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-Diamond Virgin- [Todakanu tegami] por aiko shiroyama

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Notas del capitulo:

Hola, tiempo sin leernos ¿No?

Bueno la universidad se puso cabrona y apenas he tenido tiempo de escribir mis fics, en especial este.

Bueno otra vez he hecho un capítulo demasiado extenso, diablos, no lo calculé así ...

Y , apuntando a sus necesidades de leer les subo la primera parte mientras acabo la segunda, que espero poder subirla hoy día, de no ser así estaría mañana así que pasese a revisar [llevo escrito más d ela mitad de ella, es más corta que esta]. Esa segunda parte es la que contiene en efecto el lemon...

Creo que al terminar este adelanto, todavía tendrá dudas sobre con quien se desarrollará el lemon al final...jaja XD

Ya soy malvada, me gusta esta conti, espero que a ustedes también.

Bueno les dejo "Dejavú" mientras termino de escribir el lemon de "Desire" la conti siguiente :)

Y sí, si le sonó a que als canciones suenan como a títulos de Luna Sea pues no está equivoca@o ajajaja XD

Ya ya, leeeeeeeeeeeeeeeean

Y recuerden comentar el recuadro seductor de abajo a la derecha, nos vemos abajo...

 

 

 

Por un espacio reducido de tiempo y tal vez por la apretada agenda que le imponía la recientemente popular banda en la que Diaura se convertía, aquellos tormentosos pensamientos habían dejado de acosarle. Todo lo que podía hacer, decir y pensar giraban en torno a su bajo, Yo-ka y Diaura. Las grabaciones para Genesis habían dado inicio, siendo interrumpidas sólo por los múltiples eventos, entrevistas y conciertos que debían atender.

Y aquel día era uno de aquellos que con suerte y si le dejaban respirar.

Apiadándose de ellos, el director del PV  “Terrors” les había dado un merecido pero miserable descanso de diez minutos. ”creo que necesito dormir siglos” pensaba el bajista, harto de grabar unas seis veces la misma parte que no terminaba de convencer al “negrero” del director.

En busca de un poco de despejo salió a recorrer la amplia estancia; un edificio en construcción. Le bastó subir una planta para encontrarse más cómodo. Parecía ser un estacionamiento pero abierto, a diferencia del sitio en el que llevaban grabando por horas. Caminó para llegar al borde del edificio, sintiendo el viento luchando por revolver su cabello lleno de fijador.

 

Cerró los ojos e inspiró intentando relajarse y entonces, notó el olor a cigarros.

 

Cigarros, menta y perfume.

 

Uno que estaba seguro había olido antes, en algún lugar.

Entonces al mirar hacia su derecha fue que vio una figura de negro y cabellos claros emerger de detrás de un montón de sacos apilados. Abrió la boca intentando tomar más aire, no necesitó ser adivino para saber que cuando él lo viera dejaría sencillamente de respirar.

Y sucedió.

Sabía que se había aclarado el cabello, como no, sus anuncios estaban pegados por cada rincón de la ciudad. Y allí estaba Aoi, otra vez, en el lugar menos esperado.

Desvió la vista al frente y esperó, como pensó a los minutos el guitarrista estaba allí, junto a él. ¿De que servía intentar huir?.

Cuando sintió su voz flotando hasta sus oídos sólo le sonrío instintivamente, de alguna manera, debía demostrar que todo estaba bien, que la atmósfera no parecía con menos aire de pronto porque él apareciera, con esa presencia suya que captaba todo.

–Cuanto tiempo…– Fue lo que primero soltó mientras encendía otro cigarro. Entonces notó que lo hacía con aquel mechero que hace tiempo atrás le había dado. –…me ha servido mucho y como ves lo he cuidado…–Mencionó con una sonrisa hipnotizante al bajista, al notar su atenta mirada sobre dicho objeto.

No supo cómo exactamente acabó hablando con él y tampoco se preguntó cómo es que el destino había confabulado para reunirlos de nuevo bajo la excusa de grabar un pv, cada quien con su banda, pero ahí estaban…

Y para su sorpresa a pesar de que su expectativa de aquel encuentro era mala dada su actitud la última vez, acabó relajado y hablando sin parar, como nunca, animado de cuanta cosa surgía entre los múltiples temas que llevaban hablando hacía unos quince minutos.

 

Quince minutos…oh no.

 

Había olvidado por completo que debía estar grabando hace cinco.

Fue mientras bajaban apresuradamente las escaleras hacia el dichoso sótano que se encontraron con Yo-ka de frentón y Shoya sintió como la temperatura de su cuerpo bajaba repentinamente a cero.

–¡Oh, Shoya! –Se le lanzó encima prácticamente sin inmutarse de la presencia de Aoi. – Te buscaba…–Soltó meloso, todavía sin soltarle de un abrazo por demás posesivo, mientras miraba sonriente a Aoi, al parecer con intenciones de al fin dirigirse a él – ¿Qué tal Aoi? ¿Cómo van las grabaciones?

¿Cómo? ¿Es que Yo-ka sabía que estarían también allí ese día? De seguro él perdido en su mundo interno jamás se dio por enterado de aquel detalle.

El guitarrista lo saludó de manera más bien desanimada, con una sonrisita falsa, limitándose a responderle sin muchos detalles a las animadas preguntas del vocalista, mientras notaba a Shoya algo incómodo, pero sin deshacerse del abrazo del otro.

–Bueno…Sho quería decirte que no es necesario que vuelvas aún, tocan mis tomas junto a Kei, ahora debo regresar…–Hizo un puchero, Shoya no pudo evitar sonreír a pesar de la extraña situación. Aoi apretaba la mandíbula casi inconscientemente – te dejo con este aburrido…–dijo dirigiéndose al guitarrista, mientras recibía un golpecito como protesta por parte del bajista –…trátalo bien…–Le dijo por último, para luego dirigirse al castaño–…adiós amor.

 

Adiós amor… ¿amor?

 

A-M-O-R…Se deletreaba la palabra en la cabeza con los labios entreabiertos. No sabía si había oído bien ¿En qué momento… desde cuándo estarían juntos? Dirigió la vista al bajista mientras lo veía sonreírse una vez más, con aquel carmín en sus mejillas que le daba un aspecto aún más adorable, parecía haber olvidado su existencia por completo y no supo por qué , aquello acabó por causarle desazón.

 

En tanto reflexionaba no notó como el castaño bajista lo miraba de hace unos segundos, extrañado por su repentina expresión sombría.

–¿Aoi? – El guitarrista se repuso rápidamente al escucharlo, aunque un deje de repentina tristeza se escondía en aquellos ojos negros profundos. –Acompáñame por un café, hace frío…–Terminó Shoya, animado.

–Está bien –respondió, incapaz de negarle absolutamente nada obligando a sus pensamientos a callarse.

Luego de tener los cafés en su poder se sentaron en unos bloques de concreto, no muy lejos de donde se llevaban a cabo las grabaciones para “Remember the urge” de The gazette.

Como antes, la conversación transcurrió animada hasta irlos orillando a hablar un poco más de ellos. Después de todo aquella afinidad y simpatía que se tenían había surgido bajo unos cuantos encuentros de lo más extraños.

De pronto se vieron hablando otra vez de la vez en que se conocieron y de nuevo, era Aoi quien traía el tema, como si tuviera una fijación especial de aquel momento. Se carcajeaba describiéndole su expresión cuando él había decidido enfrentar su mirada interrogativa.

–Siempre quise preguntarte porque me investigabas tanto…¿Qué tenía de extraño?¿Lucía mal?

– no…–Sonrío Shoya, bebiendo– pensaba cosas…

– ¿Cosas? Oh, eso no me dice mucho…

–es que…–Se detuvo y de improviso se sonrojó. El guitarrista dio un corto sorbo a su café interesado por aquella repentina expresión. Lo miró esperando a que continuara, sin presionarlo. Pero en vez de hablar, al ver su expectación el bajista soltó una risita nerviosa que contagió al otro.

– ¿Qué pasa?¿No se puede decir? – Le miró interrogativo aunque, para el bajista aquella mirada parecía perforarle el alma con su intensidad. Se quedó pensando si decirlo o no ¿Qué podría cambiar? ¿Qué podría salir mal al decirle que era su artista favorito, que le encantaba su desplante y su actitud, que le admiraba profundamente? Por mucho tiempo con Yo-ka habían admirado a The Gazette, todos como banda estaban dispuestos a seguir su camino con tal de un día brillar tanto y eso significaba; ser ellos mismos ante todo.

Ante aquel silencio asumió que no tendría respuesta, dio un último sorbo a su casi extinto café, sobresaltándose de pronto al ver a Shoya abrir la boca, al parecer con intenciones de hablar.

– The gazette es nuestra banda favorita…–Dijo, en voz baja, casi arrepintiéndose con cada palabra que soltaba. El guitarrista no pudo evitar sonreír ante ello, iba a hablar pero vio que el bajista continuaría – y…bueno tú…túeresmiintegrantefavorito…– Soltó demasiado rápido, provocándole una carcajada al mayor, mientras él se bebía de un solo sorbo todo el café por el nerviosismo.

Apretando los labios y con la vista perdida en algún desconocido lugar de pronto, sonrío dulcemente, soltando sus labios, empezando a hablar casi sin darse cuenta, abriéndole sus pensamientos al interesado Aoi.

–…siempre te vi, salían en televisión y eras el más diferente de todos…no teñías tu cabello como los demás y tocabas más la acústica, a diferencia de Uruha. A Kei le gusta mucho Uruha…–Río suavemente, como si hablara consigo mismo– ¡siempre lucías tan bien! Nunca entendí por qué nada te arruinaba y sobre el escenario eras muy impresionante y…diferente…–Volviendo repentinamente a sí mismo y al ver la mirada boba de Aoi sobre su persona, entre impresionado y atento, se sonrojó fuertemente ¿Qué cosas había dicho? Sentía que se moriría de la vergüenza

Por alguna razón con todo eso, no podía dejar de sentir algo cálido dentro suyo, por alguna razón quería ser importante para él y el saber aquello…

–entonces…me dices que ¿Siempre me admiraste? –Shoya estaba avergonzado, más que avergonzado y con una sonrisa tímida asintió silenciosamente, desviando la vista al tiempo que giraba su cabeza hacia el lado contrario, probablemente para esconder su prominente sonrojo. Para Aoi, aquella escena que el otro le brindaba era lo más tierno del mundo, y sin poder evitarlo  rio y le pasó un brazo por los hombros acercándolo a él.

Shoya sintió el corazón dándole un vuelco; aquello no era normal. Lo miró, cuando el otro todavía reía suavemente y de forma impulsiva y sólo obedeciendo a los latidos presurosos de su corazón se abrazó a su cuello, rodeándole con sus brazos. Notó como de inmediato el guitarrista se quedaba en silencio, sin embargo, aun así se atrevió a juntar su rostro  con el suyo; era cálido, muy cálido.

 

"¿Por qué el tiempo se ha detenido?"

 

Sentía cada partícula de su ser vibrando. Con eso, Shoya empezaba a rozar sus límites. Había tratado de contenerse todo lo posible, tratar de ignorar lo mucho que le encantaba su timidez y su inocencia, sus sonrisas tímidas y gentiles, aquella chispa en sus ojos marrón claro.

 

"¿Por qué estoy enamorándome?"

 

 

Pero se lo estaba poniendo difícil, al sentir su mejilla pegada a la suya lo único que deseaba era más. Intentando ocupar toda su fuerza de voluntad, sólo le rodeó la cintura con uno de sus brazos, pero en la lucha interna consigo mismo, acabó aferrando su ropa, rasguñando levemente su espalda, cosa que el bajista notó.

 

 

“Estoy aterrado, simplemente pierdo la cabeza”

 

 

“Está con Yo-ka” Se repetía en su mente, una y otra vez. Al tiempo que veía como Shoya se separaba apenas un poco de él para mirarle, probablemente extrañado por su reacción.

“no lo mires…no mires su rostro” Pensó, intentando mantener los ojos cerrados, pero se desobedeció a sí mismo. Encontrándose con los orbes del otro, directamente. Suspiró sin poder evitarlo.

“No mires sus labios”…pero era imposible, los había visto antes y se le antojaban, demasiado.

Los miró y no podía seguir pretendiendo ser bueno por más tiempo, entonces, sucedió lo inevitable.

 

"¿Por qué no puedo pensar cuando estoy frente a ti?"

 

[Deseo]

 

Como poseso en sus ojos, acabó con la distancia entre ellos, capturando sus labios. Se sorprendió al notar como el otro abría su boca instintivamente permitiéndole explorarla. Sin más sintió su lengua unirse con la suya, siendo recorrido por una especie de escalofrío; aquello estaba mal, lo sabía. Estaba mal desearle tanto; no quería sólo besarlo, quería tocarlo, sentir su suave piel, recorrer cada parte de él; quería que fuera suyo.

 

Violentamente, mi pecho está a punto de estallar

…no tengo miedo a ser herido.

 

Pero era de Yo-ka…

 

Yo-ka…

 

De un momento a otro, aunque de forma sutil, notó como Shoya se alejaba, moviéndose hacia atrás. No, no quería que acabara, pero seguirlo o insistir era injusto. Pudo ver en su rostro el desconcierto; cómo si abruptamente hubiese despertado y se hubiese dado cuenta de que se había dejado besar por él, que no había hecho ni un sólo intento por detenerlo, a pesar de que afirmaba querer a Yo-ka.

Porque lo amaba…lo amaba…

¿Lo amaba?

 

 

¿Por qué el tiempo se ha detenido?

Tengo miedo, simplemente he perdido la razón.

 

 

Se puso de pie y supo que evitaba mirarlo, absolutamente. Por un momento temió que estuviera realmente enojado.

–Shoya…yo– Intentó disculparse, pero él habló.

–yo…debo irme, me esperan en la grabación…– Se inclinó levemente, para luego sólo desaparecer. Su corazón latía dispar, latía sin control, su respiración se desacompasaba cada vez más, pero no podía, no podía volver atrás.

Sin haber vuelto a mirarlo ni una sola vez el bajista desapareció. Suspiró, maldiciéndose a sí mismo. Le gustaba mucho, demasiado. No podía simplemente seguírselo negando, necesitaba ser honesto al menos consigo mismo; estaba en un gran problema, pensó. Ahora que, de alguna manera había perdido la cabeza y había sobrepasado el límite…tomar lo de alguien más.

Lo sabía…celos…

Yo-ka desde el comienzo le había causado celos y era él…

Shoya, él era la razón. Más nadie.

 

Agradeció que en las grabaciones no se debiese tocar en serio, porque parecía haber olvidado absolutamente todo sobre él y sobre el bajo, sólo había una sensación perpetuándose, expandiéndose, haciéndose infinita.

Las voces de sus compañeros eran ecos, ecos que seguía como un autómata; pero él estaba lejos, lejos.

Y es que, el panorama se había vuelto enceguecedor, una estrella había impactado su corazón y todo se había vuelto blanco…

 

Blanco y cálido.

 

Cálido sobre sus labios, todavía húmedos.

 

Ya no sabía si podría ser capaz de volver a pensar, pero sin saber por qué sólo sentía que se aventuraba al vacío, sin poder dejar de caer.

Los días pasaron rápidamente, mientras aquel resplandor lentamente se disipaba, hasta un día enfrentarse con la realidad.

No podía sacarlo de su cabeza.

¿Qué le había hecho? Nada parecía igual, de pronto estaba vacío, aunque Yo-ka rondaba alrededor llenándolo de abrazos, de besos o caricias furtivas nada parecía llenarlo.

Estuvo expectante, sin embargo el tiempo siguió pasando sin nada nuevo y entonces pronto sintió que tal vez podía olvidar y seguir como siempre. Solamente había trabajo y más trabajo rondándolos, si su cabeza quedaba en blanco otra vez siempre podía recurrir a la idea de que un cometa impactó su ser para luego desaparecer, como todos; una estrella de efímera existencia…una estrella fugaz volviéndose polvo.

Y todo parecía retomar su curso hasta que en una especie de dejavú tuvo un mal presentimiento cuando caminaba por los pasillos del recinto en el que se desarrollaba el Beauti-fool’s Fest de aquel año. Dubitativo meditó si abrir la puerta o no antes de entrar al baño, otra vez en la planta baja del lugar…

No podría mantener la expectación por siempre y tal vez podía tratarse de una paranoia injustificada en su imperturbable existir por aquellos días y nada más; aun así contuvo el aire antes de entrar.

Pero la estancia estaba vacía. Suspiró, sin poder definir si de alivio o decepción.

Ya se lavaba las manos cuando sintió aquel aroma invadiendo sus sentidos…qué...

¿Otra vez su paranoia le jugaba malas pasadas? En ese lugar sólo estaban él y sus pensamientos.

O al menos eso creía hasta que vio uno de los cubículos abrirse y salir de él a quien intentaba renegar a toda costa.

 

Aoi.

 

 

Entonces unos ojos negros inmensos lo miraron, mientras él palidecía al instante. Pensó que el silencio los tragaría a ambos, lo único que lograba escuchar era su propio corazón golpeando con fuerza.

Antes de que este se detuviera de improviso en aquella mezcla de ineludibles sensaciones y de que Aoi pronunciara su nombre siquiera, se apresuró en cortar el contacto visual con él para luego simplemente soltar un escueto “me voy” más para sí mismo que para su interlocutor.

Avanzando, el trecho hacia la salida era corto, más así pareciera que sus pies se hacían simplemente más pesados.

¿De verdad deseaba irse así? ¿Deseaba dejar al otro ahí, en ese lugar sin más?

No entiendo… De pronto se había detenido ¿Por qué no podía seguir?

¡Avanza, avanza! Se ordenaba internamente en aquellos segundos de duda, el temor al sentir los pasos de Aoi quien se acercaba a él quizás lo hicieron reaccionar. No obstante al dar un solo paso se vio detenido en su intento.

Y no necesitaba adivinar para saber que era demasiado tarde

 

Ya no hay salida...

 

No podía simplemente dejarlo ir si en una especie de huida había dado paso atrás, si se hubiera solo ido lo habría comprendido, sin embargo se detuvo…y aquello algo debía significar.

 

Algo, algo …una efímera esperanza

 

De improviso el bajista que ya temblaba sutilmente intentó avanzar, desplazándolos a ambos y fue entonces cuando tal vez de forma impulsiva, actuó. Sin mucha sutileza le jaló del brazo fuertemente, cerrando la puerta con el que tenía libre acabando con el delgado cuerpo de Shoya entre él y la puerta, ya cerrada. Sin poder contenerse a todo lo que en él venía desbordándose con tan sólo pensar en quien retenía, acercó su rostro rozando sus labios; podía sentir su agitada respiración. De manera tal vez sutil, aquellos labios se entreabrieron ante la suave caricia que los suyos le brindaban y entonces se permitió besarle, esta vez más profundamente como aquellos tontos sentimientos que seguían creciendo de manera incontrolable dentro suyo.

Adoraba a ese ser que se estremecía levemente al contacto de las caricias que le brindaba y apostaría que algo también sucedía, dentro de él. Pues lejos de intentar detenerlo, sus brazos tímidamente habían rodeado su cuello, mientras él se dedicaba a acariciar su rostro, su cuello, sus esbeltos brazos. Ciertamente, no quería preguntarse no quería cuestionarse nada, ante la idea de aquel contacto tan íntimo debiera en algún momento detenerse sentía una especie de vértigo

 

No quería dejar de acariciar el cielo.

 

Sólo dejándose dominar por aquel sentir aprehensivo se aferró a él, temiendo que algo se lo arrebatara de repente, queriendo extinguir la sombra de aquel “es de alguien más” que le punzaba el cerebro. Lo abrazó rodeándolo por la cintura, mientras sentía como una de las manos de Shoya se enredaba en su cabello, suavemente. Suspiró entre sus labios sin poder evitarlo: cuanto lo deseaba, cuanto lo quería…

No quería cometer ningún error, pero de alguna forma cuando, dejándose llevar por el ritmo de aquel beso que se apresuraba en dejarlos sin aire se aventuró  de bajar de su cintura un poco más allá, hasta su cadera para luego inmiscuirse tal vez con demasiado atrevimiento bajo su delgada y semitransparente remera acariciando el hueso de su cadera alta, que se delineaba exquisitamente con aquella prenda ajustada.

 

Aparte del temblor que removió al bajista escuchó un leve gemido. Si pudiera oír más de ellos se declararía en el paraíso.

 

–Aoi…–Susurró apenas, tal vez volviendo en sí. Completamente alterado, empezaba a darse cuenta de lo que estaba haciendo, exactamente. Sin poder evitarlo bajó la cabeza impidiendo que sus labios se encontraran nuevamente y aunque alguna parte de él se negaba, se dio el valor de empujarlo levemente; necesitaba aire, necesitaba despertar. No podía controlar su respiración así como tampoco Aoi, quien ya se imaginaba lo que sucedería.

-Lo siento…– Repitió, aunque fuera mentira. Esperó el clásico silencio y la puerta abriéndose para verlo desaparecer, tal vez por cuánto. No obstante no se esperó lo que venía.

–Yo también lo siento, Aoi…no sabes cuánto…– Y escuchar aquella voz tan visiblemente angustiada, a punto de quebrarse hizo que algo dentro suyo se encogiera. Pero no pudo hacer nada, pues de manera rauda el otro se había ido.

–¡Shoya! –Alcanzó a exclamar, demasiado tarde. No quería lastimarlo, no quería pero…

 

Shoya…susurró para sí, sintiendo un repentino nudo en su garganta, complicando sus intentos por respirar correctamente.

 

No te vayas… susurró antes de al fin ceder ante las lágrimas.

 

 

Mientras, como si una herida se hubiese abierto dentro de sí, Shoya caminaba entre desorientado y agitado a toda velocidad, entre los pasillos de aquel subterráneo que se tornaba cada vez más confuso. Se negaba a pensar, no quería pensar, como fuera, un sentimiento amargo empezaba a carcomerlo. ¿Pero por qué era todo tan intenso?

 

Cuando pensaba que se había perdido al pasar de nuevo por el mismo sitio dio casi de bruces con Kei quien no parecía muy feliz ¿Cuánto tiempo había pasado? Se dio cuenta de que no tenía idea ni de qué hora era.

–¡Shoya! – Le habló en voz alta sin poder disimular su enojo – ¿Shoya?... – Lo volvió a nombrar esta vez preocupado por el estado alterado en el que el bajista de DIAURA parecía hallarse, además de su palidez.

–Sho…

–¿Dónde está…?

–¿Ah?

–¿Yo-ka…dónde está? – Su voz sonaba enrarecida, Kei lo miró todavía más extrañado – …lo necesito, por favor...

– Espera… ¿Te sientes bien? –Yo-ka era quien menos le interesaba en ese minuto, lo que le preocupaba e intrigaba era ese extraño temblor que parecía recorrer el cuerpo del bajista a pesar del calor que hacía. Shoya estaba molesto, solo necesitaba a Yo-ka, sin saber por qué solo necesitaba encontrarlo y rápido.

–¡Oye adónde crees que vas , Shoya! – Le gritó el guitarrista de Diaura sin estar dispuesto a dejar a su bajista perderse de nuevo a apenas unos quince minutos de su presentación.

–Iré a buscarlo…–Respondió, pretendiendo con eso que el otro le dejara en paz no obstante no dejaba de seguirlo, así que se echó a correr.

–¡Shoya! – Le gritó una última vez, antes de verlo desaparecer entre los pasillos

 

Como una especie de espejismo, mientras torcía otra esquina en aquel peculiar estado pareció vislumbrar el cabello rubio de quien buscaba, se volvió sobre sus pasos ante la expectativa de que sus sentidos no lo engañasen y fue entonces cuando Yo-ka quien hablaba animadamente con Yuu fuera del camerino , listo para salir al escenario, se vio abarcado totalmente por un sorpresivo y demandante beso de su pareja quien extrañamente y sin pudor alguno se le había ido encima sin tomar en cuenta la presencia del batero pelinegro.

 

-Sho…–Logró hablar apenas, logrando zafarse levemente del agarre del otro–- hablaba con Yuu… –Le hizo saber casi con reproche, aunque de manera disimulada, como siempre. Mas al ver aquel gesto de entre vacío y desconcierto que ostentaba el tembloroso bajista le abrazó suavemente por la cintura, disculpándose con Yuu para ir a un sitio más apartado.

 

– Sho …que es lo…– No alcanzó a terminar pues en menos de segundos de haber cerrado la puerta de aquel salón el bajista se le había ido encima otra vez. Entre beso y beso, más le valía ni intentar hablar, no recordaba haber tenido jamás a Shoya besándole con tanto desespero y aunque el que lo necesitara de esa forma le gustaba no podía evitar preguntarse qué le sucedía; él no era así. Soltó una mezcla de exclamación y gemido cuando sintió las manos de su pareja recorrerle bajo la ropa, las cosas no eran así, él decidía cuando ir más allá con todo y aquel no era el momento más indicado que digamos; ya deberían estar bajo el escenario esperando a subir.

 

– Shoya…espera…– Tomó sus manos deteniéndolas, abrió la boca para hablar pero se quedó en blanco.

– necesito que sea ahora…

–¿Qué?

– házme el amor ahora…–Se apegó a su cuerpo, sin poder ver al boquiabierto Yo-ka que no acababa de procesar lo que el otro le decía ¿Se lo estaba ordenando?

– ¿Qué dices? Shoya tenemos que salir al escenario ahora y….

–¡Yo-ka! – Sin saber con qué valor le levantó la voz por primera vez en dos años.

¿Pero qué demonios le sucedía? Él era el que daba las órdenes y no soportaba que nadie le alzara la voz.

–¡Qué demonios te sucede! –con algo de brusquedad acabó zamarreándole por los brazos – ya hablamos de esto antes, debes esperar…

–pero…

–Shoya, basta…– Al ver como el otro aún parecía querer hablar, exasperado y ya algo molesto culminó– ¡dije que basta! –Le soltó finalmente, bufando, molesto.

¿Qué clase de desesperación le había llevado a pedírselo, a casi rogárselo? ¿Es que acaso necesitaba confirmarse algo a sí mismo? No entendía nada de sí mismo otra vez y era la misma causa…la misma de siempre.

–Lo siento…–Susurró apenas, sintiendo una vergüenza profunda y una oculta e inmensa culpa. Se cubrió la cara, sollozando con fuerza.

– Shoya…– Se suavizó el vocalista, al verlo llorar con tal tristeza a pesar de que parecía intentar contenerse. Lo abrazó delicadamente besando sus cabellos y acariciando su cabeza.

–¡Lo siento mucho Yo-ka!—Exclamó con la voz quebrada. Rememorando contra su voluntad aquellas cosas que no entendía como siquiera habían sucedido y que no podía decirle.

–está bien…–Solo susurró sin entender del todo el porqué.

– Te amo Yo-ka, te amo tanto…– Solo entonces correspondió el abrazo del rubio quien no pudo evitar preocuparse más con la actitud desbordante de su pareja.

–Ya, está bien Sho…–Se separó de él para besarle suavemente y luego sonreírle – No llores más…tu maquillaje se arruina.

 

 

 

 

Notas finales:

Otra vez, hola...

las letras en cursiva son de als canciones que mencioné...

¿Se haven la idea de por donde irá el lemon?

Shpya tiene un caldo en la cabeza de aquellos, incluso a mí misma me ha costado entender su actitud extraña...

Pero ...¿Qué es? ¿miedo? y miedo a qué...¿a amar a Aoi , a traiconar a Yo-ka o amarlos a ambos?

¿Qué creen ustedes? D:

Yo ya ni sé...

Recuerde no ignorar el cuadrito seductor de la derecha, come letras...SUS letras O.O

anda, animen a esta chica ocupada ;__;, les escribo <3

 


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