 

“Su tranquilidad”

 

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-Espera un poco Yami- el pequeño Yugi podía sentir como el faraón lo penetraba con fuerza. Tenía su cuerpo cubierto en sudor y las manos atadas a la cabecera de la cama, no se había dado cuenta de cómo sucedió todo solo podía recordar las manos de su amado tocándolo por todas partes sin poder detenerlo.

 

La fuerza de los movimientos era tan placentera que solo podía gemir, por más que trataba de calmarlo cuando el mayor se ponía rudo no había poder humano que lo detuviera. No podía negar que le encantaba la manera de ser tocado, pequeños mordiscos por aquí y por allá. 

 

Esa sensación de su miembro en su entrada era lo máximo para él. Yami por su lado no podía parar. La noche estaba particularmente encendida, lo sentía en su sangre.

 

Al tocar a su pequeño amante solo un poco, exploto todo dentro de sí. Estaban completamente solos y no había nadie que los detuviera o los hiciera sentir pudor, tenía la voz de Yugi completamente expuesta a los gemidos de sus estocadas, una cada vez más ruda que la otra. Era demasiado amor y pasión lo que sentía, así que decidió dar rienda a esos instintos que de vez en cuando salían a la luz.

 

-Eres demasiado lindo como parar, no puedo ni quiero-

 

Estas palabras hicieron que el pequeño se viniera en su vientre pues no podía moverse, estaba completamente expuesto, excitado por el toque, sonrojado por la situación.   

 

Lo sentía en cada penetración, esa que solo te hace sentir alguien especial.

 

De una el faraón volteo al pequeño de espaldas y siguió con el movimiento, con una de sus manos bajo su cadera hacia la cama creando un pequeño arco. Las estocadas eran cada vez más fuertes y los gemidos de ambos eran más que evidentes.

 

Yami bajo su cara y comenzó a besar el pequeño arco que había creado en la espalda de Yugi.

 

La piel era tan tersa y ese aroma a flores silvestres lo llenaba.

 

Todo él era suyo, alma cuerpo y corazón, sentía que llegaba esa sensación caliente en su miembro, lo llenaría pronto, aumento el ritmo llegando a ese punto especial que volvía loco a su pequeño.

 

Yugi sintió el líquido caliente dentro de sí, su respiración era acelerada.

 

Cuando sintió que había terminado, el mayor lo desato poniéndose detrás de él, sentándolo encima de sus piernas. De una lo penetro y nuevamente comenzó el sudor y el calor dentro de sí.

 

-Ahh…- era todo lo que podía pronunciar.

 

En cada estocada sentía que el miembro que lo tomaba se ensanchaba cada vez más. Las manos traviesas del faraón tocaban sus pezones masajeándolos y jugueteando, sin darse cuenta cuando fue que estaba moviéndose por sí solo para subir y bajar sobre su amante.

 

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Después de un día tan largo la noche había caído llegando a su fin. Surimi había tenido una noche particularmente agitada, pues una pesadilla se asomaba por las bolsas de sus ojos esa mañana.

 

Tomo asiento, esperaba que al menos Joey hubiera descansado más que él.

 

Agradeció a Nina el gran desayuno pues necesitaba algo que lo ayudara con su recién dolor de cabeza. Estaba bastante inquieto, no había vivido una situación tan desesperante en un tiempo, tenía en su mente una idea de cómo la arreglaría.

 

Su paquete había llegado bastante tarde para su gusto, pero no podía hacer nada ya que venía desde China, tenía ciertas características que no eran tan normales, claro que se aseguró de ocultarlas muy bien.

 

Joey estaba acercándose al comedor para iniciar el desayuno. Miro alrededor de si, todo parecía bastante normal. Si es que se podía decir que la situación le parecía normal, en su cabeza no dejaba de pensar el alboroto de día anterior, pensó para sí mismo si todos estaban enloqueciendo, él no era un niño pequeño para que fueran a jalonearlo de esa manera.

 

Miro a Surimi comía plácidamente su desayuno, sin comentarios de su comportamiento ciertamente maniático el día anterior.

 

Surimi noto la mirada de Joey, pero decidió hacer caso omiso, pues sabía que le preguntaría sobre anoche ahora que su cabeza estaba más fría.

 

Joey estaba a punto de hablar con él pero este se adelantó.

 

-Joey querido, toma te traje un regalo especial- extendió una cajita hacia su plato. Al abrirlo el rubio se percató que era un teléfono de última generación.

Lo miro incrédulo, no podía creer que le estuviera regalando un celular sabiendo que el tenía el suyo propio, el cual le costó mucho tiempo quitarlo de las manos de Tristán al tomarlo en el bazar de la calle 7ta pues ambos lo habían tomado juntos.

 

Había sido realmente en su cabeza una batalla épica.

 

-Es realmente lindo Surimi, pero te recuerdo que yo tengo uno, no puedo aceptarlo- mientras tomaba algo de jugo.

 

-Lo sé, sin embargo, ayer cuando te fuiste tome tu mochila y note que tenía algo atorado en una esquina, era tu teléfono, bueno partes de el- ¿partes?

 

-Me sorprendió mucho pues pareciera que alguien lo había pisado con mucha fuerza para que fuera imposible de usar- mientras Surimi sacaba lo que quedaba del celular de su bolsillo para entregarlo a un Joey muy confundido y deprimido.

 

Espera …

 

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Había llegado vivo a la casa de Surimi y estaba bastante cohibido para preguntar algo. Escucho un extraño ruido detrás de si, viro a la dirección de Kaiba que se había quedado atrás.

 

- ¿Escuchaste algo? - pregunto.

 

-Toma tu mochila se cayó mientras estacionaba el auto- fue lo único que le respondió.

 

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Su mirada dejaba ver su creciente furia. Al parecer al auto de Kaiba le encantaba estacionarse sobre los celulares de los demás.

 

-Es un poco triste pero no puedes utilizar pedazos de un teléfono no te preocupes, lo enmarcare para que lo tengas de recuerdo-

 

- “Imposible” – pensó para sí mismo.

 

Sabía que por el momento no podía ganar, pero estaba aguardando el momento, ya vendría su venganza contra estos dos seres.

 

Nina anunciaba que la limosina de Kaiba esperaba afuera lista para partir directo a la escuela.

 

Joey estaba listo para darle una lección a Seto por todo el lio que había armado dejándolo en ridículo y peor aún, el haber aplastado su teléfono de una manera tan sínica.

 

Abrió con fuerza la puerta del coche, pero se llevó una gran sorpresa al darse cuenta que no había nadie dentro.

 

-El joven Kaiba no vendrá hoy, pero me pidió que lo llevara directamente a la escuela –

 

Joey solo pudo asentir, al sentarse se dio cuenta de lo grande que podía ser un auto cuando solo una persona lo abordaba.

 

- ¿Quién se cree ese infeliz de Kaiba? – pensaba entre dientes pues sabía que ese era el único rato en que realmente podía hablar con él. Y hoy que más quería verlo no se le daba la gana ir a la escuela.

 

-Maldito niño mimado- seguía repitiendo molesto, aunque sabía que más que molesto por lo sucedido se sentía raro al ir solo y con la fragancia de Seto por todos lados.

 

Se resigno y miro por la ventana estaba a 20 minutos de la preparatoria, un mensaje llego a su nuevo teléfono.

 

“No te distraigas demasiado,

 come todo lo que Nina puso en tu mochila

Seto y yo te veremos después de clase”

 

 

 

Surimi tenía razón no era momento de estar distraído. Solo se dedicaría a la escuela hoy, había mucho que hacer, Kaiba se estaba volviendo una distracción bastante inquietante.

 

Bajo de la limosina, mientras se dirigía a la escuela pudo notar un gran alboroto.

 

Se pregunto qué estaba pasando.

 

Miles de reporteros estaban bloqueando las puertas de la escuela.

 

- ¡Joey! - Tea alzo la mano para que su amigo pudiera verla, rápidamente corrió hacia ella.

 

- ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué tanto alboroto? - Pregunto mientras recuperaba el aliento pues con todos esos reporteros había sido difícil pasar.

 

- ¡¿Quién es?! ¿Ustedes la conocen? -         

 

                                                     …La prometida de Seto Kaiba…

 

 

 

 

Notas finales:

¿Quien sera la prometida? 

 

El viernes se enteraran con el capitulo 10 

" Dos probelmas"

 

Besos.


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