Loki tragó saliva ante la imagen frente a él.
Su hermano degustaba un extraño alimento que nunca antes había visto en Asgard; era café, largo y delgado. Su primera impresión fue que se trataba de algún nuevo comestible creado en las cocinas del reino, sin embargo se deshizo de ese pensamiento al recordar que no le habían mencionado nada al respecto. Pero lo que más le molestaba, por decirlo de alguna forma, era la manera en la que Thor estaba comiendo.
¿Por qué debía ser tan jodidamente sensual hasta al comer?
Tragó saliva de nuevo.
Con paso firme se acercó hasta su hermano mayor y se detuvo frente a él, mirándolo como si no le importara saber qué comía y porqué lo hacía.
—¿Necesitas algo, Loki?
Aquella pregunta le descolocó por un momento, sintiéndose estúpido al estar ahí y sin saber qué hacer. Normalmente tenía varias respuestas a las interrogantes que se le presentaban, pero ahora no tenía forma de salvarse. ¡Su actitud lo delataría!
—No, en absoluto—. Se giró para seguir su camino pero su hermano le detuvo del brazo.
—¿Sabes? Quiero que pruebes esto, es realmente delicioso—. Le mostró una barra de chocolate, agitándola en el aire mientras sonreía.
Loki le miró con cierta duda, pues era extraño que se comportara tan gentil con él, sobre todo porque le encantaba hacerle bromas pesadas.
—¿Qué es?— Cuestionó el menor con cierto escepticismo, mirando con desconfianza el envoltorio rojo que le cubría.
—Chocolate. Lo traje de Midgar la última vez que fui y créeme que valió la pena. Es realmente bueno—. Tomó un trozo y lo metió en su boca, dejando a Loki sin oportunidad de probarlo.
El menor hizo un mohín en desacuerdo y dio media vuelta, sin embargo, Thor lo atrajo hacia sí y comenzó a besarlo de la forma más hambrienta y salvaje posible, compartiendo el pedazo de chocolate que aún estaba dentro de su boca. El contacto fue tan directo y rudo que Loki no tuvo tiempo para quejarse —y tampoco quería hacerlo— sólo se dejó llevar por su instinto.
El dulce sabor de aquel extraño alimento más el cálido aliento de Thor lo dejaron totalmente embriagado, olvidando cualquier rastro de pudor.
Cuando ambos se separaron, Loki trató de normalizar su respiración, pero le era casi imposible.
—¿Te gustó?— Cuestionó su hermano mientras se relamía los labios, refiriéndose a algo más que al simple chocolate.
Loki bajó la mirada y se alejó lo más rápido que pudo de allí, tratando de cubrir los rasgos de aquel incidente. Su rostro estaba ruborizado, y su entrepierna… bueno, eso era algo que debía arreglar pronto.
—¡Loki! ¿Sabes que el chocolate puede utilizarse de otras formas?— le gritó al observar el problema entre sus piernas.
—¡Cállate!— Espetó mientras desaparecía entre los pasillos, pensando que quizá por la noche podrían intentar algo más con aquel dulce cuyo sabor permanecía en sus labios.