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Nada que perder por Ankin

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Notas del capitulo:

Aclaraciones al final del todo.

NADA QUE PERDER

Capítulo 2: Sobre partidos y preguntas varias.

Sendoh vivía en un bonito barrio alejado del centro de la ciudad, pero suficientemente bien comunicado y organizado para que no pareciera apartado. El bloque de pisos era, como había dicho, más sencillo que los que tenían enfrente, de marcado estilo oriental y caro, pero cuando vio la distribución general de la casa una vez puso el pie dentro, juró que no sabía que decir.

El piso en si no era llamativo, pero acostumbrado a su casa más oriental que occidental, le sorprendió la sobriedad y la ausencia total de la distribución japonesa.

-Tendrás que dormir en mi habitación, espero que no te importe- le dijo acercándole un par de zapatillas de estar por casa.

Sigue siendo japonés a pesar del piso”, pensó mientras las aceptaba.

-¿Y tu dónde vas a dormir?

-En la habitación de mi hermana.

-¿Y ella?

Sendoh se encogió de hombros mientras lo hacía pasar hacia el lado derecho del piso, la zona de las habitaciones.

-No está aquí los fines de semana- respondió abriendo la puerta más alejada de la entrada-. Este es mi cuarto. Tranquilo, que he cambiado las sábanas.

Rukawa entró detrás de su anfitrión. La habitación, al igual que el resto del piso, era grande, espaciosa y luminosa, pero Sendoh se había encargado de atiborrarla de pósteres, notas y fotografías hasta el punto de que parecía una guarida. La cama con patas presidía el centro de la habitación, justo debajo de una canasta de básquet de juguete. No obstante, una de las cosas que más le llamó la atención fue un mural de corcho con fotografías enganchadas con chinchetas. Había de toda clase, desde fotografías de él con el equipo, con un grupo de chicos que suponía que eran sus amigos y con una joven a la que estaba besando. Apartó la vista y dejó la mochila en el suelo.

-¿Tu novia?- preguntó al sentirse observado.

-Ex-corrigió-. Ahora salgo con otra, pero Yûko fue mi primera, así que me da pena quitar la foto.

-¿Y la nueva no estará celosa?

Se encogió dehombros.

-No tiene por qué. De todos modos tampoco estamos saliendo estrictamente, ¿Me explico?

-No te creía de esa clase de personas.

Sendoh le dedicó una sonrisilla enigmática.

-No soy esa clase de persona- matizó-. Nos acostamos juntos, sin compromisos, pero solo entre nosotros. Somos fieles el uno con el otro.

-No me interesa, no tienes porque explicarte.

-Bien- cortó saliendo de la habitación, como si no le importara realmente lo que acababa de decir-. Este es el baño, puedes usar cualquier cosa que haya en él, siempre y cuando presupongas que es mía. Cosa no muy difícil, porque las otras cosas son de mi hermana y son abiertamente femeninas- especificó abriendo la puerta.

A diferencia del baño de su casa, en este había una ducha.

-El secador está en ese cajón- continuó abriendo un cajón al lado de la pica-. No sé si lo usarás, pero eres libre de hacerlo.

-No uso secador- respondió escuetamente.

Sendoh salió del baño y le señaló otra puerta, con la misma calma parsimoniosa con la que le había mostrado el baño.

-Esta es la habitación de mi hermana, por si necesitas cualquier cosa. La del fondo del pasillo es la de mis padres.

-Ok.

Durante un momento, se instaló entre ambos un incómodo silencio que no sabía remediar. Por suerte, Sendoh siempre parecía que tenía algo que decir a pesar de que no fuera nada serio.

-Y bueno, dime ahora de que quieres las pizzas, ¿O prefieres que pidamos Ramen, o Hamburguesas?

-La pizza está bien. Me da igual cuál, te dejo que escojas.

-¿Barbacoa y Oshi va bien?

-Sí.

-Ahora las pido- dijo antes de llevarlo al salón, inspirado sin ninguna clase de dudas con un modelo típicamente Europeo.

-¿Y cómo es que esta semana no has invitado a tus amigos?

Sendoh sacó la cabeza por la puerta del salón con el teléfono y panfleto de la pizzería en mano.

-Semana si, semana no- contestó-. ¡Ah! Hola, mire llamo para pedir una pizzas…

Rukawa cogió el mando de la televisión y pasó canales, esperando a que Sendoh volviera para continuar su conversación. Apenas un minuto más tarde ya se había sentado a su lado en el sofá.

-Tardarán una media hora- musitó viendo como pasaba los canales-, pero el partido empieza en dos horas.

Observó distraídamente la hora en su reloj.

-¿Por qué empieza a las diez de la noche?

-¿Diferencia horaria?- le cuestionó con tono sarcástico.

Dejó el mando de la televisión sobre la mesa.

-¿Pero no son por diferido?

Sendoh negó con la cabeza volviendo a coger el mando.

-No, son a tiempo real. Está bien la cosa, ¿No crees?

Se encogió de hombros como única respuesta.

.-.-.-.-.-.-.-.

La cena estuvo bien. Sendoh no paró de hablar, y se preguntó seriamente si no se cansaba de ello. No lo parecía, así que se limitó a escuchar, a asentir en alguna que otra ocasión y responder muy de vez en cuando. La gran mayoría de las veces había acabado rodando los ojos, pero a Sendoh no le había importado en absoluto, simplemente se había reído con una carcajada.

-Eres raro- lo oyó decir en uno de esos silencios tranquilos que se instalaba entre ellos entre conversación y conversación-. ¿No te incomoda no hablar nunca?

-Tú también eres raro- respondió con un marcado deje de superioridad. Sendoh sonrió despreocupadamente ante aquello, posiblemente quitándole hierro a su tono-. Y no digo nada.

-A mi no me importa que seas raro, ¿Sabes?- continuó cogiendo otro trozo de pizza-. La normalidad aburre. Ser como los demás no tiene gracia.

-¿Por eso vas peinado como si fueras un puercoespín?

Sendoh rió a carcajadas ante aquello, pero vio como se sonrojaba ligeramente.

-No…- musitó un tanto avergonzado-, es un peinado cómodo para todo. No me gusta ir rapado, así que…

-¿Has pensado alguna vez en ser profesional?

-¿Vivir del baloncesto?- parecía tan sorprendido por la pregunta que se tuvo que morder la lengua, reprendiéndose mentalmente por haber hablado-. La verdad es que no se me había ocurrido nunca. Para mí el baloncesto es una vía de escape, no un modo de vida.

Dejó su trozo de pizza en el plato, recostándose contra el cómodo respaldo del sofá.

-¿Tú sí?

Se volteó a mirarlo de nuevo. La sonrisa amigable había desaparecido del rostro de Sendoh, otorgándole un semblante serio que no parecía calzar del todo bien con él. Sin embargo, parecía sincero.

-Sí.

Sendoh frunció la boca a un lado.

-Entonces sabrás que algún día tendrás que dejar el país…

-Lo sé.

La sonrisa volvió a aparecer, y lo hizo abiertamente.

-A lo mejor algún día te veo en la tele.

Absorto, observó los anuncios del canal de pago. Cuando salió el anuncio de unas deportivas pensó en lo diferente que sería su vida si lo conseguía, pero entonces recordó que a lo mejor todo se quedaría en un sueño.

-¿Me crees capaz de llegar hasta ahí?

Sendoh asintió.

-Eres un All Star de Japón con quince años, ¿Qué no puedes conseguir en cinco más?

-Tú también podrías llegar ahí.

Lo vio encogerse de hombros.

-No tengo tanta confianza en mí mismo como para ello. De todos modos no soy tan bueno. No a nivel profesional, eso seguro.

-¿Eso crees?

-Sí.

-¿Por qué?

Sendoh arrugó la frente al escucharlo.

-¿Por qué?- repitió- Porque si.

-Eso no es una respuesta.

-Lo dijo el hombre que contesta con monosílabos.

Si cualquier otra persona hubiese dicho aquello, lo más seguro es que se hubiese cerrado en banda y no volviera a abrir la boca de nuevo, pero era Sendoh, y no lo había dicho con mala intención.

-Idiota.

De nuevo la pesada sonrisa.

-Capullo.

.-.-.-.-.-.-.-.-.

El partido estuvo bien, 100 a 70 a favor de los Bulls. Según Sendoh el de la semana pasada había sido una pasada, pero que ese tampoco estaba del todo mal. Le dijo también que se moría de ganas de ver el de la semana siguiente, los Houston Rockets contra un nombre impronunciable según su nivel actual de inglés. Comentó que a pesar de que los playoffs de los Houston Rockets habían sido nefastos, tenían muchas papeletas para ganar. O eso o que su padre había mentido abiertamente sobre los resultados.

-¿Entonces vendrás la semana que viene?- le preguntó ya casi a las dos de la madrugada, mientras ambos estaban tumbados en el sofá tapados con una sábana para prevenir el fresco aire nocturno.

-Vienen tus amigos, ¿No?

-Sí, pero te repito que son buena gente. ¿Tan poco te gusta socializar?

-No.

-No me lo creo. Vamos, ven.

-¿Quién vendrá?

-Pocos- respondió encogiéndose de hombros-. Nadie cree que los Houston Rockets puedan llegar lejos, así que supongo que sólo se pasarán Koshino, Ikegami y Uekusa. Y si su madre le deja, Hikoichi. Fue muy triste la semana pasada, cuando nos llamó diciendo que le habían prohibido venir. ¡Ah! Y Fukuda, el muy- dijo un insulto amigable que no conocía, así que lo olvidó tan buen punto lo pronunció- seguro que viene. La semana pasada se comió unos yogures de mi hermana que no sabía ni que existían. Me ha tenido toda la semana fregando platos por eso…

-Paso- lo cortó-. Mucha gente.

-¿Mucha gente? Si vamos a ser cuatro gatos mal contados…

-Paso- repitió.

Sendoh suspiró, tironeando de la sábana para taparse mejor.

-Tú sabrás lo que haces.

Tironeó de la sábana para devolverla a la posición original. Casi como si fuera un acuerdo tácito, ambos empezaron a tirar de los extremos de la sábana por igual. Al final, sin saber cómo, acabaron golpeándose con los cojines de plumas, como si tuvieran cinco años y estuvieran en una fiesta de pijamas.

-¡Mía, mía!- gritó Sendoh dándole la vuelta al sofá-. ¡Mía!- repitió.

Se dejó caer en el sofá.

-Tú ganas.

Sendoh se sentó a su lado sonriendo ampliamente.

-¿Tienes sueño?

Hasta que no se lo había preguntado, no había caído en cuenta en lo tarde que era. Generalmente a esas horas él ya llevaba casi seis durmiendo…

-Un poco.

-¿Querrás ir mañana al parque?

Bostezó sonoramente.

-Sí.

-¿Te parece bien que nos despertemos a las doce? Podemos ir a comer algo y después a jugar.

-Me parece bien.

.-.-.-.-.-.-.-.-.

Eran casi las doce del mediodía cuando se despertó. Le costó situarse al principio, pero cuando reconoció la habitación se permitió divagar un poco más. Estaba en un estado entre el sueño y la vigilia cuando la puerta de la habitación se abrió, provocando que diera un salto en la cama.

-¿Sigues durmiendo?- le preguntó Sendoh entrando a hurtadillas en su propia habitación.

-No- respondió.

-Bien- musitó acercándose al armario-. Porque había pensado que podrías ducharte y podríamos ir a comer algo por ahí.

Se fregó los ojos con el dorso de la mano.

-¿Qué hora es?

-La una del mediodía. Mi madre me acaba de despertar gritando.

Se levantó de la cama con pereza, sintiendo como le crujían los músculos del esfuerzo.

-Tengo sueño.

-Yo también- le replicó Sendoh- pero hay que levantarse. Mi madre puede ser muy convincente cuando quiere.

Arrastrando los pies y después de coger su toalla, se dirigió al baño. No tardó más de diez minutos en asearse, y apenas tuvo que esperar a que Sendoh hiciera lo mismo.

Estaba ocupado poniéndose los calcetines cuando alguien le sorprendió entrando en la habitación como una exhalación. Levantó la vista con suficiente rapidez para encontrarse cara a cara con un perro que no levantaba más de dos palmos del suelo. El animal apenas lo miró y se dirigió con paso firme debajo del escritorio, dónde se acomodó al lado del enchufe. Tan ensimismado estaba por el comportamiento del animal que desconocía hasta hacía un escaso minuto, que no se dio cuenta cuando alguien se sentó a su lado.

-A veces pienso que el enchufe va a dar un chispazo y lo va a dejar frito- murmuró Sendoh observando al perro-. ¿A qué si, Kuro?

El perro levantó la pequeña cabecita y sacó la lengua antes de lanzarse contra los pies de su dueño. Sendoh lo tomó en brazos y le rascó la barriga.

-Este es Rukawa- dijo entre muchos balbuceos de bebé-. Y es un arisco, pero no pasa nada, ¿Verdad?

No vio venir el hecho de que le pusiera el perro en la cara, tampoco el lametón ni los intentos frustrados del pequeño animal por alcanzarlo.

-Y esta cosita rechoncha de aquí- continuó alejando al perro de él-, es Kuro, el perrito que recogimos hace cinco años de una perrera- explicó-. Así que ya están hechas las presentaciones, Kuro y Rukawa.

Cuando volvió a acercarle el perro para que lo acariciara, no levantó ni la mano.

-¿Muerde?

Sendoh volvió a apartar el perro de su alcance.

-¿Tu lo estás viendo bien?- le preguntó-. Ni aunque quisiera podría hacerte algo. Además, esta bola de pelo es muy amable. Soy su dueño.

-¿Y dónde estaba anoche la bola de pelo?

Dejó al perro en el suelo, que volvió a su, supuestamente, sitio predilecto.

-En el campo, con mis padres- contestó-. Y eso me recuerda que, una de dos, o nos movemos rápido o mi madre te va a enseñar mi álbum de fotos de bebé, y no tengo ganas de que me veas el culo.

Se levantó de la cama, imitando su movimiento.

-Yo tampoco tengo ganas de vértelo.

-Parece que nos entendemos.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Comieron en una hamburguesería, para acabar de llenar su cupo de comidas no saludables en una semana. Tras eso, se pasaron toda la tarde en el parque hasta que ya les era físicamente imposible visualizar el aro.

-Anoche estuve pensando en lo que dijiste- murmuró Sendoh atándose las zapatillas.

-¿Qué cosa?

-Sobre lo de ser profesional.

Dejó de guardar las cosas en la mochila.

-¿Y qué pensaste?

-¿Vas a irte antes de entrar en la Universidad?

-No lo sé, todo depende de cuánto tarde en conseguir mi meta.

Sendoh frunció el ceño.

-El año que viene, si todo va bien, voy a intentar entrar en la Universidad. Podrías mirar conmigo las solicitudes si la oferta sigue en pie para entonces.

-Voy a intentar ser el mejor de Japón.

Lo vio sonreír.

-Eso ya lo suponía, ¿Crees que lo vas a tener tan fácil?

No se esperaba que el camino al éxito fuera sencillo. Nunca había de dar algo por supuesto, de eso estaba completamente seguro.

Notas finales:

De nuevo un capítulo corto, pero no me atrevía a continuar la historia en este mismo capítulo porque lo que viene a continuación es ligeramente distinto.

¿Por qué Sendoh tiene un perro? No lo sé. Mientras escribía me acordé del perro de mi hermana y pensé que le pegaría. Después me acordé de que a Rukawa siempre se le ha relacionado con gatos, y puesto que su relación pretende ser antagónica con Sendoh, ¿Qué mejor analogía que Gato-Perro?

Por cierto, disculpad mi error en el capítulo anterior. En ese capítulo se comentaba que el partido que iban a ver Sendoh y Rukawa era Chicago Bulls contra Memphis Grizzlies. Por la época en la que está ambientada la historia, (Ahora estaríamos a finales de setiembre de 1994), los Memphis no jugaban en la liga de la NBA. (Si, me he estado mirando los equipos de esa época, y me he fijado en el detalle de que los playoffs de los Houston Rockets, que al final terminaron ganando la temporada, habían sido malos). ¿Por qué escogí entonces poner a los Memphis? Básicamente porque era el nombre de equipo de Baloncesto que tenía más a mano. (Leyendo jugadas de baloncesto acabé, no sé cómo, leyendo la biografía de Pau Gasol, que precisamente jugó en ese equipo durante seis temporadas y media antes de fichar por los Lakers). De ahí que fuera el equipo en el que primero se me ocurriera pensar. Dicho esto, pensad que el partido que se supone que han visto Sendoh y Rukawa era contra cualquier otro equipo.

¿Qué más? Este capítulo ha sido algo extraño y, a parte de la curiosidad de los equipos, me gustaría deciros que uno de los sabores que pide Sendoh en la pizza es completamente de cosecha propia. El otro día estaba viendo las reposiciones de Ugly Betty en el canal Divinity, y salió un diseñador japonés llamado Oshi. Como quería que la pizza contuviera algún ingrediente que aquí no tenemos, se me ocurrió ponerle de nombre Oshi. Imaginaos lo que queráis respecto al gusto de esa pizza xD

Como iba diciendo, el capítulo me ha resultado extraño porque llegado un momento no sabía cómo continuar la historia y empecé a escribir a lo loco. Esta tarde, antes de ir a clase, me he  puesto y he rellanado el espacio que había entre lo que consideraba correcto del capítulo y lo loco. Al final eso me ha servido de conexión para ambos, así que estoy satisfecha.

Por cierto, sé que la historia va lenta, pero me está encantando explorar a los personajes. Nunca había tocado (en el sentido de escribir) a personajes como Sendoh y Rukawa, así que estoy aprendiendo sobre la marcha. Como ya he dicho otras veces tengo al original muy fresco, pero a veces me da la sensación de que acabó con OOC y no me gusta nada. Agradecería que me dierais vuestra opinión sobre ese aspecto. También me fijo mucho en el maravilloso Doujin de Prin (Deep Purple), y a veces acabó pensando si los personajes harían algo así en el Doujin, pero otras me doy cuenta de que es muy difícil hacerlo porque, básicamente, no pertenezco a la cultura japonesa y el desfase de años que hay entre la época de ambientación de la serie y la época actual no dicen mucho a mi favor. ¿Qué le vamos a hacer? Yo en 1994 tenía tres años xD. Pero si pienso que las cosas no han cambiado tanto desde entonces la situación puede ser salvada.

Y antes de aburriros más, me despido, os pido un review (no sabéis lo que me alegran cuando los recibo), y nos leemos!

Saludos, Ankin 


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