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-Diamond Virgin- [Todakanu tegami] por aiko shiroyama

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Notas del capitulo:

Actualización express a las 3 de la mañana hora chilena.

Nos leemos abajo.

NOTA: Jan ken pon es el famoso "cachipún" en Chile o "piedra, papel, tijeras"

 

Nota 2: Lime y lemon, sea feliz.

 

Dudad, consultas, reclamos, corazones y tomates en reviews por favor :)

<3

 

La próxima actu tardará un poco, se me vienen  unas semanas del iniferno.

 

Estaré de cumpleaños...ah, que anciana me pondré u.u

20 años e__e

 

Hiro, te lo regalo <3, ojalá no vomites arco iris xDD <3 <3

 

 

–Vamos por los almuerzos…–Comentó el molesto guitarrista, bufando.

–es tu culpa, tú le permites al negrero ese que nos explote...—Comentó Yo-ka fingiendo enojo, mientras Shoya trataba de contener la risa.

–¿Qué? Cuando yo le sugerí que fuéramos a comer tú fuiste el que insistió en que grabáramos un poco más, a pesar de que ya habíamos grabado las tres canciones que estaban programadas para hoy y…

–¡yaaaaaaaa! –Una baqueta cruzó la habitación entre ambos chicos que discutían –cállense de una vez y ya vámonos Kei ¡Tengo mucha, muchademasiadahambre! Por favooor…–Rogó con cara de cachorro mientras Yo-ka y Shoya desatendían dedicándose intensas miradas cómplices.

–Y ¿por qué no va Yo-ka? ¡Es su culpa! –Insistió Kei, mirando de reojo a su bajista y vocalista, algo se tramaban esos dos; los conocía de sobra.

–¿Eh? Yo gané justamente, eres tú el que no sabe jugar a Jan ken pon…– Y mientras Kei abría la boca indignado, Yuu agregó– Realmente das pena, pero bueno…te queremos– Le sonrío tontamente.

Indignado, el guitarrista salió del estudio sin siquiera esperar al baterista quien saltó sobre los tambores de su propia batería para poder apresurarse en seguirlo.

En cuanto, la habitación se vio libre y sin esperar a que el bajista guardara sus cosas Yo-ka salió. El otro solo lo siguió con la mirada atentamente, para luego ir tras él.

Estaba sentado en una sencilla silla, cuando llegó al camarín de maquillaje, aun si fuera un minúsculo taburete Yo-ka de igual manera lo haría parecer el mejor de los tronos. Aun sin maquillaje y sin ningún atuendo especial, con aquella sonrisa de suficiencia le bastaba para tentarlo.

Y es que era lo mejor… cuando no debes pensar, cuando no puedes, tienes que llenarte de algo…

Tenía que llenar su cuerpo de él para sacar a quien negaba, de su mente.

Sin esperar invitación se inclinó sobre él para besarlo, Yo-ka se lo permitía, afortunadamente, no estaba tan restrictivo con respecto a que él manifestara lo que deseaba. Ya fuera en palabras o de aquella manera.

Para acallar algo que no sabía de dónde provenía, una sensación que lo hacía sentir extraño se dejaba ir en el deseo, iba hasta donde Yo-ka –el amo–  se lo permitiese, hasta donde se dejara complacer. Después de tanto, dejaba de ser el único que recibía placer y podía brindarlo, brindárselo a Yo-ka; el magnífico y sensual soberano.

 

Se arrodilló frente a él sin dejar sus labios por ni un momento, sabía que estaba expectante. Aquella era la tercera sesión de aquel juego en el que el bajista le daba placer al vocalista. Y no lo decepcionaría, combatía su timidez con la curiosidad que explorar el cuerpo del otro le provocaba, el ver cuántas veces podía hacer que su espalda se arqueara de aquella manera tan sexy, mientras se relamía los labios, negándose a regalarle un gemido, conteniéndolos.

Estaba decidido a escucharlos aquel día.

En vez de solo besar su cuello, su clavícula y sus blancos y bien formados pectorales y abdomen comenzó a morder. No supo qué clase de bajo instinto despertó en él con aquello, pero mordía cada rincón con cada vez más fuerza, intercambiando con lamidas sugestivas a aquellos pezones que enrojecían con tanta atención. Notaba la respiración del otro agitarse sobremanera; jadeaba, pero no le regalaba aún ni un mísero gemido.

Tacaño…Pensó, mientras aún seguía poseso de su perversidad, sonrió. Yo-ka lo miró interesado, mientras el otro se deshacía sin más de su cinturón. Pensó en detenerlo pero la placentera sensación que se propagó por su cuerpo con la boca de Shoya haciéndole lo que le hacía no le dio cabida al arrepentimiento, exasperándose por más embistió su boca imponiendo el ritmo; como fuera, era demasiado bueno, sin poder evitarlo dejó  escapar varios gemidos sorprendiéndose como abruptamente dejaba de recibir atenciones, comprendiendo al instante al ver la primera sonrisa derechamente perversa en el joven bajista.

–a dónde crees que vas…–Le haló con fuerza sobre él, estaba clamando a su autocontrol por no quitarle la estorbosa ropa y acabar dentro de él lo que había dejado sin terminar, pero se contuvo, intentando conformarse  con ese exquisito vaivén que tenía el otro sobre sí, estando tan excitado hasta un roce bastaba. Queriendo de alguna manera recuperar su supremacía cedida se inmiscuyó entre sus pantalones para poder liberar la erección del bajista quien –inevitablemente y aunque lo odiaba– acabó soltando uno de aquellos gemidos algo escandalosos que le volvían loco.

- ah… Yo-ka…–Y el placer no sé detenía, mientras la mano del vocalista subía y bajaba sobre su erección casi doliente. Ya nada más había en su cabeza que esas sensaciones que estremecían su cuerpo –Yo…ka…–Gimió su nombre suplicante, mientras el otro absorto lo contemplaba mordiéndose los labios para contener su propia expresión; sí que lo estaba disfrutando, también aquella cara tan sonrojada y esos ojos que lo miraban de vez en vez destilándole placer.

–Te…te man...charé…–Logró articular apenas, avergonzado al anunciar su casi inminente fin. Yo-ka no pudo evitar soltar una risita traviesa, deteniéndose apenas instantes para quitarse de una vez la remera que de todas formas tenía arremangada casi hasta el cuello, dejando a disposición de un sobreexcitado Shoya su torso. No tardó ni un segundo en tocar con gusto los músculos marcados de aquel cuerpo mucho más cálido de lo normal, dejándose ir mientras sentía su orgasmo acercarse, en manos de Yo-ka.

Y con aquella fiesta de gemidos como fondo, un sonrojado Yuu de hacía varios momentos se encontraba fuera del camerino, tragando saliva una y otra vez.

¿Por qué habían tenido que elegir el único lugar del recinto que tenía un baño disponible? Estaba que explotaba y esos dos no parecían acabar aún. De hecho parecían en la mejor parte.

–¿Qué estás haciendo? –Le sobresaltó Kei obligándole a despegar la oreja de la puerta – ¡pero qué raro eres!…–Exclamó el guitarrista de mejor humor que cuando había ido por la comida, a pesar de que Yuu le abandonará antes por la urgencia de baño. Se disponía a abrir la puerta y Yuu se apresuró en intentar frenarlo, pero ambas acciones se vieron detenidas al esparcirse en el aire un audible “Yooo-kaaa” que no parecía para nada un llamado normal.

–oh…. –Soltó apenas, sintiendo como la sangre se le iba al rostro. Con razón Yuu estaba tan sonrojado.

–Es el grito más orgásmico que oí, lo juro…–Soltó el baterista de improviso

–¡Yuu! –Le reprendió, aunque había pensado de igual manera.

–Bueno, no reclames, no pudiste separarlos esta vez…–Sonrió pícaramente aunque el guitarrista lo miró asesinamente, para luego con resignación, suspirar. Yuu lo miró, se le hacía muy lindo abandonando aquel gesto contrariado aunque fuera unos instantes, sonrió para sí, ojalá pudiera sacarle una sonrisa…aunque fuera una.

–de todas maneras ¿qué hacías ahí oyéndolos? Pervertido…–Le chilló prácticamente. 

–¡Es que a mí también me gustaría tener una aventura así!—Soltó, desenfadado como era. Viendo como inmediatamente el gesto contrariado de Kei cambiaba a uno de absoluta impresión. No pudo evitar reírse.

–¿De qué te ríes? –Le reclamó el otro, terminando contagiándose de la risa del otro.

Y así riendo, no podía dejar de pensar qué clase de expresión, qué clase de reclamo le habría espetado de haber completado aquella frase, con lo que omitió en su pensamiento.

Qué ganas de abrazarte…Se contenía detrás de esa careta de buen amigo, de bromista de excelencia y ¿qué habría sucedido si solo lo hubiera dicho?

 

“También me gustaría vivir una aventura así…contigo.”

 

 

*-+*+-

 

Tenía el mundo a sus pies, podía tener lo que quisiera; la mujer más hermosa, el auto más caro, la casa más lujosa. Pero no podía tener lo único que de verdad necesitaba.

Maldita la hora en que cayó en el inexorable amor.

Y tristemente con alguien que parecía tan cercano como distante; la posibilidad de estar con él era tan posible como sus encuentros, los cuales ya no existían.

Pareciera que el mismo destino quisiera gritarle en su cara que se había equivocado, que aquella inocencia y dulzura materializadas en ese ser de orbes marrones jamás serían suyas. Como un demente, no hacía más que pensar en él, Reita llevaba riéndose de él un buen resto desde que había pasado de componer las canciones más pesadas de la banda a crear las melodías más deprimentes y románticas que hizo jamás. Ruki solo se aprovechaba dándole más y más letras, diciéndole “a ver si expresando te dejas de andar en el aire”, mientras Kai lo ignoraba y Uruha le daba una de esas clásicas miradas de odio que lo perforarían si pudiera.

–Estoy acabado…–soltó, lanzando todas las partituras a la mesa, harto de sí mismo. Uruha molesto de perder su tiempo solo se retiró, bufando. Entonces Reita se sentó frente a él, esperando que el castaño guitarrista saliera al fin de la sala.

–Acabado estarás la semana que viene…–Dijo tranquilamente mientras encendía un cigarrillo, cuidando de que Kai no anduviera cerca. Aoi lo miró, alzando una ceja –…qué… ¿no has visto el calendario?—Le lanzó una hoja que hace casi nada Kai les diera a todos.

Y la sensación que tuvo fue de una especie de alegría expectante que le revolvió el estómago; ¿Qué clase de sensación era esa? Dentro de la semana entrante figuraba un evento central del club Zy junto a DIAURA, lejos de poder articular palabra solo suspiró. Luego de la última vez no sabía que esperar de un encuentro con Shoya, no podían seguir igual y tampoco como antes, en realidad, no podía hacer nada.

¿O sí?

–¿Qué harás? –La pregunta que justamente quería responderse a sí mismo…

Aquella pregunta se perpetuó como un molesto eco en su cerebro hasta el instante mismo en que sus miradas se cruzaron aquel día y sintió como algo frío recorría su espina dorsal.

No sabía si prefería aquel saludo normal o que mejor le ignorase; de pronto, se sentía nada.

Era fácil olvidar ¿No? Después de todo había sido un simple desliz, Shoya no estaba solo.

Pero él no podía sacárselo de la cabeza, ni a palos. Y lejos de tener su mente en la entrevista, en las fotos o en lo que fuera no podía quitarles la vista de encima, no podía dejar de sentir que ardía en ira cada vez que veía aquellas miradas y sonrisas cómplices. Su razón coherente le decía que debía de estar feliz de no haber perturbado su vida notoriamente, agradecer que lo podía ver sonreír aunque fuera a la distancia, más así otra parte de él le rogaba separarlos, le pedía ir donde Shoya y robarlo, besarlo hasta que no pudiese respirar, tenerlo para él, solo para él.

 

Y no comprendía desde en qué momento se convertía en un psicópata, porque lo que estaba haciendo no era normal ¿Verdad?

No era normal seguirle de tan cerca apenas tuvo la oportunidad, apenas se apartó de su grupo dirigiéndose a la compañía a arreglar quizás que asuntos. No obstante, eso hacía; le seguía. Le seguía tonta y descaradamente y sin ningún objeto más que poder inventar alguna de aquellas ridículas situaciones que antes se daban de manera natural, de tener la instancia de verlo titubear y cederle algo de él.

No recordaba ser tan patético, pero era justamente la prueba de que algo mayor invadía su cerebro y atrofiaba sus neuronas, le anudaba el estómago y le aceleraba el pulso; algo grande sin duda. Algo relacionado con ese castaño que cruzando las puertas de cristal de la compañía Ains todavía no se percataba de su rol de fugitivo en aquella secreta e improvisada persecución.

No llevaba más de media hora dando vueltas en la compañía cuando al fin se decidió a –en vista de que no tenía nada mejor que hacer– ir a tocar el bajo a la sala de ensayos de la banda. Apenas y si acababa de afinar cuando de pronto alguien de improviso abrió la puerta sin siquiera golpear, se sobresaltó, se imaginó mil escenas dramáticas hasta que sus ojos pudieron observar la figura familiar de una chica del staff que se sonrojó súbitamente al darse cuenta que ha´bia alguien en la sala, Shoya sonrió, destensándose al instante.

Aunque aquel relajo le duró lo que la chica se demoró en explicarle que un integrante de The Gazette venía a visitarlos.

Oh no.

–Y los demás, ¿ya llegaron?

– Kei llamó para decir que se retrasarían por culpa del tráfico

“maldición”

–Y…–No quería preguntar cosas evidentes, últimamente parecía que al igual que cuando intentas tapar el sol con un dedo, este brillará de igual forma…– ¿Quién es?

Podría jurar que aquellos segundos eran una certeza que le perforaba, deliberadamente ¿Sería masoquista?

–Aoi…

“Aoi…”

De verdad, de verdad que era iluso pensar que una estrella desaparecería así, sin más.

Y aunque todo fuera “bien”, aunque luchara consigo mismo y acallara sus pensamientos, ciertamente, no podía esconder lo que había sucedido, ni lo que evidentemente no evitó.

Y estaba todo en sus manos de nuevo, pero…

“temo volverme ciego…”

–no les digas que vino, yo iré…

Mientras caminaba, por los pasillos que hubiese deseado fuesen más largos, se preguntaba porque no había pedido simplemente que negara su presencia. Alguna parte de él siempre estaba negándose a sí mismo y a lo que de verdad quería…

El problema es que, desde la aparición de aquel sujeto de ojos negros y penetrantes que parecía investigar el suelo frente a él mientras fumaba con aquella distinción y elegancia había hecho que su esquema empezara a organizarse de nuevo o más bien…a desorganizarse.

No había congruencia alguna entre lo que sentía, lo que pensaba, lo que decía y lo que hacía.

¿Será que había más de un Shoya? Muchas partes de sí, repentinamente inconexas luchando por hacer valer su propia verdad.

Juraba que podía escuchar hasta el sonido de sus pasos sobre la alfombra, al acercarse a él; no quería mirarlo, por si alguna insolente parte de sí terminaba como siempre, por salirse de control.

–Shoya…yo…

–este no es un buen lugar para hablar ¿sabes?... – Ni idea de donde habían salido esas palabras. Solo se limitó a caminar sin saber ni hacia donde le guiaban sus pasos, pero siendo capaz de percibir que el guitarrista le seguía de cerca, quizás con qué clase de pensamientos. Tal vez con pánico, tal vez con sorpresa o simplemente curiosidad.

Sin pensarlo mucho recordó un lugar que estaba siendo adaptado para ser la sala de una nueva banda de la compañía. Solo giró la manilla y estaba abierto así que entró, en lo que restaba segundos sintió la presencia que le seguía entrar pesadamente.

Algo iba a suceder, algo…

¿Por qué no dices nada, que no venías a hablar?

No era capaz de romper el silencio de aquel que no despegaba la vista del suelo como si contara los círculos del tejido de la alfombra ¿Estaría releyendo sus pensamientos? Se apoyó en la pared contigua, cruzando los brazos, como hacen las personas inconscientemente cuando desean bloquear sus emociones a los demás.

Por alguna razón se sentía como un ciervo a punto de ser atacado por una fiera y eso asustaba. Pero ese miedo no era de sangrar sino de ser marcado, de tal manera que no pudiera volver a ser libre de pensar, de volver a ser él mismo nunca más.

El silencio amenazaba con hacerse infinito pero, en algún momento sus miradas se encontraron y eventualmente algo los golpeó ¿qué era eso?¿Por  qué estaban mutuamente reflejados en los orbes brillantes del otro?

Se preguntó si Aoi se sentiría igual, si él tampoco pudiera pensar; de pronto estaba inquieto. Estaba Aoi y sus ojos peligrosos cerca; unos ojos que le escrutaban el alma, como una fiera dispuesta al ataque, ¿estaría planeando aún su estrategia?

Aunque el combate imaginario en su mente no daba comienzo, ya se sentía derrotado. Tal vez era mejor salir de ahí…

– Yo creo que…deberías…

–Shoya…. – “No deberías hablar, no…”

–Aoi…– Tomó aire como si acaso aquel acto le permitiese a su cerebro articular alguna frase.

–…podría intentar preguntarte cosas…

–¿eh?...

– podría intentar preguntarte las razones para no hacer nada…

Parecía complejo, parecía difuso pero lo entendía, sabía a lo que Aoi se refería. De improviso recordó aquella sensación de calor interno cuando tenía aquellos labios danzando sobre los suyos y sintió como toda aquella estabilidad que había logrado en su ausencia se destruía deliberadamente.

¿Es que acaso Aoi podía superar su barrera?

– podría hacerlo pero estoy seguro de que no sabes…¿verdad?

–¿y tú sí? –respondió con un hilo de voz.

Silencio.

¿Qué respuesta esperaba? Era estúpido.

 Convencido se decidió a abandonar el lugar, ninguno podía referirse al tema adecuadamente y el tiempo ya había hecho lo suficiente, no era como si algo pudieran hacer. Giró el pomo de la puerta para abrirla.

–yo lo sé

Y otra vez estaba sucediendo, se paralizaba ¿Por qué? “Tuntún tuntún” …un corazón que latía cada vez con más fuerza.

Cuando sintió su mano sobre su hombro sintió el peso del mundo; se removió. Definitivamente no iba a caer otra vez, no lo haría de nuevo.

…Yo-ka, Yo-ka…por Yo-ka.

Intentó alcanzarlo una vez más, pero lo esquivó.

“Si tu luz me alcanza, si brillas sobre mí….desapareceré”

–¡Shoya! –Quizás por arte del desespero o por la fijación que le provocaron sus negros ojos atormentados se quedó estático. Dio contra la pared con un Aoi que le sostenía ambos brazos como si temiese que intentara escapar.

Ya no lo miraba.

“Tal vez he estado esperando que tu luz me toque”

Cerró los ojos y bajó su cabeza, algo tenía que haber en su mente, algo…algo racional.

Y si lo había lo perdió cuando el desespero de su beso le dejó sin aire. Una especie de grito de culpabilidad se anudaba en su mente a punto de materializarse

“te amo” conocía esa frase, la conocía porque antes la había dicho

¿Por qué se sentía diferente? Un nudo se hizo en su garganta ¿Por qué en los labios del guitarrista sonaba como una palabra nueva?

“ te amo, lo siento , te amo” Volvía  a oír y era incapaz de detenerlo, lentamente, aquellas tontas lagrimas ya no eran un lamento.

Vertiginosamente, precipitadamente estaba cayendo.

Otra vez…cayendo.

 

“Una estrella ha impactado mi alma…y en una gran explosión de luz, en arrebatadora fuerza me he perdido”

 

“Lo siento, necesitaba ser honesto aunque lo que yo quiera sea imposible” volvió a escuchar y de pronto la escena se oscureció. Sus labios se fueron y entonces vino el vacío más hondo que podía recordar.

–no te molestaré ¿Está bien? Gracias…

“gracias” gracias…. ¿por qué?

 

“Estrella, no desaparezcas“

 

Antes de que el guitarrista más frágil de lo que pareció jamás abandonara aquel lugar, sin saber por qué lo detuvo. ¿Estaba bien? ¿Era correcto desear que no se fuera?

Inmediatamente aquella mirada le penetró y era entonces cuando todo comenzaba realmente.

Porque no pudo despegar su mirada de la suya, hasta sentir la arrebatadora fuerza de la verbalización del otro rodearlo como un remolino; una precipitada y fervorosa devoción de besos y caricias y su propia necesidad de seguir.

Aún en medio de aquella luz arrolladora, estaba llorando porque deseaba más. Deseando hasta ser ceniza ¿podría llenarse de alguna manera de él?

No es que haya olvidado mi sangre ardiente

Dulce afecto…está sólo penetrando mis ojos

Este mundo se rompe entre mis dedos

Acaloradamente, sostengo un destellante cuchillo sobre mi pecho

 

La traición…

 

Necesidad, suspiro; necesidad, deseo…

 

Deseo…alcanzando límites insospechados.

 

El contacto de su cuerpo, lo que podía tocar sin objeción, sin ordenes, sin límites. Su cuerpo que se daba como un don, como una vertiente de la que podía beber hasta saciar su sed; su infinita sed.

 

Aoi…Aoi…

 

“…estoy ciego…”

 

Su piel ardía en contraste a la del cuerpo del guitarrista quien había sido despojado de sus prendas en un arrebato desmedido del bajista por abarcarlo, por acariciar sin contenerse lo más que sus manos pudieran.

 

Al fin, estaba siendo libre. Siguiendo su propio ritmo, su propio instinto.

 

¿Hasta dónde podía llegar?

 

Aquellas manos del pelinegro habían descendido más que peligrosamente, con la autorización de las expresiones de placer del castaño se dio la propiedad de desabrochar el pantalón y acariciar primero suave y sugestivamente aquella palpitante erección, consiguiendo con eso más que un estremecimiento, mientras, probablemente previendo el placer venidero Shoya rodeó sus cuello con sus brazos buscando apoyo; entonces una mano comenzó un vaivén en su  miembro de manera tortuosa. Palabras, palabras revoloteaban entre los suspiros y los gemidos hacia sus oídos mientras aquella iba aumentando su ritmo, pero no podía oírlas. Un eco incomprensible se hacía en su cabeza…

 

“ te amo”

 

Y sentía aquellos labios en su cuello dibujando un nuevo camino, su lengua delineando el hueso de su clavícula y se sentía desvanecer cuando esta retornaba por su mentón hacia sus labios, mordisqueándolos con sensualidad. Le tocaba como si fuera una obra de arte explorada por su propio creador.  Un grado mayor de embeleso sintió cuando guiado por su dueño acarició aquella erección prominente en Aoi  y se dejó arrastrar hasta aquel sillón donde como si no poseyera voluntad propia se dejó caer ante la iniciativa del otro.

 

¿Estaba bien? ¿Estaba bien dejarse ir, olvidarlo todo?

 

Dame la razón, pero no me des la elección…

Porque sólo cometeré el mismo error.

 

 

¿Cómo describir el roce de aquella piel con la suya? Era una contradicción. En contraste a su ardiente piel, la del guitarrista estaba fría, perlándose levemente de sudor pero al contacto le quemaba, le agitaba.

 

Todo su ser se estremecía, se temía no poder generar una expectativa del final de aquel encuentro, se temía que otra vez no podía pensar.

 

Se temía que quería más…cada vez más.

 

No podía entender por qué esa manera de tocarle era diferente, distinta de lo que podría recordar en sus esquemas clasificaba como “caricia” y lo que estas le hacían sentir.

Sentía aquellas manos recorrer su afiebrada piel, tocar lugares que  incluso juraría desconocer de sí mismo. Emitir suspiros era insuficiente y su corazón latía fuera de control mientras conforme la temperatura subía, mientras sus piernas instintivamente amarraban y pegaban al otro más sobre sí; el aire se hacía escaso.

 

Jadeaba, mordía y lamía desde su cuello hasta su oreja mientras Aoi se deshacía de lo que restaba de su ropa, sintió aquellas manos deslizarse pos sus piernas, aferrarlas y al mismo dueño de aquellas manos descender a besarlas, detenerse en su sexo a aumentar el placer, aumentar el deseo.

 

Algo intruso y húmedo se abrió paso lentamente dentro suyo, se removió como si de pronto recobrara la conciencia. El recogimiento de su cuerpo le dio a entender al otro que debía retirar el dedo intruso.

 

Un gesto cercano al pánico se había instalado en su rostro e hiperventilaba, Aoi se preguntó si acaso todo quedaría allí. Tampoco supo o pensó que se suponía que debería hacer, solo sentía su estómago anudarse poco a poco; se sentía un primerizo.

 

Tal vez pensar es lo que menos debería hacer…

La verdad podría haber sido  racional, podría haberlo dejado ir pero...es que no quería.

 

Justo cuando su mirada se estacionó en los ojos marrones del otro y justo cuando parecía querer articular palabras que no querría oír; le besó. Tan profundamente, quizás como si fuese el último recurso, dejándole sin aire casi. Detuvo aquella mano de Shoya que estaba sobre su pecho ejerciendo una débil fuerza en un intento vano por detenerlo, con su mano sobre aquella notó como el cuerpo del bajista se destensaba.

 

Asustado se abrazó a él, no podía permitirle arrepentirse, no sucedería.

 

Una mano sobre sus labios haciendo una leve presión contuvo el grito que quiso salir de sus labios cuando sintió a Aoi abrirse paso dentro de su cuerpo. Era doloroso y algo extraño, pero, en sus brazos…los brazos de Aoi, se sentía seguro. Por alguna razón solo quería que lo abrazara; daba miedo.

 

Daba miedo porque acababa de romper una promesa importante e increíblemente, no se arrepentía.

 

Dolía, pero la atención del guitarrista le hacía sentir la cosa más valiosa del mundo. Antes de comenzar con aquel vaivén estuvo solo sintiendo su respiración sobre sus labios y los suaves besos que repartía por su rostro. Para cuando al fin el moreno entró del todo en él ya no había dolor, solo esa extraña calidez. Cerró los ojos y aun así seguía siendo demasiado sobrecogedor lo que sentía, como sentía.

 

Era de alguien más.

 

Le embestía lenta pero profundamente, podía ser aquella la primera y la última vez. Podría recordarlo como el oasis en medio de toda la maldita angustia que habían sido aquellos días en que se descubrió pensándolo; amándolo. Era suyo, aunque más tarde fuese a regresar con Yo-ka, aunque luego se desentendiera del asunto, aunque todo se fuera a la mismísima mierda; Shoya le pertenecía y secretamente una parte de él estaría también siempre viviendo aquel momento, mientras lo veía bajo sí aferrársele con necesidad y desespero, mientras sus labios se entreabrían para soltar más de algún gemido que aunque no quisiera debía intentar sofocar con sus besos.

No quería darle problemas, no tenía como saber en cuanto lo vio que acabaría haciéndole el amor, menos siendo el primero, porque sí; lo había notado  y no podía negarse a sí mismo que al menos una parte de él se regocijó de aquello .

 

“es mío”…Era suyo, siempre lo sería.

 

Mientras el movimiento se hacía más rápido, más frenético, mientras más sentía su piel fundiéndose con la suya, su cuerpo poseído por el otro, más sentía que estallaría, de pronto; lloraba. Escondió su cabeza en el cuello del otro quien como si pudiera saber cómo se sentía lo abrazó con más fuerza, besando sus húmedos cabellos.

 

 

“Por favor, sostén mi frágil alma”

 

Y el fin estaba cerca, los esfuerzos del guitarrista por acallarlo a él o a sí mismo se hacían infructuosos, poco ayudaba que el castaño le clavara las uñas de aquella forma, que repitiera su nombre como si fuese un conjuro  en medio de gemidos sofocados.

 

Casi como una venganza por hacerle sentir un placer tan prohibido, le rasguñaba, enterraba sus uñas con fuerza mientras cada vez que lo sentía llegar al fondo sentía que se acercaba cada vez más al cielo. Estaba mal, pero lo disfrutaba, más que a cualquier cosa que hubiese hecho jamás. Escalofríos en breve se hicieron sentir por su baja espalda, aferró con sus piernas aún más la cadera del guitarrita: ojalá nunca se acabara. Un gemido audiblemente ronco fue a volar a su oído antes de escuchar por última vez una casi agónica declaración de amor y sentir su interior inundarse de su esencia.

 

Y fue entonces, cuando todo el frenesí y el cielo quedaron atrás  que lo supo; se había quemado. Había marcado más que su cuerpo, quizás su alma misma. Cerró los ojos, rodeándole con sus brazos más tímidamente mientras intentaban recuperar la respiración.

 

Podía sentir sus cabellos haciéndole cosquillas sobre el pecho, quería acariciarlos. Lentamente, con miedo, giró su cabeza ¿se habría dormido? No, estaba despierto, sus ojos dejaron de mirar la nada para fijar su negrura profunda en sus pupilas, la expresión en ellos…no sabía que decir.

 

¿Era un error?

 

Sintió la mano delgada de Shoya depositarse en su mejilla suavemente; en algo calmaba su corazón herido. Antes de que nuevamente el castaño pudiese hablar se apresuró en cubrir sus labios con sus dedos.

–así está bien…–no supo de dónde sacó aquella sonrisa. Habría podido jurar que vio sus ojos humedecerse a extrema velocidad. No quería saber por qué, ya no quería saber nada. Solo cerró los ojos y lo abrazó.

 

¿Era el fin?

 

Un teléfono vibraba en el suelo, sintió la calidez de su cuerpo escaparse, diluirse entre sus brazos.

 

 

“ Shoya ¿Dónde demonios estás? ”

 

 

–….Yo-ka

 

 

 

“He roto un diamante virgen”

 

 

Un sonoro llanto hizo eco en la silenciosa estancia.

 

 

 

Notas finales:

¿Descepcionados? ¿felices? ¿Intrigados?

¡¡chararán!! quedé con dudas. El lime está más hot..oso (?) que el lemon. Estuvo bien poético el asunto pero me ha gustado :3 ¿y a ustedes?

¿Vomitaron arco iris? La dosis de romance estuvo EXTREMA xD perdooooon xD 

Pero bueno, se nos viene el drama. De alguna manera Yo-ka habrá de enterarse.

¿Se les ocurre cómo? Dígalo en su rev ;)

Alguien me dijo que ya había agarrado cariño al Yo-ka x Shoya O.O

pues que digo, dentro de poco todo mundo odiará a Yo-ka.

No me odien a Shoya, es un lío con patas.

Esto es tonto pero ¿alguien ma´s notó que no se sonrojó en el lemon? xDDDDDDDDD

okei, ya basta, cuando lo leí me di cuenta y me quedé de media pieza, pero qué diablos...

 

Los quiero , lector@s <3

¿Qué harán en su halloween? Pásenlo bien <3

Nos leemos <3

 

 


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