-¡No perderé! ¡No perderé otra vez ante ti!-exclamo Zoro con la voz ronca por el esfuerzo, sin importarle en lo más mínimo quedar lleno de cortes que a cada minuto entorpecían su ritmo- ¡no dejare que te salgas con la tuya!-grito con convicción, logrando conectar un par de certeras estocadas y cortarle su brazo izquierdo, el cual debido por el cansancio de su enemigo, tan solo pudo detener la hemorragia pero no volver a regenerarse-
-¡no cantes victoria antes de tiempo, Roronoa!-respondió Ikasaka haciendo trastabillar al moreno, logrando que cayese al suelo y soltase dos de sus katana- ¡¡¡MUERE!!!-grito mientras concentraba todo su poder en un último ataque, viendo como el chico intentaba defenderse poniendo su katana blanca entre ambos, mientras que aquel resplandor dorado cubría el campo de batalla durante unos segundos y un horrible grito se escuchaba en el lugar…-
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Todo había ocurrido en un segundo. Todo había pasado tan rápido, que ni siquiera el mismo podía acabar de creer la escena que se encontraba frente a sus ojos.
En aquel momento Zoro pensó que perdería su vida a manos de Ikasaka, que otra vez vería su fin a través de esa espada maldita pero sin tener una segunda oportunidad de poder recuperar lo perdido, de poderlo recuperar a él. De poder recuperar a Sanji.
Pero entonces, había ocurrido lo imposible.
Aquel haz de luz había tomado forma corpórea antes que el poderoso ataque de su enemigo impactase contra su cuerpo, protegiéndole de aquel golpe mortal antes que fuese demasiado tarde. Sintiendo aquella calidez extrañamente familiar el peli verde abrió los ojos poco a poco, topándose con la figura del cocinero rodeada por aquel resplandor dorado, cubriéndole con dos esplendidas alas que emergían desde su espalda.
-¡No dejare que lo toques!-exclamo con furia el rubio, sin dejar de abrazar al peli verde quien, atónito, aun no podía reaccionar-
-¿co-como es posible…? Se supone… ¡se supone que tu estas muerto, KuroAshi!-grito Ikasaka mientras señalaba su katana, ahora carente de aquel brillo dorado que habia obtenido luego de acabar con la vida del cocinero momentos atrás- ¡no es posible que sigas vivo! ¡Que estés consiente de lo que ocurre! ¡Tu alma debió ser absorbida por mi Reddo Kiba!-cayo de rodillas sin poder entender lo que ocurría, viendo con Sanji soltaba suavemente al moreno y se ponía frente a él, aun protegiéndolo-
- tú mismo lo has dicho, mataste a mi cuerpo, pero mi alma aun sigue aquí-sentencio con firmeza el oji azul, caminando lentamente hacia donde se encontraba el pelirrojo- la fuerza de tu arma es impresionante, un poco mas y hubiese sido demasiado tarde para todos-susurro, cerrando sus ojos a escasos metros del enemigo- perdí mucha fuerza desde aquella vez, cuando nos encontramos con Jirou antes que el marimo y los demás fuésemos arrastrados hacia esa dimensión- batió con delicadeza sus blancas alas, mostrándolas en toda su extensión-
El espadachín ahogo un grito en su garganta, sintiendo como lagrimas se acumulaban en su único ojo mientras intentaba ponerse de pie pese al horrible dolor que sentía su cuerpo en aquellos instantes. Solo un pensamiento recorría su mente en ese instante: debía salvar a Sanji, constase lo que costase.
Las enormes y esplendidas alas de su rubio estaban dañadas en ciertas partes, horribles heridas que se extendían desde la base de las mismas y que, en incluso algunos sectores, habían teñido su resplandeciente plumaje de un horrible tono carbón.
-ya lo entiendo-murmuro Ikasaka, mirando a Sanji con todo el odio del que era capaz- con que aquel mito era cierto después de todo: “todas las personas representan a través de su alma aquello que verdaderamente son y que el cuerpo que las retiene no es capaz de mostrar”-hizo una pequeña pausa, viendo como el oji azul acariciaba una de sus alas y una pluma negra caía de esta, perdiéndose en la inmensidad del cielo producto de la brisa- la verdad ya tenía mis sospechas, sabía que eras un hombre extremadamente fuerte y que poseía un alma particularmente fuerte y poderosa. Pero nunca espere que fueses un ángel, un ángel inútil por cierto-sonrió sádicamente, poniéndose de pie mientras el rubio abría lentamente los ojos- perdiste mucho potencial luego que mi katana te hiriese por primera vez, pero eso al parecer te tiene sin cuidado-
-tienes razón, desde aquel encuentro con tu subordinado perdí muchos recuerdos que no volveré a recuperar-suspiro en señal de abatimiento, mientras sus ojos adquirían un tono triste- antes del incidente en el barco que vivía antes de conocer al viejo Zeff, no recuerdo absolutamente nada- tomo suavemente la mano del espadachín, quien con mucho esfuerzo había logrado llegar a su lado y aun temblaba ligeramente debido a las heridas que tenía en su cuerpo y de las cuales aun manaba abundante sangre- pero es un precio pequeño del cual valió la pena pagar-miro a Ikasaka con decisión, frunciendo el seño con fuerza- esa espada tuya se encarga de debilitar el alma de las personas lo suficiente como para poder absolverlas y hacerse de su poder. El alma se compone de todos los recuerdos que juntamos en nuestras vidas, junto con los sentimientos que tenemos por los demás. El amor y el cariño que sentimos por las personas que amamos es aquello que realmente nos hace fuertes, y perder aquellas emociones es lo que realmente nos debilita- vio como el pelirrojo sonreía torcidamente al ver que se había dado cuenta de aquel detalle, pero no le dio importancia y siguió explicando con calma aquello que, con mucho esfuerzo, había logrado conocer- es por eso mismo que tampoco ninguno de nosotros lograba recordar como habíamos muerto, o que había pasado antes de ello. Al hacerte de nuestras almas las pudiste enviar a esa dimensión, haciendo que ocupásemos los cuerpos vacios de quienes serian nuestras contrapartes, llenándolas nuevamente de recuerdos para que, una vez que se volviesen aun más fuertes de lo que ya eran, las absorbieses y pudieses hacerte del poder necesario para controlar ambos mundos-
-me sorprende el grado de conocimiento que has logrado obtener con tan pocos medios a tu disposición, KuroAshi. Realmente te mereces la fama de genio-aplaudió el mayor, complacido al ver que aquella pelea no sería tana aburrida después de todo- pero sé que ni tu ni yo sabemos cómo pudiste llegar a aquel mundo con tu cuerpo original pero fue aquello lo que me dio una pista del verdadero método que debía seguir para conseguir un alma realmente fuerte…-miro con sorna al espadachín, quien se había tensado ante sus palabras y le miraba con furia mal reprimida- pero justamente esa respuesta, la tengo aquí-acaricio con cariño su katana, riendo escuetamente al ver la mueca de asombro que teñía el rostro del cocinero en esos momentos- contrario al precio que debiste pagar para seguir a tu querido espadachín al otro mundo, esta vez sí que pagaste un precio elevado para mantenerlos a todos con vida-
-lo sé, y no me arrepiento de nada-esta vez fue el turno de Sanji de sonreír, logrando confundir a su enemigo- no me importa haber acabado maldito luego de ello, romper uno de los mayores tabú solo por verlos a todos otra vez con vidas y regresarlos donde pertenecen valió la pena, por eso es que no me arrepiento-el brillo dorado volvió a cubrir su cuerpo, rodeando también el del moreno quien se sorprendió al sentir aquella misma extraña calidez que había sentido cuando una extraña luz había rodeado su cuerpo antes de poder recuperar su apariencia original aquel fatídico día en que el ejército enemigo irrumpió en su escuela y Mihawk casi perdió la vida por protegerlo- te demostrare que lo que hice valió la pena, recuperare mis recuerdos y volveré al lado de Zoro una vez más ¡porque no me importa haber roto mis propias alas, mi propia alma, para proteger a las personas que amo!-
Tsusuku (o tal vez no xD)