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¿Qué es lo que más anhelas? por MPrincess

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo amigos!

He aquí el segundo cap... Disfrutenlo...

CAPÍTULO 2: RECUERDOS DULCES Y UN DESAFÍO.

 

Transcurrió la mañana muy rápido para el despistado Yugi, se la pasó recordando el pasado sin siquiera percatarse de que sus amigos actuaban más misteriosos de lo normal. Se despidió de todos y se retiró del lugar, con la mirada baja cubriéndola con su flequillo rubio.

- ¿Creen que funcionará la fiesta para llegar a animarlo?

- Es verdad… desde ese día Yugi no es el mismo… Veo muy difícil que lo logremos…

- Tiene que funcionar… Debe ser así… No sé ustedes chicos… pero a mí no me agrada nada el que ya casi no cruce palabras con nosotros… es decir, todos extrañamos al faraón… pero parece que  Atem  se llevó algo de él… esa parte alegre y despierta… Desearía que el Yugi de antes regresara

- Nosotros también queremos eso Tea… pero debes ser más paciente…

- Trataré Joey, pero no se por cuánto tiempo más…

- El suficiente hasta el día acordado…

- Concuerdo con Duke… Hay que darnos prisa porque son demasiadas cosas que atender y muy poco tiempo… así que andando… - todos asintieron con Tristán y se marcharon en dirección contraria a la de Yugi.

Caminaba a paso lento, no ponía atención a lo que sucedía a sus alrededores, estaba totalmente hundido en sus recuerdos, inclusive estaba tan metido en sus memorias que no se percató de que había caminado de más.

- ¿Eh? ¿Dónde estoy? – el ojiamatista miraba de un lado a otro - Pero que distraído soy… al parecer voy a tener que regresar… - estaba a punto de cruzar la calle, alzó la mirada para ver el semáforo y se dio cuenta de que esa calle le era bastante familiar – Yo conozco por aquí… Un momento… - giró su cabeza quedando espaldas de la avenida – La… La cafetería…

-------------------- FLASH BACK --------------------

En una pequeña mesa que se encontraba justamente en la esquina del establecimiento la cual daba vista hacia afuera, se encontraba un niño tricolor sentado esperando a que lo atendieran.

- Yugi… ¿Qué es éste lugar?

- Es una cafetería Yami…

- Me parece un lugar muy tranquilo, tiene un olor muy peculiar…

- Jeje… Si… es uno de mis lugares favoritos…

- Y se puede saber ¿por qué?

- Ya lo verás… - la mesera se acercó a la mesa, saludo a su cliente y le tomó la orden.

- ¿Qué es lo que desea pedir  joven?

- ¿Me puede traer lo mismo de siempre por favor?

- Claro… Enseguida le traigo su pedido… Con permiso…

- Adelante y gracias... – pasaron unos cuantos minutos y la mesera llegó con su pedido, dejó el plato en la mesa y se retiró.

- Es por esto que siempre regreso Yami.

- Se ve delicioso… Por lo que veo se trata de una clase de postre.

- Es un pie de limón y si crees que se ve delicioso, espera a que lo pruebes.

Yugi invocó la magia del Rompecabezas de Milenio, ahora Yami era el que se encontraba sentado.

- ¿Eh? – parpadeo un poco confundido por el cambio tan repentino.

- Anda… Pruébalo… - Yugi se incorporaba ahora en forma transparente sentado frente al faraón, Yami miró el pie y después encaro al menor enarcando una ceja - Vamos no te hará daño comer un poco…

El faraón tomó la cuchara y le dio un pequeño bocado mientras que Yugi miraba el rostro de Yami esperando una respuesta. El joven tricolor masticaba lentamente degustando aquél nuevo sabor a limón.

– ¿Y bien? ¿Te gustó?

- Tenías razón… es realmente exquisito…

- ¡Lo sabía! Tienes un buen gusto para la comida.

- Jeje… Al igual que tú… recuerda que tú fuiste el que me insistió para comerlo… es más… desde ahora éste será mi postre favorito… - decía mientras tomaba otro pedazo de pie y se lo llevaba a la boca.

- También lo es para mí… - susurró embolsando una dulce sonrisa sin dejar de mirar al faraón disfrutando cada bocado que le daba – “Me gusta verte sonreír Yami, haré todo lo posible por ayudarte y por hacerte… feliz” – pensó para después seguir disfrutando de la tarde con su otro yo.

-------------------- FIN DEL FLASH BACK --------------------

- Después de ese día no volví a comer pie de limón, de hecho al día siguiente fue cuando me contaste que ya habías averiguado cómo revelar tu pasado ancestral y nos dirigimos al museo de la cuidad, pero solamente nos trajo más problemas…. ¡Pff! Todos deseaban el poder de nuestro Rompecabezas, pero siempre lo defendimos como si de nuestra vida se tratase… Por mi parte así lo fue… No quería que nada malo te sucediera… por eso hice todo para mantenerte a salvo, cosa que tú también me prometiste y cumpliste… Siempre trataba de esforzarme más y más para luchar a tu lado… No cabe duda de que éramos un gran equipo.

Yugi dio la vuelta y continuó con su camino.

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Transcurrieron las semanas como minutos para Yugi, nada había cambiado durante ése tiempo, seguían los mismos recuerdos y la misma soledad. Sus amigos habían organizado todo para sorprender a su perdido amigo, se les había hecho todo más fácil de lo que pensaban, ya que a pesar de que se la pasaban de aquí para allá, el tricolor jamás se percató de su comportamiento evasivo.

- No puedo creer que aún no se haya dado cuenta… Es de lo que más se habla en la escuela…

- Si lo sé Duke… Creía que al menos a éstas alturas se percataría o al menos sospechara algo… pero nada, el hacer un rumor de la fiesta no fue buena idea.

-¡Por supuesto que no! Ahora por tu culpa toda la escuela quiere ir a la famosa fiesta… Se trataba de que solamente fuéramos los amigos más cercanos, algo sencillo… ¡No una fiesta masiva Joey!

- Jeje… Lo siento Tea… El de la idea fue Tristán…

- Y ahí que vas y me obedeces… Además se trataba de una broma…

- Ay bueno fue un error… pero ahora hay que pensar en cómo le haremos para que no valla toda la escuela… Ahora que Yugi se volvió famoso no queremos que esto se vuelva más grande.

- Pero ¿cómo? ¡Si la fiesta es mañana cerebro de cacahuate!

- ¡Ya lo sé Tristán! Ya se me ocurrirá algo… Después los veo… Ah se me olvidaba algo – le dio un puñetazo al castaño provocando que éste cayera al piso sin aire – No vuelvas a insultarme y mucho menos te metas con mi enorme cerebro… ¿quedó claro?

- ¡Joey!

- No se preocupen… ya se le pasará… ¡Nos vemos! – se despedía el rubio rumbo a su casa.

Cuando se encontró allí, descolgó el teléfono de su casa, inhaló y exhaló un par de veces para después marcar. Pasaron dos tonos hasta que alguien contestó del otro lado de la línea.

- Corporación Kaiba… Buenas tardes…

- Buenas… ¿Se encontrará Seto Kaiba? Es urgente…

- ¿De parte de quien?

- De Joey Wheller…

- Un momento por favor…

Estaba un castaño de ojos azules sentado en su escritorio, tecleando en su computador, sonó el teléfono en aquella extensa y lujosa oficina, se dedicó a contestar sin separar la vista de la pantalla.

- ¿Si?

- Disculpe la interrupción joven Kaiba… pero tiene una llamada…

- ¿De quién se trata?

- De Joey Wheller… Dijo que era urgente…

- “¿Wheller?”- pensaba un poco sorprendido tratando de averiguar el porqué lo llamaba a su oficina y más por tratarse de algo urgente – Bien… Comunícamelo…

- No puedo creerlo ¿de verdad va a tomar mi llamada?

- Te escuché…

- ¿Eh? ¿Eres tú Kaiba?

- ¿Qué quieres perro?

- Si definitivamente eres tu…

- No tengo tiempo… dime ya porqué me llamaste.

-Escucha… Como sabes mañana es el cumpleaños de Yugi y pues… digamos que por medios inadecuados toda la escuela se enteró y pues el punto es que solamente vallamos los involucrados… No es que no queramos una gran fiesta ¿verdad? Pero se trata de una reunión privada.

-¿Y eso a mi qué?

- Kaiba… de plano ya es difícil hablar contigo… no lo hagas más complicado ¿quieres?

- A mi háblame claro...

- Eres tan… ¡testarudo!

- Si no me dices las palabras correctas no haré absolutamente nada Wheller… Así que tú decide…

-Grrrr… “tenía que meter la pata… debí haberme quedado callado”… De acuerdo tú ganas… pero que quede claro que solamente lo hago por Yugi…

- …

- Necesito de tu ayuda Kaiba.

Seto sonrió victorioso – Bien hecho… Te ayudaré con tu problemita… pero la próxima vez no andes de parlanchín por toda la escuela.

- ¿¡Cómo supiste que yo…!?

- Tengo que saber qué es lo que hace o dice mi cachorro…

- ¿Tu cachorro? – preguntó con las mejillas ruborizadas tratando de no dejar caer el teléfono de sus manos temblorosas.

- ¿Acaso ya no te lo había dicho? Yo soy tu amo.

- ¡¿Mi qué?! Escúchame bien… Ya estuvo bueno ¿No?... ¿Por qué te aferras tanto en molestarme?

- ¿De qué hablas? Además yo no tengo porqué darte explicaciones.

- Desearía que dejaras de lado tu orgullo y me hablaras con la verdad Kaiba – después de haberle dicho esto en un tono ¿triste?, colgó el teléfono dejando con la palabra en la boca al castaño, dejó el comunicador en su lugar, dio vuelta a su silla hacia la ventana y se quedó observando el paisaje de la cuidad.

- Con que hablarte con la verdad… Me sonó a desafío y yo jamás pierdo Wheller… Me pides sinceridad, pues sinceridad es lo que tendrás.

 

Se encontraba Yugi recostado en su cama con la vista en el techo. Hace un par de horas que había regresado de la escuela y ni siquiera se había dispuesto a bajar a comer poniendo de escusa que tenía tarea que hacer y que ya había comido algo en la escuela. Dio un largo suspiro y comenzó a hablarle al viento.

- Jamás imaginé llegar a extrañarte con ésta intensidad… Valla… Quién lo diría… Si que me ha afectado todo esto, pero cómo dejarte ir si aún siento tu presencia… Tal vez no estaba listo para separarme de ti… ¿Pero qué estoy diciendo? No puedo ser tan egoísta e inventar excusas para poder aceptar que… Ya no estás y que no volverás… - como le dolía decir aquellas palabras, pero era la realidad y tarde o temprano tenía que aceptarla y superarlo. Imaginaba aquél rostro fino y aquellos ojos impactantes que lo hacían temblar cuando se posaban sobre él, recordaba aquellos labios carnosos que emitían la voz del faraón – Yami… - terminó de decir antes de quedar completamente dormido. Para que aquellas palabras, pensamientos y sentimientos salieran volando por la ventana rumbo a un lugar desconocido.

- Y u g i... – una voz apacible lo llamaba en un susurro dirigido por el viento.

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Los primeros rayos de sol comenzaron a salir anunciando la llegada de un nuevo día, el tan esperado para todos. Era una mañana realmente encantadora, ya que semanas anteriores había estado lloviendo y el clima era húmedo y frío, pero no ese día. Los pájaros cantaban y las gotas del amanecer eran tibias y tranquilas.

El sol entraba en la habitación del tricolor. Poco a poco fue abriendo sus ojos, se estiró y se levantó un poco adormilado rumbo a la ventana.

- Hoy cumples un año de ausencia faraón, pero eso no significa que no sigas en mi mente… - suspiró y miró al cielo dándose cuenta del cambio de clima – Que extraño… ya no está nublado… Esto nos dice que un día para otro todo puede cambiar y ser diferente… Me gustaría que fuera así de sencillo…

Caminó hasta llegar a los pies de su cama y volteó a ver el buró, en dónde estaba sentado un pequeño oso de peluche, éste traía puesto un listón rojo en su cuello.

- Kiseki – susurró sin separar la mirada de su osito, se fue acercando a él, lo tomó con ambas manos y le dedicó un beso en la frente.

-------------------- FLASH BACK --------------------

Caminaba por las extensas y ruidosas calles de la ciudad, llevaba cargando en su espalda su  mochila, terminaba de salir de clases. Su contraparte caminaba junto a él, su mirada demostraba seriedad, pero también parecía que algo lo preocupaba, Yugi se percató de esto y le dedicó una sonrisa angelical para tranquilizarlo.

- Yami… ¿Te encuentras bien?

- Si, no te preocupes, es sólo que…

-…

- Estamos tan cerca de descubrir mi pasado, que hasta me es difícil creerlo.

- Lo sé… Es en lo que he estado pensando, pero no dudes que estaré aquí junto a ti… Te acompañaré en las buenas y malas.

- Gracias aibou…

- Mira Yami… Una tienda de juguetes… Entremos… Seguramente te alegrarás…

- Pero, no tengo tiempo de esto Yugi…

- Vamos… un poco de distracción no te hará daño.

El sonido de una campana anunciaba la entrada al enorme establecimiento. Había personas por todas partes, padres tomados y jaloneados por sus entusiasmados hijos, corriendo y disfrutando de lo que un niño desea a esa edad. Lujosos candelabros colgaban del techo, se observaban interminables pasillos con estantes en donde se mostraban a la venta todo tipo de juguetes, en cada pared había un ventanal, cada una de ellas era adornada con cortinas de diferentes colores. Ese lugar inspiraba alegría e inocencia.

- Esto es genial Yami.

El faraón solamente miraba confundido y un tanto aturdido el lugar, pero le llamó la atención un estante cercano a un ventanal, por él entraba la luz del sol, reflejando con sus rayos a un pequeño oso de felpa. El peluche estaba postrado en un sillón dorado y alrededor de su cuello usaba un listón con moño rojo. Cuando el menor se dio cuenta de que le había gustado aquel oso, lo tomó y acaricio la cabeza de éste.

- Buena elección, es lindo.

- ¿Eh? ¿Entonces a ti también te gusta?

- Claro, es un osito realmente adorable.

El mayor sonrió y activo el Rompecabezas del Milenio realizando el cambio, Yugi estaba confundido por el repentino cambio, observó a Yami dirigirse al mostrador en dónde se pagaba la mercancía, habló un momento con el dueño de la juguetería y después regresó a donde se encontraba Yugi.

- Ahora es tuyo – le decía mientras cargaba en brazos al oso de felpa.

- ¿Lo compraste para mí?

- Sí, el dueño me contó que éste era un oso único en su tipo, cada cinco años fabrican uno nuevo con características parecidas, pero ninguno es igual. Éste es sumamente especial porque es el último que darán a la venta y fue un milagro haberlo encontrado antes de que alguien más se lo llevara, es por eso que su nombre es KISEKI. Además creo que el nombre le queda perfecto, porque eso es lo que tú eres para mí, un milagro.

- Yami… No sé qué decir – decía tímidamente mientras sus mejillas mostraban un leve sonrojo, Yami se percató de eso y lo miró de manera tierna.

- Solamente dime que lo aceptas. – estiró sus manos con el peluche en ellas y Yugi entrelazó sus manos con las del tricolor mayor, recibiendo su obsequio.

- Mu… muchas gra… gracias… - Lo cuidaré y querré como se merece, te lo prometo – Yugi ahora era el que ocupaba el lugar del faraón, abrazó el oso fuertemente como si se tratara de su primer juguete. Ante la acción del pequeño, Yami aparecía en forma espiritual al lado de su niño sin dejar de sonreír apaciblemente.

 -------------------- FIN DEL FLASH BACK --------------------

- Desde ese día no hay día que no suelte a Kiseki… Te prometí quererlo y cuidarlo… y eso es lo que he estado haciendo… No sé porqué, pero siento que una parte de ti vive en él – susurraba sin soltar el abrazo al pequeño oso – Siempre le dedico un abrazo o un beso, como si se tratara… de ti… - derramó una lágrima silenciosa que viajo por sus mejillas y concluyó en la cabeza de su oso favorito.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado...

IMOUTO-CHAN!! dedicado para ti!!! también espero que haya sido de tu agrado... nwn

Ya sabes porqué...

Trataré de subir un capítulo por día... Ya que se tratan de cinco en total...

Mil gracias por leer!!!

Hasta la próximaa!!


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