Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Don De Familia por Shin Black

[Reviews - 54]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capitulo 8: Contigo.

 

Los rayos de luz del sol de los sábados era bastante particular, no podían ni compararse con los de la mañana de un lunes, ni tampoco con la pesadez del domingo. Se dio la vuelta para que cubrirse la cabeza con las sábanas pero era demasiado tarde, ya se había despertado por completo. Se incorporó y observó junto a él, la persona más hermosa que hubiera conocido, Kazuya estaba durmiendo aferrado a la almohada; Su sueño profundo le marcaba la paz que vivía ese niño en esos momentos y no quería interrumpirla. Tiró las sábanas hacia el costado, abriendo la cama y notando que llevaba una camisa abierta y sus bóxer, demás de estar completamente descalzo. Suspiró y caminó por la habitación, sin antes tapar mejor al niño que se encontraba aun con la ropa del día anterior, tomó sus pantalones y su saco para salir del cuarto lentamente y caminar por los corredores.

Un sonido lo hizo despertarse mejor y notar el dulce aroma del café recién hecho, se dirigió por instinto a la cocina, abriendo suavemente la puerta corrediza de madera del pasillo, la luz alumbraba cada rincón, se notaba mucho mejor de lo que la recordaba. La mesa estaba hermosamente puesta, había tazas de café, tostadas, algunos pastelillos y galletitas de chocolate, una fuente con fruta y dos vasos de jugo de naranja. Cerca de la cocina, un muchacho con cabello azulado y revuelto, cubierto por una camisa celeste y unos shorts negros, con pantuflas para no tomar frio, se encontraba terminando de tostar los últimos dos panes.

“Esto es lo que quería hacía seis años atrás”, pensó Sanada frustrado, él quería vivir la sensación de despertarse en la mañana y encontrar a Seiichi haciendo el desayuno, a su hijo aun durmiendo abrazado a un osito, su vida de color más claro y no ese lúgubre azul oscuro.

 

–Ya estas despierto, Genichirou –murmuró su suave y dulce voz; Seiichi era realmente especial cuando quería, muy especial, Sanada se sentó en la mesa sin antes agradecer a su anfitrión cortésmente–. Hice el desayuno que tanto te gusta.

–Veo que no haz olvidado nada de lo que me gusta tanto –susurró el moreno y comenzó a tomar un poco de café, amargo, como a él le gustaba. Seiichi sonrió.

–¿Cómo olvidarlo si pasé años soñando con éste momento? –Seiichi se sentó en la silla y comenzó a tomar un poco de jugo, no le gustaba mucho el café, pero como lo ameritaba la reunión, le agregó dos terrones de azúcar para endulzarlo.

–Dulce –susurró–. Como a ti te gusta.

–Y amargo, como a TI te gusta –resaltó el joven tomando una de las tazas de café y llevándosela a la boca.

–Nunca pensé que tendríamos esta oportunidad de traernos a Kazuya a casa y poder dormir junto a él, como lo soñamos tantas veces desde que nació.

–Nos la debía –Genichirou tomó una de las galletas y la saboreó, Seiichi era el mejor cocinero que había en su vida, aun mejor que Marui–. Mmmm, delicioso…..Kanako jamás haría algo así.

 

Frunció el seño e intentó hacer de cuenta que no había oído el nombre de la prometida de Genichirou, pero ¿podía ser que cada vez que estaban juntos salía el nombre de la ZORRA esa? Yukimura no tenía nada contras las mujeres, pero tenía algo contra ESA mujer, más que nada por ser la prometida de aquel hombre que ÉL pretendía, y si había algo más obstinado y terco que un Sanada, ese era un digno Yukimura.
Igual, el silencio borró ese nombre de su mente y pudo observar mejor al moreno, era bastante atractivo, aun más que cuando lo conoció en la pubertad. Sus ojos miel sobresalían de su rostro por la belleza, su piel tostada y sus anchos hombros; al tener puesta esa camisa notaba más su musculatura fuerte que había crecido en esos seis años, odiaba a Kanako por el simple hecho de dormir con ese hombre todas las noches, se preguntó entonces si Genichirou había cambiado en su mecánica para hacer el amor, recordaba lo apasionado que era y no pudo evitar morderse sutilmente el labio inferior, pero bajó la cabeza antes que se le notase que comenzaba a sentirse un poco más caliente de lo normal.

 

–Hoy tengo que ir a la jefatura temprano –avisó Genichirou comiéndose la última tostada–. Por lo que pasaré tarde al hospital a ver a la anciana.

–Yo iré, no te preocupes, y hablaré con ella –suspiró–. Supongo que con todo esto, tiene que ceder la custodia provisional del nene a alguien ¿no? Kazuchan tiene 6 años.

–Lo sé, veré que puedo hacer…..–se levanta–. Tengo que ir a mi casa a bañarme y cambiarme. ¿Está bien si me voy ahora?

–Oh, claro…. –Seiichi también se levantó–. Te acompaño a la puerta ¿si?

–Bueno.

–Oka….sa…n…..Oto….san…..–una suave e indefensa voz se escuchó en la puerta que daba del pasillo a la cocina.

 

Kazuya se encontraba allí fregándose los ojos, con una cansada mirada, completamente agotado, su ropa le quedaba más grande ahora, parecía como se hubiera encogido o tal vez se debía a que se encontraba desarreglada y siempre fue más grande que el mismo niño. Bostezó y Seiichi fue a tomarlo en brazos, el pequeño observó toda la casa bastante más despierto de un segundo a otro y notó que ese no era su hogar.

 

–¿Do…donde estoy? –susurró, pero sin miedo, más bien en cuestión informativa.

–Estás en mi casa Kazuchan, te quedaste dormido.

–¿Y mami? –preguntó el niño.

–Está en el hospital, ahora mismo Seiichi te llevará a verla –informó Sanada colocándose el saco, se había puesto los pantalones antes de terminar de desayunar, y ahora estaba vestido perfectamente.

–¿Niichan se va? –cuestionó señalando a Sanada, el muchacho se acerca y le besa la frente.

–Soy policía, tengo que seguir mi trabajo, pero apenas me desocupe volveré al hospital y nos veremos ¿Si Kazuchan?

 

El pequeño afirma y se intenta aferrar a los brazos de Genichirou, este lo toma y le besa la frente con delicadeza. Hacía tanto que quería hacer esto, pero, sabía que la próxima vez que lo hiciera, Kazuya llevaría su apellido, o al menos eso quería suponer: Kazuya Sanada, un digno Sanada. Esa noche creyó que había sido la última donde su infierno pasaría a ser un cielo.

 

–Bien, me voy pequeño, cuida de tu mam-……..maestro –estuvo apunto de decirlo, pero inmediatamente se corrigió. Seiichi le sonrió intentando comprender la equivocación, pero Sanada quería huir de la situación antes que nuevamente lo traicione su inconsciente.

–Adiós Niichan –saludó enérgicamente Kazuya antes de verle partir.

 

El niño bajó de los brazos de su “madre” y corrió hacia la mesa sentándose buscando su desayuno, inmediatamente encontró la cesta con frutas y tomó unas frutillas, pero se espantó al ver la manzana, alejándola completamente de él.

 

–¿Pasa algo, Kazuchin? –preguntó cariñosamente Seiichi tirando el cabello hacia atrás.

–No me gusta la manzana.

–¿No? ¿Y por qué? –preguntó, pero no obtuvo respuestas, el niño comenzó a desayunar.

 

No comprendió que obsesión negativa y malsana tendría su hijo con las frutas, principalmente con la manzana, pero tampoco le importó pues parecía a simple vista un nene sano. Sonrió y le besó la frente, quería estar así toda su vida, ver crecer a sus hijos, poder estar con Sanada nuevamente, una armonía familiar, eso quería, pero antes que todo aquello pasara debía enfrentarse a su familia.

 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

Le colocó la ropa como la madre hacía con él todos los días, pero esta vez en la mente de Syusuke Fuji era diferente, se sentía un padre al realizar esa acción. Miraba los ojos entrecerrados de su hijo aun semi dormido y recordó el dulce momento en el que dio a luz, o más bien, realizaron la cesaría. Era todo diferente en ese entonces ¿Cuándo se volvió tan oscuro su futuro? ¿Podría volver a sonreír ahora?
Recordó lo pasado la noche anterior y se le erizó la piel, tendría que hablar con Seiichi o sutilmente incitarlo a que deje a Kazuya con él una noche, para poder protegerlo de forma diferente o algo así. No sabía que hacer definitivamente y estaba aterrado que algo le pasara a Kazuya ahora que sabía lo de Haisherito y el homicidio de Kanata.

 

–Niichan –Susurró Eiichirou a Syusuke–. ¿El señor podrá descansar en paz?

–¿Qué señor? –preguntó el joven.

–Kanata-sempai –murmuró mientras le abrochaban el saco–. Estaba muy adolorido.

–Cuando una persona muere asesinada, es común que no pueda descansar en paz –habló apartándose del niño y caminando al pequeño baño para sacar una colonia–. Los muertos sufren por su vida pasada y su forma de muerte, seguramente Kanata ya sabe todo lo referente a ello.

–Aun así, me da miedo –murmuró mirando el pasillo–. Es extraño, quiero saber más de él….pero…

–Lo sé, a todos nos dio miedo la primera vez que vimos algo que no era del todo “normal”.

–Niichan ¿puedo preguntarte algo? –Syusuke le coloca un poco de colonia en la ropa al pequeño y le mira detenidamente–. ¿Tú sabes que significa un aura multicolor?

–¿Eh? –Syusuke se pone a pensar–. Pocas veces he visto ese color de aura realmente, no sé que significa, pero hay personas especiales para ese tipo de auras.

–¿Cómo cuales?

–Hechiceros….por ejemplo.

–Ooooh ¿y tú conoces algunos? –preguntó interesado.

–Pues verás…..

–Syusuke-kun –Tezuka entró al cuarto tocándose la cabeza–. Volvieron los dolores, esta vez, puedo ver algo raro en la cocina.

–¿En la cocina? –Syusuke inmediatamente ve al pequeño–. Quédate aquí.

 

El niño obedece y los dos adultos se dirigieron a la cocina. Todo estaba en su lugar y no parecía nada anormal en la distribución, pero Tezuka seguía tocándose el rostro y mirando para todos lados como sino estuviera viendo lo que Fuji no podía ver.

 

–¿Qué pasa Tezuka?

–Esto no es la cocina, esto parece una cantina, mira, ahí está la barra –señala un espacio sin absolutamente ningún mueble–. Y ahí están….las mesas y……todo está en madera.

–Iré por tus aspirinas –Syusuke pensó que podía deberse todo a un espejismo provocado por el cerebro de su novio y sus problemas encefálicos, pero también sospecho que se debía a los crecientes poderes.

 

Tezuka inmediatamente caminó hacia una de las mesas, pero en el transcurso se tropezó con una silla que no había visto y cayó al suelo, cuando abrió los ojos el dolor de cabeza había pasado y se encontró tirado en la cocina de su casa. Se incorporó y Syusuke vino tras él a auxiliarlo, le entregó dos aspirinas, pero el dolor ya había cesado completamente por lo cual no las tomó.

 

–Es extraño, vi otra cosa, vi un especie de bar muy antiguo y mucha gente vestida rara, es…..algo que no entiendo –se tiró su cabello para atrás e intentó relajarse.

–Debió ser una visión, es todo.

–Fue tan real….y también….vi a ese chico, a ese chico que Eiichirou y tú estaban viendo el otro día em, tiene nombre….em……pue…pueblo, ciudad….(*)

–¿Kanata? –preguntó, inmediatamente Tezuka asistió.

–Es demasiado parecido a Genichirou, tiene los ojos miel como él, además que toda la familia Sanada es prácticamente igual….y….tiene como….como una ropa muy oscura, parecida a la de los samurái, pero no llevaba espada consigo.

–Tranquilízate, debió ser tu poder que está comenzando a surgir de ti, por lo que no me sorprende escuchar lo que relatas –sonrió y se sentó–. Aquellos que creían que Kanata tenía también poderes espirituales, dicen que vio su propia muerte.

–¿En serio?

–¿Por qué crees que se puede comunicar con Eiichirou?

–Pensé que todos los fantasmas hacían, bueno, las mismas cosas……..eso de comunicarse con los vivos.

–Kanata es más que un fantasma atormentado, lo pude ver el otro día cuando me enfrenté a él, no sólo su historia es conmovedora, sino que su poder físico y espiritual también lo es –sonrió–. No todo los fantasmas pueden trasladarte a épocas lejanas, como lo hiciste tú.

–¿Dices que Kanata tenía ese poder?

–Creo que Kanata sabía como moriría y aun así, dejo que pase para no cortar la historia, él sabía más cosas, creo que, hasta me animaría a pensar, que el hecho que Kazuya haya nacido, él ya lo sabía. Era clarividente.

–¿Y por qué no se le apareció a Kazuya? –preguntó suspirando y sentándose.

–Ari.

–¿Hm?

–Ari está vigilando a Kazuya de cerca, supongo que cuando sea el momento aparecerá, mientras tanto, Kanata está aquí con nosotros –mira hacia uno de los lados y fija su vista en una dirección, Tezuka se da la vuelta y puede ver un humo oscuro saliendo del piso.

–¿Está aquí? –Syusuke afirma.

–Siempre está aquí, pero esta vez, se ve con más claridad…..–baja la cabeza– Él estará aquí hasta el día del final, donde pueda elevarse.

–¿Y qué quiere? ¿Cuándo será ese día? ¿Sabes algo más? –preguntó insistentemente, Syusuke negó.

–No estoy seguro, pero……..Ayame estará presente.

–¿Ayame? ¿Por qué hay tantos nombres que no conozco?

–Es el hijo de Haisherito, el que está ocupando la tierra………….Ayame…..

 

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

Chitose como siempre estaba rodeado de velas, trabajaba también los sábados, dado que la secundaria estaba abierta esos días, a diferencia de la primaria donde solo iban en las épocas para organizar festivales. Shiraishi ingresó por la puerta y alzó la ceja al notar lo inevitable, cada día Senri estaba más loco y no solo eso, se encontraba como siempre sentado estilo indio con las piernas cruzadas, encima del escritorio, rodeado por un centenar de sahumerios y velas aromáticas, además de contaminar el salón con inciensos que seguramente de no ser olor a vainilla, sería su muerte por la falta de aire puro. ¿Acaso ese chico se drogaba con algo? Estaba seguro que si, pero le daba miedo preguntar.
Dejó su mochila con todo el peso en su escritorio, lo que despertó violentamente a Chitose

 

–Creo que debería poner ciertas reglas de convivencia aquí –sonrió el mayor mientras apagaba las velas soplándolas–, No más velas aromáticas, no más sahumerios frutales….no más caminar descalzo –señala los pies de Chitose.

–Pero, estar descalzo te une a la naturaleza…..

–También no bañarse y usualmente las personas usan perfume y se lavan el cabello –tomando un mechón de cabello de Chitose, notándolo algo seco y áspero.

–Yo me baño, lo que pasa es que el acondicionador me hace mal al estómago.

–¡NO TE LO COMAS ENTONCES! –gritó como si fuera lo más normal del mundo.

–No me lo estoy comiendo, dios, ¿qué sujeto piensas que soy? –toma un caramelo y se lo coloca en la boca–. Pero el olor me hace mal.

–Bueno, aun así no quiero ese aroma en mi lugar de trabajo, desde que llegue no haz atendido a ningún niño y te la pasas toda la tarde prendiendo velas aromáticas que espantan a las visitas, además ¿hace cuanto que no te cambias la ropa?

–Hace dos días “MAMÁ”

–Dame, llevaré esto a lavar –le toma de la camisa.

–Noooo, nononono, es mi camisa favorita….–toma también la camisa que aun llevaba puesta y la tira para su lado, así Shiraishi no se la podía sacar.

–Nada de eso, dame tu estúpida camisa….–tira más–. Sácatela.

–Noooo, no quiero, noooo

–Sácatela o te la sacaré de un tirón y romperé esta camisa….

–¡Aaaaaaaaaaah! No quería saber eso –gritó un alumno del instituto, Chitose y Shiraishi observan a un muchachito escuálido de cabello rojo.

–Kinchan, ¿qué haces aquí? ¿No tienes una materia a esta hora? –Chitose mira su reloj, eran las once de la mañana y los chicos de secundario tenían clase.

–Vinimos a dejar una copia de unos papeles para el registro –habló un segundo muchacho que se encontraba con él, este traía el cabello verdoso y la chaqueta de su uniforme escolar colgada de los tirantes de su mochila.

–Bien, gracias por la información –Shiraishi tomó los papeles.

–Koshimae, ¿viste eso?, Shiraishi-sempai le quitaba la camisa a Chitose-sempai.

–¿Eh? ¿Koshimae? –preguntó Shiraishi sin entender.

–Oh, si, él es Koshimae.

–Leyó mal el kanji de mi nombre y se inventó un cuento de que yo era un especie de monstruo o algo así porque soy bueno en tenis –susurró agobiado.

–Igual eso no quita que estés quitándole la camisa a Chitose-sempai  –Kinchan miró con signo de perversión a los dos adultos.

–¿Eeeeh? No estén imaginando cosas extrañas, solo quería lavarle la camisa, es todo….

–Lavar con sudor ¿hm? –señala Kinchan a los adultos.

–¡Claro que no!

–Dijo algo de arrancar, ¿con los dientes?  –Ryoma se unió a la burla.

–Claro que no, ahora largo de aquí que tienen clases –Shiraishi cabreado los saca del salón y cierra la puerta, suspira e inmediatamente voltea hacia atrás para ver como Chitose intenta, sin éxito, salir por la ventana–. Ah no, usted no irá a ningún lado, VUELVA AQUÍ.

 

La siguiente escena era Chitose corriendo descalzo por el patio principal del Rikkai y Shiraishi persiguiéndolo con un desinfectante. Definitivamente esa dupla le sacaría más de una cana verde a cualquiera.

 

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

Todo el día había sido realmente agobiante para Seiichi, pasar de un lado al otro con el nene encima, firmando todos los estudios de la anciana para enterarse que tenía un cáncer muy avanzado, desde antes del nacimiento de Kazuya seguramente y era inevitable la defunción en los próximos dos meses. Seiichi dejó a Kazuya con las enfermeras para ir al baño y se desahogo internamente. Esa mujer, que había luchado para poder ser feliz y tener un hijo, tratar de sanar el dolor de la muerte de su esposo y su pequeño Ritsu, que tenía que enfrentar una vida violenta, ahora pasaría sus últimos meses internada, sufriendo por aquella maldita enfermedad, y lo peor, él debía padecer también ese sufrimiento, viendo a la anciana morir, aquella que le brindó a su hijo los mejores años de su vida.

Cambió el agua del florero y colocó nuevas flores, esta vez más bellas que las anteriores, observó a Kazuya quedarse dormido en la cama de al lado mientras la anciana estaba en cableada a muchos aparatos al mismo tiempo. La sentía como su madre muy a pesar de llevar poco tiempo allí. La luz del sol bajo y tuvo que prender un velador, se sentó junto a ella y comenzó a leer el libro para no perturbar la tranquilidad.

 

–Yukimura-kun –murmuró la anciana, Seiichi alzó la vista para ver a la mujer sonreírle.

–¿Necesita algo? –preguntó amablemente.

–Que me digas la verdad, hijo –habló la anciana y como pudo giró su rostro para ver a Kazuya–. Simplemente, dime, ¿por qué lo dejaron?

 

La sonrisa cálida de la mujer hizo que se le partiera el corazón, bajo la mirada y se sintió débil. Seiichi había podido tener a su hijo vivo, pudo arrullarlo dos veces en toda su vida, pudo verle sonreír tenuemente ante la inquietante mirada, y aun así, se perdió los mejores años de la vida de Kazuya por su estúpida y horrenda familia.

 

–Mi familia jamás me hubiera permitido tener un hijo con Genichirou –habló el joven–. Es una historia realmente larga, pero cada segundo, amo más a mi hijo, aun cuando sabía que jamás lo tendría nuevamente.

–Tú sabes que es tuyo…..

–Es suyo también señora –tomó la mano de la anciana–. Es suyo también.

–No, no, no hijo, yo ya estoy en mi última morada, ya mis huesos no resisten y la luz de mi vela se apaga…..

–Eso no me da derecho de reclamar algo que……..deje yo mismo –sus ojos comenzaron a humedecerse, la mujer valoró aquello.

–Seiichi….mi niño –susurró–. Genichirou y tú se aman, lo vi en el momento en que los conocí y lo veo en tus ojos ahora….yo también ame mucho a Ayase y Ritsu, pero es momento de decir “basta” y comenzar a hacer feliz……

–No entiendo.

–Siempre habrá cosas que te harán vacilar, caerte, morir lentamente, pero si te hechas y no haces nada……vivirás toda tu vida pensando en ello y sólo respirarás por ello, por tus errores –mira al niño–. Mira Seiichi-kun, haz hecho un hermoso niño, todo con amor, con cariño…..

–Lo sé….–sonrió.

–Es enteramente tuyo y de Genichirou, es de ustedes dos, deberían comenzar a valorarse, a quererse y sobre todo, a sacrificarse por el otro –la mujer se da vuelta y ve en el lumbral a Genichirou con una planta en sus manos–. Llegó.

–¿Eh? –Seiichi se da la vuelta y nota al joven que pasó con su ropa de policía y una plata–. Genichirou.

–Vine a traer unas cosas y…..–dejó la pequeña planta en la mesa–. Compre esto para ti, por el café de hoy a la mañana, gracias por acordarte.

–Ge….Genichirou…..

–Niños, aun son tan tan jóvenes, tienen todo una vida para crecer juntos –sonrió–. Hasta pueden darle un hermanito a Kazuya…..sólo deben quererlo, sentirlo.

–No se preocupe señora –murmuró Genichirou y se acercó susurrándole algo para que no escuchara nadie más que ella, la anciana sonrió.

–Podré irme en paz entonces.

–…….pero viva muchos años más, eso es lo que queremos –aclaró.

 

La mujer cerró sus ojos.

 

:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Había pasado dos semanas desde que la señora había sido internada, Genichirou muy esporádicamente iba a visitar a Kazuya a la casa de Seiichi, no quería parecer muy entrometido y demasiado posesivo con su pequeño hijo. La señora Minamoto al conocer la historia pudo lograr que Seiichi tuviera la custodia parcial del niño, dado que ella no tenía familiares directos y se comprobó por la partida de nacimiento del nene, que Seiichi era la “mamá” de Kazuya, todo esto se hizo en absoluto secreto, cosa que el pequeño no se enterase. Además de realizarse un análisis de ADN para comprobar la maternidad que dio positivo, por lo que Seiichi se quedaría con el niño una vez que la anciana sucumbiese a su enfermedad, aparte que el mismo Yukimura pidió que le nombraran Sanada a Kazuya, aun así, el pequeño a pesar de no saber, sabía más de lo que todos creían.

Una tarde, Seiichi regresa del hospital junto a su pequeño hijo.

 

–¿Qué es eso? –preguntó ingresando a su departamento y viendo un montón de valijas allí.

–Me fui de mi casa.

–¿Qué? –Seiichi, que llevaba a Kazuya dormido en brazos, mira a su ex pareja con asombro.

–Me fui de mi casa, corté mi compromiso con Kanako-san y no quiero volver a ver nunca más a ninguno de mis familiares –masculló con ira–. En parte es mejor, aunque prácticamente soy un desterrado.

–¡Mi dios! –Seiichi pensó que era hora, Genichirou había crecido–. Entonces ¿seremos pareja ahora?

–Absolutamente….

 

Seiichi no podía creer que todo estaba pasando tan rápido, se acercó lo suficiente a Sanada para  besarlo pero el teléfono comenzó a sonar, no podía creer la suerte que tenía para ese tipo de cosas, se acercó al tubo del teléfono y atendió mientras Genichirou tomaba en brazos a un Kazuya que comenzaba a despertar.

 

–Seiichi, soy yo, Suke –habló del otro lado un joven.

–Suke, ¿qué pasó?

–Eiichirou se está quedando el fin de semana en casa y quería saber si podía venir Kazuya, sé que su madre está enferma y te dio la custodia a ti ¿no? –murmuró bastante extrañado–. Es raro que una mujer de la custodia a una persona cualquiera, sobre todo ¿hace cuanto que se conocen? ¿Dos semanas?

–Bien, digamos que la verdad se supo y terminé haciéndome cargo de mi propio hijo…..

–Lo sabía.

–¿Eh? ¿Cómo? Pensé que te llevarías una sorpresa.

–Me sorprendí, hace varios días cuando me enteré….pero al ver a Kazuya me di cuenta que era un Sanada hecho y derecho, al igual que me enteré de otras cosas, pero aun no puedo confirmarte nada.

–¿Lo dices por Eiichirou? No me sorprende, es un Tezuka y tú sabes que ellos descienden de Ryo-sama –explicó, Syusuke se muerde el labio.

–Bien ¿Dejas que lo traiga?

–Okey, además –sonrió al ver como Kazuya se había despertado y jugaba con Genichirou–. Genichirou está aquí.

–¿Eh?

–Abandonó a su casa y ahora vive conmigo…lo sé, fue todo rápido.

–Wooo, esto es demasiada información, entonces los dejaré solos para que recuperen el tiempo perdido.

 

El niño tomó la gorra de policía de su padre y se la puso comenzando a jugar a los pistoleros, Seiichi sonrió, quería estar un momento más así, pero sus necesidades básicas eran más importantes en estos momentos y sabía, de cierta forma, que Kazuya iba a estar mejor protegido con Syusuke, algo le comenzaba a erizar la piel y no era simplemente alejarse otra vez del bebé.

 

–Ven cuanto antes….estaremos esperándote.

 

Dicho y hecho,  no pasó ni más de media hora cuando Kazuya se despidió de sus padres para irse a jugar a la casa de Eiichirou. Seiichi se sentó en el sillón y se abrazó a Genichirou quien lo recibió en sus brazos. Hacía tanto que no estaban solos y juntos.

 

–Quiero estar contigo –susurró bajito, Genichirou sonríe.

–¿Quieres saber algo? –Preguntó, Seiichi alzó su vista–. Nunca hice el amor, nunca tuve relaciones con Kanako…..

–¿Eh? ¿Por qué?

–Sería una deshonra para mi tener sexo con una mujer  de la cual no estaba enamorado, además, aun tenía ese aroma que me dejabas tú –sonrió y le besó como nunca antes.

–Contigo quiero estar el resto de mi vida Genichirou………

–Yo también….

 

 

Continuará.

Notas finales:

(*) Kanata significa pueblo.

 

Creo que es OBVIO que tuvieron sexo luego de esto jajaja no haré lemon en este fic (porque no tengo ganas) pero imagínense que es estilo a mis otros fics jajaja lean un fic viejo mio y ya si querían ver acción. Gracias por todo.

 

DEJEN COMENT.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).