Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nada que perder por Ankin

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aclaraciones al final del todo.

NADA QUE PERDER

Capítulo 4. Ojos

A mediados de Noviembre Rukawa dijo algo que lo dejó pensando un fin de semana entero. Había sido un simple comentario murmurado a baja voz en una de sus múltiples conversaciones en el sofá post-partido, un simple y llano comentario que, bien mirado, escondía más de lo que parecía. En aquél momento no le prestó especial atención, aunque ya en la cama, escuchando la ligera respiración de Kuro a sus pies, no pudo parar de darle vueltas. Al final, decidió no preocuparse más acerca de ello y el lunes volvió a su habitual y aburrida rutina.

-El entrenador está muy enfadado contigo- le espetó Koshino en el descanso a la hora del almuerzo.

-¿Por qué?- preguntó removiendo el arroz con los palillos-. Voy a entrenar todos los días. Ya no estamos en verano, ya no pierdo el tiempo pescando.

-No es por eso- suspiró-. Se ha enterado de que juegas mucho con Rukawa.

-¿Y eso que tiene de malo?

-Pues que es tu adversario- le replicó en tono tal que parecía que no lo entendiera, y extremadamente agudo, tenía que admitir-. Está claro que cuanto más juegues contra él, más cómplice te volverás y más difícil será que lo ganes en un partido de verdad.

-¿No se le ha ocurrido pensar que tal vez así también consiga mejorar?

Koshino se encogió de hombros en uno de los gestos más sinceros que le había visto hacer nunca.

-Es el entrenador Taoka. A veces se ofusca. Como si no lo conocieras ya.

-En eso tienes razón.


El siguiente sábado Rukawa vino a su casa a ver el partido. Extrañamente, aquella tarde no habían quedado para sus acostumbrados típicos uno a uno porque aquella semana Anzai le había pedido a Rukawa que se quedara todo el sábado entero en el gimnasio.

-Ayuda a Sakuragi, Rukawa, me dijo el lunes- le comentó mientras se entretenía a descalzarse en la entrada-. Esta semana vuelve de recuperación y necesita a alguien que le muestre todo lo que había aprendido hasta ahora- continuó dando un tirón a su zapato-. Como si yo no tuviera otra cosa que hacer que enseñar a ese novato. Mitsui podría haberlo hecho perfectamente.

Le pasó las zapatillas mientras lo observaba fijamente.

-Creía que desde el partido contra Sannoh te caía mejor.

Rukawa lo fulminó con la mirada.

-Eso era antes de que apareciera riéndose como un tonto, proclamando a los cuatro vientos que el genio estaba de vuelta. Por no hablar de lo escandaloso que se pone cuando Haruko lo anima- replicó-. Si, es cierto, tiene potencial para el baloncesto, pero es odioso, se piensa que él es el único que hace las cosas bien, y eso me repatea.

-Cree el ladrón que todos son de su condición.

-¿Qué dices?- le preguntó volteándose a mirarlo. Tenía el ceño fruncido, y realmente parecía molesto.

-Bueno, en este caso el dicho no está bien aplicado, es simplemente que…- Al ver que Rukawa no cambiaba ni un ápice la expresión de enfado de su rostro, rectificó-. Sakuragi y tu sois muy parecidos, tanto en vuestra manera de jugar como de pensar. Simplemente él deja salir todo su carácter mientras tú te lo guardas para ti mismo, ¿Me entiendes?

-Sakuragi y yo no nos parecemos en nada- musitó adelantándolo hasta colarse en el salón.

-¡Venga ya!- exclamó siguiéndolo, con Kuro pisándole los talones-. Sois tozudos, orgullosos, caprichosos y con talento, ¿En serio no te identificas con ninguna de esas cosas?

Rukawa no abrió la boca para replicar, simplemente se sentó en el sofá, cogió la manta y llamó a Kuro para que se subiera a su regazo. Viendo que el enfado (o rabieta de niño pequeño según su punto de pista), Sendoh fue hasta la cocina, donde calentó la cena que su madre había dejado preparada para ambos y regresó al salón con una bandeja.

-Ha fallado los cien primeros tiros que el entrenador le ha hecho hacer. Me he sentido alegre y decepcionado a la vez, hasta que a partir del ciento uno los ha empezado a meter todos como si no se hubiese pasado tres meses sin tocar una pelota. Todos han explotado en vítores, lo único que yo he acertado a hacer ha sido darle una patada.

Sendoh le pasó su comida.

-Tu siempre tan amigable.

-En aquél partido le dije que si quería mejorar que me siguiera a muerte. Ahora no se como abordar el tema sin sentirme mal por ello.

-¿Por decirle que te siguiera a muerte?- preguntó curioso. Era la primera vez que Rukawa le hablaba de lo que verdaderamente había pasado en el partido tras bastidores-. En cierto modo lo hizo, jugar con aquella lesión…

-A veces cuando lo miro siento rabia hacia él. A mi me costó años llegar a saber lo sé, y él, en cuatro puñeteros meses consiguió más que cualquiera en cinco años. Otras siento admiración por su capacidad de mejora, y luego vuelvo al asco. No quiero que mejore, pero tampoco quiero que no lo haga.

-Las típicas encrucijadas de ¿Ayudo o no ayudo a mi enemigo? Si lo hago siempre puede clavarme un puñal por la espalda…- dijo con tono casual. Rukawa se volteó a mirarlo y él sonrió-. ¿No crees que es lo mismo que te pasa conmigo?

Lo vio negar al instante.

-Contigo es diferente.

-¿Nunca te he planteado una dificultad?

-No es eso- Rukawa puso los pies en el suelo y Kuro fue a refugiarse a su sitio-. Es simplemente que jugar contigo es diferente, en todos los aspectos. Tu juego es diferente al mío, y tienes muchas cosas que aportarme, de la misma manera que yo puedo aportarte a ti. Una relación recíproca, por así decirlo. Con Sakuragi es imposible que sea así, no ya porque sea un novato, si no porque él, como jugador y persona no puede aportarme lo que tu si puedes, ¿Comprendes?

Dio un sorbo a su bebida para meditar la respuesta.

-Creo que nunca te había oído hablar tanto- Rukawa le lanzó un cojín a la cabeza mientras és estallaba en carcajadas-. Pero si, entiendo lo que quieres decir.


Esa noche durmieron en el sofá, hablando hasta la madrugada de todo y nada. No era la primera vez lo hacían, pero si que la conversación resultara amena e incluso divertida. Rukawa habló más de lo que había hecho en su vida, así que a la siete de la mañana, cuando le comentó que se había mordido la lengua, no pudo evitar la sonora carcajada que nació de su pecho.

-Eso te pasa por hablar más de la cuenta- rio-. Por dios, Rukawa, te has pasado hablando una noche entera. Si eso no es más que…

-Me sale sangre.

-¡Oh!- exclamó incorporándose en el sofá, viendo que su compañero había hecho lo mismo-. El príncipe de hielo tiene sangre en las venas. Empezaba a creer que tal vez era un mito.

-No te rías- lo reprendió tocándose la boca.

-No me rio- mintió descaradamente, tratando de ocultar la sonrisilla que afloraba en sus labios.

-¡Te estás riendo!

-¡Que no!

No vio cuando Rukawa saltó encima de su sofá, tampoco cuando aterrizó encima suyo, cojín en mano y Kuro saltándole a los pies. El resultado de aquello acabó siendo malo, obviamente. Apenas se movieron un poco que el sofá se tumbó, lanzándolos al suelo sin compasión y haciendo que los cojines les cayeran encima. Estaba luchando por liberarse de uno que le había caído justo en la cara, cuando notó que Rukawa le pisaba la espinilla.

Dejó escapar un alarido de dolor, ganándose un insulto por parte de Rukawa y unos pocos para nada habituales ladridos de Kuro. El perro pareció salir de su entresijo de mantas, piernas y cojines y corrió a lamerle la cara. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para conseguir ponerse de nuevo en pie y procurar de no darse contra nada ni que algo le volviera a caer encima. Al incorporarse, vio a Rukawa tendido en el suelo, tocándose la cabeza con una mano mientras que con la otra parecía aguantar el sofá a duras penas. Haciendo acopio de toda la fuerza restante que le quedaba, lo ayudó a enderezarlo de nuevo y se tumbó a su lado, sintiendo la moqueta fría bajo su cuerpo.

-Creo que si nos esforzamos aún podemos parecer más idiotas.

Se ganó un cojinazo en la cara como respuesta y no pudo hacer nada más que reír a pleno pulmón. Por extraño que pareciera, Rukawa también rio a su lado. Fue una risa floja, sencilla, y se obligó a callarse simplemente para escucharlo. Cuando acabó, lo observó con una ceja levantada.

-Me gustan tus ojos.

Rukawa se incorporó, apartándose a Kuro del regazo.

-Me había dado cuenta. A veces te quedas como un idiota mirándolos.

-Son magnéticos- contestó incorporándose él también-. Tienes dos tonalidades muy extrañas. Alrededor de la pupila son…

-Ya sé de que color son alrededor de la pupila.

Esta vez fue él el que frunció el ceño al escucharlo.

-No parece que te guste que te hablen sobre ello.

-Es que no me gusta- refunfuñó-. Pareces una de esas chicas tan pesadas que me entregan cartitas de amor y aparecen con los ojos llorosos esperando a que les diga que si, que siempre he estado enamorado de ellas y que no podría vivir un solo día sin estar a su lado.

-¡Oh! Se a lo que te refieres- admitió-. A mi también me hacen eso. Alguna vez he aceptado, incluso. Aunque luego me acaban dejando al cabo de poco porque no soy como ellas esperaban.

-¿Y que te esperabas?- le espetó volteándose a mirarlo, ceño fruncido de nuevo. Internamente se preguntó si no le dolía siempre la cabeza por hacerlo-. Esas chicas no saben nada de ti, ¿O esperabas que si supieran algo?

Se encogió de hombros mientras jugueteaba con un hilo suelto de un cojín que había caído con ellos.

-A veces es mejor estar acompañado.

-Y otras es mejor estar solo que mal acompañado.

-¿Es por eso que nunca has tenido novia?- le preguntó al verlo ponerse en pie, Kuro en sus brazos.

-¿Quién te ha dicho que nunca haya tenido novia?

-Simplemente lo había supuesto. No pareces el tipo de chico que haya tenido una novia formal.

-¿Cómo tu con Akane o Yûko?- le replicó dedicándole una mirada asesina-. Ni tres meses se puede considerar formal, Sendoh.

Sonrió al escucharlo.

Creo que estoy esperando al amor de mi vida.

-Sigue esperando, entonces, pero de mientras practica. Entrarás antes a jugar en la NBA que a encontrar a tu amor verdadero.


-Rukawa ha accedido finalmente a venir este fin de semana a ver el partido, espero que no os importe.

Koshino, Fukuda y un muy asustado por razones ajenas a él, Hikoichi, levantaron la vista de su almuerzo y lo miraron como si le hubiera crecido una segunda cabeza.

-Seguís estando invitados- aclaró cuando ninguno dijo absolutamente nada.

-No es eso- comenzó Koshino con tono conciliador-. Simplemente no me explico por qué viene.

-¡Porque son las finales!- exclamó Hikoichi poniéndose en pie. Demasiado efusivamente para su gusto, ya que algunos alumnos de las mesas contiguas se voltearon para dedicarles miradas furibundas.

-¿Qué finales? ¿Qué dices?- lo reprendió sarcástico Koshino-. Estamos a mediados de Noviembre, la temporada empezó hace dos meses. ¿Cómo demonios vamos a estar en finales, botarate?

Hikoichi se sentó de nuevo en su sitio y él le desordenó el pelo en señal de complicidad.

-Porque este fin de semana se queda solo en casa.

Koshino le dedicó una sonrisilla esperanzadora que tenía toda la pinta de ser una de mofa.

-¿Y por qué no se queda solo en casita?

-¿Por qué?- preguntó al aire-. Eres mezquino, Koshino. Rukawa no es tan mala persona como tú crees.

-No habla- sentenció con gesto dramático-. Insulta. Se ríe de los demás con su súper habilidad. Tiene compañeros de equipo muy raros. Es amigo de Sakuragi, y eso ya es sinónimo de ser persona rara de narices.

-Alto ahí- lo cortó amenazándolo con los palillos de la comida. O todo lo que se podía amenazar con unos tristes palillos-. Hablas de él sin conocerlo. Y no es amigo de Sakuragi, ni tan siquiera le cae bien.

-¿No?- preguntó inocentemente Hikoichi-. ¿Cómo no puede caerle bien Sakuragi? Es muy buen tipo.

-¡¿Buen tipo?!- ladró Koshino poniéndose en pie-. ¡Ese monje pelirrojo es lo peor que he visto en mi vida! Si no supiera jugar al baloncesto juraría que es un simple macarra idiota sin cerebro.

-Tu siempre juzgando profundamente a las personas, Koshino- lo reprendió con una mala mirada. Su compañero de equipo, y amigo, tenía que reconocer, se volvió a sentar ligeramente sonrojado-. No sabemos como es Sakuragi fuera de la cancha, así que dejad de juzgarle. Del mismo modo no juzguéis tampoco a Rukawa sin conocerlo. Y para vuestra información, viene el sábado. No hay nada más que hablar. Si no os gusta ya sabéis donde está la puerta.

Y dicho y hecho se levantó de su sitio sin ni tan siquiera acabarse la comida.

-Está peor que cuando se echa novia- comentó Koshino.

Fukuda y Hikoichi lo observaron fijamente.

-¿Tú crees?

-Al menos con una novia estaba feliz y sonreía tontamente gracias al sexo gratuito.

-Koshino- musitó Hikoichi con tono preocupado-. ¿Crees que Sendoh necesita un final feliz?

Koshino también se levantó de la mesa después de dedicarle un aspaviento.

-¡Este tío es tonto!


-Hikoichi ha insinuado que necesitas un final feliz- le comentó Fukuda aquella tarde, en la penúltima hora lectiva del día y con una sonrisilla en el rostro.

Levantó la cabeza de su libro de trigonometría.

-¿Final feliz?- cuestionó atónito, haciendo que la chica que se sentaba justo delante suyo le dedicara una mirada asustadiza-. ¿Cómo se le ha podido ocurrir eso?

Fukuda se encogió de hombros sin borrar la sonrisa de su rostro.

-Koshino dice que estás más irritable que cuando tienes novia, pero ahora, como tu compañero es Rukawa y no una mujer… estás falto de finales felices.

-Koshino sigue teniendo un concepto muy extraño de mi tras dos años- admitió recargándose contra la silla-. Yo soy feliz con final feliz incluido o no. No estoy más irritable por no tenerlos, simplemente estoy más irritable porque le encanta despotricar contra Rukawa. Y llegará un día en que me cansaré de decir que Rukawa no es mal tipo.

-Y arderá Troya.

-Y arderá Troya- sentenció mientras el profesor entraba por la puerta-. Y ahora se buen tipo y dime las respuestas del ejercicio tres, que parece que ese si que es un capullo integral no dejando que lo resuelva.

-¿Y pretendes que yo lo haya resuelto?- le preguntó a su vez-. Tú sacaste un cuarenta y cinco en el último examen, yo un veinte.

Al oírlo, se exasperó.

-¿Y yo a quién le pido ayuda ahora?

-Sendoh- musitó la chica que tenía delante. Keiko, una preciosidad e inteligente que siempre había ido a su clase-. Yo puedo darte las respuestas. Y también un final feliz si quieres.

Mientras le hablaba lo miraba fijamente a los ojos. Keiko los tenía de color marrón oscuro, casi negro, y alrededor de su pupila era incapaz de encontrar la franja nítida que si encontraba en Rukawa.

"No son los ojos de Rukawa" pensó, y, en cierto modo, se sintió decepcionado.

-Gracias Keiko- le agradeció con una sonrisa sincera-. Pero aceptaré solo los ejercicios y alguna clase extra en la biblioteca. De trigonometría y dibujo técnico si no es molestia.

Keiko sonrió ladinamente.

-¿No de ciencias apartado anatomía?

-Ese apartado lo llevo perfectamente al día.

Cuando se volteó para copiar los resultados vio como Fukuda se reía a su lado.


-¡Final feliz!- le gritó desde la cocina-. ¿Te lo puedes creer? Esos tipejos parecen llevar más control sobre mi vida personal que yo- admitió volviendo al salón cargado con una bandeja de aperitivos.

-Yo no quiero tener nada que ver con esto, espero que lo entiendas.

Sendoh dejó la bandeja en la mesa.

-¡Por supuesto que lo entiendo!- exclamó con alegría-. Si hubieses dicho lo contrario empezaría a tener unas sospechas muy extrañas y me sentiría muy extraño contigo revoloteando por mi alrededor…

-¿Cómo una avispa?

-Exactamente.

-Pues no te preocupes, que no soy de esa clase- admitió tomando asiento en el sofá-. Pero ahora estoy intrigado, ¿Qué pasó con Keiko?

Sendoh se sentó en su sofá predilecto y Kuro se lanzó directo a su regazo. Empezó una lata de cerveza justo después de limpiarla cuidadosamente.

-Me dio clases. Es muy buena profesora, consiguió que entendiera el temario perfectamente. Y no- sentenció con tono duro-, no pasó nada.

-Te acabo de decir que eso no me importa.

-¿Ni un poquito, Rukawa?- le preguntó con tono meloso-. Pierdo horas mirándote, lo mínimo que podrías hacer es…

-Está bien…- musitó arrastrando innecesariamente la última sílaba al hablar-. ¿Qué pasó exactamente con Keiko?

-Nada- repitió mirándolo fijamente a los ojos-. Simplemente quería que lo tuvieras claro.

-¿Por qué?

-¿Por qué?- le devolvió la pregunta con tono inocente. No obstante, el sonido del timbre le evitó contestar. Kuro saltó del regazo de su dueño y movió con energía la cola-. Kuro, quédate con Rukawa.

Entendiendo completamente a su dueño, Kuro se quedó junto a él. Perdido en sus pensamientos, lo recogió y lo acarició detrás de las orejas.

-¿Por qué, Kuro? No entiendo.

Kuro le dedicó una mirada que decía que él tampoco entendía nada. No pudo evitar alzar al perro, sonreír y besarlo en la copa de la cabeza.

Notas finales:

¡Y tadá! ¡Fin del capítulo!

Si, ya sé que es corto, pero esta vez no os podéis quejar. No hay avances físicos, pero si psicológicos. No hay toqueteos, pero hay pensamientos extraños. No hay acción, pero hay ligeros gagas humorísticos.

Lo cierto es que este capítulo me ha resultado sencillo, rápido y placentero a la hora de escribirlo. Lo he escrito en apenas dos días, pero creo que, por fin, he conseguido cogerle el truco al fic y ahora las cosas marchan sobre ruedas. Si, hemos perdido un poco de tiempo con Sendoh en clase, pero no quiero que el fic se centre simplemente en la relación que tienen únicamente Sendoh y Rukawa, sino en como se ve a su alrededor toda la dinámica. No sé si me explico vaya xD

En fin, si el anterior capítulo era una cosa rara que a mi me gustaba pero al público en general no (es más, es de los capítulos que menos reviews he recibido sin contar el primero xD), espero que este nos guste a ambos por igual. Es sencillo y directo, ¿Qué más queréis? xD

Por cierto, no sé si habréis entendido la sutileza del final. Sendoh hace mucho hincapié en que no ha hecho nada con Keiko, ¿No os parece adorable? (Y no, no es ironía, no ha hecho nada con su recién sacada de la manga compañera ayuda de fatigas). En fin, si os preguntáis también que es lo que se supone que había dicho Rukawa al principio del capítulo y que había tenido a Sendoh dubitativo un fin de semana, abro concurso oficialmente para que me digáis que es. Yo no lo sé, es más, estuve un buen rato pensando que podía ser y al no llegar a una conclusión, decidí dejarlo. De ahí que me costara arrancar con el capítulo (bueno, entre eso y que a mitad de semana pille la otitis y las anginas más brutales de los últimos cinco años de mi vida. Resultado: Dos días en cama y 875 mg de antibióticos. Casi nada). ¿Por dónde iba? ¡Ah si! Acepto sugerencias respecto a ese punto con total confianza. Puede que cojas vuestra idea, o que simplemente acabe escribiendo otra cosa. Porque lo más seguro es que continúe escribiendo después de colgar el capítulo y mi cerebro ultra troll seguro que decide seguir el argumento a raíz de ese problema y, a menos que tengáis velocidad supersónica, no veré la respuesta xD. Pero no os desaniméis, posiblemente acabaré haciendo otra cosa y cuando vuelva para escribir tenga muchas, muchas sugerencias (guiño, guiño, me gustan los reviews, guiño, guiño y adoro las sugerencias. (Y no es ironía xD)).

Resumiendo: Simplemente soy feliz si habéis conseguido leer hasta aquí, y os diré algo. En un principio en este capítulo iba a pasar algo, pero entre pitos y flautas no ha acabado pasando nada. ¿Por qué? A veces pienso que la escena se desarrollara de una manera, y luego resulta que cuando me pongo a escribirla no lo hace igual que en mi mente, ergo la hemos liado, ergo no ha pasado nada.

Besos y nos leemos!

Ankin.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).