-te lo dije, imbécil. Te dije que acabaría contigo de una vez por todas-susurro con odio el espadachín, viendo con asco el cuerpo moribundo de su rival- la muerte es lo mínimo que mereces luego de todo lo que hiciste, pero recuérdalo, cuando esta vida acabe iré por ti al infierno ya acabare con esta pelea de una buena vez-una sonrisa sádica se formo en su rostro, que poco a poco se fue suavizando al ver a Sanji a su lado, con lagrimas de los ojos-pero hasta entonces cuidare de este idiota, lo traeré de vuelta cueste lo que cueste. Lo protegeré con mi vida, no dejare que esto vuelva ocurrir otra vez-le abrazo contra si, siento aquella reconfortante calidez rodeando su cuerpo- ya todo acabo, es hora de volver a casa, Sanji…-
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El peli verde abrazo con fuerza a Sanji contra su pecho, intentando reconfortarle luego de la horrible experiencia que había sufrido por culpa del pelirrojo. Suspiro algo más calmado al sentir como los sollozos de su novio poco a poco iban amainando, viendo no sin cierto asco a Ikasaka; tendido boca arriba en el suelo y aun desangrándose por las heridas que tenia, completamente inerte luego que la vida escapase finalmente de su maltrecho cuerpo.
Acaricio con suavidad su mejilla, limpiando el aun patente rastro de lágrimas mientras acercaba su rostro al suyo, besándole lentamente. Finalmente aquella pelea había acabado, finalmente habían acabado de una vez por todas con Ikasaka, con aquel hombre que había arruinado sus vidas y les había separado de sus seres queridos.
Pero ahora finalmente podrían volver a casa, no sin antes devolver a los demás a su mundo y acabar con los detalles aun pendientes con la marina y el resto. De solo imaginar volver a tener a Sanji entre sus brazos como aquella ultima vez en su mansión dibujaba una sonrisa tonta en su rostro, percatándose que el rubio se había dado cuenta de sus intenciones y sus mejillas se habían teñido de un leve carmín.
Soltaron una pequeña carcajada, contentos luego de todo el dolor y la tristeza que habían vivido injustamente. Ahora solo quedaba buscar una manera de volver al oji azul a su cuerpo y podrían poner fin a aquella deprimente y trágica historia.
De un momento a otro aquel cálido ambiente se vio roto por el horrible sonido, asombrados al ver como la katana de pelirrojo se desintegraba frente a sus ojos, convirtiéndose en cientos de ases de luz que se perdieron en el cielo mientras que unos pocos se dirigían a sus propios cuerpos, cubriéndoles unos instantes de un suave brillo dorado. Uno a uno los recuerdos que les habían sido arrebatados revivieron en su mente, mostrándoles la verdad tras Ikasaka de la misma forma que había ocurrido horas atrás, cuando el cielo les había mostrado sus propias muertes y dándoles una pista para poder ganar aquella batalla definitiva.
-tus alas…-murmuro Zoro asombrado luego que el brillo en su cuerpo se desvaneciera, viendo maravilladlo como poco a poco y a medida que los recuerdos volvían a Sanji sus alas empezaban a curar y volvía a tener el mismo tono dorado que el resto del plumaje-
El moreno bajo la mirada, entristecido al ver la cantidad de ases de luz que volvían al cuerpo de su amado, dándose cuenta de los enormes sacrificios que había hecho por ellos aun a costa de su propia alma y existencia. Pero aun así, sabía que tal y como le había dicho el rubio, era incapaz que recuperase todos sus recuerdos perdidos, dejando enormes vacios en su memoria y profunda melancolía en su corazón…
-finalmente logro recordarlo todo, Zoro-susurro el cocinero con los ojos aguados, aun abrazándose con fuerza al peli verde al notar el tinte de dolor que teñía su único ojo-vamos, tenemos que volver con los chicos para explicarles lo que ocurrió y devolverlos a su mundo-hizo una pequeña pausa, consciente que el espadachín aun se encontraba malherido- ¿puedes…caminar…?-pregunto algo temeroso por su estado, viendo como Zoro le sonreía suavemente y tomaba una de sus manos entre las suyas, dándole un casto beso-
-no te preocupes, estoy bien, solo un poco cansado-respondió en su oído con ternura, sonriendo aun más ampliamente al ver como el sonrojo en sus mejillas se acrecentaba producto de sus palabras- todo gracias a ti…-poso su mano en su barbilla sin rudeza, mirándole fijamente a los ojos- solo me preocupa…me preocupa que tanto daño hayas recibido por haber curado mis heridas…de que hayas acabado maldito…de romper ese tabú que mencionaste…-murmuro con preocupación, notando el tinte de culpa en los orbes de su amado-
Sanji agacho la cabeza, impotente, mordiendo sus labios con fuerza sin atreverse a decir palabra alguna. Se sentía como un cobarde, sabiendo que en el instante en que la verdad saliera de sus labios nada a volvería a ser lo mismo.
No después de lo que había hecho…
-lo que hice, el tabú que rompí, es uno de los más graves de todos…-susurro con la voz calmada, pero teñida por el dolor- desde el instante en que decidí sacrificarme por su bien y el tuyo, prácticamente acabe vendiendo mi alma al diablo…-sintió como el peli verde le envolvía entre sus protectores brazos, intentando mantenerse fuerte al igual que el- el poder que ocupe para superar a Ikasaka es algo que escapa de la comprensión humana, y aunque en un principio lo descubrí por mera casualidad, acabe cayendo tan sucio como nuestro propio enemigo…-
Notando su indecisión y aun más preocupado que antes, Zoro estrecho con más fuerza el delgado cuerpo de su compañero contra el suyo propio, besando suavemente sus mejillas y limpiando las únicas lagrimas que habían logrado escapar por sus brillantes orbes. Entendía el esfuerzo que estaba haciendo para contarle aquello, pero sentía una horrible sensación en su pecho, sabiendo que las próximas palabras que salieran de la boca del cocinero podrían marcar su vida para siempre.
-un alma destrozada es un pecado a toda regla, pero aunque lo que ocurrió en un principio no fue nuestra culpa y por ende no corrimos riesgo alguno, una vez rota no puede ser reparada...-hizo una pequeña pausa, intentando que su voz no temblase tanto como su propio cuerpo- sacrifique mis propios recuerdos para salvarles, pero a cambio acabó yo mismo rompiendo mi propia alma en cientos de pedazos, desestabilizándola…acabando poco a poco con ella…-hizo una pequeña pausa, sacando valor de lo más recóndito de su corazón para confesarle a su pareja aquello que por mucho había ocultado de su vista y de los demás- gracias a que estuve encerrado en aquella dimensión y ahora que he recuperado gran parte de mis recuerdos robados por Ikasaka el proceso se ha ralentizado, pero en algún momento, seguramente cuando vuelva a morir yo…yo me convertiré en un demonio…-
El peli verde quedo en shock, sin querer aceptar la confesión que había salido de los labios del oji azul. Le tomo con fuerza por los hombros, intentando en vano frenar las lagrimas que caían abundantemente de su único ojo sano, teñido por el miedo y el dolor que aquella irrefutable verdad habían provocado a su destrozado corazón.
-¡¿Por qué Sanji?! ¡¿Por qué hiciste eso aun sabiendo lo que pasaría?!-exclamo temeroso, con su cuerpo temblando de la impotencia al darse cuenta de la verdad que se había ocultado por tanto tiempo tras la máscara del rubio y que ahora, finalmente, había caído-
-porque estaba desesperado, y esa era la única opción que tenía en esos momentos…-confeso arrepentido, sabiendo el dolor que estaba causando al peli verde- se que no era la mejor decisión, pero no podía salvarles a todos sin pagar un precio justo…un precio que no estoy arrepentido de pagar, porque fue un pequeño sacrificio para poder verles a todos sanos y salvos…para poder volver a tu lado una vez más- le abrazo con fuerza, escondiendo su rostro en su amplio pecho sin poder soportar más aquella agonía-
-pero volveré a perderte, tendré que dejarte ir cuando el plazo acabe…-comento en voz queda, mirando a la nada sin poder creer que luego de todo lo que habían pasado, el infierno iniciado por Ikasaka aun no había acabado- ¡no es justo! ¡No quiero separarme de ti otra vez!-
-no te preocupes, luego que muera solo tendré que cumplir una pequeña condena…pero el tiempo que estaremos separados será menor que antes, te lo prometo…-aseguro el rubio decididamente, besando los labios del moreno con delicadeza-
Zoro callo, recibiendo con gusto aquel beso a pesar de sentir la impotencia bullir en sus venas con fuerza y una horrible opresión en su pecho. Sabía que por más que lo negase, Sanji tenía razón. Aquella había sido la única forma de vencer al pelirrojo sin perder su vida, pero el simple hecho de pensar todo lo que había hecho por su causa, solo para volverle a ver una vez más, hacia que las lagrimas volviesen a deslizarse por sus morenas mejillas-
Sabía que Sanji había sufrido por décadas a la deriva, esperando por su encuentro. Entendía que el sufrimiento de verse separado otra vez seria muchísimo peor para él, pero que gracias a su sacrificio ninguno de sus compañeros correría su mismo destino como aquel que había jugado con sus almas solo para hacerse el control de dos dimensiones sin pensar un segundo en los demás y en las vidas que estaban en juego.
Ni siquiera quería imaginar cómo sería su condena…
Pero a pesar de todo, aun y a sabiendas que lo que decía Sanji era verdad, no podía permitir que ocurriera. No otra vez.
Tomo con cuidado su mano, dejando que el rubio les guiara hacia el destrozado castillo donde debían encontrarse los demás a su espera. Fijo su vista en sus esplendidas alas, ya teñidas en sectores por aquellas horribles tonalidades carbón que algún día acabarían por consumir su alma, convirtiéndole en un demonio completo.
El espadachín sabía que no podía dejar las cosas así, que Sanji cargara con toda la culpa una vez más. Sabía lo que debía hacer, estaba decidido a arriesgar el todo por el todo por el rubio que había robado su corazón.
Roronoa Zoro, ya había tomado su decisión…
Tsusuku (o tal vez no xD)