-¿Sanji?-parpadeo confundido el capitán, sin saber si su nakama aceptaba la petición o no…
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-Está bien, Luffy… no te preocupes ¿si?-respondió, tratando de sonreír a pesar de lo nervioso que estaba en esos momentos
Los demás se fueron retirando, dejando solos a ambos hombres pero con la curiosidad latente y, esperando que Sanji no se molestase, empezaron a espiar tratando de no ser vistos.
-Sanji, sé que no tengo derecho a pedírtelo después de todos estos años y meno aun después de todo lo que te hice pero necesito hablar contigo una última vez, si me lo permites- Mihawk suspiro, mostrando una cara de arrepentimiento y dolor- me entere de lo que te ocurrió, pero necesito escucharlo de tus propios labios… necesito saber que tanto daño recibiste… por favor, Sanji, dame una ultima oportunidad de reparar mis errores… perdóname por favor…- y para sorpresa de todos los demás espectadores el espadachín se arrodillo ante el rubio, bajando la cabeza mientras en su rostro se formaba una expresión de arrepentimiento, dolor y sufrimiento.
Los Mugiwara no se podían creer lo que veían: un hombre tan orgulloso como lo era el pelinegro renunciando a este solo por disculparse… era algo que nunca se habrían imaginado…
Sanji, impactado tanto por sus palabras como sus actos no pudo hacer más que acercarse y ponerse a su altura, hablándole con voz calmada pero algo quebrada.
-No te pienso perdonar… porque tu no me gas hecho nada. Yo soy el que te debe una disculpa por desaparecer de ese modo y no contarte en todos estos años luego de… ese incidente- las lagrimas se hicieron presentes, deslizándose con lentitud por su rostro- pero fui un cobarde, no fui capaz de enfrentarme cuando nos encontramos en el Baratie hace dos años, aun me cuesta hablar de ese tema… aun no he podido superarlo…-y sin mas, rompió a llorar fuertemente- pero nunca te odie, eres una de las personas mas importantes de mi vida... y eso no cambiara nunca…-
Sanji, sin poder resistirlo mas, desvió su vista de esos penetrantes ojos miel, algo avergonzado por mostrarse así de vulnerable, pero no contaba con lo que venia a continuación: sintió unos cálidos brazos rodeándole, abrazándole de forma protectora mientras unas manos acariciaban su espalda intentando calmarle, apoyando su rostro en el fornido y desnudo pecho del espadachín.
El rubio rio, inundado en su recuerdos de su niñez, sintiendo el calor tan familiar de aquel hombre que le sostenía entre sus brazos… aquella sensación que tanto había echado en falta, sentirse protegido y querido por alguien, como aquellas noches frías que pasaba sumido en la soledad antes de conocer a Zeff... aquellas veces en las que había imaginado que sus propios brazos eran los de sus padres, intentando cobijarse de aquel sentimiento tan devastador que aun tenia dentro, que aun llevaba consigo…
Mihawk, por su parte, también se sentía de algún modo igual que el muchacho. Todo ese tiempo le había echado en falta, sintiendo la culpabilidad corroerle cada vez que le recordaba y, aunque no lo admitiese abiertamente, también tenía miedo…
A pesar de que había pasado tantos años haciendo uso de su autoridad como Shichibukai para encontrar alguna pista de su paradero, aun a pesar de haberle encontrado (contando los retrasos por no haberle reconocido en aquel restaurant marítimo y su cartel de búsqueda) no había ido a su encuentro inmediatamente…
Sentía un miedo atroz al imaginarse que Sanji le odiaba, razón por la cual había postergado su eventual visita. Pero al terminar la guerra de Marineford, regreso con el corazón encogido en un puño luego de haber leído en el periódico la derrota de los Mugiwara a manos de Bartholomew Kuma. Aunque para su suerte (o desgracia) Zoro se había topado con el, logrando calmarle luego de explicarle lo que en verdad había ocurrido y el plan de su capitán para volver a reunirles.
Y así, volvieron a pasar dos años más de espera, dos años durante sus dudas habían aumentado hasta casi sofocarle. Pero finalmente, le había encontrado 15 años después de la ultima vez que le había visto; regocijando su corazón al verse perdonado y para su dicha, que nunca le había odiado ni nunca lo haría... que seguía ocupando un pequeño lugar en su corazón como una de las personas mas especiales de su vida…
Por eso al verle desmoronarse ante él no le había importado abrazarle, intentando mitigar su dolor mientras una sonrisa se formaba en su rostro y ligeras lágrimas se deslizaban por este.
Ya no le importaba nada, ni siquiera mostrarse vulnerable ante los miembros de aquella extraordinaria tripulación que desde el inicio les habían estado espiando. No le importaba porque Sanji era el motivo de sus lagrimas de felicidad, el motivo que le habían llevado a sonreír tras largos años utilizando una mascara… mascara que se diluía con cada lagrima que escaba de sus penetrantes ojos henchidos de la mas pura satisfacción.
Porque todo era tal y como le había dicho a Roronoa en su momento, luego de que el chico le pidiera de rodillas entrenar con el. Ahora era capaz de comprender totalmente el significado de sus propias palabras: “cuando un hombre como tu es capaz de agachar la cabeza y tragarse su orgullo, siempre es por alguien mas…” palabras sabias que no le importaba cumplir si era por el chico que se encontraba entre sus brazos…
-Has crecido mucho, Sanji, ya casi no te pareces al enano que solía molestarme cuando se aburría- comento divertido, haciendo especial ahínco en su porte; recordando que cuando este era pequeño adoraba hacerle enfadar por ese motivo, aunque sabiendo a primeras que el muchacho no solo había crecido física sino que también, emocionalmente-
-Jejeje… y tu finalmente te dejaste crecer el bigote- rio, también divertido al ver que ambos recordaban sus antiguos motes- yo también te extrañe mucho… tío…-
Ajenos a esta pareja pero atentos a lo que ocurría, se encontraba a escondidas la tripulación Mugiwara; quienes no podían hallar palabras para expresar lo ocurrido. Robin, dándose cuenta de que era hora de darles a esos dos su privacidad para que pudieran conversar, llevo a sus nakama a la cocina con un rostro tanto o inclusive mas sorprendido que el de los demás.
Al llegar, todos se sentaron en sus respectivos puestos habituales en completo silencio, intentando procesar tal magnitud de información recibida cuando la pelirroja se atrevió a romperlo.
-Sanji-kun y Taka No Me son… parientes… no me lo creo- comento, aun confundida e intrigada-
-Ni yo, navegante-san. Pero creo que espadachín-san sabe algo mas ¿o me equivoco?- pregunto con cara divertida la arqueóloga-
Todos se giraron hacia el peli verde, quien parecía ausente y que no había pronunciado palabra alguna desde que habían entrado en la cocina.
-¿Zoro?- repitió el mentiroso, invitándole a hablar-
El espadachín no contestaba, estaba sumido en sus recuerdos… en aquellos recuerdos que conservada de su tiempo de “entrenamiento” con el pelinegro mese atrás, mas específicamente una conversación que había tenido luego de que Zoro perdiese su ojo izquierdo por culpa de los gorilas de aquella isla…
Tsusuku (o tal vez no xD)