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Mamori Takute por Rozenkreuss

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Notas del capitulo:

^^u jejeje se me olvidaba escribir... y ahora si! Zombies -w-

  Capitulo 2 ¿Zombies? 

 

Salí de casa sin más que lo de siempre, a excepción de mi obento.

 

-La criada ya no esta hahaha

 

Con una sonrisa engreída muy grande y mi burla personal alegrándome, hice el camino hasta la escuela… o eso me habría gustado decir. Al caminar unos diez minutos doble como de costumbre a mi derecha en una esquina, pero… me detuve a los dos pasos, congelado en mi lugar, sin siquiera respirar ante lo que veía.

 

Ante mi una mujer me miraba con las pupilas dilatadas, ojos enrojecidos, a reventar de lagrimas pidiendo, suplicando, casi rogando por ayuda; extendió su mano a modo de hacer aún más notoria su dolorosa necesidad y alcanzo a susurrar con una asfixiante y áspera voz.

 

-ayúdame…

 

No pude evitar abrir más mis ojos… ¿realidad o sueño? no entendía nada; la posición de la mujer me horrorizaba pero no era la causa de dejarme un sudor helado en la nuca y pies de plomo inamovibles. Ante su cuerpo vestido delicadamente de rojo y tirado en medio de la estrecha calle se encontraban dos sujetos de un aspecto demasiado desagradable, ropas sucias y rotas, un rostro ensangrentado y chorreante de saliva…repentinamente entre mi vacilación y aturdimiento, uno de los insanos dementes dio una certera mordida en el rostro de la mujer, salpicando ostentosamente la densa sangre al unisonó de un grito que con solo haber escuchado su inicio eriza la piel, pues fue ahogado por la nueva mordida que recibía la aludida, esta vez en su garganta por el segundo demente, salpicando nuevamente y del mismo modo, pero dejando ver esta vez no solo la laringe, sino también la tráquea con su característico color rojizo partida a la mitad, enseñando indefensamente las cuerdas vocales de la desdichada mujer y probablemente rozando el esófago ya atiborrado previamente de saliva que no logro salir y fluidos varios.

 

Sentí una desagradable sensación, irónicamente en la boca del esófago, era como si aquello que no desayune intentará escalar y salir de entre mis labios estruendosamente, en un acto reflejo lleve la palma de mi mano a la boca, cubriéndola por completo. Trague con desazón y quedando en cuclillas por un leve desconcierto que me hacia confundir lo que veía con un extraño sueño –mas no una pesadilla- acto seguido y aún sin apartar mi mano respire pensante “qué era eso” me pregunte entre mis vacilaciones mentales, no viendo que ahora se acercaba a mi uno de los insanos, que al parecer ya no apetecía seguir devorando a la mujer.

 

Estuve a punto de soltar el común monosílabo “ah”, cuando vi a muy pocos centímetros de mi rostro, mientras me levantaba, a ese demente de rostro putrefacto, no notando así que la mujer estaba prácticamente destrozada o al menos en gran parte de su cuerpo abandonado en ese decadente mar de sangre, como una erótica y grotesca obra de arte desarticulada, con una mirada que quema tu alma. Abrí desmesuradamente los ojos, ante el desagradable aroma de la sangre putrefacta que emanaba de la boca del tipo, que pegaba de lleno en mi rostro, al momento en que se abrieron sus “fauces” ansiosas y deseosa, ya que era más un animal que persona.

 

-maldita sea… -susurre a mis adentros-

 

Decidido a sacarle volando de una patada, más rápido de lo que me pude mover, una certera flecha atravesó de lleno la cabeza de mi atacante, salpicando mi rostro con la sangre brotada; perplejo parpadee un par de veces mientras el dueño de esta caía frente a mí, pero repentinamente un especie de gruñido o rugido que era producido por alguien o algo, justo detrás del cadáver que yacía a mis pies, me trajo a la realidad.

 

Cuando el segundo tipo se dirigía hacia mí, frunciendo el ceño le di una patada, logrando así estamparle en la pared que quedaba a nuestra derecha, no lo había notado pero sus ojos eran como los de un cadáver, sin vida, sin color y con esa especie de  cortina opaca.

 

Escuche unos pasos que se acercaban acelerados y acechantes, por lo que atento miré hacia el lugar de procedencia y me encontré con él.

 

-¿Estás bien?... –el recién llegado me miró con mayor detenimiento- ah, Yunoki-san pero si eres tú.

 

Cuando impresionado por encontrarle intente preguntar, disparó una flecha hacia mí, casi rozando mi mejilla y dando directamente en la cabeza del hombre que supuestamente había derribado con intención de dejarle inconsciente, por lo que ante ello, solo miré con el ceño aún más fruncido susurrando.

 

-Extraño…

 

-¿qué sucede Yunoki-san? –preguntó acercándose-

 

-es extraño, usualmente con un tipo de patada como esa… una persona normal no lo aguantaría, no lo entiendo…

 

En cuclillas observe al tipo, al menos podía pensar claramente qué había sido eso, canibalismo, pero ¿por qué?; extrañamente no me detuve a pensar en el hecho de que había a mí alrededor tres muertos.

 

-Es porque “eso” no es una persona normal, con facilidad y dejando de lado lo Otaku que suena, diría que son zombies, solo piénsalo y obsérvales

 

La persona recién llegada era Shunzuke Toshio-san, con el cabello casi a rape, que destacaba sus delicadas, pero masculinas facciones y enfundado en su elegante y tradicional traje de arquería, daba la sensación de ser un monje; de ojos serios, no adormilados tal y como se pensaría de un japonés común, sino astutos.

 

Se acercó a mí extendiendo la mano derecha, ya que en la otra se encontraba su largo y hermoso arco, con una leve sonrisa en mi rostro la acepte, levantándome así con su ayuda.

 

-Con que zombies… -deje escapar un suspiro de rendición- ya veo.

 

Con una media sonrisa en su rostro senpai me miró, como acostumbrado a mi forma nada exagerada de ser, nada parecía sorprenderme según él, pero estaba equivocado, después de todo yo solo era “adaptable” a la situación.

 

-Gracias por ayudarme  Toshio-senpai

 

Con el senpai era sencillo sentirme acomplejado, inútil o nervioso, al parecer me gustaba; aún con esa sonrisa, saco su pañuelo y limpio mi rostro ensangrentado, a lo que simplemente pude hacer una mueca y cerrar los ojos de un modo apretado.

 

-No es nada Yunoki-san

 

Cuando termino de limpiar mi rostro, guardo su pañuelo sucio con calma y entonces llegó repentinamente alguien más.

 

-¡Toshio! –Llamó una voz igual de profunda y masculina que la de senpai-

 

Era el segundo al mando en el club de arquería, casi igual de alto y el mejor amigo de Toshio-senpai, el cual también en traje de arquería y con los elementos de este, se dirigía trotando hasta nuestra posición.

 

-¿Qué sucede Murasaki, todo va bien por tu sector?

 

Senpai se volteó con calma para encarar a su amigo y su rostro sonriente se torno serio, retomando el asunto como era debido, del cual yo me estaba empezando a olvidar.

 

-Eso parece, aún no hay casi ningún alumno por aquí, pero los pocos “muertos” que hemos encontrado, han sido eliminados, tal y como se indico.

 

-Ya veo, eso es bueno, no hay que bajar en ningún momento la guardia.

 

Senpai era asombroso, no solo era el capitán del equipo de arquería, sino que también el presidente del consejo estudiantil, así mientras yo asistía a segundo grado él se encontraba en tercero, próximo a graduarse del colegio.

 

-¿y tú casaca? –me pregunto el recién llegado-

 

-ah... la deje en casa

 

Había salido de mi casa tan ensimismado que sin querer la había olvidado.

 

-Bueno, supongo que ya no la necesitarás mucho que digamos… Toshio, vamos

 

Por alguna razón sentía la leve fricción entre Murasaki-senpai y yo, pero me resultaba casi obvia, a mi parecer me tenía celos por estar cerca de Toshio-senpai. Luego de emprender los senpais la caminata, decidí seguirles, avanzando detrás a un paso lento, repentinamente recordé algo, “la mujer”, voltee a mirar a la aludida, su cuerpo sin vida empezaba a enfriarse y no pude evitar fruncir el ceño pensando “si los zombies son muertos vivientes, ¿ella revivirá?”

 

-No puede revivir

 

Al parecer Murasaki-senpai se dio cuenta de mi observación, deteniendo su caminata y mirándome sin celos esta vez, pues por respeto a un muerto el tema era serio, por lo cual el otro senpai agregó.

 

-Prácticamente le arrancaron la cabeza, por ello no es posible

 

-Ya veo…-susurré-

 

Sin inmutarme por ello, deje de fruncir el ceño y aún con mi maletín en mano, empecé a caminar rumbo a la escuela, en lo cual me siguieron ellos, aún estando delante de mí, sin embargo no pude evitar dejar salir un suspiro mientras caminaba, como segundo al mando del equipo de judo, debía también ayudar en eso.

 

-Esto, Murasaki-senpai, Toshio-senpai, como  el “vice-capitán”  de judo, ¿hay algo en lo que podría ayudarles?

 

Murasaki-senpai habló antes que su amigo, mirándome de reojo con calma y una leve sonrisa que me desconcertó.

 

-No te preocupes, tu disciplina es diferente, necesitas contacto con el oponente y no es nada bueno, según lo que acabas de ver – el senpai movió su cabeza señalando hacia atrás-

 

-Sin embargo puedes ayudar dentro del lugar, aunque creo que sabes usar armas, ¿o me equivoco?

 

Toshio-senpai hablo con una media sonrisa mientras llegábamos a la puerta principal de la escuela, donde montaban guardia los demás chicos del club de arquería, según mis deducciones era probable que ellos ayudarán en parejas o equipos a los del club de kendo, pues mientras uno usaba la defensa del otro desde lejos, el de ataque cuerpo a cuerpo con espada, despejaba la zona.

 

-No estoy seguro… tal vez con el tiempo encuentre la indicada, solo practiqué kendo hace unos años.

 

Dejándome con ciertas indicaciones en la escuela, ambos senpais partieron como apoyo a la limpieza del lugar, no tenía detalles del plan pero en general era algo simple:

 

1. Mantener la escuela sin contagio.

 

2. Salvar las mayores vidas posibles de los alumnos.

 

3. Tomarlo como una contingencia que duraría mucho.

 

El plan en sí también era solo prioritario, pues la mayoría de alumnos tenía una familia y no desearían pasar el apocalipsis lejos de esta.

 

Al poco rato, empezaron a llegar varias parejas y grupos por secciones, con alumnos de muchas formas, tranquilos, iracundos, molestos, traumados, asustados y qué se yo, había de todo. Después de otro rato llegaron ambos senpais, por lo que estaban bien y a diferencias de los chicos de kendo, lo chicos de arquería mantenían un uniforme más impecable, no de sangre, pues ambos estaban sin rastro de ello, pero si no tan empapados de sudor como ellos.

 

Del grupo de chicos que acompañaba a su llegada a los senpais que se aproximaba a los quince, pude notar un femenino cuerpo pegado al costado de Toshio-senpai, sujetándole “levemente” con una mano, de la manga derecha, enfocando mejor mi vista podía ver a Natsuki inmutable como siempre, actuando como una diosa entre deplorables mortales.

 

-Yunoki-san…

 

Senpai se volteó hacía mí, como si me hubiera estado buscando todo el camino, cosa que me dejaba extrañado. Sin embargo aquella nívea y delicada mano con largas y bien afiladas uñas no le soltaba, por lo que nuestras miradas se encontraron a esa distancia no mayor a doce metros. Ntasuki me miraba con desdén y una sonrisa de lado, de superioridad, como si me hubiera ganado.

 

Me sorprendió esa reacción, “¿ella sabía que me gustaba en algún sentido senpai?”, interrumpiendo nuestro intercambio de miraditas, Toshio-senpai se volteó con curiosidad ante mi rostro a ver a mi hermana, la cual sintiendo el movimiento bajo la cara y puso otra, que levanto y dio al senpai junto con un “gracias” de niña mimada, para así soltarle darse la vuelta en dirección a otro lado y antes de irse mirarme  ahora de modo retador y desdeñoso mientras movía los  labios para leerlos.

 

-Baaka…

 

Escuche claramente su voz mientras leía aquellos rojos labios que se perdían a la distancia conforme su avanzar de chica colegiala. Fruncí el ceño y mi mirada se lleno de rabia, si esa puta creía que me había ganado algo, se equivocaba, en definitiva le daría una lección que nunca olvidaría, una muy buena.

 

Me encaminé molesto hacía donde se encontraba ella, ignorando la mirada preocupada de Toshio-senpai,  que descansaba en una banca, sobre mi espalda, ignorándolo todo, no podía tener en mente nada más que no fuera el encontrarla, por ello no pude evitar chocar de lleno con un idiota que fue empujado en mi camino, justo cuando avanzaba por un árbol, quedando ya prácticamente en zona desierta, pues estaba ya a tras del edificio principal.

 

-Oye, imbécil ten más cuidado

 

Escuche con los ojos cerrados como corrían unos cuantos alejándose, pero aún sentía la prescencia de alguien, sobe mi frente y nariz adoloridas, pues el tipo era más alto que yo, pero su voz me fuer conocida cuando con sarcasmo y cinismo me habló.

 

-Eh, pero qué le sucedió al callado y lindo “Yunoki-san”

 

Mire a la persona que tenía de frente y no pude evitar bufar por lo bajo, era Suzuki no baaka, mi compañero de clases y acosador privado, pero admiración entera de Natsuki…

 

-Hablas como si alguna vez hubiera sido lindo CONTIGO

 

Sonreí de lado al hablarle, me resultaba absurdo que empezará a usar con el ese doble sentido, pues tenía entendido que se metía a diestra y siniestra con hombres y mujeres, aprovechando sus hermosos, bien definidos y masculinos rasgos que poseía ese marmoleo rostro, con ojos profundos y que te enredaban hasta asfixiarte, así como su bien formado cuerpo y ese cabello que le hacía resaltar todo lo anterior aún más, al ser de un negro profundo, capaz de hundirte en su profundidad infinita.

 

-Oh, no me digas eso –con toda la comodidad del mundo, me atrapo de la cintura y me jalo hacía él para susurrarme con su ronca y hermosa voz masculina- me dan ganas de devorarte entero.

 

Inevitablemente mi pulso se empezó a acelerar, pues mi oído era uno de mis dos puntos débiles, pero era excitante el jugar de ese modo con aquel engreído, en cierto sentido, aunque lo negáramos, éramos tal para cual ahora; por lo que le conteste de un modo tranquilo y serio sin moverme.

 

-Solo inténtalo y veremos quién muerde la almohada retorciéndose por más, Suzuki no baaaka

 

Ronroneando sensualmente Suzuki descendió sin rosar mi rostro hasta mi cuello, donde levemente lamio todo el largo para contra mi clavícula susurrar roncamente, haciendo que sus palabras vibraran contra mi piel.

 

-Eso planeo hacer, tal vez ahora mismo

 

Por alguna razón sentí excitación todo mi ser con sus palabras y acciones, pero en el momento que me quería dejar derrotar y su mano se acercaba a mi miembro para masturbarlo, intenté reaccionar… y debo admitir que necesite DEMACIADA fuerza de voluntad, pero no era un puto facilote; por ello jale una mejilla del aludido y frunciendo el ceño mientras el cerraba el ojo homónimo a su mejilla le espeté.

 

-Como si fuera a meterme contigo, ¡Suzuki no golfo-sama!

 

Al poder alejarlo levemente, quise salir corriendo, pero por dignidad y orgullo solo troté unos metros, para así seguir mi rumbo y perderme de su vista, donde ya mejor troté aún más, al parecer le había sorprendido, pues ni siquiera se había esforzado en gritarme algo mientras corría o seguirme.

 

De nueva cuenta decidí seguir con mi búsqueda de Natsuki, pero el tiempo fue pasando, hasta hacerse tal vez dos horas,  en las cuales no había ni su rastro, por lo cual decidí regresar a la parte frontal de la escuela para ayudar aún, pero quise evitar a Toshio-senpai, que gracias al cielo se encontraba fuera ayudando, pero al ser las nueve de la mañana en aproximación, el escándalo de una apocalipsis empezaba a sonar a lo lejos, derrapes de coches, choces, ambulancias, la patrulla policiaca y demás…

 

En medio de mi descanso me senté unos momentos en una jardinera, pensando en cómo encontrar a Natsuki, ya que si no la mantenía en mi mente se colaban dos personas, lamentablemente un idiota más que el otro, causando que me volviera a sentir excitado.

 

-Qué demonios pasa por su mente…-me reproche susurrando en el ruidoso lugar-

 

De repente, de un modo fugaz llego a mí la idea correcta de donde encontrarla.

 

-Claaro, imbécil –me di en la frente con la palma de la mano- cómo no lo pensé

 

Con calma y seguridad de encontrarle, me dirigí  a la parte de la escuela en la que estaba el edificio en remodelación de terceros años, pero al ya haber sido patrullado y “limpiado” se encontraba solo. Al caminar por los pasillos y subir las escaleras, me di cuenta de que mis pasos hacían eco, cosa muy divertida.

 

-ah, hermosa soledad, que agradable lugar.

 

Subí hasta el pasillo en el que estaría mi salón… “y también de Suzuki no baaka” ante mi pensamiento extraño fruncí el ceño a modo de reproche intimo y susurre para mí mismo.

 

-Qué demonios estoy pensando, ¿ya no sirve mi cerebro o qué?

 

Escuche un susurrante sonido, así que callado, como si fuera un gato me deslice atento hasta el lugar del que era al parecer proveniente, irónicamente en la placa del salón decía: 3-5, mi salón. “¿un zombie?” la pregunta más obvia que me pude formular fue esa, pero el sonido al escucharlo mejor lo reconocí, era la voz de Natsuki… o mejor dicho… “¿sus gemidos?”.

 

Me asomé por el pequeño espacio que dejaba la puerta entre abierta, sin recargarme en esta, para moverla y me quedé helado.

 

-Haaa… aah…

 

Natsuki se encontraba de piernas abiertas y con la falda levantada contra el escritorio del pequeño salón, su cara lujuriosa estaba roja como nunca y hacía muecas de placer con los ojos cerrados así como arqueaba levemente la espalda. De pie, entre las piernas de Natsuki y erguido completamente de forma perpendicular estaba Suzuki, con el rostro levemente sudado y bufando, pues se movía al contraste de estocadas rápidas, fuertes y secas.

 

Ni siquiera pude tragar saliva, estaba atónito e impresionado, ¿por qué demonios Natsuki estaba con Suzuki… por qué de ese modo?, de tanto pensar no me di cuenta, no había apartado la vista de la aberrante y obscena escena; pero lo peor…  no me di cuenta de que unos hermosos ojos oscuros de color avellana, me penetraban con su mirada inescrutable y dominante, así al sentirlos, mis ojos se clavaron en los suyos, dolidos, molestos y con celos.

 

Ahí estábamos, mirándonos mutuamente mientras él seguía sacando gemidos a mi hermana al chocar su cadera contra el vacío. Frunciendo el ceño y por sobre todo asqueado me marche corriendo del lugar, me encontraba temblando, me encontraba con ganas de romperlo todo… pero no era esa ira que me causaban los demás… no lo era.

 

Corriendo hacia cualquier lado, choque con una persona, lo cual me hizo caer de sentón en el suelo, humillado, mientras pensaba “que vergonzoso es esto” miré a la otra persona, la cual ya se encontraba a la altura de mi rostro en cuclillas. Pero al ver quién era, no logré evitar poner una cara de angustia y dejar que asomaran por el borde de mis ojos, más sin salir, las lagrimas.

 

-¿qué sucede Yunoki-san?

 

La voz de Toshio-senpai me hizo sentir aún más pesada una extraña y nueva carga en mis hombros, así que sin más me acerque, dejándome recargar de lleno entre esos fuertes y cálidos brazos.

 

-ah… Yunoki-san

 

Toshio-senpai se fundió conmigo en un abrazo, como si atesorará algo, entonces con delicadeza, me aparto un poco y después de acariciar mi mejilla, así como mirarme directo a los ojos llorosos me beso con deseo y un poco de desesperación, como intentando dar un mensaje “Te deseo”…

 Suzuku...

Notas finales:

Un rewiew no los matará, y si los mata ^^ fue un placer leerlos


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