Su mundo…
Los gritos, de todos los presentes me aturdían. Estaba confundido, esencialmente por que no estaba acostumbrado a estar entre tantas personas o era por la facha de esas personas.
Calvitos, encuerados, con cara de ampones, todos los del lugar parecían un tanto peligroso y yo, pues, yo lucia como un lindo conejito, rosado y muy abrazable.
-Hey, hey- Dijo un gran sujeto, golpeando mi hombro y casi dislocándolo- ¿A quién le vas?
-¿Perdón?- pregunte, sin casi poder oír.
-¿A quién apoyas?- Cuestiono y yo asentí, solo para levantar mi mano y señalar la arena.
Un chico rubio, sin camisa, muy delgado luchaba en medio de un hexágono, contra un hombre que fácilmente duplicaba su tamaño.
Su protección, unos guantes y unos pantalones de cuero y su nombre…Mello…
Me aferraba firmante de la barra, que limitaba el acceso al hexágono, mientras veía a mi supuesto novio, enfrentarse a una mole, que sabía, karate, taekwondo, jujitsu y lo que le faltaba era hacer origami, en la mitad de la pelea.
Temblaba, cuando veía al sujeto, llevar su mano o su pierna a la humanidad de Mello, temía que lo lastimara, que le dañara y no sabía exactamente por qué, pues en honor a la verdad, el chico solo me había traído problema.
-Dame tu mejor golpe- Dijo Mello, luego de evadir una patada que a mí me pareció letal. Su contrincante sonrió, sonó todos los huesos de su cuello y luego de hacer un extraño movimiento, elevo su pierna al mejor estilo de un hacha, golpeando al rubio por el hombro y derribándolo.
-Diablos está herido- Grite, pero nadie me escuchaba, producto de los gritos y las apuestas.- Maldición, maldición- Repetía una y otra vez, empujando a los sujetos que parecían muros, pues solo quería llegar a la arena y sacarlo de allí. Mientras empujaba a un hombre, vi como el contrincante de Mello se le sentaba encima y aplicaba una extraña llave.-Lo está ahogando, eso es ilegal- Grite con el doble de desesperación y como si se tratara de un video en cámara lenta, vi como los ojos de Mello, se cerraba y entendí que si quería hacer algo debía hacerlo yo. De un momento a otro, me subí al borde de las gradas y respire profundamente, solo para murmurar- Te odio Near…
Mis pies se separaran de la barda, uní mis manos, formando una especie de maso e iba directamente hacia el gran sujeto y pensé, diablos, las personas tienen razón, puedes ver tu vida frente a tus ojos, cuando estas a punto de morir, pero para mí no había mucha vida que contar o era que mi rabia, me llevaba a la causa de que estuviera en este lugar, a solo segundos de golpear a un sujeto que me puede hacer papilla. Recordé la conversación que había sostenido con mi hermano solo hace unas cuantas horas…
Flash back
Ese beso, no podía si quiera definirlo, era como si toda mi vida, estuviera buscando esos labios, esa cintura, esas manos…No sabía cómo expresarlo, solo sabía que me gustaba, que realmente me gustaba y que aunque intentaba de negarlo o esconderlo, no podía evitar la necesidad constante de tenerle cerca…¿Adicción?, pues ya tenía varias, el cigarrillo, la tecnología, los videos juegos, pero esta adicción es diferente, esta es necesaria, vital, es… sencillamente inevitable…
-¿Qué deseas?- Escuche, la voz a lo lejos de Mello, mientras mi cuerpo, no terminaba de reaccionar, no terminaba de sobreponerse de esa dosis
-Hablar con Matt- Near.. Esa voz si la reconocí, el albino, con complejo de tapete de bienvenida…No podía ser más inoportuno. Solo sentí sus manos tomando mi playera y alejándome de Mello, para así arrastrarme a la enorme biblioteca, que hay en mi casa.-Matt- escuche a Near lejos, no estaba aquí, en definitiva- Matt- Repitió, mientras yo sentía aun el calor del cuerpo de Mello y la humedad de sus labios en los míos- ¡Mail Jeevas!- Grito y yo salí de mi trance
-¿Qué deseas? Nate- Respondí con amargura, no estábamos acostumbrados a llamarnos por nuestros nombres, así que la simple mención implicaba seriedad. Near se lanzó al suelo y saco sus lindos y tiernos muñecos y pensé, allí va de nuevo con el vudú.
-¿Quién es tu amigo?- Pregunto.
-Es..- dude por unos segundos, pero el hecho es que las cosas están muy avanzadas y tampoco es que confié ciegamente, en el tapete-Es mi novio.- Near no pareció inmutarse por mi respuesta y eso era típico de él, podían estarle torturando y el chico permanecía con esa expresión tan neutra que atemorizaba. Dejo sus juguetes y saco de la nada, un paquetes de naipes y ya sabía dónde iba la cosa. Tome asiento y solo lo vi comenzar a jugar.
-Sabes que las mentiras son como torres de naipes- Dijo colocando los cimientos de la estructura-Puedes construirlas, en base a ellas, te parecerán a primera vista fuertes y resistentes- Añadió, comenzando a elevar el primer nivel de la torre-Y dirás solo hay un diez por ciento de defecto- El chico agrego otro nivel- Al pasar al siguiente nivel, no solo será un diez si no un treinta y con el tiempo te darás cuenta que es un pequeño detalle lo que hará que tu torre caiga- Concluyo el chico, mirando una carta de la base de su elevada torre de naipes... esa carta estaba mal colocada y sin si quiera tocarla, esta se estremeció e hizo que toda la torre se derrumbara.
Sabía lo que trataba de decirme Near, la pequeña reunión con mi padre esta mañana, solo había dejado notas discordantes, notas que podían magnificarse y hacer que todo esto se detuviera. Suspire, poniéndome de pie y alejándome de Near, sin decir nada más, mientras me cuestionaba si deseaba continuar con esto y si continuaba por qué.
Estaba un poco abstraído, cuando entre las sombras, Light apareció, aplaudiendo fuertemente.
-Bravo, Matt, bravo- Dijo, haciéndome detener, mientras las palabras de Mello retumbaba en mi cabeza. ¿Qué ocultas? ¿Qué planeas?-Nunca pensé esto de ti, me sorprendes.
-Obvio, que no me conoces- dije, mirándolo extrañamente.
-Ya me doy cuenta.- Light, suspiro y comenzó a rodearme como si me estuviera asechando-¿Me estas ocultando algo más?- Me pregunto, mientras se acercaba más y más a mi rostro, específicamente a mis ojos –
-Yo.. he- Debía mentir, pero no sabía cómo específicamente hacerlo, necesitaba un milagro una intervención y en ese momento, cierto rubio demasiado sexy hizo acto de presencia.
-Mail- Dijo, justo en el umbral de la puerta de la biblioteca, haciendo que su figura contrastara con la luz que provenía del exterior- Se nos hace tarde- Me indico extendiendo su mano y yo no lo dude, ni por un minuto. Corrí y tome su mano, con fuerza…
Ahora, ¿cómo de ser salvado, me volví en una especie de bala humana, que estaba a punto de golpear a una mole?… Pues simple, le sugerí al rubio, que si quería fijar una fecha, debíamos conocernos un poco mejor y al menos nuestras mentiras, fueran coherentes y creo que nunca olvidare, esa macabra sonrisa que se formó en su rostro al decir.
-Está bien, conocerás un poco más de mí-
A veces, me pregunto, ¿por qué?, es decir, soy una persona bastante reservada y cuando decido hablar siempre, siempre termino metiéndome en más problemas de lo que puedo controlar.
Apenas unos diez minutos después, de que Mello dijo esas palabras, me encontraba aferrado a él, mientras el conducía a toda velocidad, en esa motocicleta, por las estrechas calles de la ciudad, con rumbo desconocido.
No sabía a donde iba pero tenía el leve presentimiento que no me gustaría, aunque por los momentos, me centraba en tratar de sobrevivir.
El rubio se detuvo, se bajó hábilmente de su motocicleta y con paso determinado, camino hacia un lugar. Parecía un edificio antiguo, en una zona, bastante peligrosa o bueno eso era lo que me parecía, pues muchos de los presentes me miraban como si fuera carne fresca.
-Apúrate- me ordeno y yo me baje de su motocicleta y corrí detrás de él.
Mello abrió la pesada puerta metálica y…. El ambiente atemorízate del estacionamiento cambio, para volverse una especie de hotel muy lujoso. Lámparas de cristal, espejos tapizaban las paredes, pisos de mármol y una iluminación muy tenue.
-Señor Mello, que agradable sorpresa- Dijo un hombre saliendo de la nada, vestido elegantemente, con un esmoquin negro, haciendo una reverencia, en obvia señal de respeto-¿Desea lo mismo de siempre?- Cuestiono el sujeto ignorándome y yo en lo personal estaba más concentrado en detallar el lugar en donde me encontraba.
-No- dijo Mello con firmeza y se giró a mirarme fijamente-Hoy traigo a un acompañante-
-Entiendo señor- Respondió el sujeto y saco una tarjeta, que parecía la llave electrónica de una habitación….- Sígame por favor
No tiendo a ser mal pensado, pero a estas alturas ya asumía una serie de cosas, que no podía ni si quiera decir.
-Ven conmigo- Me ordeno Mello y yo corrí siguiéndolo muy de cerca, mientras el sujeto le guiaba por el intrincado laberinto de alfombra y madera, hasta llegar a la habitación.
-Su habitación señor- Dijo el sujeto, abriendo la puerta y mirándome fijamente- Como siempre tienen diez minutos-Añadió, dejándonos pasar.
Ok, esto está mal o ¿no lo está?, estaba un poco confundido y aterrado, mientras veía la enorme cama y la habitación en sí. Pensé en decir algo, pero no sabía qué demonios decir, solo que había ciertos aspectos que para mí eran completo y total misterio.
Estaba en medio de la habitación, mientras veía su minuciosa decoración, es decir, cortinas al gusto de Mello, la cama perfectamente tendida, unas lámparas muy elegantes y todo de color negro. Estaba muy nervioso, casi temblaba, cuando Mello, me tomo por la espalda y muy cerca de mi oído, susurro.
-Toma asiento- Arrastraba mis pies hacia la silla más cercana, mientras mi conciencia gritaba, ten calma, se paciente, no te asustes…Me senté y trataba de que mi nerviosismo no se notara. Mello se acercó a mí y poso sus manos en mis googles- Quiero ver tus ojos.- Añadio
-Yo…he no…- Trate de intervenir, pero sus ojos azules dominantes, me hicieron guardar silencio, permitiendo que él bajara mis pobres lentes.
-Dijiste que querías conocerme mejor- Susurro parándose frente a mí y yo asentí- Muy bien- sonrió apenas. Lentamente despojo de sus guantes y luego llevo su mano derecha a la cremallera de su chaqueta encuerada. Me fui deslizando en la silla, porque realmente no estaba preparado para este paso, es decir, suelo meditar mucho más, aunque con Mello, mi cordura y ecuanimidad, fue enviada al mismo infierno con el primer beso. Lentamente fue deslizando zipper y comencé a ver la piel de su pecho. Esto.. esto.. yo.. no sabía dónde mirar, estaba completamente bloqueado y no es porque no me gustara, porque ya a este punto, me gustaba todo.
Con cuidado, Mello se deshizo de su chaqueta de cuero y quedo frente a mí, mostrando su pecho. Comenzó a caminar hacia donde yo estaba y poso sus manos en mis hombros, yo abrí mis ojos de pura sorpresa y sentía que mis mejillas ardían, a la vez un terrible calor, rodeaba mi cabeza… Parezco un maldito cerillo encendido…La situación no mejoro, cuando comenzó a inclinarse hacia mí y pude ver sus labios, cada rasgo en su rostro... Sus labios quedaron a apenas milímetros de los míos.
-¿Quieres hacer esto?- pregunto y yo asentí en completo trance… Claro que quería, obvio que quería, aunque no tenía ni la más remota idea de cómo sería-Excelente- Respondió…Escuche como golpeaban la puerta y ambos giramos a ver – Ya es hora.
-¿Hora de que?- pregunte y Mello tomo mi mano obligándome a ponerme de pie y seguirlo, fuera de la habitación, por un largo pasillo solo para encontrarme….- ¿Un club de pelea?- cuestione atónito, viendo el hexágono y todos los presentes gritando. Vicios, mujeres, hombres y apuestas rodeaban ese lugar.
-Exacto y su jefe es la atracción de hoy- Respondió Mello, soltando mi mano, alejándose de mi para entrar al hexágono de pelea y ser recibido por vítores de todos los presentes
-Es demasiado surreal- murmure, viendo como Mello levantaba sus manos y se presentaba como un gladiador y al parecer eso era, pues por lo que había escuchado, el rubio, tenía la fama, de resolver sus problemas, en hexágonos de pelea, en donde daba como recibía unas buenas tundas, a lo cual parecía estaba demasiado acostumbrado…
End Flash back
Y allí estaba yo sencillamente cayendo, sintiendo odio por Near y sus metáforas, por Light y su complejo de dios y por mí, pues nunca debí hackear esas páginas…
Caía pesadamente y mis puños estaban a punto de golpear al sujeto, cuando este soltó a Mello y levanto su enorme brazo, atrapándome por el cuello.
-No lo vi venir- murmure, sintiendo esa enorme mano en mi cuello.
Luchaba para liberarme de su asfixiante prisión. Sentía las mejillas calientes y como mis ojos se buscaban de salir de mis cuencas y pensé, que mi plan de morir de cáncer en los pulmones, sería remplazado por una muerte un poco más sangrienta.
El sujeto se levantó dejando a Mello en el suelo y de un momento a otro, un extraño acto de reflejo, se apodero de mí. Mis manos se cerraron y con todas mis fuerzas golpee la cabeza del sujeto, haciéndome caer de rodilla frente a él.
Caminaba amenazante hacia mí, mientras yo me arrastraba en el hexágono, notando el cuerpo inerte de Mello.
-No- murmure, con rabia, pues sabía que todo esto era una locura, pero no debía terminar así. Me puse de pie y el sujeto que tenía frente a mí se rio, notando mi pequeñez, frente a su gigantez. Levante mis puños y el sujeto no paraba de reírse y como un acto muy arrogante, dijo.
-Vamos pelirrojo, dame tu mejor golpe- Yo arquee mi ceja y sonreí.
-Si tu insistes- Tome toda mi fuerza y le aseste un golpe poderoso, en el centro de su pecho, haciendo que el sujeto comenzara a toser y cayera de rodillas…
Mi pierna derecha se levantó y con toda mi fuerza, patee su rostro y como reflejo lanzo un puñetazo directo a mi cara.
Me eleve y caí, casi inconsciente, solo para sentir como el sujeto me tomaba por el cabello y me arrastraba por el hexágono.
-Es hora de morir- Susurro, mientras llevaba mi pobre cabeza hacia una vara metálica que limitaba el hexágono.
-No lo creo- respondí y cerré mi puño, para golpear justamente sus partes más blandas….
El hombre me soltó y con lágrimas en los ojos, llevo sus manos a su entrepierna, cayendo finalmente noqueado, en el hexágono
El silencio se hizo en el lugar, como si no pudieran creer lo que había hecho. El réferi, se acercó y vio al sujeto, retorciéndose y llorando, para luego caminar hacia mí y tomar mi mano, ayudándome a levantar y finalmente gritar
-El ganador es…- El hombre me miro y pregunto- ¿tu nombre muchacho?
-Matt- apenas susurre.
-El ganador es Matt-
Las personas gritaban y obvio que era ilegal mi ingreso a la arena, pero como las apuestas eran en caliente y todo en este mundo de por si era ilegal, pues gane, contra todo pronóstico.
Baje de la arena, escoltado por un sujeto que decía que tenía mucho potencial, pero realmente no me importaba, trataba de encontrar a Mello, pues su estado me preocupaba demasiado.
-Disculpe, yo.. solo- Trate de decir algo, pero el hombre me interrumpió.
-Si sabemos que eres la mascota del jefe- Añadió otro sujeto, que me arrastraba a una habitación.
-Espera aquí te daremos tu recompensa- Agrego una chica, empujándome al interior de la habitación y cerró la puerta de golpe.
-Pero quiero saber dónde está Mello- grite, detrás de la puerta, para luego apoyar mi mallugada cabeza sobre ella.
-Sí que eres interesante Mail- Escuche una familiar voz, detrás de mí. Me gire automáticamente y sonreír de alivio, al ver como cierto rubio, me observaba, desde una cómoda silla, con detenimiento, mientras mordía con fuerza una barra de chocolate.-Parece que te han lastimado-Dijo, levantándose de la silla y caminando hacia mí, para luego tocar la herida que tenía, justo sobre mi ceja derecha-No debiste intervenir- Me recrimino- Pero ya que lo hiciste, así que te diré que estas fuera de forma- Comenzaba a entender que para Mello esto era una especie de cumplido, que tal vez no me diría nada amable de forma directa y que para él eso era el equivalente a un gracias, así que yo sonreí. Un silencio demasiado cómodo se hizo entre nosotros, mientras uno detallaba al otro.-Mejor nos damos prisa- De repente reacciono, alejándose de mi- Aun nos queda mucho que hacer, pues si quieres casarte conmigo, es obvio que debes conocer mi mundo- Pero antes de que comenzara a ordenar como un loco, yo tome su mano y él me miro furiosamente. Tenía que evitar, que reaccionara explosivamente, así que me arrodille, mientras el rubio abría sus ojos de par en par. Saque de mi bolsillo, el delicado estuche de terciopelo y sin meditarlo más, lleve el anillo a su dedo anular de la mano izquierda, pues el parecía provenir de Alemania o de esa zona y sabia por internet que era en esa mano que se colocaba el anillo.
La joya, de oro, con grabados algo extraños para mí, resaltaron contra la piel pálida de Mello que me miraba atónito, pues apenas unas cuantas horas atrás no quería, ni si quiera mencionar, la palabra compromiso.
Debía admitir, que el destino y el futuro de mi familia ahora dependía de un estafador, una media verdad, que aún no me revela y de un sentimiento que aún no se si siente por mi…
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