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No soy como tu por estrellafugas

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Notas del capitulo:

Aquí la continuación. y como lo prometido es deuda, tiene Lemon, espero les guste

Le pareció un poco extraño que Diego le mandara un mensaje en medio de una clase, no es que no lo hubiera hecho antes, pero solo lo hacía cuando las cosas eran realmente importantes.

            No lo respondió pero claro que se presentaría. Una cosa es que le pareciera raro pero otra muy diferente que no le hiciera caso, estaba feliz de recibir aquel mensaje del chico al que amaba por lo que, en cuanto la clase se dio por finalizada, casi corrió hacia donde se encontraba el rubio.

            Ernesto era un chico atractivo también, solo que aparentaba un cuerpo mucho más delicado que el de cualquier chico, así que en ocasiones era objeto de burla, aunque él no les ponía atención y los ignoraba olímpicamente. Su cabello era también rubio pero un rubio más obscuro además de lacio, tenía unos ojos verdes cautivadores, sus labios eran ligeramente rosados y tenía una nariz pequeña, usaba lentes, lentes un poco cuadrados pero que al verlo le quedaban perfectamente a su apariencia aunque sin ellos, según Diego, era demasiado provocativo o tentados, por lo que evitaba quitárselo, fuera o no cierto. Era un chico un poco egoísta y orgulloso pero muy decidido en lo que hacía o quería, tanto que en ocasiones caía enfermo, esas veces Diego era quien lo cuidaba, y valla cuidados que le daba.

            No tardó en llegar a donde lo esperaba el rubio, quien no lo vio hasta que este se sentó frente de él. Diego lo observo por un momento, cosa que avergonzó un poco a Ernesto pero no duro.

            -¿Qué ocurre?

            Diego dio un sorbo al jugo que tenía en frente de él, y le ofreció un poco a Ernesto, el cuan no acepto, era vergonzoso frente a todos los chicos que se encontraban ya reunidos ahí.

            -nada realmente.

            Ernesto contemplo al chico un momento, y después le dirigió una mirada casi asesina

            -bueno, de hecho, tengo una salida para mañana, así que no podre verte

            Ante aquello Ernesto se sorprendió y se decepciono ¿A dónde iba?

            -¿Por qué?

            -bueno, han pasado unas cosas y, ya vez, terminamos así.

            -¿es una salida de la escuela?

            -p.o.… podría decirse

            Ante aquella vacilación, Ernesto dudo a lo que Diego le decía, pero al preguntar una vez más, este evadió la respuesta

            -¿Qué me ocultas Diego?

            La pregunta fue demasiado directa pero no la respondió, solo miro a Ernesto a los ojos, y hablo seriamente.

            -no es nada, simplemente es como dije, han pasado unas cosas y, a causa de ellas saldré por un tiempo, no sé cuánto y espero que no sea demasiado.

            Ernesto entristeció un poco, cosa que no paso a desapercibida por Diego que, instintivamente, estiro su mano y acaricio la mejilla del muchacho

            -en cuanto regrese te lo diré, lo prometo

            Ernesto aparto la mano de Diego de su rostro un poco rudo, pero estaba sonrojado por lo que el rubio sonrió.

            -n… no necesito que me lo digas

            -pero, quieres saberlo

            -no quiero

            Diego sonrió y se levantó de su asiento tomando su mochila y sujetando del brazo a Ernesto, arrastrándolo tras de él.

            -Diego, espera, ¿Qué haces?

            -ir a un lugar más tranquilo, ¿Qué más?

            Ernesto volvió a sonrojarse, los lugares solitarios para Diego solo significaban una cosa. Y escogió de nuevo aquel lugar perfecto en que lo habían hecho su primera vez. La enfermería

            -¿Qué hacemos aquí Diego?

            -¿no es obvio?

            -¿y si no quiero?

            Aquello hasta para Ernesto sonó tonto, aunque si asombro un poco a Diego, sabía perfectamente que el muchacho quería pero ¿Por qué lo decía?

            -¿Qué te molesta?

            -nada en realidad

            -¿entonces?

            -es que…

            Ya no supo que decir, aquello le estaba resultando frustrante, ¿Por qué se sentía de aquel modo? Era como si algo en su cuerpo le advirtiera. ¿Qué iba a pasar? Por alguna extraña razón cada vez deseaba menos que Diego se marchara.

            Ernesto estuvo tan metido en sus pensamientos que no noto cuando Diego ya lo había metido a una de las camas y había atrancado la puerta de la enfermería. Solo hasta que sintió como era besado reacciono.

            No se molestó por como Diego lo besaba, se sentía bien, y aquellos besos que le dedicaba eran muy cálidos y dulces. No se separaron, por más que les faltaba el oxígeno, solo era un escaso segundo para recuperarlo y nuevamente se fundían en otro y otro beso, una guerra entre quien dominaba.

            Con movimientos lentos Diego comenzó a desabotonar la camisa de Ernesto, dejándolo minuto después, descubierto del pecho.

            -espera Diego

            Ernesto lo miro intensamente con sus ojos verdes, cosa que excito más a Diego pero se detuvo un momento.

            -no quiero irme sin haberte sentido

            Esas palabras avergonzaron a Ernesto que oculto su rostro sonrojado entre sus brazos mientras sentía como Diego bajaba lentamente por su cuello besándolo hasta su pecho. El rubio se apartó un momento para contemplarlo, mirando sus pequeños pezones tan rozados como siempre, se acercó a ellos y con desdén comenzó a chupar uno mientras que acariciaba superficialmente el otro con sus dedos

            -ha Diego

            Ernesto se excitaba a cada rose que le daba su amante. Cada parte del cuerpo que era tocada por Diego comenzaba a ponerse caliente, tan caliente que no podía soportarlo mucho, así que aparto las manos de su rostro y sujeto el de Diego acercándolo con fuerza casi inhumana a su cara para besarlo, un beso feroz y apasionado

            -pensé que habías dicho que no querías

            -c a… cállate

            Claro que se calló Diego, pero besando nuevamente a Ernesto y esta vez pasando su mano por el abdomen del chico llegando al principio de su pantalón donde se escabullo rápidamente. Ernesto se sobresaltó pero no lo detuvo, dejo que continuara con su camino hasta su destino

            -ya te has excitado

            Diego tocaba ya su miembro erecto acariciándolo levemente. Ernesto lo miro sonrojado, acción que aprovecho Diego para deshacerse de sus lentes.

            -Diego

            Ernesto murmuro su nombre con cariño, pero lo hizo de aquella manera para no sentirse tan avergonzado, realizar aquellas acciones todavía le daban pena pero hacerlo con Diego le hacía gozarlo al máximo.

            Diego continúo masturbándolo amablemente haciendo que Ernesto comenzara a gemir un poco. En lo que el chico se entretenía en aquello, el rubio aprovecho para deshacerse de sus pantalones, dejando a su amante casi desnudo, solo con aquello camisa que cubría sus brazos. Nuevamente paso a su boca besándolo un poco más mientras que con su mano bajaba buscando se entrada, su pequeño agujero que no tardó en encontrar y por el que paso sus dedos por encima para finalmente meterlos uno por uno.

            -ha Di… Diego no ah ha

            Ernesto cerró con fuerza sus ojos mientras sentía como Diego movía sus dedos en su interior, por un lado y por el otro

            -ya estas húmedo aquí

            -¡no digas esas cosas!

            -¿Por qué no? ¿Acaso no te sientes bien?

            -cállate

            Diego movió más fuertemente sus dedos en el interior de Ernesto lo que provoco que emitiera un grito de placer encorvando ligeramente su espalda.

            Los gemidos del chico se hacían cada vez mayores, incapaz de soportar el placer. Sujeto a Diego del cuello, rodeándolo con sus brazos y mirándolo fijamente, o lo más que podía

            -n… no aguanto más p… por favor

            -¿Qué quieres?

            Ernesto se sonrojo desviando la mirada

            -si no me lo dices no sé qué hacer

            -yo… quiero…

            No podía decirlo después de todo, era demasiado. Solo alcanzo a murmurarlo sin que Diego escuchara nada

            -¿Qué?

            -por favor… quiero… la tuya

            Se sonrojo más pero no podía decirlo. Diego sonrió, comprendía perfectamente pero lo veía adorable

            -de acuerdo

            No lo hizo sufrir más. Saco sus dedos del interior de Ernesto para desabrochar su pantalón dejando ver su miembro erecto completamente. No tardo en acomodarse entre las piernas de Ernesto para penetrarlo lentamente cosa que hizo gemir al muchacho placenteramente. Aquella manera en que Diego lo trataba le encantaba porque era dulce a la vez que apasionado, no podía pedir más.

            -Ha ah Diego ah

            -¿Qué pasa?

            -m… mas, por favor

            -¿te gusta?

            -s… si

            Ernesto lo miro, mirada que regreso Diego tiernamente mientras lo besaba y comenzaba a embestirlo con fuerza, llevándolo a su ritmo, dándole placer a Ernesto y a sí mismo. Sintiendo el interior de su bello amante en el que solo el existía. El calor que se proporcionaban mutuamente, el rose de sus cuerpos, aquellas vibraciones en sus pechos.

            -Diego voy a… a correrme… ha ah

            -está bien, hazlo

            Diego lo envistió con mayor fuerza para llegar el también al orgasmo, al éxtasis, al final junto con Ernesto, y así fue. Diego termino primero, corriéndose en el interior de Ernesto, quien, al sentir aquel líquido caliente en su interior no pudo soportarlo más y se corrió también.

            Terminaron juntos, placenteramente.

            Diego salió del interior de Ernesto y se recostó a un lado de él. Ambos trataban de regularizar su respiración

            El rubio paso su mano por el rostro de Ernesto, acariciándolo dulcemente, este lo miro todavía sonrojado por la recién actividad hecha

            -¿estás bien?

            -si

            -eres increíble, como siempre

            Ernesto no respondió pero dirigió su vista hacia la ventana de la enfermería. El cielo estaba completamente despejado. Miro como los arboles eran mecidos suavemente por la briza

            -algún día nos van a descubrir si seguimos haciéndolo aquí

            -¿Qué?

            -sabrán que tenemos sexo en la enfermería

            Diego sonrió, Ernesto estaba preocupado por aquello en vez de lo que dijeran si ambos son hombres

            -eso ya paso

            Ernesto se giró sorprendido mirando a Diego que solo seguía sonriendo.

            -¿Qué dices?

            -ya nos descubrieron, eso digo

            -¿¡y por qué no me lo dijiste!?

            -si te lo hubiera dicho no habrías querido hacerlo

            -¡claro que no! ¿Quién lo sabe?

            Diego callo por un momento, por lo que Ernesto le insistió

            -yo creo que todo mundo

            -¿he?

            -bueno, tenía que evitar que vinieran cuando lo hacemos, no quiero que te vean desnudo

            -esa no es razón para…

            -es una buena razón, ¿acaso crees que dejare que alguien te vea de esta manera? Claro que no ¿Quién me crees para permitir que vean a mi amante así?

            -yo no…

             Ernesto estaba siendo avergonzado de nuevo, ¿Cómo era capaz Diego de decirle todo aquello? Aunque realmente le gustaba que lo hiciera. Ya no dijo más, se giró cubriéndose como pudo con la camisa que traía dándole la espalda a Diego.

            -t… te amo Diego

            Diego sonrió

            -yo también.

Notas finales:

¿Y bien? espero les allá gustado, para al rato o mañana les mando la continuación. En el siguiente episodio Diego por fin estar en aquel mundo mágico, jaja que raro

Hasta otra


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