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Don De Familia por Shin Black

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Capitulo 3: Aquellos niños Esquizofrénicos.

 

Era ya el segundo día de clases, la atmósfera había cambiado bastante en las últimas 24 horas y más que nada, Shiraishi lo detecto inmediatamente cuando supo que en el escritorio de su derecha Chitose no se encontraba allí, seguro sentía el clima más agradable porque el muchacho hippie no estaba allí ahogándolo con sus velas aromáticas o sus sahumerios con olores realmente desagradables.
Por un lado agradecía que no hubiera niños con demasiados problemas al comienzo del año, pero por otra parte le aburría de sobre manera sentarse en la silla y no hacer nada hasta que suene la campana del receso y pudiera salir a comer unos instantes para volver a su rutinaria y aburrida vida. A decir verdad Chitose era el único que le divertía, si obviamos el hecho que Jirou-san hablaba dormido e Inui podría sacar estadísticas de las cosas más triviales.

 

–Shiraishi-san –una mujer de aspecto delicado y cabello largo se acercó a él con una mirada de completa preocupación–. Le presento a Kazuya-chan y Eiichirou-chan.

 

Shiraishi observó a los niños con cierta curiosidad, el más alto, Eiichirou Tezuka, parecía bastante apagado, sus ojos se encontraban entreabiertos y su mirada pegada al piso, no quería hablar pareciera. Mientras tanto, el más bajito que resultaba ser el mayor de los dos por unos meses, traía un enorme chichón en la frente y una mirada de completo pánico.

 

–Siéntense Kazu-chan, Eii-chan…..–habló amablemente el joven–. Disculpen, voy a hablar con su maestra –inmediatamente se apartó de los niños junto a la profesora de literatura y lenguaje–. ¿Qué pasó?

–Los niños que estaban con ellos me contaron que Kazuya empezó a hablar solo y gritar, luego apareció Eiichirou y también, ambos miraban al mismo lugar y gritaban: “Aléjate”, de repente, no saben como, Kazuya se cayó y empezó a golpearse la cabeza contra el suelo, ahí llegue yo para detenerlo.

–Oh…..eso es demasiado fuerte –Shiraishi mira a los dos niños que empezaron a jugar con los crayones que tenía en su escritorio–. ¿Será una psicosis infantil?

–No sé, pero sus compañeritos le tienen miedo a los dos, dicen que son raros y hablan raro, además que siempre están solos y no tienen mucho contacto con los demás, odian jugar y aunque son inteligentes, ninguno de los dos es capaz de interactuar con otros para expresar sus conocimientos.

–Déjamelo a mi, Aori-sensei, ¿quién es su profesor titular? –Preguntó Shiraishi mientras tomaba una ficha–. Así le pregunto sobre su desempeño el día de ayer.

–Creo que Yukimura-san.

–Bien, muchas gracias Aori, cualquier cosa que sepa, te llamaré –la mujer abandona el lugar y Shiraishi cierra la puerta para estar a solas con los pequeños, inmediatamente toma dos hojas blancas de impresora y le coloca una frente a cada niño–. Vamos a dibujar un poco ¿si? ¿Podrían dibujarme a su familia?

–Hai –Kazuya, quien parecía más comunicativo que su compañero, comienza a dibujar apartándose varios colores para utilizarlos después. Eiichirou parece un poco más preocupado, pero logra tomar su lápiz negro y comenzar a trazar.

–¿Eh? –Shiraishi nota por primera vez un muñeco de conejo que llevaba Eiichirou en sus brazos, se preguntó si lo traía antes de entrar al consultorio, pero había prestado tanta atención al chichón de Kazuya y los ojos de Eiichirou que se olvidó–. ¿Quién es? –sonrió señalando el osito.

–Conejo.

–¿Conejo? ¿Así se llama? –Nuevamente cuestionó, Eiichirou afirma con la cabeza–. Es muy lindo ¿me permites?

 

Con algo de recelo el niño se lo dio, pero luego que Kuranosuke le observara detenidamente volvió a los brazos de su dueño, era un muñeco sencillo pero hecho con mucho cariño, seguramente algo le hacía a Eiichirou comunicarse más con dicho objeto que con cualquier otra cosa.

 

–¿Quién te lo regaló? –preguntó.

–Papá.

–Aaaah, papá, y ¿cómo se llama tu papi? –dijo mirando la ficha y observando el nombre de “Kunihara”, ya sabía la respuesta del nombre del papá del pequeño, pero no estaba mal que el niño pudiera expresarlo.

–Ku….Kunimitsu.

–¿Eh? –Shiraishi alzó la mirada y vio que en el dibujo de Eiichirou estaba solamente el rostro de quien sería el profesor de historia, que había conocido el día anterior en una reunión de docentes–. ¿Kunimitsu? ¿Es él tu papá?

–Si.

–¿Cómo lo sabes? –preguntó Shiraishi, según entendía, Eiichirou era el pequeño hermano extraño y rarito de Kunimitsu, pero no pensaba que el chico creería que era su hijo.

–Lo siento, siento a papá, cuando era muy muy muy bebé, estaba en la panza de mami, y él me hablaba lindo, su voz, el sonido, su alma…..

 

La forma tan poética de expresarse era realmente sorprendente, Shiraishi trato de evitar el tema, no conocía las internas pero algo le hacía pensar que el pequeño no estaba mintiendo, ahora que lo observaba mejor, tenía un parecido abismal a Kunimitsu, casi una copia de la infancia, pero algo llamó su atención y eran unos pequeños destellos celestes que le aparecieron en los ojos mientras dibujaba, cosa que también noto en Kazuya quien había terminado su trajo más rápido.
Increíble, los pequeños dibujaban tan realista como una foto. Kazuya diferente a su compañero, había dibujado a su madre, la señora Minamoto, rodeada de destellos verdes; al señor Minamoto junto a ella, a un niño que no reconocía al lado de ambos; apartado, estaba él rodeado por un especie de energía roja con destellos azules, y junto a él dos manchones profundos de cada lado, uno rojo fuego y otro celeste cielo.

 

–¿Por qué tu papá y este niño no están rodeados de colores? –pregunto Shiraishi.

–Porque murieron, los muertos no tienen aura, eso me ayuda a diferenciar los vivos de los muertos cuando veo a la gente –sonrió, el niño se explayó como si Shiraishi supiera del tema, pero intentó ignorarlo.

–¿Y estos dos manchones de colores junto a ti? –preguntó nuevamente el castaño. Kazuya sonrió.

–Son mamá y papá.

–Ah, cierto, tú eres adoptado –se relajó un poco pero aun seguía dudando sobre la sanidad mental del pequeño–. Bien, gracias Kazuya, pero tienes una herida muy fea en tu frente, mejor ve a que te revisen.

–Hai….–el niño se levantó de la silla y salió corriendo, Shiraishi se le quedó mirando, ahora estaba asolas con Eiichirou.

–Eiichan,  ¿estás seguro que Kunihara no es tu papá? –inquirió al niño, Eiichirou niega.

–No, Kunihara no es papá, él nunca fue papá mio, Kunimitsu si…..

–Pero ¿por qué tus papeles dicen que eres hijo de él y Ayana? –Shiraishi curioso miró el dibujo, algo llamaba su atención.

–Ayana no es mi mamá tampoco, no sé quien es mamá, pero su energía es muy bonita, mamá es…..es alguien especial, como la mami de Kazuchan.

–¿Y tú sabes quien es la mamá de Kazu-chan? –preguntó mostrándole el dibujo del chico.

–…..no leo bien Kanjis, pero lo veo….–comienza a dibujar al costado de la energía que sería la madre de Kazuya, traza unas rayas y se detiene–…… ¿qué significa eso, sensei?

–¿Fortuna? ¿Felicidad?–Preguntó mirando el kanji que escribió el muchacho–. Se dice “Yuki”, no entiendo muy bien, pero, no parece la escritura de un nombre. (*)

 

 

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

 

Kunimitsu entró a la enfermería con un extraño dolor de cabeza, no entendía que había pasado para que despertara así, pero cuando quiso preguntarte a Syusuke si tenía algo en el botiquín ya se había ido al trabajo. Preparó su desayuno, se bañó y partió también a dar las primeras clases, pero el dolor no se iba a pesar de todo el café que había ingerido y era mejor buscar una solución antes que se hiciera insoportable.
Dobló por el pasillo y observó el cartel que le daba la bienvenida a la enfermería del Rikkai, pasó al consultorio y observó a Syusuke acomodando la medicación.

 

–Syusuke, tengo un terrible dolor de cabeza, ¿puedes ayudarme? –preguntó el castaño.

–Si, claro ¿dónde es el dolor? –Intentó revisarlo un poco pero exteriormente no traía ningún golpe–. Debe ser migraña.

–Es muy fuerte, en el parietal derecho.

–Bien, te daré algo para que se te desinflame la zona afectada –Kunimitsu se sentó en la camilla mientras Syusuke buscaba el medicamento.

–Eiichirou estudia aquí, ¿sabías?

–¿Y eso a mi qué? –preguntó bufando.

–Syusuke, creo que eres duro con él –Kunimitsu no entendía porque tanta saña de Syusuke a su pequeño hermano–. Ni siquiera fuiste a verle.

–¿Cómo quieres que lo haga cuando acababa de perder a mi hijo? Encima tus padres, sólo para lastimarme, me restregaron en la cara a su “precioso hijo”, el cual le pusieron el nombre de mi hijo muerto para dañarme aun más –Syusuke no entendía como la gente podría llegar a ser tan cruel.

–Suke, Eiichan no tiene la culpa de que hayamos perdido a Eiichirou, recuerda que él apenas era un bebé cuando Eiichirou murió, fue todo tan rápido.

–Lo sé…..lo sé, sé que no tiene nada que ver, pero….no quiero ver al niño y pensar que nuestro Eiichirou tendría su edad, sus ojos, su cabello, su hermosa mirada –Syusuke sacó una caja con medicamentos y se la dio a su novio–. Jamás olvidaré el aura de mi Eiichirou cuando nació, ¿Cómo puede ser que gritando tan fuerte, con tanta energía, haya muerto súbitamente horas después?

–Deja de hablar de eso, dijimos que no volveríamos a hablar de las auras y todo ese asunto.

–Las auras de los hijos entre una persona con don es especial, por eso llamó mi atención cuando nació, posee de base una de las auras, por ejemplo, Eiichirou tenía el aura verde como la tuya, pero con destellos azules como la mía.

–Toda tu familia es azul ¿no? –preguntó bastante aturdido tomando su medicación.

–Si…..por eso es especial el aura de los niños nacidos de mi o de Seiichi –susurró–. No sé como el destino mató a nuestros hijos.

–Seiichi sufrió mucho cuando murió Kazuya ¿no? –preguntó Kunimitsu, Syusuke afirmó.

–Tuve que venirme a Kanagawa porque estaba desolado.

–¿Fuiste al cementerio a dejarle un ramo a Kazuchan? –preguntó, Syusuke ahí se dio cuenta que nunca Seiichi le dijo donde estaba enterrado el niño.

–Nunca me dijo donde estaba enterrado, ¿se habrá olvidado? –cuestionó, Tezuka se levanta de la camilla dispuesto a salir.

–¿Cómo se va a olvidar? Bueno, debo irme, nos vemos en un ra-….–antes de terminar la frase un niño choca estrepitosamente contra Kunimitsu, el hombre de inmediato lo levanta y solo visualiza un enorme chichón que llevaba en su frente–. ¿Estás bien, pequeño?

–Hai –el niño alza su mirada asombrando a Kunimitsu como nunca antes, ese pequeño era IDENTICO a Sanada, más que IDENTICO era una copia exacta de él.

 

Tezuka tenía la ventaja de haber conocido a Sanada cuando éste era un niño, debido a que sus abuelos eran muy buenos amigos y siempre se reunían a jugar dejando a los pequeños solos, por lo que Kunimitsu, más que nadie, conocía de sobremanera la apariencia de Sanada a esa edad.

 

–¿Sucede algo, Mitsu? –Preguntó Syusuke que también se sorprendió, pero no por el parecido de Kazuya con Genichirou, sino por el color del aura del niño que se asemejaba a la de Seiichi y Genichirou–…..Pe…pequeño…. ¿Cómo te llamas?

–¿Yo? –el niño se señalo a si mismo–. Kazuya.

 

Kunimitsu miró a Syusuke, y Syusuke le devolvió la mirada, estaban frente a lo inexplicable. Kazuya Minamoto era, siempre fue y será eternamente: Kazuya Sanada.
El niño observó las energías también que rodeaba a los dos jóvenes, se sorprendió al notar cierta familiaridad con la de Eiichirou, pero suponía que eran familiares de él, dado que el profesor traía en su traje una identificación que se leía: Tezuka Kunimitsu.

 

–Me voy a trabajar, nos vemos Suke –se despidió y se fue lo más rápido que pudo. El joven de ojos celestes tomó al niño en brazos y lo colocó en la camilla.

–¿Cómo te golpeaste?

–El hombre de negro lo hizo –dijo el niño–. Nadie me cree, pero Eiichirou también lo vio, era un hombre feo y de negro, era oscuro, parecía un demonio.

–¿Un demonio? –Syusuke comenzó a buscar en el botiquín gasas y todo lo necesario para curarle–. ¿Cómo sabes que es un demonio?

–……….lo…..lo sentí –susurró y bajó la mirada, Syusuke se la subió con sus dedos y comenzó a limpiar su herida.

–Nunca mires hacia abajo cuando cuentas eso –susurró–. No muchos te creerán, pero si bajas la cabeza es que tú tampoco te crees.

–¿Hm? –El niño se preguntaba porque aquel extraño joven le hablaba de esa manera–. ¿Usted también puede verlos?

–Cuando tenía tu edad, la gente me tachaba de Esquizofrénico.

–¿Y cómo hizo para que no lo molesten?  –el niño sintió un acido en su herida y le agarró un temblor, pero pasó rápidamente el ardor y sintió la suave gasa apoyándose en su frente.

–Simplemente le pedí que dejaran de molestarme y listo –le colocó cinta adhesiva y le dio un beso en la frente a Kazuya–. Listo.

–Gracias.

–¿Puedo hacerte una pregunta? –el niño afirma–. De casualidad, tus padres también ven espíritus.

–No….ellos me creen loco.

–¿Entonces, no eres como ellos? –preguntó extrañado, normalmente el don se transmitía por familia.

–No…..ellos no son mis papás, soy adoptado –todo encajaba, inmediatamente tomó al niño de los brazos y le miró al rostro–. Fuji-sensei da miedo….

–Kazuchan, dime algo ¿qué día naciste? –preguntó con cara de terror.

–19 de septiembre.

 

19 de septiembre.

 

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–Shhiiiiiiiiiraaaaaachaaaaaan –Chitose regresó de sus mandados  justo para el almuerzo, Marui le había servido un delicioso plato de arroz con curry y ahora se encontraba en la cafetería almorzando.

–Veo que tienen mucha confianza el uno al otro –Nioh se burlaba, Marui le dio un codazo que dejó a Masaharu sin aire–. Aaaaau.

–Ah, es que tenemos que tener confianza –dijo Chitose sentándose junto a los demás.

–¿Por qué el chan? Soy más grande que tú –Shiraishi aparta unos segundos su vista de los dibujos para ver al alegre Chitose sonreír.

–Oh, es que eres bajito…

–No, no es bajito, tú eres el monstruo –susurró Marui, Nioh empezó a reír.

–Ya basta ustedes dos, siempre se están burlando de todos –contesta Jackal.

–¿Qué es eso, Shiraishi? –preguntó curioso el muchacho hippie, sintiéndose extrañamente atraído.

–Son dibujos de los niños que atendí hoy, Kazuya Minamoto y Eiichirou Tezuka.

–¿Kazuya? –Marui le resultaba extrañamente familiar el nombre.

–Si, mira Senri –Shiraishi le muestra el dibujo muy bien hecho a Chitose, quien le mira con detenimiento.

–Wooo, este niño si que sabe dibu-………

 

Inmediatamente una lluvia de imágenes le atormentaron en la cabeza. Un joven chico de cabello azulado y ojos de la misma tonalidad corriendo por los pasillos de una casa, solo cubierto por una sabana blanca. Luego un hombre mayor tirándole un balde de agua con sal a un muchacho de unos veinte años con un gran cuerpo y de cabello oscuro.

“Estoy esperando un bebé” sonó en su cabeza, unos ojos miel mirando con miedo. Rojo, el rojo de una energía turbia llena de dolor y resentimiento. “ERES UN MONSTRUO” la voz del hombre mayor echándole agua con sal encima a un joven que identifico como el profesor de arte, pero muchos años más joven, casi de 17 años. Estaba completamente convencido que esos dos eran Seiichi y Genichirou hace varios años atrás.

Luego, más imágenes siguieron apareciendo, un bebé recién nacido llorando en brazos de Seiichi, quien arrodillado le pide a su padre que le deje conservar a su hijo. Unos gritos y llantos, un golpe fuerte que ensordece, un joven muchacho, Seiichi, entregando a su bebé y quitándole los escarpines. Un joven Genichirou golpeando fuertemente una pared. Dolor, llanto y sufrimiento al abandonar a quien sería su único hijo.

 

–¿Chitose? –Nioh le tocó el hombro y el joven salió del transe–. ¿Pasó algo?

–¡AAAAAAAAAAAAAH! –Gritó fuerte y al notar que estaba en el comedor se tapó la boca–. N…no….nada.

–Díselo a tu cara –susurró Nioh.

–Tenías una mirada muy rara –susurró Jirou quien se había acercado minutos antes de que el joven despertara.

–Era como así –Marui intentó imitarlo abriendo bien los ojos y la boca.

–Parecías en……..transe………aunque luego gritaste como lunático y supimos que estabas normal–Nioh había dado justo en el clavo, pero Chitose no quería hablar del tema por lo que se levantó y salió de allí sin decir ni una palabra, solo chocó contra Yanagi que acababa de llegar junto a Sanada y se fue.

–¿Qué le pasó? ¿Qué le hicieron ustedes dos? –Genichirou señaló a Nioh y Marui que miran dudosos.

–¿Qué te hace pensar que lo hicimos nosotros? –preguntó Nioh.

–Es taaaaan obvio.

–Oigan, acabo de chocarme con Chitose –dijo Yukimura, quien acababa de llegar–. Está raro.

–Eso dije yo, pero estos dos no quieren hablar ¿qué le hicieron?

–¡Nada! –contestaron al unísono.

–Solo le di unos dibujos que hizo Kazuya hoy en mi consultorio –Seiichi y Genichirou se sorprendieron–. ¿Ven?

–A ver –Seiichi toma el dibujo de su hijo e inmediatamente tiene el mismo episodio que Chitose, sólo que más identificado. Inmediatamente tira el dibujo al suelo y se larga de allí, Shiraishi no entendió en lo absoluto, Genichirou si, por lo que fue a buscarlo.

–¿Qué le pasa a esos dos? –preguntó Nioh.

–No sé, pero nada bueno es.

 

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Tezuka camina unos pasos y se encuentra en el patio del colegio, se sienta en una grada justo frente a la cancha de tenis y observa a los niños más pequeños jugar, supervisados por Yanagi, quien también anotaba en su libreta las estadísticas. Sonrió de costado, no sabía por que le recordaba a ese extraño sujeto que se encargaba del mantenimiento del instituto. Bajo la mirada, el dolor de cabeza se había ido, pero aun continuaba esa imagen fresca en su mente, el hermoso rostro de Kazuya Minamoto era algo que no podría olvidarse nunca en su vida. ¿Realmente Kazuya Sanada había muerto una semana después de nacido? ¿Sanada y Yukimura mentían? ¿Por qué Seiichi estaba tan desolado, pero no lo suficiente como para decirle a Fuji donde estaba enterrado su hijo? ¿Realmente en el cementerio estaba la tumba de Kazuya?

 

–Niichan –susurró una voz que despertó a Kunimitsu, miró de costado al pequeño con un conejo y sonrió, algo le hacía olvidar todo cuando estaba con el pequeño Eiichirou–. ¿Niichan está bien?

–Claro que si, Eiichan, ¿qué pasa? Te veo preocupado.

–Niichan se veía preocupado.

–Bueno, tal vez es porque estoy preocupado, ven siéntate –le hizo espacio en las gradas y el niño se sentó.

–Niichan está pensando en algo importante ¿ne? –Kunimitsu afirma.

–Sí, pero no te preocupes, ya se solucionará todo y tendré respuestas a mis interrogantes ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar en clase?

–Hm….mi maestra me llevó al consultorio de Shiraishi-sensei.

–¿Y por qué te llevó allí? –preguntó Tezuka con curiosidad.

–Puede que me…..que me…..que sea loco –susurró bajito, Kunimitsu alzó una ceja–. Dicen que veo cosas que nadie ve, pero ¡Yo no miento! De verdad las veo.

–Hm…..escucha Eiichan, no hables de eso, la gente puede….pensar que eres un bicho raro –intentó silenciar al niño, no entendía como podía haber nacido como Syusuke siendo hijo de sus padres.

–¿Tú me crees, niichan? –pregunta difícil ¿qué podría responder? Solo afirmar por ahora, él era escéptico, aunque estaba abierto a muchas cosas, pero quería entender a su hermanito–. No te creo.

–Te creo en serio Eiichan, es difícil pero dudo que estés mintiendo –lo abraza–. Vamos, quiero comer algo.

–H….hai….–Eiichirou toma la mano de su hermano y camina con él cerca de los limites de las canchas, donde se encontraba el enrejado.

–¿Pasa algo, Eiichan? –preguntó al notar la tristeza de su hermano pequeño.

–¿Por qué no vienes a verme a casa, niichan? –la pregunta de Eiichirou le ponía nervioso, pero decidió contestar.

–Bueno, tú sabes mis diferencias con mis padres, así que es algo complicado que vaya sin que me echen agua hirviendo encima.

–Niichan no se lleva bien con okasan y otosan –baja la mirada.

–Tranquilo, todo se arreglará, no te preocupes –le revuelve los cabellos.

–EIICHAAAAN –un niño corriendo y gritando se acerca a ellos–. Eiichan, ¿te gustaría venir a mi casa a cenar? –El pequeño Kazuya se para junto a ellos y saluda amablemente a Kunimitsu.

–¡Hai! Le tengo que preguntar a mamá pero seguro me dejará ir –habló el pequeño, animado.

 

Tezuka sonrió, no pensó que Eiichirou tendría un amigo tan pronto, seguramente esos niños compartirían muchas cosas en común, y a pesar de no estar cien porciento seguro, había algo que le decía que Eiichirou Tezuka y Kazuya Minamoto tenían más cosas en común.

 

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23:40 pm.

 

El edificio donde se encontraba el departamento de Yukimura era muy normal, subió por el ascensor al cuarto piso y de allí caminó por los largos pasillos antes de cruzarse por el departamento 46. Tocó el timbre y se sorprendió que sea un simple “ding dong” y no sea algo más raro. Suspiró cuando escuchó la llave meterse por la cerradura y abrir la puerta lentamente, solo podía notar la oscuridad dentro del lugar y unas pocas velas de colores iluminando la sala.

 

–¿Yu...Yukimura? –dio dos pasos hacia adelante y la puerta se cerró tras él trabándose con una cantidad innecesaria de cerrojos.

–Pasa Genichirou, ponte cómodo –las luces iluminaban a un Seiichi completamente vestido de negro, el moreno simplemente se sentó de rodillas frente a una pequeña mesa con un libro abierto y dos velas–. ¿Qué?

–¿Tienes algo debajo de esa cosa? –señaló la túnica, Seiichi alzó la ceja.

–¿Quieres ver? –Seiichi estuvo apunto de levantarse la ropa cuando Genichirou tomó sus manos y las detuvo.

–N….no….–se apartó y volvió a tomar su lugar, Seiichi se relajo, cerrando sus ojos, y colocó ambas manos encima del libro.

–No podemos apagar el aura pero sí cambiarla de color con un hechizo que encontré en este libro.

–Y decías que no eras brujo –Seiichi abrió uno de sus ojos y le lanzó una mirada fulminante –. Además, no crees que al cambiar el aura de color Kazuya se de cuenta que….

–Cállate, intento concentrarme……además tratamos de cambiar TU aura de color, la mía ya la vio, pero tú eres el que se parece a él –nuevamente se calmó y cerró sus ojos, respiró profundamente–. Esto puede ser doloroso ¿sabes? Dado que en nuestra aura residen los recuerdos.

–¿Recuerdos?

–Vamos a seguir recordando, pero voy a cambiarle recuerdos al aura ¿me entiendes? Por lo que vamos a tener que repasar algunas cosas de nuestras vidas –tomó las manos de Genichirou–. Cierra los ojos, y respira profundamente.

–Esto es estúpido…

–Estúpido será cuando te pegue una patada en el aparato reproductor masculino y te lamentarás no haber podido usarlo más –Seiichi realmente espantaba cuando estaba furioso, Genichirou decidió hacerle caso–. Hmmm….respira…….fuerte…..

–Aaaaaw –inhaló y exhaló.

–Ahí empezarán, los recuerdos más tormentosos………se fuerte Genichirou –apretó las manos.

–Lo seré, resistiré.

–Resiste ¡No me falles Genichirou!

 

…………………………………….

 

–¿Qué diablos es esto? –un hombre abrió la puerta del cuarto de Genichirou para encontrar a su hijo terminando de hacer el amor con Seiichi–. ¿Qué hace este monstruo aquí?

–Él no es ningún monstruo, padre –Genichirou se levantó y cubrió su cuerpo con la frazada de su cama, Seiichi se envolvió con las sabanas.

–¡Has enmasillado nuestro hogar! –gritó el hombre acercándose a pasos agigantados a su hijo, tomándole del brazo.

–¡Seiichi, vete! –Gritó Genichirou–. ¡VETE POR FAVOR!

 

El más joven de la casta de los Yukimura se enredó mejor las sabanas y salió corriendo por los pasillos lo más fuerte que pudo, tropezándose con varias mesitas y masetas en el camino. Kentaro, hermano mayor de Genichirou, comenzó a perseguir al joven por toda la casa para que tampoco se librara del castigo de los Sanada, tenían que purificar esa casa y nada mejor que eliminar a los demonios que se habían apoderado de ella.
Seiichi escuchó los gritos desgarradores de Genichirou mientras era purificado. Kentaro toma a Seiichi de los pelos y lo arrastra, pero el menor de la dinastía Yukimura no iba a llorar por eso, el dolor más grande lo estaba sintiendo su amado.

 

–Es una deshonra para los Sanada –le lanzó un balde de agua con sal a las heridas producidas por un látigo.

–¡AAAAAAAAAAAAAH! –gritó, Seiichi no soportó ver aquello, no iba a dejar que Genichirou sufra así.

–¡DEJENLO, MALDITOS PERROS! –los ojos de Seiichi se nublaron, pudo Kenta Sanada, el padre, ver la oscuridad de ellos.

–¡Vez hijo mio! Mira los ojos de con quien te haz acostado –toma el rostro de Genichirou y éste puede observar la maldad del corazón de Seiichi por medio de sus ojos–. Él te ha seducido y haz caído por ser débil, ahora, déjame purificarte hijo mio, para que no vuelvas a caer en sus garras, esas garras del demonio, de donde vienen todos los Yukimura.

–Se….Seiichi –susurró aterrado el menor de los Sanada.

–No….No Genichirou ¡YO NO SOY NADA DE ESO! ¡No soy un monstruo Genichirou! –no pudo, el verse en esa situación con el moreno le partió el alma, sus ojos comenzaron a derramar las lágrimas más puras y sinceras.

–Se…..Seii….

–¡No lo mires hijo, o volverá a engañarte!

 

Kentaro toma un balde de agua y se lo hecha encima a Yukimura, ni toda el agua del mundo haría que el joven se apartara del demonio, pues él mismo lo era según los Sanada. Genichirou observó como también su joven pareja era torturado. Los gritos no cesaron hasta que Yukimura se violentó lanzándose a Kentaro para ahorcarlo. Genichirou inmediatamente se paró intentando ayudar a su hermano a salir del agarre fuerte de Yukimura.

 

–¡SUELTALO SEIICHI, LO VAS A MATAR! –Gritó Genichirou intentando apartar a su novio, la madre de los jóvenes empezó a llorar a viva voz–. SEIICHIIIIIIII BASTAAAAAAA

 

………………….

 

–Shhhhhh…….–Yukimura intentó calmar a Sanada, el cual comenzó a derramar unas lágrimas por los horribles recuerdos de la tortura que tuvo que padecer–. Aun falta lo peor….

–No puedo más Seiichi, recordar esto, me rompe el alma y el cuerpo –murmuró, aun con los ojos cerrados viendo, dentro de su mente, como Seiichi se fue de la casa, golpeado y pateado por su familia, y él sin poder hacer absolutamente nada.

–Aun falta lo peor, resiste Genichirou.

 

…………………

 

–Estoy embarazado –escuchó resonar la voz en su mente y recordó a Seiichi, unos días más tarde, comunicándole la noticia.

–No…..No puede ser –Sanada intentó buscar una explicación para tener que soportar el ser padre con un chico de 17 años como “la madre”, su familia le mataría si supieran que el compromiso con aquella perfecta dama, se vería roto gracias al embarazo de Seiichi–. Mis padres ya creen que eres el mismo diablo, ¿Cómo hago para decirles ésto? –Paró en seco y preguntó–: ¿Por qué no me lo dijiste antes?

–No sé Geni….no sé que hacer…..–Seiichi abrazó a su novio fuertemente, muy a pesar del dolor de sus cuerpos por la golpiza de hacía días atrás, ambos aun se amaban lo suficiente para continuar escondiéndose–. Quería decírtelo antes, pero tenía que estar seguro que los golpes de tu padre y hermano no me habían afectado el embarazo.

–¿Por qué no….me lo dijiste antes? –nuevamente la misma pregunta que había respondido Seiichi.

–Genichirou ¿qué hago? Mi papá seguro no me dejará quedarme con el bebé ¿qué hacemos?

 

Las lágrimas de Yukimura eran tan sinceras que Genichirou sintió morir, aun faltaba más, más recuerdos.

 

…………………

 

–No puedo, no puedo más –susurró Genichirou apretando fuertemente las manos de su ex pareja.

 

…………………

 

–¿Por qué? ¿POR QUÉ, PAPÁ? –gritó Seiichi, un pequeño vientre se asomaba lo suficiente para ser distinguido.

–Los Sanada son una familia de embusteros, creen que somos demonios y seguramente ese noviecito tuyo no te cree cuando dices que puedes ver cosas que los demás no –habló el padre de Seiichi.

–Padre, ¿qué haremos con el niño entonces? –preguntó Ren, el hermano mayor de Seiichi.

–Dos cosas, o lo abandonas o lo matas, es tu decisión Seiichi.

–¿Q-Qué? ¿Abandonarlo o matarlo? ¿Estás demente, papá? –Seiichi se aferra a su vientre–. No dejaré que le toques un pelo a mi bebé…..por favor, ¡Déjame conservarlo! –se arrodillo a su padre y le pidió clemencia.

–No hijo, es una deshonra para nosotros aceptar un hijo de un Sanada, ese bebé tiene sangre enferma de ellos, no dejaré que te vuelva a tocar hijo mio, ninguno de esa familia volverá a tocarte y nuestro deber como tus padres es protegerte, y eliminar todo lo que te recuerde a él.

–¡No puedes hacer esto! ¡ES TU NIETO! –gritó.

–Por lo que a mi concierne, no tengo nietos…..

 

……………………………….

 

–Se….Seiichi…..–murmuró Genichirou, el joven le tomó una de las manos y la beso, Genichirou sabía lo mucho que su ex novio había hecho para conservar a su hijo.

El aire que los envolvía ceso. Seiichi abrió sus ojos y Genichirou también, el dolor seguía allí.

–Fue más doloroso de lo que pensé –susurró.

–Muy doloroso.

 

Continuará.

Notas finales:

(*) El niño dibujo este kanji → 幸 No sé exactamente el SIGNIFICADO pero dicen que puede ser FORTUNA o FELICIDAD, o al menos así sola. Eiichirou sólo pudo distinguir este signo del nombre de YUKIMURA 幸村

 

La historia de Sanada y Yukimura aun puede ser peor. Ya sabemos que Eiichirou es hijo de Kunimitsu y Syusuke ¿no? Jajajaja bueno ya verán que pasó con eso y porque sus abuelos son los que lo crían y no sus padres.

Aclaro un poco para no oscurecer. Kazuya Minamoto nació el 19 de septiembre como bien se dijo, mide 1.20 mts  (siii, es muy chibi!), y debe pesar poco más de 19 kilos (y es flaquito también). Eiichirou en cambio, nació el 20 de diciembre, mide 1.22 mts y pesa 22 kg.

Chitose puede ver recuerdos en los dibujos, recuerdos muy dentro de la mente del peque, así que puede ser peor todo jajajaja. Gracias x leer. COMENT PLIZ. 

Les dejo imagen de los chibis:

 

Kazu y Eiichan

 

Ya más de grande Kazuya sería así (con ese corte)

 

 

jajaja para que no se queden en lo tierno que luce de Chibi >D Eiichirou de mayor es igual a como es de chibi solo que con razgos más varoniles y mucho más alto.


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